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Arqueometria Cambios y Tendencias Actual PDF
Arqueometria Cambios y Tendencias Actual PDF
TRABAJOS DE PREHISTORIA
64, No 1, Enero-Junio 2007, pp. 23-40, ISSN: 0082-5638
hoy día Departamento de Prehistoria del Instituto del término con consecuencias visibles, como la
de Historia del CSIC. Sin embargo, de manera ausencia de estas investigaciones en los Congresos
próxima se producirán cambios en la estructura de Internacionales de Arqueometría promovidos tam-
los Institutos de Humanidades y Ciencias Sociales bién desde Oxford a partir de los primeros años de
ubicados en Madrid con motivo de su traslado a una la década de los 60. Esto desembocó en un predomi-
nueva sede. Durante este proceso de reforma, in- nio del uso del término Arqueometría asociado al de
concluso a la hora de escribir este trabajo, una de las análisis cuantitativo de los materiales (Smith 1982:
opciones que se plantearon fue la de incorporar y 49) y a su restricción conceptual en determinados
utilizar el término Arqueometría en la denomina- ámbitos científicos. Por ello, los primeros libros
ción del Departamento. Esta propuesta buscaba dar sobre Arqueometría se centraban casi exclusiva-
cobertura a una gran parte de las actividades desa- mente en el análisis físico-químico de materiales
rrolladas por el Departamento desde los años 80, (p.e. Tite 1972).
rompiendo la restricción cronológica que conlleva Paralelamente la utilización de otros términos
el término Prehistoria, y dando mayor sentido de como “Archaeological Science” o “Science-based
transversalidad a la investigación realizada. En el Archaeology” (Arqueología Científica) más abier-
debate mantenido sobre la nueva denominación tos a las ciencias naturales, contribuyó a reforzar la
quedó clara la ambigüedad tanto del término Ar- restricción del término Arqueometría. La aparición
queometría como de su campo de actuación concre- del Journal of Archaeological Science en 1974 es
to. Este problema de definición no es nuevo y el reflejo de esa tendencia. Así, en el estudio biblio-
significado varía según quien lo utilice (De Atley métrico sobre los primeros 9 años de esta revista
y Bishop 1991: 358-59, Van Zelts 1991: 346). (Edwards 1983) se indicaba que los temas biológi-
La aparición del término está vinculada al nom- cos, principalmente zoológicos y botánicos, ocupa-
bre de la revista Archaeometry, fundada en 1958 por ban algo mas del 50 % de los artículos publicados,
el Research Laboratory for Archaeology and the mientras que el análisis de materiales no llegaba al
History of Art de la Universidad de Oxford (Leute 17 %. De igual modo, Leute (1987: 2) explicaba la
1987: 2, Tite 1991: 139) y su definición ha ido to- elección del término Arqueometría frente a Cien-
mando forma con el tiempo en función de los con- cia en Arqueología en el titulo de su libro por cen-
tenidos de la revista, aunque un concepto muy ge- trarse sus contenidos preferentemente en los méto-
neral fue utilizado por Aitken (1961: V) como dos físicos de análisis.
“measurements made on archaeological material”. En castellano la utilización del término Arqueo-
Otras definiciones posteriores como la de Olin logía Científica, o su traducción más literal como
(1982: 19) “application and interpretation of natu- Arqueología de base científica, no ha tenido tanto
ral science data in archaeological and art histori- arraigo como el de Arqueometría. Los motivos qui-
cal studies” han sido criticadas por considerarlas zás tengan una raíz semántica. Hablar de una Ar-
vagas y no específicas, aunque como señalaba Van queología científica implica aceptar la existencia de
Zelst (1991: 347) este es el problema de los con- una arqueología no científica, idea que no es admi-
ceptos generales, y más en el caso de un campo de tida por la Comunidad de investigadores de este
investigación que en realidad está compuesto por di- campo. Sin embargo, no debe confundirse el uso de
ferentes tipos de estudios. No obstante, esta defini- técnicas científicas en la investigación arqueológica
ción de Olin es importante porque incluye dos ac- con el procedimiento científico que la arqueología
tividades separadas en sus fines y métodos de sigue en su investigación (2) (Jones 1982: 25).
trabajo como son la arqueología y la historia del arte. Los contenidos que se engloban en el término
El concepto empleado de “ciencias naturales” era Arqueometría han variado en los últimos años y de
también genérico y como apuntaba Renfrew en el este modo los Congresos Internacionales de Ar-
debate de la reunión celebrada en 1981 sobre el fu- queometría han abierto sus puertas a la sección de
turo de la Arqueometría (Olin 1982: 42), dentro del biomateriales desde el celebrado en 1996 en Urbana
vigésimo primer congreso internacional celebrado (Illinois, EEUU), aunque con un predominio de
en Nueva York, nos debemos referir a todas las análisis de ADN, de isótopos estables o identifica-
ciencias naturales incluyendo zoología y botánica.
La línea seguida por la revista Archaeometry cen- 2
Sobre el debate entre la arqueología concebida como historia
o como ciencia en los años 60 y 70 del siglo XX puede leerse el
trada en los análisis físico-químicos, con exclusión capitulo 4, Making Archaeology Explicitly Scientific, del libro de
de las disciplinas anteriores, produjo una limitación O’ Brien et al. (2005)
Fig. 1. Número de trabajos publicados o presentados por área temática en los Congresos Ibéricos de Arqueometría.
ción de residuos como resinas o productos alimen- Según nuestra percepción, actualmente la distin-
ticios frente a trabajos polínicos, antracológicos o ción o separación entre los términos ingleses Ar-
arqueozoológicos en su vertiente paleoambiental. chaeometry y Archaeological Science tiende a des-
En el caso de los Congresos españoles de Arqueo- aparecer y son cada vez más los partidarios de
metría el cambio, aunque lento, también se ha pro- adoptar el término de Arqueometría (4) en su sen-
ducido desde el primer Congreso de Granada de tido más amplio.
