Está en la página 1de 9

Análisis de “Capitalismo, Socialismo y

Democracia” de Joseph Schumpeter

Introducción
Joseph Schumpeter (1883-1952) fue un intelectual austro-norteamericano que trabajó
como profesor en la universidad de Harvard, en los Estados Unidos.
Si bien tenía de profesión ser economista, y de vocación un político, pues había sido
ministro de economía en Austria, Schumpeter
pasaría a la historia como un gran cientista
político, dejando como herencia una notable
contribución a la teoría democrática.
Su paso como ministro de un Gobierno
socialista, contribuiría a moldear su
pensamiento político. Es así que devenido en
liberal, se dispondría a publicar en 1942, su más
célebre libro “Capitalismo, Socialismo y
Democracia”. El texto constituía una defensa
del sistema democrático liberal de los Estados
Unidos, y una crítica al modelo político
socialista. Si bien publica su trabajo en 1942, su
texto recién adquiriría notoriedad académica
durante el período de posguerra.
Schumpeter ha sido acusado o defendido por
ser elitista, procesal y/o realista. Más preciso, el escritor Vidal de la Rosa1, encuentra en
Schumpeter un intelectual conservador que observa el inevitable ascenso de las masas a
la política y la acepta, pero ofreciendo un modelo liberal y aristócrata para absorber este
fenómeno. De esta manera, Vidal de la Rosa, entiende que Schumpeter legitima el sistema
democrático ajustándolo a la idea de un Gobierno elitista, frente a la crítica proveniente
del marxismo duro y de los juristas antiliberales como Carl Schmitt.

Se tomará para el análisis, los últimos tres capítulos de “Capitalismo, Socialismo y


Democracia”, que son los apartados más citados y donde se desprende el núcleo de la
teoría presentada por el autor.

El planteamiento del problema


Schumpeter se ve disgustado por la pretensión de los socialistas a figurar como miembros
del club democrático. Los marxistas, expresaba, invocaban un concepto de democracia
ligada a la eliminación de clases sociales y el modelo económico capitalista. Una vez
barrido este sistema comenzaría un “gobierno del pueblo” que sería realmente
democrático.

1 VIDAL DE LA ROSA, Godofredo, “Teoría democrática: Joseph Schumpeter y la síntesis moderna”,


Revista Nueva Época Nº 62, Ciudad de México, 2010.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -1-


Pero el concepto marxista de democracia no esconde el uso de conceptos tales como
“revolución” o “dictadura del proletariado”, impuestos por la violencia y el terror.
Para Schumpeter, Marx, hubiese puesto al socialismo por encima de la observancia de un
procedimiento democrático y quien esté dispuesto a relajar esas exigencias y aceptar
procedimientos no democráticos, demuestra que
valora otras cosas por sobre la democracia. Ya que
un procedimiento revolucionario es ante todo, una
acción autoritaria e inconsulta.
Y es que el procedimiento político en una democracia constituye el principal factor por
el cual los socialistas pueden o no2 ser incluidos en el club de los demócratas. Pues la
democracia, entiende Schumpeter, es un método político para determinar el espacio
institucional que dé lugar a las decisiones políticas, independientemente de qué
decisiones sean éstas.
Para el escritor, “siendo la democracia un método político, no puede ser un fin en sí
misma.”3 Es el método, la forma por la cual una nación pueda gobernar tomando
decisiones.

La teoría clásica de la democracia


Schumpeter contribuye a la teoría de la democracia construyéndola sobre una base
realista, en contraposición con una ideal como la sostenida por la teoría clásica.
La filosofía política del XVIII4, había definido al método democrático en base a
postulados ideales y ficticios. Así, conceptos como “bien común”, “voluntad popular”
y “pueblo racional” se combinaban para sostener al sistema político democrático.
Con esta lógica reduccionista, se intentaba defender el credo democrático sobre el mito
de que los gobernantes decidían elegir “buenas” acciones políticas, en oposición a
“malas” políticas, en virtud del “bien común” y sobre la base de un “interés general”.
Cuando las decisiones revistieran de mayor importancia sería el mismo pueblo quien
debería “decidir racionalmente” -a través de referéndum- sobre qué decisión política
tomar. Cuando las decisiones no tuvieran más que importancia residual, una comisión -
parlamento- que representara esa voluntad de todos decidiría las políticas buenas.

