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La III República en Francia

La derrota de las tropas de Napoleón III en Sedán —y la prisión del propio emperador— a
manos de los prusianos provocó un tremendo trauma en Francia.

Se constituyó un gobierno provisional en que figuraban el moderado Thiers y el republicano


Gambetta. Pero la conmoción más grave fue la revuelta de la Commune (vídeo 1, 21) en que
los elementos populares, bajo un claro signo de revolución social, se adueñaron de París y
causaron grandes destrucciones; de resultas de las luchas que siguieron, se registraron 15.000
muertos, y graves daños en la capital francesa, que vivió unos meses de anarquía, hasta que
la situación fue dominada por el Ejército.

La Comuna de París (Commune de Paris) fue un breve movimiento insurreccional que


gobernó la ciudad de París del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, instaurando un proyecto
político popular autogestionario, que para algunos autores, se asemejó al anarquismo o al
comunismo.

Tras la derrota y derrumbe del gobierno imperial de Napoleón III en la guerra franco-
prusiana (1870-1871), París fue sometida a un sitio de más de cuatro meses (19 de
septiembre de 1870-28 de enero de 1871), que culminó con la entrada triunfal de los
prusianos —que se retiraron de inmediato— y la proclamación imperial de Guillermo I de
Alemania en el Palacio de Versalles.

Debido a que París no aceptaba rendirse, la nueva Asamblea Nacional y el gobierno


provisional de la República, presidido por Adolphe Thiers, prefirieron instalarse en Versalles
y desde ahí doblegar a la población rebelde.

Recordemos que Thiers (1797 - 1877) había sido repetidas veces primer ministro bajo el
reinado de Luis-Felipe de Francia. Después de la caída del Segundo Imperio, se convirtió en
presidente provisional de la Tercera República Francesa. , ordenando la supresión de la
Comuna de París en 1871.

Hasta 1870, Thiers había sido uno de los impulsores de la guerra franco-prusiana,
pero cuando los ejércitos franceses sufrieron derrota tras derrota en tan sólo unas
pocas semanas, cambió rápidamente su estrategia y empezó a hablar en contra de la guerra,
cuando ésta estaba prácticamente perdida.

Por su maniobra, se colocó en una posición políticamente victoriosa después de la


derrota aplastante del país, a pesar de que toda su carrera la dedicó a promover
agitaciones para llevar a Francia a alguna guerra.

Logró esto separándose lo más posible del Gobierno de Defensa Nacional, el gobierno
que estaría obligado a rendirse y capitular frente a Alemania.

Emprendió a finales de septiembre y en las tres primeras semanas de octubre un viaje por
diferentes cortes de Europa, con la esperanza de obtener alguna intervención, o al
menos algunos buenos oficios.

La misión fracasó, pero el negociador cambió de conclusión: debía obtenerse,


inmediatamente si era posible, un armisticio directamente con el líder prusiano
Otto von Bismarck.

Una vez firmado el tratado de armisticio (previo al definitivo Tratado de Fráncfort),


Thiers entró triunfalmente en escena y se pidieron elecciones nacionales: Thiers fue
elegido por veintiséis departamentos diferentes; el 17 de febrero de 1871 fue elegido
Presidente, nominalmente como "chef du pouvoir executif de la République en attendant qu'il
soit statué sur les institutions de la France" (Jefe del poder ejecutivo de la República hasta
que las instituciones de Francia sean prescritas). Tuvo éxito en convencer a las autoridades
que la paz era necesaria, y esta fue votada (el 1 de marzo de 1871) con una mayoría de más
de cinco a uno.

En mayo de 1871, Thiers envió soldados franceses, con el apoyo de los alemanes, a París
para aplastar la Comuna parisiense. Entre 10.000 y 30.000 trabajadores murieron en las
calles de París. Miles más fueron detenidos y 7.000 fueron exiliados de por vida de Francia

El vacío de poder en París provocó que la milicia ciudadana, la Guardia Nacional Francesa, se
hiciera de forma efectiva con el poder a fin de asegurar la continuidad del funcionamiento de
la administración de la ciudad.