1995, hasta el sexto celebrado en Gerona en 2005 En general se acepta que los campos de actua-
(García Heras 2003: 13) (Fig. 1). Por otra parte, los ción de la Arqueometría son: 1. Datación; 2. Aná-
congresos de Arqueometría celebrados en Australia lisis físico-químicos de materiales, incluyendo tec-
y Nueva Zelanda (Australasian) desde 1982, aún nología, origen y uso de los mismos; 3. Estudios
empleando el término Arqueometría siguen la filo- paleoambientales; 4. Prospección geofísica y tele-
sofía del Journal of Archaeological Science, con un detección espacial y 5. Métodos matemáticos y
mayor peso de las cuestiones paleoambientales (3). estadísticos (Taylor 1982; Langouet 1982; Tite
1991; McGovern 1995). Este último campo era
CONGRESO Nº de Trabajos cuestionado por Taylor (1982) para quien refleja-
ba únicamente el incremento de la cuantificación en
I 23
II 39 arqueología y podría no incluirse como aplicación
III 64 arqueométrica específica. Sin embargo, el desarro-
IV 46 llo de la informática en la segunda mitad de los años
V 35 80 y principios de los 90 del siglo pasado produjo
VI 49 un impulso de trabajos en esta línea y su presenta-
Tab. 1. Número de trabajos presentados en los Congresos ción como sección separada en los Congresos In-
Nacionales e Ibéricos de Arqueometría. ternacionales de Arqueometría. En la actualidad
las aplicaciones estadísticas e informáticas quedan
(3) El menor predominio de los temas relacionados con estu-
dios de materiales puede en parte explicarse por la ausencia de (4) Aunque académicamente los cursos de formación y cáte-
cerámicas en la Prehistoria australiana y en la mayor parte del de- dras en el Reino Unido y EEUU adoptaron mayoritariamente en
sarrollo cultural de las islas de la Polinesia, así como la ausencia los años 80 y 90 la denominación Archaeological Science, otros
de metalurgia anterior al contacto con los europeos en el Pacífi- países y tradiciones investigadoras manejan en la práctica un con-
co. Por el contrario las conchas y el material lítico toman un pro- cepto amplio de Arqueometría. Por ejemplo, G. Rapp argumenta
tagonismo especial, así como las técnicas de datación y los estu- a favor de este cambio (http://www2.uiuc.edu/unit/ATAM/teach/
dios zoológicos y botánicos. rapp.html) en los Estados Unidos.
integradas como herramientas para la interpreta- liza las primeros trabajos cuantitativos (Pearsall
ción de los datos de los otros campos de estudio. 1989: 256) cambiando los métodos de estudio; y
Tite (1991: 140) proponía un sexto campo relacio- entre los trabajos más antiguos con fitolitos se sue-
nado con la conservación del material, que cada vez len citar los de Netolitzky de 1900 y 1914 y Sche-
tiene más peso en la orientación de las investigacio- llenberg de 1908, aunque el impacto real de estos
nes actuales (Sease 1995: 139) (5). estudios en la arqueología no se producirá hasta las
décadas de los 70 y 80 del siglo XX (Pearsall 1989:
328). Incluso el término arqueozoología puede re-
2. ANTECEDENTES DE LA trotraerse al siglo XIX, al ser empleado por Lub-
ARQUEOMETRÍA bock al referirse a los zoólogos Streenstrup y Ru-
timeyer que estudiaron fauna arqueológica (Reitz
La obtención de información a partir del regis- y Wing 1999), sin olvidar la estrecha relación que
tro arqueológico ha sido una preocupación constan- la arqueología tuvo en los orígenes con la geología
te en la arqueología, aunque las posibilidades de y la paleontología.
hacerlo han estado limitadas por las disponibilida- Pernicka (1998) estableció tres fases en el desa-
des técnicas de cada momento. Análisis químicos rrollo de la arqueometalurgia, que pueden aplicar-
de diversos materiales arqueológicos y de antigüe- se a la Arqueometría en general – formativa (siglo
dades pueden rastrearse a lo largo de todo el siglo XIX - 1930), desarrollo (1930-1970) y expansión
XIX y se puede afirmar que el desarrollo de nuevas (1970 - presente) (6). El punto clave de separación
técnicas de análisis en el ámbito de las ciencias ha entre la fase formativa y de desarrollo es el incre-
tenido una pronta aplicación en el campo de la ar- mento de las técnicas de medición instrumental a
queología y el arte. Esto es especialmente cierto en partir de la aplicación de la espectrometría de emi-
el campo de la datación. sión óptica (OES en sus siglas en inglés) (Pollard y
Pollard y Heron (1996: 3-7) recopilan algunos Heron 1996: 7; Pernicka 1998). Anterior a ese mo-
de los primeros estudios analíticos de materiales ar- mento, no obstante, se produjeron avances relevan-
queológicos como el de Klaproth fechado en 1795 tes con sus correspondientes aplicaciones como la
sobre composición de monedas, el estudio de pig- radiografía (7), o la fotografía aérea para prospec-
mentos romanos por Davi publicado en 1815, y la ción y registro.
