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ESTRUCTURA ECONÓMICA Y SOCIAL DE VENEZUELA

Estructura económica y social de Venezuela desde


1830 a 1935

Desde el inicio del año 1830 el proceso económico avanzó con lentitud en
los diferentes sectores de la economía nacional. Su característica
principal fue la de ser un país eminentemente rural con una actividad
agropecuaria, siendo el factor más importante de ésta actividad la tierra y
su explotación. En esta tónica se mantuvo este proceso hasta 1870,
cuando en el primer gobierno de Guzmán Blanco empezó a manifestarse
un desarrollo, con influencias foráneas, dándole un empuje a la economía
que se encontraba estancada.

Para el siglo XX con la aparición del petróleo en la economía venezolana


empieza a desarrollarse un poco más rápido, gracias a los incentivos
generados por la actividad petrolera, la cual generó recursos fiscales que
facilitaron la dinámica económica del país, a través de actividades
comerciales, trabajo minero incluyendo la industrialización. En tal sentido
la estructura económica abarca los sectores: agropecuario, comercial,
minero e industrial.

Agropecuario Comercial Minero Industrial

Ingresos fiscales
Los ingresos fiscales son todas las cantidades de dinero que, por
diferentes conceptos ingresan al Tesoro Nacional, por supuesto esas
cantidades de dinero no permanecen estáticas, sino que las mismas
presentan cambios constantes, de acuerdo al comportamiento de los
mercados tanto internos como externos, los cuales activan la economía
venezolana. Estos ingresos son importantes para el desarrollo nacional,
pues de ellos depende la preparación y aplicación del presupuesto Anual
de la Nación, los cuales hasta finales del siglo XIX fueron por diversos
conceptos, tales como aranceles aduaneros, impuestos varios entre otros.
Capital Internacional en Venezuela:
Entendido como tal, es la organización afianzada en el gran capital
financiero cuyo fin es la dominación íntegra del proceso industrial y del
comercio internacional. Desde la fundación de la República en 1830 hasta
la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935, las condiciones socio-
económicas en Venezuela eran campos interesantes para las inversiones
extranjeras.

Estas inversiones entran al país con el propósito de establecer industrias,


para dar apertura a los centros de comercio y construir vías de
comunicación, ya que para el momento eran casi inexistentes,
aprovechando el recurso de la mano de obra barata de la población y de
la abundancia de materia prima, además del desinterés del gobierno en
tal materia. En tal sentido, se puede delimitar el número y la naturaleza de
las causas que trajeron el capital extranjero, las cuales figuran:

Causas políticas:

facilitar la entrad de los instrumentos financieros al país, con facilidades


de operación, con beneficios para los gobernantes y poco riesgo para los
inversionistas; pero con daños a la economía del país.

Causas internas:
salir del subdesarrollo y estancamiento económico, a través de acciones
favorables como la construcción de vías de comunicación, seguridad para
la ampliación comercial y constantes medios para lograr la subsistencia.

Causas lógicas:
la inexistencia de impuestos excesivos, ausencia de gravámenes sobre
capitales ociosos y, especialmente, la ausencia de industrias y vías de
comunicación, esto llamó la atención para buscar nuevas áreas de
inversión especialmente en la industria petrolera. Estas inversiones se
acentuaron más por la iniciación de los trabajos de explotación con el
descubrimiento de los campos petroleros de Mene-Grande, Lagunillas,
Casigua-El Cubo, Los Barrosos, La Rosa y otros, lo que contribuyó a
transformar la estructura económica y social de base agrícola, y las
consecuentes relaciones políticas.

Política de Concesiones petroleras


Entendiéndose por concesión el derecho que otorga el estado a persona
natural o jurídica, para usufructuar ciertas áreas del territorio nacional por
determinado tiempo con la finalidad de explotar las riquezas que en esa
área se localicen.
Esta política se inició en 1905 bajo el gobierno de Cipriano Castro
otorgada a Eduardo Echenagucia en el Estado Zulia, quien no llegó a
explotarla revirtiéndose a favor del Estado. Ese mismo año se promulgó el
Régimen de la Ley de Minas, con su Reglamento, los cuales fueron la
base del otorgamiento de las primeras concesiones para la evolución de
la industria petrolera.

Estableciéndose en ella un impuesto anual de dos bolívares por hectárea


de la concesión, mas cuatro bolívares por tonelada métrica de petróleo
exportado. También establecía que la duración de los derechos de
explotación era por un período de cinco años, la cual debía iniciarse
dentro de los cuatro años siguientes del otorgamiento del título.

En 1907 fueron otorgadas cuatro concesiones más: dos millones de


hectáreas fueron entregadas a Andrés y Jorge Vigas; un millón a Antonio
Aranguren; quinientas mil a Francisco Jiménez Arraíz y quinientas mil a
Bernabé Planas. Igualmente se establecieron cuatro años para iniciar la
exploración y una duración de cincuenta años para desarrollar esta
actividad, disfrutando de diferentes alternativas en relación al pago de
impuestos. De tal manera, que en el régimen de Juan Vicente Gómez se
profundizó la política de concesiones iniciadas por Cipriano Castro. Para
1909, se otorgaron concesiones a John Allen Tregelles, representante del
Consorcio Británico Venezuela Development Co. Igualmente recibió
concesiones Rafael Max Valladares, apoderado de la General Asphalt,
conformando así el primer lote de concesiones.
Juan Vicente Gómez

El segundo lote de concesiones cubría los Estados Anzoátegui,


Carabobo, Monagas, Mérida, Trujillo, Yaracuy y parte de los Estados
Zulia, Falcón y Sucre, inició la explotación del primer pozo petrolero.
Luego este lote fue traspasado a la Caribbeam Petroleum Co. Por Rafael
Max Valladares el 4 de Enero de 1912. Entre 1912 y 1916 diferentes
situaciones de orden internacional caracterizaron este periodo, mientras
en Venezuela la exploración intensiva dejaba al descubierto la
potencialidad del hidrocarburo, con la perforación de los pozos Zumaque
1, convirtiéndolo en un negocio rentable.

Debido a este suceso, el 26 de Junio de 1915 se promulga una nueva Ley


de Minas, con la participación de abogados de las Compañías Petroleras,
con el fin de beneficiar a las mismas, esto preocupó a los Estados Unidos
por el predominio británico que tenían para la obtención de títulos
concesionarios. Para 1917 se dio inicio a la explotación comercial y a la
organización de las actividades petroleras.

