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05 de mayo del 2017

“Mi ideología es servir, ayudar a la gente”.

En San José de
Cúcuta, el clima
como de
costumbre se
torna soleado, el
viento parece
haber
abandonado a la
ciudad de los
árboles; las calles
del barrio
comuneros
evidencian la
soledad que solo
se produce en la
madrugada o a
esta hora, el
momento de la
siesta matutina
(1:00 pm.).

En este sector, se
encuentra la casa
de “el profe”,
seudónimo con el
que es conocido
entre sus vecinos.
La sala de la
residencia del
educador, está
adornada con un
gran cuadro,
algunos muebles y
un televisor. En
una de las sillas
se ubica él, Bonells Amilo Bernal Chaustre.

Un hombre de tez blanca, de mediana edad y aspecto gentil. Vestido con un polo
gris, pantalón y zapatos negros. Esta sentado observando la escena, dos
estudiantes de licenciatura haciendo labores de periodistas.

Bernal, tiene más de 25 años viviendo en esta casa, sus hijos crecieron y se
marcharon. Tiene dos nietos que según sus propias palabras: “le alegran la vida a
raticos”.
Helio Hernández, uno de los vecinos de Amilo, mencionó: “Es un señor muy
formal, en todo el tiempo que ha vivido aquí, no ha habido ninguna queja, respeta
a los demás y es colaborador”. Asevero Hernández quien dijo tener 40 años de
vivir en esta zona de la ciudad.

Una compañera de Amilo, también opinó sobre él: “Amilo es un gran ser humano,
comparte de lo que tiene para ayudar a los demás, nadie le da nada, es una
persona altruista”. Dijo, Mercedes Tarazona, docente del área de sociales.

La labor docente.
El profe, inclina su cuerpo hacía atrás, cruza los brazos y esboza una sonrisa; está
preparado para relatar su experiencia..

“Soy profesor desde el año 1984”, dijo Bernal. No siempre quiso ser profesor,
Amilo fue estudiante de ingeniería civil en la universidad Francisco de Paula
Santander, tuvo un problema con uno de sus profesores y abandonó los estu dios,
no entro en detalles respecto a las razones del inconveniente. Las paradojas de la
vida, llevaron a Bernal por el sendero de la educación.
“Me salí de ingeniería por un profesor y ahora soy uno de ellos”, menciona entre
risas. El profe, inicio trabajando en zonas rurales, donde el oficio es aún más difícil
por la falta de recursos en los centros educativos; esta experiencia fortaleció su
espíritu y lo convirtió en el ser humano que es hoy en día.
“La docencia no es para todos, esto es una vocación”, aseveró con vehemencia.
Amilo considera que los profesores noveles, se enfrentan a un reto más grande
porque la generación que se está formando es distinta. También cuenta como
varios docentes que conoce, no están conformes con su trabajo. “Todo es una
quejadera, para ellos no existe la parte buena en la educación”, narró el profe
jocosamente. Con 33 años en este oficio, el profe es la voz de la experiencia en
este oficio, considerado como el más desagradecido.
¿Ser docente en realidad es el oficio más desagradecido?
Bueno, yo hago mi trabajo con amor, respeto y paciencia. Tratando de inspirar y
dejar huellas en los estudiantes. Es desagradecido porque el maestro es criticado
por la sociedad aunque sea el mejor, siempre hace algo mal. Los niños crecen y
olvidan quien los enseñó a leer, escribir y sus primeras operaciones matemáticas.
Pero no en todos los casos es igual, tengo alumnos, que ya son profesionales y
aún me saludan en la calle.
Sin duda, al señor Amilo, lo llena de orgullo el saludo de uno de sus estudiantes
que lo recuerda y le cuenta a lo que se dedica en la actualidad; diferentes
profesiones convergen en una sola: la docencia.
A medida que las horas pasan, el ambiente es más confortable tanto para el
protagonista de esta historia como para quienes se encargarán de contarla.
A pesar del arduo trabajo que representa la educación en Colombia, Amilo no
cambiaría su profesión. Dijo que: “Nació para esto”. Las personas que han
convivido con él, dan fe de la persona que es y cómo ha sorteado las pruebas del
destino para continuar en la ciudad, apostando por la niñez de su tierra

Un profe que le pone el alma.


