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Perdón y Cambio

Perdón y Cambio
Rage, Ernesto (1996). La Pareja: Elección Problemática y Desarrollo. México: Plaza y Valdés. p.p.349-365

Perdón

En otras palabras, aprender a vivir sin


rencores y resentimientos, sino con amor.

Es necesario caer en la cuenta de que no somos perfectos y


que con facilidad lastimamos a las personas que más amamos.
Es natural que si fuimos heridos, nos sintamos víctimas. Con
frecuencia vamos acumulando reproches que se vuelven como
un lastre que no nos permiten vivir como personas con una
alta autoestima.

El sentimiento de víctima es peligroso porque en alguna manera nos impide reconocer


nuestra parte de culpa en esos sucesos. Tendemos a pensar que el malo fue el otro y
la víctima nosotros.

A veces las personas que nos lastimaron ya no están cerca de nosotros, han
desaparecido porque murieron, se alejaron de nuestra vida... pero podemos seguir
guardando sentimientos negativos de ira, coraje, amargura... que nos acompañan toda
la vida.

Esto es darle una enorme importancia a quien posiblemente no la tiene, ya que sigue
lastimándonos cada día y nos impide crecer. Los seres humanos siempre han buscado
la manera de entender el sufrimiento y, en la medida de sus posibilidades, superarlo.
Sin embargo, es algo que se presenta continuamente ante nuestros ojos:

• enfermedades
• muerte
• pobreza

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Todo esto es parte de la naturaleza humana. Al compartir el sufrimiento de otra
persona, participamos en un misterio en el que el sufrimiento se transforma en amor.

Cuando hablamos de "compasión" hablamos de un estado de "simpatía con" el otro o


de empatía y no como un sentimiento de lástima.

El perdón es el ejercicio de la compasión. Es un proceso y una actitud.

Saber perdonar implica curar viejas heridas. En otras palabras, significa que nos
cansamos de vivir con el dolor de lo pasado y que nos sentimos dispuestos a intentar
algo nuevo. Obviamente esto es un proceso que tiene varios pasos Cfr. Simon y
Simon, (1992):

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Borysenko (1994, p. 247)

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Los pasos para perdonar a otros

El proceso de perdonar a otros comienza con el reconocimiento de que


nos estamos aferrando a algo y de que, a pesar del papel desempeñado
por cualquier otra persona en crear la situación, somos los responsables
de lo que hacemos con nuestro dolor. Si nuestra paz psicológica y
espiritual depende de lo que los otros hacen o dejan de hacer, nunca la
tendremos. Asumir responsabilidad, oír el perdón, es muy saludable,
porque nos saca del papel de víctima indefensa que alimenta nuestra ira
continua.

Etapa de curación

Cada persona tendrá que desplazarse a través del proceso de curación a su manera
peculiar y de acuerdo al andamiaje personal de cada uno. Sin embargo, se
platean seis etapas de curación:

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NOTA: La curación se registra con accesos y recomienzos, tanto cuando
uno se mantiene en pie como cuando intenta saltos gigantes hacia el
frente. Incluso, una que otra vez implica retroceder por un breve
tiempo a un paso anterior. En realidad, el proceso de curación se inicia
en el instante en que se recibe el daño.

Cambio

Uno de los problemas que se van a presentar continuamente en la relación de pareja y


más adelante en la familia, es el problema del cambio. A pesar de la frecuencia con
que se da, su manejo es muy difícil.

Dostoyevski decía que tomar una decisión nueva y descubrir


un mundo desconocido son las cosas que más teme el
hombre. Aún de las cosas más fútiles, rara vez se presenta la
experiencia de lo nuevo, sin conmovernos con algún
presentimiento.

En el caso del cambio drástico, la intranquilidad es naturalmente más honda y más


duradera. Difícilmente podemos estar realmente preparados para lo que es totalmente
nuevo. Ante una experiencia nueva y desconocida, podemos reaccionar con ansiedad y
temor.

Tenemos que adaptarnos y toda adaptación radical es una crisis


en el amor propio. Esto significa que un grupo (pareja o familia)
que está sometido a un cambio drástico, puede convertirse en un
grupo de inadaptados.

Casi siempre cuando se habla de cambio, al menos de una manera implícita, se le dice
a la otra persona que haga lo que nosotros consideramos como "correcto". Parecería
que tenemos el monopolio de la verdad.