En 1918 finaliza la primera etapa de las inversiones de excedentes de


capital financiero monopolista en Venezuela. Estas exportaciones de
excedentes de capital y su inversión en la exploración y explotación de los
yacimientos petroleros introducen modificaciones en la estructura
económica y social del país, especialmente a partir de 1920. Sin embargo,
la economía quedó sustentada por un sistema rural � latifundista y la
producción agropecuaria dependiendo del mercado exterior capitalista,
esto se pueden apreciar en los siguientes datos: en 1917 a 1918 la
exportación de petróleo fue de 21.194 toneladas métricas, con un valor de
Bs. 899.673, frente a un exportación de café que ascendió a 58.8719
sacos, valorados en Bs. 29.121.622.

En 1918 � 1919, la exportación de petróleo fue de 18.833 toneladas


métricas, con un valor de Bs. 817.229 y la de café ascendió a 1.375.034
sacos, con un valor de Bs. 115.093.198; en 1919 � 1920 la exportación
de petróleo estuvo representada por 18.566 toneladas métricas, valorada
en Bs. 1.067.435, mientras que la de café equivalía a 739.221 sacos, con
un valor de Bs. 101.723.718, y en el año económico 1920 a 1921, la
exportación de petróleo ascendió a 100.970 toneladas métricas con un
valor de Bs. 5.261.443. Mientras que la exportación del café equivalió a
622.421 sacos, con un valor de Bs. 45.357.205, es decir, que el café
como producto de exportación predominó sobre el petróleo hasta la
segunda década del siglo XX, en la década siguiente éste predominio
cambio.

A partir de 1920 hasta 1935 se afianzó el perfil minero exportador en la


economía nacional y también se hizo evidente la transformación en la
sociedad venezolana. La injerencia del capital foráneo en las inversiones
dieron un salto de grandes proporciones especialmente al perforarse los
Pozos Barrosos 2. En cifras pasaron de 40 millones de dólares en 1922 a
250 millones de dólares en 1926; este incremento se orientaba a la
explotación intensiva del petróleo. Las exportaciones se incrementaron de
100.970 toneladas métricas en 1921-1922 a 6 millones de toneladas
métricas en 1926, con un valor de Bs. 250 millones. A partir de ese
momento la explotación petrolera superó por primera vez a los ingresos
provenientes de las exportaciones agrícolas.

Los comerciantes:
Eran los integrantes de la burguesía mercantil, quienes realizaban el
comercio exterior y todas las operaciones mercantiles con las casas
comerciales establecidas en el país. Esta clase social era tan reaccionaria
como la de los terratenientes, con ellos compartían los beneficios del
poder, en los cargos públicos y usufructuaban los beneficios logrados de
la explotación de los campesinos. A esta clase social se debió la
promulgación de la Ley del l0 de abril, la cual defendía sus intereses
aumentaba el capital por la práctica de la usura por parte de estos. Sin
embargo, esta ley siguió aplicándose aún después de abolida, causando
desajustes socio-económicos en la sociedad.

Los artesanos:
Ellos representaban el sector industrial de la época, generalmente, la
mayor parte de este sector era de condiciones económicas reducidas, ya
que había poca demanda en el ramo artesanal. En la escala social
ocupaban el tercer lugar, como agentes indispensables en el oficio para el
desarrollo de la vida, integrado por los carpinteros, herreros, maestros de
obra, pintores, escultores, panaderos, sastres, músicos, maestros,
médicos y otros.

Los campesinos:
Estos desarrollaban su actividad en las zonas rurales del país, eran
numerosos pero sus condiciones socio-económicas eran de bajo perfil,
trabajaban en hatos y haciendas de los terratenientes o en sus propios
conucos y pequeños fundos, estaban distribuidos en tres grupos: los
pequeños propietarios, los peones y los aparceros.

Pequeños propietarios: Eran dueños de tierras de reducida superficie.


Con sus productos aseguraban el sustento de la familia.
Los peones: Eran campesinos que prestaban sus servicios a los
terratenientes, dependían económicamente de ellos.
Los aparceros: Eran los que lograban de los terratenientes la tierra para
trabajarla.

Los esclavos:
Constituyeron el nivel más bajo en la escala social, en 1830 constituían
una población de 42.500 personas; para el año 1854, cuando se abolió la
esclavitud llegaban a más de 50.000, a partir de este momento cambia el
cuadro estructural de la sociedad venezolana, ya que al desaparecer la
esclavitud, el pueblo llano se reforzó con los individuos de condición libre,
es así como la sociedad quedó reducida en su estructura en tres grupos:
terratenientes, comerciantes y pueblo llano.

El pueblo llano no varió mucho en su condición; los profesionales


siguieron en la comodidad, debido a la adquisición de bienes producto de
su profesión; los obreros y trabajadores, en general, siguieron en la
misma situación de hombres libres, aparentemente iguales ante la ley. Sin
embargo, esto no fue así , ya que para ejercer el derecho al sufragio o
para algún cargo oficial, debían ser propietarios de bienes raíces o tener
excelentes ingresos anuales por el ejercicio profesional.

Para finales del siglo XIX la pirámide social presentó variaciones, como
resultado de los cambios en el campo socio-político y económico.
Observándose en ella que el nivel más alto de su estructura se
encuentran los terratenientes y en el más bajo las personas de
ocupaciones sencillas como el servicio doméstico y los campesinos, pero
dueños de su libertad. El dinamismo social a finales del siglo no permitió
el estancamiento que se vio a principios del siglo. Sin embargo, el
movimiento industrial y empresarial fue tomando auge en el país,
proyectándose sobre los terratenientes una nueva clase, la burguesía, la
cual tenía buena posición económica, permitiéndoles absorber a los
terratenientes y a los grandes comerciantes.

A partir de 1920 hasta 1935, la sociedad venezolana presentó nuevos


estamentos: la clase alta; la burguesía (ricos acomodados); la clase
media integrada por profesionales, artesanos y comerciantes; y la clase
baja o proletariado integrado por todos los trabajadores en diversas
actividades incluyendo el servicio doméstico y el campesino.

Para finales del siglo XIX la pirámide social (crear hipertexto 4) presentó
variaciones, como resultado de los cambios en el campo socio-político y
económico. Observándose en ella que el nivel más alto de su estructura
se encuentran los terratenientes y en el más bajo las personas de
ocupaciones sencillas como el servicio doméstico y los campesinos, pero
dueños de su libertad. El dinamismo social a finales del siglo no permitió
el estancamiento que se vio a principios del siglo. Sin embargo, el
movimiento industrial y empresarial fue tomando auge en el país,
proyectándose sobre los terratenientes una nueva clase, la burguesía, la
cual tenía buena posición económica, permitiéndoles absorber a los
terratenientes y a los grandes comerciantes.
La Cultura:
En toda sociedad han existido diversos factores que han modelado la
conducta de los individuos, entre ellas se pueden mencionar la cultura.
Entendiéndose la misma como el resultados de la adaptación y ajuste de
los recursos de fácil consecución, adecuándolos a la actividad social en
búsqueda de un objetivo común. También, es el resultado de cultivar los
conocimientos intelectuales del ser humano, para lograr un desarrollo
cultural y artístico.

