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Temáticas en la poesía satírica de Santiago Serrano

Publicado en la revista Artificios, ISSN: 2007-9672


Universidad Autónoma de Chiapas
Enero-diciembre 2017

Sarelly Martínez Mendoza


Morelos Torres Aguilar
Francisco Javier Cordero Fernández

Santiago Serrano Ruiz, poeta y periodista destacado de la primera mitad del siglo XX en
Chiapas, practicó la sátira en sus artículos periodísticos y en sus poemas.
Esta vertiente, a la que consideraba un paréntesis de divagación espiritual de sus
fárragos literarios, es poco conocida. Por esa razón, el presente texto tiene como propósito
clasificar las temáticas de sus poemas reunidos en Del momento humorístico, libro
publicado por la Imprenta La Sirena en 1952.
En este primer acercamiento a la obra de Serrano, no se analizarán los artículos
periodísticos, que emplean con abundancia el humor, ni tampoco los poemas “serios”, los
cuales afortunadamente han sido bastante estudiados y difundidos. 1

Semblanza

Hijo de Arnulfo y Maximina, Santiago Serrano Ruiz nació en Suchiapa el 25 de julio de


1896 y murió el 17 de diciembre de 1957 en Tuxtla Gutiérrez. Realizó sus primeros
estudios en su pueblo natal, y después se incorporó a la Escuela Industrial Militar de la
capital chiapaneca. Para la licenciatura se matriculó en la Escuela Nacional de Agricultura,
en la ciudad de México, pero no concluyó la carrera; cursó, posteriormente, algunos
semestres de Leyes en Guatemala.
Empezó a escribir hojas volantes cuando estudiaba en Tuxtla. En 1912 fundó
Juventud, un periódico manuscrito donde criticó al director de la Escuela Industrial Militar.
Como periodista, creó y colaboró en diferentes publicaciones: La Patria Chica, Lúx
Lúmine, Ariel, Evolución, Balún-Canán, Lira Chiapense, Chiapas Gráfico, Pegaso, La
Tribuna, Chiapas Nuevo y El Heraldo.
Sus amigos y su hija Irma Serrano lo retrataron como alguien que pasaba la vida
leyendo y escribiendo, acostado en una hamaca. Una calavera que le fue dedicada en
Chiapas Nuevo (2 de noviembre de 1948) coincide en este punto:

1En 1932, Héctor Eduardo Paniagua incluyó a Santiago Serrano en su antología Fiesta de pájaros,
la cual fue de nueva cuenta publicada, en una edición crítica, por Ignacio Ruiz Pérez en 2011. Sobre
el famoso poema “Mi amazonas”, Carlos Gutiérrez Alfonzo escribió el documentado y revelador
artículo “Yo adoro a una rubia norteamericana”, en la revista Liminar (2006, p. 50-59).

1
Se murió por no hacer nada,
pues siempre se sintió cansado,
la cama y su hamaca amada
lo traían casi hinchado.

Serrano se casó con María Castellanos Domínguez, una rica hacendada de Comitán.
Se trasladó a vivir entonces a La Soledad, una hacienda comiteca que convirtió en su
espacio de creación. Se alejó de la bohemia tuxtleca que llevaba en compañía del periodista
hondureño Alejandro Navas Gardela y del caricaturista Horacio Ordóñez.
La Soledad, según afirmación de Eliseo Sarmiento, fue su retiro agreste, donde
escribía y leía, “en medio de sus colonos indígenas, que según es notorio aquí, lo quieren
sinceramente por sus sentimientos humanitarios, pues Serrano es de cepa socialista, desde
su famosa Patria Chica. Se sabe que en una cueva tiene su mesa de trabajo y su selecta
biblioteca” (Liberación, 30 de diciembre de 1934). Según versión de su hija Irma (1978, p.
37), Santiago Serrano repartió entre los indígenas algo que no era suyo: parcelas de la
hacienda de María Castellanos, quien no toleró esta situación, por lo que se separó del
poeta.
Ya divorciado, Santiago Serrano se casó con Carmen Espinosa, dueña de la
Imprenta La Sirena, ubicada en Tuxtla Gutiérrez.
Es injusto decir que el periodista nunca trabajó, como dice Irma (1978, p. 73).
Durante muchos años fue redactor de los Talleres Gráficos de Gobierno del Estado, donde
se publicaban periódicos semioficiales y oficiales.
“Mefistófeles”, uno de los seudónimos que empleó Serrano, lo describe así:

Este bardo debe tener cercano parentesco con el judío errante. Hoy está aquí,
mañana allá y pasado acullá. Es una especie de corresponsal viajero, aunque sin
rumbo fijo. En una de sus salidas quijotescas tomó rumbo a “Surimbia” pero
fue a resultar por Comitán. Ha sido, es y será un bohemio incorregible. Ha
tenido el propósito de cambiar de vida, pero no lo conseguirá ni con el mazo, si
es que de aquí pasamos a la luna. Hace poco escribió un poema: “Mi última
copa”, y en la pasada Navidad una plegaria: “¡Quiero ser bueno!”. Pero ni con
esas. Ni la copa de marras fue la última, ni ha dejado de borronear cuartillas con
sus malosas “Vaciladas”. Dios lo agarre confesado (Chiapas Nuevo, 25 de
enero de 1940).