Se beneficiaron del apoyo y de la participación activa de la población obrera descontenta,


del radicalismo político muy extendido en la capital que exigía una república
democrática, y de la oposición a la más que probable restauración de la monarquía
borbónica, difícil porque en le nabdpo monarquico estaban dividides entre orleanistas y
legitimistas.

Al intentar el gobierno arrebatarles el control de las baterías de cañones que habían


sido compradas por los parisinos por suscripción popular para defender la ciudad, estos se
alzaron en armas. Ante esta rebelión, Thiers ordenó a los empleados de la administración
evacuar la capital, y la Guardia Nacional convocó elecciones para el consejo municipal que
fue copado por radicales republicanos y socialistas.

La Comuna (el término commune designaba entonces y aún designa al ayuntamiento en


francés) gobernó durante 60 días promulgando una serie de decretos revolucionarios, como
la autogestión de las fábricas abandonadas por sus dueños, la creación de guarderías para
los hijos de las obreras, la laicidad del Estado, la obligación de las iglesias de acoger las
asambleas de vecinos y de sumarse a las labores sociales, la remisión de los alquileres
impagados y la abolición de los intereses de las deudas.

Muchas de estas medidas respondían a la necesidad de paliar la pobreza generalizada que


había causado la guerra. Sometida casi de inmediato al asedio del gobierno provisional, la
Comuna fue reprimida con extrema dureza. Tras un mes de combates, la reconquista del
casco urbano provocó una fiera lucha calle por calle, la llamada «Semana Sangrienta»
(Semaine sanglante) del 21 al 28 de mayo. El balance final supuso unos 10 000
muertos, el destrozo e incendio de más de 200 edificios y monumentos históricos, y
el sometimiento de París a la ley marcial durante cinco años.

Ya que los sucesos de la Comuna de París tuvieron lugar antes del


cisma entre anarquistas y marxistas, ambos movimientos políticos la
consideran como propia y la celebran como la primera toma de poder de las
clases proletarias en la historia de Europa occidental.

1. Karl Marx la describió como el primer ejemplo concreto de una


dictadura del proletariado en la que el Estado es tomado por el
proletariado,
2. a lo que Bakunin respondió que —al no depender de una vanguardia
organizada y no haber arrebatado el poder al Estado francés o
intentado crear un estado revolucionario— la comuna parisina era
anarquista.
Desde 1871 hasta 1873 Thiers gobernó bajo el título de presidente provisional.
Después de perder una moción de confianza en la Asamblea Nacional, presentó su dimisión,
oferta que fue aceptada (confiaba en que la dimisión no fuera aceptada) y le obligaron a
dejar su cargo.

Fue sustituido como Presidente Provisional por Patrice MacMahon, duque de Magenta,
quien se convirtió en Presidente de la Tercera República, título que Thiers había codiciado, en
1875 cuando una serie de Leyes Orgánicas crearon oficialmente la Tercera República
Francesa.

Los desórdenes unieron a los grupos conservadores —y a los mismos campesinos, opuestos a
las revueltas urbanas—, de suerte que los primeros años de la III República fueron de temple
conservador hasta el punto de que durante siete años presidió el régimen republicano un
monárquico, el almirante Mac Mahon.

Sin la mutua enemistad entre legitimistas y orleanistas, la restauración monárquica hubiera


sido, como en 1851, la salida más previsible.

Luego,

1. el crecimiento de las ciudades,


2. las inquietudes políticas del mundo obrero en una época de industrialización
creciente,
3. y la toma de posiciones de una activa y cada vez más influyente, a veces agresiva
intelectualidad progresista,

fueron dando armas a la izquierda, y no solo la idea de una restauración monárquica


se fue disolviendo,
sino que la III República, aunque siempre con vaivenes y una continua inestabilidad,
acabaría tomando con los años un aire francamente radical (ved Partido Radical).

EL PARTIDO RADICAL (en francés, Parti radical) es un partido político


social liberal francés fundado en 1901 como Partido Radical y Radical

Socialista.

