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Después del triunfo en Ayacucho, las sociedades se enfrentaron al dilema de resolver sus

conflictos de forma autónoma, es decir, qué entendían dichas sociedades por ser independientes y
soberanos.

Bolívar empezó a discrepar con los criollos de elite que pretendían manejar el pueblo a su antojo,
sin tener en cuenta a todas las comunidades que conformaban la sociedad, los criollos y Bolívar
tenían visiones distintas de cómo gobernar. Los criollos no buscan concebir una nueva forma de
gobierno, sino adherirse a la política anglosajona, como es el caso de la doctrina Monroe.

La oligarquía criolla pretendía dividir Hispanoamérica para acrecentar su poder político en cada
territorio. Sin embargo, Bolívar tenía una idea distinta, al haber recorrido a caballo casi toda la
extensión americana, el libertador, sabía que las naciones extensas eran más fructíferas, pues
dentro de ellas se concentraba mayor riqueza natural, en cambio al fragmentar en territorios
pequeños, la prosperidad se ralentizaba. Bolívar quería unir las repúblicas en un solo gobierno,
respetando la idiosincrasia de cada una.

Bolívar sabía que era difícil lograr la unión de las naciones americanas debido a los intereses que
estaban en juego, puesto que desde 1810 los criollos se hicieron con el poder de los territorios
liberados y no estaban dispuestos a cederlo para el beneficio del común; pero Bolívar intentó
sensibilizar a las naciones acerca de la importancia de mantenerse unidos ante cualquier invasión
extranjera, así como las ventajas que suponía la unión. Los gobernantes de los países
hispanoamericanos querían beneficiarse cuando fuera necesario de material bélico humano; pero
no querían compromisos permanentes de tratados integraran a los países americanos.

la Gran Asamblea de Plenipotenciarios del Istmo (vínculos históricos de solidaridad)

La doctrina Monroe, en realidad, nació en respuesta a un tratado inglés que reconocía la


autonomía de las colonias latinoamericanas y afirmaba no pretender apropiarse de ninguna
colonia; sin embargo, Estados Unidos tenía otras intenciones, por esto, su presidente, expresó que
los europeos no debían acercarse al territorio americano con el fin de conservar la paz del
continente americano. Esto llegó a oídos de los criollos, quienes creyeron que gracias a la doctrina
Monroe su seguridad estaba garantizada. La llamada doctrina era en realidad una declaración que
no aseguraba la intervención de Norteamérica en caso de que los europeos decidieran tomar una
de las colonias suramericanas. Su propósito real, como puede apreciarse, nunca fue el de defender
el continente americano, en su totalidad, de las posibles agresiones de las potencias europeas,
sino impedir que las naciones de Europa se apoderaran de aquellos territorios de Hispanoamérica
de los cuales ya habían proyectado adueñarse los Estados Unidos: Cuba, Puerto Rico, California,
Tejas, Oregón y Panamá.

Bolívar no estaba de acuerdo con que Estados Unidos fuera parte de la asamblea porque su idea
era reducir la brecha existente entre el norte y el sur del continente.

Nuestras Repúblicas [le diría Bolívar a Unanúe] se ligarán de tal modo que no parezcan en la
calidad de naciones sino de hermanas, unidas por todos los vínculos que nos han estrechado en
los siglos pasados, con la diferencia de que entonces obedecían a una sola tiranía y que ahora van
a abrazar la misma libertad, con leyes diferentes y aun gobiernos diversos, pues cada pueblo será
libre a su modo y disfrutará de su soberanía según la voluntad de su conciencia

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