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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria,
Ciencia y Tecnología Universidad
Nacional Experimental de la Seguridad
PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN AVANZADA EN SEGURIDAD
CIUDADANA

INVESTIGACIÓN ORIENTADA A LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS SOCIALES

REALIZADO POR:

LUIS JOSE LOZADA


JUAN CARLOS CARDOZO
LUIS VILLALBA
DERBIN MEDINA
HEDER JASPE
ALEXANDER SALAZAR
INTRODUCCIÓN

El presente trabajó tiene por objetivo enmarcar a los problemas de sociales dentro
del marco referencial de los problemas más sociales al mismo tiempo que recalcar las
diferencias entre un tipo y otro de problemas.

La investigación social parte de la necesidad de plantear soluciones a los problemas


sociales en el contexto de nuestra realidad pluricultural que busca construir respuestas a las
diversas formas como se construye el conocimiento a partir de la problematización que tiene
como base la heterogeneidad cultural en base al encuentro de saberes que se produce entre
educandos y educadores.

Cuando se ha discutido las características de la investigación en ciencias sociales,


ésta mayormente, se ha basado en diagnósticos y contemplaciones de la realidad, en
el proceso actual no sólo basta describir la realidad que implica analizar datos y hechos, sino
que debemos establecer las generalizaciones empíricas, que nos ayudarán a explicar la
realidad mediante las teorizaciones; estos elementos nos deben ayudar a predecir los
comportamientos de los fenómenos educativos y establecer los pronósticos dentro del límite
de las probabilidades, en un sistema abierto, contradictorio, integrado por muchos
componentes y multidimensional que asume las características de los factores internos
como el nivel y carácter de la nutrición, el nivel de maduración neurológica,
las características del proceso endocrino, el estado emocional y las características de las
inteligencias, fenómeno que no deben estar sujetas a un determinismo rígido y univalente,
constituido por un proceso dialéctico y multicondicionado las que se convierten en
regularidades que se manifiestan en tendencias ,formando un sistema de principios,
categorías y metodologías que deben orientar estratégicamente a los nuevos paradigmas que
permitan construir las nuevas alternativas.
DESARROLLO

Al hablar de problemas y obstáculos se alude a factores que en mayor o menor


medida bloquean el desarrollo de soluciones científicas y tecnológicas que satisfagan
las necesidades de desarrollo social. Y, al hablar de desarrollo social, hago referencia
a una visión colectivista de la sociedad y de las relaciones económicas, aquella visión
no piramidal, no competitiva, que aboga por la inclusión de

las grandes masas desposeídas en la dinámica productiva y que se opone a esa


otra visión individualista, excluyente, según la cual el esfuerzo individual y el
retroceso de los demás es el secreto para ascender en la pirámide social donde, en el
vértice, están los pocos que tienen mucho y, en la base, están los muchos que tienen
poco o nada.

Los problemas sociales que estudiamos en esta especialización tienen su enfoque en


una sociedad compleja, fragmentada y cambiante, que podemos describir como una sociedad
calidoscópica, en la que las culturas globales se mezclan con múltiples subculturas locales y
los ejes de desigualdad se ramifican y extreman.

Este crisol de culturas evoluciona en el tiempo y en el espacio de forma que las


culturas globales penetran en las locales de forma conflictiva y transformando las formas
típicas de identificación de los iguales y los diferentes así como los referentes valorativos
principales.

Por su parte, la desigualdad social se presenta no como una tarta de milhojas producto
de una estratificación ordinaria y simple, fundamentalmente económica, sino como una
estrella de nieve producida por una multisegmentación bipolarizada que desequilibra y
reclasifica los estatus sociales afectando al corazón del mismo concepto de ciudadanía.

En este tipo de sociedades, los investigadores sociales nos encontramos con


problemas concretos pero complejos y de múltiple etiología que afectan de forma muy
diferente a unos y a otros miembros de la sociedad para la que trabajamos. Hay problemas
como los relacionados con el empleo, la educación, la salud, la vivienda, la seguridad
ciudadana, la convivencia, la soledad, etc. Al percibirlos, con una intensidad generalmente
amplificada por los medios de comunicación social, los propios investigadores sociales
reaccionamos pensando y ofreciendo soluciones, mediante la intervención social o
institucional, sin pararnos a analizarlos en profundidad, sin comprenderlos, como si
estuviésemos apagando fuegos. Parece como si tuviéramos que actuar antes de pensar.

