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Útiles sonoros

Los útiles sonoros son instrumentos que producen sonidos o


ruido diseñados y construidos por el compositor y músico
guatemalteco Joaquín Orellana en respuesta a su búsqueda de
nuevos elementos tímbricos a partir de la fabricación de
instrumentos musicales inéditos
Para Joaquín Orellana, un útil sonoro no es un instrumento
musical en sí mismo y puede ser algo tan sencillo como tocar dos
piedras o dos conchas marinas pequeñas. “El objeto de los útiles
sonoros es imaginar un sonido y darle cuerpo, su origen es de
tinte musical idealista”, J. Orellana
Los primeros útiles sonoros se derivaron de la marimba debido a
que Orellana se dio cuenta que la marimba es una constante en
el paisaje sonoro guatemalteco “pero la marimba tiene un rol
meramente ornamental de piezas regionales y mixtificaciones
como cuando le acompañan saxofones y trompetas. Todo eso
aleja la atención de la marimba. Por ello se me ocurrió idealizar la
marimba construyendo útiles sonoros derivados de esta,
respetando siempre su sonido básico, el de la tablilla percutiva”,
J. Orellana

Clasificación de útiles sonoros


Por su naturaleza, los útiles sonoros pueden diferenciarse en dos
grupos (de Gandarias, 1988):

1. Instrumentos de proyección floclórica: fabricados a partir de


principios físico-acústicos propios de los instrumentos
musicales de la tradición popular, como la marimba, el
tecomate o la caparazón de la tortuga. Algunos de los útiles
sonoros pertenecientes a esta clasificación son el imbaluna,
el circumar, el onda im, el tecoclac y el tortucirs.
1. Instrumentos varios: ordenados de acuerdo a su afinidad en
cuanto a los elementos que generan su sonido, por ejemplo,
los conjuntos de intrumentos que generan su sonido a partir
de cañas suspendidas percutidas con varillas de madera,
metal o plástico.

 Onda Im
Ejemplos de útiles
 Periomim
sonoros
 Pinza Fer
 Bazukimba
 Sinusoido
 Burbuxá
 Sonarimba
 CF
 Teclambor
 Circumar
 Tecoclac
 Cirlum
 Tortucirs
 Fléxim
 Tortuestri
 Frobui
 Troam
 Herroim
 Tubarc
 Imbaluna
 Ululante 1
 Impomperia
La tecnología como fuente de creación
La tecnología aplicada en la música, ha sido una herramienta fundamental para todos los adoradores
y grupos de alabanza en las iglesias de las naciones. Incluso, esta misma herramienta, ha llegado a
las pantallas grandes, siendo utilizada para las bandas sonoras de las películas cristianas, y por
supuesto, como todos ya conocemos, en las seculares.

A lo largo del tiempo con el desarrollo de los medios tecnológicos los recursos de que dispone un
compositor han ido aumentando. En 1909, Luigi Russolo en su “Manifiesto Futurista” habla de
combinar sonidos procedentes de máquinas y no de instrumentos musicales tradicionales y combinar
esos sonidos con un criterio artístico o basándose en la imaginación del creador.

Corrientes musicales vanguardistas como la música electrónica y la música electroacústica entre


otras, hacen uso de la tecnología del momento en sus procesos creativos.

Uno de los debates que surgen con la incorporación de la tecnología en la creación musical es
¿cómo quedan definitivamente las figuras del compositor e intérprete?

La obra del músico plasmada en la partitura, no es ningún objeto sonoro, el intérprete debe llevarlo a
una segunda fase, así, tiene la posibilidad de realizar múltiples cambios. El intérprete, tiene como
responsabilidad mantener el espíritu de la obra fiel al original, ya que la tarea del intérprete es
ejecutar la obra anotada en la partitura.

Con la aparición de la música elaborada con dispositivos electrónicos la duda queda resuelta: las
figuras de compositor e intérprete se funden en una sola. Ya no existe como en siglos anteriores un
creador musical y bien diferenciado de él un ejecutante que transforma en sonidos todo aquello que
el compositor plasma en un pentagrama.

La tecnología ahora juega un papel fundamental. Uno de los principales avances tecnológicos de los
que se “sirvió” la música para mejorar el almacenamiento y posterior reproducción en soportes
físicos como el CD, minidisc etc., fue la grabación digital que elimina cualquier ruido o sonido
adicional a la propia música como la aguja tocando el disco o el cabezal de la cinta tocando la cinta
grabadora. Así, el sonido obtenido mediante un registro digital es idéntico al original.

La tecnología musical no exige nada a la música, simplemente se pone a su servicio para facilitar
procedimientos que a la propia música le interesan, como su distribución entre el público, que pueda
ser “guardada” en soportes en que no pierda calidad, que su reproducción sea fiel reflejo del sonido
original etc., mientras que la tecnología aplicada al proceso creativo de una obra pueda incorporar
elementos novedosos frente a los sonidos de los instrumentos tradicionales.

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