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ISSN: 1699-5988

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Antropología y cuidados en el enfoque


de San Juan de Dios

Genival Fernandes de Freitas,1 José Siles


González2
Enfermero, Abogado. Profesor Doctor del Departamento
1

de Orientação Profissional, Escuela de Enfermería,


Universidad de São Paulo (USP), Brasil. 2Enfermero,
Pedagogo y Doctor en Historia. Profesor Catedrático,
Escuela Universitaria de Enfermería, Universidad de
Alicante, España

Manuscrito recibido el 29.4.07


Manuscrito aceptado el 7.3.08

Index de Enfermería [Index Enferm] 2008; 17(2): 144-


148

Cómo citar este documento


Freitas, Genival Fernandes de; Siles González, José. Antropología y cuidados en el
enfoque de San Juan de Dios. Index de Enfermería [Index Enferm](edición digital) 2008;
17(2). Disponible en <http://www.index-f.com/index-enfermeria/v17n2/6534.php>

Consultado el

Resumen Abstract (Anthropology and caring in the


view of Saint John of God)
El objetivo de esta investigación de
carácter histórico-social, consiste en This is a historical and social study has the
contribuir a la reflexión crítica sobre el objective to contribute to a critical reflection
origen y desarrollo de la cultura de los involving the origin and development of
cuidados en el contexto socio-político y caring culture in the social-political and
religioso del renacimiento español (siglo religious contextualization of Spanish
XVI) desde la perspectiva de la orden Renaissance (century XVI), with the prospect
mendicante de San Juan de Dios. La of mendicant order of Saint John of God.
filosofía humanística o antropológica de Humanistic or anthropological Philosophy of
la enfermería, en la perspectiva Nursing, in this perspective, signified a
mencionada, implicaba potenciar la holistic attention to needs of patients ruled in
atención holística en el proceso de the binomial hospitality and humanization of
satisfacción de necesidades de los care nursing.
pacientes considerando el binomio Key-words: History, Nursing, Culture,
hospitalidad-humanización de la Caring.
asistencia.
Palabras clave: Historia, Enfermería,
Cultura, Cuidados.

Introducción

La presente investigación historiográfica sobre la cultura de los cuidados desde la