orientación de algunos estudios pioneros para re- Durante la fase de desarrollo, y sobre todo tras la
solver problemas arqueológicos como la proceden- II Guerra Mundial, aparecen nuevas técnicas de
cia del material, siendo el estudio de Gobel fechado análisis que tendrán un amplio uso en la fase de ex-
en 1842 un buen ejemplo de ello. El primer apén- pansión. Así Alan Walsh desarrolla la espectrosco-
dice dentro de una memoria de excavación arqueo- pía de absorción atómica (AAS en inglés) en 1955
lógica parece ser el de Percy en 1853 dentro del li- y Harry Bowman y su equipo publican en 1966 los
bro de Layard sobre las ruinas de Nínive y primeros análisis con fluorescencia de energía de
Babilonia (Goodway 1991: 705; Pollard y Heron dispersión de rayos X (ED-XRF en inglés) (Ryon
1996: 5). 2001: 366). En el campo de la datación los princi-
Muchos de estos primeros estudios analíticos pios del arqueomagnetismo se presentan en 1936,
anteriores al inicio del siglo XX son sobre metales, la datación por fluor en la década de los 40, el car-
pero los hay también sobre cerámica, piedra, vidrio bono 14 (C14) a fines de esta misma década y los
o ámbar. En el campo de la arqueobotánica existen principios de la termoluminiscencia en 1953, aun-
diversos trabajos publicados a lo largo del siglo que su uso generalizado en arqueología no será has-
XIX, como el realizado por Kunth en 1826 sobre ta los años 70. También tras la II Guerra Mundial los
semillas desecadas y frutas de las tumbas egipcias, métodos de prospección geofísica experimentan un
o el de Heer en 1866 sobre muestras de palafitos
suizos (Renfrew 1973: 1). En el caso concreto de (6) En el caso de la zooarqueología, Robinson (1978) estable-
los análisis polínicos, aunque hay trabajos anterio- ce la división de fases en Formativa (1880-1950), Sistematización
res, es a partir de 1916 cuando Lennart von Post rea- (1950-1960) y finalmente Integración (1960 en adelante) a partir
de las aproximaciones ecológicas promovidas por la Nueva Ar-
queología (Sobolik 2003).
(5) En el último Congreso Internacional de Arqueometría pu- (7) El propio Roentgen realizó una radiografía de un grabado
blicado, la trigésimo tercera edición celebrada en Amsterdam en de Durero (Leute 1987: 3), y la técnica fue aplicada a momias
2002, el número de trabajos sobre conservación es de ocho (Kars egipcias por Flinders Petrie o Van Heuk antes de finalizar el siglo
y Burke 2005). XIX (Keshet 2006:16).
gran avance con la aparición de equipos de resisti- I Guerra Mundial, en la fase de desarrollo empiezan
vidad y electromagnetismo (Tite 1991: 141). a crearse laboratorios estables y especializados en
A partir de la década de los 70 se cuenta con una determinados países occidentales, principalmente
gran diversidad de técnicas multielementales y se vinculados a museos (Goodway 1991: 706). Estos
produce el avance en el desarrollo de la instrumen- laboratorios se plantean su trabajo como proyectos
tación gracias al control digital y a la estandariza- de caracterización a mayor escala, como los que se
ción de las plataformas informáticas que los sopor- realizarán sobre la metalurgia prehistórica en Eu-
tan, mayor precisión en los análisis, así como nuevo ropa desde 1931(9). Entre ellos desataca la creación
software y desarrollo de equipos portátiles (Jenkins a fines de la década de los años 20 del laboratorio
1999). Como grandes avances pueden citarse para del Fine Arts Museum de Boston, del laboratorio
el campo de la datación por C14 la utilización desde del Louvre en 1931 y también, en ese mismo año,
1984 de la espectrometría de masas por acelerador del laboratorio de investigación permanente en el
(AMS en sus siglas en inglés) que en vez de medir British Museum, aunque desde 1920 existía un la-
la desintegración de los isótopos, cuantifica su nu- boratorio temporal (Craddock 1991: 12). A media-
mero en una muestra, lo que permite utilizar mues- dos de los años 30 se crea el laboratorio de etnobo-
tras de reducido tamaño; el uso de la teledetección tánica dentro del Museo de Antropología de la
espacial y de los SIG (Sistemas de Información Universidad de Michigan (Sobolik 2003: 9) y en
Geográfica) para los estudios de prospección y pa- 1937 el laboratorio en el Instituto de Arqueología
leoambiente, y en el campo de las ciencias biológi- de la Universidad de Londres. Años más tarde, en
cas el análisis de isótopos estables, y especialmente 1951, se crea el laboratorio de datación por dendro-
del ADN con el desarrollo en 1983 de la Reacción cronología y C14 del Museo Arqueológico de la
en Cadena de la Polimerasa (PCR), que supuso una Universidad de Pennsylvania (MASCA).
revolución en muchos campos de la biología y de En la década de los 50 se produce también la
la medicina (8). Todos ellos han incrementado las primera reunión entre arqueólogos y químicos nu-
posibilidades de investigación del registro arqueo- cleares en el Instituto de Estudios Avanzados de
lógico. Princeton (New Jersey, EEUU), donde se plantea
Pero igual de importante que el avance técnico cuáles podían ser las posibilidades de los métodos
fue el desarrollo teórico en arqueología, ya que en nucleares en la resolución de problemas arqueoló-
la Nueva Arqueología el registro arqueológico em- gicos, en un intento de hacerlos más populares a la
pezó a valorarse de manera diferente y se potenció comunidad científica norteamericana en una épo-
el desarrollo de los estudios arqueométricos gracias ca de agitado debate sobre su aplicación a la indus-
a los nuevos intereses de la investigación, como la tria armamentística (Neff 1992). La reunión trajo
distribución de materiales por comercio e intercam- consigo el inicio de la aplicación de los análisis por
bio, así como los estudios cuantitativos (Pollard activación neutrónica (NAA son las siglas en in-
y Heron 1996: 9; Trigger 1989; Marciniak y Racz- glés) a materiales como la cerámica y el vidrio en
kowski 2001) y paleoambientales. Un ejemplo claro un primer momento, y después a monedas y pintu-
de este cambio conceptual lo constituyen los estu- ras entre otros (10). Este impulso a la investigación
dios de petrografía cerámica. Iniciados en la déca- arqueométrica se puso en marcha desde el Bro-
da de los años 30 por Anna O. Shepard en EEUU, no okhaven National Laboratory (BNL) de Nueva
tuvieron mayor desarrollo y valoración hasta fines York con Edward Sayre a la cabeza (Sayre y Dod-
de la década de los 60 (Bishop y Lange 1991). son 1957), al que pronto se le unió el Lawrence
Otro cambio significativo en esta última etapa de Berkeley Laboratory (LBL) de la Universidad de
expansión es el incremento de laboratorios que tra- California en San Francisco.
