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La ciencia en el renacimiento 1

LA CIENCIA EN EL RENACIMIENTO

1.-INTRODUCCION.
1.1.-LA CRISIS DEL PENSAMIENTO MEDIEVAL
A la hora de realizar un estudio sobre el
pensamiento renacentista, el primer problema con el que nos
encontramos es el de la datación. No es posible saber con precisión
cual es la cronología exacta del periodo renacentista, ya que durante
muchos años permanecen fusionados elementos de la época citada
con otros de corte medieval; lo más que podemos hacer es ofrecer
una fecha aproximativa (el siglo XV ya es renacentista) y establecer
una serie de datos comparativos entre ambas etapas.
La Edad Media está indisolublemente ligada a una
estructura feudal. El feudalismo en Occidente no comienza a
manifestarse hasta la época inmediatamente posterior a Carlo
Magno. En los reinos centroeuropeos observamos manifestaciones
medievalistas a partir del siglo VIII, que van desarrollándose en los
siglos siguientes hasta llegar a su apogeo en los siglos XI, XII, XIII y
XIV, lo que ocurre es que cuando llega el sistema feudal a instaurarse
de un modo definitivo, están ya empezando a manifestarse los
grupos sociales que van a llevar a cabo la transformación de ese
sistema dando lugar al mundo moderno. Por tanto, no existe
continuidad ni ruptura antitética y radical, por ello, si tenemos que
afirmar que la Edad Media clásica está centrada en el periodo que
abarcan los siglos XVII-XIV, lo mismo tendríamos que reseñar que el
Renacimiento comienza en el siglo XV, aunque su gestación es
coincidente con la plenitud de la Edad Media (su manifestación más
destacada se produce entre los siglos XV y XVI).
A nivel de pensamiento, el Renacimiento se
prolonga hasta las primeras décadas del siglo XVII, sin embargo, no
hay que olvidar que las acotaciones que hemos destacado deben ser
muy flexibles.
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1.2.-CARACTERISTICAS GENERALES DEL PENSAMIENTO


MEDIEVAL
Entre las características que se pueden anotar del
periodo medieval, cabe destacar la concepción estructurada del
universo que se da como respuesta a la pregunta acerca de la propia
existencia. Esta concepción se heredó del mundo greco romano, y
proviene del intento de establecer una explicación y fundamentación
racional de cuanto sucede. En este sentido, va a ser central la
concepción aristotélica del universo que el mundo medieval llevará a
resultados más amplios, concretamente por lo que se refiere al
aspecto jerarquizado del universo.
Para Aristóteles, el universo era finito, cerrado,
esférico. Fuera de él no existe nada. Además, posee posiciones o
lugares caracterizados cualitativamente, no es un universo
homogéneo, sino que en él existen dos zonas diferenciadas,
contrapuestas y antitéticas: el mundo sublunar y el mundo
supralunar, siendo la esfera de la luna la que sirve de demarcación
entre ambos. Los astros del mundo supralunar están formados por
una materia diferente de los del sublunar. Los primeros están
compuestos de eter, considerada como la materia perfecta porque
no es susceptible de transformación. Será este un mundo libre de
toda clase de cambios excepto de uno: no está exento de cambio
local, pero a pesar de ello su perfección queda de manifiesto de
cualquier manera, ya que entre los diferentes tipos de cambios
locales posibles sólo tiene el más perfecto, porque el movimiento
circular no posee ni principio ni fin (la teoría del cambio en
Aristóteles propugnaba varios tipos de cambio, el cambio de
sustancia, generación o corrupción de sustancias, y el cambio
accidental, que puede ser cualitativo, cuantitativo y local.). El mundo
sublunar está configurado por cuerpos formados de los cuatro
elementos (tierra, agua, aire y fuego), elementos que además están
dispuestos como esferas que van desde el centro del universo hasta
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la luna. Los tres primeros elementos son claramente explicables


desde la teoría aristotélica, el último, el fuego, es el que ocasionó
más problemas a los astrónomos medievales. Se intentó ofrecer
desde él una explicación meteorológica de los cometas. La estructura
del mundo sublunar está sujeta al cambio, el movimiento y la
"corrupción" de diferentes tipos. En él, cada cosa tiene un lugar
natural. Los cuerpos que por medios violentos son desplazados de
dicho lugar tienen tendencia a volver a él con un movimiento
rectilíneo. La estructura jerárquica de este universo se va a reflejar a
todos los niveles en la concepción del mundo medieval. La
enfatización de la jerarquía se agudiza como una respuesta a la
sociedad feudal, en la que todos los rasgos de la realidad, incluso los
que no son físico cosmológicos, poseen una dimensión piramidal. En
este sentido, podemos destacar al Pseudo Dioniso Areopagita, corpus
de escritos frecuentemente citados a comienzos del siglo XI, de autor
anónimo, que fueron redactados usando el recurso de que el autor
era contemporáneo de los apóstoles: Dioniso, convertido por San
Pablo en su predicación en el areópago ateniense. En este sentido,
habría que destacar también obras como la de Sta. Teresa, tratando
temas como la jerarquía eclesiástica o la jerarquía celeste, en los que
desarrolla la estructuración que poseen todos los planos de la
realidad. También debemos citar aquí la Divina Comedia de dante, y
su división de la realidad en dos mundos, el angélico y el de
ultratumba, con la correspondiente distribución de premios y
castigos.
Es también un rasgo de esta época el concepto de
teleología o finalismo: la causalidad final se convierte en uno de los
elementos explicativos fundamentales. A pesar de que fue
Aristóteles quien trató sistemáticamente la causalidad final, el origen
de esta idea se encuentra en el Fedón de Platón. En él Sócrates
cuenta su recorrido espiritual ante la obra de Anaxágoras, su primer
entusiasmo ante la idea de aquel acerca de que había sido una
inteligencia la que había creado el mundo, y su posterior decepción
al saber y observar que en definitiva no había expuesto el porqué
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(hay que anotar que Sócrates desarrolla esta idea cuando tras
haberse bebido la cicuta por la condena impuesta por el Estado, sabe
que va a morir). En este sentido, se da la contraposición entre dos
tipos de causalidad: la eficiente y la final. Por influencia de
Aristóteles, como hemos anotado, predominará la segunda. Con ello,
también se puede destacar la contraposición entre el mecanicismo
(asigna valor a los caracteres de los elementos que producen el
cambio) y el finalismo o teleología. En el mundo moderno se dará
también esta contraposición , pero concretada en los términos de
causa y motivo.
La concepción teleológica en la explicación de los
fenómenos de la realidad, heredada de la línea socrático platónico
aristotélica, ocupará un papel importante también en la concepción
de los valores tanto morales como estéticos. Si se entiende que
existe un lugar propio para cada cosa, se considerará que algo es
bueno cuando ocupe el lugar que le es propio y cuando cumpla la
función que le corresponde por naturaleza. Se valorarán
positivamente los esfuerzos por volver al lugar que cada cual, o cada
cosa debe ocupar. Esta idea se recogerá a lo largo de toda la Edad
Media en alegorías, en la apologética, en la catequetica, la
predicación popular, etc.... Cada cosa está dispuesta desde el fin que
le es propio.
Con todo, en el campo de los valores, en la medida
en que se integran en la concepción de la existencia humana,
utilizando una terminología nietzscheana, podemos decir que se da
una trasmutación, al menos por lo que se refiere a las ideas
predominantes.
En el mundo griego, hasta el siglo V a.C., la
concepción de la existencia que se mantuvo era de tipo cismundano,
es decir, asignaba un valor pleno a la existencia cotidiana. Así
Homero, en el libro VI de la Odisea hace descender a Ulises al hades,
y allí conversa con los espectros acerca de la existencia inane. En
este lugar se encuentra con Aquiles, quien le da cuenta de la
pervivencia inútil de las almas. Muy posteriormente, y en un
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momento de crisis, comienzan a extenderse ideas extragriegas de


corte oriental, apareciendo el chamanismo y las religiones o cultos
mistéricos, recogidas por el pitagorismo y por la línea platónica.Todos
ellos reseñarán que la existencia supraterrenal es la auténticamente
válida. Estas tendencias tendrán una fuerte repercusión popular,
preparando el terreno para la posterior admisión del cristianismo y el
medioevo, donde la sobrevaloración de lo supraterrenal es radical. En
este sentido, podemos referirnos a Beda, autor de historias
eclesiásticas en el pueblo de los Anglos. En su segundo libro, el rey
Edwin de Northumbria intenta convencer a la nobleza para que
adopte el cristianismo como religión propia, y ofreciendo una
marcada valoración de la vida después de la vida como argumento.
Otra corroboración de la división en dos existencias
la encontramos en el libro de Agustín de Hipona: Las dos ciudades:
hay que anticipar en la Tierra la ciudad de Dios, insistiendo en la
miseria de la condición humana. También la misma idea aparece en
muchas oraciones que en la actualidad se rezan (baste pensar en la
Salve: "gimiendo y llorando en este valle de lágrimas". Ahora bien, si
salimos del siglo XII y avanzamos hasta el XV encontramos una divisa
contraria a la de la salve en unos versos de Cuentos de carnaval
originales de Lorenzo el Magnífico "el que quiera alegrarse que se
alegre"
Las manifestaciones del recargo de miseria de la
existencia se pueden también observar en autores como Jorge
Manrique o Teresa de Jesús. Las virtudes clericales son las más gratas
a los ojos de dios, porque en definitiva cada cual ha de permanecer
en su lugar en el sitio que le corresponde en la sociedad, y no
intentar elevarse por encima de su posición, cosa que aquellas
favorecen (baste pensar en la obediencia, la humildad, etc.). También
son en este sentido fundamentales las virtudes de los nobles, como
la caballerosidad, la cortesía, etc... Quién intenta ascender incurre en
el más grave de los pecados cardinales de la dad Media: la soberbia.
El resto de los pecados está más al alcance de las clases elevadas.
Junto con estas ideas, aparece clara la raíz principal de otro puntal
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por lo que se refiere al orden de los valores: la posibilidad de


elevarse por medios económicos se condena en la usura, y en el
rechazo del mercader o el comerciante. Cabe destacar que esta será
la clase social que llevará a cabo la transformación de la edad media
al Renacimiento. La usura es considerada como el préstamo a
interés, cualquiera que sea éste. La censura se llevará a cabo desde
multitud de máximas o axiomas morales : "Pecunia et pecuniam
paret" (el dinero no genera dinero). En el Renacimiento este será un
punto de conflicto con el medioevo, en concreto en las discusiones
jurídicas: es esencial que el dinero produzca dinero en la incipiente
economía capitalista del Renacimiento (préstamo de interés,
beneficio de inversión, etc...serán aceptados). La condena de la
usura, moral, religiosa y jurídica, llegó a cumplir también una función
protectora de los más débiles: nadie pedía dinero a no ser que
estuviera en una situación desesperada, aunque esto también fue un
medio para la conservación de las clases. Aparecen máximas que
condenan la figura del usurero : "el mercader o el comerciante nunca
puede ser un hombre bueno a los ojos de dios".

