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prevanguardista, croniqueur refinado, agudo

Abraham Valdelomar ensayista, dramaturgo frustrado y,


primordialmente, un cuentista versátil y
(Ica, 1888 - Ayacucho, 1919) Narrador
sumamente expresivo que, tras algunos
peruano que encarnó el tránsito definitivo del
relatos decadentes al gusto modernista,
modernismo a las vanguardias y que es
inauguró con el cuento El Caballero
considerado, junto con los poetas José María
Carmelo (1913, que daría título al
Eguren y César Vallejo, uno de los forjadores de
extraordinario volumen de cuentos que
la literatura peruana contemporánea.
publicó en 1918) el abandono del exotismo y
el artificio modernistas, orientándose hacia
una narrativa genuinamente peruana.
Aunque su producción es variada (desde
relatos que presagian los experimentos
vanguardistas hasta los que rinden tributo a
la temática incaica y criolla) y su calidad es
dispar, Valdelomar fue, en efecto, el pionero
del cuento moderno en el Perú al superar el
artículo de costumbres, las «tradiciones»
inventadas por Ricardo Palma o la narración
maniquea y sin matices que había dominado
la escena literaria del país desde mediados
del siglo XIX. En los relatos que él mismo
llamó «criollos», los más logrados según
consenso de la crítica, así como en su poesía,
Valdelomar compaginó una visión trágica de
Abraham Valdelomar la vida con su extremo opuesto, además de
presentar, como motivo principal, la armonía
Pocas veces en el Perú un escritor ha
del mundo familiar en la provincia a través de
merecido como él el calificativo de "integral"
la memoria de la infancia.
con el que lo define la crítica. Ello se debe,
Biografía
fundamentalmente, a la enorme coherencia
Hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de
estética e ideológica que gobierna la totalidad
Carolina Pinto, Abraham Valdelomar siguió
de su obra como narrador, poeta y periodista.
sus estudios primarios en la ciudad de Pisco y
Nunca ocultó su entusiasmo por las
en la Escuela Municipal Nº 3 de Chincha, y los
vanguardias, al mismo tiempo que muchos
secundarios en el Colegio Nacional de Nuestra
aspectos de su producción revelan la
Señora de Guadalupe de Lima (1900-1904),
añoranza de la vida provinciana, aunque sus
donde fundó la revista La Idea
evocaciones rurales eluden todo exotismo o
Guadalupana (1903) junto con su compañero
abundancia de colorido local.
Manuel A. Bedoya. En 1905 ingresó en la
Máximo animador cultural del Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
postmodernismo peruano (fundó en 1916 la pero dejó las clases al año siguiente para
revista Colónida, difusora de un novedoso emplearse como dibujante en las
espíritu artístico), Abraham Valdelomar revistas Aplausos y silbidos, Monos y
ostentó ciertamente un talento polifacético: Monadas, Actualidades, Cinema y Gil Blas, donde
fue poeta también trabajó como director artístico.
En 1909 publicó sus primeros versos (en la funciones. Su estancia en esta ciudad la
línea del todavía triunfante modernismo) en aprovechó para escribir una serie de artículos
la revista Contemporáneos, y al año siguiente que, bajo el nombre de "Crónicas de Roma",
decidió reanudar sus estudios; la universidad, publicó en los diarios limeños La Nación (desde
sin embargo, nunca llegó a interesarle noviembre de 1913 hasta enero de 1914) y La
mucho, y en 1913 terminó por abandonarla Opinión Nacional (entre mayo y julio de 1914),
definitivamente. En 1910, a raíz de un pero definitivamente lo más importante de su
conflicto con Ecuador, Abraham Valdelomar estancia en Italia fue su participación en el
sentó plaza de soldado como integrante del concurso literario organizado por La
Batallón Universitario, formado por Nación con el cuento "El Caballero Carmelo",
estudiantes de San Marcos. Durante el que resultó ganador del primer premio (3 de
acuartelamiento escribió una serie de enero de 1914). Tras recibir la noticia del
crónicas bajo el título "Con la argelina al derrocamiento del presidente Billinghurst, el
viento", que fueron publicadas en El 6 de febrero del mismo año renunció a su
Diario y La Opinión Nacional de Lima entre abril cargo diplomático y regresó a Lima.
y junio de 1910, y que le valieron un premio
por parte del Municipio de Lima;
posteriormente viajó con una delegación
universitaria al sur del país, visitando
Arequipa, Cuzco y Puno.
El mismo año de 1910 aparecieron publicados
los primeros cuentos de Valdelomar en las
revistas Variedades e Ilustración Peruana, y al
año siguiente aparecieron por entregas en las
mismas revistas sus novelas cortas La ciudad
de los tísicos y La ciudad muerta (en las que se
manifiesta la influencia del escritor
italiano Gabriele D'Annunzio), iniciando también
su colaboración con el diario La Prensa de la
capital peruana. En 1912 participó en la
campaña presidencial de Guillermo Billinghurst,
siendo elegido presidente del Centro Abraham Valdelomar
Universitario billinghurista. Después del
triunfo de su candidato, Abraham Valdelomar De nuevo en la capital peruana, y luego de
fue nombrado administrador de la Imprenta una fugaz detención por conspirar contra el
del Estado y director del diario oficial El nuevo gobierno (junio de 1914), Valdelomar
Peruano (desde octubre de 1912 hasta mayo comenzó a trabajar como secretario personal
de 1913). del polígrafo peruano José de la Riva
Valdelomar renunció a ambos cargos luego de Agüero (1914-1915). Bajo la influencia de
ser nombrado Segundo Secretario de la Riva Agüero escribió su primer libro, La
