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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Universidad del Zulia

Maracaibo, Edo. Zulia

SISTEMA NORMATIVO DEL SILENCIO ADMINISTRATIVO


EN VENEZUELA
Introducción
El ordenamiento jurídico español establecía la obligación que tiene la
Administración Pública de resolver cualquier procedimiento administrativo, sin
importar su forma de iniciación. A pesar de esta obligación, la Administración tenía
la práctica habitual de abstenerse de pronunciarse o de actuar expresamente en
plazo en ciertos casos. Con el objetivo de evitar esta falta de diligencia por parte
de la Administración, proteger al ciudadano y ofrecerle cierta seguridad jurídica,
aparece la ficción jurídica de la figura del silencio administrativo, mediante el cual,
la Ley sustituye la voluntad inexistente de la Administración.
De este modo, a través del silencio administrativo se suple la falta de
actividad por parte de la Administración, entendiendo que dicha voluntad se ha
producido, lo que genera determinados efectos jurídicos, cuyo sentido puede
positivo o negativo.
Dentro de este contexto, el presente estudio, se plantea como un análisis
de la institución del silencio administrativo donde se ilustra su concepción
doctrinaria y jurisprudencial, las causas y efectos que produce dicha figura, las
acciones con la que cuentan los administrados tanto en sede administrativa como
en sede judicial para defenderse de la inacción administrativa.
Esquema

1. Definición de Silencio Administrativo


2. Finalidad del Silencio Administrativo
3. Naturaleza Jurídica
4. Concepción Jurisprudencial, Legal y Doctrinaria
5. Efectos del Silencio Administrativo Negativo
6. Supuestos de Procedencia del Silencio Administrativo de Efectos
Negativos
7. Acciones que pueden ser ejercidas por los administrados frente al
silencio de la Administración
7.1. Acción de Queja o Reclamo en Sede Administrativa
7.2. Recursos Administrativos
7.3. Recurso por Abstención o Carencia
7.4. Recurso de Nulidad
7.5. Medidas Cautelares
7.6. Amparo Constitucional
7.7. Acciones frente a decisiones tardías
1. Definición de Silencio Administrativo
La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA), entre las
instituciones novedosas que ha establecido en nuestro país, está la del
denominado silencio administrativo negativo, o en otras palabras, el
establecimiento de una presunción de negación de la solicitud o recurso, cuando
la Administración no resuelve expresamente en un lapso de tiempo determinado.
En efecto, la Ley Orgánica en su Art. 2, concreta el derecho de petición
establecido en la Constitución, y obliga a los funcionarios a decidir las instancias o
peticiones, es decir, a dar oportuna respuesta a los administrados. A tal efecto, la
Ley Orgánica prevé, en varios de sus artículos, lapsos concretos dentro de los
cuales deben resolverse por la Administración, las solicitudes y recursos. Sin
embargo, estas previsiones, no eran suficientes para garantizar la oportuna
respuesta a que tienen derecho los administrados. Era necesario prever medios o
garantías jurídicas de protección a los administrados contra el silencio de la
Administración, el cual hasta ahora, había sido incontrolado e incontrolable.
De allí que el Art. 4 de la Ley haya establecido la figura del silencio
administrativo negativo, a cuyo efecto prevé lo siguiente: “En los casos en que un
órgano de la Administración Pública no resolviere un asunto o recurso dentro de
los correspondientes lapsos, se considerará que ha resuelto negativamente y el
interesado podrá intentar el recurso inmediato siguiente, salvo disposición expresa
en contrario. Esta disposición no releva a los órganos administrativos, ni a sus
personeros, de las responsabilidades que le sean imputables por la omisión o la
demora”.
Ahora bien, esta norma requiere, en nuestro criterio, de una adecuada
interpretación, dentro del contexto general de la Ley Orgánica. Esta, en efecto, es
una Ley que regula básicamente, un conjunto de derechos y garantías de los
administrados frente a la Administración, por los que el Art. 4 debe ser
interpretado, también, en el sentido de haber consagrado una garantía más para
los particulares, sin relevar a la Administración de su obligación fundamental: la de
decidir los asuntos o recursos que cursan ante sus órganos. Esta aclaratoria,
aunque elemental, parece necesario formularla, por la mala interpretación que se
le ha dado a dicha disposición, en el sentido de considerarla como un perjuicio
para los administrados.