Desde el primer contacto con el castellano hasta hoy día, en Venezuela


las manifestaciones culturales han estado activadas por una dinámica
constante en la que el panorama cultural de la sociedad venezolana se
ajustó a todas las explicaciones conceptuales sobre el tema.
Naturalmente, que las bases del movimiento cultural venezolano se
enmarcó en la época de la Colonia, sostenidas con los aportes de la
cultura aborigen y la influencia de la cultura hispánica de entonces, pero
esas bases fueron ajustándose a las exigencias del momento.
No hay dudas que en este vertiginoso y globalizado siglo XXI donde
pululan fenómenos muy diversos asociados a progreso, desarrollo,
nuevas tecnologías, avances en muchos órdenes, y también la presencia
de distorsiones, de lunares y de laboratorios que nos indican básicamente
que algunos países y economías registran proceso regresivos no sólo con
deterioro material, económico, financiero sino en términos de calidad de
vida y espiritual. He señalado que Venezuela se convirtió en el mayor
laboratorio del mundo, precisamente por albergar un cúmulo de
fenómenos y procesos en el orden económico, social, político,
lamentablemente con elementos regresivos.

Sin embargo, frente a tales hechos, fenómenos y situaciones la academia,


las universidades, los centros de investigación, y diversos intelectuales y
profesionales de dilatada trayectoria han venido pensando al país,
valorando su economía, analizando sus instituciones, procedimientos,
constitución, sus partidos y sindicatos, modelando y consolidando cifras,
estadísticas e indicadores que más allá de cualquier situación constituyen
un aporte al colocar en blanco y negro tinta sobre papel sus estudios y
reflexiones.

Nos corresponde de manera muy somera abordar y analizar uno de los


trabajos colectivos, de los libros y básicamente un inventario y diagnóstico
del país, nos referimos a la reciente investigación y trabajo colectivo
coordinado por el prestigioso economista venezolano Ronald Balza
GuanipaVenezuela 2015. Economía, política y sociedad. Caracas.
2015, 343 paginas editado de manera sobria e impecable por La
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y la prestigiosa Fundación
Konrad Adenauer Stiftung. Debo señalar antes que nada que estamos
hablando de 27 miradas, una lectura multidisciplinaria del país, todos los
autores son aparte de reconocidos con alta solvencia académica y
profesional de tal manera que no estamos hablando de un escrito o
reflexiones panfletarias, todo lo contrario constituye un texto que agrupa e
integra de manera impecable, armónica y heurística un conjunto de
miradas y reflexiones agrupadas en tres grande bloques, segmentos o
áreas temáticas como son Economía, Política y Sociedad.
Vale la pena destacar que este estudio va más allá de preocupaciones
que pudiesen calificarse como académicas, claro está que son
propuestas, análisis y diagnósticos soportados en el estudio, en modelos,
en teorías pero su objetivo va más allá y es sencillamente una
contribución personal de cada uno de los 23 autores, y de manera
conjunta de la academia venezolana que de manera responsable
reflexiona y contribuye al precisar críticas, hipótesis pero
fundamentalmente esperanzas para un país, sociedad y economía que
parecieran haber extraviado el rumbo.

Venezuela 2015. Economía, política y sociedad se inicia con el prólogo


del padre, rector de la UCAB y colega politólogo José Virtuoso quien pone
en perspectiva la esencia del libro que no es otra que destacar como
después de esa bonanza por no decir borrachera petrolera de mayor data
en la historia del país registramos retrocesos y distorsiones en muchos
órdenes “las distorsiones que arrastran las políticas monetaria, fiscal, el
alarmante declive que exhibe nuestra industria petrolera , a lo que se une
ahora la caída sin parada de los precios internacionales del petróleo,
generan un clima muy sensible de incertidumbre y desconfianza que
ahuyenta las posibilidades de inversión de capitales nacionales y
extranjeros” (Virtuoso 2015 p.7).

Diego González inicia el primer grupo de ensayos dedicado a dibujar los


elementos básicos de una propuesta de política energética
consustanciada con nuestra principal industria nacional. González
acertadamente valora y se plantea como hilo conductor un hecho
indiscutible y es que “hoy el país depende de un solo sector y de una sola
industria, la petrolera, De ella recibe el 96% de las divisas por sus
exportaciones, aportan el 45% del presupuesto y el 12% del PIB, esto hay
que cambiarlo radicalmente en el tempo” (González 2015 P.14). No hay
duda de que la condición de Venezuela como país mono productor
aunado a ese marcado rentismo nos ha hecho mucho daño, y en pleno
siglo XXI hemos descuidado los asuntos energéticos, y peor aún, hemos
concebido erráticamente una propuesta energética no consustanciada
con el mundo de hoy, Venezuela es de los pocos países que habla y
califica a los recursos naturales como estratégicos y habla de industrias
básicas cuando universalmente lo que observamos es una manejo
eficiente por parte del sector privado no sólo haciendo una explotación
eficiente sino rentable.

Ciertamente “cualquier política pública solo debe promover las


condiciones para que vengan al país los mejores capitales, las mejores
tecnologías y el mejor know –how, y en paralelo se desarrolle un robusto
empresariado nacional que participe en todas las actividades, desde la
exploración hasta el comercio, en favor de los ciudadanos, quienes
podrán recibir beneficios al aumentar el empleo, la educación, recibir sus
regalías y las posibilidades de participar en las finanzas de las empresas,
porque estarán promovidas en los organismos financieros nacionales”
(González 2015 p.18).

Venezuela debe modificar su enfoque de política energética sino además


aprovechar y potenciar el peso de las regiones para desarrollarlas y
hacerlas polos de crecimiento e impactar positivamente a las mismas y al
país nacional en términos de progreso, empleo, calidad de vida y demás.

González precisa la necesidad de promover reformas que tienen que ver


con subsidios, autonomía económica a las regiones, infraestructura
energética, modificación de instrumentos legales en materia de
hidrocarburos, entre otros.

Seguidamente Froilán Barrios analiza con una visión crítica un tema


clave en el mundo de hoy como es el tema laboral, y relaciona no sólo el
tema en perspectiva global sino básicamente en el contexto de Venezuela
donde el gobierno ha distorsionado el sistema de relaciones laborales,
múltiples hechos y toma de decisiones dejan claro como el gobierno ha
afectado al sector laboral, el peso de los sindicatos, la violación de
convenciones colectivas, cierres de empresas, estatizaciones y demás
con una afectación no sólo del sector publico sino de manera especial el
sector privado.

