Está en la página 1de 8

COLABORA:

DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO:


JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN
Y ALEJANDRA PIZARNIK

Javier Izquierdo Reyes

Resumen: Abstract:
El oficio escritural, el ejercicio de la pintura Writing work, practice of painting and
y el dibujo y la atracción por la música une drawing and atraction to music connect the
la obra de tres autores situados histórica- work of three authors, historically situated
mente en la Vanguardia y en sus momentos in the Avant-garde and in its inmediately
inmediatamente posteriores: Jacobo Fijman, after moments: Jacobo Fijman, Unica Zürn
Única Zürn y Alejandra Pizarnik. A través de and Alejandra Pizarnik. Through this three
la escritura de estos tres autores -en la órbita authors’ writing -in the Surrealism zone of
del Surrealismo-, estudiamos en su obra su influence-, we study in their work their dis-
discurso sobre la locura antes y después de course about madness before and after their
su reclusión en un hospital psiquiátrico, com- internment in a mental hospital, realising the
probando las divergencias discursivas sobre discursive divergences between them about
la enfermedad mental y sus consecuencias mental illness and their consecuences in a
dentro de una corriente que tiene el subcons- trend that has the subconscious as basis and
ciente como fundamento y origen de la obra origin of the artistic work.
artística.

Palabras clave: Enfermedad mental, Keywords: Mental illness, Surrealism,


Surrealismo, literatura argentina, literatura argentinian literature, german literature,
alemana, Vanguardia. Avant-garde.

73
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

Ciertamente, los posicionamientos de las mente qué planteaba el surrealismo con res-
diferentes corrientes de Vanguardia sobre pecto a la enfermedad mental.
la enfermedad mental distan de ser unáni-
mes, aunque sí existe cierto sentir mayori- Ciertamente, el germen del surrealismo,
tario, heredado sin duda del Romanticismo como es bien sabido, es el descubrimiento,
y de las corrientes francesas finiseculares, por parte de la llamada «ciencia psicoana-
de que la enfermedad mental es un espacio lítica», del subconsciente, con la suposición
privilegiado de creatividad fervientemente de que, en efecto, el hombre guarda en su
perseguido por una sociedad incapaz de interior una parte desconocida, compuesta
comprenderla por puro exceso de mora- fundamentalmente por cuanto reprimimos,
lidad pacata. Entre ellas, expresionismo, que solo sale a la luz bajo determinados esta-
dadaísmo y surrealismo, en el terreno escri- dos y a través de ciertas técnicas y meca-
tural, fueron, por sus propias características, nismos –el sueño, la embriaguez, la hipno-
movimientos especialmente sensibles a una sis–. Esa parte ignota funciona en segundo
consideración positiva de la locura en la que plano y explica actos involuntarios que ocu-
no entraremos excesivamente por conside- rren constantemente en el ser humano. En
rarlo sobradamente probado y conocido. ocasiones, el equilibrio entre lo subcons-
Solo hemos de recordar, en ese sentido, el ciente -lo reprimido- y lo consciente -cuanto
aplauso unánime y el tremendo influjo que el individuo se muestra a sí mismo y a los
supuso la aparición de colecciones de arte demás- se rompe y lo oculto se desborda,
producida en hospitales psiquiátricos por sus generando todo un conjunto de comporta-
pacientes. Sin ir más lejos, la aparición de la mientos y acciones que suponen un riesgo
colección Prinzhorn en un libro titulado Arte para el propio individuo y para los demás. El
de los enfermos mentales, en 1922, obtuvo conflicto, dentro de cualquier individuo, entre
el reconocimiento absoluto de los expresio- lo aceptable socialmente y el propio deseo
nistas, la admiración incondicional de los es constante: la resolución de esos conflic-
surrealistas y supuso el germen del «Arte tos en el individuo es el estado que llama-
bruto» de Dubuffet, corriente de contrastada ríamos «de salud mental», y su carencia de
importancia en el arte del siglo XX. resolución es la llamada «enfermedad». Sin
embargo, para el psicoanálisis, hay un con-
Dentro de ellas, por motivos lógicos de espa- tinuum entre ambos estados, de tal modo
cio, nos centraremos en el surrealismo, y en que, en cierta medida, como individuos en
el discurso de tres autores que desarrolla- perenne lucha interior, todos estamos enfer-
ron, en mayor o menor medida, su obra bajo mos, aunque en diferente grado. El surrea-
del influjo de dicha corriente: Jacobo Fijman, lismo asumió este concepto de enfermedad,
Unica Zürn y Alejandra Pizarnik. Los tres, pero comprendiendo que la propia sociedad,
además de su estética surrealista, compar- con su compendio de normas y conceptos
ten el hecho de haber pasado por distintos represores, es el germen de la enferme-
episodios psicóticos y diversos internamien- dad, de los problemas del propio individuo, y
tos psiquiátricos, lo que nos permite con- entendiendo que la resolución adecuada de
trastar su discurso sobre la locura sin expe- este conflicto es el cambio social mediante
riencia alguna de ella y tras su experiencia la liberación del subconsciente y del deseo
sobre ella. Sin embargo, para sopesar hasta reprimido. Desde este prisma, «los locos son
qué punto, en su valoración de la locura, ha las víctimas individuales por excelencia de
influido la ideología de la corriente a la que
pertenecen, habremos de recordar breve-

