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Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Contenido
Presentación (Carmelo Álvarez) /
Prólogo (Comité Editorial) /
Capítulo 1
Perspectiva histórica
Introducción /
1. Juan Canut de Bon y el proyecto misionero
de William Taylor /
2. Juan Canut de Bon y la mirada amenazante del
catolicismo parroquial /
Consideraciones finales /
2
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Capítulo 2
Perspectiva sociológica /
Propósito /
1. Encuadre teórico /
A. Campo de fuerzas y espacio de conflictos /
B. Teoría de los movimientos sociales, tipos de movimientos,
marcos interpretativos y retóricas /
C. Escala de posiciones dualistas negativas y positivas /
2. Antecedentes del auge evangélico. Lapso 1950-1980 /
3. Auge evangélico en los 80 y formación de masa crítica /
4. Reacciones de control social ante el crecimiento evangélico /
5. Efectos antisectarios en el ámbito del Estado /
6. “Vamos por más” /
7. El Frente Cívico /
8. Hallazgos teóricos durante la marcha de la investigación /
3
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Conclusiones /
Introducción
1. Descripción de un culto carismático-pentecostal en ámbito
evangélico-luterano /
2. Una tentativa de análisis: el MRE como movimiento en y
a partir de la IECLB /
3. Un evangelio con poder - ¿Qué poder? /
Conclusión /
Capítulo 3
Perspectiva bíblico-teológica /
Introducción /
1. El Espíritu y la fe en el mensaje del Crucificado resucitado /
2. El Espíritu y la adopción como hijos e hijas de Dios /
3. Los caminos del Espíritu: libertad, amor y compromiso /
4. Esbozo de pneumatología pentecostal desde la Carta a los Gálatas /
Introducción /
1. En el hebreo /
2. En la Biblia en griego /
3. Salvación en el Antiguo Testamento /
4. Salvación en el Nuevo Testamento /
5. Experiencias salvíficas en el pentecostalismo /
Conclusiones /
4
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Introducción /
1. Pecado y salvación /
2. La ley de Cristo /
3. “¿Quiénes somos delante de Dios?”
(el ser humano y su resurrección) /
4. Humanismos y humanos: pesadillas e infiernos /
5. Lo viejo, lo nuevo y el completamente Otro /
Conclusión /
Capítulo 4
Perspectiva de género /
Introducción /
1. Breve historia de la Iglesia de Dios /
2. Las mujeres en el ministerio pastoral de la Iglesia de Dios en
Nicaragua /
3. La participación de las mujeres en la iglesia local /
4. Las mujeres estudian la Biblia /
5. El mensaje central del pasaje bíblico para las mujeres de hoy /
6. Conclusiones
7. Reflexiones finales /
5
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Capítulo 5
Perspectiva testimonial
Introducción /
1. ¿Qué entendemos por un ecumenismo del Espíritu? /
2. En sus propias voces /
3. Enrique Chávez, Iglesia Pentecostal de Chile /
4. Gabriel Vaccaro, la Iglesia de Dios Argentina /
5. Avelino González, Iglesia Cristiana Pentecostal de Cuba /
6. Exeario Sosa Luján, Unión Evangélica Pentecostal Venezolana /
7. Identidad pentecostal: Unidad y misión /
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Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Presentación
El movimiento Pentecostal moderno que sacudió al cristianismo
mundial en la primera década del siglo XX ha sido una fuerza renovadora,
a veces arrolladora, dentro de aquel cristianismo. Los prejuiciosos y las
críticas, algunas de ellas extremas, han creado, en no pocas ocasiones, un
sentido de rechazo y marginación, particularmente hacia las iglesias
pentecostales. Algunas de las críticas insisten en que “los y las
pentecostales no tienen teología”. Algunos prejuicios apuntan al
exagerado énfasis de las iglesias pentecostales en la experiencia y el
testimonio.
Ese panorama ya ha comenzado a cambiar dramáticamente, con
resultados muy prometedores. Existen sociedades de estudios
pentecostales en Estados Unidos y en Europa, con grupos de reflexión
teológica al más alto nivel en todos los continentes. En Latinoamérica y el
Caribe hemos visto como cientistas sociales se han avocado a estudiar con
detenimiento y seriedad al movimiento pentecostal. Atrás quedaron
algunos de los rechazos y los prejuicios. Pero todavía hay mucho camino
por recorrer. Continuar en ese proceso es la tarea que con disciplina y
paciencia deben asumir pastores y pastoras y teólogos y teólogas que
reclaman sin reservas y con suma integridad, ser pentecostales. De eso es
que trata este libro.
Los trabajos de investigación incluidos en estos tomos, variados en
temática, con metodología y enfoque multidisciplinar, tienen un eje
central de consenso: tomar en serio al movimiento pentecostal. Algunos
de los escritores y escritoras son figuras reconocidas en el movimiento
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Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Carmelo Álvarez
Chicago, IL
8
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
24 de octubre 2008
Prólogo
El año 2009 se estará cumpliendo el primer Centenario del
Pentecostalismo latinoamericano. Ha sido sin duda un siglo complejo y
fascinante, difícil y esperanzador, donde el panorama religioso de
América Latina y de todo el mundo ha sido radicalmente trasformado por
la presencia pentecostal, con toda su fuerza espiritual, sus
contradicciones, su impacto en las clases populares, sus énfasis
teológicos, su diversidad y el desafío que representa para las tradiciones
cristianas más establecidas.
Es en esta situación histórica que la Red Latinoamericana de
Estudios Pentecostales (RELEP) realizó su Tercer Encuentro
Internacional en Santiago de Chile, del 20 al 23 de mayo del 2008, en la
Casa de Retiros Francisco Javier, institución católica de larga e
inspiradora tradición en Chile. En el encuentro participamos más de
treinta estudiosos y estudiosas del pentecostalismo, representantes de 14
países, la mayoría miembros activos de comunidades pentecostales,
incluyendo un buen número de pastores y pastoras. Además del encuentro
de reflexión teológica, momento central del programa, RELEP tuvo la
oportunidad de entrar en diálogo con miembros de iglesias y estudiosos
de Chile, visitar algunas comunidades pentecostales, así como también
viajar un día a Valparaíso, cuna del pentecostalismo latinoamericano, para
visitar algunos de los lugares simbólicos de nuestra historia.
Es de conocimiento común que ha habido una permanente
exigencia o deseo de parte del mundo ecuménico hacia el pentecostalismo
de que formule por escrito su teología. A esa exigencia hemos ido
respondiendo en los últimos 20 años de manera humilde, limitada, pero
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Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Capítulo 1
Perspectiva histórica
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Ensayo 1
Rhode González
Introducción
Licenciada en Teología. Pastora y líder eclesiástica de tradición pentecostal.
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4. Pentecostalismo.
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Y más abajo:
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Ensayo 2:
Angélica Barrios
Introducción
Licenciada en Historia por la Universidad de Valparaíso, Chile. Actualmente
desarrolla estudios de maestría en Historia en la Facultad de Filosofía y Humanidades
de la Universidad de Chile.
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Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
1
Los trabajos y comentarios más sobresalientes sobre Juan Canut de Bon Gil son los de
F. Snow, Juan Canut de Bon (1846-1896). Centro de Documentación Histórica. Iglesia
Metodista de Chile, 2000; A. Canut de Bon, Juan Bautista Canut de Bon. El pastor que
dejó un nombre. Chile: Platero libros, 1996; e I. Vergara, El protestantismo en Chile.
Santiago: Editorial del Pacífico, 1962. Estas obras han aportado a la comprensión
biográfica de Canut de Bon.
2
J. Lotman, La semiótica de la cultura. Madrid: Editorial Cátedra, 1979.
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3
J. Lotman, La semiótica de la cultura, 22.
4
J. Sepúlveda, El “principio pentecostal”: Reflexiones a partir de los orígenes del
Pentecostalismo en Chile, en: D. Chiquete y L. Orellana, editores, Voces del
pentecostalismo latinoamericano. Identidad, teología e historia. Concepción: RELEP;
CETELA; ASETT, 2003, 13-28.
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5
G. Arms, The History of William Taylor Self-Supporting Missions in South America.
New York: The Methodist Book Concern, 1921.
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6
J. Sepúlveda, El “principio pentecostal”, 22.
7
A. Canut de Bon, Juan Bautista Canut de Bon, señala que en el periódico
norteamericano World Wide Missión, No. 3, año 1890, William Taylor manifiesta que
habría conocido a Juan Canut de Bon, donde connota ciertas cualidades de su vida
titulando el artículo como “El Lutero de Chile”.
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11
R. Valenzuela, Historia de la Iglesia Metodista de Chile 1878-1903. Santiago: Iglesia
Metodista de Chile, 2002, 72.
12
G. Arms, The History of William Taylor Self-Supporting Missions in South America,
141.
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Durante los días que Canut de Bon fue colpoltor bajo el auspicio de
la Misión Presbiteriana ya se generaba un diálogo, quizás antes no
evidenciado, entre los sectores populares católicos y el protestantismo. El
pastor Canut ideó varias estrategias que facilitaron el rápido acceso de la
Sagradas Escrituras a la población, acción que fue rápidamente invalidada
por los líderes parroquiales católicos que quisieron impedir la
democratización de la lectura bíblica. La revista Record lo ponía en
evidencia:
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El historiador chileno A. de Ramón, Santiago de Chile 1541-1991. Chile: Editorial
Sudamericana Chilena, 2000, da cuenta de la existencia de los arrabales precarias
viviendas a la orilla del río Mapocho, establecidas ahí desde el siglo XVIII hasta el
XX.
17
The Record. 13 de marzo 1880.
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18
A. Canut de Bon, Juan Bautista Canut de Bon, 23.
19
The Record. 13 de noviembre de 1878. Archivo Histórico de la Iglesia Metodista de
Chile.
20
El historiador metodista G. Arms, The History of William Taylor Self-Supporting
Missions in South America, se refiere al Rev. Alberto J. Vidaurre como un nativo
chileno de excelente familia y fina educación, que había laborado por un tiempo en el
trabajo de la misión protestante en Valparaíso, organizando la primera congregación de
habla hispana en el país, quien debió trasladarse a Argentina tras la revolución de 1891.
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pues teniendo este espíritu cristiano, la obra de este señor será muy
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buena y de muchos frutos.
Las reuniones cada día mejor. Este martes hubo más de 200 chilenos y
por la calle no me dejan… Le mando el aviso que he hecho publicar ayer:
Iglesia Cristiana necesitamos un gran salón que quepan unas 1,000
personas. Pues al paso que va tendré que predicar en la calle, pues
22
muchos se devuelven por no tener lugar.
21
Carta de Juan Canut de Bon a Ira H. LaFetra. 11 de febrero de 1890. Archivo de
Documentación Histórica de la Iglesia Metodista de Chile.
22
Carta de Juan Canut de Bon a Ira H. LaFetra. 21 de marzo de 1890.
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23
Carta de Juan Canut de Bon a Ira H. LaFetra. 21 de marzo de 1890.
24
Nos referimos a “victimizante” porque los diversos estudios y comentarios que
versan sobre la vida de Juan Canut de Bon parecieran exponer en un acto demostrativo
las persecuciones sufridas, sin ahondar en el análisis de las razones que la provocaban.
25
La Estrella de Curicó. 5 de abril de 1884, en A. Canut de Bon, Juan Bautista Canut
de Bon, 45.
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26
A. Canut de Bon, Juan Bautista Canut de Bon, 114.
27
Carta de Juan Canut de Bon a Ira H. LaFetra. La Serena. 24 de abril de 1890, en: A.
Canut de Bon, Juan Bautista Canut de Bon, 106.
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28
Carta de Canut de Bon del 21 de marzo de 1890, en: A. Canut de Bon, Juan Bautista
Canut de Bon, 95.
29
El Mercurio. 20 de noviembre de 1929, en: F. Snow, Juan Canut de Bon (1846-1896),
18.
