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PRE-OBLATO BENEDICTINO OSB

Seida Marina Palma Recinos de Cámbara


Jutiapa, Guatemala
Tema 4-45

RESUMEN

Tema No. 3 CASTIDAD

En este mundo donde se exalta el placer, el egoísmo y hasta la inmoralidad en nombre de una falsa
“felicidad”, resulta contrastante la castidad, ahora bien, que si se trata de una religiosa, de un
sacerdote o de un monje, puede ser más coherente, pero pensar en la castidad conyugal, la castidad
de laicos consagrados o en la castidad de los jóvenes, resulta imposible si no se ama en espíritu y en
verdad a DIOS;

Una vida en castidad nace entonces, cuando se pone en primer lugar al amado y se busca en la
manera de lo posible agradarlo, convirtiéndonos en verdaderos enamorados, pues sólo entonces
somos capaces de donarnos completamente a ÉL, donación que incluye el cuerpo y el espíritu,
evitando a toda costa una vida licenciosa, pues el amor auténtico demanda castidad y oración, bien
cita el venerable San Juan María Vianney: “Un cuerpo casto, una alma pura”;

Si bien es cierto, que la tentación es necesaria para todo cristiano, debemos estar alertas para no
sucumbir y con la gracia de DIOS resistiremos y despreciaremos al tentador que constantemente nos
tratará de seducir con el deseo y la concupiscencia de la carne; pues se precipita contra quienes
hemos tomado la libre decisión de salvarnos; en este tema lo que más me llama la atención es la
frase: “…La castidad sea religiosa, sacerdotal o conyugal, es siempre la respuesta libre y amorosa
a la llamada que el Espíritu de Dios hace al hombre para que se despoje y renuncie a sí mismo, se
empobrezca a fin de que viva en él este mismo Espíritu. El hombre casto o la mujer casta es un
pobre que ha elegido a Dios…”

Quien comprendió perfectamente la importancia de la castidad para todo cristiano, fue San Juan
Pablo II, pues en un mensaje a la juventud dijo: “La pureza del corazón y del cuerpo deben ser
defendidas y la castidad “custodia” el amor auténtico” y en su exhortación apostólica “FAMILIARIS
CONSORTIO” señaló: “Según la visión cristiana, la castidad no significa absolutamente rechazo ni
menosprecio de la sexualidad humana; significa más bien energía espiritual que sabe defender el
amor de los peligros del egoísmo y de la agresividad y sabe promoverlo hacia su realización plena”

En conclusión, podemos decir que la castidad es la donación total que hacemos de nosotros
mismos, por haber escuchado el llamado de DIOS y haber elegido libremente seguirlo a pesar de los
constantes ataques del mundo, de la carne y del enemigo, donación esperanzadora que nos recuerda
que ser castos, es vivir el amor sin egoísmo, para ello debemos permanecer cerca de DIOS mediante
la Oración, la Comunión y la Adoración Eucarística, pues es Él quien nos dará las fuerzas para
mantenernos firmes en la fe.

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