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Marco Conceptual RECOGIMIENTO
Marco Conceptual RECOGIMIENTO
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permanente con el Señor: y mirarle como mundo” (CECH, p. 488). De este modo, la
se mira a un Padre, como se mira a un Ami- vida interior se va haciendo coextensiva
go, al que se quiere con locura” (F, 738). Ve con la vida ordinaria del cristiano. A través
el recogimiento como una actitud básica, de la perseverancia en el plan de vida, el
no reservada para determinados momen- recogimiento llega a ser una situación es-
tos o períodos de la existencia. Se puede table: una señal de madurez cristiana (cfr.
estar recogido interiormente –metido en S, 553; F, 405; ECP, 101), que lleva a estar
Dios– aun dentro de la actividad exterior en sencilla y sincera presencia de Dios.
más exigente, porque “la verdadera ora- La necesidad del esfuerzo y de “ma-
ción, la que absorbe a todo el individuo, no terializar” la vida interior para adquirir ese
la favorece tanto la soledad del desierto, recogimiento no ocultan la fuente más
como el recogimiento interior” (S, 460). Es profunda de donde brota. Algunos autores
el recogimiento necesario para entregarse sostienen que el eclipse de la doctrina del
a Dios en el mundo (cfr. C, 946). recogimiento que se advierte en amplios
Evidentemente, llegar a ser contem- sectores de la espiritualidad contemporá-
plativos en medio del mundo supone la nea es debido al empobrecimiento y a la
gracia de Dios, un deseo sincero de vivir esclerosis de su práctica dentro de una as-
cara a Dios, del que brotan jaculatorias, cesis voluntarista (cfr. Sieben, 1988, p. 247).
actos de amor y otras manifestaciones Sea de ello lo que fuere, la realidad es que
espirituales, con perseverancia, jornada la enseñanza de san Josemaría se nutre
tras jornada. San Josemaría quiere hacer de fuentes bíblicas profundas y vivas: de
la presencia constante de Dios accesible la contemplación de Cristo hombre, en
a todos, pero es consciente de que ha de “encendido recogimiento” (AD, 240), y de
haber un progreso espiritual en la vida de su madre Santa María, “recogida en ora-
cada uno. De ahí la necesidad de sujetarse ción” (SR, Primer Misterio Gozoso). En úl-
a un plan de vida que ayude a avanzar en el timo término, es su propia experiencia de
camino superando las dificultades: medi- recogimiento, fruto de una oración honda-
tación, oración vocal, jaculatorias, etc. (cfr. mente vivida y notoria para todos los que
C, 375). Mediante el cumplimiento amoro- lo conocían (cfr. AVP, I, pp. 313, 405; AVP
so de esas prácticas de piedad se irá de- II, pp. 197, 555, 616; AVP, III, pp. 465, 497),
sarrollando la capacidad de recogimiento la que transmite hecha vida (cfr. CECH,
interior: “procura lograr diariamente unos p. 466). Consciente de la centralidad que
minutos de esa bendita soledad que tan- tienen para todo cristiano el seguimiento y
ta falta hace para tener en marcha la vida la amistad con el Verbo encarnado, es su
interior” (C, 304). Esa necesidad de unos deseo que todos puedan alcanzar ese re-
mínimos de “soledad”, de quietud, recor- cogimiento cristocéntrico: “Ruego al Señor
dada por la tradición clásica espiritual, es que nos decidamos a alimentar en nues-
también imprescindible para los hombres tras almas la única ambición noble, la única
y las mujeres que buscan la santificación, que merece la pena: ir junto a Jesucristo,
la unión con Dios a través de realidades como fueron su Madre Bendita y el San-
temporales. “El Autor –escribe Rodríguez to Patriarca, con ansia, con abnegación,
comentando Camino, 304– habla desde la sin descuidar nada. Participaremos en la
propia experiencia y desde la citada tra- dicha de la divina amistad –en un recogi-
dición: hay una mutua implicación entre miento interior, compatible con nuestros
estos cuatro conceptos: soledad, silencio, deberes profesionales y con los de ciuda-
recogimiento, oración. Y esto no es sólo dano–, y le agradeceremos la delicadeza y
cosa para monjes y almas retiradas, sino la claridad con que Él nos enseña a cumplir
algo necesario para hombres y mujeres la Voluntad del Padre Nuestro que habita
que buscan a Dios en medio del rumor del en los cielos” (AD, 300).
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