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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MACHALA

Calidad, Pertinencia y Calidez

FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS

INGENIERÍA AGRONÓMICA

ESTUDIANTE:

MARCOS SIGUENCIA msiguenci1@utmachala.edu.ec

DOCENTE:

ING. ULLAURI ESPINOZA MARCOS ANTONIO, MS.

ÁREA:

Agronomía

ASIGNATURA:

ENTOMOLOGIA APLICADA

PARALELO: “A”

Tema:

Manejo Integrado de Plagas

EL ORO – MACHALA

2019
Manejo Integrado de Plagas
El manejo integrado es un enfoque de control de plagas que busca armonizar la eficiencia
en el combate, la responsabilidad socio-ambiental y la productividad. Existen muchas
formas de definirlo, pero todas se enfocan en el uso de herramientas de control que buscan
minimizar las pérdidas de un cultivo mediante el conocimiento científico, el apoyo
tecnológico y el sentido común de los productores.
Históricamente, es un término establecido desde la década de los 70 (Geier, 1970), aunque
ya desde la década de los 50 muchos entomólogos y biólogos introdujeron la
aproximación del control de plagas basados en conocimientos ecológicos. La aparición
del libro “La primavera silenciosa” de Rachel Carson (1962), que exponía muchos efectos
adversos del uso de los plaguicidas químicos en el medio ambiente y la salud humana,
fue un impulso definitivo para cambiar los paradigmas en torno a la vía de controlar los
insectos y las enfermedades de los cultivos.
El manejo integrado de plagas (MIP) no es un término nuevo, pero si ha cobrado mucha
importancia en las últimas dos décadas debido a los retos ambientales que suponen la
alimentación mundial, la generación de empleos agrícolas, la protección del trabajador y
el consumidor final, la reducción del área agrícola y los riesgos de intoxicaciones o
contaminación de fuentes de agua. Además, luego de casi 50 años, son muchas las
experiencias exitosas generadas en diferentes partes del mundo y en diversos agro-
ecosistemas (Parsa et al., 2014; Owen et al., 2015; Lefebvre et al., 2015). Y las
experiencias no exitosas, han contribuido con la mejora y adaptación de los muchos
planteamientos e ideas acumuladas.
Una definición concreta y de las más aceptadas a nivel mundial, se da por la Organización
Internacional de Control Biológico (OICB, por sus siglas en inglés), donde se dice que
MIP es “El uso de todos los métodos de defensa económicos, ecológicos y toxicológicos
para mantener los organismos nocivos bajo niveles de daño económicos mientras que se
hace énfasis en la explotación consiente de factores de control natural” (Boller y
colaboradores, 1999).

Extensión del MIP al MIPE y concepto actual


La FAO conceptualiza actualmente el manejo integrado de plagas como “la cuidadosa
consideración de todas las técnicas de control disponibles y la subsecuente integración de
medidas apropiadas que desalienten el desarrollo de poblaciones de plagas y mantengan
el uso de pesticidas y otras intervenciones a niveles económicamente justificados y
reducidos o minimizados los riesgos a la salud humana y el ambiente. El MIP enfatiza en
el crecimiento de un cultivo saludable con la menor disrupción posible hacia el agro-
ecosistema y alienta los mecanismos de control natural de plagas” (OMS/FAO, 2015).
Inicialmente el “manejo integrado” fue dirigido hacia el control de plagas, pero conforme
han pasado los años este concepto se ha ido extendiendo también hacia el combate de las
enfermedades en los cultivos. De forma que actualmente muchos investigadores prefieren
hablar de MIPE (manejo integrado de plagas y enfermedades) para mostrar un enfoque
más amplio que integre estos dos aspectos de la producción (Ciancio y Mukerji, 2010).
De esta forma podemos hablar de Manejo integrado de plagas (MIP) o manejo integrado
de plagas y enfermedades (MIPE).

¿Por qué hacer MIP?