Sin embargo, como investigadores abemos que resulta imprescindible no dejarse


llevar por el ansia de intervenir y solucionar los problemas según aparecen. Es necesario
analizarlos y explicarlos antes de elegir las posibles políticas de intervención social o
institucional que pudieran ser aconsejables.
Si lograran minimizarse esos factores, la Investigación constituiría una herramienta
poderosa para avanzar hacia una sociedad independiente, autosustentada, justa y, en fin,
desarrollada. Creo firmemente en que no hay desarrollo si sólo lo disfrutan unos pocos y que
la independencia y la soberanía de las sociedades dependen de sus mecanismos de
inclusión/exclusión. La investigación científica y social debe tomar partido frente a ambos
mecanismos. En esta intervención se asume como “obstáculo” todo aquello que se pliega a
los factores individualistas y competitivistas de exclusión social y se sugieren fórmulas de
superación que conduzcan a una Investigación Social orientada al desarrollo amplio,
incluyente, en los términos ya reseñados.

LOS OBSTÁCULOS ORGANIZACIONALES

Hay muchas deficiencias en la producción de investigaciones que suelen ser


atribuidas a los individuos, cuando en realidad derivan de las mismas instituciones y de
ciertas configuraciones organizacionales.

Citando ha Valarino 1991, uno de los ejemplos más claros es el llamado “Síndrome
TMT” (Todo Menos Tesis), que luego derivó en muchos otros “síndromes” (TMTA: todo
menos trabajo de ascenso, TMI: todo menos investigación, TME: todo menos Extensión,
etc.) y que hasta llegó a considerarse un problema médico, no metafórico, con etiología,
terapia y contraindicaciones (por ejemplo, Salinas, 1998). Aparte del contrasentido de
llamarlo “síndrome”, ya que no se trata de ninguna enfermedad, no suele ser el sujeto el
responsable de no hacer una tesis, sino las complicadas trabas institucionales, tanto
burocráticas como curriculares.

En todo caso, si habláramos de “síndrome TMT” en sentido metafórico, es a la


institución a quien debería aplicársele y no al individuo. Examinando de cerca los factores
que intervienen en la deserción de la tesis, vemos que casi siempre se debe a la total
desvinculación entre la carga académica y la tesis, lo que se refleja en el hecho de dejar para
el final la producción de la misma, cuando ya el tesista se halla en la más profunda soledad
académica: sin compañeros, sin profeso- res, sin ambiente de trabajo, sin recursos
bibliográficos y acosado además por las incoherencias e intransigencias de cierto tipo de
evaluadores, refiriéndonos en este sentido a determinados comités de trabajo de grado,
profesores de metodología, asesores metodológicos y a un particular conjunto de burócratas
que actúan más como Torquemada en la Inquisición que como colaboradores.

Probablemente el obstáculo madre es la función de profesionalización que tienen


todavía nuestras instituciones de Educación Superior y de Postgrado. Esa función se implantó
en Latinoamérica en aquella época del cambio de países campesinos a países urbanos, cuando
la industria y la empresa privada dejaron de necesitar fuerza bruta o trabajo sanguíneo y
comenzaron a requerir de personal calificado. Proliferaron entonces las instituciones de
educación superior con la función de suplir al sector empresarial de mano de obra barata. Si
bien al principio los egresados de educación superior tenían una remuneración aceptable y
hasta ventajosa, de lo cual surgieron nuestras clases medias latinoamericanas, con el paso del
tiempo la oferta universitaria superó la demanda empresarial y las remuneraciones llegaron
a niveles inaceptables, hasta el punto de que actualmente se tiene mucho mayores ingresos
como taxista, por ejemplo, que como profesional de tercer nivel. Con el objeto de compensar
el desequilibrio oferta/demanda, surgieron los postgrados, primero las especializaciones y
maestrías y luego los doctorados, los cuales han sido una verdadera explosión especialmente
en las universidades privadas, que, según su conocida actitud, vieron allí una oportunidad de
negocio. Últimamente están surgiendo los postdoctorados, de los cuales no sabemos todavía
si responden a genuinas necesidades sociales o a simples vanidades académicas, personales
y grupales dando a entender que esto está más asociadas a la Burocracia que a la Academia.