bajan la línea de Arqueometría. Si en la fase forma- En el último periodo, a partir de la década de los
tiva se trataba principalmente de estudios indivi- 70, se generalizan en muchos países los estudios de
duales realizados por personas con intereses Arqueometría, en parte con colaboraciones puntua-
particulares, pero no exclusivos en el tema, con la les desde laboratorios de ciencias, pero sobre todo
excepción de la creación del laboratorio en el Mu-
seo de Berlín en 1888, que desapareció al acabar la (9) Los primeros grandes corpus de datos se publicarán años
más tarde: Otto y Witter (1952), Pitionni (1959), o Junghans et al.
(8) Por ejemplo, entre 1985 y 2005 se han publicado 53 artí- (1960).
culos sobre estudios de ADN en el Journal of Archaeological (10) http://www.bnl.gov/chemistry/History/RadioactivityAn-
Science. dNuclear Rxns.asp
con proyectos de investigación estables. Así, por dica (Fig. 2). El GMPCA francés celebra regular-
mencionar algunos ejemplos, en 1974 empieza mente coloquios bianuales, habiendo sido el último
el primer proyecto sobre caracterización de obsi- el celebrado en la ciudad de Saclay en 2005. La
dianas de Nueva Guinea desde el AINSE (Austra- Sociedad Griega de Arqueometría también organi-
lian Institute of Nuclear Science and Engineering) za congresos regulares, el último de ellos, el IV
(Ambrose 1998) y en ese mismo año se crea el la- Congreso Nacional de Arqueometría griego, en
boratorio de radiocarbono de Waikato en Nueva Atenas en el año 2003. Igualmente, la Associazio-
Zelanda. En 1977 se creaba el laboratorio de geo- ne Italiana di Archeometria ha celebrado reciente-
cronología del Royal Ontario Museum en Canadá. mente el IV Congreso Nacional italiano en Pisa en
Otros laboratorios importantes se crearon ya en la 2006, mientras que la SAPaC española organizó el
década de los 80, como el laboratorio de Arqueo- VI Congreso Nacional en Gerona a finales del año
metría Demokritos (11) en Grecia. Por otro lado, en 2005. Por lo demás, la última edición de los Con-
la década de los 70 se fundan en algunos de estos gresos Internacionales de Arqueometría promovi-
países las primeras sociedades y asociaciones de dos desde la universidad de Oxford, la trigésimo
Arqueometría, reflejo de la creciente actividad e sexta, se ha celebrado en Québec (Canadá) en mayo
interés por el estudio del material arqueológico y de 2006. Un ejemplo de la buena salud de que goza
artístico (12). la Arqueometría es que su difusión continúa actual-
En España en la década de los 60 y principios de mente en otros muchos países, como es el caso de
los 70 comienzan los trabajos del laboratorio de Argentina que ha celebrado su Primer Congreso de
Arqueozoología del Departamento de Prehistoria de Arqueometría en octubre de 2005 en la ciudad de
la Sociedad de Ciencias Aranzadi de la mano de Je- Rosario.
sús Altuna (Altuna 1995: 9). En 1977 inicia su anda-
dura el laboratorio de palinología del Instituto Espa-
ñol de Prehistoria (López et al. 2002) y en 1982 3. INTERESES Y CAMPOS DE
comienza el proyecto Arqueometalurgia de la Pe- ACTUACIÓN DE LA ARQUEOMETRÍA
nínsula Ibérica, gestionado inicialmente desde el
Ministerio de Cultura en el Instituto de Conserva- Para conocer algunos rasgos y las tendencias de
ción y Restauración de Obras Artísticas (ICROA), la investigación realizada en Arqueometría en la
actualmente Instituto de Patrimonio Histórico Espa- última etapa, aún a pesar de las limitaciones con-
ñol (IPHE). El laboratorio de Arqueozoología de la ceptuales indicadas anteriormente y la exclusión de
Universidad Autónoma de Madrid se crea en 1984, los estudios paleoambientales, hemos intentado ob-
aunque Arturo Morales, su director, inició sus in- servar las transformaciones seguidas por la inves-
vestigaciones en la década anterior. Sin embargo, tigación arqueométrica, los campos de aplicación
no será hasta 1997 cuando se cree en España la So- preferenciales, la introducción de nuevas técnicas,
ciedad de Arqueometría Aplicada al Patrimonio medir la frecuencia de uso de algunas de ellas, y
Cultural (SAPaC). desgranar aspectos generales de la investigación,
Es también el período de proliferación de con- teniendo presente la nacionalidad de los autores y
gresos y reuniones científicas. De hecho, muchas la naturaleza de los grupos de trabajo. Para ello se
de estas sociedades los organizan de forma perió- ha utilizado una muestra de 1440 registros que com-
(11) El laboratorio de Arqueometría N.C.S.R. Demokritos
prende los artículos publicados en los diferentes
fue oficialmente creado por decreto presidencial en 1987. Sustitu- Congresos Internacionales de Arqueometría y las
yó al programa de Arqueometría que existía previamente en el revistas Archaeometry (Blackwell Publishers y
laboratorio desde 1983 y al programa de cooperación con el Mi-
nisterio de Cultura de Grecia iniciado en 1978. No obstante, las Universidad de Oxford, Reino Unido) y Revue
primeras investigaciones del personal del laboratorio Demokritos d’Archéometrie (CNRS, Francia), que han sido va-
sobre material arqueológico comenzaron en 1965. ciadas siguiendo criterios bibliométricos de análi-
(12) Entre ellas cabe destacar el Groupe de Méthodes Pluri-
disciplinaires Contribuant à l’Archéologie (GMPCA) francés sis. Se ha tomado como límite cronológico de cada
(http://gmpca.u-bordeaux3.fr/index.php) fundado en 1976 que serie los volúmenes correspondientes al año 2000.
edita la Revue d’Archéométrie desde 1977; o la Society for Ar-
chaeological Sciences norteamericana (http://www.socarchsci.