74
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

la dictadura social», en palabras de Desnos1 Arcangelo Corelli-, ocupó un lugar aún más
(citado en Cagigas, 2007), y han de ser libe- importante en su obra.
rados del yugo que las instituciones les impo-
nen. Quienes impidan tal liberación merecen La obra de Fijman es una obra relativamente
todo el descrédito, comenzando por la propia olvidada y marginal dentro del contexto
ciencia médica, considerados por los surrea- poético argentino, si bien es una suerte de
listas como «carceleros y, sobre todo, abas- «célebre desconocido» que sobrevuela la
tecedores de prisiones y cadalsos»2 (cita de historia de la poesía argentina del siglo XX
Breton en Cagigas, 2007). El subconsciente, y, aún hoy en día, reaparece con frecuencia
liberado de sus cadenas expresivas, de la en la primera plana de los estudios literarios.
vigilancia y la represión social e institucional, Nacido en 1898 y emigrado muy pronto al
es capaz de generar per se una superreali- país sudamericano, se forma como profe-
dad absoluta donde todas las aparentes con- sor de francés, aunque presentará siempre
tradicciones son anuladas. En este punto, con una fuerte vertiente clásica, con sólidos
el loco, en sus variadas manifestaciones, conocimientos de latín, griego y filosofía
es considerado un individuo capaz de rom- antigua. Sus crisis psicóticas comenzaron
per de modo constante esta barrera y traer muy pronto, y ya en 1921 tenemos noticia
a nosotros esa superrealidad tan deseada y de su primer internamiento, por un periodo
revolucionaria. El loco es, por tanto, para los de seis meses, tras ser detenido, interro-
surrealistas, no solo un individuo al que res- gado y encarcelado por la policía argentina.
catar, sino un profeta al que seguir. Su amor por las artes lo lleva a acercarse
en sus tempranos veinte a la vanguardia
No es de extrañar, por tanto, que aquellos poética argentina –concretamente al grupo
individuos imbuidos de esta corriente acep- aglutinado en torno a la revista Martín Fie-
tasen las ideas generales del surrealismo rro-, que muy pronto lo tomará como uno de
parisino al respecto y las pusiesen en prác- sus estandartes. En lo tocante al trabajo que
tica en su propia vida y obra. Pintura y litera- estamos desarrollando, estos datos resul-
tura fueron dos de las artes donde el surrea- tan importantes para entender la emergen-
lismo cobró más fuerza por su capacidad de cia y características de su primer poemario,
generar imágenes y liberar conceptos de su Molino rojo, en 1926. En él hallamos, en
uso habitual, devolviéndoles su fuerza origi- clave poética vanguardista, la primera lectura
nal. La práctica de ambas es frecuente en de Fijman sobre su experiencia de la locura,
los autores surrealistas o surrealizantes, y aunque sus dos primeros versos, del poema
Jacobo Fijman, nuestro primer autor a tratar, «Canto del cisne»3, son, en ese sentido, muy
no es una excepción, si bien en el caso de claros y lapidarios: «Demencia: / el camino
Fijman hemos de considerar que otra prác- más alto y más desierto». La enfermedad
tica artística, la música –era un excelente mental como camino elevado, de prestigio,
intérprete de violín enamorado de la obra de pero, a su vez, como camino de soledad e
incomprensión absoluta. No es de extrañar
que, a lo largo del poema, encontremos que
sus manifestaciones, en el patio del mani-
comio, son «extravíos» roncados, «afónicas
1.- Citado en Andrés Cagigas, «Una visión de la lamentaciones» y «muecas» que «tosen».
locura: el caso Breton», Revista de la Asociación Poco lenguaje claramente articulado, logos,
Española de Neuropsiquiatría, Nº 1, marzo 2007, en:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S0211-57352007000100008 3.- Seguimos Jacobo Fijman, Poesía completa, Del
2.- Citado en Cagigas, ibidem Dock, Buenos Aires, 2003, pp. 45 y 46.

