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FECHA: 19 – 05 - 2019
Por tal motivo se encuentra una crítica muy marcada a todo aquel conocimiento que para
cierta época representó un paradigma, que lograba sostener nuestra visión del mundo y
como tal la realidad como la hemos contemplado.
En cierta medida esto le permite al autor iniciar cuestionando la palabra “verdad" donde
pone en una retórica muy marcada, que nuestro mundo como lo llegamos a ver esta
colapsando y que la búsqueda sobre la misma esta provocando ya un sesgo en como se
percibe dicho elemento.
En este caso el autor menciona que parte de la ideología que el posmodernismo posee, se
puede llegar a identificar que parte del fin que persigue esta postura ante las diferentes
ciencias que poseemos es la de cientificar y verlo como un producto del capitalismo, por
tal motivo se puede notar que existe una lucha constante por manualizar procesos
subjetivos.
Dando esta propuesta el autor, continúa con ejemplos muy claros sobre las fuertes críticas
que están surgiendo ante el colapso de la modernidad, donde considera que hay un vacío
y un a carencia de significado ante las propuestas psicoterapéuticas posmodernas.
Ante este postulado el autor quiere remarcar que la ideología marca un sesgo y llegar a
especificar su acción, impidiendo que exista algún tipo de influencia de otras ramas; al
generar el impedimento se llega a provocar el desprestigio de ciertos elementos entre esto
el autor menciona que esto le sucede a las ciencias sociales.
Al ser la ciencia y la visión sobre el mundo un significado creado por el ser humano,
hemos llegado a provocar un sesgo de aquello que entendemos por realidad, por lo que
es necesario considerar como una contrapropuesta la influencia e interacción que existe
por todos los elementos que hasta la época hemos llegado a crear, esto se considera como
un proceso constructivista; lógicamente remarcando las acciones y percepciones desde
cada ciencia.
Entonces menciona que las “verdades" llegan a transformarse en dogmas que marcan
cierto simbolismo y protegen la perspectiva de cierto aglomerado científico; por eso el
autor menciona que al tener un lenguaje claro y asociado a aquello que estamos
analizando nos permitiría reconocer su verdadera naturaleza.
Con este postulado nos encontramos ante la misma situación que alguna vez se ubicaron
los griegos, por esa causa en este momento la propuesta radica comenzar a percibir la
naturaleza y no este atravesado por una ceguera inconsciente; en tal rumbo esto genera
que la naturaleza del ser humano sea controlar la esencia y no significar a la misma.
Por eso afirma que para poder hablar de psicoterapia, debemos considerar que el problema
que surge tras la perspectiva verla desde la posmodernidad, nos hace perder de vista la
esencia del sujeto; por eso la propuesta de enfocarse en trabajar desde el constructivismo
hace que se distancie de los múltiples flujos de pensamiento construido a través de los
intereses económicos.
Para finalizar el autor nos menciona que parte del problema radica en intentar acoplar a
la psicoterapia en un paradigma que no puede sostener o explicar, todo aquello
relacionado a esta disciplina; por lo tanto es necesario reconocer al ser humano y
específicamente si psiquis como un elemento historicista, normalista, que abandona
creencias y que va más allá del tiempo o azar.
Se promueve a que se lo perciba como un ser que posee un contexto, donde fundamenta
su desarrollo, surgen crisis y hay posibilidades de desarrollo que rompe los límites
establecidos para comprender su esencia, se centra en ver a la subjetividad como el eje
principal y reconoce que el respeto del sí mismo, son elementos que rompen con lo
establecido; así nos transmite la idea de generar un desprendimiento de lo conocido para
poder llegar a una recodificación de lo aprehendido.