1.3.-FACTORES QUE PRODUCEN LA TRANSFORMACION


MEDIOEVO RENACIMIENTO
Existen gran cantidad de factores que incidieron en
la transformación medioevo -renacimiento, todos ellos muy
complejos e interrelacionados; entre estos destacaremos los
siguientes:
1.-Introducción de nuevas técnicas de producción agrícola
(nuevos aperos, alternanacia de cultivos, etc..), que daban como
resultado un aumento de la producción agrícola, con lo que se
pueden alimentar gran cantidad de población, y se acaba con las
hambres y epidemias endémicas. Por otra parte asciende la calidad
de vida, con ella se produce una expansión demográfica, desde
donde evidentemente se cuenta con más mano de obra.
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2.-Se sale de una economía de subsistencia a disponer de


excesos de producción agrícola, lo que da lugar a la comercialización
de dichos excedentes, materias primas, productos elaborados, etc...
3.-Con el comercio aparecen nuevas técnicas e instrumentos
que ayudan al transporte, como la brújula. Se dan diferentes
desarrollos en la construcción de buques. Mejoran también los
transportes por tierra, lo que permite que se de una especialización
en la producción, tanto por lo que se refiere al monocultivo, como a
la ganaderia. Comenzará la aparición de industrias. Es la era de los
descubrimientos, se amplian los mercados internacionales, tanto los
de abastecimiento como los de venta directa.
4.-Desarrollo de la manofactura a gran escala. Aparecen
técnicas que facilitan la estracción de materias primas y su
transformación: aparatos mecánicos como el molino, tanto de agua
como de viento.
5.-Aparición de la burguesía como clase ascendente y
surgimiento de documentos mercantiles y financieros: se desarrollan
y difunden el papel dinero, los bancos, los consulados, cheques,
pagarés, etc..., posibilitando la expansión económica del
Renacimiento. Con ello la burguesía se manifiesta como clase
ascendente, concretándose una alianza de intereses entre ésta y las
monarquías europeas que harán causa común, alianza de fuerzas. La
burguesía facilitará a las monarquías los medios económicos para
detener a la nobleza feudal, financiando ejército, armamentos, etc...
Con esto se destruye definitivamente la relación de tipos feudales.
6.-Se desarrollan también tendencias que impulsan
planteamientos de carácter metodológico y epistemológico que
arrastran tesis de tipo ontológico y metafísico
7.-También se dan toda una serie de factores culturales, entre
los que cabe destacar la recepción en occidente de la cultura griega.
Esta recepción aparece bajo múltiples formas (conocimiento de la
lengua griega, manuscritos de autores de la antiguedad, recepción
de las obras, etc...). La circunstancia histórica en la que podemos
materializar esta recepción es el acontecimiento político y militar de
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1453 con la caída de Constantinopla bajo el ejército turco de


Mohamed II. Constantinopla había intentado conseguir el apoyo
militar occidental, para lo que organizó concilios y negociaciones a
los que acuden hombres de cultura que presentan el saber de la
antiguedad que no había pasado al mundo occidental. A esto hay
que añadir el hecho de que el exilio sea considerable tras la invasión.
El humanismo intenta recuperar la belleza literaria de la lengua
latina o clásica. Se renovarán antiguos sistemas de pensamiento que
muy posteriormente serán objeto de un absoluto rechazo. Antes de
esta época las obras griegas que habían seguido la siguiente ruta:
por ejemplo las obras aristotélicas fueron traducidas en primer lugar
a Siria (el Islam asumió mucha de la tradición cultural griega) al
siriaco, de ahí al árabe y por éste habían llegado a España y otros
enclaves árabes donde también se tradujeron al latín, lengua por
medio de la que pasaron a Europa. Con ello los textos llegaron
sumamente mutilados y transformados.
En el siglo XIII ya hay autores que comienzan a
aprender griego para evitar todo el tránsito. En el siglo XV se
suceden los concilios y reuniones, además de poseerse ya varios
manuscritos de una misma obra, realizados por los primeros
humanistas y editores. Se irá tomando también a partir del
Renacimiento, conciencia histórica, lo cual se refleja en la concepción
que los humanistas mantienen con respecto a sus obras y autores:
aparecen la crítica y la interpretación.
` 8.-Para la demanda de cultura y difusión de la misma, para
satisfacer ambas cosas hacen falta medios: se desarrolla la imprenta,
y por otra parte, el uso del papel abarata los precios. Las bibliotecas
se hacen mucho más numerosas, salen de los monasterios y además
se amplian.
9.-Aparecen nuevas instituciones culturales, educativas y
científicas que van a ser medio de conjunción y difusión de nuevas
ideas, en especial en su enfrentamiento con las ideas tradicionales.
Este hecho es un síntoma de batalla ideológica similar a la que se da
con el uso de lenguas vernáculas frente a las tradicionales. La
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filosofía y la ciencia del Renacimiento están escritas ya en lengua


vulgar. Las lenguas vernáculas aún se usan en conjunción con el
latín. Así autores como Galileo o Descartes van a escribir sus obras
en italiano y en francés, pero también simultánamente en latín. Se
recurre al latín o bien cuando están dirigidas a una clase culta
tradicional, es decir, cuando sus destinatarios son los de la cultura
tradicional, por ejemplo el clero, o también cuando las obras iban
dirigidas a academias culturales y científicas en Italia, Francia e
Inglaterra (S. XVII Royal Society)
10.-Se dará también en el Renacimiento un cambio en la
concepción de los valores: se defenderá el ideal de un hombre de
acción, de la acción práctica sobre la naturaleza. Este será un tema
muy desarrollado, de forma que el ideal de vida especulativa es
sustituido por la idea contraria: el conocimiento ha de estar
arraigado en la experiencia. Bacon va a ser el que va a defender la
idea de que el conocimiento que no permita elevar y mejorar las
condiciones de vida va a ser un conocimiento completamente
inválido. Así esta idea llega a convertirse en máxima: "verum
factum" (lo verdadero es lo hecho). Desde aquí Bacon considerará
que sólo podemos conocer la naturaleza si nos sometemos
previamente a ella.
Otro ejemplo similar al de Bacon lo encontramos en
Luis Vives. En De tradendis Disciplinis invita a los estudiosos de su
tiempo a tener en cuenta los trabajos contemporáneos, y los exhorta
a bajar la vista a los trabajos de los artesanos y a ver donde y como
fueron inventadas sus artes, para que sirven y como se pueden
mejorar. En De causis corruptarum artium sostiene que el
conocimiento de la naturaleza no está en manos de los filósofos y
dialécticos, sino que mucho mejor la conocen los labriegos y los
artesanos. Dirá también metafóricamente que los dialécticos,
enojados con la naturaleza a la cual ignoraban, se han construido
otra que ni siquiera ellos, sus inventores, pueden entender. La llaman
metafísica.
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En La vida terrorífica del gran Gargantúa presenta


la nueva manera en que se debe desarrollar la educación, y así
considera que deben ser aprendidas desde las ciencias naturales
hasta la música, incluyéndo la efectuación de ejercicios gimnásticos
(educación griega de corte clásico). En este programa aparece una
explicación tan detallada que incluye incluso el hecho de que en los
días de lluvia o frios el tutor debe encargarse de llevar al pupilo a los
talleres y factorías artesanales, para que entren en relación y en
contacto con diferentes oficios. Con esto se ve de qué forma se
extiende el nuevo ideal educativo. la exigencia de vincular el
conocimiento con la práctica fusionándolo con la conciencia histórica,
lo encontramos también en otro texto de Andrea Vesali De Corporis
humanis. Hasta este momento existía una absoluta dicotomía entre
la teoría y la práctica. Vesalio señala que tras la invasión de los
bárbaros, todas las ciencias se quedaron en un simple aspecto
teórico. Los científicos despreciaron la práctica y, entre otras, señala
una disciplina que es eminentemente práctica: la medicina. Los
médicos dejaron a los bárbaros las intervenciones manuales. Ciertos
doctores abandonaron la medicina en manos de aquellos a quienes
llaman quirúrjicos (palabra que poseía un marcado sentido
peyorativo, se refería a aquellos que trabajan con las manos) y a los
cuales consideraban como esclavos. Así, alejaban de la medicina su
más importante rama: la investigación. Los doctores son ignorantes
incluso de las vísceras, lo único con lo que trabajan es con los
manuales de anatomía. Esta división del arte de la medicina,
introduce el sistema de que uno lleve a cabo la disección, y otro, por
medio de un manual, vaya describiendo sus partes. Es diseccionador
ignora del arte de hablar, el médico, por su parte, sólo orienta
despectivamente con la ayuda de un libro.
En 1751 aparece la conciencia de haber llevado a
cabo una nueva transmutación de los valores. Esto se plasma en la
investigación de los principios de la moral, de Hume: el él toda
cualidad útil se reconoce que es parte del mérito personal, y esto
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denota un importante cambio de las virtudes que eran consideradas


válidas en el mundo medieval.

2.-CARACTERISTICAS GENERALES DEL PENSAMIENTO


CIENTIFICO Y FILOSOFICO EN EL RENACIMIENTO
Los siglos XV y XVI representan, desde el punto de
vista del saber y del pensamiento, un periodo de tránsito hacia la
formación de la ciencia moderna. Una vez más, debemos insistir en
que las separaciones temporales y concretas cuando nos referimos a
temas tan amplios no pueden ser en absoluto precisas: mientras la
astronomía en la segunda mitad del siglo XVI se perfila ya como
ciencia moderna, la química atraviesa casi todo el siglo XVIII en
estado precientífico.
Si bien son tiempos de transición, no por eso deja
de advertirse en ellos una serie de rasgos cargados de interés. los
apuntaremos en cuanto apoyan la comprensión del pensamiento
filosófico científico de este periodo:
1.-Una proliferación de tendencias filosóficas dispares lo
caracteriza, en contraposición al buscado sistema único y verdadero
en la Edad Media. Pero las diversas tendencias señalan también el
rechazo de la autoridad anterior y la gran capacidad imaginativa y
creadora, tanto en el orden de las ideas como en la proyección de
artefactos.
2.-Todos los saberes aparecen entremezclados, frente a la
perfecta jerarquización medieval y a la división del trabajo moderno.
No se puede separar la actividad artística, filosófica, literaria,
científica. Aislar estas tareas equivale a empobrecerlas. Por eso, un
momento tan rico como este aparece empequeñecido en la mayoría
de las historias de la filosofía, pues la filosofía, separada de las
restantes actividades humanas, pierde consistencia.
3.-Periodo en el que la idea de precisión lucha por imponerse.
Al tiempo que se construyen los grandes relojes de las catedrales y
pasa este artefacto a ser considerado como el ideal de la máquina,
las tropas deben llevar en sus expediciones un gallo para que cante
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al amanecer y señale la hora de partida, y en el Gargantúa se dice


"Jamás me ajustaré a las horas; las horas están hechas para el
hombre, y no el hombre para las horas". Koyré ha caracterizado
perfectamente esta época como la transición "del mundo del poco
más o menos al universo de precisión".
4.-Los fenómenos sociales profundos mantiene la dinámica de
los del siglo XIV ya considerados: ascenso de la burguesía, relaciones
comerciales, incipiente burocracia, desarrollo técnico..., pero con una
fuerza suficientemente mayor como para modificar el mosaico social:
la aristocracia mercantil desempeña, a partir de ahora, un lugar
preponderante.
5.-La aspiración al bienestar (una constante humana) es
defendida teóricamente y se considera un fin de la actividad de
hombre. En la Edad Media aparece una dicotomía entre la práctica
(búsqueda del bienestar) y la teoría (ascetismo), en el Renacimiento
se exaltan los caminos que conducen a ese bienestar: el saber
práctico, la vertiente enriquecedora del trabajo, el deleite ante la
obra perfecta o bien hecha, la satisfacción ante el supuesto ejercicio
de la voluntad, la acumulación de bienes como complemento de la
persona, etc. Entiéndase siempre que ante esos fenómenos no puede
establecerse un corte entre las dos épocas. Simplemente se señalan
los aspectos que en una son más espectaculares.
6.-Valoración de la naturaleza (ya no se ve como el valle de
lágrimas y de tentaciones) y de los medios para conocerla y
dominarla. El desarrollo técnico que esta actitud conlleva procede del
medieval; si acaso ahora se advierte, además de un crecimiento más
fuerte, una valoración también positiva de esa naturaleza. La
equiparación entre cielos y Tierra permite que esta alcance la
dignidad de aquellos. la investigación de la naturaleza para
dominarla, como expresión máxima de la actividad humana, es una
idea que se abre paso cada vez con más firmeza en el Renacimiento.
7.-En adelante la actitud ante el Libro Sagrado (la Biblia), al
cual deberían plegarse todas las formas de saber, se modifica
radicalmente. El derecho del hombre a interpretar las escrituras
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expresa que el saber verdadero y alcanzable procede de la ciencia y


que a él deben plegarse los restantes conocimientos.
Desarrollemos ahora algunos de los principales
puntos que se pueden destacar como los que más influyeron en el
desarrollo del pensamiento científico durante la época renacentista,
así como algunos de los autores fundamentales en los que las ideas
consideradas aparecen