Su antecedentes están en los GRUPOS REFORMISTAS REPUBLICANOS

del siglo XIX conocidos como RADICALES que a partir de 1879 en


adelante se organizan electoralmente como grupo independiente.

Con la promulgación de la Ley de Asociaciones de julio de 1901, se


realiza un congreso de los diversos grupos radicales entre el 21 y 23
de junio de 1901 que crea formalmente el PARTIDO REPUBLICANO
RADICAL Y RADICAL SOCIALISTA.

La designación del partido reconocía explicítamente la existencia de


radicales de izquierda, centro y derecha en una misma organización
política formal. A diferencia de los partidos republicanos de la época
el radicalismo contaba con estructuras formales y efectivas de
funcionamiento, muchas de las decisiones en cuanto a ingreso a
coaliciones ministeriales o electorales así como definiciones políticas
importantes se realizan en debates y votaciones en sus congresos
anuales.

Las bases comunes de su programa están en el PROGRAMA DE

BELLEVILLE (1869) propuesto por Léon Gambetta y en

posteriores eventos partidarios a partir de 1901.

Estas son:

 Sufragio universal
 Responsabilidad ministerial ante el parlamento
 Servicio militar obligatorio y de corta duración
 Separación de la Iglesia y el Estado
 Instrucción gratuita, obligatoria y laica
 Impuesto a la renta
 Liberalismo económico, aunque algunas fracciones eran partidarias
de mayores derechos sociales a las clases trabajadores.

Otros rasgos eran un anticlericalismo y profunda fe en los avances


científicos (positivismo)

Sus principales figuras fueron: Léon Bourgeois, Ferdinand Buisson,


Joseph Caillaux, Camille Chautemps, Georges Clemenceau, Émile
Combes, Gaston Doumergue, Édouard Daladier, Édouard Herriot y
Albert Sarraut.

Participó en las siguientes coaliciones electorales y de gobierno:

1. Cartel des gauches (1924-1926)


2. y el Frente Popular (1936-1938).

PRESIDENCIAS LA III REPÚBLICA TRAS MAC MAHON

Francia se convirtió hacia 1900 en una república laica y aun anticlerical. Este proceso
obedece en parte al afán —paralelo al del resto de Europa, pero en este caso más militante—
de asunción por parte del Estado de todas las funciones educativas, que llevó a la prohibición
de enseñar a los jesuitas, y a la proclamación de un sistema de enseñanza laico-estatal.

Desde el primer momento se impuso el sufragio universal, acompañado de un frondoso


parlamentarismo; aunque Francia contó con presidentes de gran personalidad, como el
propio Mac Mahon, al que sucedieron

 Grevy, un hombre favorecedor de la burguesía de negocios,

 Jules Ferry, emprendedor, reforzador del Estado, que fomentó la industrialización, la


enseñanza, las comunicaciones, y contribuyó como nadie a la construcción de un gran
imperio colonial.

El lema de Ferry era que «el futuro y la grandeza de Francia están fuera de Francia»
(en las colonias).

 Vinieron luego presidentes radicales y anticlericales como Waldeck-Rousseau y


Combes, con los cuales se entra ya en el siglo xx.

LA BELLE EPOQUE
Francia tuvo una «Belle époque» más agitada que Inglaterra, con abundancia de
escándalos públicos, como…

 el «affaire Dreyfus»,

 el movimiento ultranacionalista y revanchista liderado por el general


Boulanger (boulangismo),

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Sus propuestas de reforma (ej: permiso de llevar barba, obligación del


servicio militar para los curas, supresión del pago para eludir el servicio
militar, modernización del armamento...) le granjearon una gran
popularidad en el seno del Ejército. No tarda en hacerse notar entre la
opinión pública francesa por sus discursos chovinistas y
revanchistas en una sociedad todavía traumatizada por la pérdida de
Alsacia y Lorena tras la Guerra Franco-Prusiana.

El populismo de Boulanger cala cada vez más entre el pueblo francés, quien
le apoda "General Revanche", su popularidad es tal que pese a la caída del
gobierno es de nuevo nombrado ministro de Defensa.