ARGUMENTOS
En este artículo nos encontramos con una fuerte crítica a la posmodernidad y los
elementos que han jugado en su cauce para desarrollar e influenciar a la ciencia;
lógicamente este proceso ha generado en la ciencia una postura dogmática donde se toma
en cuenta como única entidad guía de nuestra realidad. Por tal motivo se vuelve
interesante contemplar que muchos de los hallazgos que la raza humana ha tenido en todo
su paso por el planeta tierra, ha provocado que se creen diferentes hipótesis que fueron
rechazadas por no ajustarse a los límites o estructura aprobada por un “grupo
representativo” de los estudios sobre la realidad; esto provocó un sesgo en los
significantes de la realidad y a su vez un distanciamiento del proceso de desarrollo.
PALABRAS CLAVE
COMENTARIOS
Realmente esta lectura llega a esclarecer varias de las dudas que han surgido desde que
inicie el estudio de la maestría, por tal motivo me permitiré exponer varias de mis ideas
y consideraciones sobre lo que ha provocado en mi subjetividad. (Bunge, 2000)
Como primer epígrafe mencionar que ahora comprendo porque las “crisis existenciales”
se vuelven necesarias y son parte de nuestra naturaleza, debido que estas llegan a provocar
que se altere el rumbo de constancia o permanencia de ciertos elementos en la vida; por
este motivo considero que al ver a la vida como el flujo de in-permanencia es uno de los
caminos más adecuados, porque nos permitirá descubrir aquello con lo que funciona el
mundo en ese espacio y tiempo. (Diéguez Gómez, 2008)
Al postular esta idea nos encontramos frente a una de los elementos más estudiados por
la psicología y la acción que tiene la psicoterapia, que es la manera en que la subjetividad
del ser humano percibe su realidad, la misma que puede ser adecuada o inadecuada en
relación aquel elemento del paradigma que le llegue a influenciar.
Por lo tanto deseo rescatar una de las conclusiones que S. Freud realiza en su texto sobre
“el malestar de la cultura” donde reconoce que parte de los problemas que las personas
van adquiriendo tienen mucha relación con los cambios sociales que se van marcando en
la época, por lo cual es normal saber que con cada época se focalizan ciertos problemas
que están dormidos o pasan desapercibidos, y pareciera un mal juego pero esa sinergia
provoca el aparecimiento de un problema. (Freud, 1929)
Con esta pequeña referencia me atrevo a considerar estudios que quizás para la
posmodernidad sean elementos que no se los pueda considerar pero si solo cambiamos de
enfoque de abordaje científico por uno más literario podemos reconocer el valor de la
propuesta.
En conexión con esta propuesta adjuntaré el segundo epígrafe que tiene mucho que ver
con la forma en como yo como estudiante y ser humano con un conocimiento muy
diminuto de lo que es la realidad, me pongo a cuestionar que no es el objeto que estamos
observando o tratando de explicar cómo el problema central del nuestra existencia.
Se debe ver -como enfoque central desde mi punto de vista- al lenguaje como aquella
figura retórica abstracta y concreto, como la fuente de nuestro problema, por una sola
razón, el ser humano a lo largo de su historia siempre trato de explicar todo lo que le
rodea e intento buscar una explicación adecuada para cubrir los sesgos cognitivos que
poseía, por lo cual la necesidad de “crear una herramienta” fue el punto que generó un
apartamiento de nuestro objetivo como especie. (Freud, 1929)
Quizás mi propuesta sea muy generalista pero intento mostrar que parte de nuestra
naturaleza es encontrar razones adecuadas para lo que vivimos y un buen ejemplo que
desearía proponer es mi propio deseo por estudiar psicología; donde el peso que hubo por
seleccionar esta parte del saber fue reconocer como funciona el ser humano y “como es,
como es” lo cual me llevó a posicionarme en dejar de entender al resto y comenzar con
mi propio entendimiento. (Bunge, 2000)
Por eso ahora agradezco a toda mi vida académica que en cierta medida fue como un
rompecabezas que construyó y forjo ciertas experiencias para tener una lupa más o menos
estable que me permite ver de cierta manera “adecuada” mi realidad; sostengo esta esta
idea porque noto que el paradigma con el cual crecí provoca paradójicamente que
cuestionar a este elemento me hace centrarme en una relación circular de reafirmar su
existencia y no desprenderme.