Schumpeter critica la teoría clásica de la democracia por falaz y simplista. Para el autor,
es imposible la conciliación de disímiles intereses en un solo bien común y mucho menos
que se articulen en una voluntad general que pueda ser fácilmente interpretada por los
representantes políticos. Más aún, la historia ha demostrado que los políticos han
rehusado de utilizar herramientas políticas como el referéndum para consultar la elección

2
Schumpeter hace un paréntesis cuando habla de los socialdemócratas alemanes. Para el autor, estos
socialistas sí podrían ser considerados democráticos. Los socialistas alemanes se enfrentaban a un Gobierno
fuerte y hostil y para evitar “hacerle el juego” a sus enemigos y ser víctimas de una abierta persecución,
decidieron aceptar la lógica democrática para la obtención de poder -cargos públicos- y aferrarse al credo
democrático. El llamarse “socialdemócratas” era para ellos una medida de prudencia.
3
SCHUMPETER, Joseph A., “Capitalismo, Socialismo y Democracia”, Traducido al español por García,
José Díaz, Editorial Aguilar, Ciudad de México, 1961, Cap. XX, pág. 312.
4
Schumpeter asocia la teoría clásica de la democracia con autores de la ilustración francesa, la filosofía
utilitarista, y pensadores como Jean J. Rousseau, John Stuart Mill y Alexis de Tocqueville.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -2-


de la gente. Si se quiere sostener el sistema político democrático, se deberá construir un
enfoque teórico que dé cuenta de cómo se articula el proceso democrático, pues “(…) el
pueblo no gobierna nunca de hecho, pero puede convenirse en que gobierna por
definición.”5
Para sostener su argumento, Schumpeter apela a un ejemplo gráfico que llama “la actitud
de un abogado”. Esta persona, dice el autor, puede elaborar informes jurídicos con
profesionalismo y relevancia, no obstante a la hora de salir de su ámbito de competencia,
cae en la ignorancia política, arrastrado por las pasiones, por los políticos carismáticos,
o la propaganda política.
Mientras esto es así, “(…) la voluntad de pueblo es el producto y no la fuerza propulsora
del proceso político.”6

El ataque al sostén de la teoría democrática clásica es frontal. Los tres argumentos


reduccionistas quedan desacreditados en los argumentos de Schumpeter.
El “bien común” es irrealizable. La complejidad de una sociedad hace imposible la
conciliación racional de un único bien que para todos pueda ser aceptado. Por el contrario,
sobrevienen distintos puntos de vista y distintas concepciones del bien, que
necesariamente se yuxtaponen los unos a los otros.7
La “voluntad general” desaparece ante la complejidad de los intereses de la sociedad y
es voluble a la propaganda política, que lejos de informar desinteresadamente a la
sociedad, contribuye a moldear voluntades fabricadas sobre aquellas premisas volátiles
que no esconden su ignorancia política o su inclinación irracional al liderazgo carismático
de algunos políticos.8
Un “pueblo racional” lejos de ser tal, ha demostrado históricamente ser manipulado por
la propaganda política y la desinformación, convirtiendo sus voluntades auténticas en
voluntades fabricadas por el engaño político, y decidiendo -las pocas veces que tuvo la
oportunidad-, en contra de sus intereses más vitales.9