2. Finalidad del Silencio Administrativo


El hecho de que la Administración no resuelva un procedimiento genera una
falta de seguridad jurídica, pues el interesado queda en la incertidumbre sobre
cuándo se va a dictar resolución y cuál será su contenido. Para evitar esa
incertidumbre aparece dicha figura del silencio administrativo, que cumple una
triple finalidad:
 De garantía constituida a favor de los ciudadanos, que a tenor del silencio
pueden imputar un efecto concreto a la inactividad administrativa y, lo que
es más importante, no quedan inermes frente a la misma. El silencio
administrativo no es una excusa legal a invocar por la Administración para
poder así resolver o no, según le venga en gana, sino que es un
mecanismo o técnica inventada para proteger al particular de las
consecuencias perniciosas que puedan provocársele como consecuencia
del incumplimiento, por parte de aquélla, de la obligación que tiene de
resolver.
 De punición de la pasividad administrativa, de modo que el incumplimiento
por parte de la Administración de su deber de resolver permite al
interesado, en todo caso, alzarse contra las consecuencias de este
silencio, y, además, determina en ocasiones la estimación de sus
solicitudes, con todas las consecuencias asociadas a ello. La
Administración no tiene la facultad de guardar silencio ante las peticiones
de los ciudadanos, sino que tiene la obligación de resolver, siendo la
mecánica del silencio administrativo sólo un remedio para posibilitar el
acceso de los interesados a instancias administrativas superiores o bien a
la vía judicial.
 De control existente en el ámbito de las relaciones interorgánicas o
interadministrativas.

3. Naturaleza Jurídica
De la definición dada se desprende que el silencio administrativo es una
creación de la Ley en virtud de la cual se entiende estimada o desestimada una
petición o reclamación de los particulares. Al ser una ficción de la Ley, no se trata
de un acto, porque todo acto supone una manifestación de voluntad y en el caso
del silencio no hay tal voluntad.