Aunque la muestra pueda tener algunos sesgos,
org) fundada en 1977 y responsable de la edición del Journal of esta visión pretende únicamente ser un acercamien-
Archaeological Science. En 1982 se funda la Sociedad Griega to a lo más representativo. En este sentido hay que
de Arqueometría (http://www.archaeometry.gr/oldv/eae/HSA.
htm). La Associazione Italiana di Archeometria (http://aiar.mater. destacar que en los Congresos Internacionales se
unimib.it) fue fundada, sin embargo, en 1993. presentaron muchos más trabajos de los finalmente
Fig. 2. Portada de las publicaciones surgidas de los Congresos Nacionales de Arqueometría organizados por la SAPaC. No
todos ellos identifican en portada el origen de la publicación.
publicados, que responden a una selección de aque- revisión, 6.-genética, y 7.-otros (trabajos no propia-
llos temas más novedosos e interesantes. Por otra mente clasificables dentro de los estudios de Ar-
parte, si comparamos los datos de artículos publi- queometría).
cados sobre material cerámico, como ejemplo, en En relación con las series de referencia, hay que
Archaeometry y Journal of Archaeological Science señalar en primer lugar que la disponibilidad de los
desde 1974 hasta 2005, vemos que la información Congresos Internacionales es limitada puesto que
manejada en nuestra muestra es representativa del su publicación es irregular y depende de los orga-
tipo de investigación realizado. Así, en este perío- nismos responsables de su organización en las dis-
do de 31 años, en Archaeometry se publicaron 193 tintas sedes de celebración. El primero de estos
artículos frente a 108 en el Journal of Archaeolo- Congresos Internacionales de Arqueometría inclui-
gical Science, a pesar de que esta última publica do en nuestro estudio es el décimo sexto, celebra-
muchos más números y artículos por año, pero con do en Edimburgo (Reino Unido) en 1976, mientras
mayor amplitud temática, como ya se comentó an- que el último recogido es el trigésimo celebrado en
teriormente. Urbana (Illinois, EEUU) en 1996. Por su parte, las
Los artículos se han clasificado en siete grupos revistas Archaeometry y Revue d’Archéométrie han
temáticos en función de sus objetivos genera- sido vaciadas a partir de los volúmenes de 1975 y
les; contamos, así, con 1.- estudio de materiales ar- 1977 respectivamente.
queológicos, 2.-datación, 3.-análisis de sedimen- A pesar de haberse desglosado en la base de da-
tos, suelos y geología, 4.-estadística, informática tos, las diferentes variantes analíticas han sido agru-
y análisis de imagen, 5.-trabajos descriptivos y de padas para facilitar la cuantificación del impacto
Fig. 6. Evolución temporal sobre el uso de las principales técnicas de análisis aplicadas
en los estudios de materiales metálicos.
gracia todavía frecuente, fue retratada por Smith trabajo del laboratorio no tiene que ser medido con
(1982: 51) indicando que “When he moves to use factor de impacto, sino como trabajo realizado.
his knowledge to help his archaeological friends, En realidad el arqueómetra está situado entre los
he is likely to think that he is still the king pin. He dos ámbitos, pero para llegar a ese punto interme-
is not. He is got to move from a dominant position dio tiene que partir de una orilla y conocer el otro
in intellectual circles to a subservient one. As an lado. Cuando se habla de la falta de entendimien-
archaeometrist he is making his contribution to entre la Arqueometría y la arqueología, o del
toward the understanding of human history. He has escaso interés de los arqueólogos hacia la Arqueo-
become a humanist; and if he doesn’t accept this, metría (Dunnel 1993), en realidad se trata de falta
his work will be at the level of a technician doing de interés por detalles técnicos y especializados de
something for someone else to build upon”. las ciencias, que son parte de la Arqueometría, pero
Pero esta separación entre ciencias y humanida- fundamentalmente son Física o Química. Tan vá-
des tiene otros temas de fondo que dificultan el lido es el acercamiento de arqueólogos e historia-
acercamiento. Los investigadores de ciencias se dores al campo de las ciencias, aunque tradicional-
ven condicionados a publicar en las revistas de mente se supone más difícil por la falta de
impacto para que su trabajo sea reconocido y por formación científica desde los años finales de la es-
tanto publican en circuitos ajenos al de la Historia, cuela, como desde las ciencias hacia las humanida-
por lo que los resultados no se difunden en este des. Pero salvo excepciones, el mundo universita-
ámbito de conocimiento, al margen del interés con- rio tampoco favorece esa integración porque la
creto de lo publicado. Algunas o bastantes de esas formación se rige por una estricta división en áreas.
revistas de ciencias pueden publicar artículos sobre Hace años Vila y Estévez (1989) señalaron la con-
materiales arqueológicos o históricos pero el pro- veniencia de que los propios arqueólogos se espe-
blema principal a abordar es el metodológico, no el cializaran en estas investigaciones técnicas y se
histórico, que queda relegado para ellos. Por el con- crearan laboratorios de arqueología capaces de
trario, las publicaciones en revistas de humanida- investigar y adaptarse a las necesidades específicas
des, al carecer de factor de impacto, son minusva- de la arqueología. En nuestra opinión la arqueolo-
loradas ya que no permiten un reconocimiento gía y los arqueólogos no deben inhibirse del desa-
científico, rompiéndose una posible vía de contac- rrollo actual de la Arqueometría y deben servir de
to. Por otra parte, en las revistas de humanidades los orientación en las futuras pautas de investigación
aspectos técnicos y metodológicos tienden a ser que emprenda esta disciplina.