75
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

y mucho de expresión dolorosa, aunque «de de vista judaico o cristiano. El autor argen-
inocencia», como nos recodará el propio tino trasciende cualquier molde religioso y se
autor más adelante. No es de extrañar que el lanza a una aventura personal más allá de
final del poema sea, como si de Alda Merini etiquetas o moldes ideológicos. A pesar de
se tratase, una petición de piedad ante el su internamiento definitivo, en 1942, hasta
sufrimiento que anuncia los pasos futuros su muerte, en 1970, Fijman continuará pro-
inmediatos del autor: duciendo poemas, cuentos, dibujos, sin des-
Me hago la señal de la cruz a pesar de ser viarse un ápice de su propósito, y convencido
judío. de su lugar privilegiado, como vemos clara-
A quién llamar? mente en este fragmento de «Anafonesis»,
a quién llamar desde el camino poema de 1958 escrito durante su reclusión
tan alto y tan desierto? y publicado post mortem:
Se acerca Dios en pilchas de loquero, La tempestad confunde las estrellas
y ahorca mi gañote en el nombre del mundo;
con sus enormes manos sarmentosas; pero tú sabes en el canto
y mi canto se enrosca en el desierto. saber de rayos
Piedad! cuando los soles parten al amor de esperanzas
eternidad velada de las lumbres eternas.5
En efecto, el camino de Fijman ahondará
esta consideración de la locura como camino El poeta «sabe saber», conoce cómo cono-
solitario, pero profético, en la que el poeta cer, incluso en la mayor oscuridad contempla
es una suerte de elegido capaz de transmitir la luz –los símbolos de iluminación son cons-
cuanto en sus viajes a otra realidad contem- tantes para hablar de ello: «rayos, soles,
pla: mensajes de una realidad superior a la lumbres»-, y el capaz de conocer «el nombre
realidad en la que se encuentra. Es, por lo del mundo», en un símbolo a caballo entre
tanto, un autor que, sabiéndose loco, se sabe la cábala judía y el Verbo primigenio de San
lúcido. La locura como el aspecto más ele- Juan Evangelista. Su locura es la lucidez de
vado de la lucidez, y como locus privilegiado poder contemplarlo y de poder transmitirlo,
de contacto con la realidad suprasensible. Y, como hará hasta su muerte en el psiquiátrico
en efecto, en consonancia con su posiciona- en 1970.
miento, Fijman se hará la señal de la cruz
a pesar de ser judío. En 1930 se bautizará Una noción igualmente privilegiada de la
renunciando a la fe judía, y publicará dos locura, aunque mucho más profana, la
poemarios imbuidos de misticismo cristiano: encontramos en la autora alemana Unica
Hecho de estampas –o, como lo denominó Zürn. En ella, si confiamos en la veracidad
Enzo Cárcano, «la noche oscura de Jacobo de textos como El hombre jazmín y Prima-
Fijman»4-, y Estrella de la mañana. En ellos, vera sombría, encontraremos muy pronto
Fijman ya se nos presenta como un místico una visión profundamente positiva del
visionario cuya alma viaja, o anhela viajar, mundo de lo irreal y lo irracional, opuesto al
durante sus trances, al encuentro con el espacio lóbrego e intrascendente del mundo
Creador. Sin embargo, como bien señala el real. Nacida en 1916, disfruta de su primer
propio Enzo Cárcano, su visión dista mucho brote psicótico en 1957, con 41 años. Hasta
de ser una visión ortodoxa desde el punto entonces ha dejado una vida literaria entre
sus años de formación en el Berlín de pos-
4.- Enzo Cárcano, «Hecho de estampas o la noche
oscura de Jacobo Fijman», Actas del III Congreso
Internacional Cuestiones Críticas, 2016, en http:// 5.- Jacobo Fijman, Romance del vértigo perfecto,
www.celarg.org/int/arch_publi/c_rcano_enzocc.pdf Descierto, Buenos Aires, 2012.