4. Concepción Jurisprudencial, Legal y Doctrinaria


El objetivo principal de todo procedimiento administrativo es la obtención de
un acto administrativo en el que se adopte una decisión en la cual se manifieste la
voluntad de la Administración, en relación a una determinada solicitud de un
particular. Dentro de esta premisa encontramos el derecho a petición (Art. 51 de la
Constitución, Art. 2 de la LOPA y Art. 9 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley de la Administración Pública de 2014). Principios que son inherentes a la
prestación de la actividad administrativa. Sin embargo en la realidad existen
desviaciones al correcto funcionamiento de la Administración que hacen que se
produzcan los silencios administrativos, por lo que su puesta en práctica intenta
establecer un sistema de garantías que protejan al administrado de este anormal
funcionamiento, procurándole al ciudadano alternativas eficaces para el ejercicio
de sus derechos.
Siendo así, “se afirma que el silencio administrativo viene a constituir un
remedio jurídico sobre la posible infracción de un deber que pesa sobre la
Administración Publica: dar respuesta a las pretensiones de los interesados, bien
sea en forma afirmativa o en forma negativa, pero decidir siempre” (Araujo J.
2002: 502).
Doctrinalmente se sostiene que esta figura, encuentra su origen en la
necesidad de evitar que la Administración escape del control jurisdiccional de sus
actos, con solo permanecer inerte en su obligación de dar adecuada y oportuna
respuesta a las peticiones de los ciudadanos a fin de garantizar el correcto y buen
funcionamiento de la democracia y la protección de los derechos fundamentales
de los ciudadanos frente al Estado.
En relación al silencio de efectos negativos, puede decirse que el mismo
“se trata por tanto, de la consagración general de un efecto de valor negativo al
transcurso del tiempo sin que haya decisión de la Administración, presumiéndose
que el vencimiento del lapso legalmente prescrito para decidir se ha producido una
decisión tacita denegatoria de lo solicitado o del recurso interpuesto” (Brewer A.
2005: 543). Se afirma también que “el silencio negativo, como regla general (la
excepción es el silencio positivo), constituye, pues, una ficción que la ley establece
a los efectos de facilitar al interesado a una vía de revisión ulterior. No tiene otra
finalidad que la de facultar al interesado para considerar desestimada su petición,
al efecto de habilitarlo para accionar frente a una denegación presunta, el
correspondiente recurso administrativo o jurisdiccional” (Meier H. P. 355).
Ahora bien, con relación al silencio positivo, la doctrina ha dicho lo
siguiente: “Tiene un sentido y una funcionalidad totalmente diferente. De acuerdo
con ello, su configuración técnica, su ámbito de aplicación y su régimen jurídico
también son distintos. En su versión positiva o estimatoria el silencio de la
Administración no tiene nada que ver con la finalidad de facilitar las exigencias
procesales que derivan de la configuración impugnatoria del recurso contencioso-
administrativo. Es simplemente una técnica material de intervención policial, o de
tutela, que viene a hacer más suaves las exigencias de obtener para una
determinada actividad una autorización o aprobación administrativa. En rigor, el
silencio positivo sustituye esta técnica de la autorización o aprobación por la de un
veto susceptible de ejercitarse durante un plazo limitado, pasado el cual lo pedido
por el requeriente de entiende otorgado”.1
En Venezuela, el silencio positivo, por ser de carácter excepcional debe
estar expresamente previsto en la ley a ser aplicada al caso concreto, pues no
puede haber en materia de silencio positivo aplicación analógica y extensiva, tal

