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Carta abierta a la ciudad de Medellín

Compassion Internacional es una organización que busca liberar de la pobreza extrema niños, niñas y jóvenes, lleva más
de 40 años apoyando a 30 programas sociales de la iglesia Cristiana en la ciudad de Medellín, estos programas han
resistido la violencia de las milicias, reorganización de los grupos armados y el narcoparamilitarismo; pero a la vez,
experimentaron la transformación social y estructural de la ciudad, atendiendo aproximadamente 130.000 beneficiarios
durante todo este tiempo, contribuyendo al mejoramiento de sus condiciones de vida, oportunidades educativas,
habilidades laborales, acciones para el cuidado de la salud, iniciativas de convivencia y liderazgo, prevención de
consumo de sustancias psicoactivas y construcción de proyectos de vida.

Hoy tenemos el privilegio de contarles que el 90% de estos beneficiarios lograron cumplir con los objetivos proyectados
por las iglesias, un 30% de ese grupo son líderes destacados en sus comunidades, hoy tenemos la autoridad de decir que
estos programas sociales, emprendidos por las iglesias son la solución contundente a los fuerte problemas de seguridad
que afronta nuestra ciudad, que a pesar del nulo reconocimiento y vibilización del trabajo por parte de gobernantes y
algunos procesos de ciudad, muchos de ellos emprendieron persecuciones, estigmatizaciones viendo la iglesia como un
ente únicamente de carácter religioso, invisibilizando su servicios y obra social comunitaria, con todo esto la iglesias con
sus propios recursos, sus propias habilidades, aliados, han contribuido en la transformación social de sus comunidades.

En la actualidad se cuenta con 2.700 beneficiarios en la ciudad de Medellín, entre los 12-22 años de edad, representados
en 1500 familias, ubicados en las comunas 1, 2, 3, 5,6, 8, 9, 16 con sedes ubicadas en 17 barrios, allí las iglesias
desarrollan su programa social, con un esfuerzo grande por liberar las juventudes de la pobreza social que se
encuentran, evitando que incursionen en grupos armados, previniendo el consumo de sustancias psicoactivas, el abuso y
la explotación sexual , además, garantizando seguridad alimenticia y construcción de proyecto de vida.

Consideramos a la iglesia como un aliado importante y estratégico para esta labor, sin embargo, la visión de nuestra
organización busca llegar a los lugares de extrema pobreza, en este sentido y por los grandes resultados alcanzados en
indicadores de pobreza de la ciudad de Medellín, como ONG Internacional se ha decidido, llegar a lugares con mayores
índices de pobreza, la Guajira, Chocó, Amazonas y Valle del Cauca son algunos. Esta situación nos lleva a la siguiente
reflexión, de qué manera los gobernantes, empresarios y liderazgo de la ciudad, ¿puede contribuir en la continuidad y
apalancamiento de estos procesos sociales? Creemos que estos procesos son respuestas a estas problemáticas sociales,
que preocupa a los habitantes la ciudad.

Importante reconocer, no somos los únicos, debemos sumar a esta reflexión un número importante de iglesias,
organizaciones y ONG cristianas, que están desarrollando programas sociales en sus comunidades y no tienen un
convenio directo con nuestra organización, clubes deportivos, grupos artísticos, grupos juveniles, procesos de formación
de mujeres. Son procesos sociales que se desarrollan con las limitadas oportunidades que tienen las iglesias, de nuestra
parte reconocemos esos esfuerzo y apuestas conjuntas, para nosotros un motivo de esperanza.

Entonces creo fielmente que esta ciudad está en deuda con estos procesos sociales invisibilizados por décadas, es una
convicción con resultados demostrables, estratégicos y transformadores, que reducen las brechas de pobreza social y
aportan a la transformación comunitaria de los territorios, estos liderazgos deben ser reconocidos, de igual forma que se
reconocen otros liderazgos comunitarios por parte de gobernantes, sin embargo, es necesario hacer un llamado a las
iglesias y procesos sociales, a buscar la unidad, velar juntos por los derechos como organizaciones sociales y
organizaciones basadas en la fe, a interlocutar de manera asertiva con la institucionalidad y seguir creyendo que la
iglesia es la solución a muchos de los problemas que tiene la ciudad.

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