• Si el otro lo hace, entonces nos sentimos muy contentos y lo


apreciamos.
• Si no lo hace, entonces empezamos a etiquetarlo porque no hace lo
que deseamos.
Nosotros, al parecer, no queremos cambiar. Deseamos que los demás lo hagan, para
que nuestras vidas sigan como hasta entonces, o bien, sean diferentes de acuerdo a
nuestras expectativas.

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Quizá hemos pasado por alto que cualquier cambio que deseemos tiene que venir de
nuestro interior. Cuando realizamos algún cambio sin una verdadera motivación
interna, éste no es duradero.

Así, por ejemplo:

Un miembro de una pareja le ofrece al otro efectuar un determinado


cambio, pero en el fondo no está muy convencido, pero desea darle
gusto a su pareja. La "fuerza de la voluntad" no es muy efectiva porque
está faltando la verdadera motivación: la que proviene de su propia
determinación interna de cambiar.

Ahora bien, ¿qué significa cambio?

Cambio significa que nos liberemos nosotros mismos de todo sentimiento de:

• aislamiento
• separación
• soledad
• ira
• miedo
• dolor

Nos invitaría, como un ideal, a crear una vida llena de paz y amor, en donde podamos
relajarnos, sepamos disfrutar de la vida y captemos que estamos en un proceso de
búsqueda acerca del camino adecuado hacia el logro de un bien más grande.

En ocasiones, si podemos alterar nuestra forma de pensar


un poco, podemos cambiar por completo una situación.

Sabemos que en nuestra vida tenemos que pasar por diversas


experiencias, y el dolor es una de ellas. No se trata de buscar
el sufrimiento por sí mismo (esto sería masoquismo), sino que
cuando se presente debemos saber manejarlo. Frankl decía
que "Vivir es sufrir, pero sobrevivir es encontrarle un sentido
al sufrimiento".

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Existen vivencias dolorosas que no las podemos cambiar, porque no está en nuestras
manos hacerlo. Sin embargo, dice Frankl, que lo importante es la forma cómo las
manejamos.

El cambio no es algo que se obtiene de un momento a otro.


Hay que trabajarlo poco a poco. La vida de pareja y familia
tiene varios ciclos o etapas. Cada uno de ellos nos pide un
grado de madurez apropiado a la situación. Asimismo, exige
una gran flexibilidad y cambio, dado que es una experiencia
eminentemente dinámica y supone un proceso constante de
adaptación. La inmensa mayoría de los problemas de la pareja
y la familia son porque faltan los elementos anteriores.

Habrá momentos de crisis en la vida, pero no hay que temerlas, porque


éstas nos sirven para crecer, para vivir un cambio adecuado a una situación.
No hay que centrarse en el dolor, porque se nos vuelve obsesivo, sino más
bien en el fruto positivo que nos dejará esa experiencia.

Cuando la pareja se casa, lleva al matrimonio una serie de


valores recibidos de su propio núcleo familiar. Quizá los
primeros problemas se presentan porque convierten en
"monólogos" lo que debería ser un "constante diálogo". En
los monólogos cada uno quiere convencer al otro de que tiene
la razón. Se presentan una serie de argumentos para sostener
su punto de vista. Ya no se escuchan. Se trata de vencer y
convencer a su "rival".

El diálogo supone escuchar y comprender lo que dice su pareja desde su propio punto
de vista. La "empatía" nos lleva a ponernos en los zapatos del otro, a ver las cosas con
sus ojos. No quiere decir que todo lo que diga la otra persona está bien, pero es
importante sentirse escuchado. Si en ambos se da este proceso, se pueden aceptar
mejor los puntos de vista del otro, sin tener que "defenderse".

A veces puede darse la sensación de que no avanzamos. Más aún, habrá momentos en
que parece que en lugar de avanzar vamos hacia atrás. Sin embargo, esto es parte del
proceso de crecimiento.

Es algo parecido a lo que le sucede al alpinista. Sube y sube,


pero parece que no avanza o da la impresión de retroceder.
Sin embargo, cuando vuelve su mirada hacia abajo y se da
cuenta de todo lo que ha avanzado en su camino hacia la
cumbre, se siente alentado.

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También es importante para nosotros saber darnos aliento para poder vivir más
plenamente nuestra motivación rumbo a la cumbre. Es necesario no olvidarnos de que
los buenos propósitos y cambios saludables se dan en el interior de nosotros mismos,
ya que de otra manera se nos pueden olvidar.