2.1.-EL HUMANISMO Y LA CIENCIA


Durante mucho tiempo, y aun hoy para muchos, se
ha tenido al humanismo como el movimiento tipo del Renacimiento.
La vuelta a la antiguedad clásica, conociendo mejor, con más rigor y
sin deformaciones los textos griegos y romanos, constituye su
objetivo básico. su orientación es filológica, literaria, artística, e
incluso filosófica, pero escasamente científica en sentido estricto. Sin
embargo, ningún gran movimiento intelectual de la historia, y el
Humanismo lo es, ha dejado de influir en todas las restantes ramas
del saber.
Dada esta caracterización del humanismo,
revalorización de la Antiguedad clásica, no puede circunscribirse a los
siglos XV y XVI. Antes, sobre todo a partir del siglo XII, se manifiesta
el ansia en el mundo cristiano por conocer la Edad de Oro antigua.
Los árabes ya la habían asimilado previamente. Pero durante el siglo
XV el hecho material de conocer mejor y mayor cantidad de textos
griegos aumenta considerablemente. Ciertos acontecimientos
políticos lo propician, entre ellos el Concilio de Florencia (1439) para
el acuerdo entre la Iglesia bizantina y la romana, y la caída de
Constantinopla (1453), con el consiguiente asentamiento en Italia de
muchos sabios bizantinos.
El complejo movimiento humanista es ambiguo,
como todo el Renacimiento. En él aparecen factores que señalan
hacia nuevos y creativos tiempos, mientras otros se anclan en formas
tradicionales. Por ejemplo, la antiguedad clásica detenta ahora el
papel de la autoridad, desempeñando ahora la misma función que en
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tiempos anteriores Aristóteles y la Biblia; se toman sus proposiciones


como expresión de la verdad. El amor por la palabra transmitida,
origina la aparición de una verdadera filosofía, atenta al correcto y
bello uso de las palabras como habían realizado los antiguos. El latín
medieval se desprecia por la manera de decir (barbarismos) y
alcanza también con el desprecio a las cosas dichas. No advierten
que el latín medieval es una lengua viva, moldeándose a tenor de las
necesidades, mientras los humanistas propugnan el latín ya muerto
de la Roma clásica. Los ataques en cuanto a la forma y al fondo se
dirigen de manera notable contra el aristotelismo o contra los
terministas de Paris.
Hemos dicho que el humanismo renacentista ejerce
una gran influencia sobre todos los sectores del saber. También los
científicos sienten la necesidad de intercalar alusiones a los clásicos,
imprescindible muestra de pertenecer a la clase superior de los
letrados. Pero por encima de estas demostraciones literarias (las
citas en griego son más valiosas que las de los textos latinos), el
Humanismo ejerce una clara influencia en la formación de la ciencia
moderna. Se manifiesta:
1.-En la crítica a la escolástica, con el consiguiente rechazo de
la mentalidad medieval
2.-En las traducciones de los científicos antiguos, sobre todo
griegos; especial importancia reviste el conocimiento de los
matemáticos del periodo helenístico: Euclides, Arquímedes, Apolonio,
Papo, DIofanto, constituyen un material fundamental para entender y
explicar el desarrollo alcanzado por las matemáticas en los orígenes
de los tiempos modernos.
3.-Al presentar un nuevo ámbito de ideas con las que se
transforman las imágenes del hombre, de la naturaleza y de la
sociedad.
Una buena parte de los historiadores de la ciencia,
sin embargo, son reacios a considerar el humanismo como un factor
propulsor de la nueva ciencia. y no les faltan razones, porque los
humanístas demuestran escaso interés científico, más allá de
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algunas alusiones generales (por ejemplo, Luis Vives o Erasmo), y


porque detuvieron el avance matematizador de las escuelas de
Oxford y Paris. Desde esta perspectiva la ciencia moderna se
tranformaría, a pesar de los humanistas. de todos modos hay que
constatar el auge de aquellas ciencias (astronomía y matemáticas)
cuyas traducciones fueron de inmediato útiles, mientras otras (física)
debieron ser reformadas.

2.1.1-Michel Eyquem de montaigne


Los ideales que acabamos de describir, aparecen
plasmados en los trabajos de Michel Eyquem de montaigne (1533-
1592).
Michel Eyquem de Montaigne es un claro
representante del inicio del Renacimiento.. El rasgo inmediato que
observamos en la totalidad de sus ensayos es el individualismo, el
interiorismo de corte renacentista, no de tipo
agustiniano,interiorismo entendido como el del hombre que se
vuelve hacia su interior porque éste es lo que más le preocupa. Este
interiorismo lo encontramos en el Prefacio de su obra: no se propone
otro fin que el familiar y privado. En el libro, son frecuentes las citas
de este tipo: "Soy yo quien me pinto a mi mismo", "Yo mismo soy la
materia de mi libro". Cuando aborda el tema de que se trate lo hará
desde esta perspectiva, la del individuo como objeto de sí mismo.
Con ello se observa una preeminencia del individuo sobre cualquier
otro tipo de cuestión.
Otro de los temas importantes que encontramos, es
el de la miseria del hombre frente al universo, a través de donde se
llega a un panorama lastimoso de la condición humana. Ya no se
trata de que el hombre no sea nada comparado con Dios, ni de que
la existencia humana terrenal sea una inutilidad, sino de que se
convierte en esto si lo comparamos con el universo surgido de la
investigación astronómica.
Montaigne se pregunta quien ha convencido al
hombre de que el universo ha continuado su curso en torno a él, él
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que no es dueño ni soberano del mismo. Con su posición, denunciará


la figura del ser humano como dominador de la naturaleza. lo que sí
que posee el hombre es un importante instrumento que ha de
desarrollar: la razón, con la cual llega a dominar la naturaleza. Se
rechaza la idea del hombre como "capataz" determinador de la
naturaleza.
Temas muy repetidos en los Ensayos de montaigne
son la crítica al finalismo y la cuestión de la relatividad de los valores.
En esta época se defenderán los valores de la burguesía frente a los
de la nobleza. la primera es la clase en ascensión. Además, hay que
tener en cuenta los encuentros con culturas de muy diferente signo.
Es ahora cuando comienzan a aparecer narraciones de viajes en las
que son constantes la narración y presentación de diferentes culturas
y costumbres que resultan cuando menos "chocantes' al hombre
europeo. A esto hay que añadir que es la era de los descubrimientos:
aparecen pueblos mucho más "sencillos" que el europeo y que van a
ser dominados y explotados por este (podemos recordar aquí la
aparición del mito del buen salvaje). La simultaneidad de los
sistemas de valores provoca una reacción inmediata que subrayará
la relatividad en la que todos ellos se apoyan. Dicha relatividad se da
también en el ámbito del conocimiento y de la ciencia. Para entender
esto, tenemos que referirnos también a los descubrimientos
geográficos: antes se consideraba herético creer en las antípodas, sin
embargo, en ese momento se hace evidente que existen. Por esta
razón algunos llegan a marcadas posturas escépticas (Charrón,
Sánchez...). Al propio Montaigne se le vincula con toda la corriente
del escepticismo renacentista. Sin embargo, la tendencia, cuando ha
estallado la crisis, y aún no se han solucionado las contradicciones
que la han provocado, es la búsqueda de la certeza (línea de
Descartes). En otra línea, (la de Hume), se dará una aceptación
animosa de los límites del propio hombre, sin que esto suponga que
haya que mantener una posición escéptica. Es esta última postura la
que, para nosotros, más se acerca a la de Montaigne: la ciencia es
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válida siempre que sea entendida como ciencia perfectible y no


dogmática.

2.2.-EL DESARROLLO DE LA TECNICA


Un argumento, desde nuestra perspectiva, para
desmontar el calificativo de "tiempos oscuros" con respecto a la Edad
Media, podría obtenerse del desarrollo de la técnica ligada a los
medios de producción. la antiguedad clásica había conocido un
brillante desarrollo de la tecnología, sobre todo en el periodo
helenístico, desarrollo que, con frecuencia, se aplicó más para
deslumbrar al pueblo con "maravillas" relacionadas con los poderes
religiosos, que para aumentar la producción o hacer llevadero el
trabajo. En un periodo esclavista, mientras los esclavos fueran
abundantes, era innecesario buscar otros medios técnicos para
obtener unos fines facilmente alcanzables con la fuerza de los
servidores. En la Edad Media este problema cambia de signo.
Después de un periodo de inanición, la sociedad medieval se
recupera con una estructura bien distinta a la del Imperio Romano.
Sin pretender realizar un examen de esta época, diremos
únicamente, que el siervo medieval goza de un estatuto, no deseable
por supuesto, pero si superior al del esclavo; al menos posee dominio
sobre cierta parte del fruto de su trabajo. En este contexto, el trabajo
manual y los medios que lo facilitan alcanzan una dignidad superior,
como manifiesta el importante lugar que ocupan en la vida
monástica. tampoco faltan otros elementos ideológicos, como la
valoración del trabajo en la tradición judaica, o la mitigada división
de clases sociales existente entre los pueblos bárbaros En todo caso
el artesano, en cuanto poseedor de una técnica específica útil,
alcanzó en las ciudades medievales un estatus de creciente
influencia y poder.
El Renacimiento recibe esta tradición (despliegue
de los medios de producción), que se convierte en foco de cambios y
de influencias en la formación de la ciencia moderna.
La ciencia en el renacimiento 18

Recordar, aunque sea someramente, algunos de


estos avances, no carece de importancia, pues muchas veces se
olvidan por pertenecer a la información recibida en los primeros
niveles educativos, en la infancia. Muchos de ellos eran ya conocidos
(conocidos sin más) por los romanos, pero fueron sistemáticamente
utilizados y perfeccionados, sobre todo en la Baja Edad Media, en la
que además se incorporan y moldean de nuevo informaciones
procedentes de China, Bizancio y de los árabes. En éste, como en
otros sectores de la vida, se produce a lo largo de la Edad Media una
convergencia de influjos que se decantarán en esa peculiar unidad
conocida como los tiempos modernos. Por ejemplo, entre los usos de
la energía, la rueda hidraúlica pasa de ser un mecanismo hábil para
moler el grano a constituirse en una máquina productora de la más
variada energía; los molinos de viento, tan útiles para la elevación de
agua en los Paises Bajos durante el siglo XV, y para diversos usos en
el XVI; la perfección, en todos los atalajes aplicados a los animales de
tiro, sobre todo en los caballos, que permite multiplicar los resultados
de sus esfuerzos; el perfeccionamiento del timón y de las velas, que
posibilita construir barcos de mayor tamaño; el uso de la carretilla,
de un arado perfeccionado, el desarrollo de los telares y otras
máquinas en la industria del vestido, el uso de la biela y el pedal
para transformar un movimiento circular en rectilíneo y viceversa.
Sobre todos estos inventos, en unos casos, y sobre
la aplicación sistemática de lo ya inventado, en otros, resalta la
brújula, el papel y la imprenta (además de la pólvora) tan decisivos
para el despliegue de la cultura.
Sin duda, la sistemática y creciente utilización de
tales artefactos constituye un factor decisivo para ofrecer una
imagen bien distinta de la de la antiguedad. Y no sólo porque
posibiliten la existencia de una sociedad no esclavista (durante
mucho tiempo se precisarán prisioneros, a modo de esclavos, para
remar en las galeras), sino porque el sustrato económico social llega
al Renacimiento totalmente modificado. Los renacidos a las letras
clásicas, durante mucho tiempo tenidos como los pioneros de este
La ciencia en el renacimiento 19