76
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

guerra, donde se gana la vida trabajando, blemente favorable a contemplar la locura ya


primero, en la Universum Film AG y des- no como algo positivo, sino como el hallazgo
pués publicando sus primeros relatos en de una piedra filosofal capaz de convertir lo
periódicos alemanes, y su madurez escritu- anodino en maravilloso. Y, en efecto, diver-
ral en la vanguardia bohemia parisina, tras sas huellas al respecto hallamos en toda su
divorciarse y perder la custodia de sus dos obra, como, por ejemplo, este fragmento de
hijos, ligada especialmente a autores perte- El hombre jazmín:
necientes al surrealismo o sus lindes: Hans Ella no se da cuenta de que tiene alucinacio-
Bellmer –su pareja en los años parisinos, nes. En el estado en que se encuentra,
con la que mantenía una compleja relación las cosas más increíbles, cosas nunca
sadomasoquista-, Henri Michaux, Man Ray, vistas, se convierten en realidad. Así pues,
Marcel Duchamp, Joyce Mansour, André si en el cielo nocturno aparecen imáge-
Peyre de Mandiargues… En el surrealismo nes a sus ojos, estas imágenes están allí
halló, sin duda, el vehículo perfecto para su de verdad. [...] Si alguien le hubiera dicho
temprana atracción por lo imaginario, fantás- que había que volverse loca para tener
tico y maravilloso, y la caja de herramientas estas alucinaciones, no habría tenido incon-
perfecta para crear esa otra realidad capaz veniente en enloquecer. Sigue siendo lo más
de romper con lo mediocre «de este lado del asombroso que ha visto nunca.7
espejo» y poder explorar su convulso mundo
interior, lugar donde hallar la verdadera rea- Sin embargo, esta inmersión en los inters-
lidad: «¿No les parece que nuestros pen- ticios de la realidad, donde «lo imposible
samientos, los que son solo nuestros y no se hace posible», tiene un peligroso efecto
conoce nadie más, son mucho más reales secundario: el internamiento psiquiátrico.
que cualquier realidad? Son mucho más pre- No se puede transitar la vida por el ángulo
ciosos que nuestros actos»6. muerto de la razón sin consecuencias. Cada
episodio psicótico suponía encierro y trata-
Esta vocación de emplear el arte como miento con antidepresivos y antipsicóticos,
puerta hacia su propio mundo interior la llevó en un momento en el que los tratamientos
a experimentar con diversas herramientas eran experimentales y, por ejemplo, no se
de acceso a ese otro mundo que se escondía administraban antiparkinsonianos para con-
dentro de ella: la escritura y el dibujo auto- trolar los síntomas extrapiramidales deriva-
mático (como los contenidos en Hexentexte, dos de la toma de antipsicóticos. Tras cada
de 1954), el anagrama como forma de bús- reclusión, las alucinaciones desaparecían
queda del otro lado del lenguaje, la mesca- dejando un terrible regusto a desencanto,
lina –de la que disfrutaba en compañía de «una opresión en la cabeza –como si te la
Michaux hasta su primer internamiento-, etc. apretaran con un aro de hierro- que todo lo
Fruto de ello, hallamos una producción lite- anula»8, y una prolongada e inquebrantable
raria profundamente experimental y autobio- rigidez muscular que impedía cualquier cosa
gráfica, como ya se dijo, donde la violencia y similar a la vida cotidiana:
lo sexual se entremezclan sin respiro con lo Cuando mira un cuadro o cualquier otro
onírico y alucinatorio. objeto, solo ve la mitad de arriba. Cuando
trata de levantarse, el suelo parece empi-
Teniendo en cuenta todos estos elementos, narse y ella se cae. Ya no sabe dónde tiene
se comprenderá una predisposición razona-
7.- Unica Zürn, El hombre jazmín. Impresiones de una
enfermedad mental, Siruela, Madrid, 2006, pp. 31 y 32
6.- Unica Zürn, El trapecio del destino y otros cuentos,
Siruela, Madrid, 2004, p. 88 8.- Zürn, ibidem, p. 85