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Consideraciones finales.
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El Cristiano. 10 de diciembre de 1901, expone el crecimiento de la congregación de
Valparaíso: “Durante los meses de septiembre y octubre fueron recibidos a prueba en la
iglesia los hermanos Lorenzo Gonzalez, Bartolomé Soto, Roberto Figueroa, José
Sánchez, Gabriel Faúndez, Ignacio López, y las hermanas Doralisa Briones y Eleuterio
Vergara de Bustos.”
33
A. Hurtado, ¿Es Chile un país católico? Santiago: Editorial Splendor, 1941, 108.
42
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34
E. Fallert, El verdadero Cristianismo donde está y donde no está. Santiago: Imprenta
de la Revista Católica, 1906.
35
W. Hoover, Historia del avivamiento pentecostal en Chile. Valparaíso: Imprenta
Excelsior, 1948, 32: “Se están convirtiendo hombres conocidos como terribles en lo
más craso. Cinco hay ya conocidos como ladrones; uno de estos dicen que ha sido
capitán, un bárbaro, y ahora es considerado una joya.”
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Capítulo 2
Perspectiva sociológica
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Ensayo 3:
Hilario Wynarczyk
Propósito
Doctor en sociología. Miembro del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa
(CALIR) y otras asociaciones especializadas. Asesor de la Secretaría de Culto de la
Nación (Argentina, 1999-2001). Profesor de Metodología de la Investigación y Proyecto
de Tesis en ciencias sociales y administración de negocios, Universidad Nacional de San
Martín, Buenos Aires, Argentina.
36
H. Wynarczyk, Ciudadanos de dos mundos. La entrada de los evangélicos
conservadores a la vida pública desde los 80 en la Argentina. Tesis para el doctorado en
Sociología. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, UCA, 2007.
46
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H. Wynarczyk, Partidos políticos evangélicos conservadores bíblicos en la Argentina:
Formación y ocaso 1991-2001. En: Civitas, Revista de Ciências Sociais. Porto Alegre:
Programa de Pós-Graduação em Ciencias Sociais. Pontificia Universidade Católica do
Rio Grande do Sul. Vol. 6, No. 2, julio-diciembre, 2006, 11-42.
38
J. Casanova, Public Religions in the Modern World. Chicago: University of Chicago
Press, 1994.
39
M. Maróstica, La iglesia evangélica como nuevo movimiento social. En: Sociedad y
Religión 12, 1994, 3-17; El regreso de la religión: Viejos y nuevos paradigmas en las
ciencias políticas. En: A. Frigerio y M. J. Carozzi, El estudio científico de la religión a
fines del siglo XX. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1994, 87-97;
Pentecostals and Politics. The Creation of the Evangelical Christian Movement in
47
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1. Encuadre teórico
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41
FAIE: Federación Argentina de Iglesias Evangélicas. ACIERA: Alianza Cristiana de
Iglesias Evangélicas de la República Argentina. FECEP: Federación de Congregaciones
Evangélicas Pentecostales.
42
Ya en los 90 la federación de federaciones comenzó como una Comisión Tripartita y
derivó en el CNCE, Concejo Nacional Cristiano Evangélico.
43
Y. M. Korshuno, Fundamentos matemáticos de la cibernética. Moscú: Mir, 1975.
44
P. Bourdieu, Genése et structure du champ religieux. En: Revue Française de
Sociologie. Vol. XII, No. 3, julio-septiembre, 1971, 295-334; Social Space and Symbolic
Power. In: Sociological Theory 7, 1989, 14-25.
49
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45
R. D. Benford y D. A. Snow, Framing Processes and Social Movements: An Overview
and Assessment. En: Annual Review of Sociology 26, 2000, 611-639, aquí 613-614.
46
F. Capra, El punto crucial. Ciencia, sociedad y cultura naciente. Buenos Aires:
Editorial Estadiones, 1981, 338.
47
F. Capra, El punto crucial, 340.
48
P. Bourdieu, Genése et structure du champ religieux.
49
F. Capra, El punto crucial, 29.
50
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50
Campo, sistema y espacio evocan el uso de los mismos términos en la física,
especialmente en la teoría del control de sistemas o cibernética (Ritzer, Korshunov).
Las matemáticas relacionan el concepto de campo con el concepto de espacio de
propiedades. Dado que las propiedades del campo de fuerzas en un sentido sociológico
están marcadas por el conflicto es válido hablar en el mismo sentido de un espacio de
conflictos, como aquí lo venimos haciendo. La adopción de las bases de la teoría de los
sistemas remonta a fuentes lejanas en varias décadas (von Bertlanffy 1968, Laszlo
1972a y 1972b).
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51
H. Wynarczyk, La guerra a los demonios y la economía espiritual del cosmos. En: L.
Pinkler, compilador, La religión en la época de la muerte de Dios. Buenos Aires: Marea,
2005, 167-178.
52
H. Wynarczyk, Entre el legado y los desafíos: Las iglesias evangélicas en la Argentina.
Dinámica histórica. Función del pentecostalismo. Dinámica histórica. En: D. Chiquete y
L. Orellana, editores, Voces del pentecostalismo latinoamericano. Identidad, teología e
historia. Concepción, Chile: RELEP, 2003; Los evangélicos en la sociedad argentina, la
libertad de cultos y la igualdad. Dilemas de una modernidad tardía. En: R. Bosca,
compilador, La libertad religiosa en la Argentina. Aportes para una legislación. Buenos
Aires: CALIR, Consejo Argentino para la Libertad Religiosa y Konrad Adenauer
Stiftung, 135-158. La taxonomía expuesta registra una evolución y una considerable
cantidad de antecedentes en los que no abundaremos en este artículo.
53
R. Mariano, Neopentecostais – Sociologia do novo pentecostalismo no Brasil. São
Paulo: Loyola, 1999.
54
B. Campos, De la reforma protestante a la pentecostalidad de la iglesia. Debate
sobre el pentecostalismo en América Latina. Quito: CLAI, 1997, 28.
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Los sociólogos de la religión en el Brasil las incorporan al campo neopentecostal (ver
Mariano 1999 y 2001). B. Campos, De la reforma protestante a la pentecostalidad de
la iglesia, aplica en el Perú la categoría de neopentecostales, pero en “isopentecostales”
agrupa a los movimientos de cura divina que funcionan “en sintonía con el
pentecostalismo pero que parecen tener otra naturaleza”. Las federaciones de iglesias
evangélicas de la Argentina desconocen a la IURD como parte de su cuerpo.
56
A. Frigerio, El estudio de la religión desde la perspectiva de los movimientos
sociales: Sus aportes al análisis de la construcción de identidades religiosas. Paper
presentado en el XXVI Encontro Anual da ANPOCS. Caxambu, Minas Gerais, Brasil,
2002; María Julia Carozzi, El concepto de marco interpretativo en el
estudio de movimientos religiosos. En: Sociedad y Religión, Nos. 16/17, 1998, 33-52.
57
M. Maróstica, Pentecostals and Politics.
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social en sentido estricto, porque genera la masa crítica para que éste
adquiera su vigencia. Además, los objetivos conversionistas y
proselitistas del primero, nunca dejarán de estar vigentes y de acompañar
al segundo. Finalmente, el movimiento social no es un fenómeno
homogéneo, como se desprendería de la tesis pionera de Maróstica, sino –
aplicando los conceptos precedentes sobre campo y conflicto – un sistema
en tensión. Es posible así diferenciar actores con intereses en pugna y
diferentes montos de capital en varios órdenes: demográfico, de prestigio,
otros.
58
A. L. Mauss, Research in Social Movements and in New Religious Movements: The
Prospects for Convergence. En: D. G. Bromley y J. K. Hadden, editores, The Handbook
on Cults and Sects in America. Volume 3A: Religion and the Social Order. Greenwich,
CT: JAI Press Inc., 1993, 127-151; J. A. Beckford, The Restoration of “Power” to the
Sociology of Religion. En: Sociological Analysis 44, 1984, 11-32; J. A. Beckford, The
Insulation and Isolation of the Sociology of Religion. En: Sociological Analysis 46, 1985,
347-354; J. A. Beckford, Social Movements as Free-floating Religious Phenomena. En:
R. Fenn, editor, The Blackwell Companion to Sociology of Religion. Oxford, UK:
Blackwell, 2001; M. Zald y J. D. McCarthy, editores, Social Movements in an
Organizational Society; J. A. Hannigan, Apples and Oranges or Varieties of the Same
Fruit? The New Religious Movements and the New Social Movements Compared. En:
Review of Religious Research 31/3, marzo, 1990, 246-258; J. A. Hannigan, Social
Movement Theory and the Sociology of Religion. En: Sociological Analysis 52, 1991,
311-331; J. A. Hannigan, New Social Movement Theory and the Sociology of Religion.
Synergies and Syntheses. En: W. Swatos, editor, A Future for Religion? New Paradigms
for Social Analysis. Newbury Park: Sage, 1993; A. Frigerio, El estudio de la religión
desde la perspectiva de los movimientos sociales: Sus aportes al análisis de la
construcción de identidades religiosas. Paper presentado en el XXVI Encontro Anual da
ANPOCS. Caxambu, Minas Gerais, Brasil, 2002.
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65
D. A. Snow y R. D. Beneford, Ideology, Frame Resonance and Participant
Mobilization. En: International Social Movement Research 1, 1988, 197-217; 1992.
Master Frames and Cycles of Protest. En: A. D. Morris y C. M. Mueller, Frontiers in
Social Movement Theory. New Haven: Yale University Press, 1992, 133-155.
56
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74
H. R. Niebuhr, Cristo y la cultura. Barcelona: Península, 1968 (Edición original:
Christ and Culture. New York: Harper, 1951).
75
G. U. Kliewer, Das neue Volk der Pfingstler. Religion, Unterentwicklung und
sozialer Wandel in Lateinamerika. Frankfurt: Herbert Lang Bern, 1975.
76
Weber 2003 (edición original 1905); Troeltsch 1992 (edición original 1912) y 1983
(edición original 1915); Niebuhr 1968 (edición original 1951).
77
H. Wynarczyk, La guerra espiritual en el campo evangélico. En: Sociedad y Religión
13, 1995, 111-126; La guerra a los demonios y la economía espiritual del cosmos. En:
L. L. Pinkler, compilador, La religión en la época de la muerte de Dios. Buenos Aires:
Marea, 2005, 167-178.
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78
J. N. Saracco, Argentine Pentecostalism. Its History and Theology. Unpublished
Ph.D. Dissertation. Birmingham, UK: University of Birmingham, 1989, 211.
61
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79
E. L. Stockwell, Latin American Churches (letter). En: The Christian Century, marzo
1990, 285.
80
Nos hemos referido a una posible actitud de adhesión latente a determinado tipo de
política. Existen en América Latina otros de manifiesta adhesión. En el caso de
Guatemala y Chile, numerosos evangélicos han apoyado a los gobiernos represivos de los
generales Pinochet y Ríos Montt (Stockwell). En el primer caso, el gobierno inauguró la
práctica de un Te Deum paralelo al de la Iglesia Católica, en un templo pentecostal; y en
el segundo, el general adhería a la militancia pentecostal. Pero en la Argentina no existe
algo parecido. Para profundizar en el tema véase Stoll 1994.
62
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A. Frigerio, “La invasión de las sectas”: El debate sobre nuevos movimientos religiosos
en los medios de comunicación en Argentina. En: Sociedad y Religión 10, 1993, 24-51;
“¿No será una secta?”: Imágenes de problemas sociales en programas televisivos de
ficción. En: Cuadernos de Antropología Social 11, 2000, 387-404.
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82
D. Stoll, A Protestant Reformation in Latin America? En: The Christian Century.
Enero 17, 1990, 44-48.