Barrios de manera aguda y certera señala “la política antilaboral y


antisindical del Estado se puede resumir en las siguientes practicas
ansindicales: estimular el paralelismo sindical; retrasar indefinidamente
los contratos colectivos; interferir en las elecciones internas de las
directivas sindicales; desconocer los contratos colectivos firmados;
amenazar a los trabajadores en conflicto; negarse a un dialogo nacional;
criminalziar la protesta; etc” (Barrios 2015 p.30).

Luis Fuenmayor Toro nos brinda entre tanto una reflexión y ensayo en
una óptica multidisciplinaria más vigente que nunca intitulada
“Necesitamos ser una nación contemporánea” donde aboga por la
necesidad de abandonar el subdesarrollo científico, tecnológico,
económico y social. Ciertamente estamos de acuerdo con el autor al
precisar que “el enfrentamiento de la crisis se dificulta al no existir un
proyecto nacional de desarrollo; no hay precisión sobre lo que se quiere
para el país, más allá de los deseos generales de cualquier sociedad, que
no ayudan a la hora de las concreciones prácticas” (Fuenmayor Toro
2105 p.54).
Luis Fuenmayor Toro no sólo analizada los errores cometidos en el
pasado y en presente por parte de la clase política, sino además, destaca
como hemos sido incapaces de transformar la visión sobre el petróleo y
especialmente la necesidad de explotar aguas abajo una diversidad de
productos de alto valor agregado en áreas como química o petroquímica
en el caso de la explotación aguas arriba lo referido a las aseguradoras,
fletes y afines. En paralelo a la valoración del petróleo como fuente
energética Fuenmayor Toro plantea un tema medular como es lo referido
a contar con una infraestructura educativa, de salud, servicios públicos
entre otros aspectos que están pendientes y que reflejan una debilidad en
términos de un proyecto viable de nación.

Víctor Olivo, analiza y decanta los errores y efectos de la economía


venezolana en el lapso de una década en su ensayo “La economía
venezolana 2003 – 2013: Los graves efectos de la indisciplina
macroeconómica y la destrucción del sistema de precios” propuesta
donde queda claro la intensión sostenida en el tiempo de las graves
distorsiones en materias o áreas como los precios de la economía, tipo de
cambio, tasas de interés, el debilitamiento sistemático de las instituciones
públicas responsables de la elaboración y producción de las estadísticas
económicas.

Olivo insiste que “esta combinación de controles generalizados y


expansión monetaria a gran escala se ha manifestado en una
multiplicación enorme de mercados negros, y en cl contexto el índice de
precios al consumidor no puede capturar adecuadamente la evolución de
los precios fijados por las fuerzas del mercado… y agrega la brutal
diferencia entre el crecimiento en la cantidad de dinero y la tasa de
inflación que reporta el BCV desafía la teoría y la evidencia empírica”
(Olivo 2015 p. 64).

Víctor Olivo no sólo nos describe las principales distorsiones vistas en la


economía nacional y como se han venido destruyendo el sistema de
precios, además soporta su argumentación con una serie de gráficos y
cuadros que ilustran tales desmanes. No hay dudas en los daños
causados con la política fiscal-monetaria fuertemente expansiva que
unido a la política de controles de precio y cambios explican parte de la
debacle actual. Indiscutiblemente se requiere una política económica que
el gobierno no termina de promover que permitiese restituir la disciplina
fiscal y monetaria, reducir la tasa de interés y expandir el producto interno
bruto a partir de producir y aumentar oferta.

Luis Zambrano Sequín, nos propone un trabajo en perspectiva


neoinstitucional o como el propio autor las titula “Notas sobre las reformas
económicas para el crecimiento y el rol de las instituciones” cuya principal
tesis o planteamiento central esta justamente anclado frente a los
desequilibrios macroeconómicos la necesidad de formular un programa
de ajustes y estabilización.

Los elementos presentes en la economía venezolana pudiesen


clasificarse bajo un modelo de antidesarrollo, presencia de distorsiones,
asimetrías, e imperfecciones al observar siguiendo a Zambrano Sequín
que “no existe un sistema de derechos de propiedad claramente definido;
prevalece un marco regulatorio cuya ejecución no pone freno al fraude ni
a la corrupción; se carece de instituciones que permitan reducir los
riesgos y administrar los conflictos sociales; no existe Estado de derecho
y un gobierno con credibilidad suficiente para formular y conducir
eficazmente la política económica; entre otros” (Zambrano Sequín 2015.
P. 74).

Zambrano Sequín no sólo expone las fallas y desequilibrios


macroeconómicos sino propone como reformas estructurales
acertadamente promover: transferir los recursos de una economía, desde
las actividades tradicionales de baja productividad hacia actividades
modernas de alta productividad; cambiar la estructura de incentivos
prevaleciente que promueve conductas que no son compatibles con la
diversificación y las innovaciones requeridas para promover el desarrollo
de la actividad productiva; se requiere rescatar los principios de
protección de los derechos de propiedad; la exigibilidad contractual; la
emisión de dinero no inflacionario y la sustentabilidad de las finanzas
públicas unida estas reformas y decisiones a un desarrollo y calidad
institucional como clave de desarrollo y crecimiento de calidad entre otros
aspectos propuestos en su inventario.

Entre tanto en una visión más sociológica y politológica Leonardo Vivas


y Consuelo Irranzo, valora el conjunto de reformas de primera y segunda
generación impulsadas en América Latina y Venezuela hace más de dos
décadas. Vivas e Irranzo destacan las condiciones particulares de
Venezuela en los noventa como variable explicativa de como tuvo acogida
la propuesta de cambio revolucionario formulada por Hugo Chávez.

Empleo y mercado de trabajo como dos aspectos y variables que no


pueden limitarse a un mero asunto de gabinete social sino de gabinete
económico. “el empleo debe ser asumido como variable fundamental del
modo de desarrollo propuesto y, por tanto, un asunto de primer orden en
el momento de elaborar las políticas económicas y de distribuir los
recursos que hagan posible su construcción” (Vivas e Irranzo 2015 2015
p.85).

Claudia Curial Léidenz en una propuesta crítica y muy real propone una
agenda de desarrollo a partir de un escenario sin propiedad y sin
mercado. Su tesis describe cómo se ha diluido el contenido del principio
de propiedad privada y se han desmantelado las condiciones para que
operen los mecanismos de mercado. Curiel como buena parte de los
demás autores de Venezuela 2015. Economía, política y
sociedad, insiste en un ineludible programa de ajustes y equilibrios
macroeconómicos como condición obligatoria de reorganizar la economía.
Se explaya en la larga lista de decisiones erradas y distorsionadoras de la
economía, los mercados, y agentes.