La mejor motivación para el cambio es el "amor" a los demás y a uno mismo. En todas
religiones existe el mandamiento del amor al prójimo como a uno mismo. Sin
embargo, si no nos amamos sanamente y nosotros somos la medida del amor al
prójimo, ¿cómo podremos amarlo sinceramente?

Es importante aprender a amarnos sanamente para que podamos


amar realmente a los otros (a la pareja, a los hijos, a la familia…).

Por otro lado, el amor de los demás, nos sirve de retroalimentación para conocernos y
lograr una alta autoestima. Por tanto, lo que realmente nos puede llevar a un
verdadero cambio es el amor sentido y vivido.

En el Nuevo Testamento (Mt 3,2) se usa la palabra "metánoia"


para indicarnos el cambio de mente. Esta "conversión" nos
habla del pesar que mira al pasado e invita al hombre a que se
vuelva a Dios e inicie una nueva vida.

Inventario inicial sobre el cambio

1) ¿He respetado la personalidad de los que me rodean para decidir


por sí mismos, o los he empujado a un cambio de acuerdo a mis
expectativas?
2) ¿Los cambios que he planteado en mi vida, han sido porque yo los
quiero, esto es, desde mi interioridad, o los he hecho por
formulismo, por agradar a los demás, o porque debo hacerlos?
3) ¿Con frecuencia he evitado enfrentarme con las crisis existenciales
de mi vida, o he buscado encontrarle el sentido al sufrimiento que
está atrás de mi vivencia?
4) ¿He sabido ceder un poco mi forma de pensar, cuando las
circunstancias así lo ameritan, para buscar una respuesta positiva
a una situación conflictiva?
5) ¿Creo y siento que en esta etapa de mi vida realmente me amo y
respeto como una persona valiosa?
6) ¿Me he preguntado en este momento de mi vida qué puedo hacer
para mí y que no he hecho antes?

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7) ¿Qué puedo dejar ir en este momento y qué me he rehusado
fuertemente a hacerlo en tiempos pasados?
8) ¿Qué me gustaría modificar en mi vida, qué me impide seguir en
mi camino de crecimiento? ¿Realmente estoy dispuesto a hacerlo?
9) ¿Con frecuencia he sentido el desaliento ante el cambio y he caído
en la cuenta de la baja en mi autoestima, por creer que no puedo
realizar el cambio deseado?
10) ¿He aprendido a manejar mi propio narcisismo y aceptar que no
sólo los demás tienen que cambiar, sino que yo mismo debo
hacerlo también?

Cómo progresar en el cambio

Entre saber qué hacer y hacerlo, se da un período de transición. Muchas veces


sabemos "intelectualmente" lo que queremos cambiar. Pero al llevarlo a la práctica nos
encontramos con un abismo que tenemos que cruzar, para llegar al otro lado. Nos
atrae, a veces, lo viejo. Es el camino fácil y conocido. Las neurosis que tenemos, las
poseemos porque nos son cómodas, ya que de otro modo no las tendríamos. Nos
cuesta trabajo desprendernos del modo de vida anterior.

Del otro lado, está el camino nuevo. El que deseamos adquirir,


por el que queremos transitar. Cambiar requiere acción y
motivación. Para entender esta acción, es importante captar la
diferencia entre "metas" y"objetivos". Las primeras son a
corto plazo. Tienen que ser alcanzables.

Conductualmente tenemos que reforzar los aspectos positivos alcanzados. Si nos


castigamos por el posible paso hacia atrás, entonces el cambio se volverá opresivo. Es
necesario usar todo lo que poseemos para ir logrando las metas propuestas o los
objetivos son a mediano o largo plazo. Son como el faro que ilumina nuestra
motivación, nuestro ideal y el camino a alcanzar.

Obstáculos

En este camino hacia el cambio, nos vamos a encontrar con


varios obstáculos. El amor es el camino al cambio. Algunos
autores hablan que el principal obstáculo es el temor y éste es
camino a la actitud estática, al NO cambio. Los sentimientos
que lo fomentan, como parte del síndrome del temor, son:

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• el aislamiento
• la separación
• la soledad
• la ira

• la culpa, entre otros.