5
SCHUMPETER, Joseph A., Op. Cit., 1961, Cap. XX, pág. 317.
6
SCHUMPETER, Joseph A., Op. Cit., 1961, Cap. XXI, pág. 336.
7
Al decir esto, Schumpeter se aleja de lo que más tarde se llamó “democracia deliberacionista” asociada
a teóricos liberales como John Rawls o Jürgen Habermas. Para estos pensadores, se podrían converger en
distintos puntos de vista sobre la base de argumentos convincentes que se resolviesen dialécticamente.
8
Como lo describe Vidal de la Rosa, Godofredo, Op. Cit., 2010, “(…) Schumpeter como mucho de sus
contemporáneos conservadores, tenía una baja estima de la conducta de la ciudadanía moderna. La plebe
se comporta irracionalmente ante las decisiones políticas, le gusta ser dirigida y adora a los líderes
carismáticos autoritarios, e incluso tolera el engaño abierto y el descaro de sus líderes.”, pág. 187. Es por
esto que Vidal de la Rosa sostiene que Schumpeter se acerca a Carl Schmitt cuando comparte la idea
fundamental de la irracionalidad popular e incluso con la tácita aceptación de que el régimen democrático
pudiera coexistir con la exclusión de grupos étnicos, religiosos o de género. Sin embargo, mientras Schmitt
abandona la democracia liberal -parlamentarismo- por el Estado total; Schumpeter decide conciliar la
omnipresencia de la élite con un método que satisfaga, al menos mínimamente, las demandas del pueblo.
Llegando incluso a admitir una cuota de su participación política más allá de los votos, cuando uno de los
suyos decida competir abiertamente por el caudillaje político.
9
Nuevamente aquí la similitud con el pensamiento de Carl Schmitt sobre la capacidad de engaño de la
clase dirigente al pueblo, cuando de decisiones políticas se trata. Schmitt nombra una y otra vez, las
justificaciones fabricadas para las intervenciones militares que las democracias liberales llevaron a cabo en

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -3-


Pero entonces, ¿cómo es posible que la teoría clásica de la democracia haya sobrevivido
durante el tiempo que lo hizo?
Schumpeter lo explica en función de ciertos factores. Primero, la teoría clásica se apoya
en una suerte de fe religiosa que construye un credo democrático que queda fuera de
cualquier discusión. Segundo, la democracia clásica utiliza formas entusiastas de fácil
aprobación, enalteciendo valores tales como la libertad, la igualdad o la fraternidad.
Principios que nuevamente son sacralizados en distintos documentos nobles como una
declaración de independencia, o una Constitución nacional, un evangelio de la razón.
Tercero, la teoría clásica de la democracia puede tener adaptabilidad en sociedades
pequeñas que no revistan de la complejidad de grandes naciones industriales, que en
definitiva, son las que necesitan imperiosamente un modelo político para la continuidad
de su estabilidad y desarrollo. Por último, y en cuarto lugar, otro motivo por el cual la
teoría clásica de la democracia sobrevivió durante tanto tiempo es el hecho de que el
discurso político demagogo, en su afán de conseguir los votos de las multitudes, ofreció
una excelente plataforma para el mantenimiento del credo democrático sin coherencia, al
adular y manipular las “cualidades” de las masas.

La teoría democrática de Schumpeter


Barrida la ficción de la teoría clásica, Schumpeter propondrá una nueva teoría más
realista. Concibiendo a la democracia como método político, como aquel “Sistema
institucional, para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el
poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del pueblo.”10
Con esta definición de democracia, Schumpeter desea despejar toda duda sobre la
distinción de un país con democracia de aquél que no la posee. Pues, la teoría clásica de
la democracia no podía resolver esta cuestión, ya que un Gobierno autoritario
tranquilamente podía “hacer el bien” o “respetar la voluntad popular” sin la necesidad
de proceder democráticamente.
Para que una democracia sea tal, debe de poseer un método político por el cual sea real la
competencia por el voto y el reconocimiento del caudillaje.11 Lejos de representar el
interés general, estos políticos responderán a voluntades de grupo, voliciones
sectoriales12 que dan origen al interés por la participación política y la competencia
electoral. De esta manera, se crea una situación política por la cual sus demandas son
contenidas por un caudillo o surge un nuevo liderazgo que abiertamente se propone
competir por los votos con el apoyo de este grupo sectorial.