periodo, constituyen una minoría de escaso impacto social, aunque


ocupen lugares muy relevantes por esa actividad en la historia de las
letras. El impulso y la exigencia del cambio, aunque limitado,
procede de sectores cada vez más amplios de la población, sobre
todo en las ciudades (los burgos, la burguesía).
El crecimiento de las ciudades, junto con el
aumento en general de la población tras las pestes que asolaron
Europa en el siglo XIV, originan nuevos problemas técnicos a resolver
con urgencia. Entre ellos surtirlas de alimentos, agua y medios de
desague. La guerra cambia de signo; los ejércitos de los caballeros y
sus gentes se sustituyen por tropas asalariadas a las que se debe
aprovisionar y proporcionar armamento cada vez más profesional
(tercios de arcabuceros). Esta situación exige que florezca al mismo
tiempo el comercio. El autoabastecimiento medieval declina, al
menos en las ciudades, y una revolución comercial, apoyada en el
uso de nuevos, más rápidos y eficaces medios de transporte, junto
con el desarrollo de medios industriales, precede a la revolución
científica. Todavía se está lejos de la revolución industrial y
capitalista, pero pueden ya detectarse los primeros síntomas de la
misma.
La espectacularidad de los cambios industriales y
sociales en el Renacimiento fue tan importante, que ha originado una
interpretación, según la cual la nueva ciencia deriva de ellos. En los
orígenes de la teoría figura Franz Borkenau, para quien la división del
trabajo en la incipiente industrialización renacentista, sin necesidad
de que el operario posea una especializada formación, conduce a un
esquema abstracto de la industria, con sus unidades también
abstractas, que posteriormente se aplica a la naturaleza. G. Simmel
(Die Phlosophie des Geldes , Leizpig, 1900) hizo derivar la nueva
imagen matemática del cosmos del desarrollo monetario en el
incipiente capitalismo.
Un signo del paralelismo de la tecnología con la
formación de los tiempos modernos aparece en el uso cada vez más
extendido de las lenguas vulgares, que sustituyen al latín. la razón,
La ciencia en el renacimiento 20

dese la historia de la tecnología, es obvia: los maestros


experimentadores no son hombres de letras, ni han realizado
generalmente estudios, y no conocen el latín. no por ello mengua la
necesidad de dar a comunicar los nuevos conocimientos, las técnicas
utilizadas, y describir las nuevas tierras descubiertas. En buena parte
las lenguas vulgares se desarrollan al compás de los nuevos saberes,
usos y costumbres, mejor representados por las lenguas vivas, más
extendidas, que por una lengua en uno sólo para una clase social,
como ocurría con el latín. Con ello, por añadidura, se rompe el círculo
secreto de los hombres doctos, cuyos conocimientos demuestran ser,
por otra parte, inútiles. Sin embargo, esta actitud encierra grandes
inconvenientes. Las lenguas vulgares no disponen de la terminología
adecuada para expresar los conceptos y las relaciones científicas. Por
ello, la extensión de las lenguas vulgares se realiza con lentitud.
Coexiste con ellas durante mucho tiempo el latín. A finales del siglo
XVIII todavía se utiliza en los libros científicos que nos son de
vulgarización; en estos momentos constituye aquel una lengua
común en el gremio de los sabios. Por otra parte,en los escritos en
lengua vulgar se tienen que intercalar muchos términos y
expresiones tomadas del latín. En todo caso, constituye el ámbito de
la técnica (conocimientos prácticos) uno de los medios donde antes
se utilizan los idiomas populares.
Cierta conexión, aunque no absoluta, con lo
señalado conserva la utilización de las matemáticas como lenguaje
de valor universal, y que en buena parte de los aspectos
cuantitativos sustituirá al latín como lengua universal. La idea, por
supuesto, no es nueva ni para la antiguedad ni para el medioevo.
Recordemos por ejemplo a Raimundo Lulio (1233-1315) y su
pretensión de constituir un lenguaje lógico universal, actitud tan
alabada por Leibniz (1646-1716). Sin embargo, ahora e plantea
desde otra perspectiva: se trata de utilizar símbolos y cálculos
matemáticos en los documentos comerciales, y de simplificar y hacer
intangibles las anotaciones del cálculo. Nos encontramos pues con la
revolución comercial como impulsora y divulgadora del uso y valor de
La ciencia en el renacimiento 21

las matemáticas. No es de extrañar que el primer libro de


matemáticas que se imprime (un anónimo en italiano, conocido como
la aritmética de Treviso, 1478) sea un manual de aritmética, dirigido
a todos los que precisan los rudimentos del cálculo, bien sean
comerciantes o eclesiásticos. Las numerosísimas ediciones de
tratados de aritmética se realizan en la década de 1480 a 1490. Las
matemáticas van a utilizarse en diferentes funciones prácticas como
el calculo mercantil, la ingeniería, el arte, etc. Por ejemplo, cuando se
construye la cúpula de la catedral de Florencia (1419-1416), Filippo
Brunelleschi (1377-1446) utiliza el cálculo previo de las dimensiones,
formas empujes y contrafuertes; con ello evita el uso de cimbras y
maderajes, utilizando sólo un andamio para los obreros. las crónicas
del momento se maravillan de que tal prodigio pudiera realizarse de
ese modo. Y el mismo Brunelleschi, que no era un "letrado" sino un
"mecánico", versado en construcciones de fortalezas, relojes,
máquinas hidráulicas, etc. además de arquitecto, impulsó el
desarrollo de la perspectiva.

2.2.1.-Leonardo da Vinci
Poco es lo que vamos a desarrollar aquí de
Leonardo (1452-1519) si tenemos en cuenta lo ingente de su obra y
la gran variedad de campos que ésta abarco. El constituye un buen
ejemplo de la dedicación a los avances técnicos, el ideal de observar
la naturaleza para conocerla e imitarla en su representación y
efectos, la unión de la técnica y de la ciencia. El nombre de Leonardo
da Vinci evoca también la encarnación de la genialidad pocas veces
repetida en la historia, el precursor de la ciencia y la técnica
modernas.
No vamos a tratar aquí del Leonardo artísta, sino
del ingeniero, aunque ambos quehaceres estuvieran bastante
relacionados. Excepto un tratado de pintura, publicado en 1651, más
de un siglo después de su muerte, fruto de la compilación de un
alumno, sus numerosas notas no han sido editadas hasta finales del
siglo XIX, y muchas de ellas se han perdido. Por otra parte, toma las
La ciencia en el renacimiento 22

ideas físicas básicas de la escolástica y los elementos mecánicos de


los ya conocidos en su tiempo, aunque en ambos casos los tiñe de su
genialidad.
Hay, sin embargo, un aspecto en el que Leonardo
da Vinci es fundamental en nuestro estudio: representa el acceso a
las cercanías del poder del artísta ingeniero, al unísono del ascenso
de la burguesía y ocupando ya una posción insustituible. Leonardo no
fue ni el primero ni el único, y sin su existencia la ciencia se hubiera
desarrollado quizás por las mismas vías. Pero se ha constituido en el
símbolo del renacimiento, de la lucha por descubrir un nuevo camino,
a partir de las influencias históricas más dispares y difíciles de
ensamblar.
En sus obras, no aparece como tal un desarrollo de
las matemáticas, sino un uso de las formas geométricas, primero
para simplificar los problemas, después como estructura a partir de
la cual se compone la figura. El conocimiento de la obra de
Arquímedes apoya esta tendencia, lo mismo que el conocimiento de
las matemáticas antiguas ilustra y aumenta las posibilidades de
solución, pero no transmite un ideal especulativo, al menos en este
campo. Por ejemplo, Leonardo apenas se ocupa del álgebra y sí de la
geometría vista con ojos de mecánico,. Así para resolver el problema
de la cuadratura del círculo propone construir ruedas que giren sobre
rectas, bien lejos de la noción de límite de las matemáticas
modernas.
Sin embargo, el uso pragmático de las matemáticas
en los talleres de los artistas, bien pudo condicionar la visión de
estos: ver matemáticamente la realidad. A ello contribuiría también
el platonismo renacido y la geometrización llevada a cabo por los
físicos de Paris. Pero no debe olvidarse que los artesanos eran
iletrados, esto es, no conocían el latín y el griego, por lo que la
información en este sentido humanista debía ser necesariamente
superficial, oralmente comunicada.
Entre las geniales intuiciones de Leonardo aparecen
configuradas las líneas metodológicas maestras de la ciencia
La ciencia en el renacimiento 23

moderna: matemáticas, experiencia y método. Con una peculiaridad:


estas líneas no se componen dentro de una sistemática teoría de la
ciencia, sino que están apuntadas, en ocasiones con brevedad, y
necesariamente utilizadas en el propio trabajo.La matematización
pragmática y aplicada es llevada a cabo por ingenieros militares,
relojeros, ingenieros de minas, de navegación, etc. Leonardo la
extendió a todos sus trabajos, desde los innumerables y bien
conocidos dibujos técnicos, hasta la misma composición de sus
cuadros. Brion así considera: "...la virgen de las rocas desarrolla la
idea de una pirámide, la Anunciación del Louvre la de un semicírculo,
Leda, la idea de una espiral, la Gioconda, el tronco de un cono...."
Además conservamos de Leonardo numerosas
notas, apuntes para obras que nunca se concluyeron ni publicaron.
En una de estas se lee la siguiente frase, cuya idea central se repite
en numerosas ocasiones: "Nadie que no sea un matemático debe
leer los principios de mi trabajo. No hay certeza alguna allí donde no
se pueda aplicar alguna de las ciencias matemáticas o alguna de las
que se relacionan con las ciencias matemáticas". ¿Quienes eran los
matemáticos? Sin duda Leonardo se refiere a los "técnico-artesanos"
como él, que se apoyan en el cálculo para precisar sus obras. No es
necesario pensar que se remite a teorías platónicas o pitagóricas. La
incipiente burguesía o los intentos de perfeccionar las máquinas
habían calibrado la utilidad del cálculo.
Además hay otras razones para pensar que
Leonardo, símbolo de los ingenieros renacentístas, no sintiera
veleidades platonizantes. Ya hemos señalado como el platonismo es
un movimiento humanísta, de letrados, ocupados fundamentalmente
en problemas teológicos, ni en lejanos de las tareas de los artesanos.
Pero al margen de esta distancia, Leonardo es en muchos aspectos
un aristotélico, además de entenderse en el momento que quien no
era platónico era aristotélico y viceversa. Primero, porque su pasión y
defensa de la experiencia es constante, tanto en la teoría como en la
práctica. Bien conocidas son sus disecciones de cadáveres, su
meticulosa observación del vuelo de los pájaros o del movimiento de
La ciencia en el renacimiento 24

los caballos. Por otra parte añade: "la experiencia ha sido la maestra
de todo buen escritor, por esto será siempre ella la que yo citaré
como maestro". Leonardo no lega los pasos precisos de un método,
pero si alude a la necesidad de proceder con método, proceder que
facilmente se advierte en sus notas: parte de la observación,
repetida cuantas veces sea necesario, y concluye con una
simplificación matemática.
Pero estas alusiones a la observación y a las
matemáticas distan de hacer de Leonardo un hombre de ciencia
moderno. ya hemos señalado cómo coinciden en él diversas
tendencias, pues aunque no era hombre letrado, lo que no significa
ignorancia de leer y escribir, su espíritu ágil había recibido una
variada información. Con ella atiende a la resolución de diversos
problemas concretos, pero sin establecer un sistema teórico unitario.
No es extraño encontrar contradicciones conceptuales en sus
notas.Conocía la obra de Arquímedes y tenía referencias sobre
Jordanus Nemorarius, cuya identidad en el siglo XIII no está
determinada. A partir de ellos intuye el principio de composición de
fuerzas (si sobre un cuerpo actúan dos fuerzas en distinta dirección,
el cuerpo se desplaza siguiendo la diagonal del rectángulo que tiene
a dichas fuerzas como lados), que ya Nemorarius había apuntado.
En dinámica se apoya plenamente en el principio
peripatético: si una fuerza mueve un cuerpo a una determinada
distancia en un determinado tiempo, la misma fuerza moverá la
mitad de dicho cuerpo a una distancia doble en el mismo tiempo.
Principio que si bien parece adecuarse a la experiencia ordinaria, sin
embargo, ha sido rechazado por la mecánica clásica. Con respecto a
la teoría de los proyectiles, cita a Alberto de Sajonia y toma buena
parte de los elementos procedentes de la teoría del ímpetus.
A pesar de este entronque con la tradición
aristotélica, Leonardo parece intuir ciertos problemas fundamentales
en la ciencia moderna. Así, se debate por clarificar, sin conseguirlo, el
concepto de fuerza, acercándose a intuiciones que parecen sugerir
los conceptos de energía cinética y potencial. Este esfuerzo
La ciencia en el renacimiento 25

manifiesta claramente la insuficiencia de los conceptos de la ciencia


antigua para permitir el análisis de los fenómenos tal y como se ven
ya en el siglo XVI. Lo mismo acontece con conceptos como velocidad
y movimiento. No se puede discernir con precisión en ellos cuándo
significan velocidad instantánea o velocidad media, cantidad de
movimiento o distancia recorrida. Las interpretaciones, en
consecuencia, de lo significado en la Notas de Leonardo, son
diversas, y muestran la ambiguedad que todavía existe en muchos
conceptos, ideas límite en el paso de la ciencia antigua a la moderna.
Una representación, aún somera, de la figura de
Leonardo, nos lleva necesariamente ante la presencia de otros
muchos aspectos científico técnicos: tratado de máquinas, hidráulica,
anatomía, química, consideraciones generales sobre la vida y sobre
la naturaleza, etc. En todos estos aspectos ofrece perspectivas
originales o transmite ideas que poblaban también la imaginación de
sus contemporáneos. En todo caso, con la figura de Leonardo da
Vinci, se ha querido presentar el símbolo del técnico artesano y su
papel fundamental en la formación de la ciencia moderna, desde el
momento en que estos técnicos abandonan la estructura gremial y
se incorporan como elemento imprescindible en el ascenso de la
burguesía. Asume la novedosa imagen de la técnica como base
indispensable del horizonte cultural humano, de lo que deriva la
importancia que la máquina tiene en el momento de ver y
representar la realidad; apunta a un uso insustituible de las
matemáticas como apoyo de la observación y de la configuración de
la imagen del universo; la matemática permite la precisión mecánica,
y no es necesario acudir a elementos pitagórico platónicos, que
constituyen en un primer momento el ropaje y después la
ontologización de un uso; los técnico artesanos no crean unas
matemáticas independientes de la aplicación; se potencia la práctica
de la observación metódica. Sin embrago, falta una sistematización
teórica, aquel elemento de universalidad que el pensamiento griego
clásico también había visto en el núcleo mismo de la ciencia. Por eso,
la técnica en este momento histórico sólo constituye una línea más
La ciencia en el renacimiento 26

del entramado que conduce a la ciencia moderna, pero una línea


fundamental.