1
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (MINAMB) (1999-2001) Doctrina Administrativa de
la Dirección General de Consultoría Jurídica. Caracas-Venezuela. P 121.
como acertadamente a nuestro criterio, lo estableció a partir del 13 de diciembre
de 1999, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, mediante cambio
criterio (caso Sindicato Agrícola 168, C.A., vs. Gerente de Ingeniera Municipal del
Municipio Baruta del Estado Miranda), sentencia a través de la cual el mencionado
tribunal considero, que en materia de ordenación urbanística, en la que se había
venido aplicando la regla del silencio positivo por analogía, específicamente, en lo
concerniente a la solicitud de conformidad de las Variables Urbanas
Fundamentales, no opera el silencio administrativo positivo, cuando la
Administración omite pronunciarse dentro de los lapsos legalmente previstos.
Ahora bien, prestando atención al caso venezolano, encontramos en
nuestro país la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA) de 1981,
que comporta principalmente la base legal de la institución del silencio
administrativo negativo, como figura destinada a garantizar en la generalidad de
los casos, el derecho de los particulares a obtener una adecuada y oportuna
actuación administrativa a aquellos casos en que sea necesario un
pronunciamiento expreso de la misma.
Entonces tenemos que la falta de respuesta oportuna trae consigo una serie
de consecuencias jurídicas, según sea el caso, el silencio de la Administración
podrá tener consecuencias positivas (excepción de la regla) o negativas (regla
general). En tal sentido, si la solicitud de un administrado que corresponde ser
tramitada según la LOPA está carente de respuesta por parte del órgano o ente
público, esta deberá entenderse rechazada, lo que da derecho al particular para
intentar ante las autoridades jerárquicas superiores los recursos administrativos
pertinentes. Esta consecuencia jurídica está establecida en el Art. 4 de la LOPA.
Ahora bien, a como de comentario la excepción a la regla (silencio
administrativo positivo) podemos encontrarla en varios sectores de nuestro
ordenamiento jurídico. Tal es el caso de los Art. 49, 54 y 55 de la Ley Orgánica
para la Ordenación del Territorio de 1983, derogados por la nueva ley de
ordenación del territorio en sus Art. 118, 119 y 120; otro ejemplo de aplicación del
silencio positivo la encontramos en el Art. 206 de la Ley de Empresas de Seguros
y Reaseguros; igualmente en la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política
en su Art. 147 se hace presente la excepción a la regla.
5. Efectos del Silencio Administrativo Negativo
 Garantiza el derecho a la defensa frente a la inacción administrativa (Art. 51
de la Constitución y Art. 4 de la LOPA). El único sentido que tiene la
consagración del silencio administrativo en la Ley Orgánica, como
presunción de decisión denegatoria de la solicitud o recurso, frente a la
indefensión en la cual se encontraban los administrados por la no decisión
oportuna por la Administración de tales solicitudes o recursos, no es otro
que el establecimiento de un beneficio para los particulares, para
precisamente, superar esa indefensión. La norma del Art. 4 de la Ley
Orgánica, por tanto, se ha establecido a favor de los particulares y no a
favor de la Administración.
 Libertad de elección, ya que una vez ocurrido el silencio el particular tendrá
tres opciones: recurrir en contra de la negativa contenida en el acto tácito,
interponiendo para ello el recurso administrativo o contencioso
administrativo superior correspondiente, irse directamente al contencioso
administrativo o finalmente, esperar la respuesta expresa (tardía) de la
administración, y de resultar esta contraria a sus peticiones, presentar en su
contra el recurso inmediato superior.
 Garantiza el derecho a petición (Art. 26, 27 y 49 de la Constitución).
 Su utilización no exime a la Administración de su obligación de decidir, tal
consecuencia se deduce del estudio del ordenamiento jurídico nacional,
aplicable a la actuación de la Administración, ya que esta tiene la obligación
siempre de otorgar oportunidad y adecuada respuesta, y dependiendo del
momento en que la misma se origine, dicha respuesta a su vez tendrá
efectos y acciones a ser ejecutadas por el interesado.

6. Supuestos de Procedencia del Silencio Administrativo de Efectos


Negativos
 Que se formule una petición ante la Administración Pública, ya que el
silencio establecido en el Art. 4 de la LOPA es una garantía para el
interesado que dio inicio al procedimiento, por tal razón, el silencio de
efectos negativos no es aplicable a los procedimientos que de oficio inicie la
Administración Pública.
 Que la Administración no resuelva la petición o recurso dentro de los lapsos
establecidos.

7. Acciones que pueden ser ejercidas por los administrados frente al


silencio de la Administración
7.1. Acción de Queja o Reclamo en Sede Administrativa
Esta acción de queja o reclamo, se encuentra contemplada en el Art. 3 de la
LOPA. Es un mecanismo del que pueden disponer los particulares en garantía de
su derecho a la defensa, a los fines de ampararse frente a las conductas
irregulares de la Administración (retardo, omisión o distorsión). Se trata de una
incidencia dentro de un procedimiento administrativo que tiene como finalidad
poner en conocimiento del superior jerárquico, las irregularidades, omisiones o
retardos producidos dentro del procedimiento, a los fines de corregir las fallas
presentadas y la imposición de las sanciones correspondientes al funcionario
responsable por la falta ocurrida.
El reclamo o queja persigue un fin distinto de los recursos administrativos
(reconsideración, jerárquico y revisión) en los que, la finalidad es la impugnación
de aquellos actos administrativos, que se estimen contrarios a derecho, mientras
que, las reclamaciones o quejas tienen como objetivo que se corrijan errores o
fallas cometidas por la Administración Publica en la tramitación de determinado
procedimiento administrativo, como la falta de oportunidad respuesta. Así,
tenemos que la queja o reclamo podrá ser interpuesta dentro del procedimiento de
manera separada o de forma conjunta con los recursos previstos en la LOPA.

