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Ageo

Un profeta al que se pueden seguir los pocos pasos que dio. Ageo comenzó a predicar el 29 de agosto del
520 a.C. y desapareció de escena el 18 de diciembre del mismo año. El Templo seguía en ruinas cuando
llegaron de Babilonia un tal Zorobabel, descendiente de la casa real, y Josué-quizá perteneciente a la familia
de Sadoc-, fue designado Sumo Sacerdote. Veinticuatro días después comenzaron las obras de
reconstrucción del Templo con la retirada de escombros y el 18 de diciembre, el último día que habló Ageo,
se celebró la finalización de los cimientos. En esos pocos meses este profeta pronunció sus oráculos. El libro
e suna recopilación posterior.
Los temas de su predicación son obvios:
*El Templo.
*La estructuración de la nación.
*La espera de la era definitiva o escatológica.

Autor: | Editorial:

Con AGEO comienza el último período profético, el de la época posterior al exilio en Babilonia. Durante este
período, el gran tema de los Profetas fue la restauración de Judá, así como el anuncio del castigo divino
había sido el tema predominante de los Profetas anteriores al exilio y la consolación de los deportados el de
los que ejercieron su actividad profética durante el destierro. Es probable que Ageo, cuyo nombre se
menciona junto con el de Zacarías en Esd. 5. 1; 6. 14, perteneciera al grupo de los profetas "cultuales", es
decir, vinculados al servicio litúrgico. Su ministerio comenzó unos quince años después de la colocación de
los cimientos del Templo y sin duda no duró mucho tiempo. Todos sus oráculos llevan la fecha
correspondiente, y estas fechas van desde agosto a diciembre del 520 a. C.
El libro de Ageo, lo mismo que el de Malaquías, nos ofrece valiosas informaciones sobre la penuria material
y espiritual de la comunidad judía a la vuelta del exilio. Pero su mensaje está centrado en la reconstrucción
de la Casa del Señor, que había quedado interrumpida. "Hay que construir para el Señor una Morada digna
de su Nombre y todo cambiará", es la consigna que el profeta repite una y otra vez. La "gloria" del segundo
Templo será mayor que la del primero, no por el esplendor material del edificio, sino porque hacia él
acudirán todos los pueblos con sus riquezas (2. 6-9). Así, Ageo aparece como el continuador de Ezequiel,
que veía en el Templo restaurado la fuente de todas las bendiciones mesiánicas. La predicación de Ageo,
apoyada por la de Zacarías, impulsó a proseguir con renovado entusiasmo la obra de la reconstrucción, que
culminó cinco años más tarde con la fiesta de la Dedicación (Esd. 6. 13-18).
Los oráculos de Ageo concluyen con una promesa hecha a Zorobabel, el alto comisionado del gobierno
persa para la provincia de Judá (2. 20-23). Esta promesa, de claro contenido mesiánico, pone bien en
evidencia las esperanzas que había suscitado entre sus compatriotas la presencia de aquel descendiente de
David, gran promotor de la restauración civil de la comunidad judía, junto con el sacerdote Josué, el
animador de la restauración religiosa.
1 Ageo 1
1 Ageo 1
1 Ageo 1
2 Ageo 2
2 Ageo 2
2 Ageo 2

Ageo 1

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Título
1 1 En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes, la palabra del Señor fue dirigida, por
medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de
Iehosadac, el Sumo Sacerdote, en estos términos:
El reproche del Señor a su Pueblo
2 Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: "Todavía no ha llegado el momento de
reconstruir la Casa del Señor".
3 Y la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos: 4 ¿Es este acaso el
momento de que ustedes vivan en sus casas revestidas de madera, mientras esta Casa está en
ruinas?
5 Ahora bien, así habla el Señor de los ejércitos: ¡Consideren la situación en que se encuentran!
6 Ustedes han sembrado mucho, pero han cosechado poco; han comido, pero no se han saciado;
han bebido, pero no han apagado su sed; se han vestido, pero no se han abrigado; y el asalariado ha
puesto su jornal en saco roto.
7a Así habla el Señor de los ejércitos: 8 Suban a la montaña traigan madera y reconstruyan la Casa;
yo la aceptaré gustoso y manifestaré mi gloria, dice el Señor.
7b ¡Consideren la situación en que se encuentran!
9 Ustedes esperaban mucho y la cosecha fue escasa. Y yo aventé lo que ustedes habían llevado a su
casa. ¿Por qué? –oráculo del Señor de los ejércitos–. A causa de mi Casa, que está en ruinas,
mientras cada uno de ustedes se preocupa por la suya propia.
10 Por eso, por culpa de ustedes, el cielo ha retenido el rocío y la tierra ha rehusado sus frutos.
11 Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre las montañas, sobre el trigo, el vino nuevo, el
aceite fresco y sobre todo lo que produce el suelo, sobre los hombres y los animales, y sobre todo el
trabajo de sus manos.
La reconstrucción del Templo
12 Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y todo el resto
del pueblo escucharon la voz del Señor, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, según la misión
que el Señor, su Dios, le había encomendado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del Señor.
13 Ageo, el mensajero del Señor, habló al pueblo conforme al mensaje del Señor, diciendo: "Yo
estoy con ustedes –oráculo del Señor–".
14 Entonces el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el de
Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo: ellos fueron y
se pusieron a trabajar en el Templo de su Dios, el Señor de los ejércitos.
15 Era el día veinticuatro del sexto mes, del segundo año del rey Darío.