En sus actos y discursos, Boulanger se muestra cada vez más agresivo y


hostil hacia Alemania, mientras acusa de lenidad e incapacidad a los
políticos de la Tercera República Francesa, lo cual aumento más su
popularidad entre las masas.

El 20 de abril de 1887, tras la detención ilegal de un policía francés en la


frontera alemana, estalla una grave crisis diplomática entre los dos países.
Francia y Alemania están al borde de la guerra y los discursos
incendiarios de Boulanger («Recordad que en Alsacia nos esperan») no
ayudan a contemporizar la situación. Finalmente las aguas volvieron a su
cauce, pero entre la clase política francesa cundió la sensación de que
Boulanger era una grave amenaza para el mantenimiento de la paz,
considerándolo además como promotor de una dictadura regida por el
propio Boulanger. Tras esta crisis el gobierno no tarda en caer, y el 31
de marzo de 1887 se forma un nuevo gobierno donde Boulager no
renueva su cargo.

El movimiento Boulangista

Tras perder su cargo ministerial, Boulanger es apartado de los puestos de


poder y enviado al "destierro" en Clermont Ferrand. Más de 10 000
personas se presentan el día de su despedida en la estación de tren de París
y reclaman su regreso, el movimiento "Boulangista" había nacido. Boulanger
empieza a buscar contactos entre sectores críticos y enemigos con la
Tercera República (monárquicos, bonapartistas, socialistas víctimas de la
represión de la Comuna de París), en poco tiempo Boulanger logra más de
50 000 votos en siete departamentos.

Mientras tanto un escándalo de corrupción política sacude Francia:


Daniel Wilson, el yerno del presidente de la República Jules Grévy,
es descubierto recibiendo sobornos a cambio de otorgar
condecoraciones de la Legión de Honor, lo cual fuerza la renuncia de
Grévy en diciembre de 1887, catapultando más, en contraste, la
popularidad de Boulanger.

Sin embargo, las leyes de la Tercera República prohíben a los


militares en activo presentarse como candidatos a las elecciones, por
lo cual el 24 de marzo de 1888 Boulanger es expulsado formalmente
del Ejército.

Esta destitución fue un mal cálculo político por parte del Gobierno ya que ya
nada podía impedir ahora que Boulanger presentara su candidatura en las
elecciones.

Boulanger y su movimiento aprovechan el descrédito de los políticos


franceses para empezar a organizarse, suscitando una enorme
adhesión popular y alcanzando rápidamente los votos necesarios
para conseguir el acta de diputado. Boulanger es mucho menos popular
entre la clase política que desconfía de su popularidad, tanto que el 13 de
julio se bate en duelo con el presidente del Consejo de Ministros Charles
Floquet, resultando herido una vez más.

El suicidio del general según una publicación de la


época.

El movimiento boulangista presenta candidatos


por toda Francia, su programa es muy
populista y sencillo aunando elementos de
un Cesarismo autoritario con
conservadurismo social, mejoras para la
clase obrera, fin de la corrupción, rearme del
ejército, etc. Esta diversidad ideológica será
una de las claves del efímero éxito del
boulangismo que fue capaz de conseguir
adhesiones en casi todos los grupos de la
sociedad francesa, desde la burguesía más adinerada hasta las clases
proletarias, pasando por clérigos, intelectuales, y militares.

El 27 de enero de 1889, Boulanger se presenta como candidato por


París donde gana las elecciones por amplísimo margen (244 000
votos frente a los 160 000 de su adversario más próximo).

Esa misma noche, durante la celebración de su victoria electoral, 50 000 de


sus seguidores le aclaman en las calles parisinas. Sus colaboradores más
cercanos, reunidos en una cena de celebración, incluso le piden que
aproveche la coyuntura para lanzar un golpe de Estado y tomar el Palacio
del Elíseo con el apoyo de las masas. Boulanger duda, pero finalmente no se
atreve a dar el paso.