Desde instrumentos jurídicos como la Ley de precios justos y otros son


objeto de análisis por parte de Curiel y como afectan el principio de
propiedad privada y desnaturalizan el proceso económico y
particularmente al sector privado con marcos regulatorios y decisiones
que en nada promueven desarrollo, crecimiento y progreso económico y
social.
Elsa Cardozo, como buena internacionalista nos propone un ensayo
alrededor de “Fondos y Trasfondos de la Petrodiplomacia” donde procede
a analizar cronológicamente los primeros acuerdos de cooperación
energética a partir de la revalorización estratégica y económica de los
hidrocarburos. Nada grato constituye la prosa de Cardozo precisamente
por tratar de explicar y valorar algunos de los acuerdos suscritos durante
la presidencia de Chávez acuerdos estos opacos y muchos de ellos nada
beneficiosos para el país, entre ellos los firmados y acordados con China,
Rusia, Argentina, Cuba y otros. Lo cierto del caso es que el crecimiento
del precio del barril de petróleo en la primera mitad de la década del siglo
XXI considera con el auge y promoción de una suerte de
“petrodiplomacia” o más claramente de utilización del petróleo y sus
recursos con fines de exportar un modelo, promover un liderazgo y unos
proyectos o planes basados en una visión de una nueva geopolítica
internacional, una potencia energética regional y una política de plena
soberanía petrolera que no es más que la utilización del petróleo como
principal arma, recurso y poder nacional e internacional de promoción de
la llamada revolución bolivariana y luego el llamado socialismo del siglo
XXI.

Cardozo señala de manera precisa que la Petrodiplomacia estaría basada


en dos estrategias como son la reformulación de la integración y la
creación de fondos especiales … la creación de áreas de interés
estratégico y de mayor influencia en el régimen internacional desde la
plataforma de la bonanza petrolera … desde 2007 se produjo pronunciado
giro en la política de integración desde el retiro de la Comunidad Andina y
el Grupo de los Tres, hasta el accidentado proceso de ingreso al
Mercosur, la ampliamción del Alba y la creación de Unasur y la Celac”
(Cardozo 2015 p. 109).

Multipolaridad y antiimperialismo serán las frases y consignas que guíen


el periplo nacional e internacional de Chávez y por ende su
petrodiplomacia. Posteriormente vendrían acciones y decisiones que
hablan de convertir a Venezuela es un país potencia en lo social, lo
económico, lo político y lo militar y observaríamos un mayor impulso del
Alba, Petrocaribe, Unasur y la Celac.
La gran realidad es que promoviendo esquemas de integración, nuevas
empresas, capitales semilla e industrias diversas en toda América Latina y
el Caribe con poca transparencia, ausencia de controles y rendición de
cuentas, Venezuela nunca fue tan vulnerable ni retrocedió tanto en
muchas áreas y rubros.

Entre tanto Vestalia Sampedro nos presenta un ensayo alrededor de la


Ley Habilitante como un instrumento que en su óptica debería ser
utilizada para organizar al gasto público. Su propuesta no podría ser otra
como es la necesidad de ajustar el gasto público en función de un
presupuesto y de manera particular ponerle orden a los fondos paralelos y
algunas leyes vinculadas a contribuciones especiales y afines.

Luis Pedro España quien es uno de los mejores expertos y especialista


en el tema de la pobreza y afines con una dilatada trayectoria y estudios
en dichas áreas nos propone de manera acertada y responsable una
política social para la transición, propuesta que asume con rigor el tema
de la educación y el conocimiento como claves y palancas de un genuino
desarrollo, unido a infraestructura urbana, servicios públicos y otros.

España precisa que “la política social contribuye a resolver los problemas
de la pobreza en la medida en que ella es capaz de reducir los obstáculos
que tienen los individuos, sus familias y comunidades para proveerse de
las herramientas que les permitan salir de la condición de necesidad que
impone la pobreza … se trata de evaluar los niveles escolaridad, la
calidad de la educación, las inequidades, expectativas de vida y otros”
(España 2015 p.135.)

Luis Pedro España sin reparos ni pruritos analiza las misiones


entendiéndolas como paliativos y como un avance desde el punto de vista
de que el Estado venezolano identifico los diversos déficits de atención en
muchas áreas, sin embargo, las misiones en su manera de concebirse y
ejecutarse no han erradicado los graves problemas que el país y su
población padece. Más aún hay misiones que tiene una década de
lanzadas y no se aprecia su impacto o metas alcanzadas en términos de
las cifras, aspecto que condiciona los supuestos éxitos de las mismas
aunado a las cifras invertidas por parte del Estado venezolano.

España agudamente precisa que “no existe la menor duda de que nuestro
país necesita de una política social que transforme las condiciones
estructurales de la pobreza y que no se conforme únicamente con la
distribución de la renta, por medio de mecanismos de mercado, para que
las familias se provean su propio ascenso .. y agrega se requiere una
política social que ofrezca oportunidades a los grupos más pobres
necesita de que el crecimiento económico tenga bases sólidas y ellas
están asociadas, por un lado, a la generación del mínimo de condiciones
para que la inversión nacional y extranjera sea posible y, por otro, a una
política social que incremente el capital productivo de los venezolanos”
(España 215 p. 143.).

Concluye España precisando que “la institucionalización de la política


social no sólo requiere diseños técnicos y procedimientos universales que
garanticen, a quien se encuentre en estado de necesidad, obtener la
ayuda sin tener que vender su dignidad a nadie; también necesita del
compromiso de todos los líderes políticos de que nuca más se
aprovecharan de las dificultades del pueblo, para sacar provecho, y
ventaja a los demás competidores, con tales prácticas populistas”
(España 2015 p. 149).

Seguidamente Pedro Palma, nos presenta su contribución “Controles de


Precios e Inflación” donde dicho autor y versado economista desagrega y
explicas las variables de oferta y demanda agregada, inflación, controles
de precios y otros, destaca algunas de las fallas presentes en nuestra
economía “una política de expansión desproporcionada de gasto fiscal
que se traduce en situaciones de déficits crecientes, lo cual genera
incrementos sostenidos de la oferta monetaria que estimulan el consumo,
particularmente en los casos en los que esos déficits son financiados por
bancos centrales a través de la creación de dinero inorgánico entre otros”
(Palma 2015 p. 154).
Más aún “los controles de precios han sido desproporcionados ya que, en
muchos caso, las autoridades imponen recios que no cubren los costos,
condenando a productores y distribuidores a trabajar a pérdida … los
controles no sólo desestimulan la producción sino que también
desincentivan la inversión … puede decirse que los controles no sólo son
inefectivos para abatir la inflación sino que a la larga, la estimulan” (Palma
2015 pp 156-157).