2.3.-EL PLATONISMO RENACENTISTA


Los humanistas se decantaron, sobre todo en el
Quatrocento, por la filosofía de Platón. Florencia fue el centro de
donde irradió a toda Europa. En esta ciudad italiana tuvo lugar el
Concilio del mismo nombre (1439) que atrajo a buena parte de los
sabios bizantinos, que se asentaron allí tras la caida de
Constantinopla (1453); con ello se favoreció el conocimiento de
Platón y el deseo de alcanzar las fuentes de su pensamiento. No es
que Platón no fuera conocido por los medievales a través de algunos
de sus diálogos (Timeo, Fedón y Menón, sobre todo), de hecho buena
parte del pensamiento cristiano estaba teñido de platonismo a través
de Agustín de Hipona, sino que ahora se pretende conocer al
originario Platón.
Gemisto Pletón (1360?-1452), miembro de la
comisión bizantina en el Concilio de Florencia, escribe Diferencia
entre la filosofía aristotélica y la platónica, señalando la clara
superioridad de la segunda. Esta actitud sirve de apoyo a los
humanistas, para los que el lenguaje de Platón representa el buen
decir frente a la expresión más pétrea del Estagirita, y una
alternativa filosófica frente a la escolástica, duramente criticada.
Había también con ello una especie de vuelta a los orígenes del
pensamiento cristiano, configurado bajo el platonísmo, como si el
aristotelismo lo hubiera posteriormente tergiversado. de ahí se
puede comprender que el platonismo presentado por los humanistas
estuviera coloreado de neoplatonismo y abocado a cuestiones
teológicas y místicas. En todo caso, los humanistas tienden a adoptar
una posición voluntarísta, en contra del intelectualismo aristotélico,
más proclive a un determinismo cósmico. Así sucede con Lorenzo
Valla (1407-1457), también inclinado al epicureísmo y con Leeon
Bautista Alberti (1406-1472) que presenta matices de estoicismo
cristianizado. La misma academia de Florencia, sede del platonismo,
La ciencia en el renacimiento 27

fundada por Marsilio Ficino (1433-1499), mantiene como tema


central el pensamiento religioso. El objetivo central de Erasmo (1466-
1536), ya en el siglo XVI, radica en exaltar la sencillez y pureza del
cristianismo primitivo, frente a la decadencia moral de la Iglesia, a la
que satiriza mordazmente.
Al resaltar la preocupación apologética y mística del
platonismo, se indica cuán alejado está de los objetivos de la ciencia.
Con ello se frena la idea habitualmente difundida de que el
platonismo, al enfrentarse al aristotelismo, está en la base de la
ciencia moderna. Los humanistas, generalmente platónicos, prestan
escasa atención a la ciencia. Uno de los primeros juicios despectivos
con respecto al sistema de Copérnico, procede de Melanchton (1497-
1560), el gran humanista luterano.
Sin embargo, tampoco se puede pensar en que
representen un corte insuperable en relación al desenvolvimiento de
la ciencia, por dos razones:
1.-Porque en ocasiones coexisten con otras tendencias atentas
a la ciencia
2.-Porque de un modo indirecto desempeñan un papel
fundamental en el estudio de las matemáticas.
La perspectiva desde la que atiende a los estudios
matemáticos el platonismo mas puro es místico-mágica, bien alejada,
excepto en escasa excepciones, de la adoptada por los científicos
modernos. Pero también induce a la traducción de textos clásicos de
tema científico con el cuidado de auténticos filólogos. Ello conduce a
que Johannes Muller (1436-1476), conocido como el Regiomontano,
concluya una rigurosa traducción del Almagesto de Ptolomeo.

2.4.-EL ARISTOTELISMO
Como indicamos en el tema anterior, en el siglo XIV
se configura una física (basada en los principios aristotélicos que son
también los de la ciencia antigua), pero en buena parte crítica y
discrepante respecto a cuestiones fundamentales de Aristóteles. me
refiero a los calculatores de Oxford y a los terministas de Paris.
La ciencia en el renacimiento 28

Durante los siglos XV y XVI esta teorías se expanden y diseminan por


Europa. En las Universidades de Cracovia, Praga y Viena, por el este,
las de Bolonia y Padua, fundamentalmente por el este.
Sin embrago, el fenómeno del aristotelismo en este
tiempo es bastante más complejo que esta difusión. Al menos tres
corrientes se perfilan con claridad. Los tomistas, seguidores de Tomás
de Aquino, cuya condena fue revocada en el siglo XIV, representan la
línea ortodoxa. Reciben una auténtica confirmación por los poderes
de la Iglesia romana en y tras el concilio de Trento (1545-1563),
aunque ello signifique también su total desgajamiento del
pensamiento científico; no por ello dejaron de presentar importantes
aportaciones en moral y teoría política. Aunque en un momento
tardío se tiende a la separación entre filosofía y teología en cursos y
tratados distintos, podemos señalar como tónica más extendida el
dominio de la vieja fórmula "philosophia ancilla theologiae". Nombres
más representativos de esta tendencia son El Ferrariense, Cayetano,
Lupis de Molina y Francisco Suarez.
Las otras dos corrientes son heterodoxas desde la
perspectiva de la Iglesia Romana. Los averroístas sufrieron la
anatematización desde las condenas de 1277. Defienden una
interpretación de Aristóteles pendiente de los comentarios de
Averroes y teñida de un cierto neoplatonismo, aunque mitigado.
Padua y Bolonia son los centros averroístas más destacados. En
Padua se publica la primera edición latina de las obras de Aristóteles,
junto con los comentarios de Averroes. Ante el problema del
conocimiento mantienen una posición característica: el
entendimiento capaz de proporcionarnos la forma o esencia de las
cosas no es individual, sino común a todos los hombres. Por llamativa
que pueda parecer esta conclusión, encaja con ciertas tendencias de
filosofía de la naturaleza del Renacimiento(por ejemplo, la existencia
de un alma del mundo) y justifica las posibilidades de alcanzar una
ciencia única y universal de la naturaleza. Rechaza, en consecuencia,
la inmortalidad del alma individual y la consiguiente imposibilidad de
condenarse o salvarse cada persona, por lo que son duramente
La ciencia en el renacimiento 29

atacados por los platónicos. Frente a los anatemas de la iglesia


romana, mantienen su teoría de la doble verdad: una es la verdad
científica y otra la verdad religiosa reflejada en la Biblia, cuya letra
no tiene como misión enseñarnos la verdad sobre el mundo, sino
salvar al hombre. De ahora en adelante se mantendrá la teoría de la
doble verdad por los científicos creyentes en todos los conflictos
abiertos entre ciencia y religión. Represntantes del averroísmo en
Padua son Agustinus Niphus y Alejandro Achillini.
Los averroístas creían ser fieles intérpretes de
Aristóteles, por lo que potenciaron la lectura directa de sus obras,
junto con las de los comentaristas del periodo helenístico. Entre
estos, Juan de Filopón y Alejandro de Afrodisia (S. III). Los
comentarios de este último suscitan gran interés, como demuestran
las numerosas ediciones que de ellos se realizan en el siglo XVI.
Además se aviva el interés por el rigor y la letra de Aristóteles, por lo
que los seguidores de Alejandro de Afrodisia se consideran los
auténticos representantes del aristotelismo renacido. De ahí el
nombre de alejandrinistas que recibe este sector, y a los que puede
considerarse como más puramente renacentistas. Como los
averroístas mantiene la teoría de la doble verdad, pero podemos
considerar como rasgo característico su actitud ante el problema del
conocimiento y del alma humana. Mantienen con Aristóteles que, al
igual que todas las sustancias están compuestas de materia y forma,
el hombre lo está de cuerpo y alma. Ni el cuerpo ni el alma
sobreviven a la ruptura del compuesto, pues no son más que
principios abstractos de la misma realidad. En un orden
gnoseológico, advertimos ahora como el universalísmo deriva de un
entendimiento separado o común, sino de la unidad cuerpo-alma, de
donde se deduce la gran importancia que reviste el "fantasma"
sensible formado a través de los órganos del cuerpo. De este modo
se exalta el valor de los sentidos y del individuo en el conocimiento.
El personaje más conocido de esta tendencia es Piero Pomponazzi
Esta clasificación (tomístas, averroístas,
alejandrinístas) resulta muy útil para entender el aristotelismo en los
La ciencia en el renacimiento 30

siglos XV y XVI, así como para advertir que sus ideas están
entrelazadas con otras muchas del Renacimiento. Pero desde el
punto de vista de la actitud ante la ciencia, las separaciones ya no
son tan precisas. Averroístas y alejandrinistas pregonan un
acercamiento a la naturaleza, y de ellos puede decirse que ponen el
objeto de la investigación en la naturaleza, criticando preocupaciones
metafísicas o la mezcolanza de cuestiones naturales y religiosas.
Se mantiene generalmente que los aristotélicos
excluyeron los procedimientos matemáticos de su estudio de la
naturaleza. En líneas generales, parece que es cierto, en cuanto que
el aristotelismo utiliza como estructura formal la lógica, y esta se
movía a partir de definiciones, en las que desempeñaba un papel
muy importante la extensión y comprensión, sin salir de las
relaciones entre los nombres, tanto se les diese valor real o se les
considerase como "flatus vocis". Esta actitud discrepa radicalmente
de la de los calculatores de Oxford y los terministas de Paris que
utilizan formas matemáticas, sobre todo en las explicaciones de los
distintos tipos de movimiento. A ello debemos añadir la actitud de
enfrentamiento a la fe, más firme y con más tradición que en
cualquier otro movimiento, sin la cual el salo a la nueva ciencia
hubiera sido imposible. Esta peculiar concepción se extendió por
diversas universidades, coincidiendo en gran medida con los núcleos
en los que la nueva ciencia aparece.

