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Historia de las mujeres en Occidente

Bajo la dirección de George Duby-Michell Pernat

La mujer custodiada

Por Carla Casagrande

Hablar a las mujeres

Las mujeres tenían que convivir con las palabras de los hombres a quiénes una
determinada organización social (la iglesia) y una precisa ideología (la
cristiana) les había confiado el gobierno, tanto del cuerpo como del alma
femenina.

Desde finales del siglo XII al mismo término del siglo XV, se escribieron textos
de hombres de la Iglesia, como de laicos, quiénes con urgente necesidad,
elaboraron: a) valores, b) comportamientos para las mujeres. El hombre
amonesta, aconseja y ordena: textos genéricos, didáctico pastorales, de
transmisión ideológica sobre las mujeres.

Más allá de su participación laboral en el campo o en los mercados, su rol era


de: esposa, madre, hija. Objetivo, rol a remarcar, por la pastoral didáctico-
pedagógica.

Las obras para las mujeres entre los siglos XII y XIV, se publican tomando
palabras del pasado, de la sabiduría antigua, florecen textos exegéticos,
teológicos, de los padres fundadores de la Iglesia Católica.

¿A cuáles mujeres?

Se las categoriza, mirando el lugar donde están, la función que cumplen en la


vida social y religiosa. Se las piensa en categoría de “mujer”, con categoría
moral: mujer injuriosa, sujeto y objeto del pecado, mujer casta, símbolo de
virtud e instrumento de salvación.

Clasificación: para Alain de Lille, como audiencia (posible) para sus sermones:
vírgenes, viudas y casadas. A este autor se suman Jackes de Vitry y Gilbert de
Tournai, les dedicaban, sus trabajos, a las ya mencionadas más el agregado
de: sirvientas y monjas.

Por su parte el laico, Felipe de Novara, escribe el Tratado sobre las cuatro
edades del Hombre, donde propone una serie de normas para mujeres:
jóvenes, de mediana edad y ancianas.

Para las reinas, entre ellas su hija, escribe el rey San Luis.
Egidio Romano, sobre la base de la teoría política de Aristóteles, escribirá que
la base de la comunidad política natural es la familia y que el rol de la mujer
será el de esposa, madre e hija.

Humberto de Romans, en su manual de Predicadores, las clasifica:

 Religiosas: benedictinas, esterienses, dominicas, franciscanas, etc,


educadas en monasterios. -
 Laicas: nobles, burguesas ricas, solteras, sirvientas en casas ricas,
pobres en pequeñas aldeas rurales y finalmente las meretrices. –

El jurista florentino, Francisco de Barberino las clasifico en: joven, adolescente


antes de contraer matrimonio, mayor que el marido, las que se casan tarde,
casadas. Además, promueve sub- categorías: según provenga de la nobleza,
hija de juez o médico, de mercader o de trabajadores, religiosas por orden y
aquellas que desarrollan una actividad, dejando sin nombrar a las meretrices.
Las que son nombradas son potencialmente virtuosas las que no, son
marginadas socialmente, por su vida pecaminosa. Así las mujeres están
sometidas a una sociología-ideología, una moral como estilo de vida.

Normas de control, jóvenes y viejas.

Ante los múltiples criterios, en un corpus, de textos, el más simple es el de la


edad, calificadas en núbiles y viejas. Estas eran consideradas “interlocutoras
privilegiadas”, sabias, virtuosas, un modelo ejemplar para las otras mujeres en
la función de enseñar-corregir a las jóvenes.

A las núbiles les dedicaban textos específicos, sean de la nobleza, religiosas


que vivan fuera o dentro de monasterios y otros para las jóvenes hijas de los
campesinos. Aristóteles, enseñaba, la débil racionalidad de su naturaleza
femenina, aún sin completar, se une a la naturaleza de su condición infantil.

Con el criterio de la edad y el status serán clasificadas por el lugar que ocupan
o deberán ocupar en la sociedad.

Para el dominico Romas y el laico de Barberinos, las mujeres se multiplican


según los criterios que organizan toda la sociedad como la pertenencia a la
institución eclesiástica, el poder, la riqueza, el linaje, el trabajo. Las mujeres no
son más que esposas, madres, hijas, su función se limita a hacer y criar hijos.
Para Egidio Romano, la ubicación social de la mujer es la familia. Su único
trabajo es el doméstico. Pero no todas son iguales. Reinas, princesas, damas
de la corte, reciben enseñanza de textos específicos como el del rey San Luis,
que indican un deber ser: “perfecta en todo, para que, quién oiga hablar de ti y
te vea, pueda tomar un buen ejemplo”.
Vírgenes, viudas y casadas

Son tres categorías femeninas antiguas como prestigiosas. Para Alain de Lille,
Jackes de Vichy, entre otros, en sus textos reflejan como las mujeres se
presentan ante la sexualidad, por un lado, las vírgenes renuncian a ella, por
completo, en forma voluntaria y consiente. Las viudas ante el caso fortuito de la
muerte de su marido, pueden hacerlo. Finalmente, las casadas se limitan a un
uso parsimonioso del sexo en el interior de la familia y en función de esta.