Existen muchas razones por las cuales se debe implementar un sistema MIP en un cultivo.
Estas se pueden agrupar en motivaciones, económicas, sociales y ambientales.
Aparte de las anteriores, cada agro-ecosistema y cada productor podrán encontrar otras
razones y ventajas para implementar MIP dentro de su cultivo.

¿Cómo se hace MIP?


El Manejo integrado inicia con el conocimiento de las plagas y enfermedades por parte
de los agricultores y los técnicos agrícolas o extensionistas. Conocer con detalle el agente
causal de una enfermedad o un insecto es la clave para determinar las estrategias de
control a implementar. Estos conocimientos deben buscarse ya sea mediante la
observación, la experimentación, o la consulta con expertos.
El proceso para establecer el MIP consta de cinco etapas, cada una con igual importancia.
La primera es una etapa de prevención, donde se establecen medidas que busquen que la
plaga o la enfermedad se establezcan dentro del cultivo y que éstas encuentren un
ambiente adecuado para su reproducción y diseminación.
Una vez que se comprueba la presencia de la plaga o el agente causal de la enfermedad
se debe establecer un sistema de monitoreo que permita conocer los niveles de presencia.
Acá es importante hacer uso de los umbrales de daño económico que han sido
establecidos por los expertos o los que se han determinado con base en la experiencia del
agricultor.

Los datos del monitoreo sobre la base del proceso de toma de decisiones. Es en este paso
donde se decide qué estrategia de corrección se puede aplicar en el caso de que los
umbrales hayan sido sobrepasados, o en caso de que se tenga evidencia para la predicción
e importantes daños en el cultivo.
La intervención corresponde con la serie de actividades de control que se hacen para que
el nivel de la plaga o la incidencia de la enfermedad vuelvan a estar bajo el umbral de
daño económico. Dependiendo de estos niveles la intervención debe ser más o menos
rigurosa. Es importante mencionar que la intervención puede contemplar el uso de
agroquímicos, pero que está no es la única herramienta disponible.
El último paso es la evaluación de la efectividad de las medidas de intervención realizadas.
Generalmente se realice un nuevo monitoreo para determinar el éxito de las actividades
de control ejecutadas. Esta etapa de verificación determina si se deben realizar nuevas
medidas de control o se regresa a las medidas de prevención.

Estrategias integradas para el combate


Existen una serie de herramientas que el agricultor puede usar para establecer un
adecuado manejo integrado en su cultivo (Stenberg, 2017). Estas se pueden agrupar en
diversas estrategias de combate, que varían en su grado de impacto en el agroecosistema.
Es importante recordar que una de las ideas fundamentales del MIP es que el uso de
agroquímicos sea el último recurso en utilizarse, por cuanto sus efectos y riesgos son más
altos que las demás estrategias. Esto significa que el uso de estos insumos debe ser una
decisión adoptada por los productores en un marco de responsabilidad social y ambiental,
y en procura de su estabilidad económica.
Las opciones de herramientas son amplias y de muy variada naturaleza; y no se limitan a
las mostradas en la siguiente lista. Además los mismos agricultores pueden utilizar sus
propias técnicas basados en la experiencia y en la observación del comportamiento de
todos los elementos de su sistema productivo.

El Manejo integrado de plagas y enfermedades ha demostrado a lo largo de los años su


efectividad en el control de los problemas fitosanitarios, en la sostenibilidad ambiental y
en la productividad. Si camina de la mano de conocimientos técnicos, científicos y
tecnológicos adecuados es una vía para lograr las metas productivas de los agricultores,
a la vez que se cuida la salud de los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente.
Bibliografía
 Boller, E. F., El Titi, A., Gendrier, J. P., Avilla, J., Jörg, E., & Malavolta, C.
(1999). Integrated production: principles and technical guidelines. OILB. SROP.
OICB.
 Carson, R. (2002). Silent spring. Houghton Mifflin Harcourt.
 Ciancio, A., & Mukerji, K. G. (Eds.). (2010). Integrated Management of Plant Pests
and Diseases. Springer.
 OMS/FAO. (2015). Código internacional de conducta para la gestión de plaguicidas.
Roma. 41P.

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