óptica de los religiosos (sobre todo católicos), a partir del siglo XVI, parte de las
siguientes hipótesis iniciales: a) el desarrollo de la enfermería es directamente
proporcional al desarrollo socio-político y económico de la sociedad en general; b) el
conocimiento del pasado contribuye a la comprensión del presente y, por lo tanto, ignorar
el pasado dificulta la interpretación de situaciones y circunstancias relativas tanto a la
actualidad como al futuro.
El objetivo de la presente investigación de corte histórico social, consiste en contribuir
a la reflexión crítica acerca del origen y desarrollo de la cultura de los cuidados en el
contexto social, político, económico y religioso del renacimiento español del siglo XVI,
desde la perspectiva de la orden hospitalaria de San Juan de Dios. Para alcanzar dicho
fin se han empleado textos que reflejan el pensamiento o el paradigma juandediano de
asistencia a los enfermos, analizado, especialmente, la historiografía producida como
consecuencia de la implementación del paradigma juandediano en el siglo XVI.
Se ha adoptado el referencial teórico propio del paradigma hermenéutico-crítico, que
permite la utilización de técnicas e instrumentos de carácter comunicativo e interpretativo
que ofrecen, tanto la explicación de los fenómenos, situaciones o interacciones que se
suscitan dentro de la cultura religiosa de los cuidados, como los elementos
transformadores de la cultura de los cuidados1 que se derivan de la interpretación de los
resultados y conclusiones obtenidas.
La historia de la enfermería se convierte en un constante con el surgimiento del
cristianismo, porque los documentos pre-cristianos sobre enfermería son fragmentarios y
dispersos. Uno de los conceptos que los cristianos rescatan del pasado se refiere al
vocablo "hospitium", que consistía en el ofrecimiento de cuidados básicos y de calor
humano, por parte del dueño de la casa o anfitrión, a los extranjeros o peregrinos. Este
principio ancestral de hospitalidad era considerado sagrado para la cultura celtibérica,
pero desapareció en la Grecia clásica, a pesar de las xenodoquias. La tradición
hipocrática consideraba que la prestación de cuidados a enfermos terminales o
incurables podría implicar una trasgresión y alteración del destino impuesto por los dioses
a una persona debido a sus comportamientos pecaminosos.2 La cultura de los cuidados
cristiana reinterpreta el concepto de hospitalidad y lo transforma en un mecanismo
altruista, mediante el cual la persona que cuida de los enfermos, incluso de aquellos
enfermos incurables e infectocontagiosos, merecería ganar la gloria divina, como
recompensa por la caridad practicada al prójimo necesitado.
El término altruismo deriva del vocablo "alter", o sea, otro. De ahí que altruismo
signifique "pensar e interesarse por los demás" y origina el término alteridad (que se
deriva del latín alteritas), que significa condición de ser otro. 3 Además, la doctrina
cristiana del amor y fraternidad, no sólo trasformó a la sociedad, pues también dio lugar al
desarrollo de la enfermería. Asimismo, la enfermería "organizada", consecuencia directa
de esas enseñanzas, tradujo el concepto de altruismo, reforzado por las comunidades de
los primeros cristianos. No obstante, cuando surge el cristianismo, el altruismo no era una
idea nueva; era una idea "vieja" con un nuevo significado, o mejor, con una nueva
motivación de ser. Asimismo el "animismo" se servía de las buenas obras como un
amuleto para prevenir las desgracias; el judaísmo defendía la justicia y la misericordia
con el fin de asegurar la prosperidad en este mundo. El budismo enseñaba que la ayuda
y la bondad para con los demás aseguraban el mérito para el estado futuro. Incluso, en el
cristianismo deteriorado de la Edad Media, encontramos esa misma enseñanza: la
bondad y el servicio a las otras personas permiten acumular méritos para ganar el reino
de los cielos.4,5
A partir del concepto de altruismo, surgió el cuidado de los enfermos y desvalidos
como una obra de misericordia: dar de comer a los hambrientos, dar de beber a los
sedientos, vestir a los desnudos, visitar a los presos, albergar a los que no tienen lugar
para vivir, cuidar a los enfermos, y enterrar a los muertos.
La caridad cristiana consiste en el amor en acción, en actos concretos, y el cuidado de
los pobres y enfermos fue elevado a una categoría mayor, o sea, lo que antes era una
ocupación u oficio de esclavos se convirtió en una vocación sagrada. Igualmente el
servicio, por medio del cuidado a los más necesitados, pasó a ser visto como un deber
manifiesto a todos los hombres y mujeres cristianos.
La concepción cristiana del cuidado sirve de base o referente para interpretar
adecuadamente y comprender la cultura de la enfermería en San Juan de Dios, a partir
del siglo XVI, pues este personaje vivió en el periodo de 1495 a 1550, habiendo dedicado
un poco más de diez años de su vida al cuidado de los enfermos y pobres en general,
como meta principal de su carrera.
San Juan de Dios estuvo en la condición de soldado bajo las órdenes del emperador
Carlos V, en batallas famosas. El también se dedicó a las actividades de vendedor de
libros y artículos religiosos durante parte de su vida. Pero un cierto día, después de oír un
sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, Juan se confesó y se
propuso a sí mismo una penitencia especial: pasar por loco, para que las personas lo
humillasen e hiciesen sufrir mucho. El estuvo en un manicomio y en el transcurso de su
estancia en ese lugar, percibió que era un error pretender curar las enfermedades
mentales con métodos de tortura.
La amplitud y profundidad de la cultura de los cuidados en el siglo XVI constituye un
acervo y un patrimonio tal que resulta imprescindible conocerla si se quiere entender lo
que ha sido la enfermería en dicho momento histórico. En definitiva, la cultura de los
cuidados desarrollada por Juan de Dios constituye un ejemplo de sensibilidad de la
enfermería por las cuestiones sociosanitarias que debe ser estudiada por investigadores
con formación sólida y universitaria. Este tipo de estudios contribuyen a la
contextualización de las necesidades sociales del cuidado, algo irrenunciable, dado que
de lo contrario, difícilmente se podrán identificar y transmitir las demandas y obligaciones
de los profesionales de enfermería.

