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3. Naturaleza Jurídica
De la definición dada se desprende que el silencio administrativo es una
creación de la Ley en virtud de la cual se entiende estimada o desestimada una
petición o reclamación de los particulares. Al ser una ficción de la Ley, no se trata
de un acto, porque todo acto supone una manifestación de voluntad y en el caso
del silencio no hay tal voluntad.
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Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (MINAMB) (1999-2001) Doctrina Administrativa de
la Dirección General de Consultoría Jurídica. Caracas-Venezuela. P 121.
como acertadamente a nuestro criterio, lo estableció a partir del 13 de diciembre
de 1999, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, mediante cambio
criterio (caso Sindicato Agrícola 168, C.A., vs. Gerente de Ingeniera Municipal del
Municipio Baruta del Estado Miranda), sentencia a través de la cual el mencionado
tribunal considero, que en materia de ordenación urbanística, en la que se había
venido aplicando la regla del silencio positivo por analogía, específicamente, en lo
concerniente a la solicitud de conformidad de las Variables Urbanas
Fundamentales, no opera el silencio administrativo positivo, cuando la
Administración omite pronunciarse dentro de los lapsos legalmente previstos.
Ahora bien, prestando atención al caso venezolano, encontramos en
nuestro país la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA) de 1981,
que comporta principalmente la base legal de la institución del silencio
administrativo negativo, como figura destinada a garantizar en la generalidad de
los casos, el derecho de los particulares a obtener una adecuada y oportuna
actuación administrativa a aquellos casos en que sea necesario un
pronunciamiento expreso de la misma.
Entonces tenemos que la falta de respuesta oportuna trae consigo una serie
de consecuencias jurídicas, según sea el caso, el silencio de la Administración
podrá tener consecuencias positivas (excepción de la regla) o negativas (regla
general). En tal sentido, si la solicitud de un administrado que corresponde ser
tramitada según la LOPA está carente de respuesta por parte del órgano o ente
público, esta deberá entenderse rechazada, lo que da derecho al particular para
intentar ante las autoridades jerárquicas superiores los recursos administrativos
pertinentes. Esta consecuencia jurídica está establecida en el Art. 4 de la LOPA.
Ahora bien, a como de comentario la excepción a la regla (silencio
administrativo positivo) podemos encontrarla en varios sectores de nuestro
ordenamiento jurídico. Tal es el caso de los Art. 49, 54 y 55 de la Ley Orgánica
para la Ordenación del Territorio de 1983, derogados por la nueva ley de
ordenación del territorio en sus Art. 118, 119 y 120; otro ejemplo de aplicación del
silencio positivo la encontramos en el Art. 206 de la Ley de Empresas de Seguros
y Reaseguros; igualmente en la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política
en su Art. 147 se hace presente la excepción a la regla.
5. Efectos del Silencio Administrativo Negativo
Garantiza el derecho a la defensa frente a la inacción administrativa (Art. 51
de la Constitución y Art. 4 de la LOPA). El único sentido que tiene la
consagración del silencio administrativo en la Ley Orgánica, como
presunción de decisión denegatoria de la solicitud o recurso, frente a la
indefensión en la cual se encontraban los administrados por la no decisión
oportuna por la Administración de tales solicitudes o recursos, no es otro
que el establecimiento de un beneficio para los particulares, para
precisamente, superar esa indefensión. La norma del Art. 4 de la Ley
Orgánica, por tanto, se ha establecido a favor de los particulares y no a
favor de la Administración.
Libertad de elección, ya que una vez ocurrido el silencio el particular tendrá
tres opciones: recurrir en contra de la negativa contenida en el acto tácito,
interponiendo para ello el recurso administrativo o contencioso
administrativo superior correspondiente, irse directamente al contencioso
administrativo o finalmente, esperar la respuesta expresa (tardía) de la
administración, y de resultar esta contraria a sus peticiones, presentar en su
contra el recurso inmediato superior.
Garantiza el derecho a petición (Art. 26, 27 y 49 de la Constitución).
Su utilización no exime a la Administración de su obligación de decidir, tal
consecuencia se deduce del estudio del ordenamiento jurídico nacional,
aplicable a la actuación de la Administración, ya que esta tiene la obligación
siempre de otorgar oportunidad y adecuada respuesta, y dependiendo del
momento en que la misma se origine, dicha respuesta a su vez tendrá
efectos y acciones a ser ejecutadas por el interesado.
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Sentencia SC TSJ de fecha 25/06/07. Marcos Tulio Dugarte Padrón. Exp. 07-0598. Consultada:
www.tsj.gob.ve.
administrativa competente, durante la interposición del recurso de reconsideración
y jerarquice, la jurisprudencia ha admitido que la vida idónea para atacar tal
omisión en sede jurisdiccional es el recurso de abstención o carencia por lo que en
casos así, la tendencia jurisprudencial ha sido negar la procedencia del recurso de
nulidad, que será analizado de seguida, bajo el argumento que no existe acto
previo que pueda ser objeto de revisión o anulación visto que precisamente lo que
existe es una ausencia de voluntad.