Ese hecho decisivo marcaría el principio del fin del Boulangismo tal y como
profetizaba Thièbaud (uno de los principales dirigentes boulangistas) tras el
rechazo de Boulanger de tomar el poder por la fuerza: «Las doce y cinco.
Desde hace cinco minutos el Boulangismo está a la baja».

Pese a no haberse atrevido a dar el golpe de Estado en la cima de sus


popularidad, la clase política sigue desconfiando enormemente de las
intenciones del ex general, de quien temen una dictadura, aunque éste
anuncia que tratará de tomar el poder por medios lícitos. El ministro de
Interior anuncia que se va a revocar la inmunidad parlamentaria de
Boulanger, acusándolo de atentar contra la legalidad republicana.

Éste, asustado, decide repentinamente huir de Francia y se refugia en


Bruselas el 1 de abril de 1889, junto con su amante, la actriz Marguerite
Crouzet. Su apresurada huida le provocó un enorme descrédito político y
popular y poco después Boulanger es condenado por complot contra la
seguridad nacional, corrupción y prevaricación. El boulangismo,
abandonado por su jefe, se disuelve en pocos meses y al terminar el
año su programa político pasa al olvido.

En Bélgica Marguerite Crouzet muere de tuberculosis en julio de 1891. Ante


esta pérdida Boulanger se hunde en una profunda depresión, la cual culmina
al suicidarse ante la tumba de Crouzet el 30 de septiembre de 1891.

 hasta el asesinato del presidente Carnot.


EL CASO DREYFUS,

Polémico asunto en el que se vio implicado el oficial del ejército francés Alfred Dreyfus, por el que
se le declaró culpable del cargo de traición en 1894. Su condena provocó un conflicto nacional que
llevó al sector republicano progresista a una posición dominante en la vida política francesa y que
culminó con la separación de la Iglesia y el Estado en Francia.

El proceso contra Dreyfus

Dreyfus, un capitán de artillería de origen judío asignado al Estado Mayor General de


París, fue acusado de traición en 1893. Concretamente, se le imputaba el haber escrito un
bordereau (“lista” en francés) con una relación de documentos militares secretos del
gobierno francés, que pretendía enviar a la embajada alemana en París. Un tribunal
militar le declaró culpable en 1894; fue degradado y se le trasladó a la isla del Diablo, en
la que debía permanecer prisionero durante el resto de su vida. Dos años después del juicio,
en 1896, el teniente coronel George Picquart, jefe de la inteligencia militar francesa en
esos momentos, descubrió pruebas que revelaban que el verdadero autor del bordereau
sobre el que se articulaba la traición, atribuido a Dreyfus, era un oficial de infantería
francés, el comandante Marie Charles Esterházy. Los superiores de Picquart le obligaron a
guardar silencio y le relevaron del servicio activo. Al mismo tiempo, familiares y amigos de
Dreyfus descubrieron pruebas similares de la implicación de este comandante. El
ejército, a fin de evitar un escándalo, sometió a Esterházy al juicio de un tribunal militar,
pero fue absuelto a principios de 1898. En agosto de este mismo año, el teniente coronel
Hubert Joseph Henry confesó que, como sucesor de Picquart en la jefatura de la
inteligencia militar, había falsificado documentos que implicaban a Dreyfus, tras lo cual fue
arrestado y se suicidó en su celda. Esterházy fue expulsado del ejército y, tras abandonar Francia,
se estableció en Inglaterra.

En 1899, el caso Dreyfus fue llevado ante la Cour de Cassation (Tribunal de Apelación),
que ordenó celebrar un nuevo juicio. En este segundo proceso se volvió a declarar culpable al
militar judío, pero su condena quedó reducida a diez años de prisión.