Amilo, es un personaje destacado en su comunidad educativa por ayudar a los
niños de escasos recursos, no recibe ayudas de agentes externos, sus
donaciones son fruto de su trabajo.

Desde el año 1991, Amilo inició un proyecto que prevalece hasta el día de hoy;
aportar para la educación de los niños de escasos recursos. Lleva 26 años en esta
tarea que ha beneficiado a muchos de sus alumnos. Bernal, trabaja en la comu n a
siete de Cúcuta, en la ciudadela Juan atalaya, los estudiantes de los colegios de la
zona pertenecen a los estratos socio-económicos uno y dos. Es común la
deserción escolar en los primeros meses del año por falta de recursos para
continuar en el colegio.
La decisión de poner en marcha las ayudas, nació de su experiencia como
docente. “Es que mi ideología es servir, ayudar a la gente; aparte de que no estoy
de acuerdo con el diezmo de la iglesia. Yo estoy de acuerdo en ayudar a los más
necesitados, como docente yo tengo mu chos alumnos de extrema pobreza, que
los papás no le pueden comprar los uniformes, no le pueden comprar todos los
útiles”. Contó Amilo.
Amilo se considera católico, pero no está de acuerdo con dar aportes monetarios a
la iglesia. Las obras que realiza como cristiano son más significativas que una
ofrenda. Amilo compra útiles escolares y uniformes a los niños más vulnerables
del colegio donde trabaja, de esta forma los estudiantes pueden asistir a clases
teniendo los recursos necesarios para su formación. Estas ayudas, salen del
bolsillo del profe, quien no recibe ningún tipo de apoyo en su iniciativa.
“Debemos ayudar a aquellos que llegan a pedir un plato de comida, un vaso de
agua, aquel que está desnudo, regalarle una mudita de ropa no importa que sea
usada, cubrirle su necesidad”, es el consejo que el señor Bernal emite para todos.
La solidaridad, es el valor que práctica Amilo, realizando esta labor caritativa,
agradece por su trabajo y comparte lo que tiene con quienes no poseen nada.

En el año 1993, ayudo a construir la escuela “El paraíso”, solo en ese momento
contó con la ayuda del doctor Rafael segundo Ramírez Marín y del entonces
director de la cámara de comercio de Cúcuta, de quien no recuerda su nombre; le
donaron mobiliario, ventanas, puertas e insumos para el techo de la escuela.

“Yo soy separado, mis dos hijos están orgullosos de mí. Yo los saqué adelante
para que fueran personas de bien, hoy en día son seres humanos íntegros con
hogares respetables. Por eso trato de brindar mi ayuda a los niños necesitados,
para que en un futuro tengan una mejor calidad de vida”. Comentó Amilo, quien ha
forjado en sus hijos los valores de la solidaridad, el respeto y la perseverancia.

“La educación no se la quita a uno nadie”, dijo el profe como consejo para los
niños. Estudiar asegura un futuro exitoso, si se cuenta con disciplina. Los padres
de familia intentan mejorar la calidad de vida de sus hijos, apoyándolos en el
estudio y cuando no puede, aparecen ángeles en el camino que aportan
desinteresadamente a los niños, el futuro del país.
El sol se opone, las ramas de los árboles se mueven con el anuncio del viento de
una lluvia repentina, nuevamente los habitantes de comuneros cierran sus puertas
para resguardarse de la llovizna, el profesor Amilo, se prepara para calificar los
trabajos de sus pequeños, su labor nunca termina.

Redactado por:
Doris Adriana Piratoba Ortega
Katiuska Estefanía Velasco Cáceres.

Fotografía: Doris Adriana Piratoba Ortega.

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