Ageo 1

Título
1 1 En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes, la palabra del Señor fue dirigida, por
medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de
Iehosadac, el Sumo Sacerdote, en estos términos:
El reproche del Señor a su Pueblo
2 Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: "Todavía no ha llegado el momento de
reconstruir la Casa del Señor".
3 Y la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos: 4 ¿Es este acaso el
momento de que ustedes vivan en sus casas revestidas de madera, mientras esta Casa está en
ruinas?
5 Ahora bien, así habla el Señor de los ejércitos: ¡Consideren la situación en que se encuentran!

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6 Ustedes han sembrado mucho, pero han cosechado poco; han comido, pero no se han saciado;
han bebido, pero no han apagado su sed; se han vestido, pero no se han abrigado; y el asalariado ha
puesto su jornal en saco roto.
7a Así habla el Señor de los ejércitos: 8 Suban a la montaña traigan madera y reconstruyan la Casa;
yo la aceptaré gustoso y manifestaré mi gloria, dice el Señor.
7b ¡Consideren la situación en que se encuentran!
9 Ustedes esperaban mucho y la cosecha fue escasa. Y yo aventé lo que ustedes habían llevado a su
casa. ¿Por qué? –oráculo del Señor de los ejércitos–. A causa de mi Casa, que está en ruinas,
mientras cada uno de ustedes se preocupa por la suya propia.
10 Por eso, por culpa de ustedes, el cielo ha retenido el rocío y la tierra ha rehusado sus frutos.
11 Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre las montañas, sobre el trigo, el vino nuevo, el
aceite fresco y sobre todo lo que produce el suelo, sobre los hombres y los animales, y sobre todo el
trabajo de sus manos.
La reconstrucción del Templo
12 Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y todo el resto
del pueblo escucharon la voz del Señor, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, según la misión
que el Señor, su Dios, le había encomendado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del Señor.
13 Ageo, el mensajero del Señor, habló al pueblo conforme al mensaje del Señor, diciendo: "Yo
estoy con ustedes –oráculo del Señor–".
14 Entonces el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el de
Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo: ellos fueron y
se pusieron a trabajar en el Templo de su Dios, el Señor de los ejércitos.
15 Era el día veinticuatro del sexto mes, del segundo año del rey Darío.

Ageo 1

Título
1 1 En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes, la palabra del Señor fue dirigida, por
medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de
Iehosadac, el Sumo Sacerdote, en estos términos:
El reproche del Señor a su Pueblo
2 Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: "Todavía no ha llegado el momento de
reconstruir la Casa del Señor".
3 Y la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos: 4 ¿Es este acaso el
momento de que ustedes vivan en sus casas revestidas de madera, mientras esta Casa está en
ruinas?
5 Ahora bien, así habla el Señor de los ejércitos: ¡Consideren la situación en que se encuentran!
6 Ustedes han sembrado mucho, pero han cosechado poco; han comido, pero no se han saciado;
han bebido, pero no han apagado su sed; se han vestido, pero no se han abrigado; y el asalariado ha
puesto su jornal en saco roto.
7a Así habla el Señor de los ejércitos: 8 Suban a la montaña traigan madera y reconstruyan la Casa;
yo la aceptaré gustoso y manifestaré mi gloria, dice el Señor.
7b ¡Consideren la situación en que se encuentran!
9 Ustedes esperaban mucho y la cosecha fue escasa. Y yo aventé lo que ustedes habían llevado a su
casa. ¿Por qué? –oráculo del Señor de los ejércitos–. A causa de mi Casa, que está en ruinas,
mientras cada uno de ustedes se preocupa por la suya propia.
10 Por eso, por culpa de ustedes, el cielo ha retenido el rocío y la tierra ha rehusado sus frutos.
11 Yo he llamado a la sequía sobre la tierra y sobre las montañas, sobre el trigo, el vino nuevo, el

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aceite fresco y sobre todo lo que produce el suelo, sobre los hombres y los animales, y sobre todo el
trabajo de sus manos.
La reconstrucción del Templo
12 Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y todo el resto
del pueblo escucharon la voz del Señor, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, según la misión
que el Señor, su Dios, le había encomendado. Y el pueblo sintió temor en la presencia del Señor.
13 Ageo, el mensajero del Señor, habló al pueblo conforme al mensaje del Señor, diciendo: "Yo
estoy con ustedes –oráculo del Señor–".
14 Entonces el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el de
Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo: ellos fueron y
se pusieron a trabajar en el Templo de su Dios, el Señor de los ejércitos.
15 Era el día veinticuatro del sexto mes, del segundo año del rey Darío.

