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Arrendamientos
Arrendamientos
Contratos Rurales:
A nuevos problemas, viejos y malos remedios
1) Introducción:
El proyecto, apoyado por la Federación Agraria Argentina, se fundamenta en la
idea de que la ley actual es insuficiente e ineficaz para regular correctamente los
contratos de arrendamientos, aparcerías y otros contratos rurales, en función de la
realidad actual.
Desde principios del siglo pasado los contratos agrarios han merecido una
legislación especial. Las primeras leyes y, aunque algo morigerada la actual,
parten de la base de la disparidad de situaciones entre el arrendador y el
arrendatario. Toda esa legislación ha sido formulada con la idea de arrendadores
(casi siempre propietarios) poderosos, que prácticamente pueden hacer lo que se
les antoje y de arrendatarios débiles, quienes deben someterse a cuanto capricho
se le pudiera ocurrir al propietario de la tierra. Ya hemos dicho que ello, tal vez en
parte cierto hace ya muchísimos años, hoy no lo es. Las leyes de arrendamientos
han aplicado similares remedios para “equilibrar” esa supuesta disparidad. Todas
ellas han sido leyes de orden público, es decir que sus disposiciones no pueden ser
dejadas de lado por las partes y aplicadas aún contra la voluntad de los
contratantes. Así se congelaron precios y plazos, se consideraron renovados
automáticamente los contratos, se establecieron plazos mínimos, se permitió la
revisión de los precios acordados, etc.
La ley actual (13276), con las modificaciones posteriores, si bien basada en los
mismos supuestos, es menos rígida que sus predecesoras y ha permitido, a pesar
de algunas falencias que ya hemos criticado, el notable progreso tanto de la
agricultura como de la ganadería argentina, a no dudarlo, las de mejor calidad y
más eficientes del mundo. A dicha ley nos hemos referido en los números
47 y 48 de esta revista.
3) El proyecto:
Se trata de una ley que reemplazaría a la actual 13.236, a la que expresamente
deroga. Tiene casi 100 artículos y nos referiremos a ellos sin hacer un análisis
detallado, en tanto aún no es una ley vigente. No por ello deja de ser sumamente
preocupante.
4) Ámbito de aplicación:
La nueva ley será aplicable a todo contrato, cualquiera sea la denominación que
le otorguen las partes, por medio del cual se conceda a título oneroso el uso y
goce temporal de un predio rural con destino a la explotación agrícola o
ganadera (art. 1). Será, como su predecesoras, de orden público, irrenunciables su
beneficios y nulas y carentes de todo valor cualquier cláusula o pacto contenido en
los contratos si son contrarios a la ley. (art. 2). Con respecto a los contratos
celebrados con anterioridad a la eventual sanción, nada dice el proyecto. Si bien
las leyes, en principio se aplican hacia el futuro, siendo ésta de orden público, bien
podría ocurrir que se aplicara incluso a los contratos celebrados antes de su
sanción, lo que sería una enorme fuente de conflictos y de situaciones ya vividas
(con las prorrogas indefinidas), y a las que no es aconsejable volver.
5) Superficie:
Una de las disposiciones que más llaman la atención, que no existe en la actual
legislación y que nos imaginamos ocasionará enormes problemas es aquella que
limita la superficie que puede ser arrendada por las personas físicas o
jurídicas, estableciendo “el equivalente a diez unidades económicas la
superficie máxima que en la totalidad de los contratos vigentes en que sea
parte una persona física o jurídica, sola o asociada, por sí o por interpósita
persona, podrá explotar como arrendatario, aparcero tomador o mediero”
(art 6). Idéntica superficie máxima es la que un arrendador podrá conceder a una
sola persona física o jurídica. Sin decirlo, se pretende limitar severamente la
posibilidad de que pooles de siembra y sociedades de capital, entre otras formas
empresarias, resulten arrendatarios de las superficies que actualmente son
explotadas por estos. El concepto de unidad económica implica aquella superficie
en la que una familia pueda desarrollar la actividad de modo viable o sustentable
tanto desde el punto de vista económico como ambiental. El tamaño de la unidad
económica dependerá de cada zona y será fijado por la autoridad de aplicación,
pero se trata de unidades pequeñas y la limitación de la ley, de cumplirse
acabadamente, terminará con una forma de explotación que ha llevado a la
agricultura a los actuales niveles de producción, eficiencia y calidad.
6) Plazo
Después de definir el arrendamiento, y agregar la figura del “arrendamiento de
establecimiento”, fija el plazo mínimo para los contratos de arrendamiento y
aparcerías, en cinco años, a cambio de los tres de la ley actual; y cualquier
contrato de arrendamiento o aparcería se considerará celebrado por ese plazo,
salvo que las partes hubiesen estipulado uno mayor. Establece que todo contrato
sucesivo entre las partes con respecto al mismo predio se considerará un nuevo
contrato y su plazo será también de cinco años. (arts. 17 y 18), con lo que elimina
la posibilidad de prorrogas por menos tiempo.