83
Para los años 90 los cálculos se apoyan en informaciones de las firmas encuestadoras
Graciela Roemers y Asociados y Hugo Haimé, y el censo evangélico conducido por
Saracco (1992). Los datos de este último fueron trabajados por Wynarczyk, Semán y de
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Majo, 1995. Para los comienzos de la década del 2000, se basan en el Informe 2001 del
Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Amor 2001: 4),
datos del Departamento de Estado Americano (Estados Unidos, Bureau of Democracy,
Human Rights and Labor 2001), trabajo de campo de Gallup de Argentina para la
Conferencia Episcopal Argentina (2002), e informaciones del CNCE (Consejo Nacional
Cristiano Evangélico), 2003, construidas mediante reportes estimativos de sus pastores.
Lamentablemente, para caracterizar el campo evangélico en términos cuantitativos los
datos estadísticos disponibles para el período de estudio son aproximativos. En buena
medida se basan en impresiones, muestras parciales y niveles de calidad técnica dudosa.
Las consultoras privadas de opinión pública y encuestas políticas, que en algunos
momentos preguntan la filiación religiosa de los encuestados, trabajan con bases
estadísticas exiguas en lo referente a los evangélicos. En consecuencia, las proyecciones
al universo son poco confiables. Por otra parte el manejo de la taxonomía del campo
evangélico en ciertos casos se revela inadecuada. Los informes de Naciones Unidas y
Departamento de Estado no indican sus fuentes, parecieran basarse en informaciones de
segunda mano. Dentro de los límites explicados, nuestros conocimientos estadísticos
surgen de una estrategia de mosaicos, de acuerdo con un criterio metodológicamente
aceptado de yuxtaposición de informaciones disponibles.
84
H. Wynarczyk y R. Johns, Estudio de campo en los barrios de Palermo y Belgrano
sobre distribución de pertenencias religiosas, muestra de 395 casos. Informe de
consultoría, no publicado, 1996.
85
J. Esquivel y otros, Creencias y religiones en el Gran Buenos Aires. El caso de
Quilmes. Informe de campo: 1999. Quilmes, PBA: Universidad Nacional de Quilmes,
2002.
66
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86
En el año 2001 la población de la Capital Federal es de 2.768.772 (1991= 2.965.403),
la del Conurbano Bonaerense 8.684.953 (1991= 7.952.624), la del Area Metropolitana
que ambos conjuntos forman, 11.453.725 (1991= 10.918.027). La del resto de la
provincia de Buenos Aires, sin el Conurbano, es de 5.133.724 (1991= 4.642.350).
Mientras tanto, la población argentina en el 2001 es de 36.224.000 habitantes (1991=
33.100.000). Datos del INDEC, Instituto Nacional de Estadística y Censo.
87
H. Wynarczyk, P. Semán y M. de Majo, Panorama actual del campo evangélico en
Argentina. Buenos Aires: FIET, Facultad Internacional de Estudios Teológicos, 1995.
Existe edición digital en: www.prolades.com
67
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88
D. Stoll, A Protestant Reformation in Latin America?, 45.
68
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89
Preocupación por las sectas, diario Clarín, 20 de abril de 1986.
69
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70
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90
A. Frigerio y A. Oro, “Sectas satánicas” en el Mercosur: Un estudio de la construcción
de la desviación religiosa en los medios de comunicación de Argentina y Brasil. En:
Horizontes Antropológicos 8, 1998, 114-150.
71
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91
A. Frigerio y H. Wynarczyk, Cult Controversies and Government Control of New
Religious Movements in Argentina (1985-2001). En: J. Richardson, editor, Regulating
Religion. Case Studies from Around the Globe. New York: Kluwer Academic / Plenum
Publishers, 2003, 453-475.
72
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
92
Durante la década de 1990, lapso de actuación gubernamental del partido peronista,
hubo un promedio de sólo 34 inscripciones por año, en comparación con 209 al año en el
lustro 1985-1990, lapso de actuación mayormente del partido Unión Cívica Radical, pese
a que durante casi toda la extensión de estos quince años fueron los católicos liberales
quienes manejaron la Secretaría de Culto. En 1993 y 1994, años subsiguientes al pánico
moral sobre sectas, el registro anual fue de 9 y 12, respectivamente (Frigerio y
Wynarzcyk 2003). El ajuste de tuercas burocrático también llevo a muchas agrupaciones
a perder el registro que tenían. Antes de 1997, existían 3105 instituciones religiosas
registradas y habían sido cancelados tan sólo 95 registros. Luego de julio del 2000, sólo
quedaban 2329, lo cual significa una disminución del 25%. La mayor parte de las bajas se
dio cuando, en un cambio de Secretarios de Culto, un activista antisectas ingresó como
asesor, y los católicos liberales salieron de la escena de la Secretaría de Culto. Usamos la
expresión “liberales” en el sentido de católicos más afines con el pensamiento
democrático liberal y menos afines con el pensamiento integrista.
73
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74
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7. El Frente Cívico
75
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76
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95
Este fenómeno no era inherente a la presencia per se del partido peronista en el poder,
pero tenía lugar en ciertas fases históricas de esta presencia. Como vimos, los presidentes
Perón, al promediar el siglo XX, durante la segunda mitad de su mandato, y el presidente
77
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Ménem durante buena parte de los 90, abrieron el espacio para los evangélicos. Durante
la presidencia de Ménem, la Secretaría de Culto estuvo en manos de expertos de la misma
corriente que ya había estado en ese puesto durante el gobierno de Raúl Alfonsín (Unión
Cívica Radical) y volvería a estar durante el gobierno de Fernando de la Rúa (Unión
Cívica Radical-Alianza).
96
Los datos empíricos con los que trabajamos llegan hasta el año 2001. Los evangélicos
organizaron un “Tercer Obelisco” el 1º de noviembre del 2003, cuyo impacto
multitudinario fue modesto. La Secretaría de Culto, además, sufrió otro vuelco a partir
del año 2004 con la asunción de la presidencia del peronista Néstor Kirchner, en cuyo
análisis no podemos entrar. Apenas podemos señalar desde una perspectiva
impresionista, que en esta nueva etapa no hubo un predominio de los elencos católicos
liberales ni conservadores. En tal sentido se produjo un quiebre que merecería un estudio
aparte. En este lapso comenzó nuevamente la rueda infructuosa de interacciones para
producir una nueva ley de culto. Pero sigue en vigencia (2008), más o menos aplicada, la
ley de facto sancionada en 1978. Mientras tanto la tensión binaria del campo evangélico
procesada a lo largo de los dos polos, histórico liberacionista y conservador bíblico,
renovó su fuerza a partir de otras influencias contextuales entre los años 2003 y 2007. En
este caso alrededor de los debates sobre salud reproductiva. Al asumir la presidencia la
abogada Cristina Fernández de Kirchner, que sucedió a su marido Néstor Kirchner a
partir del año 2008, la Secretaría de Culto muestra el alejamiento de funcionarios que
habían adquirido experiencia en el tema religioso desde la perspectiva propia del Estado
(un abogado y dos sociólogos), aunque el Secretario de Culto que los convocó al trabajo,
permanece en el cargo.
78
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97
G. Marx, External Efforts to Damage or Facilitate Social Movements: Some Patterns,
Explanations, Outcomes, and Complications. En: M. Zald y J. D. McCarthy, editores, The
Dynamics of Social Movements. Resource Mobilization, Social control, and Tactis.
Cambridge, MA, USA: Winthrop, 1979; R. P. Gale, Social Movements and the State:
The Environmental Movement, Countermovement, and Governmental Agencies. En:
Sociological Perspectives 29, 1986, 202-240.
79
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80
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Ensayo 4:
David Oviedo
Neopentecostalismo en el Chile
contemporáneo: Ruptura religiosa y
asimilación social
David Oviedo Silva es profesor del Departamento de Ciencias Históricas y Sociales de
la Universidad de Concepción, Chile.
81
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98
M. Castells, La era de la información. Economía, sociedad, cultura, Vol. I. Madrid:
Alianza, 1999.
99
P. Norris y R. Inglehart, Sacred and Secular. Religión and Politics Worldwide.
Cambridge: Cambridge University Press, 2004.
100
P. Berger, Pluralismo global y religión, en: Estudios Públicos, No. 98, 2005, 5-18.
82
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101
P. Berger, Pluralismo global y religión, 14.
102
P. Berger, Pluralismo global y religión, 16.
83
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103
P. Berger y Th. Luckmann, Modernidad, pluralismo y crisis de sentido. La
orientación del hombre moderno. Barcelona: Paidós, 1997.
104
M. Castells, Globalización, desarrollo y democracia. Chile en el contexto mundial.
Santiago: FCE, 2005.
105
E. Tironi, El régimen autoritario. Para una sociología de Pinochet. Santiago:
Dolmen Ediciones, 1985.
84
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106
M. A. Garretón, La faz sumergida del iceberg. Estudios sobre la transformación
cultural. Santiago: Ediciones Cesoc-Lom, 1993.
107
T. Moulián, Chile actual. Anatomía de un mito. Santiago: Lom-Arcis, 1997; J. G.
Valdés, La escuela de Chicago: Operación Chile. Buenos Aires: Grupo Editorial Zeta,
1977.
108
T. Moulián, Chile actual.
109
M. Blofield, Guerra Santa: la izquierda y derecha frente a los temas valóricos en
Chile democrático, en: M. Dávila y C. Fuentes, Promesas de cambio. Izquierda y
derecha en el Chile contemporáneo. Santiago: Editorial Universitaria, 2003.
110
M. Dávila y C. Fuentes, Promesas de cambio.
85
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111
E. Fediakova, Somos parte de esta sociedad: Evangélicos y política en el Chile
postautoritario, en: Política, No. 43, 2004, 253-284.
86
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112
C. Romo y otros, El Reino de Dios y su impacto en el mundo de hoy. Comunidad
Cristiana de Chile, 1999. Weber explica la tensión teórica entre poder carismático y
rutinización (M. Weber, Economía y sociedad. México: FCE, 1984). La fase de
institucionalización, de “domesticación” del carisma parece ser una fase ineludible en
las comunidades religiosas que buscan proyectarse y estabilizar su doctrina. El desafío
parece ser problemático en el ámbito neopentecostal, definido por la libertad espiritual y
la destradicionalización.
87
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113
C. Romo y otros, El Reino de Dios y su impacto en el mundo de hoy.
114
S. Hunt, Magical Moments: An Intellectualist Approach to the Neo-pentecostal Faith
Ministries, en: Religion, 28, 1998, 271-280.
115
A partir de entrevistas en profundidad realizadas los días 15 y 22 de abril de 2008.
88
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89
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116
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
117
Lutero apuntó al libre examen de las Escrituras respecto a la mediación sacerdotal.
Temas centrales de la reflexión del reformador como la naturaleza de la salvación no
admitían mayor ambigüedad o subjetivismo.
90
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118
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
91
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Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
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“Jesús lo declaró de esta manera: El que persevere hasta el fin, este será
salvo. Es teológicamente correcto decir: He sido salvo, soy salvo y estoy
siendo salvo. Es decir, cada día yo tengo que cuidar mi salvación; no
porque yo sea salvo hoy día, y haga cualquier cosa el Señor tiene que
aguantármelas todas, ¿no? Entonces, si yo me equivoco, digamos, y
peco, tengo abogado para ir al Padre y ser perdonado. Pero si yo me doy
la licencia de hacer cualquier cosa, ¡sabiendo! que estoy haciendo mal,
entonces ahí yo estoy poniendo en juego mi salvación. Aquél que dice la
salvación no se pierde haga lo que haga, creo que está en un error,
porque si no sería un juego esto. No, yo puedo perder la salvación si no
120
tomo en serio lo que el Señor me está diciendo.”
120
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
93
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121
Esta información proviene de entrevistas realizadas a un ex pastor de la congregación
y a líderes evangélicos.