relegados, lo que limita el conocimiento sobre la El punto clave para el desarrollo de la Arqueome-
calidad de los datos analíticos que se manejan. Esto tría es la formación, que actualmente debe conse-
hipoteca seriamente la interpretación y crea serias guirse principalmente después de la titulación o li-
dudas sobre la calidad de los datos a los especialis- cenciatura correspondiente, mediante cauces
tas de ciencias que pudieran leerlos. Las revistas restringidos. En historia se pueden dar nociones so-
especializadas en Arqueometría están a medio ca- bre las distintas aplicaciones de la Arqueometría
mino entre ambos grupos, algunas con su recono- pero no se dispone de laboratorios, salvo excepcio-
cimiento en los índices de citas internacionales y nes como el Reino Unido, para profundizar en as-
con un equilibrio de contenidos. pectos de análisis. En ciencias se pueden ofrecer co-
La situación es bien diferente cuando el labora- nocimientos analíticos, pero no arqueológicos o
torio se ubica en un museo o en un departamento de históricos. La diversidad de campos con los que se
arqueología o antropología, como era frecuente en relaciona la Arqueometría impide una formación
la etapa de desarrollo. Aquí el contacto con los pro- única y cada uno de ellos requiere de su propia es-
blemas arqueológicos o de estudio del material es pecialización. Sin embargo, en el Reino Unido y
directo y la principal línea de trabajo es la Arqueo- EEUU existen cursos de formación en Archaeolo-
metría, incluyendo los temas de conservación y gical Sciences. Michael Tite obtuvo la primera
restauración. En estos laboratorios el investigador, cátedra en el Reino Unido en 1990 en la Universi-
aunque por formación tenga una titulación de un dad de Oxford. Después se crearon otras cátedras
área de ciencias, puede mantener una relación más en las universidades de Bradford, Cambridge y
fluida con las humanidades, ya que la investigación Southampton (Bailey y Heron 1998: 138). Por tanto
se integra de forma más coherente y no hay reparos el primer problema a superar para conseguir una
en publicarla en circuitos más próximos porque el integración entre la investigación arqueológica y las
aplicaciones analíticas es conseguir un sistema edu- tación es un lastre y puede llegar a tener implicacio-
cativo que reconozca a la Arqueometría como dis- nes muy graves. Así lo demuestra Jones (2001) en
ciplina. el caso de la arqueología de Nueva Zelanda por un
En el caso español es evidente el déficit en la uso incorrecto del concepto de calibración conjunta
formación universitaria sin que existan indicios de de muestras por parte de los arqueólogos, sin entrar
una mejora futura, entre otras razones por la desco- a mencionar las formas “ocurrentes” en las que a
nexión de la Universidad con la investigación ar- veces se publican las dataciones.
queométrica en los departamentos de Prehistoria y/ La obtención de datos carece de sentido si los
o Arqueología, y a su vez la escasa relación de és- mismos no son utilizados de manera correcta y si
tos con otros departamentos universitarios del área desconocemos la representatividad y el significa-
de ciencias que posibilite enseñanzas conjuntas do de los datos que obtenemos. La oferta de servi-
(García Heras 2003). A esta dificultad de especia- cios no debe relegar en ningún caso la investigación
lización en Arqueometría, se une la escasez de for- sobre la obtención de datos, ya que las circunstan-
mación que las actuales licenciaturas dan a los ar- cias que rodean a las muestras arqueológicas son
queólogos sobre técnicas de análisis aplicadas a siempre diferentes unas a otras. Los datos genera-
material arqueológico. A finales de la década de los dos por los laboratorios cada vez son mayores y
80, Vila y Estévez (1989: 278) señalaban la nece- más complejos, pero el dato sin una correcta inter-
sidad de adecuación de la docencia universitaria a pretación no sirve para nada, más bien al contrario
las nuevas demandas de la arqueología, pero casi genera confusión.
dos décadas después los actuales planes de estudio La separación entre el investigador que ofrece un
siguen ofreciendo pocas posibilidades de forma- servicio y obtiene el dato a través de una serie de
ción, incluidos los de tercer ciclo, aunque algunos métodos y técnicas y el investigador que interpre-
pasos se han dado y se están dando en algunas uni- ta los datos obtenidos en su campo de actuación no
versidades (15). parece constituir problema en muchas de las áreas
de ciencias. Sin embargo sí es un riesgo en la ar-
queología.
5. ARQUEOMETRÍA: ¿AL SERVICIO DE La demostración de argumentos o hipótesis ar-
QUIÉN? queológicas por el simple hecho de usar técnicas
complejas no es garantía de veracidad. Este “cien-
Con la Arqueometría conseguimos datos que tifismo artificial” podemos ilustrarlo con la crítica
hay que explicar y entender, no sólo en el contex- realizada por Cotter y Cotter (2003) a la interpreta-
to arqueológico, sino en el contexto analítico. La ción obtenida del análisis de enlucidos de barro en
investigación en Arqueometría se basa en ambos un yacimiento de la Edad del Hierro de Tailandia.
contextos y el riesgo de interpretación errónea es En el artículo al que hacen referencia (Parr y Boyd
elevado cuando se carece de uno de ellos. En el 2002) los autores llevan a sostener la idea del uso
campo arqueológico además la concepción de la de hornos y de un proceso de industrialización cre-
Arqueometría como un servicio acentúa los riesgos. ciente a partir de los datos obtenidos en los análisis.