Preguntas que pueden fomentar la reflexión

1) ¿Realmente quieres cambiar o deseas continuar quejándote


respecto a lo que no tienes en tu vida?
2) ¿Deseas una vida mejor? ¿Qué estarías dispuesto a hacer para
lograrlo?
3) ¿Piensas que el cambio y la mejor vida te viene de los demás?
4) ¿Crees que el poder de cambio está principalmente en ti?
5) ¿Qué papel crees que juega Dios, los demás y la religión en este
proceso?
6) Es un hecho que vivimos en comunidad, pero ¿con qué tipo de
personas me estoy relacionando? ¿Realmente me están ayudando a
lograr lo que deseo obtener?
7) ¿Estos cambios que quiero proponer a mi vida me llevan a la
tensión neurótica, o me conducen hacia la armonía?

La vida es una serie de puertas que se cierran y se abren.


Vamos pasando por ellas viviendo muy diferentes
experiencias. Quisiéramos con frecuencia cerrar algunas
puertas a patrones negativos, bloqueos, situaciones que ya no
nos nutren o que ya no son útiles.

El proceso de irnos haciendo personas nos invita a abrir nuevas puertas y a


encontrarnos con nuevas y magníficas experiencias. Escogemos las circunstancias y
situaciones que nos permitan madurar. Podríamos abrir las puertas al:

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Para el creyente está, además, la fe, la esperanza y el amor en un Ser Superior que
nos guía y lleva por los mejores caminos para nuestro crecimiento espiritual.

En ocasiones, es como caminar en el desierto: con calor o frío,


con sed o con hambre, con soledad, y dolor, con temor a lo
desconocido... pero seguros de que llegaremos al oasis en
donde nos espera el Señor que nos da la paz, la felicidad, pero
sobre todo su Amor que ha estado presente y nos ha guiado
en nuestra vida.

En síntesis

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En el caso del cambiarse en un grupo de inadaptados, que puede proporcionar a cada
miembro o individuo reflejos alarmantes de sí mismos en relación con sus semejantes,
es preciso tener una extraordinaria confianza en sí mismo para arrostrar un cambio
drástico sin un estremecimiento interior.

Existe una íntima relación entre:

La intensidad pasional puede servir como sustituto de la confianza en la pareja.

Esto es especialmente importante para la relación de pareja. Una persona segura de sí


misma se relacionará con comodidad y soltura. En cambio, una persona con poca
confianza en sí misma, en sus valores, en lo que desea de la vida, buscará relacionarse

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como si quisiera salvar a su matrimonio con cada una de sus actitudes y así debe
hacerlo siempre.

No obstante lo anterior, se puede decir que los cambios drásticos son uno de los
medios para poner en libertad las energías del hombre. Para convertir a las personas
en individuos de acción se deben dar dos cosas:

• Debe de haber una serie de oportunidades y


• Una tradición de confianza en sí mismos.

Ejercicios sobre el perdón (autorreflexión)

Conteste las preguntas a manera de reflexión no es necesario enviarlos al asesor.

1) Recuerda a alguien que te lastimó alguna vez.

Nombre:

¿Cuál fue el daño?

2) Del punto uno, identifica si el daño lo describes con declaraciones que NO niegan.
Si no es así, escríbelas enseguida.

3) Haz una lista de explicaciones que solías utilizar o que sigues utilizando para
culparte por lo que pasó:

- Si sólo hubiera...
- Si sólo no hubiera...
- Tendría que haber...

4) Revisa objetivamente lo escrito en el punto 3. Tacha aquellas explicaciones que


respondan a las siguientes preguntas:

¿Qué frases revelan que has asumido la responsabilidad de otros (escapaban a tu


control)?
¿Qué frases reflejan aspectos de tu persona que no pudo ser modificado en el
momento en que fuiste lastimado? (sexo, edad…).
¿Cuáles son las cosas que no pudiste haber cambiando?

5) Analiza los puntos que quedaron sin tachar en el punto cuatro. Haz una lista de las
faltas atribuibles a ti.

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A la derecha de cada una, escribe esta frase y continúala, según sea tu experiencia:
pero me he castigado...

6) Elabora una lista con cinco columnas:

En la primera escribe una lista de necesidades a satisfacer cuando te lastimaron.


En la segunda, escribe el nombre de quien no las cubrió en su momento.
En la tercera, escribe las cosas que hiciste para satisfacer tus necesidades.
En la cuarta, las que puedes hacer hoy para satisfacer las necesidades no cubiertas.
En la quinta, las personas que pueden satisfacerlas.

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