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Libro de
María Gomariz

C.E.I.P. Juan de Mena


Córdoba, 2005

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Libro de María Gomariz
Editado por la AMPA y el CEIP Juan de Mena en
colaboración con la Delegación de Educación e
Infancia del Ayuntamiento de Córdoba.
Primavera de 2005
Cuidado Editorial a cargo del aula de Informática del
Centro y todo el profesorado del centro.
ISBN:
Depósito Legal:
Autorizada su reproducción, citando procedencia

Impreso en España

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Dedicatoria

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Prólogo

La palabra Prólogo, tantas veces vista en las


primeras páginas de los libros, que
etimológicamente significa previo al tema o tra-
tado del libro, se convierte en la práctica en la
presentación del libro al lector, y que junto con
el índice, ayuda a tener una primera impresión
de dicho libro.
Este libro no es un tratado de nada en particu-
lar, no va a desarrollar ninguna tesis, ni va a ser
la exposición de pensamientos elaborados tras
muchas horas de reflexión. Este libro es, nada
más y nada menos, que una colección de traba-
jos redactados por los niños de nuestro Colegio:
por NUESTROS NIÑOS; y ellos, fundamental-
mente ellos, lo levantan en alto, alzando sus
manos hacia un punto del espacio, movidas por
sus limpios corazones para ofrecerlo, como flo-
res de la naciente primavera de sus vidas a María
Gomáriz.
María Gomáriz, como niña, se encariñó con
este Colegio, y de mayor, como madre, trajo a
él a su hijo y como miembro de la A.M.P.A. se
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ilusionó con proyectos educativos, nos contagió
de su alegría, de su optimismo, de su espíritu
de lucha, inagotable, por un futuro siempre sin
límites.
Ya marcada por la enfermedad, esforzándo-
se en todo con un vigor insospechado y a la vez,
admirable, se embarcó en la idea de publicar
en un volumen los trabajos literarios de los ni-
ños de SU COLEGIO, y nos movilizó a todos. Por
diversas circunstancias, el proyecto aminoró su
velocidad, y ahora, ya sin María, podemos ofre-
cerlo a la Comunidad Educativa del Colegio
Público Juan de Mena más que como una mues-
tra de trabajos escolares, como un homenaje a
ella, a María Gomáriz, alumna, madre y miem-
bro de este Centro que tiene motivos sobrados
para enorgullecerse de haberla conocido y tra-
bajado con ella.
Carmen Robles Navarro
Directora

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Primera Parte
Los compañeros de sexto

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El solado gato y el silbato de oro

Había una vez un soldado gato que se


encontró con una gata que le dijo:
Si quieres ser rico baja a esas tres cue-
vas. Te encontrarás A tres perros pero
si arrojas mi mano se convertiría en
piedra. El soldado gato bajó a la pri-
mera cueva, donde se encontró con un
perro, le arrojó el manto y se convir-
tió en piedra.
Había muchas monedas de bronce.
El soldado gato cogió un saco lleno de
monedas de bronce.
En la segunda cueva se encontró con
un perro más grande pero el manto
lo salvó las monedas eran de plata.
El soldado gato dijo:
-Este tesoro es mejor. Cambiaré las
monedas.
En la tercera cueva volvió a pasar lo
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mismo.
Esta vez las monedas eran de oro y
el soldado gato exclamó:
-¡Que fortuna! Llenaré mi saco de oro.
La gata le había pedido a cambio un
silbato de oro.
El soldado gato lo encontró, pero se lo
guardó para él y le dijo que no lo había
encontrado.
Después de que se comprara un pa-
lacio con el oro, toco el silbato y apare-
ció un perro enorme dispuesto a con-
cederle un deseo.
El soldado gato dijo :
Deseo conocer a la gata más bella del
reino.
El perro trajo una gata bellísima.
¡Era la princesa gata!
El soldado gato la conoció y se ena-
moro de ella nada mas verla.
El rey gato, al saberlo ,mandó arres-
tar al joven gato.
¡Casi lo condena a muerte! Poco des-
pués se enteró de que la profecía decía
que la princesa gata se casaría con un
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soldado gato, y éste era además millo-
nario. El rey acabó por permitir la
boda.
Al día siguiente se casaron y vivie-
ron felices el resto de su vida.