En vida, Serrano recibió diferentes reconocimientos. El 13 de enero de 1952, por


acuerdo de cabildo de Suchiapa, la calle donde nació, que se llamaba 5 de febrero, fue
bautizada como “Calle Poeta Santiago Serrano”. Con la llegada de la modernidad, esa calle
es conocida ahora como Segunda Poniente.
En 1952, recibió del Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas el Premio Estatal de
Periodismo. En esa ocasión, para el otorgamiento de la distinción se tomó en cuenta no sólo
su largo recorrido en la prensa local y nacional, sino también “la edificante laboral cultural
que desarrollara en ella, con profesional cariño y todo por el bien de Chiapas”.
Actualmente la Escuela Secundaria de su pueblo natal lleva su nombre.

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Versos humorísticos

Santiago Serrano publicó sus poemas satíricos en periódicos, y reunió los mejores de ellos
en el libro Del momento humorístico. En estos versos, según escribió, se hermanan “la
ironía y la gracia” (1952, p. 5).
Estos cincuenta y dos poemas abordan diez temas que le preocupaban a Serrano,
tales como: 1) la injusticia; 2) el incremento en los precios de los productos básicos; 3) los
problemas sociales (robos, falta de energía eléctrica, insalubridad); 4) las prácticas
antidemocráticas; 5) los nuevos ricos y sus métodos de acumular fortuna; 6) la
contaminación; 7) la corrupción de los funcionarios; 8) las costumbres tuxtlecas; 9) las
relaciones amorosas; y 10) la auto-referencia, es decir, la introspección y la mención sobre
sí mismo.
En los “Renglones liminares”, el poeta y periodista indica que esos “párrafos
jocosos” los escribió para el pueblo humilde y de corazón sencillo: “Los doctos son
austeros y herméticos, en contraposición de los hombres del taller y del campo, que son
alegres y expansivos” (1952, p.5).
Serrano aspiraba con su “expresión festiva” que lo leyeran “los de abajo”, porque
llevan “a flor de labio el chiste y la ironía, armas que esgrimen justamente para vengarse de
la indiferencia o desprecio de los privilegiados” (1952, p.5). Una postura que años después
teorizaría Michel de Certeau (2006) al hablar de las estrategias del débil para sacudirse el
control de los poderosos.
En sus “Renglones liminares”, indicó que sus versos humorísticos estaban
inspirados en las bondades y las miserias humanas. Y, por lo que podemos observar,
tuvieron más peso sobre él estas últimas.

Costumbres

Serrano es un crítico burlón de los vicios y costumbres tuxtlecas. Se sorprende del


surgimiento de nuevas tradiciones y diversiones, tales como la lucha libre y la celebración a
Santa Cecilia. A este tema le dedica el mayor número de poemas: trece (25%). Los poemas
en cuestión son: “El Cuarteto Gómez”, “Día de finados”, “Santa Cecilia”, “Lucha libre”,
“Entierros de hoy”, “El Niño de Atocha”, “Nombrecitos”, “Nuestros charros”, “Feria de la
Primavera”, “Tecolote mágico”, “Nuestros cines”, “Covadonga”, y “Trapiche humano”. En
el poema “Nuestros cines” describe a éstos como calurosos, mal ventilados y pulgosos:

Tuxtla tiene ya dos cines,


mas ninguno de los dos
es digno de esta moderna
capital, verdad de Dios.
El viejo cine Alameda
es un chato galerón
sucio, opaco y sobre todo
falto de ventilación,
pues si es cierto que hace poco
adquirió un ventilador,
éste se halla en la trasera
casi del operador.

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Por lo que hace al Coliseo
sólo es otro caserón
con ventanas diminutas
y un olor a maldición.