7.2. Recursos Administrativos


Los recursos establecidos en la LOPA (reconsideración, jerárquico y
revisión) se constituyen en la vía legal y procedimentalmente adecuada, para
solicitar la impugnación en sede administrativa de los actos dictados por la
Administración, en contrariedad a derecho, siendo ellos el medio idóneo para
recurrir del incumplimiento de la Administración al derecho constitucional y legal
que asiste a los ciudadanos, al realizar peticiones administrativas con ocasión a
las competencias legalmente asignadas a cada uno de los órganos y entes que
conforman el aparato estatal, y en consesuencia, encontrar en ellos la oportuna y
adecuada respuesta, ordenada por la vigente Constitución.
El ya mencionado Art. 4 de la LOPA establece que en los casos en que un
órgano no resolviere un asunto o recurso dentro de los correspondientes lapsos se
considerará que ha resuelto negativamente y el interesado podrá intentar el
recurso inmediato siguiente. Así mismo, de los Art. 92 y 93 ejusdem se desprende
la posibilidad en beneficio del interesado de acudir a la jurisdicción contenciosa
una vez vencido el lapso para que se origine la emisión de respuesta, sin que la
misma se haya producido. Dichos recursos podemos definirlos de la siguiente
manera:
 Recurso de Reconsideración: El recurso de reconsideración se le suele
calificar como un recurso horizontal, en el sentido de que el mismo es
ejercido en contra de la actuación emanada del órgano que dictó el acto
originario. El mismo debe ser decidido en un lapso de 15 días hábiles.
Ahora bien, cuando quien debe decidir el recurso de reconsideración es la
máxima autoridad, éste cuenta con un lapso mayor, el cual es de 90 días
continuos.
 Recurso Jerárquico: El recurso jerárquico es denominado, a diferencia del
anterior, como un recurso vertical, ya que el mismo se intenta ante la
superior jerarquía dentro de la organización. En el caso de los Municipios,
ante el Alcalde o en los casos de la Administración Pública Nacional, ante el
Ministro respectivo. El lapso para decidir el recurso es de 90 días continuos,
contados a partir de la interposición del mismo. Es de hacer notar que las
decisiones que resuelvan el recurso jerárquico, agotan la vía administrativa,
es decir, que al ser dictadas por la máxima autoridad del ente administrativo
de que se trate, dicha decisión, abre el camino al ejercicio de los recursos
jurisdiccionales judiciales.

 Recurso de Revisión: Denominado también recursos extraordinarios operan


“aun cuando el acto ha quedado firme”, es decir, aún fuera de los lapsos
que la ley prevé para su impugnación. El Recurso de Revisión supone un
acto firme y, por lo tanto, la decisión que eventualmente se dicte afectará la
autoridad de cosa juzgada administrativa. Este recurso procede frente a
cualquier acto que haya quedado firme, no necesariamente ante aquellos
que causen estado. El lapso para su ejercicio es de tres meses y varía
según el motivo de impugnación de que se trate. El recurso extraordinario
de revisión es el que se interpone por las personas interesadas contra los
actos que agoten la vía administrativa o contra los que no se haya
interpuesto recurso administrativo en plazo.

