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UN GASISTA SENSIBLE

como una ramita y vulnerable


Es probable que tenga una pérdida como un bicho
me dice el gasista en mi casa Me refiero al caño roto, le digo
¿pero qué hacemos en esta vida Ah bueno, me dice
sino tener una tras otra? eso sí puedo arreglarlo
Perdón, ¿cómo dijo? dije yo son 1500 pesos la mano de obra
claro -continuó- ¿no será que vinimos pero se lo dejo a 1000
al mundo a perder y a perdernos en él por el abrazo
a aferrarnos a las cosas para verlas luego partir
como parten las hojas de los árboles, el agua
de los charcos, el amor de los ojos, nuestra voz
de nuestro propio cuerpo?
No señor no lo sigo le dije pero
oh, nuestro propio cuerpo, manuel -siguió-
un banco de deudas, una muerte lenta, partido
perdido desde el comienzo, desde el primer
llanto hasta el último aliento
¿Usted leyó a Sartre?
No, le digo
¿Usted leyó a Nietzsche?
No, le digo
¿Usted leyó a Lacan?
¿Y usted es gasista...? le digo
¡¡el mejor de todos!! contesta
un gasista estudioso, un gasista pensante
un gasista profundo ¡y un gasista sensible,
manuel un gasista sensible!
¡venga ese abrazo, compañero! me dice
y sus brazos me rodearon con fuerza
¡sienta el dolor de estas pieles!, me dice
el dolor de existir, manuel, sienta nuestro
derrumbe, sienta la falta, y el deseo mismo
como falta
Yo siento olor a gas... le digo
¡Pero sienta la pérdida, la pérdida! me dice
¿De gas?
¡De vida, manuel! Y de cosas y personas
De todas esas hambres que ya no sentirá jamás
¿Pero usted puede arreglarla? le digo
¡Nadie puede! me dice, ¡nadie puede, muchacho!
es nuestra condición humana
la condena maravillosa a saberse esqueleto
y no muralla, a ser frágil

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