En “Lucha libre”, escribe sobre la experiencia de un combate entre gladiadoras, algo


que al parecer no era algo novedoso en la ciudad, pues según Chanti esos pleitos se vivían a
diario en los mercados:

Como me dio pase gratis


don Alberto, el del “Castor”,
fui a presenciar esa lucha
que en Tuxtla hiciera furor
y que entablaron dos hembras
venidas del exterior,
una de ellas canadiense
y otra dizque de “Niuyor”.
Fue un espectáculo padre
la femenina función,
pues en ella se mordieron
pechuga, pierna y talón;
se pescaron de las mechas
y se dieron tal jalón
que de los pelos regados
guarda un rizo Espiridión.

Ricos y nuevos ricos

Un tema al que Serrano recurre de manera constante es el de los ricos y los nuevos ricos
chiapanecos: se ríe de sus miserias, y de la falta de compasión que muestran hacia sus
conciudadanos pobres. Nueve poemas en Del momento humorístico abordan este tema
(17%). Los títulos son: “Codos finos”, “Barata original”, “Como san Francisco”, “La joroba
y la suerte”, “Los casatenientes”, “Suerte te dé Dios”, “Filantropía”, “Nuevos ricos” y “El
que nació”.
En “Como san Francisco”, escribe que Carlos Culebro, pese a ser dueño de casi
media ciudad, viste siempre con un pobre y pajizo dril, por lo que infiere que busca salvar
su alma como el santo de la iglesia católica:

Y aunque no lo confirmemos,
ya se rumora también
que sus innúmeras casas,
que casi llegan a cien,
las arrendará a los pobres
rebajando a la mitad
el alquiler que cobraba
¿No es esto hacer caridad?
Por tal acto, cuando muera,

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como la Eva de Perón
tendrá mil labios que recen
por su canonización.

En “Nuevos ricos”, Serrano se sorprende de la forma que tienen éstos de acumular


fortunas en Chiapas:

Flaco, triste y entrampado


conocí a Paco Solís,
comerciante que vivía
de una tiendita infeliz;
pero se hizo fabricante
de aguardiente en Comitán,
y hoy vive con harta plata,
bien comido y muy galán.
¿Cómo le hiciste compita?
–le pregunté una ocasión–,
para lograr esa mina
fabulosa de a millón?
Y me respondió el muy tuno:
“Pues llenando el garrafón
y llevándolo a escondidas
a la costeña región”.

Problemas sociales

Al poeta-periodista le preocupaban los serios problemas que sufrían los habitantes de


Tuxtla, tales como los robos y los asaltos crecientes, la falta de energía eléctrica, la
insalubridad en los mercados, y las pésimas condiciones que tenían los centros de
entretenimiento. Los poemas “Planta Bombaná”, “Haciendo cola”, “Ladrón moderno”,
“Atracos nocturnos”, “Nuestro mercado” y “Congreso médico” enfatizan estos aspectos.
En “Planta de Bombaná”, Serrano narra la interminable construcción de la
hidroeléctrica que aspiraba a solucionar por fin la falta iluminación de la capital y sus
alrededores:

Que muy pronto, que ya luego,


que ya viene o que vendrá
dicen todos de la Planta
famosa de Bombaná,
y es que esa luz decantada
camina con ritmo tal
que llegará, si es que llega,
después del “juicio final”.

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En “Haciendo cola”, en cambio, refiere una de sus pasiones, el cine, si bien lo
enmarca en las incomodidades que solían rodear las proyecciones, es decir las “colas
kilométricas”, en donde “todos se empujan, mutuamente, a lo animal”.

–¡Qué no mira, desgraciado!–


me gritó haciendo un mohín
una guapa refresquera
con perfil de querubín,
y es que le pisé sin duda
unos callos en el pie,
o le exprimí la pechuga
cuando el boleto alcancé.

Injusticia

Santiago Serrano critica la maleabilidad que muestra la ley ante los influyentes. Menciona,
por ejemplo, a un teniente del ejército que tras herir a un policía en un burdel, cuenta sin
embargo con la posibilidad de ser exonerado; asimismo, a un influyente personaje que en
Chiapa de Corzo subía su coche al parque, e incluso disparaba a la pochota sin que nadie lo
detuviera. Sobre el teniente escribió:

No sé lo que el Ministerio
Público de esto dirá,
si “aquí no ha pasado nada”
y el caso sepultará.

Serrano se identifica con los pobres, con “los de abajo”, y destaca las injusticias que
sufren éstos, como por ejemplo el incremento constante del alquiler:

Hoy encontré a una ancianita


frente al juzgado menor
a donde iba a “echar demanda”
contra un basto cobrador,
quizá del casa-teniente
don Raquel Cal y Mayor
o de don Carlos Culebro,
otro rico poseedor.