Ageo 2

La gloria del nuevo Templo


2 1 El día veintiuno del séptimo mes, la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos
términos: 2 Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo
Sacerdote, y al resto del pueblo: 3 ¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta Casa en su
antiguo esplendor? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿No es como nada ante sus ojos?
4 ¡Ánimo, Zorobabel! –oráculo del Señor–. ¡Ánimo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote!
¡Ánimo, todo el pueblo del país! –oráculo del Señor–. ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes
–oráculo del Señor de los ejércitos– 5 según el compromiso que contraje con ustedes cuando
salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en medio de ustedes. ¡No teman!
6 Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la
tierra, el mar y el suelo firme.
7 Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré
de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos.
8 ¡Son míos el oro y la plata! –oráculo del Señor de los ejércitos–.
9 La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en
este lugar yo daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos–.
Consulta a los sacerdotes
10 El día veinticuatro del noveno mes, el segundo año de Darío, la palabra del Señor llegó al profeta
Ageo, en estos términos: 11 Así habla el Señor de los ejércitos: Consulta a los sacerdotes sobre el
caso siguiente: 12 "Si alguien lleva en los pliegues de su ropa carne ofrecida en sacrificio y toca con
ellos pan, caldo, vino, aceite o cualquier clase de alimentos, ¿todo esto quedará consagrado?". Los
sacerdotes respondieron: "¡No!".
13 Ageo prosiguió: "Si alguien, contaminado por un cadáver, toca alguna de estas cosas, ¿quedarán
impuras?". Los sacerdotes respondieron: "¡Si, quedarán impuras!".
14 Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: "¡Así es este pueblo! ¡Así es esta nación delante de mí!
–oráculo del Señor–. ¡Así es toda la obra de sus manos! ¡Y lo que ellos ofrecen aquí es impuro!".
Promesa de prosperidad
15 Y ahora, reflexionen desde hoy en adelante. Antes de poner piedra sobre piedra en el Templo del
Señor, 16 ¿qué les pasaba a ustedes? Alguien iba a pesar un montón de grano estimado en veinte
medidas, y no había más que diez; iba al lagar para sacar cincuenta medidas, y no había más que
veinte.
17 Yo los castigué con la sequía, el pulgón y el granizo en toda la obra de sus manos, ¡pero ustedes
no han vuelto a mi! –oráculo del Señor–.

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18 Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, en que se pusieron
los cimientos del Templo del Señor. Reflexionen: 19 ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no
han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición.
Promesa a Zorobabel
20 La palabra del Señor llegó por segunda vez a Ageo, el día veinticuatro del mismo mes, en estos
términos: 21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo haré estremecer el cielo y la tierra, 22
derribaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; derribaré los
carros y sus conductores, los caballos y sus jinetes caerán abatidos, cada uno bajo la espada de su
hermano.
23 Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– yo te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi
servidor –oráculo del Señor– y haré de ti un anillo para sellar, porque yo te he elegido –oráculo del
Señor de los ejércitos–.

Ageo 2

La gloria del nuevo Templo


2 1 El día veintiuno del séptimo mes, la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos
términos: 2 Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo
Sacerdote, y al resto del pueblo: 3 ¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta Casa en su
antiguo esplendor? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿No es como nada ante sus ojos?
4 ¡Ánimo, Zorobabel! –oráculo del Señor–. ¡Ánimo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote!
¡Ánimo, todo el pueblo del país! –oráculo del Señor–. ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes
–oráculo del Señor de los ejércitos– 5 según el compromiso que contraje con ustedes cuando
salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en medio de ustedes. ¡No teman!
6 Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la
tierra, el mar y el suelo firme.
7 Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré
de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos.
8 ¡Son míos el oro y la plata! –oráculo del Señor de los ejércitos–.
9 La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en
este lugar yo daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos–.
Consulta a los sacerdotes
10 El día veinticuatro del noveno mes, el segundo año de Darío, la palabra del Señor llegó al profeta
Ageo, en estos términos: 11 Así habla el Señor de los ejércitos: Consulta a los sacerdotes sobre el
caso siguiente: 12 "Si alguien lleva en los pliegues de su ropa carne ofrecida en sacrificio y toca con
ellos pan, caldo, vino, aceite o cualquier clase de alimentos, ¿todo esto quedará consagrado?". Los
sacerdotes respondieron: "¡No!".
13 Ageo prosiguió: "Si alguien, contaminado por un cadáver, toca alguna de estas cosas, ¿quedarán
impuras?". Los sacerdotes respondieron: "¡Si, quedarán impuras!".
14 Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: "¡Así es este pueblo! ¡Así es esta nación delante de mí!
–oráculo del Señor–. ¡Así es toda la obra de sus manos! ¡Y lo que ellos ofrecen aquí es impuro!".
Promesa de prosperidad
15 Y ahora, reflexionen desde hoy en adelante. Antes de poner piedra sobre piedra en el Templo del
Señor, 16 ¿qué les pasaba a ustedes? Alguien iba a pesar un montón de grano estimado en veinte
medidas, y no había más que diez; iba al lagar para sacar cincuenta medidas, y no había más que
veinte.
17 Yo los castigué con la sequía, el pulgón y el granizo en toda la obra de sus manos, ¡pero ustedes
no han vuelto a mi! –oráculo del Señor–.