3.-EL DESARROLLO DE LA CIENCIA CLASICA

3.1.-FACTORES FUNDAMENTALES
Se han denominado años maravillosos a los que
transcurren entre 1543, fecha en que aparece el De revolutionibus
orbium coelestium de Copérnico y el De humani corporis fabrica de
Vesalio, y el 1678, al publicarse los Philosophiae naturalis principia
mathematica de Newton. En esta etapa la ciencia moderna pone sus
bases. No es de extrañar que la atención de los historiadores se haya
dirigido con frecuencia a este periodo para indagar el origen de las
La ciencia en el renacimiento 31

modernas ciencias como el de la filosofía, que se encuentran unidas


en este momento.
Los materiales son ya abundantes y aunque no
todos los saberes vieran aquí su inicio como ciencia en el sentido
moderno, sin embargo, todos reciben el impacto e la revolución
científica; en consecuencia, tendremos que limitar mucho nuestros
focos de atención. Veremos sólo aquellas figuras y aspectos de las
mismas más relevantes.
Antes de iniciar la exposición de aquellos científicos
en los que se plasma el viraje de la ciencia, conviene reflexionar
sobre las líneas de fuerza que lo producen. Sin duda no es una
cuestión fácil encontrar el factor decisivo. Los historiadores han
establecido diversas hipótesis. La actitud más prudente en este caso
consiste en señalar los diversos factores cuya presencia puede
detectarse en la nueva ciencia y también en el Renacimiento. El
conjunto de estos factores posibles puede multiplicarse según puntos
de vista e interés, por lo que apuntaremos hacia aquellos más
decisivos a nuestro entender, aunque ello suponga reiterar algunas
de las anotaciones ya reseñadas.
Constituye un elemento primordial el advertir la
modificación de la economía, ya iniciada en los siglos XV y XVI, con
respecto a los siglos anteriores. El florecimiento de las ciudades, la
incipiente industria, incluso cierta especialización, junto con un
comercio cada vez más poderoso, modifican por completo el
panorama e la antigua economía de subsistencia. Esta situación,
resultado de lentos cambios sociales, genera múltiples
modificaciones y nuevos problemas. La imagen que podemos
representarnos de la vida en la edad Media es bien distinta a la
renacentísta. Los numerosos problemas que ahora surgen necesitan
soluciones que sólo la clase de los artesanos- artístas-ingenieros
pueden dar. Estas soluciones cubren un abanico muy amplio: el
cálculo aplicado a las anotaciones comerciales, el perfeccionamiento
en la producción de telas, vidrio y cerámica, la producción minera, la
mejora de los medios de transporte, la modificación de la guerra
La ciencia en el renacimiento 32

ofensivo-defensiva, etc. Todas estas cuestiones, además de ascender


el nivel social de los artistas, precisan soluciones prácticas, las
cuales, a su vez, deben sustentarse sobre proposiciones generales ya
existentes o construirlas de nuevo. este es el campo de batalla entre
la ciencia oficial, antigua, y la nueva ciencia. La ciencia antigua,
aristotélica, no sólo había intentado acomodar sus principios a los
nuevos problemas, acudiendo en ocasiones a una interpretación más
pura de Aristóteles, sino que aduce cada vez con más insistencia
ejemplos reales, señal de que quería presentarse como el
conocimiento teórico que diera razón de los problemas impuestos por
la práctica.
Pero la práctica y la observación cada vez más
exigente desborda las viejas teorías sobre todo en el campo de la
astronomía y de la mecánica. No sólo se hunden los principios de
estas ciencias, sino que se levantan unos nuevos enfrentados a los
anteriores, por eso la lucha entre el aristotelísmo y la nueva ciencia
constituye el núcleo del viraje. Los demás factores facilitan este
proceso.
Los elementos teóricos y metodológicos que
aparecen en la ciencia moderna pueden encontrarse ya en los viejos
moldes o en los esfuerzos de la transición. La observación, además
de ser un principio cognoscitivo procedente del aristotelismo, se
desarrolló considerablemente en la escuela de Padua; la
experimentación constituye un procedimiento imprescindible en la
técnica. La delimitación de la ciencia frente a la magia, e incluso a la
religión, había tenido ya su antecendente en el racionalismo
escolástico, y en concreto en la teoría de la doble verdad, y en último
término, en una tendencia a la intransigencia de la razón científica
que teñirá en diversos momentos los tiempos modernos; la técnica
proporciona también la idea de que la ciencia ha de ser útil.

3.2.-LA REVOLUCION ASTRONOMICA


Aunque no puede establecerse una línea contínua
en el desarrollo de la revolución científica, la astronomía ocupa un
La ciencia en el renacimiento 33

lugar privilegiado en este proceso, no sólo por tener prioridad en el


tiempo, sino por establecer la idea más revulsiva para ese momento.
Del sistema geocéntrico, con una Tierra firme, pesada, inamovible,
en el centro del universo, se pasa a un sistema heliocéntrico, en el
que el Sol ocupa ese lugar y la Tierra gira con varios movimientos,
que inmediatamente no captamos, en el espacio. Muchas veces se
ha insistido en el impacto que esta idea tuvo que provocar: una vez
aceptada, cualquier otra era posible.
El que la Tierra se moviera o no era una cuestión
muchas veces debatida. En la antiguedad Filolao y Aristarco habían
mantenido tesis defendiendo el movimiento de la Tierra, pero a
Filolao parece que le impulsó la imagen cosmológica de un fuego
central, ocupando el lugar más noble del universo, motivación bien
lejana del racionalísmo escolástico y del exigido posteriormente que
necesitaba pruebas y demostración; de Aristarco la documentación
que poseemos es muy escasa. También en la Edad Media se
mantuvieron posiciones semejantes. Oresme, en el siglo XIV ofreció
abundantes pruebas para demostrar la posibilidad de que la Tierra se
moviese o, en todo caso, para indicar que existen tantas razones en
pro como en contra del movimiento de la Tierra. la discusión en torno
a este problema debía constituir un ejercicio dialéctico habitual entre
discípulos y profesores, aunque no se creyese que realmente se
movía. La idea, por tanto estaba bastante difundida. Sin embargo,
todavía era posible arguir el triunfo del geocentrismo. Las principales
razones aducidas en su defensa son las siguientes:
1.-Los movimientos de los planetas podían seguirse con
corrección con el sistema de Ptolomeo, por lo tanto no era necesaria
la suposición de que la Tierra se movía
2.-El testimonio de los sentidos asegura que nos mantenemos
sobre una materia firme y en reposo, mientras los sentidos nos
presentan también a los astros como tenues, una especie de cuerpos
brillantes que se mueven sin cesar
3.-Sobre el testimonio de los sentidos se había edificado una
filosofía natural aristotélica tan firme como el mismo valor otorgado
La ciencia en el renacimiento 34

a los sentidos: en el mundo sublunar está la Tierra y los otros tres


elementos de Empédocles: agua aire y fuego; por encima, el mundo
supralunar, constituido por el quinto elemento (eter) del que están
formados las esferas y las estrellas tanto fijas como errantes.
4.-Si la Tierra se moviese y lanzásemos un objeto hacia lo alto,
éste debería caer a cierta distancia al oeste; cae, sin embargo, en el
mismo lugar del lanzamiento, como la experiencia muestra.
5.-La traslación de la Tierra también provocaría un paralaje
anual en las estrellas; al no ser captado por los sentidos, únicamente
podría explicarse alejando inmensamente las estrellas, idea por casi
todos descartada en ese momento.
A pesar de todas estas razones la revolución
astronómica se produjo ¿Qué motivos pudieron inducir a aquello? Sin
duda los motivos que aquí pueden alegarse son mucho más vagos y
difusos que en el caso anterior. Por ejemplo, la idea de que la
naturaleza procede siempre por los caminos más cortos, podría estar
en la base de la máquina del Universo de Copérnico,
pretendidamente más simple, "con menos círculos" que la de
Ptolomeo.
También en matemáticas (y la astronomía era
tenida como geometría, la geometría de los cielos)dominaban los
intentos de simplificar y reducir las ecuaciones. Ahora bien, la
geometría de los cielos acotaba un espacio que era tenido como el
espacio el universo, luego la articulación de esta rama e las
matemáticas expresaba el concepto que del espacio real se tuviera:
el heliocentrísmo no podía entenderse como un puro cálculo
matemático y las reducciones y simplificaciones geométricas
expresaban también la realidad. Sin embargo, tampoco este es un
argumento limpio y claro, porque existía en toda la tradición, a partir
de Grecia, un contencioso entre físicos (metafísicos) y geómetras, a
la hora de explicar la naturaleza de los cielos. Para los primeros los
principios físicos primaban, constituyendo la expresión de la realidad;
cuando no coincidían los cálculos, debían modificarse los círculos
hasta salvar los fenómenos y los principios físicos. Para los segundos,
La ciencia en el renacimiento 35

los círculos calculados expresaban las trayectorias reales de los


astros, cumpliesen o no los principios físicos supuestos (por ejemplo
sin atenerse a los límites impuestos por el grosor de cada esfera
celeste dentro de las cuales se tienen que mover los planetas),
aunque se mantuviera como principio la circularidad de los
movimientos.
Entre los argumentos generales más patentes en
pro del copernicanismo, figura la aparición de una nueva mentalidad.
Sin duda constituye una actitud constatada por todos los
historiadores y que se manifiesta en acontecimientos tales como la
Reforma religiosa, extensión del mundo conocido tras el
descubrimiento de América, renacimiento de la antiguedad, etc..
Descendiendo a un orden más específico, en el problema que nos
ocupa, se ha señalado como factor decisivo en la aceptación, la
nueva imagen del universo el pitagorísmo.
Si en física se desarrollan la mecánica y la óptica,
produciéndose la revolución en mecánica fundamentalmente, en
astronomía, como hemos indicado, los cambios son de signo
diferente. Desde el geocentrísmo, que considera además que la
tierra es inmóvil, deberán tenerse en cuenta diferentes cosas: si la
Tierra es inmóvil, se le tendrá que asignar movimiento a todo el
Universo (este-oeste en veinticuatro horas), por ello todos los astros,
tanto los que eran denominados por los griegos estrellas fijas, como
los astros errantes (planetas) se desplazan en dirección este-oeste en
veinticuatro horas, pro encontramos planetas que se van
desplazando en dirección contraria (tomando como referencia las
estrellas) y con tiempos diferentes, el más breve el de la Luna, y el
más rápido el del planeta más lejano conocido por ellos (Plutón).
Además, para estudiar los planetas desde una
postura geocéntrica existían determinados problemas que podemos
resumir como sigue:
1.-Los planetas se muestran como mayores o menores. Existen
en ellos, por tanto, una relatividad de tamaño. Ejemplos de esta
relatividad son los eclipses que a veces son totales y a veces
La ciencia en el renacimiento 36

anulares. En el resto de los planetas, la variación no es de tamaño


aparente, pero sí varían por lo que se refiere a la magnitud e
intensidad de su brillo.
2.-Los planetas nos muestran una velocidad no uniforme (unas
veces parecen recorrer el firmamento más rápidamente que otras)
3.-Fenómeno de retrogradación de los planetas: si observamos
la posición de un planeta durante diferentes noches, veríamos que
trazan bucles de diferente tipo y no siguen una trayectoria circular
(la explicación del fenómeno de retrogradación o paralaje es la
siguiente: los bucles son reflejo del movimiento de la Tierra sobre el
planeta).
Desde el aristotelismo no se podían explicar
ninguno de estos tres fenómenos. Por ello se crearon los sistemas
complejos de Ptolomeo Eudoxo y Callipo (Ver tema de los
alejandrinos donde todos están explicados), siempre respetando el
dogma de la circularidad (leer al respecto J.L.BORGES La esfera de
Pascal)
Por último queda destacar que ya en la propia Edad
Media se podía hablar de dos tipos de astrónomo: el astrólogo, para
el cual los problemas físicos quedaban en un segundo plano. Lo único
que les resultaba necesario era un modelo matemáticamente
efectivo. -algunos historiadores consideran que de aquí procede la
actual astrología (línea pitagórica)- y el físico, que busca una
explicación que coincidiera con los acontecimientos, pero que
también pudiera responder a la manera en que realmente se
comportan los cuerpos.

