Está en la página 1de 3

Ni anonimia ni autoría individual: preponderancia del contexto en la obra de arte.

Acogiéndonos a la teoría estética propuesta por Walter Benjamin, puntualmente en su


escrito titulado “la obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica”, creemos
que en el mundo actual, que se caracteriza por el prurito homogeneizante y atomizante,
recuperar el valor del contexto es prioridad y más aún si nos referimos a la experiencia
estética. La razón por la cual creemos que para esta experiencia en particular es esencial
la determinante contextual, reside en que es siempre posibilitada por un ser humano,
el cual está situado en un contexto físico, ideológico, cultural e histórico en particular;
a partir de la relación dialéctica entre estos, es decir, el contexto y la persona, es que se
es capaz de crear, y como crear supone algo que aún no existe ¿cómo vamos a ser
capaces de crear algo que aún no existe si no sabemos qué es lo que sí existe a nuestro
alrededor? Cabe destacar que al referirnos a lo existente lo hacemos tanto en términos
materiales como “mentales”, en otras palabras, la característica de una obra de arte no
es la creación de un nuevo objeto físico antes inexistente, sino que la capacidad de
proponer una nueva forma de entender el mundo, desafiando los límites conceptuales
establecidos y valiéndose de las preciadas herramientas de la imaginación y el
misticismo, siendo este último una variable característica de la matriz teórica
benjaminiana.

En los siguientes párrafos nos dedicaremos a exponer por qué la propuesta del
pensador alemán es tan revolucionaria, en el sentido de volcar la vista hacia otro
aspecto de la obra de arte, lo cual quizás posibilite una nueva comprensión de la
naturaleza de ésta. Lo que él pretende derribar con este giro contextual es la concepción
hegemónica actual del arte, la cual al estructurarse a partir de las nociones de anónimo
y absoluto posibilita la objetivación de éste y por lo tanto se vuelve un producto
susceptible al mercadeo.

En primer lugar expondremos lo que Walter benjamín ofrece respecto al tema y en


segundo lugar vincularemos esta propuesta con otros análisis de la sociedad actual,
provenientes del psicoanálisis frommiano y del pensamiento descolonial, los cuales nos
permitirán comprender más a cabalidad la crítica expresada por el autor europeo.
1. Teoría estética de Walter Benjamin

Una de las premisas que podemos identificar en la propuesta estética de Walter


benjamín es la condicionalidad entre las variables naturales e históricas y el modo en
que la percepción sensorial se organiza, esto quiere decir, que lo que hoy se considera
“arte” está determinado por el cómo percibimos, lo cual a su vez está condicionado por
las cualidades del medio (externo e interno) en el cual se desenvuelve el sujeto. A pesar
de esta “relatividad”, Benjamín afirma que hay algo que, independiente del tipo de
consciencia y de percepción que tengan los sujetos, siempre es apreciable respecto a la
obra de arte, siendo esto su “aura”. A partir de este último concepto, aterrizamos en la
segunda premisa identificable en la matriz del pensador alemán, la cual indica que toda
obra de arte tiene una función ritual o por lo menos ahí encuentra su génesis, en otras
palabras, la obra de arte es la heredera más sublime del objeto religioso y ritual. Con el
concepto de “aura” se comprenderá la “manifestación irrepetible de una lejanía (por
cercana que pueda estar) (p.24). Ésta noción constituye la testificación histórica de la
obra, la cual le confiere “autenticidad”.

Respecto al concepto de “autenticidad”, Benjamin dirá que este criterio es el que ha


reemplazado la función ritual del arte, esto es que para determinar si algo es una obra
de arte debemos fijarnos en su “autenticidad”. Es más, la diferenciación y graduación
de la autenticidad ha sido una función importante del comercio del arte. (p.21).

Teniendo claros estos dos conceptos, estamos en condiciones de arribar a la crítica que
hace el autor alemán respecto al arte moderno. Su principal caballo de lucha es contra
la reproductibilidad, la cual según él, destituye a la obra de arte de su aura y por lo tanto
de su autenticidad. Al ser multicopiada, la testificación histórica de la obra de arte
(encarnada en la materialidad de la cual se compone) es sacrificada en pos de una
masificación de esta; la masificación sirve a la necesidad de poseer mediante el
consumo, cualidad propia de la sociedad capitalista moderna occidental. A modo de
simplificación, Walter benjamín cree que la única obra de arte como tal es aquella que
se hace en función de un contexto en particular, el cual responde a una tradición
histórica puntual y permite la manifestación de la espiritualidad del autor de la obra.

Las razones por las cuales el arte moderno rompe con el aura de la obra son las
siguientes: por un lado, gracias a la reproductibilidad se pierde la unicidad de la obra,
es decir, la multicopia se alza en desmedro de la singularidad y por otro lado el deseo
de posesión propio de la sociedad moderna capitalista occidental elimina la lejanía que
implica la noción de “aura”. La obra ahora queda determinada por su “valor exhibitivo”
en desmedro del “valor cultural” que desde sus inicios tuvo; ya no importa que la cosa
sea (en un sentido ontológico) sino que la cosa sea vista, para que así genere el deseo
de ser intercambiada en algún tipo de mercado.

2. Aportes desde otras líneas teóricas a la discusión

Es posible vincular el deseo incesante de reproducción de las cosas con la falta de


imaginación, con la anulación de la capacidad creativa del ser.

“La muerte del aura en cuanto distancia se da mediante un proceso que anula las
relaciones y asociaciones que el objeto puede generar, convirtiéndose en objeto
descontextualizado; un objeto que pierde el aura y la distancia en la medida en que
agota la capacidad de referirse a la serie de relaciones que lo ligaban a la realidad
efectual antes de ser apresado por el objetivo, como así también a las relaciones
imaginarias dentro de las cuales podía ser virtualmente inmerso gracias a las fuerzas
asociativas y evocativas del sujeto-observador”

También podría gustarte