virtud de intereses geopolíticos, intereses que si eran transparentados no hubiesen contado con apoyo
popular. Vidal de la Rosa pone como ejemplos de engaño político, los casos de México, Filipinas, Cuba,
Vietnam e incluso Irak.
10
SCHUMPETER, Joseph A., Op. Cit., 1961, Cap. XXII, pág. 343.
11
El concepto de “Caudillaje” no hace alusión al calificativo peyorativo que recibe esta adjetivación en
nuestros días. Por el contrario, éste refiere al liderazgo reconocido de un dirigente sobre la voluntad del
electorado efectivizado mediante el proceso democrático.
12
Para graficar un ejemplo de voluntades sectoriales, Schumpeter menciona a grupos de desocupados que
piden subsidios del Estado.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -4-


En este contexto la democracia tiene una relación especial con la libertad individual. Si
bien Schumpeter aclara que ninguna sociedad tolera la libertad absoluta, el método
democrático debe sostener la libre competencia por los votos como una “regla de juego”
clara y transparente que permita el desarrollo pacífico por la obtención de poder.13 Por
otro lado, aunque el establecimiento de una democracia schumpeteriana no implique
necesariamente mayor libertad -puede ocurrir lo contrario-,14 el autor entiende que la libre
competencia por el caudillaje puede facultar la aparición de otras libertades, como la
libertad de asociación, la libertad de prensa, etc. libertades que Robert Dahl atribuía a su
concepto de poliarquía.
Librada la competencia por los votos, cabe de esperarse la aceptación del caudillaje como
verdadera función del voto. Esto constituye un límite entre las élites políticas por el cual
una democracia se aleja de una dictadura. La alternancia eventual del poder tiene lugar
en una democracia competitiva y donde los políticos profesionalizan su labor, aceptando
su derrota electoral con la convicción de llegar a ser Gobierno en algún momento y así,
garantizando la estabilidad de las reglas de juego.

Del otro lado de la libre competencia por el


caudillaje se encuentra el pueblo, ahora
devenido en “electorado”. Schumpeter no
atribuye al mismo ningún poder de iniciativa
política, y va más allá. Tampoco le atribuye la facultad de elegir efectivamente, sino por
una oferta limitada de candidatos que ofrecen su caudillaje local. La iniciativa radica en
el candidato que hace una oferta programática para obtener un cargo político. Los
electores, sentencia el escritor, se limitan a aceptar o rechazar su oferta de liderazgo.
Puede darse el caso excepcional de que los electores simpaticen con una persona en
concreto, pero si ésta no decide competir electoralmente, el voto recaerá nuevamente
sobre aquellos que ofrezcan su servicio público.15
Ante estas posibilidades ¿de qué manera se presenta un candidato al electorado? Para el
autor, el candidato lo hace a través de un partido político.
La teoría clásica consideraba a los partidos políticos como grupos de hombres que querían
fomentar el “bien común”, pero ante esta racionalización peligrosa, Schumpeter

13
Aquí se observa el claro alejamiento de Schumpeter de la concepción schmittiana de “amigo-enemigo”,
por el cual se hacía lícito la inminente eliminación física en la lucha política. Por el contrario, Schumpeter
propone un escenario pacífico para el proceso político en una competencia abierta y transparente entre
adversarios políticos por la obtención de votos.
14
Hay que recordar que Schumpeter escribe en un momento donde la principal democracia liberal del
mundo, los EEUU, no aceptaba el voto de negros y negras. Schumpeter acepta esta restricción al voto, por
cuanto afirma que la capacidad para votar es una cuestión de opinión. Tanto puede deberse a una restricción
por falta de madurez cívica -restricción de votar a menores de 18 años-, como puede deberse a restricciones
religiosas en una democracia confesional, o restricciones raciales en democracias de mayorías étnicas.
Punto por el cual, el autor justifica un voto restrictivo si así lo determinan las élites políticas en el juego
democrático. Más detenidamente, Dahl retomará la cuestión de la representación en su trabajo filosófico
con una conclusión diferente.
15
Schumpeter piensa en personajes públicos -celebridades- que gocen de la afinidad popular, que si bien
pueden o no decidir competir por el caudillaje, pueden influir en el voto apoyando a determinados
candidatos políticos.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -5-


redefinirá el partido como un grupo de personas dispuestas a competir electoralmente por
el poder político, y de esta manera, encajarlo en la lógica democrática propuesta.