La demanda de información y su pago no habilita Según Cotter y Cotter en realidad se ha realizado
al investigador en un correcto uso de los datos. una mala aplicación de análisis mediante ICP-MS,
Cada vez es mas frecuente en la arqueología la difracción de rayos X (DRX) y susceptibilidad
argumentación basada en datos arqueométricos, y magnética, y una sobreinterpretación de los datos
por ello es necesaria una verdadera colaboración obtenidos. El proceso de formación y las transfor-
interdisciplinar en los proyectos que basan sus hi- maciones de color de la arcilla pueden explicarse
pótesis en esos resultados. Este peligro que puede por acciones naturales sin necesidad de altas tem-
parecer superfluo cuando los servicios demandados peraturas. Por tanto, no hay posibilidad de propo-
son muy generales, como en el caso de la datación ner un proceso de industrialización ni un avance
por C14, no debe minusvalorarse. El manejo esta- tecnológico.
dístico inadecuado de las dataciones y su interpre- El peligro de no entender las cuestiones arqueo-
(15) Durante el proceso de revisión del texto tras su evalua- lógicas con comentarios o comparaciones dispara-
ción hemos tenido conocimiento de la presentación del Master de tadas o repetición de tópicos superados que puede
posgrado en Arqueometría ofrecido por la Universidad Autónoma
de Madrid para el curso 2006 y 2007 y organizado desde el De-
darse en el caso de los especialistas del área de cien-
partamento de Geología y Geoquímica. cias, que prescinden de la colaboración de los his-
toriadores (Beck 1985: 406), pasa por la situación es juntar el máximo de datos posible junto al máxi-
contraria en la que el arqueólogo maneja la informa- mo de conocimiento general y específico (Preucel
ción arqueométrica sin base crítica suficiente. Por y Hodder 1996).
una parte el arqueólogo carece de conocimientos En el caso del Proyecto Odiel (Nocete 2004), el
críticos en áreas especializadas que le impiden de- esfuerzo por buscar nuevos datos y extraer la máxi-
tectar errores analíticos (Beck 1985: 406) pero por ma información al registro arqueológico para plan-
otro, y estos es lo más frecuente, por el manejo acrí- tear la importancia de la especialización metalúrgi-
tico de la información analítica y del contexto ar- ca y su impacto ambiental, choca con la falta de un
queológico. análisis crítico global de cada una de las informacio-
Arturo Morales (1990) ya llamaba la atención nes manejadas al margen de su contexto. Por un lado
sobre el uso incorrecto de la información arqueo- se argumenta sobre la complejidad tecnológica y
zoológica por parte de los arqueólogos en lo que él especialización de la metalurgia por la existencia de
definía como “desacoplamiento entre la obtención “toberas”, identificando como tal a una cerámica
de datos y su interpretación” (p. 252) advirtiendo que por forma y tamaño no puede cumplir esa fun-
del peligro del uso que de los informes pueden ha- ción, sin incluir ningún dato que demuestre su via-
cer otros que desconocen los factores teóricos y bilidad de uso. Por otra parte, se argumenta que esa
metodológicos que guían un estudio, además de actividad metalúrgica intensa es causante de una
desconocer la capacidad explicativa de los datos. deforestación porque el registro polínico muestra
Exponía varios ejemplos de ese uso incorrecto por una degradación del entorno vegetal del yacimiento.
tratar de extraer más información de lo que real- Teniendo en cuenta el escaso porcentaje de polen
mente lo datos pueden aportar en función de sus arbóreo inicial, las variaciones representadas en la
contextos y características de muestreo. gráfica 15.6 (p. 338) muestran que la fase 2 es la de
Un ejemplo concreto, pero lamentablemente no menor presencia, con un incremento en la fase 3 y
el único, de esta tendencia es el trabajo sobre las posterior aumento en la fase 4. Al no discutirse la
fíbulas de codo de la Península Ibérica (Carrasco et validez y representatividad de los datos, así como la
al. 1999). Todo el ejercicio estadístico y sus conclu- coherencia de la secuencia interna del muestreo
siones carecen de sentido al usar datos de compo- polínico (17) con las fases de producción metalúr-
sición que carecen de homogeneidad (16) por pro- gica, nos encontramos con la paradoja de que en la
ceder de técnicas diferentes, laboratorios diferentes fase de mayor actividad, la 3 (18), se produce un in-
y estar expresados bajo valores diferentes, riesgos cremento de la vegetación arbórea en relación a las
expresados por los autores pero que, sin embargo, fases anteriores ¿Cómo puede producirse un incre-
no les impide realizar el trabajo. Aunque la hipóte- mento, aunque ligero, de árboles cuando la presión
sis pueda tener sentido, la vía y los datos utilizados productiva que ha causado la deforestación es aún
para su demostración es incorrecta al ignorar la di- elevada? Se tiende a sobredimensionar la represen-
ferencia en la calidad informativa de los datos ana- tatividad de la muestra polínica obtenida a pesar de
líticos manejados. En este ejemplo, además, sería los problemas de muestreo y su resultado se extra-
aplicable la frase de Widemann (1982) “Poverty of pola a toda una región, cuando sólo tiene valor lo-
measurements is sometimes hidden with sophisti- cal (no es lo mismo hablar de un clareado de la ve-
cated data processing displays” o el comentario de getación en el entorno de un hábitat, que de la
Morales (1990: 286) sobre el “fetichismo de la nu- deforestación en la región) y ni siquiera está contras-
merología” en el que predomina la idea de que tada con otras secuencias dentro del propio yaci-
cuantos más números aparecen en una página tan- miento. Y por ultimo, el argumento de la contami-
to más riguroso parecerá el trabajo. nación de las aguas como consecuencia de la
También tiende a ser general la idea en arqueo-
logía de que para construir un argumento coherente (17) La información procede únicamente de dos perfiles (cor-
te 2 y corte 3), pero el último de ellos, según indica el informe
y plausible que explique nuestras teorías lo mejor (Ruiz Sánchez 2004: 238), presenta un escaso número de granos
de polen. Además se menciona contaminación y ausencia o esca-
(16) Los datos publicados por los alemanes y los del Proyec- sez de polen en ciertas unidades del corte 2 por diversos factores
to de Arqueometalurgia de la Península Ibérica no son homologa- que afectan a la representatividad general que pueda ofrecer el
bles estadísticamente, además no hay seguridad de estar compa- perfil.
