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Lectio Divina

Dom Bernardo Olivera OCSO

PRELUDIO
1. El Espíritu inspiró la Escritura, por eso: está presente
y habla por medio de ella. Si inspira, también expira.
2. La Escritura expira vida por la inspiración del
Espíritu, por eso ella es la respiración del monje cristiano.
3. Todo este Libro Vivo converge en Cristo. Las divinas
Escrituras son un solo libro: Cristo. Él es la Palabra
abreviada, viva y eficaz.
4. Toda la Escritura se refiere al misterio de Cristo:
prefigurado en el Antiguo Testamento y presente en
el Nuevo, interiorizado por cada cristiano y consumado
en la gloria.
5. Porque Dios es infinito, su Palabra también es
infinita: la Escritura encierra infinitos misterios, su
sentido es insondable.
6. El sentido literal del texto ha de ser siempre el punto
de partida: la letra enseña los hechos y presenta a las
personas, la historia es el fundamento.
7. El Espíritu nos lleva más allá de la letra, nuestra vida
teologal nos abre las puertas al sentido:
- Alegórico, que edifica la fe descubriendo a Cristo y a su
Iglesia.
- Tropológico, que nos enseña a obrar en la verdad del
amor
- Anagógico, que nos muestra y atrae hacia aquello que
aún esperamos.
8. El Evangelio es la boca de Cristo siempre pronta a
ofrecernos un beso de eternidad.
9. El Evangelio es cuerpo y sangre de Cristo, orarlo y
vivirlo es comerlo y beberlo.
10. El Evangelio es fuerza de Dios porque nos indica el
camino y nos da la fuerza para seguirlo.
11. ¡Aquí se halla la verdadera vida, y mi espíritu no
tiene ni desea otra que la lectura orante de estos
misterios!
12. La Iglesia es la única caja de resonancia de la Palabra
de Dios. En cuanto Cuerpo de Cristo ella misma es
Palabra. La Escritura nos da vida en el Espíritu cuando es
acogida en el ámbito de la tradición y el magisterio.
13. Nuestra Lectio Divina ha de prolongar la Palabra más
allá de la Liturgia a fin de prepararnos para una fructuosa
celebración de la misma.
14. El cenobita sólo entiende el sentido profundo de la
Palabra cuando vive en comunión y concordia con sus
hermanos.
15. La conversatio monástica ha de crear un clima bíblico
que permita a todos y a cada uno ser protagonistas en el
diálogo de la salvación.
16. El humus de la humildad es la buena tierra en donde
la Palabra produce fruto abundante.
17. Sólo acoge quien se recoge, sólo en el silencio se
auscultan los latidos del corazón de Dios.
18. A Dios hablamos cuando con amor oramos, a Dios
escuchamos cuando con fe leemos su Palabra.
19. Cuando nuestra perseverancia y asiduidad en la
Lectio nos crucifiquen en el Libro comprenderemos la
locura del Padre bueno.
20. Para conocer a Cristo crucificado hay que estar
crucificado para el mundo.
21. "Aquí estoy, escriba Dios en mí lo quiera", dijo
María. Cuando nuestro corazón es una carta escrita por
Dios, todas las cartas de Dios resuenan en el corazón.
22. El que vive la Buena Noticia ofrece al mundo
razones para vivir y morir.