La teoría del caudillaje competitivo de Schumpeter es vital para entender la diferencia


que el autor hace entre la democracia y el socialismo.
La democracia significa que un pueblo acepte o rechace a los hombres que han de
gobernarle. En tanto exista libre competencia entre los pretendientes por el voto del
electorado, un sistema será democrático y no socialista.

Otro problema lo podrá constituir la eficiencia o no de esa democracia, pero eso responde
a otro tema. Schumpeter afirma con categoría que no quiere condescender a sus críticos
y ser objeto de la “eficiencia dictatorial”. Sin embargo, reconoce el problema que la
democracia tiene en resolver el tema de la calidad de sus dirigentes.
Críticos a su teoría afirman que el método democrático puede crear políticos profesionales
pero estadistas aficionados, es decir “jueces sin saber derecho, diplomáticos sin saber
francés”. Pero Schumpeter sale a la defensa de los dirigentes democráticos argumentando
que además de ser profesionales en la búsqueda de votos, también lo son en el trato con
los hombres. Para el autor, la calidad de los dirigentes y por lo tanto la eficiencia de la
democracia, pueden ser resueltas si se cumplen determinadas condiciones:
1. La Sociedad Política.- Schumpeter cree que la calidad de los dirigentes políticos
en un sistema democrático puede ser más elevado si éstos provienen de una suerte
de estrato social particular, una sociedad política. El método democrático no
selecciona los políticos entre la población sino entre aquellos que tienen vocación
política, y qué mejor que elegir entre una clase particular de la sociedad, en donde
haya vocación de poder, una sociedad de notables -como para él representaba la
Inglaterra de esa época-.
2. El dominio efectivo de la decisión política.- El éxito de una democracia consiste
en el dominio efectivo de las decisiones políticas, solo así se garantizará una
democracia eficiente. A diferencia de la teoría clásica de la democracia, en donde
el pueblo en su carácter de sujeto racional “comprendía” y “opinaba” de las
cuestiones públicas, Schumpeter sostiene que la plebe no necesariamente puede
tener competencia sobre cuestiones técnicas que hacen a la estabilidad del sistema.
En una democracia eficiente se hace necesaria una autolimitación de las
decisiones de Estado, esto es, un autolímite impuesto entre los políticos para que
ciertas políticas públicas sean aplicadas por personal técnico idóneo.16
3. La burocracia.- El Gobierno democrático deberá contar con una burocracia
capacitada y con sentido del deber sobre lo público. Una burocracia que más allá
de su especificidad, tenga una vocación burocrática y que quede a disposición de
instruir a los políticos que deciden sobre políticas públicas.
4. La autodisciplina democrática.- El método democrático funciona cuando los
grupos políticos aceptan las “reglas del juego”. E incluso, cuando el mismo

16
Schumpeter cita como ejemplo la Comisión Interestatal de Comercio de los Estados Unidos. Un órgano
creado por la política, pero encomendado a una comisión especial de profesionales técnicos que atienda a
los asuntos económicos sin influencia de las decisiones políticas.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -6-


electorado acepta el resultado de los comicios y reconoce el caudillaje de cierto
dirigente. La autodisciplina democrática será el temple al cual deberán de resistir
políticos y electores frente a la tentación de derribar un Gobierno cada vez que se
tenga oportunidad. No hay un Gobierno eficaz si se actúa de esta manera, se debe
aceptar el caudillaje político del partido ganador, dirá Schumpeter.
Por otro lado, si bien la democracia es un método, no exige que todas las funciones
de Estado estén sometidas a un método político.17 No obstante, una dosis de
tradicionalismo parlamentario en procedimientos y etiqueta, puede cumplir con
cierta estabilidad en el Gobierno democrático y que los políticos opositores
respeten el programa político del oficialismo.
5. La tolerancia política.- Por último, Schumpeter añade una condición más para el
establecimiento de una democracia eficiente con dirigentes de calidad, esto es, la
tolerancia. Si bien ésta nunca pueda ser absoluta, porque ninguna sociedad
permite una tolerancia absoluta, tanto dirigentes como electores deberán colaborar
para que exista tolerancia política. El pueblo deberá escuchar a los candidatos
políticos que compitan por el caudillaje local; y los dirigentes deberán
autodisciplinarse para colaborar con el funcionamiento del Gobierno de turno.