77
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

la derecha ni la izquierda. Cuando va a asir rente. Nacida en 1936, en el seno de una


un objeto, su mano no acierta con la direc- familia judía emigrada a Argentina, la influen-
ción. (…) Viene un médico que examina cui- cia del surrealismo en su obra en inequívoca
dadosamente los reflejos de brazos y pier- e ineludible. Comparte con ellos, sin duda,
nas. Reflejos normales. Pasa mucho tiempo una visión prestigiosa de la locura, que pode-
con inyecciones y medicamentos, hasta que mos ver refrendada en diversos puntos de su
puede andar otra vez. Pero anda torpemente, escritura. En una fecha tan temprana como
con rigidez. Parece un robot. Cuando trata 1955, es interesante observar cómo juzga
de leer, las líneas se mecen y se confunden. al poeta José Bioy, internado en un psiquiá-
El médico le ordena dibujar un cuadrado. trico, tras su primer encuentro: «Su nombre
Ella no puede. No hay manera de que se es J. Bioy (primo de Bioy Casares). Le son-
unan cuatro líneas. Cuando mueve la mano, río mucho pues me da lástima. Se va. Arturo
se asusta de su propio movimiento, como si me dice que está loco. Que está internado
la mano no fuera suya, como si no formara en Vieytes y a veces sale para embriagarse
parte de su cuerpo. Algún tiempo después y escribir. Me sube el llanto. Se me ocurre
trata de dibujar la cabeza de un animal. Pero que es un verdadero poeta (los que sufren
no consigue resolver el problema de meterle el dolor mundial)»11. Como podemos obser-
los dientes en la cabeza y los dibuja fuera. var, la locura funciona como un elemento
Ha perdido el sentido de la orientación.9 autenticador del mensaje poético, al validar
los sentimientos del poeta. Pizarnik ha reco-
Ciertamente, así las cosas, resulta lógico gido e interiorizado la tradición romántica
que temiese el infierno que regresa tras del «poeta loco», de quien enloquece por su
cada episodio, y concebir que la verdadera excesiva sensibilidad y su dedicación al hacer
tortura no son sus procesos alucinatorios, artístico. No tardaremos en ver, en Pizarnik
sino el amargo despertar: «Unos cuantos cierto deseo de vivir en la fantasía –el mismo
días fabulosos, unas cuantas noches con las rechazo que vimos en Zürn de la realidad, y
estremecedoras experiencias de la alucina- el mismo deseo de vivir en un mundo pro-
ción, una breve euforia, la sensación de ser pio fuera de ella- e, incluso, de enloquecer,
extraordinaria, y después, la caída, la reali- donde la locura es olvido y felicidad:
dad, el desengaño. Marcha en la gris quinta Me habían prometido el exacto significado
columna de los mortalmente deprimidos»10. de las decisiones, el veneno que hace son-
Durante trece años, este fue su particular reír por última vez. O la locura tal vez –que
proceso cíclico hasta que, en 1970, mientras llega una sola vez-, sola, feliz, rodando en
disfrutaba de cinco días de permiso durante bicicleta por un jardín de amapolas. Una
un internamiento, y tras haber sido declarada sola vez. Una sola vez gemir en el lugar del
su incapacidad de su pareja para cuidar de olvido. Memoria detenida. Me lo habían pro-
ella, Unica Zürn, como la protagonista de su metido. (Cursiva en el original)12
novela autobiográfica Primavera Sombría, se
arrojó por la ventana de su piso en París ante Sin embargo, a diferencia de los autores
la mirada impotente de Hans Bellmer. anteriores, coexiste en Pizarnik cierto miedo
Con Alejandra Pizarnik nos adentramos en a la locura, cierto conocimiento, tal vez pro-
una autora que, si bien comparte caracterís- ducto de su temprano psicoanálisis, de que
ticas con Unica Zürn y con Jacobo Fijman, la locura es un terreno peligroso donde no
se haya en una posición radicalmente dife-
11.- Alejandra Pizarnik, Diarios, Lumen, Barcelona,
9.- Zürn, ibidem, pp. 88 y 89 2013, p. 142
10.- Zürn, ibidem, p. 112 12.- Pizarnik, ibidem, p. 416

