En las gigantescas oficinas, esta todo en orden, nada que
no estuviera en su lugar, perfectamente ubicado, aunque sea redundancia era la época perfecta. Los países vivían en paz y orden, no había guerras y hace años que no había huelgas, paros ni marchas por cosa alguna, nada enturbiaba las aguas, era el “ Mundo feliz” o “ 1948” naturalmente perfeccionado al extremo. Claro que esta belleza de vida, se había conseguido con ciertos procedimientos muy pocos ortodoxos, el cometía un delito, de cualquier tipo o era encerrado en las cárceles, o desaparecía de la faz de la tierra sin rastro, sin huellas. El que tuviera una pregunta que saliera de los moldes establecidos, se le sometía a “ curaciones” con electricidad, si por casualidad quedará tonto, no importaba, siempre en la sociedad perfecta había algo que hacer, nadie vivía gratis. También los medios de comunicación jugaban un papel importante, naturalmente presentaba diariamente este mundo sin igual, sin fallas. todo eran felices y alegres. Además de colocar estupefacientes en las bebidas alcohólicas, en las bebidas de todo tipo, todo el mundo obediente, sumiso. Trabaja la mayoría y la minoría que se divertía de lo lindo, grupo reducido que vivía en sus palacios, separados del resto de los mortales. Viajes al exterior de la tierra, playas especiales, barcos. Nada que temer, un mundo sólido, es como en una playa, cuando se pierde el sol en el horizonte al atardecer, suave brisa, idílico. Sin embargo en la vida nada es eterno ni se mantiene inmóvil. En las oficinas donde se controla la producción, la calidad y cantidad, llegó una información que quedo sólo anotada ese día, en algún lugar del planeta un trabajador se volvió loco, le dio por bailar, bailaba sin música, simplemente bailaba, sus jefes inmediatos lo castigaron, lo manguearon con agua, este seguía bailaba como si nada, el médico del sector se encogió de hombros y se fue, como su remplazo no era problema, la producción continuo a su ritmo habitual. Al día siguiente en varios lugares informaron de lo mismo, al igual que el primero se ponían a danzar sin mediar música alguna, eso fue en la mañana ya en la tarde era una epidemia, más y más personas, era imposible tomar medidas drásticas y la enfermedad como se le llamo, no tenía explicación alguna. Se designo una comisión de alto nivel para resolver esta situación de emergencia, académicos, expertos, especialistas, doctores, científicos etc. Era una pandemia, de la cual no existían antecedentes anteriores, era la primera vez y como toda primera vez tenía un alto grado de incertidumbre, las expectativas eran catastróficas. Se pensó que esta extraña enfermedad solo afectaba a las capas inferiores, pero pronto los mandos medios, los especialistas, los científicos les dio por bailar, nadie se escapaba, el miedo se apodero de medio mundo, claro de los que aún no danzaban. En un lugar alejado en las montañas, se reunía las máximas autoridades para ver que camino seguir, como salir de esta crisis, del obscuro horizonte lleno de sombras y nubes negras. El encargado de seguridad propuso que todos debían embarcase en la nave espacial, suponía que el espacio se evitaría la danza loca, nave que estaba lista para cualquiera circunstancias y esta era la ocasión precisa. Nadie discutió nada y se marcharon presurosos como almas que lleva el diablo a ese lugar seguro, llevando a sus familias, algunos también llevaron la querida. Se dejo a cargo de todo a un general mientras se resolvía la contingencia. Este vio su futuro inmediatamente reflejado en un porvenir venturoso, se haría del poder, y si los exgobernante (se sonrío el pensar en el ex) volvían no los dejaría reingresar a la tierra. Se miro en el gran espejo de su oficina y se vio como el gran hombre que salvaría la humanidad, un Julio Cesar, Alejandro Magno. Se vio con los laureles en sus sienes, pensó en hacerse, un cuadro con los mejores pintores de la época, el humo se le subía lentamente a la cabeza, lo embargaba de vanidad, por un instante se creyó inmortal Inmediatamente ordeno que los tanques tomaran un pueblo industrial, donde el caos era el dueño de la situación, nadie sabe que determina el destino, las poderosas máquinas partieron, con gran ruido y despidiendo humo, se mantuvo en posición firme mientras veía como sus máquinas marchaban a la gloria. El general estaba nervioso, algo desconocido se apoderaba de el, sus pies, primero suavemente comenzaban a moverse ¡No! ¡A mí no! gritaba. ¡Ahora que estoy tan cerca de todo el poder! ¡NO! Se tapo los oídos con sus manos, tratando de impedir que el ritmo le ganara, lo poseyera, pero era imposible, lo último que vio conscientemente, fueron lágrimas de rabia que rodaban por sus mejillas. Algunos tanques se pararon inesperadamente, produciendo un gran taco, dejando la gran carretera imposibilitada de ocupar. Sus tripulantes bajaban bailando al ritmo desconocido.