PRIMO MOVIMIENTO:
riposato
23. La Lectio divina es...
- Una lectura meditada, sobretodo de la Biblia,
prolongada en oración contemplativa.
- Una lectura de Dios con ojos de esposa y corazón de
Iglesia.
- Lectura gratuita para acoger gratis al Autor de la gracia
- Lectura transformante que nos evangeliza y
convierte en evangelizadores.
- Relación interpersonal en la fe y el amor, con Cristo
que nos habla, en el Espíritu que nos enseña, y ante la mi-
rada del Padre que nos mira.
- Peregrinación con las palabras hacia el Misterio de la
Palabra.
- Paulatina asimilación de la Verdad salvífica mediante el
diálogo con el Salvador.
- Fe enamorada que busca el Rostro de Dios a fin de
anticipar lo esperado.
- Inmersión, compenetración, divinización, emersión.
24. La Lectio es divina:
- pues se lee a Dios en su Palabra y con su Espíritu.
- porque nos presenta ante el Misterio y lo hace presente
en el corazón.
- cuando se escucha a Dios que habla y se gusta su
presencia.
25. Porque la Lectio Divina es diálogo es asimismo
acogida, donación y comunión. Acogida de escucha y
reflexión; donación de respuesta; y encuentro de
comunión.
26. Miriam de Nazareth, dialogando con Gabriel, nos
ofrece un cautivante ejemplo de Lectio veré divina.
27. Porque la Lectio Divina es vida es también
movimiento. Movimiento en el que se pueden distinguir
diferentes momentos o experiencias: lectura, meditación,
oración, contemplación...
28. Lectura, meditación, oración, contemplación. .. es lo
que normalmente sucede si le damos tiempo para que
suceda.
29. La gratuidad de la Lectio Divina es algo diferente a
la utilidad del estudio. El estudio procura conquistar la
palabra, la Lectio Divina se rinde y doblega ante ella.
30. La Lectio Divina difiere también de la lectura
espiritual. Esta última puede tener como fin la
adquisición de conocimiento, la fundamentación de
convicciones o el estímulo para una entrega generosa. El
fin de la primera es la unión con Dios en la fe y el amor.

SECONDO MOVIMENTO: coraggioso ed ampio ma


non troppo
31. La Lectio Divina no suele ser inmediatamente
gratificante. Es una actividad y una pasión de largo
aliento. ¡No se cosecha al día siguiente de haber
sembrado! ¡El gusanillo no se transforma al instante en
mariposa!
32. Nada más purificante que sobrellevar la mudez de la
Palabra. Pero todo el que sabe esperar es recompensado.
33. Si te dejas poseer por la Palabra escucharás hasta su
silencio.
34. En la Lectio Divina hay también lugar para los
Padres de la Iglesia y del Císter, sus escritos confirman y
amplían el mensaje bíblico; por su espíritu cristiano son
guías seguros de recta interpretación; y por su santidad de
vida nos enseñan a vivir y ayudan a dialogar en el Santo
Espíritu.
35. Otros libros pueden ayudar en la medida en que nos
permitan asimilar el Misterio y ser transformados por él.
36. Cuando el principiante dice: para mí todo es Lectio
Divina; se ha de entender que para él la Lectio Divina es
nada.

TERZO MOVIMENTO: adagio pero continuo


37. Recógete y cae en la cuenta: ¡es Dios
quien te quiere hablar y espera tu respuesta!
38. Las diferentes experiencias o momentos de la Lectio
Divina se unifican en un único movimiento del espíritu.
Pueden coexistir y sobreponerse mutuamente, hasta
pueden alternarse en un orden siempre cambiante. El
caminante hace muchos movimientos, pero todos se
unifican en una sola acción: caminar.
39. La práctica asidua suaviza las rigideces. Quien poco
se ejercita, las acentúa y avanza torpemente. Quien no se
ejercita, no avanza.
40. La Lectio Divina es para el monje y la
monja una práctica cotidiana, a una hora privilegiada,
todo el tiempo necesario para entablar un diálogo con el
más fiel de los amigos.
Lectura
41. Leer es una forma de escucha que permite siempre
volver sobre lo escuchado. Y escucha r es ser y dejar ser,
sin escucha no hay relación interpersonal.
42. Si lees por leer y no por haber leído, entonces tu
lectura es apacible, reposada y desinteresada.
43. No pierdas el tiempo buscando un texto que te caiga
bien, determina el texto de antemano, quizás las lecturas
litúrgicas del día, o siguiendo un tema, o leyendo de
corrido toda la Biblia.
44. El tonto cae en la tentación de decir: ¡ este texto ya lo
conozco! El sabio sabe que una cosa es conocer la
fórmula química del agua y otra saborearla junto a un
manantial en un mediodía del verano.
45. Si no entiendes lo que lees, pide ayuda al Señor para
entender. Y ayuda al Señor: busca el contexto de tu texto,
compara con textos paralelos, busca las palabras claves,
determina el mensaje central...
46. Si has leído bien podrás decir lo que el texto dice.