rando los mismos parámetros ya que bastantes análisis de (18) Los autores señalan que la uniformidad en la producción
materiales portugueses están realizados sobre la pátina y no sobre de cobre entre las fases 1, 2 y 3 es aparente porque se produce
el metal. Tampoco parece que se tenga en cuenta en cada elemen- «un proceso creciente de diversificación de producción y eficien-
to los límites de detección en cada laboratorio. cia metalúrgica» (Nocete et al. 2004: 295).
actividad minera y metalúrgica, no analiza el valor sobre todo y especialmente cuando se trata de pro-
real de los datos originales publicados. En el artículo yectos amplios, con un verdadero trabajo interdis-
de Leblanc et al. (2000) se menciona que esa con- ciplinar y no con la yuxtaposición de informacio-
taminación refleja fielmente la presencia de todos nes o investigadores (De Atley y Bishop 1991: 360,
los elementos existentes en la mineralogía de la Vila y Estévez 1989: 278). También es clave la
zona (incluidos oro y estaño) y procede de minera- existencia de centros especializados y con expe-
les primarios (sulfuros). Por tanto, no hay un proce- riencia arqueométrica que sirvan como punto de
so selectivo de contaminantes que la minería del referencia a los arqueólogos y donde se realice in-
cobre, única practicada en ese momento en la zona vestigación y no sólo servicios, buscando una ade-
debiera haber producido, y por otra parte la metalur- cuada contrastación a las técnicas y métodos em-
gia de Cabezo Juré está basada en los minerales se- pleados y delimitando el alcance interpretativo real
cundarios (19) y no los primarios, siendo estos de los datos a partir tanto de las condiciones de
últimos los que se detectan en los sedimentos estu- análisis, como de la recuperación del registro ar-
diados. Por tanto se atribuye a la acción humana (la queológico y de sus procesos de formación y depo-
metalurgia) lo que algunos factores de arrastre por sición (Marciniak y Rackowski 2001: 14). Un ex-
circunstancias a determinar produjeron. celente ejemplo de esta actitud es el trabajo de
Estas ideas en su conjunto producen una aparen- Bernabeu et al. (1999) planteado para resolver pro-
te argumentación sólida, pero analizadas en detalle blemas de fiabilidad de los contextos arqueológicos
se observa que la interpretación de cada una de ellas en el Neolítico. En él se consigue confirmar los
se ha llevado mas allá de lo que los datos reales problemas de contaminación y se sugieren explica-
sustentan. ciones postdeposicionales, ofreciendo vías de solu-
No hay que olvidar que algunos estudios ar- ción para el debate sobre la fiabilidad de los datos
queométricos son pioneros en cuestiones metodo- que sustentan las hipótesis de los procesos de neo-
lógicas y en consecuencia, por su novedad, en oca- litización en la Península Ibérica.
siones todos los factores de contexto explicativo no
están suficientemente contemplados o comproba-
dos. Los datos por sí mismos no demuestran nada, 6. PERSPECTIVAS DE FUTURO
únicamente indican una realidad que debe ser ex-
plicada. Un caso singular y extremo es el de la iden- Nadie puede poner en duda la cantidad de infor-
tificación de una ofrenda floral en la sepultura mación y datos que pueden extraerse del registro
Neanderthal de Shanidar. En este caso el especia- arqueológico hoy día y de las posibilidades de es-
lista, Leroi Gourhan (1975), es el que ofrece una tudio y documentación del mismo con las técnicas
explicación a los datos dentro de unas circunstan- disponibles. Esa información resulta básica en la
cias contextuales aparentemente conocidas: la pre- demostración y clarificación de las hipótesis ar-
sencia de polen de flores en este enterramiento sólo queológicas. Por tanto y en definitiva, el futuro más
puede explicarse por causas antrópicas, dando una inmediato de la Arqueometría va a depender de la
nueva dimensión simbólica al comportamiento de actitud más o menos crítica que la propia comuni-
los Neanderthales. Sin embargo, posteriormente dad arqueológica tome hacia las aproximaciones de
Sommer (1999) encontró una explicación alterna- base experimental, la cual va a decidir en buena
tiva, atribuyendo la aportación del polen a un tipo medida la clase de datos que se van a generar y el
de roedor también identificado entre los restos de valor de los mismos en las interpretaciones y sínte-
la cueva, cambiando de manera radical la interpre- sis arqueológicas de las próximas décadas (Ehren-
tación y sus implicaciones culturales. reich 1995).
Estos problemas de interpretación expuestos se Sin embargo, para garantizar el éxito en este
resuelven parcialmente con una mayor formación desarrollo y evitar definiciones como la de Dunnel
de base del arqueólogo en las diferentes técnicas y (1993: 161-165) en la que se considera a la Arqueo-
análisis que pueden utilizarse en arqueología, pero metría como algo “sometimes interesting, largely
irrelevant and definitely optional endeavour”, son
(19) Según el estudio de las escorias de Nocete et al. (2004: imprescindibles dos requisitos:
280) se usaron mineralizaciones de la zona de enriquecimiento 1. Por un lado la necesidad de formación en to-
supergénico y además se señala que estas menas cupriferas en las
zonas de enriquecimiento supergénico fueron selectivamente ex-
dos los niveles. Desde la creación de especialistas,
plotadas a partir del III milenio ANE (Nocete et al. 2004: 274). responsables de la obtención de datos y de su vali-
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