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18 Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, en que se pusieron
los cimientos del Templo del Señor. Reflexionen: 19 ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no
han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición.
Promesa a Zorobabel
20 La palabra del Señor llegó por segunda vez a Ageo, el día veinticuatro del mismo mes, en estos
términos: 21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo haré estremecer el cielo y la tierra, 22
derribaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; derribaré los
carros y sus conductores, los caballos y sus jinetes caerán abatidos, cada uno bajo la espada de su
hermano.
23 Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– yo te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi
servidor –oráculo del Señor– y haré de ti un anillo para sellar, porque yo te he elegido –oráculo del
Señor de los ejércitos–.

Ageo 2

La gloria del nuevo Templo


2 1 El día veintiuno del séptimo mes, la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos
términos: 2 Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo
Sacerdote, y al resto del pueblo: 3 ¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta Casa en su
antiguo esplendor? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿No es como nada ante sus ojos?
4 ¡Ánimo, Zorobabel! –oráculo del Señor–. ¡Ánimo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote!
¡Ánimo, todo el pueblo del país! –oráculo del Señor–. ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes
–oráculo del Señor de los ejércitos– 5 según el compromiso que contraje con ustedes cuando
salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en medio de ustedes. ¡No teman!
6 Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la
tierra, el mar y el suelo firme.
7 Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré
de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos.
8 ¡Son míos el oro y la plata! –oráculo del Señor de los ejércitos–.
9 La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en
este lugar yo daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos–.
Consulta a los sacerdotes
10 El día veinticuatro del noveno mes, el segundo año de Darío, la palabra del Señor llegó al profeta
Ageo, en estos términos: 11 Así habla el Señor de los ejércitos: Consulta a los sacerdotes sobre el
caso siguiente: 12 "Si alguien lleva en los pliegues de su ropa carne ofrecida en sacrificio y toca con
ellos pan, caldo, vino, aceite o cualquier clase de alimentos, ¿todo esto quedará consagrado?". Los
sacerdotes respondieron: "¡No!".
13 Ageo prosiguió: "Si alguien, contaminado por un cadáver, toca alguna de estas cosas, ¿quedarán
impuras?". Los sacerdotes respondieron: "¡Si, quedarán impuras!".
14 Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: "¡Así es este pueblo! ¡Así es esta nación delante de mí!
–oráculo del Señor–. ¡Así es toda la obra de sus manos! ¡Y lo que ellos ofrecen aquí es impuro!".
Promesa de prosperidad
15 Y ahora, reflexionen desde hoy en adelante. Antes de poner piedra sobre piedra en el Templo del
Señor, 16 ¿qué les pasaba a ustedes? Alguien iba a pesar un montón de grano estimado en veinte
medidas, y no había más que diez; iba al lagar para sacar cincuenta medidas, y no había más que
veinte.
17 Yo los castigué con la sequía, el pulgón y el granizo en toda la obra de sus manos, ¡pero ustedes
no han vuelto a mi! –oráculo del Señor–.

6/7
18 Reflexionen desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, en que se pusieron
los cimientos del Templo del Señor. Reflexionen: 19 ¿Queda aún semilla en el granero? ¿Todavía no
han dado nada la vid, la higuera, el granado y el olivo? A partir de este día, yo daré mi bendición.
Promesa a Zorobabel
20 La palabra del Señor llegó por segunda vez a Ageo, el día veinticuatro del mismo mes, en estos
términos: 21 Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo haré estremecer el cielo y la tierra, 22
derribaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; derribaré los
carros y sus conductores, los caballos y sus jinetes caerán abatidos, cada uno bajo la espada de su
hermano.
23 Aquel día –oráculo del Señor de los ejércitos– yo te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Sealtiel, mi
servidor –oráculo del Señor– y haré de ti un anillo para sellar, porque yo te he elegido –oráculo del
Señor de los ejércitos–.

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