Pero, aun con todo eso, no se logra superar el desequilibrio entre la oferta de
profesionalización y la demanda empresarial, de modo que nuestras instituciones de
educación superior se hallan desvincula- das del desarrollo social y, unas más que otras,
constituyen organizaciones anacrónicas, con un completo agotamiento de su función
profesional, pero nótese que todavía la calidad universitaria se mide exclusivamente
mediante la relación entre ingresos y egresos de estudiantes.

El panorama resulta aun peor si se considera que los contenidos curriculares que
funcionan como motor de la profesionalización casi siempre son importados de los grandes
centros de investigación de los países desarrollados y vienen empaquetados en libros y
manuales de las grandes editoriales universitarias (McGraw-Hill, serie Schaum,
Brooks/Cole, Eudeba, etc.). Muy raras veces el curriculum incluye contenidos derivados de
investigaciones criollas. Y, para colmo, dichos contenidos suelen ser transmitidos
dogmáticamente, sin mostrar que todos ellos son productos de la investigación científica y
ocultando el proceso investigativo que los generó. De ese modo, la profesionalización no
sólo se impone groseramente, sino que anula la función investigativa, de donde se deduce
que nuestras instituciones universitarias no merecen el término Academia, simplemente
porque están lejos de serlo obviamente, tampoco nosotros merecemos el calificativo de
Académicos; menos que eso, somos más bien entrenadores o instructores.

Esto tiene muchas implicaciones. Una de ellas es que las organizaciones de educación
superior se convierten así en el más fino instrumento de dominación y subdesarrollo, ya que
toda dominación comienza por los conocimientos y tecnologías: el perfil de nuestros
egresados de tercero, cuarto y quinto niveles no responde a nuestras realidades
latinoamericanas sino a realidades extranjeras. No manejan cuerpos de experticias que
resuelvan los problemas de nuestros propios países o, dicho al revés, trata- mos los problemas
de nuestros países como si fueran los problemas de aquellos países extranjeros de los cuales
importamos los esquemas de experticias. Nos convertimos así en sociedades controladas
desde afuera, por vía de las instituciones de educación superior, aliadas al constante
bombardeo de los grandes medios masivos de comunicación, no es casualidad que en los
países donde recientemente surgen gobiernos de izquierda, aunque ello no pase de las
apariencias, sean precisamente las universidades las más fuertes opositoras, al lado del alto
clero, de los países invasores, de los estratos más pudientes y el pensamiento mezquino en
general.

CARACTERIZACIÓN DE LOS PROBLEMAS SOCIALES


De acuerdo con una de las definiciones clásicas un problema social es "una condición
que afecta a un número significativamente considerable de personas, de un modo considerado
inconveniente y que según se cree debe corregirse mediante la acción social colectiva.

De esta misma manera se recalcan cuatro dimensiones:

Primero "una condición que afecta a un número significativo de personas". Esta


dimensión es la que la caracteriza como problema social y la distingue de los problemas
individuales y de los problemas grupales. El planteo de la condición lleva a preguntarnos qué
actores que padecen la situación, quienes la denuncian y cuales tienen algún interés en que
la condición no se modifique.

Segundo "De maneras consideradas indeseables". Esta condición debe ser


considerada perjudicial "para un número considerable de personas" que puesto en otros
términos y significando otras tradiciones técnicas al respecto se puede plantear como una
significativa discrepancia entre en un estándar de deseabilidad y alguna situación real
observada como problemática.

Tercero la creencia en que es posible la solución mediante la acción colectiva".


Horton et al plantean que se debe visualizar algún tipo de conocimiento tecnológico
disponible que permita formular un conjunto de propuestas de solución alternativas, que
probablemente encarnarán las visiones, creencias e intereses de los diversos actores
involucrados.