En este sentido reconozco que “escapar de la realidad” no es una respuesta indicada, sino
que tenemos posicionarnos de cierta manera en que podamos romper la paradoja de
nuestra realidad subjetiva para poder encontrar un mejor camino que recorrer construido
por nuestra vida personal. (Bunge, 2000)
Como tercer epígrafe desearía nombrar aquel síntoma de la época que son las tomas de
postura y defensa dogmática de su realidad, reconozco que es un tema muy amplio para
trabajar considerando que topa muchos aspectos de la subjetividad de las personas, que
tienden a ser importantes porque en cierta medida son las bases de su “realidad”.
Pero mi intención es tomar esa idea para poder explicar mi postura por lo que ahora
conozco como ciencia; debido que la mayoría de seres humanos son educados y tienen
una historia de vida no solo personal, sino también heredada por nuestros progenitores
debemos considerar que somos una combinación que viene desde nuestro origen como
especie, y específicamente desde los registros que tenemos.
Por este motivo me atrevo a considerar que tenemos varios elementos que nuestro interior
que ha construido nuestra realidad y varios de esos hemos dejado de lado por no ajustarse
a lo que deseamos llamar “verdad” partiendo de esto comprendo como las guerras o
conflictos se dan desde todos los registros históricos por una incomprensión al otro.
Y este punto de vista es necesario considerarlo porque es por donde la ciencia y la religión
se han llegado a posicionar en nuestra época, debido a que da respuestas que justifican
las acciones que cada ser humano; por tal motivo noto como el paradigma no solo es
fundamental para la ciencia, sino que también es aquella entidad abstracta que genera un
proceso de desarrollo o la instauración de un problema por no estar de acuerdo con un
significado.
Por último quiero considerar que estamos en una época donde la frase “no sé qué pasa”
es una guía que permite reformular todo aquello que nos rige, considerando esto pienso
que sería oportuno tomar en cuenta uno de los postulados de Albert Ellis sobre la
consideración personal que cada ser humano podría tener; este autor menciona en varias
de su obra que uno de los objetivos para guiar al ser humano en su desarrollo es la
generación de un estado de consciencia que se vincule “al sí mismo” como un
reconcomiendo primero personal interno y luego externo. (Ellis, 1986)
Quizás para su época fue considerada como un elemento muy importante que poco a poco
fue perdiendo valía por lo tan amplio de postulado pero con una gran carga de verdad en
el mismo porque a lo largo de la historia muchos de los científicos y filósofos importantes
no tenían como objetivo solucionar la realidad, más bien su fin era entenderla a través de
sus propios ojos.
Pero algo que me llama mucho la atención es como este criterio que poseo quizás se ve
atravesado -como ya lo mencione antes- por la influencia de ese algo abstracto y que
quizás comparta mi postura con otras varias personas o quizás se torne equívoca mi
postulado. (Ellis, 1986)
Por esa razón considero que nuestra capacidad por adueñarnos de la realidad y perseguir
la seguridad nos ha hecho seguir en un círculo vicioso donde aquello que prima es la
manipulación y no la simple acción de apreciar lo que nos rodea, es más se torna un poco
complejo notar que intereses económicos manipulan desde las sombras nuestras acciones
y provocan un desprecio de aquello que solo puede ser percibido desde un sentir.
Quizás todo aquello que hemos conocido hasta ahora pueda cambiar mañana o solo
continuemos encerrados en la paradoja de nuestros propios deseos, no sabremos con
seguridad si lo único que hacemos es procurar apreciar el afuera y no nos damos cuenta
de la importancia que poseemos desde nuestro interior; quizás el dejarnos de comparar
sea con nuestro imaginario sea un primer paso y a su vez usar el imaginario para ver más
allá de lo evidente sea con que continuar.
Bibliografía
Bunge, Mario. (2000). Epistemología. Ed. Lavalle.Buenos Aires 2000, Cap IV, pp. 109 – 129.
Ellis, Albert. (1986). Terapia Racional Emotiva. Ed. PAX MEXICO.México. Cap I, pp. 10 – 28.