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Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
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Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
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Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
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Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
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El niño tiene todos los derechos y los padres pierden hasta su autoridad
sobre sus hijos, ¿no? Entonces ahí estamos frente a un problema. El
problema nuestro es a quien obedecemos. Dios dice que hay que
disciplinar, y hay que dar disciplina evidentemente correcta a los hijos, y
si no se hace vamos a llegar a tener una generación dirigente sin límites.
En cuanto a la igualdad de los sexos, creo que la mujer no es un ser de
segunda categoría, Dios nunca dijo eso, pero Dios le asignó un rol a cada
uno, y cuando se ha traspasado el límite en este sentido, vemos que hay
muchos problemas. Pero Dios puso un orden en la familia y nunca dijo
que la mujer era inferior al hombre, sino que tenía un rol distinto, fue
conformada emocionalmente, psíquicamente, de una manera distinta al
hombre, y entonces, eso no se respetó en el tiempo, y estamos llegando
a un momento de crisis. Hay mucha competencia entre el hombre y la
mujer, y esto hace que los hijos reciban una carga emocional muy
negativa, porque se genera una lucha tremenda. Si la mujer tiene un
trabajo mejor que el hombre, ya es un problema de marca mayor.
Inclusive hoy día se casa una pareja pensando el hombre que la mujer
tiene que necesariamente aportar a la familia, y si la mujer en algún
126
momento deja de trabajar se constituye en un serio problema.”
126
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
99
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“En ciertas cosas sí hay conflictos, porque hay científicos a los que no les
interesa para nada lo que Dios dice. Para mi no habría conflicto si
128
realmente se respetaran los principios de Dios.”
127
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
128
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
100
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129
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
130
K. Mannheim, Ideología y utopia. México: FCE, 1987.
101
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“La verdad es que en muchos años hemos tratado de ver por dónde el
efecto en la sociedad puede ser más efectivo. En este momento estamos
incentivando mucho a nuestros jóvenes a estudiar no solo para tener
formación profesional, sino a estudiar con miras a una influencia en la
sociedad. A los profesionales actuales les estamos diciendo que procuren
estar en su medio, no solo por el efecto profesional sino por un efecto de
extender el reino de Dios, en su área. Esto tiene que ser como las
102
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Conclusiones
131
Declaraciones en entrevista del Apóstol y fundador de las Comunidades Cristianas.
103
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104
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105
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Ensayo 5:
Roberto Zwetsch
Introducción
106
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132
O. Bobsin y otros, Movimento de Renovação Espiritual. O carismatismo na IECLB.
São Leopoldo: EST, 2002. Todos los datos y testimonios que presento acá están
publicados en este libro. Cuando sea necesario, voy a citar las páginas en el mismo texto
con la sigla MRE. Otras referencias las haré al pie de página.
107
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108
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en ámbito evangélico-luterano
133
O. Bobsin y otros, Movimento de Renovação Espiritual, 48-60.
109
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110
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Aquí Ezequiel es llevado para un valle donde existen muchos huesos […]
lugar horrible para predicar. Pero el Señor no manda sólo a predicar y
ver. El Señor manda al profeta a caminar en medio de aquellos huesos
secos. […] El Señor manda a entrar en aquella realidad.
111
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
[…]
El sermón fue largo, durando más de una hora. Creo que a partir de
este extracto ya podemos tener una idea de la predicación del MRE. Es
una predicación bien fundamentada. Más al final el pastor Mário llega a la
112
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[…]
[…]
113
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114
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[…]
[…]
115
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134
O. Bobsin y otros, Movimento de Renovação Espiritual, 80-82.
116
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135
O. Bobsin y otros, Movimento de Renovação Espiritual, 108-114.
117
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118
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Por otra parte, hay que decir que desde el inicio el MRE hizo
énfasis de demarcar su diferencia con la vida institucional de la iglesia de
que hacía parte, y que de forma recurrente hizo una caminata en busca de
su propia identidad en el contexto de la iglesia. Por muchos años se
declaraba como perteneciente a la IECLB, sobre todo cuando era atacado
por otros grupos de la iglesia, aunque se tornaba visible la tendencia para
reforzar las diferencias y no la identidad eclesial.
119
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
120
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
teatro sagrado, el uso de bandas con alto sonido para animar los cultos, el
uso de instrumentos de comunicación y audiovisual, fuerte inversión en
equipos electrónicos modernos como micrófonos, bocinas de alta
potencia, video, cámaras de video para captar imágenes de los cultos que
después pueden ser copiadas para la comunidad, telones para proyección
simultánea, computadores, etc. Evidentemente no siempre todos estos
aparatos están a la disposición, pero llama la atención cómo en las
comunidades renovadas se da importancia a estos instrumentos que
pueden amplificar la predicación y el trabajo de los líderes.
Se puede decir entonces que el MRE se presenta como un
movimiento típicamente urbano y afín con la modernidad. Habría que
profundizar esta afinidad selectiva para comprender mejor su práctica
misionera.
En cuanto a la liturgia, se ha observado que la forma de los cultos
se tornó crecientemente uno de los motivos de discordia con sectores
mayoritarios de la iglesia. En la 2ª Conferencia, entretanto, hubo mucho
control en este aspecto, quizás porque era un evento público y para el cual
algunos líderes habían sido invitados. Por ejemplo, no hubo práctica de
exorcismo, pero sí los momentos de bendición y unción. Al final de los
cultos, como decía, muchas personas se ponían en largas filas para
aguardar su turno de ser “ministrados” por un grupo de 70 obreros y
obreras (la mayoría laicos preparados) los cuales, en duplas o tríos,
oraban con imposición de manos sobre las personas.
Asimismo, uno de los puntos altos del culto continúa siendo la
predicación del pastor (raramente se puede encontrar pastoras en este
movimiento, aunque las hay). Pero hay que decir que también se abren
espacios para predicadores laicos (no teólogos). Esta es una característica
incluso de la estrategia misionera del MRE. Hay obreros laicos que
predican y algunos pocos llegan a ser llamados para trabajar a tiempo
parcial y atender a nuevas congregaciones, cuando surgen. Pero el pastor
continúa siendo el centro de las atenciones. Y casi se puede decir que hay
pastores más bendecidos que otros. Llamó la atención que en los cultos de
la conferencia el predicador siempre fue ungido por manos de un laico
121
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
122
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136
R. E. Zwetsch, Um caso de amor: Diálogo com o movimento carismático [da
IECLB], en: P. Suess, organizador, Os confins do mundo no meio de nós. Simpósio
Missiológico Internacional. São Paulo: Paulinas, 2000, 163-172. Este texto fue escrito
como una propuesta de diálogo teológico dirigido al MRE, enviado a uno de sus líderes,
mas nunca recibí respuesta alguna.
123
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Conclusión
Este caso quizás nos pueda enseñar una vez más cómo es difícil
tratar de las cuestiones de la práctica de la fe en relación con las
experiencias del Espíritu Santo. Veo que hubo falta de habilidad tanto del
MRE como de la iglesia institucional y también de las instancias más
teológicas, como los centros de formación, entre quienes me siento
incluido. Hay que reconocer que hubo intolerancias de parte a parte, y al
final, la decisión sin vuelta del propio MRE en no aceptar más el camino
difícil de la discusión teológica y del diálogo que supone reconocimiento
y actitud clara de búsqueda de unidad. Como decía al inicio, de esta
manera toda la iglesia ha quedado más pobre. Pero sin duda, jamás será la
misma iglesia de antes. El Espíritu sopla donde quiere. Y esto continuará
a ser un reto permanente para ambos, para el MRE que ahora se tornó una
nueva comunidad eclesial y para la IECLB que no puede dejar de
presentar cuentas de su fe y práctica frente a Dios y el pueblo.
124
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Capítulo 3
Perspectiva bíblico-teológica
125
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Ensayo 6:
Daniel Chiquete
Introducción
Licenciado en Arquitectura por la Universidad Autónoma de Sinaloa; Licenciado en
Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana; Doctor en Teología por la
Universidad de Hamburgo. Actualmente es director de estudios en la Missionsakademie
de la Universidad de Hamburgo, Alemania.
126
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127
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128
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137
Esta es la afirmación central que en los últimos años se ha venido convirtiendo en
consenso en los estudios paulinos entre los exegetas anglosajones identificados como la
“nueva perspectiva”. Algunos de los autores más representativos de esta posición
teológica son Ed. P. Sanders, James Dunn y Daniel Boyarin.
138
La siguiente observación de J. Comblin, El Espíritu Santo y la liberación. San Pablo:
Paulinas, 1986, 161, en referencia a las comunidades eclesiales de base, considero es
válida también para muchas comunidades pentecostales: “Por un lado, tenemos
experiencias espirituales sin referencias teológicas, y por otro lado, tenemos una
129
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130
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
139
Ver D. Chiquete, Silencio elocuente. Una interpretación teológica de la arquitectura
pentecostal. Costa Rica: UBL; CETELA, 2006, 123-128.
140
D. Chiquete, Sanidad, salvación y misión. El ministerio de sanidad en el
pentecostalismo latinoamericano, en: D. Chiquete, Haciendo camino al andar. Siete
131
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
ensayos de teología pentecostal. Costa Rica: Centro Cristiano Casa de Vida, 2007, 125-
146.
141
A. Ibarra Silguero, Entre la espontaneidad y el profesionalismo. Análisis del fenómeno
litúrgico-musical contemporáneo en América Latina. Coatzacoalcos: Buena Noticia,
2000, 70-80.
142
Como señala U. Schnelle, Paulus. Leben und Denken. Berlin; New York: Walter de
Gruyter, 2003, 556: “Como generador de vida y fuerza vivificante el Señor es Espíritu, y
esto significa que la pneumatología describe la forma de existencia y de acción del
Exaltado en la comunidad.”
132
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
143
De acuerdo a M. Welker, Gottes Geist. Theologie des Heiligen Geistes. Neukirchen-
Vluyn: Neukirchener, 1993, 224: “El Espíritu hace efectivas o se sirve de especiales
formas de comprensión, de tal manera que las personas se ponen a sí mismas en
referencia a la plenitud del poder del Espíritu, de cuya presencia y accionar reales
pueden testificar, aún en relaciones de vida y experiencias limitadas.”
133
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
134
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
144
Pablo siempre le atribuyó un valor teológico al sufrimiento de Cristo (la “cruz”), así
como a los sufrimientos personales, como se aprecia en los largos reportes de ellos en
varias de sus cartas. En la conclusión de Gálatas exige: “De aquí en adelante, nadie me
cause molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús” (6:17).
135
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136
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137
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138
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148
La exclamación “Abba, Padre” es una combinación del término “padre” del arameo
y el griego. Es una expresión que Jesús usaba con frecuencia para dirigirse a Dios en
oración, y es probable que por ello fuera usada también en las primeras comunidades
cristianas. Ver J. Jeremias, Abba, en: Abba. El mensaje central del Nuevo Testamento.
Salamanca: Sígueme, 1989, 17-90. J. Comblin, El Espíritu Santo y la liberación, 94, la
interpreta así: “San Pablo nos muestra al Espíritu en el origen del grito del pueblo de los
pobres del mundo, que se ha convertido en el nuevo pueblo de Dios, en la nueva
humanidad.”
139
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
149
Cualquier creyente pentecostal podría afirmar la siguiente sentencia de E. Schweizer,
El Espíritu Santo, 110: “Nosotros aprendemos a decir «Abba, Padre» y, por tanto,
entendemos a Dios no como un poder lejano y misterioso, al cual se teme o del cual se
prescinde en la vida encogiéndose de hombros, porque no se sabe nada exactamente de
él, sino como aquél que quiere vivir en medio de nosotros, y ciertamente, como uno que
nos ama extraordinariamente.”
150
Según R. Longenecker, Galatians. Dallas, Texas: Word Books Publisher, 1990, 173:
“Para Pablo, se ve, la filiación y recepción del Espíritu están tan íntimamente
relacionadas que uno puede hablar de ellos en cualquier orden.”