Legación del Perú en Italia (12 de mayo de Mariscala (Lima, 1914), biografía novelada de
1913), embarcándose con destino a Europa el Francisca Zubiaga (1803-35), esposa del
30 de mayo. Después de pasar por Panamá, presidente Agustín Gamarra y figura importante
Cuba y Nueva York, llegó a Roma el 7 de de la política peruana durante algunos años.
agosto, asumiendo inmediatamente sus Para entonces Valdelomar ya era un
colaborador frecuente de numerosas
publicaciones limeñas como los diarios El indudable que sus resultados no fueron
Comercio y La Crónica, y las siempre los deseables. A pesar de todo,
revistas Balnearios, Mundo Limeño y Variedades, habría que reconocerle el mérito de rescatar
en las que publicaba sus poemas, cuentos y del olvido la figura de José María Eguren
artículos. (1874-1942), el primer escritor peruano que
Sin embargo, su labor como periodista estuvo merece con justicia el calificativo de poeta.
ligada principalmente al diario La Prensa, El mismo año se publicó el libro Las Voces
donde tuvo a cargo la sección "Palabras" Múltiples (Lima, 1916), que reunía poesías de
desde julio de 1915 hasta su alejamiento del ocho escritores vinculados a Colónida, entre
diario en 1918. También publicó en La ellos Valdelomar. El libro recoge los poemas
Prensa sus "Crónicas frágiles", donde hizo "El hermano ausente en la cena de Pascua" y
conocido su seudónimo de El Conde de Lemos; y "Tristitia", considerados los mejores de su
los "Diálogos máximos", a manera de producción poética, donde se describe el
conversaciones entre dos personajes, Manlio ambiente familiar y la sensación de ausencia
y Aristipo, a través de los cuales descubrimos y soledad que embarga al poeta.
las personalidades de Valdelomar y del Posteriormente publicó los que serían sus
escritor José Carlos Mariátegui. En el mismo últimos libros: Belmonte, el trágico: ensayo de una
diario publicó sus crónicas tituladas estética futura a través del arte nuevo (Lima, 1918),
"Impresiones"; la columna "Fuegos fatuos", sobre la filosofía estética del toreo en Juan
donde desplegó todo su humorismo e ironía; Belmonte (tema sobre el que confiesa no
y finalmente sus comentarios sobre la Primera encontrarse versado), y su exitoso primer
Guerra Mundial, aparecidos en 1917 bajo el volumen de cuentos bajo el título de El
rótulo de "Al margen del cable". En 1917 ganó Caballero Carmelo (Lima, 1918).
el concurso organizado por el Círculo de En enero de 1918 renunció a su puesto de
Periodistas del Perú con su artículo "Ensayo redactor en La Prensa y comenzó una breve
sobre la psicología del gallinazo". colaboración con la revista Sud América. Es
Valdelomar, quien a su regreso de Europa se entonces cuando el escritor decide recorrer el
había convertido en el líder de un grupo de territorio peruano como conferenciante, para
jóvenes escritores, decidió fundar su propia lo cual emprendió un viaje al norte del país
revista literaria para exponer los trabajos que (entre mayo y diciembre de 1918) visitando
sentía acordes con los gustos literarios de la las ciudades de Trujillo, Cajamarca, Chiclayo
nueva generación que representaba. Así, el y Piura, así como diversos pueblos en los
15 de enero de 1916 apareció el primer cuales dio charlas sobre temas estéticos,
número de Colónida, revista dirigida por patrióticos y sociales. Mientras tanto se había
Valdelomar que, a pesar de su corta duración postulado a la diputación regional de Ica y, al
(sólo se publicaron cuatro números, el último ser elegido para el cargo (24 de agosto de
en mayo de 1916) tuvo una gran repercusión 1919), viajó a la ciudad de Ayacucho, sede
en el ambiente cultural peruano, hasta el del Congreso Regional del Centro.
punto de que comenzó a hablarse de un El 1º de noviembre de 1919 Abraham
"movimiento Colónida". Sin embargo, la Valdelomar sufrió un accidente mientras
importancia de esta publicación no puede ser participaba en la segunda sesión preparatoria
magnificada. Se ha sostenido que la revista del Congreso, a consecuencia del cual murió
pretendía ser una bandera de revolución al cabo de dos días, siendo trasladados sus
estética y un intento de dar a conocer a los restos a Lima, luego de ser embalsamados.
nuevos escritores provincianos, pero es Póstumamente se publicaron Los hijos del sol
(cuentos incaicos), conjunto de relatos escritos
alrededor del año 1910 e impresos en Lima
en 1921, y Tríptico heroico (Lima, 1921), libro
de poemas patrióticos dedicados a los niños
de las escuelas del Perú. Su obra literaria,
formada por los pocos libros que publicó y sus
trabajos desperdigados en numerosas
publicaciones periódicas, ha sido objeto de
diversas recopilaciones, la última (y también
la más completa) con el título de Obras (dos
volúmenes, Lima, 1988).
Abraham Valdelomar es un caso excepcional
dentro de la literatura peruana. Elogiado y
atacado en vida como ningún otro autor de su
país, estuvo decidido a triunfar en su medio,
para lo cual no dudó en adoptar posturas
desafiantes y escandalosas a la manera
de Oscar Wilde, a quien seguramente quiso
imitar. Sin embargo, detrás del decadentismo
que solía mostrar en público y su apego a las
frases brillantes e irónicas, se descubre un
auténtico temperamento artístico, lleno de
sentimiento y nostalgia, que se manifiesta en
sus mejores poemas y en los cuentos criollos
que forman su libro El Caballero Carmelo, que
contiene algunos de los mejores relatos
escritos en el Perú.

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