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- FRENOLOGÍA COMO UN GRAN NEGOCIO

Tres estadounidenses emprendedores capitalizaron la novedad de la frenología. Orson y


Lorenzo Fowler y un hombre llamado Samuel Wells, quien se casó con la hermana de los
anteriores, establecieron la compañía familiar de Fowler y Wells. Comercializaron todo tipo de
aparatos y equipo frenológico concebible: bustos y cabezas con las áreas escritas y numeradas
de forma nítida y manuales frenológicos completos con instrucciones detalladas para el
autoanálisis frenológico. “conózcase usted mismo” era el lema de los frenólogos y su obra más
vendida, estaba ilustrada de manera abundante con “pruebas” de la frenología.

La buena madre tenía una protuberancia en su área del amor parental, la poco maternal tenía
una hendidura; Aaron Burr, quien mato Alendar Hamilton en un duelo, fue juzgado por
traición y fue ampliamente conocido que como galanteador que era tenia; una grave
protuberancia en el área pasional; “señorita modestia”; por otro lado, es presentada como si
tuviera una marcada depresión.

Fowler y Wells hicieron giras extensas de conferencias y publicidad, editaron una cantidad
sorprendente de escritos y establecieron salones frenológicos en muchas ciudades. Su
gabinete frenológico en la ciudad de Nueva York era un emporio con miles de cráneos
humanos y animales. La influencia de Fowler y Wells tuvieron en la cultura estadounidense en
esos tiempos fue enorme. Los negocios de ese país comenzaron a requerir exámenes
frenológicos como condición de empleo.

La gente joven que pensaba casarse estaba urgida de consultar a un frenólogo para aprender
las leyes de la selección conyugal y para descubrir con quien debía y con quien no debía
casarse. Durante la campaña presidencial de 1850 se publicó un análisis frenológico de cada
candidato.

Así mismo, Se “leyeron” las cabezas de muchas figuras famosas. Walt Whitman estuvo tan
contento con los resultados de su análisis frenológico que lo público 5 veces. Los términos y los
análisis frenológicos aparecen con frecuencia en la literatura del siglo XIX: Los héroes tenían
cabezas grandes, frentes altas y ojos separados. Se decía que Jane Eyre tenía un área de la
veneración inusualmente grande y que Sherlock Holmes deducía de un sombrero de talla
grande que su propietario era de gran intelecto.

Dado tal gran entusiasmo que desato y su éxito ¿porque fracaso la frenología, y porque la
consideramos, en el mejor de los casos como un seudociencia comprable con la astrología, la
quiromancia, la alquimia y el mesmerismo? Las respuestas se encuentran en sus características
fundamentales y en sus supuestos.

Primero, la selección de facultades era indiscriminada. Los intentos por describir las
complejidades de la inteligencia y personalidad humana en términos de un número limitado de
facultades y poderes estaban predestinados a fracasar.

Segundo, los argumentos de los frenólogos eran circulares. ¿Por qué William Teller era un
ladrón y el señor Gosse un filántropo que repartió dos fortunas? Porque Teller tenía una
protuberancia en el área cotidiana y Gosse tenía una grieta. Tal explicación era como la del
médico Moliere, quien explico que el opio produce sueño porque tiene una tendencia
soporífera. Tercero, la explotación de personas crédulas era inaceptable para los estudios
serios de la función cerebral y la personalidad, como probablemente también lo hubiera sido
para el mismo Gall. La frenología genero gran cantidad de dinero para algunas personas pero
nunca fue aceptada como un método psicométrico valido.

Cuarto, la frenología con sus predicciones y explicaciones circulares nunca podría ser probada
como falsa. Por ejemplo, cuando Spurzheim supo que el cráneo de Descartes era mucho más
pequeño que el promedio en la región frontal, en la cual supuestamente reside el intelecto,
solo afirmo que “probablemente Descartes no había sido un pensador tan grandioso como
muchos pensaban que era”.

Finalmente, muchos de los fisiólogos más importantes del siglo XIX eran críticos severos de la
frenología. Magendie preservo con veneración el cerebro del matemático y físico francés
Pierre Laplace e invito a Spurzheim a examinarlo, pero este desconocía que Magendie había
sustituido el cerebro del gran hombre por el de un imbécil. Spurzheim admiró el cerebro de un
imbécil como si fuera el de Laplace.

La frenología recibió duras críticas de uno de los investigadores más prominentes de la función
cerebral del siglo XIX, Pierre Flourence. Sin embargo. Es importante rescatar cualquier
contribución positiva que la frenología pudo haber hecho al desarrollo de la psicología. La
frenología reforzó la creencia de que el cerebro es el órgano de la mente así como también
reforzó el concepto de las diferencias individuales

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