7.3. Recurso por Abstención o Carencia

Es la vía procesal adecuada para recurrir en sede jurisdiccional contra el


silencio administrativo, producido en un procedimiento de primer grado, o contra la
reiterada omisión de respuesta, en los casos en los cuales pese a los
requerimientos del interesado, la Administración no ha exteriorizado de manera
oportuna su voluntad a través de la emisión del acto administrativo. En tal sentido,
la Sala Constitucional del TSJ ha señalado lo siguiente: “…el recurso por
abstención o carencia es un medio contencioso administrativo que puede (y debe)
dar cabida a la pretensión de condena al cumplimiento de toda obligación
administrativa incumplida, sin que se distinga si esta es especifica o genérica”. 2

En este orden de ideas, tenemos que cuando el silencio se produce en el


procedimiento de primer grado, o cuando el silencio ha sido reiterado desde el
procedimiento de primer grado y se ha mantenido el silencio de la autoridad

2
Sentencia SC TSJ de fecha 25/06/07. Marcos Tulio Dugarte Padrón. Exp. 07-0598. Consultada:
www.tsj.gob.ve.
administrativa competente, durante la interposición del recurso de reconsideración
y jerarquice, la jurisprudencia ha admitido que la vida idónea para atacar tal
omisión en sede jurisdiccional es el recurso de abstención o carencia por lo que en
casos así, la tendencia jurisprudencial ha sido negar la procedencia del recurso de
nulidad, que será analizado de seguida, bajo el argumento que no existe acto
previo que pueda ser objeto de revisión o anulación visto que precisamente lo que
existe es una ausencia de voluntad.

7.4. Recurso de Nulidad

Es el medio idóneo, característico y especial, a los fines de atacar la


legalidad de los actos administrativos, al mismo tiempo, el referido recurso se
erige como un mecanismo auxiliar para el ejercicio del derecho constitucional de la
tutela judicial efectiva. Es la acción mediante la cual toda persona que tenga
interés puede provocar la anulación de una decisión ejecutiva por el juez
administrativo en razón de la ilegalidad esta decisión.

En la actualidad en Venezuela, existe un único recurso de nulidad contra


actos de efectos particulares, a través del cual, se solicita tanto el control objetivo
como el restablecimiento de las situaciones jurídicas subjetivas infringidas por la
actividad administrativa. Así encontramos que, de conformidad con el Art. 259 de
la Constitución, el juez contencioso administrativo está facultado para revisar la
legalidad del acto y declarar en consecuencia su nulidad, en el caso de que el
acto revisado resulte contrario al principio de la legalidad, pero al mismo tiempo el
juez contencioso administrativo también podrá si así lo determinan las
circunstancias del caso, condenar a la Republica el pago de sumas de dinero y de
la reparación de daños y perjuicios originados con fundamento en el sistema de
responsabilidad patrimonial de la Administración Pública, establecido en el Art.
140 de la Constitución. El juez contencioso administrativo dispone de las
competencias necesarias tanto para declarar la nulidad del acto como para el
restablecimiento de las situaciones jurídicas lesionadas por el despliegue de la
actividad estatal.
Este recurso podrá ser opuesto ante el órgano jurisdiccional como
fundamento de una acción en contra de la ausencia de respuesta oportuna de un
recurso de reconsideración jerárquico o revisión, es decir, en contra de las
denegaciones presuntas.

7.5. Medidas Cautelares

La tutela cautelar es uno de los componentes del contenido esencial del


derecho a la tutela judicial efectiva y constituye una garantía de que la sentencia
definitiva pueda ser ejecutada, en caso que sea favorable a las pretensiones del
justiciable. Ello permite afirmar, que si el órgano jurisdiccional no se le otorgan las
potestades que garanticen el control de la ejecutividad administrativa y en
consecuencia la futura ejecución de la sentencia que en el proceso recayere, la
tutela judicial no será efectiva”.3

El proceso cautelar en Venezuela reconoce tres formas de manifestación: la


suspensión de la ejecución de los actos administrativos contemplado en el Art. 21
Núm. 21 de la LOTSJ (2004) y en sede administrativa en el Art. 87 de la LOPA; el
amparo constitucional, establecido en el Art. 5 de la Ley Orgánica de Amparo de
Derechos y Garantías Constitucionales; y las medidas cautelares innominadas,
establecidas en el Código de Procedimiento Civil. En la actualidad los
procedimientos de medidas cautelares son tramitados de conformidad con lo
establecido en el Código de Procedimiento Civil. En este orden de ideas,
encontramos que, jurisprudencialmente se ha establecido que los requisitos de
procedencia para la concesión de una cautelar con independencia de que se trate
de una medida cautelar de suspensión de ejecución, de un amparo constitucional
cautelar o de medida cautelar innominada, son los establecidos en el Art. 585 del
Código Civil, los cuales a saber son: La apareciera del buen derecho y el peligro
en la mora.