4.-AUTORES IMPORTANTES EN EL DESARROLLO DE LA


ASTRONOMIA Y LA FISICA.
4.1.-NICOLAS COPERNICO
El nombre de Nicolás Copérnico (1473-1543) está
indisolublemente ligado al de la revolución astronómica con la que se
inicia la ciencia moderna. Es bien conocido que la revolución se inició
con el paso del geocentrismo al heliocentrísmo; de considerar a la
La ciencia en el renacimiento 37

Tierra en el centro del Universo y a los demás astros girando


alrededor, a que el sol desempeñase ese papel central. Para la mayor
parte de los historiadores este tema constituye el único objeto en la
vida del canónico polaco.
Nacido en Torún, puerto comercial a orillas del
Vístula, huérfano de padre a los diez años, su tío materno Lucas
Watzenrode, algún tiempo después poderoso obispo de Warmia, se
encargó de su educación y porvenir. Estudió en Cracovia, universidad
que había recibido la influencia de los físicos de París y una de las
primeras en tener una cátedra de matemáticas. Marchó después a
Italia (1496), donde estudia en lsa Universidades de Bolonia, Padua y
se doctora en derecho canónico por la Universidad de Ferrara.
Durante ese tiempo es nombrado canónigo del cabildo de Warmia,
sin duda bajo la presión d su tío. En 1503 regresa a Polonia de donde
ya no sale. El resto de su vida desempeñó diversas funciones en el
cabildo, una especie de consejos de ministros en la extensa provincia
de Warmia. Entre estas funciones señalemos la de médico,
reformador del sistema monetario, encargado del funcionamiento del
reloj mecánico, de la conservación de las murallas, del armamento,
asentador de colonos, etc.
Dos ideas dominan en la llamada revolución
astronómica llevada a acabó por Copérnico: el movimiento de la
Tierra y la supresión de los ecuantes . Aunque la primera es, en
1

realidad más importante que la segunda, no deja, sin embargo de


constituir una consecuencia de ésta.
Durante el periodo renacentista, Peuerbach y
Regiomontano realizan esfuerzos por conocer al auténtico Ptolomeo.
En consecuencia, el conocimiento y crítica de los errores e
imprecisiones, algunos ya apuntados por los árabes, otros

1El ecuante es el círculo trazado desde el puntum equans (punto igualador). Según
la figura, P (planeta) se encuentra en movimiento cíclico alrededor de D, el cual a
su vez se mueve alrededor de un círculo cuyo centro está en O, o en cualquier
punto a lo largo de la recta AA'. Hasta aquí el
La ciencia en el renacimiento 38

determinables tras la acumulación de mediciones. Entre los aparatos


geométricos utilizados por Ptolomeo y que nunca habían convencido
figura el ecuante. El astrónomo alejandrino se había visto obligado a
establecer un punctum ecuans, desde el cual se justifica el
movimiento circular y uniforme de los planetas, porque con el juego
de deferentes y epiciclos no conseguía salvar los fenómenos y la
2 3

uniformidad del movimiento. Copérnico considera que con su nuevo


sistema se puede prescindir del punctum ecuans y del círculo
ecuante o igualador que origina, y considera este logro como la meta
más alta alcanzable. La expectativa puesta en este objetivo, de pura
técnica astronómica, conducía, por una parte, a simplificar los
círculos para explicar los movimientos (otra de las grandes
pretensiones de Copérnico), y a mantener el principio de la
astronomía antigua, según el cual los astros giran con movimientos

P
A A´
Q O

movimiento de D se considera uniforme


con respecto a O, pero para representar algún movimiento planetario en el sistema
de Ptolomeo, era necesario que D girara uniformemente respecto a Q, el punto
ecuante. Es decir, el ángulo DQA cambia en una proporción constante, mientras D
ejecuta su recorrido circular. Ahora D ya no realiza estrictamente un movimiento
circular uniforme, aunque su movimiento es aún uniforme (visto desde Q) y
circular (visto desde O)

2 Se llama deferente al círculo, los puntos de cuya circunferencia constituyen los


centros del círculo epiciclo en su desplazamiento. Se representa con la letra D.
3Tengamos un astro P (planeta o Sol en el geocentrismo) con un movimiento
circular alrededor de D, de radio PD y un movimiento de rotación de la línea DD
alrededor de O. El círculo pequeño es un epiciclo, el círculo grande una deferente
La ciencia en el renacimiento 39

circulares y uniformes. Por tanto, se ha insistido en que Copérnico no


era copernicano, esto es, Copérnico dista mucho de alcanzar los
principios que han caracterizado a la revolución copernicana; su
objetivo se dirigía al mantenimiento de los principios más
característicos de la astronomía antigua: la circularidad de las
trayectorias y la uniformidad de los movimientos.
Pero también adopta una idea capaz de romper los
pilares de la ciencia antigua: el movimiento de la Tierra. Ya hemos
visto cómo esta idea no es nueva, aunque sí lo sea el ámbito en el
que se formula:
1.-Viene exigida por la misma estructura de la astronomía,
supresión del ecuante, justificación de la precesión de los
equinocios...; no corresponde a motivaciones teológicas
(omnipotencia divina), ni a enfrentamientos dialécticos, ni a simple
resurgimiento de ideas antiguas (pitagorismo)
2.-Acompaña a la idea la promesa primero y el posterior
cumplimiento, de u completo bagaje matemático con el que se
explican y calculan el movimiento de los astros; no consiste
meramente en una exposición de los principios filosóficos a partir de
los cuales se establece el heliocentrísmo
3.-Perdura a lo largo del proceso de maduración un preciso
motivo práctico: proporcionar una adecuada solución al problema del
calendario, tema que precisaba en el siglo XVI una respuesta precisa.
También se han dado otras razones: influencia del
pitagorismo, del hermetismo, de la relatividad geométrica del
geocentrismo o del heliocentrísmo. Sin descartarlas radicalmente, las
razones aducidas responden mejor a la restringida difusión de la obra
de Copérnico entre los astrónomos avezados en el cálculo. Porque si
bien Copérnico coloca uno de los pilares básicos en la formación de la
ciencia moderna, esta tardará todavía algún tiempo en formarse.
Poco después de su regreso de Italia (1503), el
canónigo de Frombork expone sus ideas en un pequeño escrito
redactado hacia 1507. Conocido con el nombre de Comentariolus,
presenta la hipótesis del movimiento de la Tierra como el
La ciencia en el renacimiento 40

procedimiento más adecuado para simplificar la astronomía,


prescindir del ecuante y explicar la precesión de los equinoccios, que
tanto perturbaba la confección de los calendarios.
La idea central del sistema copernicano se resume
en siete postulados expuestos en este escrito:
1.-No hay un centro único de todos los círculos o esferas
2.-El centro de la Tierra no es el centro del universo, sino sólo el
centro de gravedad y el de la esfera lunar
3.-Todas las esferas giran alrededor del Sol, el cual está en el
centro de todo, por esta razón el Sol es el centro del mundo
4.-La razón entre las distancias del Sol y la Tierra y la altitud del
firmamento es menor que la razón entre el radio de la Tierra y su
distancia del Sol, por lo que la distancia de la Tierra al So, es
insensible en comparación con la altura del firmamento.
5.-Todo movimiento que aparece en el firmamento no se origina
a causa del movimiento del firmamento mismo, sino a causa del
movimiento de la Tuerra. Así, pues, la Tierra con sus elementos
próximos, los elementos que la rodean, realiza una rotación completa
alrededor de sus polos fijos en un movimiento diario, permaneciendo
inmóviles el firmamento y el último cielo.
6.-Lo que se nos aparece como movimientos del Sol, no son
ocasionados por este, sino por el movimiento de la Tierra y de
nuestra esfera, con la que giramos alrededor del Sol como cualquier
otro planeta y así la Tierra tiene varios movimientos.
7.-Lo que se nos aparece como retrogradación o progresión de
los planetas, no proviene de sus movimientos, sino del movimientos
de la Tierra. Por tanto, el movimiento de esta es por sí mismo
suficiente para explicar la diversidad de los movimientos aparentes
en el cielo.
El Commentariolus se difundió en copias
manuscritas, levantando cierta espectación a la espera de que
Copérnico demostrara geométricamente, como había prometido, los
principios antes expuestos. Con este fin se dedicó a la confección de
su obra maestra, el De revolutionibus orbium coelestium. En
La ciencia en el renacimiento 41

principio, esta obra debía simplemente demostrar con medios


matemáticos lo expuesto en el Commentariolus, pero contiene
algunas discrepancias notables, además de separarlos un lapso de
tiempo muy amplio. El Commentariolus fue escrito hacia 1507, el De
Revolutionibus, terminado hacia 1530, retocado contínuamente, fue
publicado en 1543, el mismo año de la muerte de Copérnico. Si
Rético (1514-1574) luterano, profesor de matemáticas en Wittenberg,
curioso por conocer hasta dónde había llegado en sus cálculos el
maestro Copérnico, no se hubiese arriesgado a viajar hasta la
católica Frombork, y no le hubiera impulsado y ayudado en la
redacción definitiva, quizás esta obra se hubiese perdido. Pero Rético
se presentó en Frombork, animó a Copérnico, de quién se declaró
discípulo (el único quizás) y se llevó el original para imprimirlo en
Nuremberg.
Se diferencia el De Revolutionibus del proyecto
original en dos aspectos: no consigue la disminución del círculo
prometida y difiere también en la estructura geométrica empleada
para conservar los movimientos uniformes y circulares. No sólo
conforme confecciona la máquina del universo está se complica, sino
que debe abandonar el sistema más estético del Commentariolus. En
este se utiliza un sistema concéntrico con dos epiciclos, en el De
Revolutionibus un sistema excéntrico con un epiciclo.

Planeta

Planeta

Sol Sol

DE REVOLUTIONIBUS COMENTARIOLUS
Sin embargo, el De Revolutionibus había cumplido el objetivo
propuesto: explicar geométricamente el movimiento de la Tierra y el
La ciencia en el renacimiento 42

de los planetas. Así lo manifiesta Rético en un escrito en forma de


carta publicado en 1540, la Narratio prima (De libris revolutionum
Nicolai Copernici narratio prima): "Mi maestro ha escrito una obra en
seis libros en la cual, a imitación de Ptolomeo, abarca toda la
astronomía, proponiendo y demostrando las proposiciones
individuales matemáticamente y por medio del método geométrico"
En consecuencia no debe extrañar la pobreza
argumental del libro primero del De Revolutionibus. Constituye ésta
la parte de la obra más difundida (en ocasiones publicada
independientemente) y en la que se busca la filosofía de Copérnico. E
el libro primero se presentan las razones para demostrar o defender
las posibilidades del movimiento de la Tierra, y no ofrecen novedades
sobre las consideraciones publicadas por Oresme o Nicolás de Cusa,
que expondremos con posterioridad. Esos autores han ofrecido
motivos a favor del movimiento terrestre incluso más completos que
los de Copérnico; sin embargo, no conmovieron a los astrónomos.
Copérnico había utilizado el lenguaje de las matemáticas, el de los
astrónomos y el de los artistas, y su valor difería del de los
argumentos meramente imaginativos. No contraponía palabras
contra palabras o contra la matemática antigua, sino el método de la
geometría contra palabras o contra el mismo método utilizado por
los antiguos. No sólo la Tierra se mueve, sino que el signo de la
argumentación ha virado por completo.
El bagaje matemático del De Revolutionibus no
pasó inadvertido, ni fue desechado aun cuando se rechazase el
heliocentrísmo. Su valor no sólo radicaba en el cálculo de
movimientos astrales, sino en las tablas derivadas de él. Por tanto,
no dejó de ser estudiado, aun cuando condenaran el sistema
universidades y personajes. Erasmo Reinhold (1511-1553) puede
representar esta actitud: rechaza el heliocentrísmo, pero compone
unas tablas basadas en el sistema de Copérnico, a las que no
acompañaba justificación teórica alguna. Estas tablas recibieron el
nombre de "prusianas" en honor del duque Alberto de Prusia, y
sustituyeron a las tablas alfonsíes. Debe señalarse que la Universidad
La ciencia en el renacimiento 43

de Salamanca fue una de las primeras (1561) en que se permitió la


exposición del sistema de Copérnico. En 1616, con la condena de
Galileo, entra en los libros prohibidos del Santo Oficio, y la teoría
copernicana quedaba políticamente ligada también a los avatares de
la ciencia moderna.
Si Copérnico puso en marcha el mecanísmo que
daría origen a la implantación de la nueva ciencia, no por ello
dejaban de ser aristotélicos los elementos con que la inició. En el
mismo campo de la astronomía (más aún en la física), la veneración
por la circularidad y uniformidad del sistema de Copérnico muestra
todavía la dependencia de la ciencia antigua. Para desprenderse de
ellos, hemos de señalar algunos pasos antes de llegar a Newton.
En cualquier caso, el rechazo dl sistema
copernicano fue, en muchas ocasiones, por razones estéticas, dado
que presuponía un universo que no era en absoluto armónico: el Sol
y los planetas estarían en un espacio pequeñísimo. Después existiría
un enorme espacio vacío y tras él se hallarían las estrellas, que para
ser visibles sin que se produzca el fenómeno del paralaje, debían
poseer enormes dimensiones, es decir, había que aumentar con la
distancia de las estrellas su volumen de una manera proporcional..
Evidentemente, Dios no podía haber creado un universo tan
inarmónico.