Cualquier situación de discriminación racial, religiosa o sexual es considerada un


problema social, en tanto cuanto en esa sociedad tiene suficiente predicamento una visión en
la cual todas las personas tengan igual oportunidad, independientemente de la raza a la que
pertenezcan, la religión que profesen o no profesen y su sexo. Los problemas sociales se ven
modificados en el tiempo, sea porque los estándares de deseabilidad sean más exigentes por
un crecimiento de la conciencia colectiva o a la inversa porque una política deliberada o no
reduzca las aspiraciones y expectativas.

La dinámica de los problemas sociales puede mostrar transformaciones positivas de


las condiciones indeseables o las mismas pueden sufrir un deterioro que agudice el problema.
Aquello que en un momento pudo no ser considerado un problema lo puede ser más adelante,
como sería el caso de la igualdad de oportunidades laborales para varones y mujeres si
observamos la evolución del tema a partir de comienzo de este siglo, y así se podrían citar
problemas que dejan de serlo y otros que aparecen por la modificación de algunos de los
términos de la relación estándar de deseabilidad y condición de la realidad observada.

Esta dinamicidad se podría graficar de la siguiente manera:


Crecimiento de la

ciones y expectativas

Transformar la realidad para


superar el problema social.

Agudización de la problemática
sociales

Este carácter dinámico y socio-político de los problemas sociales, se puede entender


mejor aún si se introduce el concepto de "cuestión socialmente problematizada". Como
afirman Oszlak y O'Donnel, "ninguna sociedad posee ni la capacidad ni los recursos para
atender omnímodamente todas las necesidades y demandas de sus integrantes... solo algunas
son problema tizadas, en el sentido que ciertas clases fracciones de clase, organizaciones,
grupos o incluso individuos estratégicamente situados creen que puede y debe hacerse "algo
al respecto" y están en condiciones de promover su incorporación a la agenda de problemas
socialmente vigentes."

Llamamos “fenómenos" a estos asuntos (necesidades, demandas) socialmente


problematizados. Todo fenómeno atraviesa un ciclo vital que se extiende desde su
problematización social hasta su resolución. Durante su existencia, diversos actores se ubican
a favor o en contra del surgimiento de la cuestión; toman posición frente a la misma. Una
cuestión social se caracteriza por capturar la atención de la población; tienen prensa y es
noticia; generando preocupación pública y controversia, a veces lleva a la acción colectiva.
Para que un problema se convierta en una cuestión social generalmente ocurre una secuencia
que se podría caracterizar de la siguiente manera:

En primera instancia ocurre una redefinición de la situación. Ello implica que las
dificultades que se percibían aisladamente son redefinidas como problemas compartidos, que
son ocasionados por la acción o inacción de grupos sociales; es decir que se los suele ver
como series faltas a la justicia.

En un segundo momento el descontento se focaliza en algunos aspectos salientes de


la problemática y en algunos puntos de la solución.

En tercer lugar se logra capturar la atención pública, generalmente a través de los


medios masivos de comunicación, mostrando la importancia o dramaticidad del problema.

En cuarto lugar se forman grupos de presión que se estructuran y organizan para


superar la indiferencia y la oposición; en muchos casos, estos grupos se convierten en
movimientos sociales.

Cuando la tercera etapa está en vías de pasar a la última mencionada es que se puede
decir que un problema se ha convertido en una cuestión socialmente problematizada para la
cual comenzará el debate respecto al tipo de política social a formular y a los programas y
proyectos a desarrollarse para la superación, el control o la minimización de los efectos
negativos que se desea controlar.

Muy probable que los problemas sociales que se convierten en cuestiones socialmente
problematizadas para las cuales se formulen políticas, sigan un proceso o ciclo que pase por
un período de gran creatividad y desarrollo, luego por un proceso de creciente
institucionalización-profesionalización, para posteriormente entrar en una etapa de
burocratización, clientelismo reducido y rutinización. A modo de síntesis podemos decir que
no todo problema social se convierte en una cuestión socialmente problematizada, así como
tampoco toda fenómeno socialmente problematizada se traduce en una política social con
una definición de objetivos, un sistema legal, una estructura organizativa y un conjunto de
mecanismos y dispositivos que establezcan con claridad los estímulos y desestímulos
necesarios para inducir los comportamientos deseados y una clara evaluación de efectos. Por
lo tanto es muy posible que exista un sin número de problemas sociales, quizá muy
importantes a los cuales no se les presta atención.