El desarrollo de la cultura de los cuidados

La cultura religiosa de la enfermería se desarrolló no sólo en el cristianismo, si no en


todas las religiones ancestrales que tuvieron una preocupación por los enfermos.
Concretamente, la cultura cristiana llega a España en los primeros años del cristianismo
cuando se crean los diáconos. Estos en España eran famosísimos, por ejemplo, San
Vicente, que vivió en los años 70 de la era cristiana. En España se desarrollo mucho la
cultura asistencial religiosa o cristiana por dos motivos muy importantes: el primero, el
Concilio de Efeso (año 300 d.C.) y el segundo por las teorías de San Isidoro. 6
El concilio de Efeso recomendaba que todas las diócesis tuvieran junto a las catedrales
un hospital para acoger a los pobres y enfermos. Hoy, en España podemos ver algunos
hospitales próximos a las iglesias, catedrales o basílicas, que funcionan como centros de
atención a los ancianos y que se llaman centros catedralicios.
Las "Reglas Monacales" de San Isidoro de Sevilla y también el primer hospital que se
fundó en España eran del obispo Masona, quien era amigo de San Isidoro de Sevilla, en
torno al ano 600 d.C. En ese contexto antiguo, los hospitales eran pequeños; atendían a
pocos enfermos y las personas que trabajaban en ellos no tenían ninguna formación
especifica.4 Cabe resaltar que San Isidoro de Sevilla en su libro titulado Etimologías,
dedicaba el capítulo IV a la medicina pero que también era aplicado a la enfermería. Esa
obra estaba dirigida a los médicos y a aquellos que cuidaban a los enfermos en lo que se
refiere al cuidado de alimentación, vestuario y atención de sus necesidades en general.
Por lo tanto, se tarta de un libro para médicos y ministros, los cuales eran aquellos que
prestaban servicios y organizaban la atención sanitaria y la asistencia a los pobres.
El hecho es que, hasta el siglo XVI, no se desarrolla el conocimiento de la asistencia
estructurada a los enfermos.7 En el año de 1370, se fundó el primer hospital por un rey de
Granada, España. Simultáneamente en los siglos XII al XV aparecerán algunos
hospitales con una cierta importancia en España, por ejemplo, el Monasterio de Poblet,
en Tarragona; San Antolín, en la ciudad de Palencia (ambos en España), este último con
el reglamento más antiguo que se conserva en el archivo de la catedral de la ciudad,
desde 1397. Desde el siglo VIII hasta el siglo XV, los hospitales eran construidos junto a
los claustros de las catedrales. En torno del siglo XV existía la tradición de los grandes
monasterios, por ejemplo el de Guadalupe, que se fundó, aproximadamente, en 1405.
En el siglo XVI, San Juan de Dios, fundó un hospital en la ciudad de Granada, el cual
en el año de 1580 era ya conocido en América, porque en algunos hospitales del
continente americano eran seguidos los reglamentos del hospital de San Juan de Dios de
Granada. Ese reglamento influenció la organización y funcionamiento de muchos otros
hospitales de España.6 En aquella época ya existían diecisiete hospitales en España
ligados a San Juan de Dios y tres o cuatro hospitales fundados por los religiosos
hospitalarios de San Juan de Dios en América.8
De tal forma que el reglamento del hospital de San Juan de Dios de Granada servía
para todos los hospitales, lo cual representaba una gran ventaja desde el punto de vista
de la organización de la asistencia sanitaria española y otras partes del mundo, en donde
se difundió la orden hospitalaria de San Juan de Dios. San Juan (que fue beatificado en
1630 y canonizado en 1690) no fue el único innovador en la perspectiva religiosa de los
cuidados de los enfermos tanto a nivel asistencial como en la generación de un nuevo
paradigma para el cuidado.

