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La importancia del padre en la crianza de los hijos

¿Alguna vez has sido víctima del despojo de tus hijos? Pues, la actitud del padre y la
madre es totalmente diferente. Cuando sucede este acontecimiento, el padre presenta
una actitud progenitora y de semblanza aduciendo que todavía se pueden realizar más
hijos. La madre, por otro lado, se manifiesta con su actitud protectora y maternal
aduciendo que el proceso del embarazo y dar la vida a un hijo es una tarea laboriosa.
Estas prácticas de crianza pueden estar regidas por la herencia familiar y cultural de los
padres del hijo. Es que las perspectivas de ambos padres tiende a repetir un patrón con
el que fueron criados o adoptan un estilo contrario del que hicieron sus progenitores.

Desde mi punto de vista, la crianza de los hijos debe ser permanente por ambos padres
para así fortalecer la familia. En primer lugar, la familia cumple una función esencial en
el desarrollo de la persona humana y no se debe dar solo por la madre. Aunque
“Histórica y culturalmente, las labores asociadas a la crianza de niños y niñas han sido
actividades atribuidas con mayor frecuencia a las madres en comparación a los padres”
(Sary y Turnip, 2015, p.190) Incluso actualmente, en algunas comunidades, la
responsabilidad de la crianza en los primeros años de vida está asociada exclusivamente
a las madres, de modo que la participación del padre es reducida. No obstante, desde la
teoría del apego, se considera que los infantes pueden establecer múltiples vínculos
afectivos con sus diversos cuidadores (Marrone, 2001, p. 131). De esta manera, el rol de
cuidador no quedaría limitado a la madre, considerada tradicionalmente como la
cuidadora primaria, sino que este puede ser desempeñado por toda figura adulta que
participe en la crianza proporcionando cuidado y protección al infante (Bretherton,
1992; Howes y Spieker, 2008, p. 317). En ese sentido, una de las figuras que desempeña
esta función es el padre, quien presenta también la capacidad para responder a las
necesidades del niño y fomentar así su sentido de seguridad. No obstante, a los padres
les puede parecer sencillo el proceso del embarazo de la madre; sin embargo, tenemos
que considera que cuando el padre se encuentra presente y cercano en la crianza de sus
hijos a través de una relación directa. Ser partícipe de los controles prenatales; mirar el
desarrollo de su hijo en las ecografías o escuchar su corazón, tiene más posibilidades de
ir desarrollando una relación afectiva con su hijo antes que nazca. Esta relación que para
las madres es tan obvia, porque sienten esos cambios del bebé en su cuerpo, para el
hombre no lo es. Tiene que ser permanente la crianza prenatal y posnatal para que el
afecto de ambos padres pueda ser el medio fundamental de una familia. Por lo tanto, la
crianza influye en el establecimiento de las primeras relaciones del niño con el padre.
Así la relación del padre al tener rasgos distintos al de la madre puede comprender
mejor el trabajo laborioso de la madre teniendo un compromiso, accesibilidad y
responsabilidad. El compromiso de poder cuidarlo. La accesibilidad de poder interactuar
con ellos y la responsabilidad para gestionar los recursos necesarios del hijo. Por otro
lado, incluso si algunos padres piensan que con enviar la pensión para sus hijos
contribuyen con el cuidado de ellos, esto se vuelve contradictorio. Ya que, la ley del
Código de Familia (Art. 211) ampara el cuidado de los hijos. El padres y la madre
deberán criarlos con esmero, proporcionales un hogar estable, alimentos adecuados y
proveerlos de todo lo necesario para el desarrollo normal de su personalidad.

En conclusión, el compromiso del padre en el desarrollo del hijo puede marcar una
diferencia fundamental, pero esto no depende de la voluntad individual el hombre, sino
la madre lo tiene que estimular a contactarse más con el hijo. El cuidado permanente de
la madre y el padre logrará cambiar la cultura que se tenía sobre el cuidado solamente
de la madre. Por último, cuando la crianza se fomenta desde su concepción esto acoge
una afectividad de los padres para formar una familia.
Bibliografía
o Bretherton, I. (1992). Los orígenes de la teoría del apego: John Bowlby and
Mary Ainsworth. Developmental Psychology, 28, 759-775
o Howes, C., & Spieker, S. (2008). Relaciones de apego en el context de multiples
cuidadores. En J. Cassidy & P. Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory,
research, and clinical applications (pp. 317-332). Nueva York, Estados Unidos:
Guilford Press
o Marrone, M. (2001). La teoría del apego: Un enfoque actual. Madrid, España:
Lugar Editorial. (p. 131)
o Sary, M., & Turnip, S. (2015). Attitude difference between fathers and mothers
toward fathers involvement in child rearing activities among couples with 0-12
months old babies. Community based study in a primary health care setting.
Procedia - Social and Behavioral Sciences, 190, 92-96.

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