Para que los problemas sociales atraigan la atención de un número significativo de


personas, algo especial debe ocurrir, sea esto una catástrofe (como los problemas de las
centrales atómicas), el surgimiento de un movimiento social que articule la demanda de los
grupos que padecen, la situación problemática o cualquier otro evento que conmueva la
opinión pública.

Bajo el nombre de problemas sociales se pueden ubicar un sin número de situaciones


de las más diversas, como pueden ser entre otras, pobreza, desempleo, violencia familiar,
drogadicción, crimen, relocalización forzosa, analfabetismo, explotación laboral, alienación,
abandono de menores, tortura, déficit habitacional, desnutrición infantil, entre otros. Esta
lista puede convertirse en voluminosa y no sabríamos con seguridad qué tienen en común si
no hiciéramos un esfuerzo por intentar, en primer lugar un esquema clasificatorio.

Definir una política social requiere también el abordaje, a partir de una tipología tan
compleja como la realidad misma de los problemas sociales, sean estos percibidos o no como
cuestiones sociales relevantes por el conjunto de la comunidad. En este sentido, cabe
considerar que no siempre los niveles de conciencia política y comunitaria sobre la
problemática social, se corresponden con la verdadera incidencia del tema. Existen
cuestiones socialmente relevantes, porque cuentan con una alta preocupación social y con el
accionar de diversas formas de presión, sobre las estructuras decisionales y otras, igualmente
importantes, que están marginadas de la preocupación colectiva.

Así por ejemplo, la baja cobertura de las jubilaciones y pensiones, asume la dimensión
de una cuestión social relevante y no lo es, la minusvaloración del anciano en la sociedad y
su creciente exclusión del medio familiar. En este marco, una tipología de los problemas
sociales, puede formularse en los siguientes términos:

CARENCIALIDAD

Por problemas sociales de carencialidad estamos definiendo a todas aquellas


situaciones de insuficiencia de satisfactores de necesidades que pongan en peligro la
supervivencia del ser humano, a corto o mediano plazo, o que produzcan una condición
orgánica de deterioro que afecte las posibilidades de un desempeño autoválido.

En este conjunto de problemas se suele incluir las necesidades de alimentación,


vivienda, vestimenta, atención de la salud, etc. Como en la mayoría de los tipos de problemas
sociales, los de carencialidad no necesariamente presentan una situación de congruencia sino
que por el contrario, se presentan en configuraciones multidimensionales no azarosas, en las
que por lo tanto se pueden delinear diversos perfiles de carencialidad, dependiendo de las
situaciones contextúales, los desarrollos históricos específicos y las estrategias de
supervivencia de los actores que padecen el tipo de configuración de carencialidad y la de
aquellos que más se benefician con la misma.

VULNERABILIDAD

Por problemas de vulnerabilidad estamos haciendo referencia a aquellas situaciones


de riesgo potencial al que pueden verse expuestos diversos incumbentes de roles críticos,
que, por razones de cambios en el -ciclo vital o de cambios tecnológicos de la naturaleza del
proceso de trabajo, o de cambios recurrentes en los ciclos de la naturaleza, pueden cambiar
sus condiciones de vida, convirtiéndolas en más desfavorables. En ese sentido problemas
relacionados al ciclo vital podrían ser la situación de menores abandonados, como la de los
ancianos que, de ser autoválido, incrementan progresivamente la posibilidad de adquirir
crecientes grados de minusvalidez.

Los cambios tecnológicos pueden ser generadores de problemas típicos del


desempleo tecnológico, ciertos roles ocupacionales están más asociados a serios accidentes
de trabajo o de precariedad en materia de higiene laboral. Los cambios recurrentes de la
naturaleza pueden generar problemas vinculados a catástrofes, como las inundaciones,
terremotos, ciclones, etc. El tabaquismo o el alcoholismo es fuente de vulnerabilidad
potencial, al igual que todos los otros problemas señalados, en tanto y en cuanto puedan poner
en peligro las bases de supervivencia física, social o cultural.