El paradigma de Enfermería de San Juan de Dios

La enfermería propuesta por San Juan de Dios es más que la prestación de cuidados
físicos, pues incluye la prestación de cuidados integrales, es decir cuidados físicos,
mentales, psicológicos, éticos, religiosos y sociales.9 Asimismo la filosofía de enfermería
de San Juan de Dios contempla: los cuidados amplios, del cuerpo y del alma, la
asistencia espiritual constituida como una obligación del personal religioso de la orden de
San Juan de Dios, por medio del consuelo espiritual a los enfermos y la administración de
sacramentos de confesión y eucaristía, sobre todo a los enfermos más graves y con
riesgo inminente de muerte, con el objetivo de que obtuvieran la redención de sus culpas
la vida eterna y la paz. No bastaba el cuidado corporal, si no la atención integral al cuerpo
y al alma.
En esa perspectiva, cabe resaltar que el desarrollo histórico es reflejo de la
construcción y progreso de la conciencia humana, del conocimiento del hombre sobre si
mismo, incluidas las enfermedades y la cultura de los cuidados. 5 El término cultura
designa la sumatoria de las instituciones que diferencian nuestra vida de la de nuestros
antecesores animales y que sirven para dos fines: proteger al hombre contra la
naturaleza y reglamentar las relaciones de los hombres entre si.10
A fin de atender al objetivo previamente delimitado en este trabajo, volvemos a la
cultura de los cuidados, a partir del paradigma teórico y práctico de la enfermería de San
Juan de Dios. Asimismo podemos llamar "ciencia de la enfermería", desde el primer
momento que tenemos libros escritos sobre el arte de los cuidados. Entonces, el primer
libro que tenemos publicado con datos bien seguros es de Andrés Fernández, 1625, cuyo
titulo es "Instrucción de enfermeros, para aplicar los remedios a todo género de
enfermedades, y acudir a muchos accidentes que sobrevienen en ausencia de los
médicos".11
El manual de enfermería de Fernández (1625) es un libro muy importante en la
historiografía de la enfermería, resalta la relevancia de los cuidaos practicados en el siglo
XVI en España, sobre todo en los hospitales en los cuales los religiosos eran las
personas responsables directas de la asistenta a los enfermos. Esta obra es un punto de
referencia y un marco de influencia para la cultura de los cuidados y para la ciencia de
enfermería. Además está fundamentada en técnicas, métodos y recursos de enfermería
para asistir a los enfermos en los hospitales.
El término "Facultad" implicaba conferir a la enfermería una cierta autonomía y una
actividad independiente de la práctica médica. Una "Facultad" importante estaba en
Granada, en las primeras décadas del siglo XVII. En ese contexto, surge el libro
"Compendio de los tratados de flebotomía, capítulo singular, y cartapacio de cirugía para
practicantes",12 en 1674, de autoría del religioso Fray Francisco de la Cruz y que fue
publicado con el fin de formar enfermeros y practicantes del Hospital de San Juan de
Dios en Filipinas. En ese libro el autor utilizó un estilo propio de la época, conocido como
estilo catequético, basado en preguntas y respuestas y que tenía como objetivo dinamizar
el aprendizaje involucrando al estudiante, para hacerlo reflexivo sobre la asistencia
enfermera.
A mediados del siglo XVII, fue publicado el libro titulado "Breve compendio de cirugía
para practicantes",13 de Fray Matías de Quintanilla, en 1683, que también fue religioso de
la orden de San Juan de Dios y aplicaba el mencionado estilo catequético, que se tornó
una marca de la "Facultad de Granada", que se implantó en donde estaba el primer
hospital de San Juan de Dios y que después se expandió para el Hospital General de
Misericordia de Madrid, el segundo en el cual los religiosos de esa orden asumieron las
actividades asistenciales en España.
Así, en Granada en el siglo XVI bajo la influencia de San Juan de Ávila, fue construido
el Hospital de San Juan de Dios imitando un poco el Hospital General de Granada que
había sido fundado por los Reyes Católicos y el emperador Carlos V. Cabe resaltar que
San Juan de Ávila fue el consejero que apoyó la ideas de San Juan de Dios,
incentivándolo a dedicar su vida al servicio de los pobres y más necesitados. Además, el
ideal de San Juan de Dios consistía en el servicio al prójimo pero fue también un gran
constructor de hospitales y reformador de las prácticas asistenciales de su tiempo, en
especial en lo que se refiere a los métodos deshumanizados y agresivos (cuando no
meramente crueles) aplicados a los enfermos mentales. San Juan de Dios en apenas tres
años fundó tres hospitales en el siglo XVI en España.
Este siglo es considerado como un periodo de oro por varios autores desde el punto de
vista cultural, debido al surgimiento de grandes filósofos como Luis Vives y otros que
contribuyeron con el Concilio de Trento. Se trata, pues, de un siglo de oro,
metafóricamente.5,6,14
En el siglo XVIII, se produjo un hundimiento de la sanidad española, porque fueron
desapareciendo grandes hospitales y permaneciendo los pequeños debido al costo de
manutención. Por otro lado, los hospitales de San Juan de Dios fueron mantenidos en
este periodo porque eran pequeños y atendían a una población también pequeña y que
se mantenían bajo una economía rigurosa, con el control económico y sobre todo con el
apoyo de limosnas.15
Desde la fundación del primer hospital de San Juan de Dios, el propio fundador pedía
ayuda a las personas adineradas de la sociedad, incentivando a sus seguidores a hacer
lo mismo al fin de atender las necesidades de atención caritativa de los pobres.
Asimismo, los hermanos de la orden salían a las calles y casas para solicitar apoyo de
toda índole, desde ropas, aceite, leña, carbón o servicios que pudiesen ser ofrecidos a
los pobres en los hospitales y en las casas de atención. Los religiosos continuaron el
ideal de su fundador con el mismo espíritu de abnegación, tenían el reglamento de los
hospitales que dirigían, los cuales comprendían las funciones de gestión y asistencia de
enfermería a los enfermos.16
No podemos olvidar que las cuestiones políticas estaban influidas por el desarrollo
económico de la sociedad y viceversa. Desde otro ángulo, propiedades y bienes de los
institutos religiosos estaban bajo ese contexto del siglo XVIII en España. Asimismo las
desamortizaciones (que comenzaron con Carlos IV y su ministro Godoy en 1798) tuvieron
una serie de implicaciones sobre la gestión de los hospitales y atención a los enfermos.
Debido a esas desamortizaciones muchos bienes de la iglesia fueron expropiados por el
Estado, incluyendo conventos, monasterios y otras propiedades, lo que contribuyó a una
degradación de la atención sanitaria en muchos hospitales españoles, en general y
también los conducidos por los religiosos.