 La apariencia de buen derecho: Implica la carga del solicitante de


alegar y probar que la actividad o inactividad administrativo, de los

3García, E, citado por Hernández, V.(2004) El contencioso Administrativo Hoy. Caracas –


Venezuela. Editorial: FUNEDA. P. 264.
órganos del Poder Público constituyen una aparente contravención
del ordenamiento jurídico que justifica la de adopción de la tutela
cautelar.

 El peligro en la mora: Lleva al solicitante de la tutela cautelar a alegar


y probar que la situación jurídica cuya tutela judicial reclama, se
puede ver afectada de forma grave e irreparable, por el transcurso
del tiempo que necesariamente debe esperarse, mientras se tramita
el proceso que será resuelto en la sentencia definitiva, que
reconocerá la existencia del derecho. Está compuesto por el
supuesto del daño eventual grave, y el peligro de la lentitud del
proceso o tardanza en la sentencia, que pueda generar un sacrificio
en relación a las pretensiones del solicitante.

7.6. Amparo Constitucional

El Art. 27 de la Constitución establece el derecho a que toda persona sea


amparada por los tribunales en el goce y ejercicio de los derechos y garantías
constitucionales, aun en aquellos casos inherentes a la persona que no figuren
expresamente en la Constitución. La norma consagra el derecho de forma general
que tienen todas las personas de intentar la acción de amparo, con el objeto de
garantizarse el efectivo goce y disfrute de todos sus derechos y garantías
constitucionales. Esto también se encuentra desarrollado en la Ley Orgánica de
Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en cuyo Art. 2 se establece
que “la acción de amparo procede contra cualquier hecho, acto u omisión
provenientes de los órganos del Poder Público Nacional, Estadal o Municipal.
También procede contra el hecho, acto u omisión organizados por ciudadanos,
personas jurídicas, grupos u organizaciones privadas que hayan violado, violen o
amenacen violar cualquiera de las garantías o derechos amparados por esta ley”.

Esta acción procede contra todo acto administrativo, actuaciones


materiales, vías de hecho, abstenciones y omisiones que violen o amenacen violar
un derecho a una garantía constitucional, cuando no existe un medio procesal
breve, sumario y eficaz acorde con la protección constitucional (Amparo
autónomo). Y podrá ser ejecutada conjuntamente con el recurso contencioso
administrativo de anulación de actos administrativos o contra las conductas
omisivas (Amparo cautelar).

7.7. Acciones frente a decisiones tardías

La administración nunca pierde su obligación de resolver y consideramos


que así debe ser, pero tal cumplimiento cuando se produce de manera
extemporánea crea ciertas y especiales situaciones que deberán ser resueltas por
la autoridad administrativas y por el órgano jurisdiccional de conformidad con los
principios de la sana critica.

Con fundamento en ello, creemos que cuando la Administración


tardíamente dicta una decisión después de haberse producido el silencio
administrativo, y una vez que el afectado por el silencio ha acudido en sede
administrativa o jurisdiccional a interponer un recurso en contra del silencio
ocurrido, se generan diversos escenarios, respecto a las cuales lo importante
resultara que la decisión que adopte el órgano jurisdiccional o la autoridad
administrativa sea aquella que más beneficios brinde al ciudadano común que
acude a la autoridad administrativa o la jurisdicción contenciosa en búsqueda del
restablecimiento de los derechos subjetivos lesionados con la inactividad
administrativa.