PARTICIPACION SOCIAL

Nos estamos refiriendo a problemas sociales referidos a la modalidad e intensidad de


la participación considerada indeseable. La problemática en cuestión se plantea en relación a
la naturaleza de la trama de relaciones sociales y a las estructuras vinculares que afectan las
necesidades de sociabilidad consideradas deseables por un número significativo de personas
en un momento dado. El tema dominante es el de la exclusión, la integración forzosa o el de
la participación o el aislamiento o la marginación social. Varios problemas sociales son
vinculables directa o indirectamente, como pueden ser: los problemas de discriminación
social de los más diversos grupos o categorías sociales, sea por roles sexuales (como el caso
de la mujer), sea el de grupos étnicos, religiosos, ocupacionales, etc. Los problemas de
aislamiento, como el de los ancianos que ven debilitarse crecientemente sus tramas
vinculares, los ex-convictos o de cualquier otro grupo socialmente estigmatizado.

Ej: enfermos de SIDA y otras enfermedades.

Los problemas de participación forzosa, como aquellos vinculables a sistemas de


organización laboral de tipo plantacional, o la vinculación a sistemas de privilegio que
vulneran elementales principios de equidad o formas de participación en instituciones totales,
como los institutos de menores y sus consecuentes formas de institucionalización, que
dificultan formas de inserción laboral y familiar adultas, etc.

PROBLEMAS SOCIALES VINCULADOS A LA IDENTIDAD

El concepto de identidad es elusivo y difícil de definir, a pesar de ser frecuentemente


mencionado para referirse a una situación que se considera comprensible por sí misma. No
obstante, los elementos más distintivos son, por un lado, los de unidad y continuidad
histórica. Como problema social, no es de aquellos que sean más frecuentemente tratados en
la litera tura, pero no por ello carecen de existencia y tienen consecuencias extremadamente
perjudiciales para los grupos que han sido objeto de diversas formas de expropiación de la
misma.

Este grupo de problemas sociales tiene relación con temas como el desarraigo de
grupos migrantes, el impacto de los grandes emprendimientos sobre los grupos poblaciones
y las consiguientes relocalizaciones poblacionales, o los problemas de aculturación forzosa
ejercida por mayorías sobre minorías o por grupos más poderosos sobre grupos con mucho
menor poder relativo. Pero también tiene que ver con situaciones familiares por ejemplo
cuando en una sociedad la tasa de separaciones y de constitución de nuevas parejas se
incrementa notablemente aparece el tema de "los tuyos, los míos y los hijos nuestros" es otra
forma de manifestación de los problemas vinculados a la identidad.

LOS OBSTÁCULOS AXIOLÓGICOS

Finalmente en este punto es donde se generan numerosos obstáculos para una


investigación social orientada al desarrollo masivo de los valores, la de los sistemas
preferenciales que están internalizados en las mentes individuales y grupales tanto de
académicos como de administradores de instituciones académicas. Estos valores o sistemas
preferenciales son tan poderosos que crean actitudes y disposiciones de acción que resultan
estables y que, al final de todo, son los que generan los obstáculos organizacionales arriba
reseñados.

Se puede distinguir, como hemos narrado en el presente entre una concepción,


Individualista de la sociedad y una concepción Colectivista. No se maneja el mismo sentido
para esos dos términos, en este caso, el Individualismo supone una visión piramidal de la
sociedad, un espacio en el que las personas luchan por ubicarse en el vértice, donde cada vez
caben menos personas, pero donde hay más privilegios, sobre la base del mecanismo de la
Competitividad, aquel mecanismo según el cual el propio progreso depende no sólo de
conquistar espacios ascendentes sino también de que los demás competidores se estanquen o
desciendan. Es decir, la competitividad supone el valor de la trampa, del engaño, de las
apariencias y de las argucias, más que de los verdaderos méritos.

El Colectivismo, en el lado opuesto, supone una visión rectangular de la sociedad, un


espacio en el que todos tienen las mismas oportunidades y en el que no hay que competir,
sino que el propio progreso depende del progreso de los demás.