140
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
151
Anota T. Wiley, Pablo de Tarso y las primeras cristianas gentiles. Reflexiones desde
la Carta a los gálatas. Salamanca: Sígueme, 2005, 25: “Una dimensión clave de esta
nueva realidad social es que el género no determina la forma de pertenecer. Los criterios
para la pertenencia y la salvación son iguales para mujeres y varones.”
152
Afirma R. Longenecker, Galatians, 174: “La función primaria del Espíritu en la vida
de una persona, sin embargo, no es causar que el creyente en Jesús llegue a ser una
persona „espiritual‟ o „carismática‟, como popularmente se asume con frecuencia, sino
testificar de la relación filial de los creyentes con Dios que fue establecida por la obra de
Cristo.” En la misma dirección apunta W. Schrage, Ética del Nuevo Testamento.
Salamanca: Sígueme, 1987, 214: “[Pablo] rechaza la visión iluminista de que el Espíritu
se manifiesta preferentemente en lo milagroso y espectacular, en lo extraordinario y en lo
sobrenatural. El Espíritu se encuentra más bien inmerso en la esencia de la vida nueva,
llegando incluso a los detalles insignificantes y cotidianos.”
141
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
142
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
153
Señala U. Schnelle, Paulus, 562: “El Espíritu como fuerza fundamental de la acción de
Dios liga a los individuos en el orden comunitario, el cual es caracterizado por el poder
del amor y la resignificación de las estructuras del viejo mundo.”
154
Según W. Schrage, Ética del Nuevo Testamento, 212: “La libertad no llega a su
radicalidad con el libertinismo sino bajo la forma del servicio.”
143
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
humano. Estas virtudes son las que crean y mantienen unidas y fuertes a
las comunidades, vinculadas por el ejercicio de la libertad y el amor,
impulsando a un compromiso por una vida comunitaria enriquecedora.155
Lo anteriormente expuesto adquiere rotunda concreción en 5,14:
“Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.” Pablo no está en contra de la ley en sí, sino en la
esclavitud que genera cuando se le transforma en legalismo que suplanta
lo esencial, que es la práctica del amor.156 En el contexto de Gálatas, la
realización del amor sin límites sólo es posible como don del Espíritu. He
aquí un aspecto que debe ser una fuerte llamada de atención a un
pentecostalismo obsesionado con las manifestaciones espectaculares del
Espíritu, cuando lo profundamente espiritual se da en las situaciones
concretas de la vida comunitaria y en el florecimiento de las virtudes que
posibilitan las relaciones humanas plenas y constructivas: “amor, gozo,
paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”
(5:22-23). También rotunda me parece la afirmación de Pablo respecto al
despliegue de estas virtudes, fruto del Espíritu: “En contra de tales cosas,
no hay ley.”
Es revelador que las dos primeras virtudes fruto del Espíritu sean
el amor y la alegría. En el amor se llega al cumplimiento de toda la ley.
Se trata de un amor que apunta hacia Dios, pero principalmente que tiene
en la comunidad su ámbito de realización. Pero también el ámbito del
Espíritu se revela como un espacio donde reina la alegría. Se trata de la
155
De acuerdo a E. Tamez, Carta a los Gálatas, 900: “Para Pablo no hay justificación si
la fe no se manifiesta en el amor (Gl. 5,6). Para Pablo lo que importa es la nueva
creación (6,15) y ésta es solo aquella que produce los frutos del Espíritu.”
156
Me parece muy oportuna la observación de W. Schrage, Ética del Nuevo Testamento,
216: “El mismo Espíritu es el que crea el fruto, pero también se lo exige al hombre
[sic.]. Por esta razón, el fruto del Espíritu mencionado en primer lugar, el amor, no es
solamente un don y un fruto del Espíritu sino, también, un mandamiento.” También
importante me parece W. Schrage, Ética del Nuevo Testamento, 261: “Este amor a los
demás que renuncia a sí mismo no solamente es el centro y el núcleo, sino también es el
criterio verdaderamente determinante de la ética paulina.”
144
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
157
F. W. Horn, Das Angeld des Geistes, 357.
158
Comenta L. Boff, Iglesia: carisma y poder. Ensayos de eclesiología militante.
Santander: Sal Terrae, 1982, 5a. edición, 235: “Vivir según el Espíritu o con un cuerpo
espiritual no significa vivir únicamente en el espíritu y sin el cuerpo, sino vivir con
cuerpo y alma y, consiguientemente, repleto de Dios.”
145
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
146
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
159
Comparto la siguiente opinión de J. Comblin, El Espíritu Santo y la liberación, 89:
“La libertad fundamental es aquella que libera de las ataduras que el ser humano
encuentra en sí mismo.”
147
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
148
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
160
En esta dirección reflexiona también E. Villafañe, El Espíritu liberador. Hacia una
ética social pentecostal hispanoamericana. Buenos Aires: Nueva Creación, 1996, 165:
“El Reino de Dios, el proyecto histórico del Espíritu, toma seriamente al mundo, como
humanidad y como creación, y a su cultura. La historia presente es afirmada, por cuanto
la historia es el campo de la obediencia de la fe del Reino de Dios.”
149
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
150
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Ensayo 7:
Laura Saá
Introducción
Licenciada en Teología; Candidata al Doctorado en Teología; ministra ordenada de la
Iglesia del Evangelio Cuadrangular del Ecuador; trabaja en el Semisud, Quito, Ecuador,
como Coordinadora de Programas en Teología y Estudios Transculturales.
161
B. Campos, De la Reforma protestante a la pentecostalidad de la iglesia. Quito:
CLAI, 1997, 97.
151
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162
J. Míguez Bonino, Nuevos rostros del protestantismo latinoamericano. Buenos
Aires: Nueva Creación, 1995, 64.
152
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163
H. Haag y otros, Diccionario de la Biblia. Barcelona: Herder, 2003, 1879-1994.
153
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164
Santa Biblia. Reina Valera versión 1995. Sociedades Bíblicas Unidas.
154
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
1. En el hebreo
Con esta palabra se traduce del hebreo la raíz yšh: yesha, yeshuah,
teshuah la cual proviene de la raíz yasa (ser ancho); en consecuencia
puede traducirse como ensanchar, librar, salvar. Es decir, su significado
básico es introducir en un ambiente espacioso como lo expresa el Sal.
18:36: “Ensanchaste mis pasos debajo de mí y mis pies no han
resbalado”; pero si nos damos cuenta, desde el comienzo se aprecia el
sentido metafórico de liberación de la más variada especie y los medios
para llegar a ella.
Por lo tanto, puede referirse a la salvación de un individuo como la
liberación de una enfermedad, de los problemas, del peligro o inclusive de
155
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
2. En la Biblia en griego
165
E. Salazar, La sobreabundante gracia de Dios. Santiago: Ebenezer, 2006.
156
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
157
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
158
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
166
F. F. Bruce, A. R. Millard y J. I. Packer, Nuevo Diccionario Bíblico Certeza.
Barcelona, Buenos Aires: CERTEZA, 2003, 1220-1225.
159
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
160
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
167
G. Ravasi, Los profetas. Santafé de Bogotá, Colombia: San Pablo, 1991, 201-205.
161
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162
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163
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168
E. Salazar, La sobreabundante gracia de Dios, 4.
164
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165
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
169
M. Henry, Comentario exegético devocional a toda la Biblia. Barcelona: CLIE,
1999, 785.
166
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167
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
170
D. López, La misión liberadora de Jesús. El mensaje del evangelio de Lucas. Lima:
Ediciones Puma, 2004, 110-111.
168
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171
Álvarez, Carmelo, Pentecostalismo y liberación. San José, Costa Rica: DEI, 1992, 104-105.
169
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170
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172
C. Álvarez, Pentecostalismo y liberación, 106-107.
173
W. Hollenweger, El Pentecostalismo. Historia y Doctrinas, Buenos Aires: La
Aurora, 1976, 305.
171
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Muchas veces los miembros de las iglesias pentecostales salen por las
calles cantando, visitan las villas miserias y les cantan, acompañados por
la guitarra o la mandolina. Primero, los que los escuchan, se burlan de
ellos, después la expresión del rostro de los pentecostales empieza a
convencerles… por simple curiosidad o aburrimiento se les seguirá.
Escuchan a su predicador que tiene las mismas luchas diarias de ellos,
empiezan a reconocerlo como “uno de nosotros” y después de asistir a
varias de sus reuniones, se convierten. Ya no se sienten expuestos a las
inseguridades, al hambre, a la falta de trabajo, al alcoholismo, a la falta
de albergue porque se sienten dentro de una familia. Tienen “hermanos”
y “hermanas” que les ayudan y les inculcan normas éticas. Se les enseña
no a escribir, pero sí a leer las partes más importantes de la Biblia. Leen
no sólo la Biblia sino también los diarios y mandan a sus hijos a las
escuelas. Y cómo ya no despilfarran el dinero, tal vez los envían a la
universidad. Todo esto se debe al Salvador, que los liberó de sus cargas
y los sacó del laberinto del pecado, de la apatía y la desesperación: todo
se lo deben al Espíritu Santo, su fe se afirma aún más por las curaciones
milagrosas, las visiones y el hablar en lenguas no aprendidas.
Conclusiones
174
W. Hollenweger, El Pentecostalismo, 307.
172
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173
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Ensayo 8:
174
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
175
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
176
Mi experiencia pentecostal viene de mi participación en la Iglesia de Dios de la
Profecía (Arica, Chile), Iglesia de Cristo Pentecostal Boliviana, Iglesia de Dios en
Bolivia, Misión Pentecostés de Bolivia y varias iglesias pentecostales en Bolivia
autodenominadas “independientes” (por “independiente” entiendo que no están afiliadas
a denominaciones provenientes del extranjero ni con iglesias nacionales reconocidas por
el Ministerio de Culto).
176
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
1. Pecado y salvación
La culpa de que “nada vale” la tiene él mismo, por ser pecador. Hay
personas que no tienen una vida que se pueda reprobar, incluso sus
hechos muestran que son honradas y solidarias, ellas, sin embargo, si no
se “convierten” están condenadas igual que otras que cometen grandes
males. El pecado no es sólo cometer delitos sino también el no reconocer
a Cristo como Señor y Dios. Así tenemos dos dimensiones del pecado en
la fe pentecostal: a) las malas obras propiamente y b) el orgullo y la
soberbia por no reconocer a Cristo como Dios, Salvador y Señor: “puedes
ser muy bueno, hacer grandes obras de misericordia, pero si no reconoces
a Cristo como Dios, como Salvador y Señor de tu vida, estás perdido de
todas formas”.
El ser humano es un ser que siempre tiende al mal porque el pecado
es una herencia. Hemos heredado del primer hombre y de la primera
mujer el pecado, y por ello, la muerte (Ro. 3:23). El pecado que
cometemos en concreto, sólo es una prueba de que estamos hechos de
pecado: “somos pecadores por naturaleza”.177 Frente a ello no podemos
hacer nada sino aceptar nuestra derrota: “reconozco que soy un perdido
pecador”, y que nada podemos hacer para remediarlo, es decir, no
podemos salvarnos por cuenta propia, quedándonos como única
alternativa el “aceptar a Cristo” (Hch. 16:31).
Si las buenas obras no salvan, tampoco las malas de por sí
condenan, un malhechor puede convertirse a Cristo y puede también
salvarse. Aquí no hay injusticia, sino justicia divina, pues, el punto es que
177
Se cita frecuentemente, entre otros textos, la Carta de Pablo a los Romanos: Ro.
1:18-32.
177
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
ante los ojos de Dios todos los seres humanos tienen la misma condición
de pecadores y todos por igual pueden salvarse: el más grande criminal
puede salvarse si reconoce a Cristo como su Salvador. Pero, como se verá
más adelante, no basta con reconocerlo, es necesario “hacer su voluntad”,
“seguirlo”.