Aspectos relevantes de la personalidad de San Juan de Dios y la expansión de su


modelo asistencial

San Juan de Dios fue un hombre del Renacimiento español, pero muy poco cultivado
en las ciencias profanas, como se acostumbraba decir en su época. También era poco
versado en las ciencias divinas, en la Teología. En su condición de enfermero no tenía
preparación adecuada, pero tenía inteligencia y conciencia de la realidad que lo rodeaba,
sobre todo tenía la determinación de hacer algo para mejorar la atención dispensada a
los pobres. Después de su experiencia como enfermo, decía: "¡oh, traidores, enemigos
de la virtud! Por qué tratáis tan mal y con tanta crueldad a estos pobres miserables y
hermanos míos, que están en esa casa de Dios en mi compañía? No sería mejor que se
compadecieran de ellos y de sus trabajos y los limpiasen y dieran de comer con más
caridad y amor que como lo hacéis, pues los Reyes Católicos han dejaron para ellos
(enfermos) la renta necesaria para atenderlos...".17
El primer biógrafo de San Juan de Dios hablaba sobre su locura voluntaria diciendo:
"Pasados algunos años que Juan de Dios estuvo en el hospital padeciendo de esos
tratamientos y otros más para disimular y poner en práctica su plan de servir a sus pobres
y enfermos y pasando el tiempo necesario, comenzó a mostrarse quieto y sosegado...". 18
Para implementar su modelo asistencial, San Juan de Dios, tras su experiencia
habiendo pasado por loco, fue al Monasterio-Hospital de Guadalupe, provincia de
Cáceres, en España, siendo enviado por San Juan de Ávila a trabajar en ese hospital en
el año de 1539. En el archivo del Monasterio-Hospital de Guadalupe había un "Cuaderno
de Mayordomía", el cual podría ser considerado como los principios filosóficos de ese
hospital. Tal documento determinaba la ordenación del hospital bien regido, que consistía
en tres pilares: "buena mesa" (alimentación y cama limpia); "buen físico" (médicos que
conociesen a sus pacientes), y "buen ministro" (enfermeros y servidores caritativos). El
referido hospital disponía de una clasificación de los enfermos en cuatro categorías:
"heridos; calenturas; enfermedades de mayor peligro y sífilis, enfermos de las bubas,
tumores luéticos.6 Después de su convivencia y aprendizaje en el Monasterio-Hospital de
Guadalupe, San Juan de Dios decía: "Jesucristo me conceda tiempo y me de la gracia
para que yo tenga un hospital para recoger a los enfermos desamparados y faltos de
juicio para servirlos como deseo...".10
De 1539 hasta 1550 (cuando murió), San Juan de Dios se dedicó de manera obstinada
a realizar hechos y escribir sus tesis y teorías sobre gestión y principios filosóficos-
asistenciales para los hospitales. La visión humanística del cuidado se desarrollo en las
siguientes actividades o funciones: gerenciales (mayordomía); clasificación de los
diagnósticos o patologías; actividades de enfermería, basada en la asistencia integral,
antropológica y ética. Las funciones generales competían al mayordomo o gerente del
hospital, el cual debía ocuparse del sostenimiento del mismo. Una manera muy propia de
la época de San Juan de Dios era solicitar ayuda a las personas adineradas para
mantener las obras asistenciales.19
Siguiendo las normas que aprendió en el Monasterio-Hospital de Guadalupe, San Juan
de Dios comenzó haciendo una clasificación de las patologías que se atendían en su
hospital. El mismo decía: "Siendo esta casa de carácter general se reciben en ella
enfermos y gentes de todas las clases, habiendo allí tullidos, mancos, leprosos, mudos,
locos, paralíticos, tiñosos y otros muy viejos y muchos niños". El propio San Juan de Dios
exhortaba a sus compañeros: "Tengamos caridad con nuestros prójimos y hermanos,
haciendo para ellos lo que queremos para nosotros".15
San Juan de Dios es considerado un gestor sanitario comprometido con el humanismo,
pues fue hijo del renacimiento español y sintió una necesidad de implementar una
filosofía humanística, antropológica y ética a la asistencia de enfermería que fuese
coherente con el individuo y la colectividad.
Por lo tanto sus principios filosóficos están
basados en inquietudes y aspiraciones
personales, sociales y trascendentales.17
La estructura moral y la realidad ética de
la acción juandediana se fundamentó en
tres niveles: el sociológico que centraba al
hombre en sus circunstancias y
necesidades; el jurídico que consistía en
modificar las normas inhumanas y crueles
aplicadas a los enfermos mentales; el
trascendente que asumió el concepto de la
antropología moral o sea un ser humano
integral con una oferta de cuidados bio-
psico-socio-espiritual, considerando la
multiplicidad de factores cultural. De esa
manera la antropología juandediana se
revelaba en la defensa de los valores
humanos. Por esa razón, el hospital de San
Juan de Dios era "casa general para los
enfermos y gentes de todas las clases".
Además, en una cierta ocasión dijo: "Los
socorrí como pude, pero no como hubiese
querido".15
La filosofía humanística o antropológica de San Juan de Dios se puede llamar de
hospitalidad pues este término significaba "alteridad" o humanización de las relaciones
personales (de los profesionales y también de los enfermos, de la colectividad social), es
decir la preocupación hacia el otro. La hospitalidad significaba acogida, apoyo físico,
moral, psíquico y social, valorando las múltiples facetas de las necesidades humanas.
Esta concepción humanística de la asistencia antropológica de la enfermería fue
compartida por otros autores religiosos o no, en el siglo XIX.11,20,21
La responsabilidad de la enfermería consiste en prestar una asistencia-hospitalidad,
ocupándose de ofrecer servicios y atención a los enfermos, recogiéndolos y llevándolos a
la dignidad, por medio de la prestación de cuidados, conocimientos y terapias adecuadas
que logren reintegrarlos sanos al camino de la vida. Anteriormente la hospitalidad
consistió en dar sepultura a los muertos y acogida a los heridos, como se hacía
antiguamente.22

