Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ultima hora: Hemos abierto convocatoria para la tercera edición de PROGRAMA FIRE presencial y
online en directo (solo 15 plazas en total). Parcialmente completado.
La volatilidad es la rapidez con que cambian los precios y la magnitud de estos cambios. Mayor
rapidez significa mayor volatilidad, mayor magnitud de los cambios significa también mayor
volatilidad, aunque la velocidad no sea alta.
Si tienes, por ejemplo, una acción en cartera que hace un mes cotizaba a 10 euros, hace 6 meses
estaba a 9,7 euros, hace un año a 9,3 euros y hoy está a 9,8 euros, ya puedes intuir que la
volatilidad será baja porque los cambios de precio a lo largo de un año han sido pequeños. El
precio se ha movido en un rango máximo que no llega al 10% en todo un año.
Ahora supón que todo ese cambio se ha dado en un mes. Aunque los cambios en el precio han
sido los mismos, se han dado en un periodo de tiempo 12 veces menor, por lo que la velocidad de
los cambios en el precio es mucho mayor. La volatilidad es mayor.
También puede darse el caso de que, moviéndose poco el precio, de vez en cuando pase de 10
euros a 13 euros y a los 6 meses estar en 7 euros. El precio se mueve en un rango de precios que
varía un 30%, una variación muy alta y por lo tanto una volatilidad mayor.
Para calcular este riesgo la estadística utiliza un parámetro muy sencillo de medir y calcular; la
desviación típica o desviación estándar.
Si no utilizase el cuadrado, la suma sería cero. Pero al elevar al cuadrado cada diferencia, tenemos
en positivo todas las diferencias (tanto las positivas como las negativas).
Para ver la volatilidad calculamos la varianza, que es la diferencia de cada precio respecto a su
media al cuadrado.
La suma de las 12 diferencias es cero. Por eso se eleva al cuadrado cada diferencia, para hacer
positivas todas las diferencias.
La varianza es la suma de los cuadrados (entre el número de resultados). La varianza son 8,37/12
= 0,69
Ahora simplemente se calcula su raíz cuadrada, para volver a la dimensión del precio. La raíz de
0,69 es 0,84.
La desviación estándar es el promedio de variaciones del precio. Se define como una medida de
«dispersión», cuanto más dispersa más variación y por lo tanto más riesgo y a la inversa.
Este dato por sí solo no nos dice mucho. Para ello la estadística utiliza otra herramienta de análisis;
la función de probabilidad.
Una distribución de probabilidad nos indica en qué rango de precios podemos esperar que se
mueva el precio de un activo con una probabilidad esperada.
Así se puede saber en dónde se moverá el precio respecto a su precio medio con una probabilidad
del 68%, del 95% y del 99,7%.
Para ello solo se utilizan dos datos: la media de los precios y su desviación típica.
El precio tiene una probabilidad del 68% de estar a una desviación de su media. En nuestro
ejemplo a estar entre 11,02 euros (11,86-0,84) y 12,69 euros (11,86+0,84).
El precio tiene una probabilidad del 95% de estar a dos desviaciones de su media. En nuestro
ejemplo a estar entre 10,19 euros (11,86-2*0,84) y 13,53 euros (11,86+2*0,84).
El precio tiene una probabilidad del 99,7% de estar a tres desviaciones de su media. En nuestro
ejemplo a estar entre 9,35 euros (11,86-3*0,84) y 14,37 euros (11,86+3*0,84).
Para los cálculos se suele utilizar el 95% de probabilidades, la segunda opción. Y se sobreentiende
que el 5% no contemplado es despreciable o marginal.
El precio se mueve con «variaciones» que están dentro de ese área, con esa frecuencia.
Desde una perspectiva puramente conceptual, de lógica, los resultados que arroja la estadística
convencional no tienen una causalidad en una gran parte de las ocasiones.