Sólo Cristo nos justifica antes Dios por nuestros pecados, no
importando si antes de “recibirlo en nuestro corazón” hacíamos buenas o
malas obras. Quien hacía buenas obras puede seguir haciéndolas, quien
hacía las malas “ya no debe seguir pecando” y comenzar a hacer las
buenas (Jn. 8:10-11; Ro. 6:1-14). Pero las obras no son lo que importa en
último término, sino de cuán fieles somos a Cristo, es decir, de cuánta
gloria y honra podemos darle, de cuánta devoción tenemos para con Él.
Tengo la impresión de que en la fe pentecostal no son, en el fondo,
las obras lo que cuentan, sino el “aceptar y recibir a Cristo”. Las buenas
obras vienen como consecuencia de la salvación. No se puede ser
creyente y hacer malas obras. Por supuesto, que la persona “conversa” no
es inmune al pecado, pero sus pecados ya no son grandes males, sino
“caídas” o “pruebas” que le ayudan en su “crecimiento espiritual”. Si
cometiera grandes males: asesinato, suicidio, violación, sería prueba de
que “jamás se convirtió de verdad”. En definitiva, las buenas obras son el
fruto del Espíritu (Ga. 5:16-26) que la persona cristiana da si realmente se
ha convertido.
El “aceptar a Cristo”, “recibirlo como Salvador”, el “tenerlo
morando en el corazón” no es lo único, pues luego de ello viene la
santificación, donde es fundamental el bautismo del Espíritu Santo (Hch.
2:1-13). El Espíritu siempre ha estado interviniendo en la vida de la
persona que se ha “convertido”, pues sin Él no hubiera siquiera escuchado
el evangelio, sin embargo, cuando el Espíritu la bautiza se manifiesta
plenamente en su vida. A partir de ahí, interviene y participa de manera
más activa en su vida y dentro de su ser. El Espíritu estuvo antes en la
vida de la persona, pero ahora está con todo su poder (Hch. 1:8). El
Espíritu se posesiona en la persona creyente dándole una nueva vida. El
178
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
178
Aquí está presente la “teología de la satisfacción” de San Anselmo (1033-1109). Tal
teología señala la culpabilidad del ser humano por haber destruido con su pecado la ley
y el orden divino. El ser humano con su pecado ofende a Dios, no le da la honra que se
merece. Al pecar hace la guerra a Dios y le roba. Por ello se convierte en un ser injusto.
Su pecado incluso le hace resistir la ley de Dios y devela así su soberbia y orgullo. Dios
quiere que su criatura restituya su ofensa, por eso ella debe pagar. Según Anselmo, la
justicia de Dios es no perdonar la injusticia del ser humano. El ser humano es injusto y
si Dios le perdona estaría fomentando la injusticia, lo que resultaría contradictorio a su
naturaleza divina que es ser justa y legal. Siendo Dios un juez justo no puede tolerar la
injusticia del ser humano pecador. Por eso lo justo para Dios es compeler al ser humano
que pague. Lo justo para Dios es que se cumpla el imperativo de su justicia. Aquí la
justicia de Dios no tiene que ver con la misericordia, sino con el cumplimiento de la ley
y el orden. Anselmo concibe la misericordia dentro del marco de la ley.
El ser humano no puede pagar la deuda por su pecado porque es pecador por naturaleza.
Así, su deuda es impagable. Como una solución a esto, Cristo, en su infinito amor,
ofrece pagarla. Sólo la sangre de Cristo puede perdonar una deuda impagable. Dios no
179
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
2. La ley de Cristo
se opone a este sacrifico, lo acepta. No obliga a su Hijo a morir, pero recibe su muerte
para satisfacer la justicia que demanda.
Cristo puede pagar la deuda impagable en lugar del ser humano porque muere como ser
humano, su sangre satisface la demanda de Dios y puede hacerlo porque es a la vez
Dios. Sólo Dios Hijo puede satisfacer la justicia de Dios Padre. Pero con este sacrificio
el ser humano no se salva de pagar deudas, pues debe imitar a Cristo y pagar también
todas las deudas que tiene. Así, pueden apelar a este crédito quienes aceptan a Cristo
imitando y pagando la deuda como Él lo hizo. Ser cristiano, en definitiva, es estar
dispuesto a cumplir el pago de deudas y cumplir la ley (divina) aun a costa de la vida,
como lo hizo Cristo. Para Anselmo Dios está lleno de ira, la misma que los seres
humanos pueden aplacar a precio de sangre. (ver F. Hinkelammert, Sacrificios humanos
y sociedad occidental. Lucifer y la bestia. San José: DEI, 1998, 3a. edición, 69-86; J. A.
Estrada, La imposible teodicea. La crisis de la fe en Dios. Madrid: Trotta, 1997, 147-
152.
179
Este Salmo inspira tal creencia: “He aquí en maldad he sido formado, y en pecado
me concibió mi madre” (Sal. 51:5).
180
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Estas normas en muchos casos llegan a ser muy rígidas, tanto así,
que incluso quitan la libre decisión de las y los miembros, que sienten que
llevan en sus hombros una carga muy pesada. Además, se prestan para
que unos humillen a otros o para que algunos se consideren mejores que
el resto: competencia por saber quién es más santo.
Las normas son herramientas que la comunidad usa para asegurar el
bienestar de sus miembros, pero he visto que hermanos y hermanas las
usan para sustentar legalismos que quitan la libertad de conciencia a las
personas. Las cosas se invierten: lo que era un medio se convierte en un
fin y el gran perdedor es el ser humano concreto, pues es sacrificado a
normas. Incluso he presenciado cómo la misma comunidad (o iglesia
local) es sacrificada a normas de la iglesia-institución.
Una de las razones del legalismo tal vez puede explicarse por esa
enseñanza de que “la salvación se pierde”. En las iglesias pentecostales
donde participé la gente piensa que nadie tiene asegurada su salvación,
depende cómo uno se comporte como cristiano. Uno puede “volver al
mundo” o “descarriarse”, por lo que no se puede saber si un creyente
finalmente se salvará. Depende mucho del cumplimiento de normas. El
acatamiento de normas prueba si la persona se ha “convertido de verdad”.
Aquí la ley es como un examen, si se la cumple es prueba que la
persona ya es salva, si no que aun está en peligro de perderse y
condenarse. Como no se puede cumplir la ley a la perfección, plasmarla
se vuelve una cotidiana batalla, donde constantemente se pierde y donde
infatigablemente hay que pedir perdón a Dios y humillarse.
Las normas no siempre se presentan como códigos, ni siquiera se
usa la palabra “norma” o “ley”, muchas veces es encubierta con la idea de
“hacer la voluntad de Dios” o “sujetarse a lo que Dios quiere”. ¿Qué
significa “sujetarse a Dios”? Pienso que se refiere a obedecer sus
mandamientos, es decir, sus normas divinas.
Esta obediencia se la presenta de manera radical: “hay que obedecer
a Dios sobre todos las cosas, cueste lo que cueste”. Esta enseñanza es
reforzada con la enseñanza de Jesús cuando dijo: “Si alguno viene a mi, y
no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
181
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
180
En el Evangelio de Mateo se lee: “El que ama padre o madre más que a mí, no es
digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma
su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí (Mt. 10:37-38).
181
Esta radicalidad queda muchas veces en discurso, la práctica muestra que no se
puede ser tan rígido. En todo caso, es como un impulso para mantenerse prestos o
despiertos para no cometer “pecados” o para no dejarse “seducir por el mundo”.
Hay que estar siempre prestos, pues Cristo puede venir en cualquier momento y
hallarnos en pecado. Apoyo bíblico para ello está en la “Parábola de las diez vírgenes”
(Mt. 25:1-13) que debían esperar al esposo con sus lámparas encendidas. Cinco de ellas
eran prudentes y tomaron consigo aceite para sus lámparas. Las otras cinco eran
insensatas y no se proveyeron de aceite. A la medianoche vino el esposo, las que tenían
aceite entraron con él a las bodas, las que no, fueron a comprar, pero la puerta se cerró y
cuando regresaron no pudieron entrar… No se sabe cuándo vendrá Cristo por eso es
necesario estar preparados/as con aceite en nuestras lámparas. Si somos insensatos/as
nos quedamos fuera y perderemos nuestra salvación.
182
Me pongo a pensar si en ¿nuestras? mismas sociedades, que muchos reconocen como
democráticas y liberales, las personas hacen lo que les parece. Uno siente que es preso
de leyes, estructuras, sistemas socioeconómicos, instituciones; presa del mercado que se
totaliza o del Estado que está en manos de una clase gobernante. Desde que nacemos
somos metidos a una especie de prisión. Quienes intentan afirmar su libertad son vistos
como “desadaptados”.
182
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
183
El instituto pentecostal donde estudié mis primeros cursos de teología, el pastor que
daba el curso de Soteriología nos enseñó que la salvación se pierde. Nos decía que uno
puede ser cristiano toda su vida y caer al final, de viejo, e irse al infierno. El temor al
infierno, dicho sea de paso, era uno de los principales impulsos para seguir en la iglesia
y para obedecer a Dios y a su siervos (pastores).
183
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
vivieron antes de Él y por los que vivimos después, incluso murió por los
que nacerán mañana.
Tal vez para algunos/as hermanos/as pentecostales sea placentero
cumplir la ley de Dios o de Cristo, pero para muchas personas, según he
podido notar, es una ley, es decir, un pesado gravamen como las que
imponían los fariseos al pueblo de Israel, haciendo de las personas seres
miserables (Mt. 23:1-36; Mc. 12:38-40; Lc. 11:37-53; 20: 45-47).
Como puede que pierda su salvación y como es imposible dejar de
pecar, la persona creyente debe constantemente humillarse ante Dios. La
ley o los mandamientos de Cristo exigen constante corrección, incesante
santificación, llevar “la pesada carga de la cruz de Cristo” en todo tiempo
y lugar. Se trata de un permanente afán por cumplir los mandamientos.
He constatado que todo esto produce ansiedad en muchos/as hermanos/as
pentecostales.
Hay una parte de un Salmo que las personas pentecostales citan con
frecuencia, que también refleja lo que ellas piensan del ser humano:
“¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre,
para que lo visites?” (Sal. 8:4).
El salmista se asombra de las grandes obras de Dios, del cielo, las
estrellas, y a la vez de la pequeñez del ser humano (hecho “poco menos
que los ángeles”). Pero más se maravilla que pese a su pequeñez Dios lo
ha coronado de honra y gloria al hacerle señorear sobre toda su creación
(Sal. 8:6-8).
La fe pentecostal interpreta esta idea del salmista en dos sentidos: a)
el ser humano sin Dios no vale nada y b) con Dios puede tener poder y
señorear sobre toda la creación. Al parecer esta pequeñez no es tan
insignificante: el ser humano está, ni más ni menos, a continuación de los
184
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
184
Lo he podido constatar recientemente en hermanas pentecostales de Arica con
quienes estamos estudiando la Biblia. Ellas afirmaban que durante gran parte de su vida
cristiana, hasta hace poco, habían temido el castigo de Dios e ir al infierno. Antes que
ver a Dios como alguien misericordioso, compasivo o como un amigo, lo habían visto
como un juez severo e implacable, que tiene el poder para mandar al infierno a quienes
son infieles, a quienes no van a la iglesia o no se someten a los líderes, o que cometen
alguna falta.
185
El pasaje bíblico (o parte de él) que sustenta el vivir para Dios y no para nosotros es
la que Pablo escribe a la iglesia de Galacia: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí (…)” (Ga. 2:20). La fe pentecostal la interpreta
como una preocupación total por agradar a Dios, no importando el precio. Por eso que
la vida cristiana se convierte en un permanente sacrificio: es necesario padecer como
Cristo en la cruz, y ningún padecimiento nuestro es como el de Cristo, por eso nada es
suficientemente sufrido. Así, cualquier padecimiento siempre es “insignificante” si se lo
compara con la crucifixión de Cristo. “Cristo murió por ti, ¿qué haces tú por Él?; te
185
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
quejas de cuanto sufres, pero Él no se quejó en la cruz, la aceptó por amor a ti”. Ante tal
expresión de “amor” no queda sino padecer contentos, sabiendo que Cristo padeció peor
a causa de nuestros pecados.