Palma no explica como la inflación en Venezuela es multifactorial pero


fundamentalmente por el crecimiento desmedido de la oferta monetaria,
desequilibrio fiscal y enormes déficits donde el papel del Banco Central de
Venezuela no es para nada técnico ni eficiente. No se podrá derrotar la
inflación sin una formulación de política fiscal, monetaria y cambiaria,
aunado a estimular la oferta de bienes y servicios, y la necesidad de
lograr un mercado más natural con menos controles de precios y de
cambio entre otras medidas que persigan controlar la inflación creciente
en Venezuela.

Francisco Vivancos, es partidario frente a la crisis actual de proponer


una liberalización financiera de los mercados a partir de las variables de
velocidad y secuencia de las medidas de liberalización. No hay duda que
se reclama más autonomía, más eficiencia, más transparencia y menos
regulaciones que lejos de controlar terminan asfixiando a los mercados
financieros.

Vivancos “en un buen número de procesos de estabilización y reformas


macroeconómicas, las crisis financieras que les sucedieron se originaron
en una liberalización financiera adoptada en una secuencia incorrecta y
hasta precipitada “ (Vivancos 2105 p.169).

La desregulación financiera es una medida que indiscutiblemente en


Venezuela se requiere para favorecer el crecimiento económico en la
óptica y argumentación de Vivancos pero tiene sus riesgos por eso la
necesidad de formular una acertada secuencia en el conjunto de reformas
a implementar.
María Antonia Moreno, desarrolla una temática que tiene que ver con un
tema ampliamente debatido en Venezuela como es el reparto o
distribución de la renta petrolera, y en ese sentido y de manera acertada
la autora se plantea como en Venezuela desde hace varias décadas se
registran procesos recurrentes de inflación, estancamiento económico y
pérdidas progresivas de bienestar aspectos que están relacionados con la
forma en que se ha invertido y distribuido la renta petrolera …. Se
distinguen dos vertientes de canalización de la renta hacia la población;
una de provisión gratuita de servicios públicos a través de programa
sociales universales y compensatorios; y otra, a través de proyectos
estratégicos de inversión a cargo del sector público con el objetivo de
convertir la renta petrolera en activos productivos cuya explotación
conduzca al logro de la diversificación del aparato productivo (Moreno
2015 p. 190)

El tema central es comprender que al modelo de reparto en Venezuela de


su renta petrolera se le pueden formular muchas críticas precisamente
porque no hay una correspondencia entre distribución y reparto de esa
renta petrolera y el logro de progreso y desarrollo sostenido y real.

La realidad demuestra en palabra de María Antonieta Moreno “como en


las fases expansivas del ciclo petrolero, el gasto público se expande bajo
términos que le confieren una gran rigidez; y la política monetaria, con
escaso margen de maniobra, dada las restricciones del régimen cambiario
la dominancia fiscal, no puede contrarrestar los excesos de política fiscal
o, incluso, debe validarlos” (Moreno 2015 p. 191).

Margarita López Maya, analiza un ciclo muy reciente en Venezuela


referido al accidentando año 2014 que gravito entre descontento
económico y protestas. Esa relación indirecta entre malestar económico y
protestas definió buena parte de la sinergia y dinámica venezolana al
menos en el primer semestre del año 2014.

En este sentido Margarita López Maya precisa que “la protesta puede
adquirir muchas formas, de acuerdo a la represión y el control que se use
para combatirlo, pero cuando se coloca entre lo permitido y lo prohibido
es una sociedad, entre lo convencional y lo violento, llama la atención,
produce tensión y suele obligar al poder a dar respuestas … en
Venezuela registramos cierre de calles, tomas pacíficas y cacerolazos son
generalmente protestas con frontacionales … un ciclo de protesta es un
lapso caracterizado por el conflicto intenso y la beligerancia a todo lo largo
del sistema social … un ciclo termina cuando la gente está satisfecha o
exhausta, o ha sido amansada hasta la sumisión por la policía o los
terroristas, o por una combinación de estas tres cosas” (López Maya 2015
pp. 199-200)

Concluye López Maya con una argumentación nada desdeñable “todas


las motivaciones que llevaron a la calle a movimientos, ciudadanos y
partidos siguen sin ser atendidos por lo cual la protesta continuará. La
Crisis económica sigue, lo que implica que las redes clientelares del
chavismo tienen problemas para funcionar con eficacia. La caída
estrepitosa del precio del barril petrolero en el último cuatrimestre del año
agudiza las causas y es de esperar que se emporen los indicadores de
malestar social” (López Maya 2015 p. 204).

Seguidamente Marino González se detiene a evaluar un tema y área vital


en el país y de la cual el autor es considerado una autoridad y tiene que
ver con las acciones para revertir la privatización de la salud en
Venezuela. Venezuela recorre un camino espinoso y contrario a la
tendencia mundial donde el Estado hace esfuerzos por dotar de un
sistema de salud de calidad a la población de menos recursos. La salud
ha quedado relegada prácticamente a quienes puede acceder con sus
propios recursos a tenerla.

Este proceso de privatización creciente que experimenta el sistema de


salud venezolano es la consecuencia directa de la falta de
implementación de reformas adecuadas … Mientras muchos países han
diseñado y ejecutado ampliaciones de cobertura, aumentos del
financiamiento púbico, institucionalización de nuevas modalidades de
seguros, así como procesos de descentralización de servicios, y acuerdos
de prestación con participación de servicios privados y de organizaciones
sociales, Venezuela ha quedado prácticamente al margen de esas
innovaciones” (González 2015 p. 211).

Entre tanto analizando otro tema de impacto y relevancia en


Venezuela, Pedro Luis Rodríguez Sosa se detiene a analizar el tema del
subsidio a la gasolina. No hay duda que Venezuela no ha sido creativa en
términos de producir valor agregado para su sociedad a partir de un buen
manejo de su petróleo.

Rodríguez Sosa se detiene no sólo a evaluar el tema del subsidio a la


gasolina sino fundamentalmente las distorsiones de los precios, el
contrabando y factores afines que es preciso corregirlos. “La perversidad
del subsidio es reflejo de un problema mayor; nuestra incapacidad de
convertir nuestros recursos petroleros en un instrumento de progreso,
comenzando con una industria petrolera productiva y pujante hasta un
manejo de la renta eficiente y equitativo” (Rodríguez Sosa 2015 p. 230).