Schumpeter aclara que para que estas condiciones permitan una democracia eficiente y
una dirigencia de calidad, será necesario tiempos de estabilidad general, pues en períodos
de perturbación, resultaría razonable abandonar la competencia por el caudillaje político
y adoptar un caudillaje monopolista.
El caudillaje monopolista solo podrá ser empleado con excepcionalidad y ante la
imposibilidad de crear acuerdos políticos en situaciones de crisis. Será necesario ajustar
los tiempos de duración de ese caudillaje monopolista con temporalidad limitada, ya que
de lo contrario, comenzaría a tener origen una dictadura.18

La democracia en el orden socialista


Para el autor, la democracia en el orden socialista funciona con similares postulados que
la democracia en la teoría clásica. Pues, el socialismo no parece tener en cuenta que la
democracia nace al mismo tiempo que el capitalismo; la democracia es entre otras cosas,
“democracia burguesa”.
Si bien es cierto que la burguesía ha producido a individuos no burgueses con exitoso
caudillaje político, no ha podido consolidar un estrato político propio, una sociedad
política que garantice la calidad de los políticos democráticos y la eficiencia del sistema.

17
A diferencia de Schumpeter, Robert Dahl hace mayor hincapié en la necesidad de que la mayor cantidad
de instituciones públicas tengan una dosis significativa de representatividad.
18
Schumpeter está haciendo referencia aquí a lo que Schmitt llama estado de excepcionalidad, es el estado
de sitio por el cual, ante una inminente crisis, se suspenden las garantías políticas para recuperar el
monopolio de la violencia y sentar las bases, nuevamente, para la libre competencia por el caudillaje
político. Schumpeter hace hincapié en su carácter excepcional y, por otro lado, temporal, para limitar esta
figura a determinado momento en determinadas condiciones -las cuales no profundiza en su texto-.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -7-


Esto cimentó la prognosis pesimista
para la construcción de la teoría
socialista de la democracia, que
desciende de la ideología burguesa
clásica. Comparte así, su
racionalismo y su utilitarismo pero
con un final diferente. Sobre todo, un
final antidemocrático incapaz de respetar el derecho a la propiedad privada y avanzando
sobre cuestiones económicas por fuera de la esfera de lo político, sin atenerse que ambas
contienen reglas diferentes.
La extensión del dominio de la gestión pública socialista no tiene la autolimitación
democrática que contiene el sistema democrático schumpeteriano de la esfera política
ante la esfera económica. Por el contrario, en el orden socialista, el político se inmiscuye
sin saber en una esfera económica que, al poseer distintas reglas, traduce la falta de su
gestión política en falta de pan.
Schumpeter cree que si el socialismo logra reedificar la estructura social, los problemas
podrían ser resueltos por el método democrático. Lo cual parece improbable. De todas
maneras, el autor sí reconoce del socialismo, una sociedad política propia en los países
marxistas pero que no por ello gozan de profesionalismo económico.

Conclusión
Schumpeter decide barrer la teoría clásica de la democracia del siglo XVIII para dar los
cimientos a una teoría de la democracia más realista. Allí construye una teoría de la libre
competencia por el caudillaje político, donde la democracia constituye un método
político que garantiza la libre competencia por los votos del electorado.
De esta manera, conceptos sacramentados por la teoría clásica de la democracia como lo
fueron el “bien común”, la “voluntad general” y las “decisiones racionales del pueblo”,
son suplantadas por yuxtapuestas interpretaciones del bien, voluntades de grupo y
voluntades fabricadas por la propaganda política, y finalmente el argumento de que la
plebe se deja guiar por el carisma de los políticos, o se ve amordazada por la
desinformación política, en definitiva, por la irracionalidad del pueblo.