El modelo descrito, que es sobre el que se basa toda la ingeniería financiera, todos los modelos
que se explican en las escuelas de negocio de todo el mundo y todos los productos y modelos
financieros, tiene dos problemas que nacen en sus dos hipótesis de partida:
Los precios no son independientes, así de sencillo. La realidad el último siglo nos dice que lo que
ocurrió ayer influye en lo que ocurre hoy y en lo que ocurrirá mañana. No existirían tendencias, ni
medias, ni expectativas sobre precios que van aumentando o disminuyendo, ni análisis posible.
Sería puro caos. La historia nos muestra las tendencias de forma clara, y cómo tomamos
decisiones en base a los patrones que se van formando a lo largo del tiempo.
La segunda hipótesis es que se distribuyen de forma normal, la distribución normal que hemos
visto. El problema es que la historia nos demuestra que los cambios en los precios no se
distribuyen de esta manera, son mucho más bruscos. De hecho la distribución de las cotizaciones
en los mercados financieros se apartan bastante del modelo oficial.
Los tres pilares sobre los que descansa todo el edificio financiero moderno están sustentados en
estas premisas, originarias del matemático francés Louis Bachelier a principios del siglo XX y
popularizadas entre la profesión económica por Paul Samuelson (para varíar).
Los tres grandes pilares sobre las que descansan el estudio de los mercados financieros, la gestión
del riesgo, valoración y gestión de carteras son:
Todo lo que se da en las escuelas de negocio, consultoras financieras, gestoras etc, está basado en
esto. Hasta los famosos gestores automáticos –“roboadvisors”– que están dándose a conocer
ahora también.
El problema es que hay muchísimo más riesgo. La distribución de precios normal suaviza los
resultados, estos no se mueven de la manera suave del modelo, sino que se concentra una gran
parte en pequeñas variaciones y unas pocas gigantescas destructoras, con mucha mayor
frecuencia de las que predice el modelo estándar.
Y como los precios no son independientes, las pérdidas y ganancias vienen en rachas, donde
quiebran y se hunden los inversores.
Pero esto ya es tema para otro post o incluso un libro.
Si una medida es limitada pero se utiliza es porque ofrece cierta eficiencia en algún sentido. En el
caso de las medidas de riesgo convencionales esto también sucede, nos aportan una información
valiosa en una fracción de segundo. Esto no quiere decir que sean exactas, sino que son valiosas.
Yo mismo las utilizo, todos las utilizamos. En este sentido es muy útil. Por ejemplo cuando decimos
que determinado activo financiero tiene una volatilidad del 30% (medida por su desviación típica)
sabemos que es un activo con mucho riesgo, porque sabemos que los índices de referencia tienen
aproximadamente un histórico de la mitad.
Esto no quiere decir que la volatilidad real sea del 30%, porque en realidad es mayor, sino que
sabemos en un vistazo rápido que ese activo es “demasiado arriesgado”. Esta información es muy
valiosa.
Uno de los parámetros que más utilizamos es el Ratio de Sharpe, que nos dice qué rentabilidad
tienen un activo en relación a su riesgo. Este dato todavía es más completo porque nos da dos
variables en lugar de una y además podemos compararlo mejor.
Espero que este artículo te haya dejado claro cómo se mide del riesgo financiero y su importancia.
Quizá el tema más importante a la hora de invertir y concebirlo como un todo. Solo le darás la
importancia que requiere después de haber invertido largo tiempo y darle vueltas a tus resultados
en el tiempo.
Entiende cómo se calcula el riesgo, porque compromete a toda tu cartera de inversión. Que la
medida infravalore el riesgo es «para nota» así que aquí solo quédate con la idea
https://estrategafinanciero.com/como-se-mide-riesgo-financiero/
Cuatro sencillas maneras de reducir el
riesgo de tu cartera de inversión
por Jorge Segura Deja un comentario / Únete a mi Club
Esto tiene el problema de que nos sesgamos hacia los riesgos que
puedan ocurrir y construir carteras de inversión que pierden rentabilidad
durante años. Cierto. Pero de esta manera nunca abandonas, o las
posibilidades de hacerlo se reducen.
El desafío es combinarlos.
# No te compliques la vida
Hazlo lo más sencillo posible. Cuanta más complejidad, más riesgo
escondido o difícil de controlar. Puedes establecer nuevas reglas, pero
que sean sencillas.