Todas son castas y virtuosas, convirtiéndose, en un banco de pruebas, una


experiencia concreta en que toda una sociedad ha pensado y verificado un
concepto particular de la sexualidad. Dijo Tomás de Aquino: “la castidad tiene
su asiento en el alma aun cuando tiene en el cuerpo, su naturaleza”.

La virgen, la viuda y la casada coinciden en la práctica asidua de la plegaria, el


rechazo de adornos para el cuerpo, un parco uso de las palabras, la sobriedad.

En la jerarquía moral fundada en la castidad, la virgen ocupa el mismo lugar


que una reina. Así representan las figuras femeninas que encarnan del modo
más perfecto y completo los valores morales que toda mujer debe perseguir.
Hay una clasificación rígida y rigurosa por los valores y los modelos
propuestos, aunque ágil y flexible para un auditorio móvil y heterogéneo que
suma a religiosas y domésticas.

Así entre finales del siglo XII y comienzos del XIV, las vírgenes, viudas y
mujeres casadas se imponen como los principales interlocutores de:
predicadores y moralistas. Los tratados y predicciones moralistas, buscaban
que su éxito perdure, en el tiempo, en los siglos siguientes, clasificando a las
mujeres sobre el criterio espiritual de la castidad dejando, en un segundo plano,
las clasificaciones de tipo social o descartándolos por completo. Pero en los
siglos XIV y XV, la literatura didáctico-pastoral dirigida a las mujeres, cuando
predomina el uso de la lengua vulgar, incluso en hombres de la iglesia,
continuará dirigiéndose en su mayor parte a mujeres, viudas, doncellas jóvenes
y religiosas. Las mujeres son, ante todo, cuerpos destinados a la iglesia, a la
familia, vírgenes incontaminadas e íntegramente dedicadas a la vida del alma,
mujeres fecundas que garantizan la continuidad del núcleo familiar, capaces de
olvidar las exigencias de la carne para vivir la vida del espíritu.

La virtud de la virginidad. Una mujer venerada es la virgen María, el culto a


María, es algo que remite, esa virtualidad de la virginidad.
Mujeres vagabundas

Hay diferentes categorías o conceptos que se van tomando para pensar a


estas mujeres.

Las vagabundas Vivian en situación de calle estaban yendo de una ciudad a


otra eran muchas mujeres que se dedicaban a la prostitución. Por lo tanto,
también eran una amenaza para la sociedad. La prostitución inclusive fue
tolerada por los organismos religiosos, porque de esta manera era como que
algunos podían tener pasiones y evitar las violaciones. Es decir, como que se
tomaba, una válvula de escape para así evitar las violaciones. Aplicar esto, no
significa estar de acuerdo, sobre los conceptos o miradas sobre las mujeres.

La autora destaca, cual es la función de las mujeres tanto en lo público, como


en lo privado. Describe el rol que tenían que tener las mujeres que debían estar
en el ámbito privado, inclusive el vocabulario que se usaba.

La mujer custodiada

La autora entiende a la mujer como seres indefensos, como seres que no


deben estar en lugares masculinos, sometidas a las prácticas, a los modos de
los varones, y querer tener un rol especifico como ser una esposa, ama de
casa, sino se estaba preparada para ya para casarse, dedicarse a la vida
espiritual.

Con respecto a las mujeres viudas, que pretendían retomar su vida amorosa,
había una serie que se llama, “Las encerradas”, esta da a entender, una
manifestación, ir a la puerta de la casa, de la mujer que era viuda e impedirles
que desarrollaran una vida tranquila, a través de cantos y poniendo en
evidencia que tenía una nueva pareja.

Se refleja, cierta practica de “imposición de una moral” en otras palabras: “vos


sos viuda no podes rehacer tu vida. Quédate viuda, o te haces monja y te
dedicas a la vida espiritual o seguís viuda. Esto es lo que imponía la sociedad.
Las viudas que querían rehacer su vida tenían que migrar a otro país.

Estas prácticas antiguas continuaron a lo largo del siglo XX, pensar en que
había que “casar, bien a la hija”, era una práctica común, dependiendo el sector
social del cual pertenecieran. Muchas veces Europa fue conquistada de
manera pacífica, ¿Cómo lo hacían?, casándose con futuros herederos. EJ: las
guerras de sucesiones en el año1700 que después se cierra con el Tratado de
Utrecht en el año 1713. Es decir, hay una guerra de sucesión porque no
quieren que se queden con toda Europa, entonces hay que buscar otro
heredero que no domine toda Europa. Es una manera pacífica de conquistar
nuevas tierras o tener tres mil hectáreas más de campo.
Conclusión

Acá hay una cuestión de poder de autoridad de los hombres por sobre las
mujeres. Por una mala cuestión natural, una mala cuestión de la biología. La
biología los autoriza a categorizar, determinar los roles que tuvieron las
mujeres por su función biológica básica que es procrear. La mujer tiene el rol
de procrear especies humanas. Si no cumple ese rol se la pone en ciertas
categorías como; la vagabunda, la virgen, la buena esposa. Si no cumple el
mandato social de las mujeres en la edad media. Y como decíamos
anteriormente de cumplir con su mandato biológico de procrear y ser buena
esposa.

En el ámbito privado, la autora concluye que es una mujer custodiada por estas
cuestiones.

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