En cuanto a las excepciones a este extensísimo plazo legal, estas son tratadas en el
art. 21 del proyecto y estipula que ese plazo no se aplicará a los contratos para
formar o renovar pastoreos, a los celebrados por una cosecha para la producción
de semillas, siempre que el lote sea denunciado como semillero y solo una vez
cada dos años, a los contratos destinados exclusivamente para pastoreo,
celebrados por un plazo no mayor de un año, siempre que no se autorice ningún
tipo de trabajo cultural, aun cuando se trate de especies forrajeras.
Es decir que se limita severamente a los llamados contratos accidentales de la
ley actual (pastoreo hasta un año y contrato por hasta dos cosechas),
técnicamente excluidos del régimen de orden público, que tanto se han utilizado y
que han permitido, gracias a su agilidad, el gran desarrollo de la actividad
agrícola.
Pero además de las limitaciones referidas, las formalidades para realizar los pocos
contratos accidentales permitidos los hacen aún más inviables, ya que deberán ser
hechos por escrito, certificadas las firmas, presentados para su calificación u
homologación, presentación que deberá contener un dictamen de profesional
competente o en su defecto informe de la “Comisión Zonal de Tenencia de la
Tierra y Desarrollo Rural”. El Tribunal calificará por resolución fundada el
contrato como accidental; agrega que la omisión de las formalidades y calificación
determinará la aplicación de régimen de orden público, es decir del plazo de cinco
años, lo que cambia incluso la jurisprudencia actual sobre la calificación, pues
siempre se consideró que ésta no cambia la naturaleza jurídica del contrato.
También se aplicará el plazo mínimo de cinco años en caso de prórroga o
renovación de estos contratos accidentales. Es más, aún será de cinco años si se
tratare de un nuevo contrato sobre el mismo predio, en la medida en que no
transcurran tres años del anterior, tanto si es entre las mismas partes, como si lo
es sobre el mismo predio pero con otro arrendatario. También si a pesar de
obtenerse calificación favorable, se comprueba que el predio no se aplica a las
finalidades y supuestos contemplados por la ley para que el contrato se considere
accidental. Digámoslo claramente, es el certificado de defunción de los contratos
accidentales y con ello de innumerables negocios agropecuarios.
7) Precio
Con respecto al precio trae el proyecto nuevas y polémicas disposiciones, pues
después de indicar que puede ser en dinero o en especie, y repetir otras
regulaciones de la ley actual, incorpora la remisión de precio, diciendo que si se
produjera la pérdida total o parcial de la cosecha debido a caso fortuito o fuerza
mayor por riesgos no asegurables, el arrendatario tendrá derecho a la remisión
proporcional del precio del arrendamiento. La remisión es la reducción
proporcional del precio en función de las pérdidas producidas por esos eventos no
asegurables, y se computará según el resultado de todas las cosechas obtenidas
durante la vigencia del contrato y de acuerdo a los rendimientos promedio del
campo y si fuese posible los de la zona en función de la calidad del campo (arts.
11 á 14).
Pero además, se autoriza expresamente la revisión del precio, pues después del
segundo año de contrato, cualquiera de las partes podrá pedir la revisión del
precio cuando exista desequilibrio entre el costo de la producción y el valor de los
productos obtenidos, por causas regionales o generales, superiores al 30%
(suponemos del que existía al momento del inicio del contrato). La revisión tendrá
efectos sobre los vencimientos posteriores a la demanda.
9) Contratos promovidos:
El proyecto de ley establece un régimen de promociones, instrumentadas
especialmente por la vía de beneficios impositivos, como devolución anticipada
de IVA o rebaja en la alícuota de ganancias, para aquellos contratos en los que el
arrendatario, aparcero tomador o mediero sean titulares de una micro o pequeña
empresa, ya se trate de personas físicas o jurídicas. Todos estos contratos deberán
ser celebrados por lo menos por 5 años de plazo y la superficie no podrá ser de
más de tres unidades económicas, no resultando posible a un mismo arrendatario
gozar de los beneficios si supera dicha cantidad, aunque en diferentes predios.
Para obtener los beneficios, que aumentan si las superficies alquiladas son
menores o los plazos más extensos, deberán cumplirse una serie de requisitos que
la ley enumera. Se favorece a familias de agricultores y a jóvenes profesionales.
Se invita a las provincias a otorgar también algunos beneficios a quienes se
encuentren en la situación prevista por el proyecto de ley. Los arrendadores
también recibirán beneficios fiscales en la medida en que cumplan las limitaciones
mencionadas.