Luis Oliveros anclado es una perspectiva rica como el


neoinstitucionalismo aboga en un ensayo por un planteamiento más que
justificado “la necesidad de instituciones” para lo cual hace un análisis en
detalle donde queda claro que los altos niveles inflacionarios, el
endeudamiento, las diversas distorsiones que arrastran los mercados
monetario, fiscal y cambiario, el declive de la industria petrolera y otros
son la expresión de la baja calidad de nuestras instituciones políticas-
económicas.

Dentro de los ejemplo de grave distorsión institucional analiza al Banco


Central de Venezuela (BCV), a Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el
Fondo Nacional para el Desarrollo Nacional (FONDEN) ambas con déficits
y por ende la necesidad de financiamiento monetario.

Ciertamente “increíble nuestro país tiene 100 años explotando petróleo,


pero en ninguna parte se estableció los parámetros sobre qué hacer con
la renta petrolera … Venezuela le dejó la voluntad de decidir el uso de la
renta petrolera a la voluntad de cada gobierno … y agrega si nuestro país
pretende seguir instituciones esclavas al gobierno de turno o al partido
político en el poder, estaremos destinados a seguir siendo pobres y a
presentar resultados, tanto económicos como sociales, mediocres ”
(Oliveros 2015 pp. 235-238.)

Continuando con el periplo analítico de este reciente libro Venezuela


2015. Economía, política y sociedad, José Guerra, aboga por “Un
nuevo modelo de desarrollo para Venezuela” que persiga mayor y mejor
nivel de vida material y espiritual. Tres pilares fundamentales sostienen
este nuevo modelo en opinión de José Guerra. El primer pilar es la
equidad. El segundo pilar es la libertad; el tercer pilar es la prevalencia de
la Ley y la imposición de límites a la arbitrariedad del poder ejecutivo.

Venezuela no puede producir un cambio de modelo y sociedad sino


asume ciertamente un conjunto de acciones de Política macroeconómica
orientadas a disminuir la tasa de inflación, Política fiscal basada en una
sostenibilidad fiscal, aspecto que demanda el balance del presupuesto y
sus fuentes de financiamiento, mejorar la eficiencia del gasto público,
reducir la vulnerabilidad fiscal; Política monetaria, urge recuperar el valor
del signo monetario o moneda, la confianza y capacidad de ahorro,
aspecto vinculado a contar con una arquitectura fiscal y monetaria
cónsona con la estabilidad económica. Política petrolera, es urgente
lograr un tipo de cambio competitivo para estimular justamente a los
sectores transables distintos al petrolero con un papel técnico y central del
BCV en el manejo de la tasa de cambio; a lo cual se le suman una
conjunto de política sectoriales en petróleo, industrial, capital humano,
política social y afines como rasgos de un nuevo modelo viable, moderno,
eficiente. (Guerra 2015 pp. 245 – 254).

Felipe Pérez Martí, nos propone un texto sobre el efecto inflacionario de


la nueva política económica (NEP) y explícitamente nos propone un
modelo conservador. Pérez Martí sencillamente aboga por una unificación
cambiaria, un socialismo democrático y productivo, unido a un conjunto de
medidas, entre ellas, que en Venezuela toda la renta petrolera sea
transferida para manejo directo, de las comunidades organizadas en
consejos comunales. Insiste en dos claves unificación cambiaria y política
de precios.
Entre los diagnósticos acertados asume que la inflación no puede
atribuirse a la supuesta guerra económica sino a un problema monetario.
Propone medidas para frenar la inflación, entre ellas la apertura externa,
la liberación y democratización de las importaciones, rebaja de aranceles,
entre otros. Venezuela requiere aparte de una revisión de su política de
control de precios, una política de eliminación de subsidios y
transformación del modelo político – social productivo con impacto en los
salarios, gasto social, promoción de la producción de bienes y servicios.
Asimismo, se requiere un acuerdo político de gobernabilidad.

Continuando las propuestas y diagnósticos, Asdrúbal Oliveros, Jessica


Grisanti y Lesner Castillo presente un ensayo alrededor de “Vaivenes e
un programa de ajuste en Venezuela: El eterno problema del reparto
rentístico” donde diagnostican los principales desequilibrios económicos
(monetario, cambiario y fiscal). “El petróleo aparte de las debilidades
institucionales, ha generado que en Venezuela se experimente la
maldición de los recursos, que no es más que el efecto negativo que tiene
la abundancia de recursos naturales sobre el desarrollo de un país dado
(Oliveros, Grisanti y Castillo 2015 p.280).

Oliveros, Grisanti y Castillo recorren nuestra historia económica reciente y


un conjunto de hechos, episodios, tomas de decisiones erradas y otra
toma de decisiones no materializadas en materia económica. “Al
problema de los grupos de poder alrededor del reparto de la renta
petrolera, que impide la toma de decisiones deben sumarse dos
elementos más: el débil liderazgo del presidente Nicolás Maduro para
poder llevar adelante las medidas de ajuste económico y, en segundo
lugar, la difícil tarea de negociar con los “clústers” de poder y las otras
facciones ideológicas que conviven en el chavismo” (Oliveros, Grisanti y
Castillo 2015 p.282).

El Plan de Ramírez o el viraje al pragmatismo proponía un solo tipo de


cambio oficial; flexibilización de la política de controles de precios; nuevos
acuerdos petroleros; incremento de las tasas de interés y reducción del
financiamiento monetario desde el BCV a las empresas públicas no
financieras; reordenamiento de la deuda; entre otros.
En otro orden de ideas otro grupo conformado por el vicepresidente Jorge
Arreaza y Alejandro Fleming con apoyo de Elias Jaua y Nelsón Merentes,
eran partidarios de introducir reformas pero no al estilo de la propuesta de
Rafael Ramírez por considerarlo un paquetazo, por ello hablan de
sistemas de cambio dual; ajustes de precios, reforma fiscal buscando
mayores impuestos; y una clara mayor presencia del Estado en los
canales de comercialización de bienes.

La historia económica cercana nos muestra una etapa de disputas entre


radicales y militares ortodoxos, altos niveles de improvisación, una
acentuación del rentimo entre otros. “el tiempo juega en contra del
gobierno por dos razones. La primera, y más evidente: la lentitud excesiva
en la aplicación de los ajustes profundiza los desequilibrios de la
economía venezolana, que muestra signos evidentes de estanflación; la
segunda es que de cara a la elecciones del 2015 el ejecutivo tiene menos
incentivos para tomar medidas que impliquen costos políticos elevados
(Oliveros, Grisanti y Castillo 2015 p.288).