Diez días después, un nuevo gobierno, más progresista, encabezado por Pierre Waldeck-
Rousseau y con Émile Loubet como presidente, anuló el veredicto y otorgó el perdón a
Dreyfus. Fue totalmente rehabilitado siete años después, en 1906, gracias a una sentencia del
Tribunal de Apelación; el ejército le readmitió con la graduación de comandante y le
concedió la Legión de Honor. Sirvió en la I Guerra Mundial como teniente coronel. Con
respecto a los demás implicados en el caso, Esterházy permaneció en Inglaterra y confesó
haber sido un espía alemán a finales de 1899; Picquart, su acusador, fue restituido en su
puesto, ascendido a general y nombrado ministro de Guerra del gabinete presidido por
Georges Clemenceau.

Implicaciones sociales y políticas

El caso Dreyfus fue el detonante que originó la explosión social y política de la inestable
Francia de finales del siglo XIX. Los grupos extremistas de la derecha y la izquierda utilizaron
este suceso para demostrar su descontento ante el orden imperante. Cuando se declaró a
Dreyfus culpable en su primer consejo de guerra, las poderosas fuerzas antisemitas de
esa época, arraigadas especialmente en el ejército francés, desencadenaron una ola de
propaganda contra los judíos.

En un principio, el sector liberal del pueblo francés permaneció en silencio ante la


aparente culpabilidad de Dreyfus. Sin embargo, no fue ésta su actitud tras el descubrimiento de
las pruebas contra Esterházy, la destitución de Picquart, su acusador, y la posterior
absolución de aquél. Estas evidentes injusticias provocaron protestas generalizadas y el caso
Dreyfus no tardó en convertirse en la cuestión pública más importante de Francia.

La derecha, el ejército y la Iglesia católica apoyaron el veredicto del tribunal militar.

Los liberales y numerosos intelectuales, encabezados por el novelista Anatole France y


por el poeta y ensayista Charles Péguy, lo denunciaron.
El novelista Émile Zola publicó una exaltada carta en el periódico parisino L'Aurore en
enero de 1898, titulada J'accuse (“Yo acuso”). La valerosa denuncia que realizó Zola de las
autoridades militares y civiles, a las que acusó de haber mentido, le acarreó ser juzgado por libelo y
condenado a pagar una multa y pasar un año en prisión. Sin embargo, Zola huyó a Inglaterra y,
durante su breve y voluntario exilio, el juicio y la amplia publicidad que se dio a esta polémica
hicieron del caso Dreyfus un tema de interés mundial.

La reclamación pública de un nuevo juicio para Dreyfus fue omnipresente y clamorosa. El


veredicto del segundo consejo de guerra, en el que se declaró nuevamente culpable al
militar judío, fue tan impopular que dio la victoria a un gobierno de talante liberal en las
elecciones nacionales de 1899.

El poder y el prestigio del ejército francés disminuyeron después de 1900, y fue


propuesta ante la Asamblea una legislación anticlerical que llevó en 1905 a la separación
entre la Iglesia y el Estado.

En 1906 Dreyfus fue readmitido en el ejército y su juicio fue anulado. El hecho tuvo
también una enorme repercusión fuera de Francia e importantes consecuencias a largo
plazo.

Por la última década del siglo XIX se hizo frecuente el terrorismo social, de carácter
anarquista. Pero todo ello no fue obstáculo para que el país recibiese un fuerte impulso
industrializador, se desarrollase la cultura, existiese una ambiciosa política exterior, y se
adquiriese un gran imperio colonial. Francia no solo seguía siendo una de las más prestigiosas
y respetadas potencias mundiales, sino que alcanzó un gran renombre por sus comentes
intelectuales, por sus gustos literarios y artísticos, que en gran manera lideraron a Europa, y
hasta por su hegemonía en el arte de la moda, que convirtió a París en punto de referencia
obligado en todo el mundo occidental.

Francia trató de compensar su inferior potencialidad económica —respecto de Inglaterra,


Alemania o los mismos Estados Unidos— con un pretendido y muchas veces logrado
liderazgo en los campos de la cultura y el gusto. La magna Exposición Universal de 1889 —
para celebrar el centenario de la Revolución— constituyó, con sus maravillas e inventos, un
motivo de orgullo nacional, presidida por la que fue durante mucho tiempo emblema de la
nueva arquitectura, la grandeza y la técnica: la torre Eiffel.

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