4.2.-TYCHO BRAHE
Tycho Brahe (1546-1601) no fue un gran teórico, y
por lo tanto no ha ofrecido ninguna ley básica de la ciencia, pero
representa muy bien la vanguardia científica de finales del siglo XVI y
proporciona los medios para que la estructura del sistema solar (es
entonces el sistema del universo) quede establecida.
Perteneciente a la burguesía danesa, manifestó
pronto una decidida vocación por la astronomía. Curiosamente
decidió mantenerse en una astronomía teórica, guiado por el afán de
predecir movimientos y situaciones de los astros, en cierto modo
relacionados con sus afanes químicos (alquimistas), como si intuyese
La ciencia en el renacimiento 44

la necesidad de una nueva física común para los cielos y tierra que
no llegó a conocer. Era un hombre con un carácter difícil, que dispuso
de medios y del mejor observatorio hasta entonces conocido, el
observatorio de Uraniborg (1576), en la isla de Hven, a él otorgada
con sus feudos y otras pensiones por el rey de Dinamarca, hasta que
sus cuantiosos gastos, mala administración y cambios políticos
(1597), le obligaron a abandonar tan peculiar lugar, buscando la
protección del emperador Rodolfo II.
Siempre se ha tenido en cuenta, y así hay que
reconocerlo, que el gran mérito de Tycho Brahe consistió en las
observaciones por él realizadas. No sólo fueron cuantiosas, sino que
para ello considera imprescindible la necesidad de un método (frente
a las observaciones esporádicas) y construyó un instrumental
extraordinariamente más perfecto y sensible que el hasta entonces
utilizado. Aunque no dispuso de telescopio, sus mediciones
estuvieron
La ciencia en el renacimiento 45

saturno

júpiter

marte

venus

mercurio

sol
luna

tierra

vigentes aun cuando se contrastaron con las realizadas por medio de


telescopios bastante potentes. Ejemplo de la precisión buscada nos
lo puede proporcionar el hecho de que para Copérnico un error de 10
´constituía un éxito, mientras Tycho Brahe jugaba con errores de
pocos segundos y estaba siempre dispuesto a reducirlos.
Esta metódica y meticulosa observación le lleva a
determinar mediciones más precisas, y al detallado estudio de
fenómenos astronómicos nuevos.
La ciencia en el renacimiento 46

De la precisa medición deriva una importante


consecuencia: se advierten fallos, tanto en el sistema ptolemaico
como en el copernicano; en ocasiones un sistema explica mejor una
trayectoria que otro y viceversa. Por ejemplo, el copernicano explica
mejor el movimiento de Júpiter, pero el ptolemaico realiza mejor el
de Mercurio.
Tycho Brahe analizó fenómenos astronómicos
nuevos. Siguió con precisión la nova de 1572 y el cometa de 1577.
4

La carencia e paralaje en la primera, le induce a determinar que se


encuentra más allá de la esfera de Saturno, siendo, en consecuencia,
una estrella perteneciente a la esfera de las fijas. Por tanto, esta
esfera no era inmutable como la cosmología aristotélica
determinaba. De modo semejante acontece con el cometa de 1577.
Su pequeño paralaje señala que se encuentra más allá de la esfera
de la luna y aún de la de Venus, con lo que se manifiesta la
irregularidad y mutabilidad del mundo supralunar, también contra los
aristotélicos. Además, la trayectoria de este cometa y otros
observados por Tycho Brahe, cortan las esferas de los planetas, lo
que le obliga a rechazar, como habían hecho los averroístas, la
existencia real de las esferas.
Si estas son razones suficientes para abandonar el
aristotelismo, en cuanto física que sostiene al sistema ptolemaico, no
dejan de existir también otras razones para rechazar también el
copernicanismo. Entre ellas, debe tenerse en cuenta el valor
concedido a la palabra de la Biblia, también los ya advertidos errores
en el sistema de Copérnico; por último, Tycho Brahe también alude a
a los tradicionales argumentos contra el movimiento de la Tierra,
aunque planteándolos con un lenguaje moderno. El argumento más
conocido y citado en este sentido es el de la bala de cañón. Si la
Tierra se mueve, una bala de cañón no alcanzaría la misma distancia

4Estrellas que en el Renacimiento se consideraron como recién producidas, nacidas


o creadas. Hoy se entiende por este término una estrella que aumenta
bruscamente de brillo y parece formar una nueva estrella.
La ciencia en el renacimiento 47

disparada hacia oriente o hacia occidente. no sirve afirmar, para


Tycho Brahe que cañón y bala participan del movimiento de la Tierra,
pues no pueden coexistir sin perturbarse un movimiento natural y
uno violento. Si la física aristotélica explica los fenómenos naturales,
debe mantenerse el reposo de la Tierra.
Las deficiencias advertidas en el sistema
ptolemaico y en el copernicano justifican el que Tycho Brahe
concibiera un nuevo sistema. En este, la Tierra está en reposo en el
centro del universo´; la Luna, el Sol y las estrellas fijas giran
alrededor de la Tierra, y alrededor del Sol los demás planetas.
El tercer sistema del mundo, como Pascal denominó
a Tycho Brahe, tuvo un gran éxito en la primera mitad del siglo XVII,
sobre todo entre quienes no deseaban contradecir la letra de las
escrituras. Pero no tiene mayor interés detenerse en él, primero
porque no realizó un desarrollo matemático como el de Copérnico
hizo en el De Revolutionibus. Además, consideramos que es más
importante ofrecer otro tipo de perspectiva de la obra de este autor.
Tras las mediciones de Tycho Brahe, difícilmente puede mantenerse
el mundo supralunar aristotélico. Ataca la inmutabilidad de los cielos
y las esferas concéntricas, pero además, los distintos movimientos
determinados no encajan manteniendo las trayectorias circulares y
uniformes. para ello, había que complicar hasta el absurdo la
máquina del universo.
Constituye un aspecto importante advertir que en
esta destrucción del aristotelismo no desempeñó función alguna la
omnipotencia divina o algo semejante. Unicamente se utilizan
argumentos físicos o de geometría celeste. Para un hombre tan
ligado a la observación, los infinitos mundos debieron parecerle
fantasías. Por otra parte, también es notable advertir que el sistema
de Tycho Brahe sera el aceptado en los países católicos, dado que
fue defendido por los jesuitas. Será la contribución más influyente
antes de llegar a Galileo.

4.3.-JOHANES KEPLER
La ciencia en el renacimiento 48

Kepler (1571-1630) nace en Weilderstadt, en


Wurtemberg. Estudia teología en la universidad de Tubingen, lugar
en el que además inicia sus estudios de astronomía, entendiéndola
como el camino más adecuado para la teología, al igual que las
matemáticas. Nombrado matemático de Graz, pensó que este puesto
era provisional, hasta que pudiera reanudar sus estudios para ser
pastor de la iglesia.
Esta anécdota es de especial relavancia en la
historia de la ciencia, porque Kepler, a pesar de ser un riguroso
matemático, tiñó de imágenes y preocupaciones tradicionales
teológicas toda su labor astronómica. Los elementos místicos y
teóricos de la filosofía natural renacentista, cuyo estudio
representaba un estadio en la formación del teólogo, también están
presentes en Kepler, por eso su pensamiento resulta tan complejo, al
entrelazarse cálculos y mística, nuevos conceptos con viejas
tradiciones. A pesar de ello, Kepler no sólo determina los
fundamentos de la nueva imágen astronómica, sino que también
proporciona las pautas para alcanzar una imagen mecánica de la
realidad a partir de una imagen astrobiológica.
Sin embargo, debe señalarse una nota
característica. En Copérnico coexisten nuevos principios alrededor
del movimiento de la Tierra, con otros muchos netamente
aristotélicos, pero todos ellos se presentan en un mismo nivel de
racionalidad científica; de Copérnico se ha dicho que presentaba
nuevas ideas en viejos envoltorios. De Kepler, podemos decir que
presenta nuevas ideas en nuevos envases, pues logra romper con el
llamado por Koyré "hechizo de la circularidad"; los elementos
tradicionales antes aludidos en el pensamiento de Kepler apuntan
hacia otras direcciones no científicas, como buscando la armonía de
todos los fenómenos e imágenes.
En Graz compone una primera obra, conocida como
Prodomus o también como Misterium Cosmographicum, publicada en
Tubinga en 1596. Aunque en esta obra no aparece ninguna de sus
ideas revolucionarias (excepto que los planos de las órbitasd de los
La ciencia en el renacimiento 49

planetas, próximos entre sí pero sin confundirse, pasan por el Sol),


sin embargo, están presentes los grandes elementos que configuran
su tarea.
En primer lugar, la aceptación sin restricciones
dentro del sistema copernicano. Para Kepler, el heliocentrismo de
Copérnico supera al sistema ptolemaico, porque explica sólo con el
movimiento de la Tierra tanto las trayectorias definidas por
Ptolomeo, como otros muchos hechos que la astronomía antigua no
había podido explicar (por ejemplo, la retrogradación de los
planetas). Además lo considera verdadero porque sólo
accidentalmente pueden obtenerse conclusiones verdaderas de
premisas falsas, y el sistema copernicano obtiene muchas
conclusiones verdaderas, allí donde Ptolomeo no daba respuesta
alguna. En consecuencia, puede pasarse del cálculo geométrico a la
naturaleza de las cosas, de las matemáticas a la física.
En segundo lugar, la idea de que todo el universo
constituye una estructura racional y perfecta en la que se manifiesta
la sabiduría de Dios. El objetivo de Kepler consiste en indagar el
número, las dimensiones y movimientos de los planetas, pues debe
existir entre estas partes del universo una relación determinada, al
igual que existe entre las fijas. En estas (el Sol, las estrellas fijas y el
espacio intermedio) existe una admirable correspondencia con la
Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), en aquellas la correspondencia
encontrada remite a los cinco cuerpos geométricos perfectos. El cubo
esta inscrito en la esfera de Saturno y circunscrito a la de Júpiter, el
tetraedro inscrito enla de Júpiter y circunscrito en la de Marte, el
dodecaedro entre las esferas de Marte y la Tierra, el icosaedro entre
la Tierra y Venus, el octaedro entre Venus y Mercurio. En el centro
inmóvil, el Sol.
En estas corresponencias Kepler no busca una
simple analogía o un símbolo. Intenta alcanzar mediciones entre las
esferas y el régimen de los movimientos ateniéndose a las relaciones
existentes entre las figuras. Consiste sin duda en un proceso a priori
La ciencia en el renacimiento 50

basado en un principio teológico: al ser más perfecto corresponde la


obra más perfecta.
El tercer elemento encierra un gran valor científico:
se precisa la concordancia con las mediciones empíricas. La
astronomía no consiste en simples cálculos sobre el papel, ni en un
despliegue imaginativo, sino que debe acudir a las mediciones
metódicamente realizadas y repetidas.
Pero en la concordancia de elementos empíricos
con los geométricos y místicos, Kepler tenía que acomodar la
excentricidad de las órbitas planetarias. Para ello precisaba
acomodar dicha excentricidad al spesor de las esferas. Dar
cumplimiento a este cometido exigía disponer de mediciones
correctas, y únicamente Tycho Brahe podía darlas. De ahí surgió el
contacto entre dos fuertes personalidades, y aunque Tycho Brahe no
aceptó nunca ni la mística ni el copernicanismo de Kepler, lo admitió
en su equipo de Praga (1600). Qui´zas fuera una fortuna para la
ciencia el que tuvieran relaciones personales durante tan escaso
tiempo, pues Kepler tampoco podía admitir el sistema geocéntrico de
Brahe. En éste, el Sol desempeña un papel secundario difícil de
encajar en su analogía con la Trinidad y con la introducción de
elementos dinámicos en la máquina del universo que caracteriza a
Kepler.

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