Meditación
47. Meditar es masticar y rumiar, pues es: repetir,
reflexionar, recordar, interpretar, penetrar... Quien así
medita la Palabra se transforma según la Palabra y se
convierte en mediador de la Palabra.
48. Si el texto leído no te dice nada, ama a la Palabra más
allá de las palabras y no temas entregarte sin reservas. Y
si el texto es duro y se lo aplicas a tu vecino, procura
releerlo en primera persona.
49. No hay meditación sin distracción. Vuelve entonces a
la lectura, detente en las palabras claves.
50. Cuando el texto te habla al corazón, has alcanzado y
recibido un precioso fruto de la meditación.
Oración
51. La oración, durante la Lecho Divina, puede tomar
múltiples formas: alabanza, petición, acción de gracias,
compunción...
52. Habiendo escuchado leyendo y meditando puedes ya
hablar orando. Si ya sabes lo que el texto dice y te dice:
¿qué Le dices?
53. El silencio es también respuesta, tanto para el que ora
olvidado de sí, cuanto para Aquel que todo lo sabe.
Contemplación
54. Contemplar es admirar y callar en el Templo que es
Cristo Resucitado.
55. Contemplar es encontrarse con la Palabra más allá de
las palabras.
56. Contemplar es vivir en el Resucitado, enraizado en el
aquí de esta tierra, lanzado hacia el más allá de los cielos.
57. La contemplación es visión. El contemplativo ve la
resurrección en la cruz, la vida en la muerte, ve al
Resucitado en el Crucificado.
58. La contemplación es la sed que causa la aparente
ausencia o la saciedad de la mutua presencia...
59. El contemplativo no sabe qué decir, simplemente
porque sabe.
OUARTO MOVIMENTO:
Colación
60. La colación es contribución o aporte y confrontación
o diálogo. Ha de aportar leña para la meditación, fuego
para la oración, luz para la contemplación, motivación
para la acción...
Acción
61. La acción se refiere, ante todo, a la conversión del
propio corazón, actuando como discípulo y bajo la
disciplina de la Verdad revelada para nuestra salvación.
Colaboración
62. Toda obra buena es colaboración con Aquél que todo
lo hace bien. Quien con El colabora con todos trabaja y
ora.
FOSTLUDIO
63. La Biblia no está sólo destinada a informarnos sobre
Dios sino a transformarnos según la forma de Cristo.
64. La Escritura es la palabra que informa dándonos
forma cristiana.
65. La concepción virginal de la Virgen Madre es
misterio de redención y también modelo para imitación:
concebir la Palabra en el seno del corazón abrazando la
voluntad del Padre nos convierte en hermano, hermana y
madre.
66. La palabra es para el hombre y no el hombre para las
palabras porque el hombre es para la Palabra.
67. El que ha progresado en la Lectio experimenta la
necesidad de menos palabras y más Palabra.
68. El que ha sido transformado por la Palabra podrá
leerla en los acontecimientos de cada día y en esos signos
de los tiempos que son voces de Dios manifestadas
mediante las más hondas aspiraciones humanas.
69. Quien ya tiene la verdad revelada grabada en las
entrañas de su corazón no necesita del texto sagrado y es
para otros una Biblia viviente.
70. Si deseas conocer y alcanzar a Cristo lo conseguirás
mucho antes siguiéndoLe que leyéndoLe.

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