Finalizan nuestros destacados economistas señalando propuestas entre


ellas, corregirse los desequilibrios fiscales, monetarios y financieros a
través de la racionalidad del gasto, el ajuste de multiples tarifas de
servicios públicos, el aumento del precio de diversos productos generados
por el Estado, la eliminación del financiamiento del gasto público
deficitario por el BCV, la limitación del endeudamiento gubernamental
tanto interno como externo, la eliminación de presupuestos paralelos y la
implementación de un sistema eficaz y eficiente para controlar el manejo
de los recursos públicos” (Oliveros, Grisanti y Castillo 2015 p.289).

El antepenúltimo ensayo lo desarrolla Luis Xavier Grisanti, “La


revolución tecnológica y al enfermedad holandesa” donde pasa revista a
varios modelos y paradigmas para no hablar de algunos mitos que la
propia historia ha dejado desnudos. Lo que es indiscutible es que “el
crecimiento de las naciones desarrolladas, así como el desarrollo de las
economías emergentes o recientemente industrializadas, ha tenido lugar
en medio de una expansión sin precedentes de nuevas tecnologías… la
globalización… el internet y las redes sociales han sacudido los cimientos
de las relaciones tradicionales entre el ciudadano y el Estado, entre los
ciudadanos mismos. La sociedad del conocimiento democratiza la
propagación del saber” (Grisanti 2015 pp. 294 – 295).

Estamos en presencia de la emergencia de un nuevo paradigma


energético y sustentable y donde la industria energética y petrolera tiene
un papel transcendental, unido a la expansión del carbón, gas, energías
renovables y otros.

Luis Xavier Grisanti señala con acierto que “La enfermedad holandesa de
Venezuela fue advertida por Alberto Adriani después del auge petrolero
de los años 20. La mentalidad rentística de la sociedad venezolana se
exacerbó con la bonanza petrolera de los años 70, y no la hemos
superado… y agrega y concluye que la revolución tecnológica y el nuevo
paradigma energético y la enfermedad holandesa que padece Venezuela,
plantean desafíos inmensos al desarrollo sustentable del país, los cuales
no están siendo abordados en toda su dimensión por el liderazgo político,
económico y social de la nación” (Grisanti 2015 304).

El penúltimo ensayo de Venezuela 2015. Economía, política y


sociedad, es desarrollado por el editor y coordinador de esta magnífica
investigación y conjuntos de propuestas, nos referimos al destacado
economista venezolano Ronald Balza Guanipa quien titula su
contribución “De la planificación centralizada a la regulación de la
economía: Propuesta de transición gradual para Venezuela” donde nos da
un corolario o resumen de una diversidad de errores, fallas y distorsiones
que han estado presentes en el funcionamiento de nuestra economía y
acentuadas en los últimos años en Venezuela.

En tal sentido precisa Balza Guanipa “déficits fiscal, fallidos controles de


cambios y de precios, mercados paralelos caracterizados por inflación y
depreciación aceleradas, escasez crónica, crecimiento económico forzado
y frágil, empresas públicas tecnológicamente obsoletas, empleo precario y
dependencia de importaciones, entre otros” (Balza Guanipa 2015 p. 309)
No hay dudas de las distorsiones y daños producidos a las sociedades y
países por parte de las economías y gobiernos altamente planificadores
bajo esquemas socialistas. En el caso de Venezuela no hay dudas del
intervencionismo estatal a lo largo de la historia y acentuado a partir de
Chávez y Maduro. Ronald Balza Guanipa analiza en su ensayo un
aspecto clave a nuestro entender cómo es que los rasgos planteados en
la Constitución de 1999 que tienen que ver con las funciones y
competencias del Estado, con derechos y demás no se corresponde con
la realidad y el desempeño del Estado venezolano en estos años en áreas
como la salud, la educación, la economía, las finanzas y otros donde
evidentemente hay fallas y carencias que tienen que ver en parte con un
modelo que se ha intentado desarrollar que no se corresponde con el
espíritu democrático, plural y amplio dibujado en la Constitución de 1999.

Balza Guanipa es partidario entre otras medidas urgentes para la


economía nacional “levantar gradualmente los controles de cambio y
precios para avanzar hacia una economía regulada, compatible con la
descrita en la Constitución de 1999 … Lo que haría gradual un programa
sería la definición previa del objetivo, la secuencia de las medidas, el
mantenimiento provisional de la estructura de controles como mecanismo
de coordinación y la posibilidad den hacer ajustes contingentes” (Balza
Guanipa 2015 p. 319).

Ciertamente “en Venezuela no hay estabilidad de precios porque la


política fiscal no es anticíclica y porque el gobierno no reconoce el papel
esencial de las iniciativas privadas en la producción de bienes y
servicios… y agrega sin una política fiscal sostenible y transparente no
puede contenerse la inflación, que desanima el ahorro y debilita al
sistema financiero y la seguridad social” (Balza Guanipa 2015 pp. 321-
322).

Concluye Ronald Balza Guanipa analizando diversos escenarios y


medidas, naturalmente se acoge a esquemas gradualistas que permitan
corregir y reorganizar la política fiscal y monetaria. No hay duda de los
daños causados por la política de controles que será preciso a futuro
revisarla con una tendencia a su eliminación como mecanismo de
estabilidad cambiaria y de precios entre otros.

Concluye este magnífico estudio, investigación y libro con el ensayo


de Luis Morales de La Paz, alrededor de la “Estabilidad financiera
internacional y el futuro de Venezuela” donde correlaciona el desempeño
de la economía venezolana y la estabilidad de los mercados financieros
internacionales, incluyendo mercado de deuda y petrolero. Morales de La
Paz analiza lo referido al riesgo país, la volatilidad de los precios del
petróleo en el mercado mundial con un impacto directo en Venezuela.

Venezuela 2015. Economía, política y sociedad, constituye sin lugar a


dudas más allá de las posturas y valoraciones muy críticas de lo que ha
sido el devenir de nuestra economía, donde hay un alto grado de
coincidencia en relación a las distorsiones y errores señalados por los
destacados especialistas que integran este inventario y radiografía
profunda teórica y empírica de la economía y sociedad venezolana del
siglo XXI, una apuesta al país en términos de propuestas, de medidas, de
modelajes, enfoques y decisiones que en medio de lo duro y reveladores
datos, cifras y estadísticas nos muestra esperanzas frente al modelo
fracasado del socialismo del siglo XXI caduco, ortodoxo y profundamente
empobrecedor. Nuestras felicitaciones públicas a esta iniciativa colectiva
impulsada por Ronald Balza Guanipa, la Universidad Católica Andrés
Bello y la Fundación Konrad Adenauer Stiftung de pensar al país, de
analizar críticamente su economía y fundamentalmente proponer
soluciones en el aciago momento que nos corresponde vivir.

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