Ya desmitificada la democracia de aquellos principios nobles de los cuales la teoría


clásica había ungido al sistema democrático, Schumpeter reflexiona sobre una
democracia eficaz con una dirigencia política de calidad. Si bien esto no es garantizado
por la democracia, por cuanto ésta solamente constituye un método, sí puede ser
garantizado a través de una serie de condiciones que el autor propone.
Estas condiciones son, una sociedad política, donde exista un estrato social especial con
vocación de poder; un dominio efectivo de las decisiones políticas, en donde los políticos
se autolimiten a emprender políticas públicas en competencias que tengan reglas disímiles
y emplear personal técnico idóneo; una burocracia, capaz de instruir a los decisores
políticos de cómo actuar; una autodisciplina democrática, de parte de electores y políticos
en respetar las reglas del juego impuestas en la libre competencia por el caudillaje y la
aceptación del caudillo ganador; y finalmente la tolerancia política, en virtud de

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -8-


autodisciplinarse para toda vez que el Gobierno se encuentre en aprietos no tentarse a
derribarlo y colaborar con el mismo. Solo así se podrá garantizar una democracia
eficiente y políticos de calidad.

La libre competencia por el caudillaje constituye el factor nuclear del sistema


democrático como método. Allí, Schumpeter descree que la ideología juegue un papel
fundamental, como sí lo juega la voluntad de poder de cada candidato en la obtención de
los votos. Schumpeter está pensando en una sociedad política de notables al estilo inglés,
que compitan entre ellos por la voluntad de amplios sectores del electorado. Y si bien
considera a los socialistas como arribistas amateurs, les da lugar para que compitan en el
sistema siempre que respeten las reglas de juego, es decir, el proceso democrático.19 De
allí, que se considere el concepto schumpeteriano de democracia como un concepto
meramente procesal y elitista.

Finalmente Schumpeter asesta una crítica al sistema político socialista, que acusa de
inmiscuir la política en competencias -económica, por ejemplo- que no poseen las mismas
reglas. Donde una falta de gestión política pueda significar, falta de pan. Como solución,
Schumpeter propone que la decisión de la política, esté en disponer de personal técnico
capacitado que pueda resolver las cuestiones económicas o de otra índole profesional. Lo
que no equivale a decir que el Estado no se inmiscuya en lo económico, sino que el
político no traslade su saber -el buen trato con los hombres- a esferas que necesitan de
una mayor profesionalización u otro tipo de conocimiento.
Para Schumpeter, el fenómeno democrático está asociado a la racionalidad económica
capitalista, el ascenso de la burguesía y la presencia de las clases obreras en la actividad
productiva. La democracia es una solución de las élites políticas a la diversificación de
sus intereses. El sistema de libre competencia por el caudillaje aparece como una forma
de conducción de los asuntos públicos que garantizaría un medio pacífico para la
estabilidad requerida por la economía de mercado. El arribo de las masas a la política
pretende ser absorbido por el marco político de respeto al proceso democrático burgués
propuesto por Schumpeter, a fin de garantizar espacios a aquellos obreros que decidan
competir libremente por el caudillaje local, y evitando así que la democracia eclosione en
nuevos sistemas políticos antidemocráticos como el socialismo o el fascismo.

Bibliografía
 SCHMITT, Carl, “El concepto de lo político”, Editorial Folios, Buenos Aires,
1984.
 SCHUMPETER, Joseph A., “Capitalismo, Socialismo y Democracia”, Traducido
al español por García, José Díaz, Editorial Aguilar, Ciudad de México, 1961.
 VIDAL DE LA ROSA, Godofredo, “Teoría democrática: Joseph Schumpeter y la
síntesis moderna”, Revista Nueva Época Nº 62, Ciudad de México, 2010.

Nabih Yussef
19
Schumpeter piensa en aquél socialista devenido en socialdemócrata.

Nabih Yussef - Teoría Política Contemporánea -9-

También podría gustarte