Incremento a productos básicos

En “Guerra Coreana”, Serrano aprovecha la coyuntura histórica –pues en ese entonces se


libraba la conocida Guerra de Corea– para censurar el incremento en los precios de la
carne, del nixtamal y del yumí:

¿Por qué? –pregunté, enojado–.


Porque todo va a trepar

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ahora que empezó la guerra
del otro lado del mar.
Y yo que mis viejos trapos
ya pensaba regalar,
hoy mismo los he llevado
con el sastre a remendar.

Por otra parte, en “Carestía de la vida” critica a los comerciantes voraces que
explotan sin piedad a los jornaleros:

Tan caros están los huevos,


los frijoles y el maíz
que no sé lo que le espera
a nuestro pueblo infeliz.
Pues tan terrible es el hambre
que nos hacen padecer
comerciantes y placeras,
que cuando me puse ayer
mi pantalón dominguero
y mi viejo chaquetín,
me vi más flaco y sobado
que Ballinas Eleazín.

Prácticas antidemocráticas

Santiago Serrano escribe también sobre temas políticos, en particular de la falta de


democracia que existe en el PRI. Empleado del gobierno, como era, culpa de estos defectos
a un personaje externo, Rodolfo Sánchez Taboada, dirigente del tricolor a nivel nacional:

Nuestro “gran” Sánchez Taboada


es por demás narigón,
ya que antes de celebrarse
la famosa Convención
de partidos, hizo a Excélsior
la expresa declaración
de que será Ruiz Cortines
el gallo más copetón.
Bonita prueba y ejemplo
de democracia nos da
este señor que en cuestiones
de “tapados” es papá
de más de cuatro, y si digo
que es bonita su actuación
es porque así procediendo
no queda vacilación.

Corrupción

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Serrano fustiga el enriquecimiento de los nuevos políticos. Escribe, por ejemplo, que
Tomás Martínez, periodista y político de viejo cuño, era honrado y pobre pese a haber sido
presidente municipal de Tuxtla, mientras que Pedro Cancino se había hecho rico en poco
tiempo, al ocupar la presidencia municipal de Arriaga:

Por ejemplo, esta mañana


vi por mi calle pasar
a Tomasito Martínez,
un ciudadano ejemplar
de su bolsa no caería
ni un sucio níquel de a diez,
pues aunque fue presidente
nada le dio su honradez.
En cambio, Pedro Cancino
nació ya con bendición,
pues según cuenta la prensa
en reciente información,
apenas tomó las riendas
de Arriaga allá por abril,
ya se ha comprado una hermosa
casa de sesenta mil.

Aunque en aquella época se adjudicaba, como pretexto, el alza de los precios a la


Guerra de Corea, Serrano incluye también como causa de la crisis a los enviados de
Hacienda y de Industria y Comercio, es decir a “Los mordelones”:

Cuando se sabe que llega


a esta plaza un inspector
de la industria y el comercio,
experimentan pavor
no sólo los comerciantes,
sino el pueblo en general
que sabe que tal visita
habrá de serle fatal.
Fatal, porque no hay sujeto
que traiga tal comisión
y no luzca el consabido
marbete de "mordelón",
y el pueblo pobre y humilde,
por lógica deducción
sabe que por carambola
él sufrirá el atracón,
ya que por cada “mordida”
que hoy aplica un inspector
adquieren las mercancías
nuevo aumento en su valor.

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Auto-referencia

En su obra, Serrano hace referencias de su persona constantemente. Se ríe de sí mismo: de


su gusto por el alcohol, de su gordura, y hasta de su calva incipiente. Su propia
personalidad es el objeto más pertinaz de su crítica y de su humorismo. Al hablar de su
festejo de cumpleaños, dice que sufrió las consecuencias del “trago”, por lo que debió
visitar a un médico:

…pero aistá, pues, que el galeno


que también es chupador,
recomienda que me cure
la cruda con más licor,
pues dice que las recetas
caseras, como el limón
exprimido en té caliente,
sólo es puro vacilón.
Por lo mismo, y comprendiendo
que ese mi amigo doctor
tiene sobrada experiencia
al recetarme el calor
de los “tragos”, a estos versos
les pongo punto final,
y con la venia de ustedes,
voy a meterme un mezcal…

Serrano vuelve a hacer una referencia sobre sí mismo en el poema “En mi santo”, en
el cual escribe que recibió una carta, la cual dice así:

Amigo Chanti Serrano:


de joven te conocí
elegante y espigado
y con humos de ‘fifí’.
Era tu paso garboso
y tu léxico especial
y lucías un buen traje
con su flor en el ojal.
Y exhibiendo tu elegancia
de Petronio en el salón,
las mozuelas te clavaban
la mirada con pasión.
Pero vinieron las penas
y el medio siglo también
y con ellos los mechones
nevados sobre tu sien,
y como ya las arrugas
se ahondaron sobre tu faz,

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hoy se te ve semicalvo
y barrigón, además.