Dios es primero y nosotros siempre nos postergamos. Desde un punto de vista, se puede
decir que la ética es más importante que la estética, la ley pesa más que el placer. La
estética, entendida como una preocupación por nuestro cuerpo, es vista como una
actitud mezquina, egoísta, como el pecado de la sensualidad, por eso las hermanas
deben cubrir sus cuerpos, ponerse falda “hasta los tobillos”, no arreglarse el cabello (1
P. 3:3), en fin, la represión del cuerpo en el cristianismo tiene ya una larga tradición y el
pentecostalismo que conocí se suscribe en muchos aspectos a ella.
186
La base bíblica está en lo dicho por el apóstol Pablo en 1 Co. 7: 22 (Ro. 6:16-18).
187
“Yo os anuncio el Superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué
habéis hecho para superarle?
Hasta ahora todos los seres han dado de sí algo superior a ellos; y vosotros, ¿queréis ser
el reflujo de ese gran flujo, y volver a la bestia mejor que superar al hombre?
¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Pues eso es lo
que debe ser el hombre para el Superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa.
Habéis recorrido el camino que media desde el gusano hasta el hombre, y aun queda en
vosotros mucho de gusano”, en: F. Nietzsche, Así habló Zaratustra (un libro para todos
y para nadie). Buenos Aires: Editorial Tor, 1941 [1891], 7; El Anticristo, maldición
sobre el cristianismo. Madrid: Alianza Editorial, 1993 [1896].
186
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
188
Pienso en el Nietzsche de Así hablaba Zaratustra y considerando la interpretación
que hace de él R. Alves en su libro Hijos del mañana. Imaginación, creatividad y
renacimiento cultural. Salamanca: Sígueme, 1975 [1972].
189
Me refiero a la obra póstuma de Nietzsche: El Anticristo, maldición
sobre el cristianismo.
187
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
190
El dicho popular: “ayúdate que Dios te ayudará” no tiene validez para la fe
pentecostal. Para un o una pentecostal vale el: “nadie puede ayudarte sino sólo Dios”.
188
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
191
Mi hermana contribuyó muchos años a la Iglesia de Dios de la Profecía en Arica,
dedicó mucho tiempo para consolidarla, hacía de todo: vender “completos” (hot dogs),
predicar en la calle, asumir el liderazgo por falta de pastores. Hizo todo ello muchas
veces incluso a costa de su familia, pero jamás fue valorada como sí se valoraba y por
mucho menos a los varones que llegaban a Arica a pastorear por periodos cortos. Estuvo
al frente de la iglesia en Arica en varias oportunidades, pero nunca se le permitió de
manera oficial ser pastora. Está demás decir sobre el machismo que aún impera en
nuestras iglesias pentecostales y en muchas familias que son parte de ellas.
189
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
192
No quiero “hablar mal” de las hermanas y los hermanos pentecostales que he
conocido de esta forma, tan sólo me resisto a idealizar a todo el movimiento pentecostal.
Creo que siempre es tiempo de decir las “verdades” para corregirnos.
193
Pienso en un fragmento de su Dogmática eclesiástica (comenzada en 1932) que se
tradujo al español hace años bajo el título: La revelación como abolición de la religión
(1974).
194
Pablo en la carta a la iglesia de Roma cita el siguiente Salmo: “No hay justo ni aun
uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se
190
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto
es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su
boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre;
quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay
temor de Dios delante de sus ojos. (Ro. 3: 10-18)
195
Como en el caso del rey David o su hijo Salomón: David planea la muerte de su
prójimo, del general Urías, para quedarse con su esposa (2 S. 11:1-12: 1-25); Salomón
practicó la idolatría y ofreció sacrificios a dioses extranjeros traicionando así el pacto
que tenía con Yahvé (1 R. 11:1-12).
191
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Cristo, como un nuevo ser humano, como humano? Esto tal vez podría
ser así para las personas no pentecostales que intentan explicar la religión
cristiana con argumentos de la razón ilustrada, pero es inaceptable para
una persona pentecostal.
Para las personas pentecostales, Cristo no es una proyección de un
ser humano que ve en Cristo su propia humanización o plenificación, sino
otra persona. Cristo es absolutamente otro o el otro en su totalidad (como
lo plantea Karl Barth). Cristo nada tiene que ver con el ser humano, es
alguien que vino desde más allá del ser humano, el Otro absoluto, alguien
que interpela al ser humano desde un horizonte misterioso e inaccesible
para los humanos. Sólo de este modo puede hacer del ser humano un ser
humano completamente nuevo. Si fuera una proyección del mismo ser
humano viejo, no podría renovarlo, puesto que sería el mismo ser caído
proyectándose como Otro. Tiene que ser necesaria y completamente Otro,
alguien que viene de lejos del mundo que (des)conocemos, alguien que
nada tiene que ver con nosotros, totalmente distinto: como el viento que
no se sabe de donde viene ni a dónde va y que nos enseña a nacer de
nuevo (Jn. 3:8).
Es inescrutable la procedencia de ese completamente Otro. ¿De
dónde viene?, no lo podemos saber, sólo se percibe su Presencia que
llena, satisface, transforma. El ser humano es la casa de esa Presencia.
Una Presencia que inspira un nuevo ser y un nuevo lenguaje (un lenguaje
otro que las personas pentecostales buscan cuando “hablan en lenguas”).
192
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
196
Tengo que dejar en claro que la capacidad de poetizar no es algo trivial ni irracional,
algo meramente subjetivista e irresponsable, sino otra manera de ver el mundo y al
mismo ser humano, un retorno al origen del mundo y del humano, una percepción del
fundamento de nuestra realidad que le da sentido y valor. Es un deseo de retornar al
corazón humano, una búsqueda de libertad y amor.
Teólogos de renombre como Hans Küng oponen la verdad poética a la verdad científica,
diciendo que la teología no es verdad poética, sino ciencia. Y la ciencia para él una
actividad seria, que responde al criterio de hallar, no importando el costo, la verdad
entera y plena (H. Küng, Ser cristiano. Valladolid: Trotta, 1974, 1996, 86-87). Küng no
percibe que este mismo criterio ya está presente en la poesía, tanto la poesía como la
ciencia tienen como preocupación última el deseo y la pasión humana por la verdad, el
mundo y los seres que lo habitan: el ser humano quiere hacer del mundo un mundo que
le corresponda, en el que pueda ser feliz y libre. ¿No está este deseo en el fondo de la
ciencia? Una de las más acabadas reflexiones sobre el significado de la poesía y la
capacidad poética del humano, se puede leer en el libro La casa de la presencia. Poesía
e historia (1999) escrito por Octavio Paz.
193
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
197
Alves lo propuso hace tiempo en sus libros Cristianismo ¿opio o liberación?
Salamanca: Sígueme, 1973;
y en el citado Hijos del mañana. Salamanca: Sígueme, 1975, 82: “No está el hombre
necesariamente condenado a continuar hasta sus últimas e insensatas consecuencias los
errores que han cometido sus antecesores. No hay nada, absolutamente nada, que
asegure que la organización actual de la vida deba ser fatal. Experimentos nuevos, son
posibles nuevos intentos. La vida puede empezar de nuevo.”
En Cristianismo ¿opio o liberación?, 113: escribe: “El humanismo político considera el
futuro como el horizonte de posibilidades, o sea, abierto, para ser llenado por la acción
de la libertad procurada a la historia por la acción. Así crea el hombre el futuro, que
nunca está determinado. Esta es la razón por la que la acción es tan importante para la
humanización, porque no hay nada de lo que aguarda al hombre que no tenga que llevar
la marca de su acción.” Alves apuesta por el “humanismo político”, es decir, por el ser
humano, pues para él no hay verdad más alta que la humana. Alves confía en el poder
creador del ser humano para la transformación de la sociedad.
194
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
198
En lo personal, a veces me asusta la vida eterna pentecostal, me imagino estar
eternamente dando la gloria a Dios, alabándole día a día y por los siglos de los siglos.
Siento que de ese modo no podría vivir mi propia vida, que perdería mi autonomía y mi
libertad. Para siempre y jamás sin libertad y sin vida propia.
Escuchaba la idea de la vida eterna cuando niño y me imaginaba sentado o parado,
como cuando estaba en medio del culto, alabando a un ser terriblemente luminoso y
enorme, inconmovible y esperando siempre recibir nuestra glorificación. Por alguna
razón esta imagen no me producía alegría ni tranquilidad, sino impaciencia y temor. En
fin, me asusta no sólo el hecho de que pueda vivir eternamente, puesto que la sentiría
como una condena infernal, sino que esa vida sea un eterno “servicio”, un culto sin fin,
sea vivir para otro, para ese Dios que espera todo, absolutamente todo de nosotros,
olvidándome de mí mismo. Me perdería para siempre en la inmensidad de ese otro
egoísta, ya no sería yo. Esto último es algo parecido a una segunda muerte. ¿Cómo
195
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
somos de aquí, estamos en el mundo pero no somos del mundo” (Jn. 8:23;
15:19; 17:11, 14-15).
La mirada de quienes asumen la fe pentecostal está siempre puesta
en el más allá, más allá de todo, de la sociedad, del sistema económico,
político que produce injusticia. ¿Explica esto esa aparente “apoliticidad”
de varios grupos pentecostales, la indiferencia en relación con proyectos
de cambio en este mundo? Quieren el cambio y trabajan en ello, pero
rechazan toda praxis política que no ponga como justificación suprema y
como centro a Dios, “jamás sin Dios”. ¿El ser humano no está acaso
implícito en todo esto? ¿Es el muñeco feo que hay que ocultar? ¿No
vuelve el ser humano aquí cubierto de Dios? La concepción del ser
humano como “poca cosa” ¿será un pre-anuncio de un ser humano nuevo,
de la gran humanidad? ¿Dios crece acaso a expensas del ser humano, se
engrandece cuanto más pequeño somos nosotros?
La frase que se escucha de los hermanos y hermanas: “para mí sea
la misericordia y para Dios la honra y la gloria” ¿refleja una relación
humillante para el ser humano, o se trata más bien de la resurrección del
ser humano en Dios? El “sólo en Dios hay salvación” ¿qué significa para
un contexto, como el que tenemos en América Latina y el Caribe
caracterizado por la miseria humana: por la marginación, la violencia, la
corrupción o la pobreza espiritual-material?
Parece que la fe pentecostal rechaza imitar los humanismos
degenerados y apela “sólo a Dios”. La honra y la gloria, como dice el
salmista, es para el ser humano, de tal forma ¿se puede decir que entre
más gloria tenga el ser humano más aumenta la gloria de Dios?
Conclusión
196
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199
P. Tillich, Teología sistemática. Vol I. La razón y la revelación, el ser y Dios.
Barcelona: Ediciones Ariel, 1972.
197
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ser humano Dios. Y para ello no necesita una ley o una legitimación
externa, se hace Dios en tanto sujeto.
Cuando la persona pentecostal dice “para mí la misericordia”, está
reconociendo su miserabilidad en cuanto humano humillado, pero en la
frase siguiente se afirma como sujeto: “para Dios la honra y la gloria”. A
mayor honra y gloria de Dios, mayor honra y gloria para el ser humano.
Repito: de no ser así la fe pentecostal sería humillante para el ser humano.
Y aquí nadie es primero ni segundo, la honra y la gloria es, al mismo
tiempo, para Dios como para el ser humano.
198
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Capítulo 4
Perspectiva de género
199
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Ensayo 9:
Azucena López
Introducción
Licenciada en Teología. Estudios de posgrado con la Universidad Libre de Amsterdam.
Trabaja con la Iglesia de Dios en Nicaragua.
