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SALMO 19

El salmo 19 presenta al rey ofreciendo un sacrificio público en el templo antes de


marchar al lugar de la batalla, para impetrar su auxilio en el duro trance, como era
costumbre en Israel cuando el rey salía a campaña. Mientras el rey ofrece sacrifico,
una voz salía de en medio de la multitud le augura éxitos con la ayuda de Yahvé; la
multitud responde pidiendo protección y victoria para el rey; y éste, o un sacerdote,
declara que ha sido aceptado el sacrificio, y que, por tanto, la victoria será segura; la
multitud se asocia a estas declaraciones y vuelve a impetrar el auxilio divino.
El salmo 19 lo proclamamos a dos coros: primer coro ministros ordenados
SALMO 20
El salmo anterior se pedía la protección para el rey que salía en campaña; ahora, al
volver victorioso se dan gracias a Dios por el triunfo. La petición de sus labios, era,
sin duda, la súplica de victoria expresada en el salmo anterior, pero incluye también
sus deseos de verse coronado y agasajado de su pueblo y colmado de días. Aquí el
salmista considera al soberano como representante de los intereses de Yahvé, y por
eso desea que continúe en su trono, que es símbolo de la protección que Dios otorga
a su pueblo. La vida del rey se desarrollará alegre ante la faz de Yahvé, es decir, en
íntima comunión espiritual de afectos, lo que para el salmista constituye la mayor
felicidad en esta vida. La amistad con Dios trae protección y bendiciones de toda
índole. Gracias al favor del Altísimo, el soberano continuara seguro e inconmovible
en su trono para bien de él y de su pueblo.
El salmo 20 lo proclamamos al unísono

CANTICO DE APOCALIPSIS
San Juan es transportado en espíritu al cielo. Allí contemplará las cosas celestiales y
el anuncio de los sucesos futuros que tendrán lugar sobre la tierra, pero antes de entrar
oye una voz, la misma que había oído antes. Es la voz de Cristo revelador que aquí va
hacer de guía de Juan. Es Cristo el cordero pascual inmolado por la salvación del
pueblo elegido. El cordero se acerca al trono y recibe el libro de manos del que está
sentado en él. Los ancianos y los vivientes, al postrarse delante del Cordero, le rinden
acatamiento y adoración, al mismo tiempo que reconocen su superioridad como
vencedor en la lucha contra los poderes del Dragón. Además, expresan esos mismos
sentimientos de reverencia y adoración entonando un cantico nuevo que va dirigido
no solamente a Dios creador sino también al Cordero inmolado.
El cántico del Apocalipsis lo proclamamos al unísono

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