Entonces si la decisión es favorable al interesado, en principio perdería toda


razón de ser el recurso administrativo o judicial interpuesto, por lo que, el particular
podrá desistir del mismo o de oficio la autoridad administrativa que conozca del
recurso o el órgano jurisdiccional competente, por no existir materia sobre la cual
decidir, en virtud del decaimiento del objeto del recurso administrativo o
contenciosos administrativo interpuesto. Si por el contrario la decisión es
perjudicial o desestimatoria a la petición del interesado, surgen varias situaciones,
la primera, “es cuando no se instauro el recurso administrativo respectivo. En este
caso comienza a correr el lapso para recurrir desde la notificación del acto
expreso. La segunda se refiere al caso de que el autor interpuso el recurso a raíz
del silencio. Aquí el interesado puede continuar su recurso y dar cuenta al superior
jerárquico como hecho nuevo de la denegatoria expresa; o puede iniciar un nuevo
recurso, dentro del plazo, impugnando el acto expreso y pedir que se acumule el
expediente ya iniciado al segundo (Linares).
Conclusión

Tras el estudio realizado del silencio administrativo en nuestro


Ordenamiento Jurídico, concluimos diciendo que se trata de una figura jurídica
cuyo objetivo principal es proteger al ciudadano frente a la inactividad de la
Administración. Es decir, el silencio administrativo surge con el objetivo
fundamental de garantizar los derechos de los particulares frente a la inactividad
administrativa. De este modo, el ciudadano tiene la seguridad de que los
procedimientos administrativos que no sean resueltos y notificados de forma
expresa en plazo máximo establecido, quedarán resueltos, con carácter de
resolución, por medo del silencio administrativo. En las relaciones entre la
Administración y los ciudadanos es necesario asignar un valor o significado
jurídico al silencio de la Administración cuando no resuelve expresamente, aún a
pesar de estar obligada a ello.
Por tanto, es necesario atribuir un significado jurídico a la ausencia de acto
administrativo en el plazo legal, y en garantía del derecho del administrado, que no
puede quedar a merced de que la Administración resuelva cuando lo considere
oportuno o de que no resuelva nunca Actualmente, con carácter general, el
silencio administrativo tiene un sentido estimatorio. No obstante, existen
excepciones a esta regla general y, por ello, se puede poner fin al procedimiento
con una desestimación por silencio negativo. El sentido negativo del silencio
persigue poder habilitar al administrado el acceso a la vía judicial, interponiendo
los recursos administrativos y acciones judiciales pertinentes. Por tanto, el silencio
administrativo es una ficción jurídica garantista de los derechos de los ciudadanos.
Pero la existencia de esta forma de poner fin a los procedimientos no
excluye a la Administración de su deber de resolver. Aunque hay que tener en
cuenta que la resolución tardía que realice la Administración debe tener el mismo
sentido que el silencio, si éste ha sido estimatorio. A modo de conclusión se puede
decir que el silencio administrativo debe configurarse como un mecanismo de
garantía para el ciudadano, y en modo alguno la Administración puede
beneficiarse de la situación de ilegalidad que ella misma ha provocado.
Bibliografía
 Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. (1981). Gaceta Oficial de
la República de Venezuela, 2.818 (extraordinaria), Junio 01 de 1989.
 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (publicada en
Gaceta Oficial N° 5.908 de fecha 19-02-2009). Caracas, Venezuela.
 Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración
Pública (publicado en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.147 de fecha 17 de
Noviembre de 2014). Caracas, Venezuela.
 Margot, H. (2001). El Silencio Negativo. Revista de Derecho Administrativo,
N° 13. Caracas – Venezuela. Editorial Sherwood.
 Brewer, A. (1981). El Sentido del Silencio Administrativo negativo ante la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. Revista de Derecho
Público, N°8. Caracas-Venezuela. Editorial: Jurídica Venezolana.

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