78
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

todo son los cantos de sirena prometidos Ambos, después de un consumo muy pro-
(«¿A qué o a quién aferrarse para no caer longado, producirían esquizofrenia.16
en la locura? Una sola respuesta: el amor»13;
«Quizás pasa con la locura como con el suici- Los Diarios de Pizarnik son, en este sentido,
dio: una vez que se tuvo miedo…»14). Ambas una atalaya privilegiada, por lo progresivo de
tendencias continuarán a lo largo de su vida su caída y tratamiento –su progresiva viven-
en distintos episodios en los que, incluso, cia de la enfermedad mental-, y lo complejo
se entreverarán, dando como resultado un y contradictorio de su propio planteamiento,
terrible juego de deseos contrarios unidos a donde coexisten el prestigio hechizante de la
la terrorífica conciencia del deterioro de su locura en las corrientes de pensamiento de
salud mental: las que bebió y la desconfianza hacia ellas
“Despierta porque si continúas soñando un propia de la posmodernidad en la que le tocó
solo segundo más te volverás loca irrevoca- vivir. El punto culminante hubo de llegar en
blemente. Lo que estás por ver no puede ser algún momento entre finales de 1970 y prin-
visto por alguien que después desee retor- cipios de 1971 donde, fruto de un prolongado
nar. Lo que has de oír es lo más importante brote psicótico paranoide donde sus vecinos
que existe en el mundo”. Yo me respondí de arriba la perseguían y conspiraban contra
(mi voz sonaba débil, enferma): “Acepto ellas por los más variopintos motivos, acabó
tocar fondo”. Tuve un miedo espantoso. Me destrozando la puerta de estos a martillazos
asfixiaba, me dolía el corazón como si me y siendo denunciada ante las autoridades.
estuvieran perforando. Dudé un segundo, Pizarnik toca fondo. Como ella misma nos
pero me volvió el valor de antes. Calculé y dice, «todo lo presentido se volvió real»17, y
comparé la locura y mi vida lúcida y repetí: la locura, lejos de ser aquel jardín del Edén
“Quiero ir hasta el final”.15 del que todo sufrimiento queda desterrado,
muestra sus faz más inhumana. Alejandra
Identificación con algo de fuera. Me aca- determina que «Aparentemente es el final.
para un pensamiento y me olvido. Entro en Quiero morir. Lo quiero con seriedad, con
él y me olvido de todo lo demás. Esto me vocación íntegra.»18. Y es que, si la psico-
da mucho miedo y me hace pensar, en todo sis no fue el paraíso soñado, la terapia psi-
momento, en la locura. Creo que se trata cológica posterior tampoco supuso solución
de ausencias. Temor de ausentarme en un alguna. Al contrario, si nos atenemos al dis-
lugar público, por ejemplo dentro de un taxi y curso de la propia Pizarnik, solo contribuyó
luego, al despertar, encontrarme en un lugar a terminar de destrozar lo que ya estaba
totalmente sórdido o en una prisión o en un roto. En este sentido, su largo poema «Sala
prostíbulo. Por esto, creo, salgo tan poco. de psicopatología» es todo un manifiesto al
respecto, donde podemos comprobar cómo
Me persiguen las afirmaciones de L. y S. Pizarnik vivió en carne propia una relación
sobre los peligros del Equanil y del Actifós. médico-paciente que contribuyó, por su hipo-
cresía, a ahondar en el estigma de la enfer-
medad mental («Ustedes, los mediquitos de
la 18 son tiernos y hasta besan al leproso,