200
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201
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200
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios. 67a. Asamblea General.
Cleveland: Editorial Evangélica, 2007, 200.
201
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios, 198-199.
202
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
202
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios, 198.
203
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios, 201.
204
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios, 197.
203
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205
Enseñanzas, Disciplina y Gobierno de la Iglesia de Dios, 43.
204
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205
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206
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207
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208
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209
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
- Las cosas materiales son necesarias para poder vivir, pero las
espirituales son mejores.
- Dios se preocupa por las familias cristianas y desea morar en
cada una de ellas.
- Debemos escuchar con amor la Palabra de Dios.
- Dios no quiere que nos afanemos en las cosas materiales, hay
que sacar el tiempo para servirle visitando, orando, ayunando,
leyendo la Palabra de Dios, evangelizando, adornando la casa del
Señor, etc.
Según lo expresado por las mujeres de estos dos grupos, podemos
notar que Jesús y María son los personajes más queridos de este relato,
Marta no es bien vista por las lectoras. Su reclamo a Jesús es desaprobado
y es una demostración de poca espiritualidad y fidelidad a Jesús.
Solamente una mujer reconoció que Marta amaba a Jesús y su actitud es
comprensible porque estaba abrumada con mucho trabajo.
210
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
6. Conclusiones
211
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7. Reflexiones finales
212
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206
K. J. Torjesen, Cuando las mujeres eran sacerdotes. España: Ediciones Castaño,
1996, 70-71.
213
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Este relato nos presenta a dos mujeres que con sus acciones rompen
los esquemas de su tiempo y son presentadas como discípulas de Jesús.
Para el evangelio de Juan, es Marta y no Pedro quien da testimonio que
Jesús es el Cristo (Juan 11:27).
Algunas denominaciones cargan la herencia de la distinción entre el
“espacio de los varones” y el “espacio de las mujeres”, legitimando estas
posiciones con la Biblia y olvidando, como bien decía la pastora de
nuestra entrevista, que: “Dios llama y usa por igual a hombres y a
mujeres, él no hace diferencia de sexo”.
Nuestro reconocimiento al valor y trabajo tesonero de las mujeres
de estas congregaciones de la Iglesia de Dios, quienes con las
limitaciones humanas representadas en la estructura eclesial existente,
hacen un aporte valioso en un contexto caracterizado por la inestabilidad
económica, la violencia social y pocas esperanzas de mejorar sus
condiciones de vida.
214
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Capítulo 5
Perspectiva testimonial
215
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Ensayo 10:
Carmelo Álvarez
Introducción
Misionero asignado al relacionamiento con iglesias pentecostales de la Junta Común
de Ministerios Globales. Profesor afiliado del Seminario Teológico Cristiano
(Discípulos de Cristo) de Indianápolis. Profesor Adjunto del SEMISUD. Profesor del
Centro Venezolano de Estudios Teológicos.
216
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
207
C. Álvarez, Compartiendo la misión de Dios. Discípulos y pentecostales en
Venezuela. Quito: CLAI, 2007, 1-6.
217
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
208
Para una visión panorámica de este proceso véase la revista de la Sociedad de
Estudios Pentecostales PNEUMA y el Journal of Pentecostal Theology, editado por
Sheffield Academic Press, en Inglaterra.
209
C. Álvarez, editor, Pentecostalismo y liberación. Una experiencia latinoamericana.
San José: DEI, 1992, 249-254.
210
D. Sabanes Plou, Caminos de unidad. Un itinerario del diálogo ecuménico en
América Latina 1916-1991. Quito: CLAI, 1994, 59-64.
218
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211
J. Miguez Bonino, Ecumenismo y unidad de la Iglesia, Ponencia, Asamblea General,
CLAI, Concepción, Chile, enero 1995, 4.
212
O. Ortega, Ecumenismo del Espíritu, en: B. Gutiérrez y D. Smith, editores, En la
fuerza del Espíritu. Louisville: AIPRAL, CELEP, PCUSA, 1996, 183.
219
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
213
D. Dayton, Raíces teológicas del pentecostalismo. Buenos Aires: Grand Rapids;
Nueva Creación-Eerdmans, 1991; W. Hollenweger, Pentecostalism. Origins and
Developments Worldwide. Peabody, Mass., 1997.
214
D. Vaccaro, Así veo al Señor. Buenos Aires: Argen-Press, 1982, 192-193.
215
C. Álvarez, editor, Pentecostalismo y liberación, 254.
216
C. Álvarez, editor, Pentecostalismo y liberación, 251-254.
220
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
217
J. Hurtado, Lenguaje de cuerpos y sentimientos, Entrevista con Walter Hollenweger
en: Evangelio y Sociedad, SEPADE, Chile, No.11, oct-dic., 1991, 7-10.
218
J. J. Tamayo, Presente y futuro de la Teología de la Liberación. Madrid: San Pablo,
1994, 86-92.
221
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
219
C. Álvarez, Entrevistas al Obispo Enrique Chávez Campos, agosto-noviembre, 1983.
222
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
223
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
224
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
podido constatar que las reservas son recíprocas porque lo mismo piensan
líderes de las llamadas iglesias históricas. Aún en el ámbito de la relación
con otras iglesias pentecostales ha existido cierta competencia y reserva.
El obispo Chávez confesó que aspiraba a esa “unidad de las iglesias”,
pero lamentó la realidad de las divisiones y los cismas.229 Hay dos
momentos bien precisos que deseo ofrecer como relato sobre este tema.
Nos encontrábamos en la casa del obispo Chávez luego del culto un
domingo en la noche, siendo este servidor profesor visitante en la
Comunidad Teológica Evangélica de Chile, después de haber predicado
en dicho culto. Surgió el tema de la educación teológica y el obispo
destacó algunas preocupaciones que él siempre había tenido sobre la
“educación teológica liberal”. El obispo me mostró un documento breve y
conciso que él había presentado en 1966 a raíz de ciertos desacuerdos con
otras iglesias y líderes en la formación de la Comunidad Teológica de
Chile. Interpreté, y lo confirmo ahora, que había otras luchas de poder que
no vienen realmente al caso, ni arrojan luz sobre este tema. El punto
preocupante para el obispo era que “nuestros muchachos se enfrían y
pierden la fe”, cuando estudian en esos ambientes. Yo subrayé en aquella
ocasión y en muchas otras que ello no tenía que ser necesariamente así.
De hecho, otras iglesias chilenas pentecostales habían tenido estudiantes
allí, con resultados positivos. Además, aunque el obispo Chávez hacía un
gran esfuerzo por apoyar la educación teológica formal, y no tenía reparos
en la educación superior pues él había estudiado música en la Universidad
de Chile, siempre surgía esa sospecha e insatisfacción con los seminarios.
Esta desconfianza pentecostal con los seminarios tiene su larga historia, y
no pocas controversias, a través del mundo entero.230
En otro momento, durante las conferencias de medio año (1983) en
Los Ángeles, sur de Chile, el tema de la formación pastoral volvió a salir.
Esa noche habíamos tenido un largo culto donde tuvimos la inauguración
229
I. Palma, editora, En tierra extraña. Un itinerario del pueblo pentecostal chileno.
Santiago de Chile: Amerinda, 1988, 157-170.
230
C. Álvarez, Entrevistas al Obispo Enrique Chávez, Curicó, Chile, agosto-noviembre 1983.
225
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
231
W. J. Hollenweger, The Cristical Tradition of Pentecostalism, en: Journal of
Pentecostal Theology, No. 1, octubre 1992, 7-17.
226
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
227
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
1. Existe una tensión necesaria entre el Espíritu y las estructuras que hace
de la vida en el Espíritu un ingrediente indispensable en todo testimonio
ecuménico. Por ende, lo ecuménico es inherente a la acción del Espíritu.
4. El poder del Espíritu es algo más que magia. Es fuerza, energía, salud,
sanidad y milagro.234
234
G. Vaccaro, Así veo al Señor, 171-183; 190-193; 225-231.Además, G. Vaccaro,
Puntos fundamentales del Pentecostalismo. Quito: CLAI, 1992, 12-18; 25-30. G.
Vaccaro, Identidad Pentecostal. Quito: CLAI, 1990. Reseña histórica del movimiento
ecuménico (desarrollo, opciones y desafíos). Aportes del pentecostalismo al movimiento
ecuménico, en: C. Álvarez, editor, Pentecostalismo y liberación, 217-233.
228
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
235
G. Vaccaro, Identidad Pentecostal, 39-40.
236
G. Vaccaro, Identidad Pentecostal, 39.
229
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237
Entrevistas al Obispo Gabriel Vaccaro, marzo, 1984, Comunidad Teológica de México.
230
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238
Avelino González, en: Cuba: Testimonios y vivencias de un proceso revolucionario.
Entrevistas Carmelo Álvarez. San José: DEI, 1989, 59-60.
231
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
verdadero pentecostal tiene que estar, como dijo el Señor Jesús: „No te
ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno‟.
Tenemos que estar en el mundo, trabajando por un mundo mejor y así es
como realizaremos una verdadera misión profética Pentecostal”
(subrayado nuestro).239
Avelino entendió que el Evangelio, y por ende la acción del Espíritu
en su vida, le ofrecía la oportunidad de ser un ciudadano útil, un creyente
comprometido con la justicia y un servidor al más necesitado. Fue un gran
amigo y colaborador con la comunidad judía en Cuba, según lo expresó el
Dr. José Miller, presidente de aquella comunidad, al que escribe. En ello
demostró poseer un auténtico sentido del deber y el desprendimiento. Los
últimos años de su vida los gastó en un proyecto para la formación de un
centro de estudios teológicos en Nicaragua, colaborando con la Iglesia
Misión Cristiana de Nicaragua, con el apoyo de la Iglesia de los
Hermanos y el Ministerio Común para América Latina y el Caribe de los
Discípulos de Cristo y la Iglesia Unida de Cristo, ambas en Estados
Unidos.
239
Avelino González, 61.
232
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
240
C. Álvarez, Entrevistas con Exeario Sosa Luján, Campamento Nino Suárez, Uveral.
Estados Portuguesa, Semana Santa 1978. Gregorio Uzcátegui, Exeario Sosa Luján y su
práctica social con los pobres, (mimegrafiado).
241
C. Álvarez, Entrevistas con Exeario Sosa Luján.
242
C. Álvarez, Entrevistas con Exeario Sosa Luján.
233
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
243
Para un análisis más profundo de la trayectoria profética de la UEPV, léase, C.
Álvarez, Compartiendo la Misión de Dios. Discípulos y pentecostales en Venezuela, 29-
43.
244
G. Lugo, Ética social pentecostal: Santidad comprometida”, en: C. Álvarez, editor,
Pentecostalismo y liberación, 115-120.
234
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
5. Estos líderes son los forjadores de la CEPLA. Ellos fueron los que
abonaron el camino hacia la formación de esa coordinadora pentecostal
que va promoviendo encuentros nacionales con iglesias pentecostales “en
un esfuerzo de unidad” y manteniendo diálogos con el CLAI y el CMI.
235
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano II
Y si bien aún resta mucho por hacer, sin embargo existen múltiples
denominaciones pentecostales que van abriéndose poco a poco y el
'ecumenismo del Espíritu' se va imponiendo paso a paso para el bien de
las nuevas generaciones. Nosotros creemos que existe un 'ecumenismo
del Espíritu', cuya base se halla en Ezequiel 37:1-10, y que no tiene nada
que ver con los pactos humanos que responden a intereses, sino a
principios muy distintos.
245
R. Castillo, La UEPV una iglesia con vocación solidaria, en: El Informador
Pentecostal, año III, No. 5, agosto 1989, 9-13.
246
Consulta Pentecostal Latinoamericana, Viviendo en la unidad del Espíritu, Perú, 14-
19 de noviembre de 1994.
236
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247
G. Vaccaro, Identidad Pentecostal, 43.
237