Conclusiones

La enfermería es interpretada como "gente que cuida de gente" y por lo tanto la cultura
de los cuidados en el enfoque religioso en la asistencia a los enfermos fue concebida y
continúa siendo una fuente de enseñanza, sobre todo para el rescate de la formación
humanística de la enfermera.
La cultura religiosa referente a los cuidados representa una contribución inestimable
por su aporte al cuidado centrado en la persona, bajo la perspectiva de la caridad. Esa
idea se refleja en los manuales, compendios y tratados de enfermería, desde el siglo XVI
en España. Así el libro "El arte de enfermería" (producido en el siglo XIX) es un ejemplo
de la asistencia integral de enfermería considerando la múltiples dimensiones del
enfermo. Esa obra se destinaba a los novicios de la orden de San Juan de Dios con el
objetivo de prepararlos para el cuidado cristiano de la caridad y del amor al prójimo. Los
contenidos de ese libro representan una contribución para la conducta ética y la práctica
asistencial, guiándola por principios y reglas claras de cómo deberían ser atendidos los
enfermos en el cuerpo y el espíritu.
Así, la medicalización es un neologismo creado para caracterizar la tendencia que va a
cambiar la institución hospitalaria transformándola en un hogar en donde las actividades
clínicas eran dirigidas por los médicos.23
La cultura religiosa de los cuidados fue un modelo influyente en la cultura de cuidados,
basada en los principios cristianos de la caridad y altruismo tanto en la gestión de la
asistencia y la práctica de enfermería a lo largo de la Edad Media, pautando conductas,
imponiendo normas y reglamentos tanto a las instituciones como a los cuidadores.

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