13.- Pizarnik, ibidem, p. 495 16.- Pizarnik, ibidem, pp. 569 y 570
14.- Pizarnik, ibidem, p. 501 17.- Pizarnik, ibidem, p. 595
15.- Pizarnik, op. cit., p. 525 18.- Pizarnik, ibidem, p. 975

79
DISCURSOS SOBRE LA LOCURA EN EL SURREALISMO: JACOBO FIJMAN, UNICA ZÜRN Y ALEJANDRA PIZARNIK
Javier Izquierdo Reyes

pero / ¿se casarían con el leproso?»19); la Unica Zürn y Jacobo Fijman establecen una
función parapolicial del cuerpo médico como relación positiva con la enfermedad mental
constituyentes y garante del logos («Preten- que padecieron, manteniendo sólidamente
den explicaciones lógicas los pobres pobre- los presupuestos ideológicos, al respecto, de
citos, quieren que la sala - verdadera pocilga- la vanguardia en la que participaron. En el
esté muy limpia, porque la roña les da terror, caso de Fijman, hablamos de una relación
y el desorden, y la soledad de los días vacíos mística, donde la psicosis es un puente pri-
habitados por antiguos fantasmas emigran- vilegiado de contacto con la divinidad, con
tes de las maravillosas e ilícitas pasiones de lo suprasensible, muy similar a los plantea-
la infancia.») y de los valores de la sociedad mientos románticos y finiseculares del XIX.
capitalista («del espacio profano en donde el En Unica Zürn, sin embargo, hallamos ya
Bien es sinónimo de evolución de socieda- un planteamiento profano, de ruptura con lo
des de consumo»); lo absurdo de una cien- real y acceso a un mundo creativo mucho
cia médica psicológica y psiquiátrica incapaz más amplio y prestigioso, más acorde con
de conocer del todo su objeto de estudio: el las posiciones vanguardistas al respecto. En
paciente -«a veces - a menudo- los recon- Pizarnik, sin embargo, la visión idealizada
traputeo desde mis sombras interiores que de la enfermedad mental que la vanguar-
estos mediquillitos jamás sabrán conocer dia ponía, mayoritariamente, sobre la mesa
(la profundidad, cuanto más profunda, más comienza a resquebrajarse, y la locura no
indecible)»-, la cual, con métodos terapéuti- es privilegio y evasión, sino que es, desde
cos insuficientes y poco fiables («Sala 18 / la propia experiencia, sufrimiento, desgarro,
cuando pienso en laborterapia me arranca- «herida que supura». Sin embargo, si bien
ría los ojos en una casa en ruinas y me los el tratamiento de la enfermedad mental per
comería pensando en mis años de escritura se es divergente, el planteamiento de Pizar-
continua») termina de desgarrar al paciente nik no se separa en absoluto de las conside-
sin lograr una cura o, al menos, una mejo- raciones de Breton, Desnos y todo el movi-
ría suficiente («abrir se abre / pero ¿cómo miento surrealista con respecto al origen del
cerrar la herida? / El alma sufre sin tregua, trastorno en el componente represor de la
sin piedad, y los malos médicos no resta- sociedad («El hombre está herido por una
ñan la herida que supura.»). Estos pequeños desgarradura que tal vez, o seguramente,
extractos podrían ser el perfecto resumen de le ha causado la vida que nos dan.»20) o en
un largo proceso de internamientos y salidas su feroz crítica a la psiquiatría que tan bien
del hospital psiquiátrico Pirovano durante conoció.
más de un año y medio. Pasado este tiempo,
tras diversos intentos de suicidio, Alejandra
consiguió morir al fin en la madrugada del 25
de septiembre de 1972 de una sobredosis de
seconal sódico.

En suma, tras recorrer la relación entre estos


tres autores y su relación con la locura,
podemos consignar que todos ellos son, de
un modo u otro, hijos de su época. Si bien

19.- Todas las citas del poema son de Alejandra


Pizarnik, Poesía completa, Lumen, Barcelona, 2003,
pp. 410-417 20.- Pizarnik, op. cit., 2003, p. 415

80

También podría gustarte