“Sueño macabro”, en tanto, le sirve para hablar de su muerte de manera


premonitoria, y para referirse a sus amigos:

Y soñé que estaba muerto


y ya tieso en mi cajón,
rodeado de cuatro cirios
y sumido en un montón
de coronas… Pero el hecho
raro, sin explicación,
era que me daba cuenta
de mi nueva situación.
Por ejemplo, vi el momento
cuando Tito, Duvalier,
Agripino y Cheo Mellanes,
me hicieron guardia de pie,
mientras otros allá afuera
y entre sorbos de café
comentaban el motivo
por el que yo me estiré.
¡Tan bueno que era! –decían,
pero “aistá” pues que empinó
mucho el codo, y por lo mismo
el “bofe” se le atrofió.

Nota final

En lugar de realizar una crítica directa del gobierno, y de ciertos personajes afincados en
Chiapas –la cual fue vertida en diversos artículos y columnas de periódicos como La Patria
Chica (1919-1922)–, en su segunda etapa Santiago Serrano opta –ya como periodista
institucionalizado y vinculado para siempre al Estado– por utilizar el verso satírico para
emitir de forma oblicua su punto de vista.
A través de este recurso literario, el poeta suchiapaneco expone los problemas
sociales que padece la sociedad tuxtleca. En sus poemas satíricos no aparecen ya los
gobernantes, a no ser para destacar su actuación, como el rescate histórico del cuarteto
marimbístico de los Hermanos Gómez.
¿Por qué Santiago Serrano, que ejerció un periodismo crítico en contra de los
carrancistas, se convirtió después en un periodista incrustado en la nómina oficial, y no sólo
eso, sino que –como hemos visto– él mismo escribía sonetos para que lo contrataran como
“aviador” de la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez?
Una de las causas de este comportamiento fue el sistema totalizador de control que
implantó la revolución triunfante. El sistema político posrevolucionario incorporó a todos
los contingentes susceptibles de participar en una revuelta –obreros, campesinos,
comerciantes, maestros y periodistas– a la “revolución institucionalizada”. Fuera del

10
gobierno, escribe Carlos Monsiváis (2000, p. 21), “no había difusión cultural ni
mecenazgo”.
Envuelto en un sistema de halagos que encumbraba a los gobernantes, Serrano sólo
es capaz entonces de describir, de manera superficial, los problemas sociales que padecen
los chiapanecos. No profundiza en las causas, y por ello prefiere culpar de la pobreza, de la
insalubridad, de los robos y del alza de precios a personajes como los especuladores, los
nuevos ricos, las placeras de los mercados, los funcionarios menores, o los líderes políticos
característicos del Distrito Federal.
A pesar de lo anterior, los poemas satíricos de este notable escritor chiapaneco
bocetan un amplio y colorido mural que nos permite conocer los principales problemas, las
preocupaciones frecuentes y las costumbres notables, así como a los personajes –ricos,
nuevos ricos, aventureros, músicos, políticos, periodistas, fabricantes de alcohol, renteros y
extranjeros– que formaban parte de la vida cotidiana –con su respectiva parafernalia– en la
ciudad de Tuxtla Gutiérrez durante la primera mitad del siglo XX.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Alfaro, Enrique (2006). Ilustradores de Chiapas. Caricaturistas, dibujantes y grabadores


1827-1955. México: Universidad Autónoma de Chiapas.

De Certeau, Michel (2006). La escritura de la historia. México: Universidad


Iberoamericana.

Gutiérrez Alfonzo, Carlos (2006). “Yo adoro a una rubia norteamericana”. Revista Liminar.

Martínez Mendoza, Sarelly (2004). La prensa maniatada. El periodismo en Chiapas de


1827 a 1958. México: Gobierno del Estado de Chiapas-Fundación Manuel Buendía.

Monsiváis, Carlos (2000). Salvador Novo, lo marginal en el centro. México: Ediciones


ERA.

Paniagua, Héctor Eduardo (1932). Fiesta de pájaros. México: Imprenta de Gobierno del
Estado de Chiapas.

Ruiz Pérez, Ignacio (2011). Fiesta de pájaros (edición crítica). México: Unicach.

Serrano, Irma y Elisa Robledo (1978). A calzón amarrado. México: Ediciones ERA.

Serrano, Santiago (1952). Del momento humorístico. México: Imprenta La Sirena.

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