El mecanismo que interviene en esto es la Cooperación, la colaboración, el esfuerzo


compartido por llegar todos a una meta. Un ejemplo para ilustrar esta diferencia es el caso
histórico, reciente, documentado, de aquella carrera de niños con síndrome de Down, en el
que uno de ellos se cae y todos los demás, en lugar de aprovechar esa caída para adelantar,
se detienen, lo ayudan a levantarse y, todos agarrados de la mano, llegan juntos a la meta de
la carrera, ante el estupor de todo un público competitivista. Esa gran lección de niños
discapacitados, totalmente imprevista y espontánea, se convierte en una evidencia de que el
Colectivismo es menos utópico de lo que se ha dicho comúnmente. La diferencia entre ambas
visiones puede explicarse mediante la frase: “hay dos clases de personas: las que luchan por
reducir la brecha entre pobres y ricos y las que luchan por pertenecer a la clase de los ricos”.

Esto tiene una perfecta aplicación a la Investigación Social, el Individualismo


conduce a competitividades y demás estímulos oficiales, todos los cuales no hacen sino
generar actitudes miserables en nuestros investigadores, actitudes dependientes de la
necesidad mezquina de un poco más de dinero, correlativamente asociada a las necesidades
ficticias de las sociedades de consumo (bellos carros, hermosas casas, hijos en colegios
privados, etc.). Aparte de eso está el hecho obvio, comúnmente pasado por alto, de que en
esos premios “ni son todos los que están ni están todos los que son”. De ese modo, ante un
análisis agudo y crítico, no resulta en sí mismo ningún mérito el pertenecer al nivel máximo
del sistema, sino, más bien, la sospecha de cuánta argucia burocrática podría subyacer a esa
posición.

No hablemos de los Tutores que cobran, de los Asesores contratados, de las


organizaciones privadas (integradas por académicos anónimos) que elaboran tesis, trabajos
de ascenso e investigaciones por encargo bajo formas de pago ni hablemos de los mercenarios
de la Academia: los hay de muchos tipos, desde algunos de las universidades privadas hasta
otros de los programas de doctorado y post- doctorado, pasando por nuestros profesores de
“dedicación exclusiva” que tienen el don de la universalidad. En todo esto se imponen las
hormas de esta visión Individualista, en que la Investigación Social, básica y primitivamente,
sirve para ascender, ganar puntajes y obtener más ingresos, en perfecta correspondencia con
expectativas fatuas, vanidosas de una noción de calidad de vida bajo esquemas consumistas.

He aquí el mayor obstáculo para una investigación social orientada al desarrollo de


todos. De este obstáculo se derivan todos los anteriormente reseñados. Incluso, todos esos
obstáculos antes mencionados resultan minúsculos ante la magnitud de estos otros. En
consecuencia, sólo si afrontamos este obstáculo axiológico, de valores, sólo así podremos ir
progresivamente luchando contra los demás obstáculos y sólo así tendremos una verdadera
Investigación Social orientada a un verdadero ‘desarrollo.

CONCLUSIÓN

Para concluir podemos establecer, se presta atención tanto a cuestiones teóricas y


metodológicas como a problemas sociales concretos, sin eludir los dilemas teórico-prácticos
de fondo a los que se tiene que enfrentar el estudio de los problemas sociales y de las formas
de intervención sobre ellos. Estos dilemas alcanzaran quizá su máxima expresión cuando nos
asomamos al espacio de la posmodernidad, en el que las posibilidades de deconstrucción
social se extienden a cualquier discurso, convirtiendo las presuntas realidades en ilusiones.
Entrarían aquí, por ejemplo, los discursos sobre la pobreza como problema social que
denuncian el sufrimiento y la exclusión social de muchas personas. Creemos que no nos
equivocamos al afirmar que la inmensa mayoría de las personas que nos dedicamos a esta
especialización en materia de seguridad ciudadana que no queremos estancarnos en las
posibilidades de deconstrucción de estos discursos mientras comprobamos la existencia, por
ejemplo, de niñas y niños desamparados, hambrientos o sin oportunidades educativas

BIBLIOGRAFÍA

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