Carlos Extremara Jaén


6ªC

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Los gatitos
Había una vez una niña llamada
Yolanda que le gustaba mucho los ga-
tos y como ella vivía en un piso en la
ciudad, no podía tener nada más que
un gato llamada Mini , pero a ella le
gustaría tener muchos más, para su
cumpleaños, para reyes, para Navi-
dad... ella siempre pedía un gato y
algún sitio para poder tener los gatos,
a ella le gustaría tener una parcela,
con una piscina, con gatos con una
casa y los muchos más animales pero
sobre todo Gatos.
Los padres de Yolanda estaban sepa-
rados y ella vivía con su madre y veía
de ver en cuando a su padre, a
Yolanda le cuidaba Carolina, mien-
tras que su madre trabajaba.
Yolanda siempre le decía a su ma-
dre que por que no compraba una

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parcela y su madre siempre le decía:
Yolanda no hay suficiente dinero
para comprar una parcela.
Y Yolanda cada vez tenia menos es-
peranza en su sueño. Un día al llegar
Yolanda se encontró con su madre y
su padre para darle una noticia y la
noticia era:
¡ Que habían comprado una parcela
¡Yolanda deseaba que llegará el vier-
nes y se iba a su parcela hasta el Do-
mingo, algún fin de semana invita-
ría alguna amiga suya para estar allí
con ella.
Yolanda no podía creer que su sueño
se había echó realidad.
Un viernes Yolanda fue para su par-
cela y Mini no estaba bien se encon-
traba mal no comía, no hacía nada y
llamaron al veterinario.
El veterinario dijo que estaba enfer-
mo y se lo tenía que llevar a la clínica
hasta que se pusiera mejor, Mini se tiro
en la clínica mucho tiempo, pero na-
die sabía lo que le pasaba solamente que
no tenía ganas de comer ni nada, el
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médico lo tuvo que operar, la opera-
ción era muy dura, pero no había más
remedio y Mini la operaráron.
Al salir de la operación el medico,
estaban allí Yolanda con su madre y
con su padre y le dijo Que Mini había
pasado el peligro, todos se pusieron
muy contentos porque ya se la podían
llevar a su casa.
Meses después, otro viernes al que
Yolanda dejó las cosas en su casa del co-
legio y se fue para la parcela, vio que
Mini estaba teniendo gatitos pequeños,
corriendo llamó a sus padres y Mini
tuvo 17 gatitos chiquititos y la noticia
más importante es que sus padres se
habían reconciliado y estaban juntos y
Yolanda estaba viviendo la mejor épo-
ca de su vida.
Colorín, colorado, este cuento se ha
acabado.

Tamara Toledano Cerrato


6ºC

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Lucas y su amigo
Jorge
Lucas un gato tan sabio, que todos acu-
dían a él para consultarles sus dudas y
problemas, aunque siempre tenían
que hacer verdaderos esfuerzos para
aguantar la risa, pues además de sa-
bio, Lucas era muy despistado.
Por eso, cuando en un día tan bri-
llante, con tanto sol y calor vieron sa-
lir a Lucas con un paraguas, todos los
que le vieron pensaron que era una
más de las distracciones de Lucas.
¿Para que pudiera servirle?- se pre-
guntaban todos los que veían a Lucas.
Mientras Lucas esperaba para cruzar
la calzada, pasó un coche rojo lanzan-
do a toda velocidad qué pasó por enci-
ma de un charco de agua salpicándole
el traje, ¿habría previsto el sabio aquel
incidente? Se preguntaban.
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Jorge, que era muy amigo de Lucas,
no pudo resistir la tensión de pregun-
tarle. Sí estaban en lo cierto ¿por qué
no había utilizado el paraguas?
¿De qué paraguas me hablas?
Respondió Lucas.
¡El sabio ni se acordaba!
Así que, evidentemente, el que Lucas
hubiera cogido el paraguas no era mas
que otra de sus distracciones. Su amigo
Jorge decidió acompañarle en su ca-
mino, mientras que Lucas intentaba
recordar a donde se dirigía.
La suerte ayudó esta vez a Lucas,
porque al pasar frente a la piscina
municipal se acordó porque había sa-
lido de su casa.
Las organizadores del concurso de
saltos de trampolín habían perdido la
colaboración del sabio Lucas para que
sea mienbro del jurado.
Los saltadores de trampolín realiza-
ban explendidas piruetas y acrobacias
en el aire antes de sumergirse en el
agua, de la piscina pero su velocidad al
chocar con el agua era tan grande, que
enormes salpicaduras se elevaban a
todos los lados Lucas recordó por fin el
motivo por el que había decidido llevar
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La abuelita
aventurera
Érase una vez una simpática vieje-
cita que vivía en las montañas y te-
nía muchas ganas de viajar. No tenía
dinero para ir en avión y tampoco
para viajar en camión ¡pero si mucha
imaginación! Entonces....¿sabes que?
Decidió fabricarse un enorme globo
como un balón y cosió una gran tela,
y tejió una cesta. ¡Ya estaba preparado!
Reunió comida y despegó. El ratoncillo
que estaba por allí se acercó y preguntó
¿puedo ir yo también?
- poder ...poder... si puedes. Pero ten-
drás que portarte como Dios manda
- claro que si lo prometo. Cuando
van a despegar el ratón dijo:
- iré a preparar la maleta
Iba andando y vio vió una cosa co-

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rrer como si el tren fuese a perder
Yentonces llego el perro , corriendo
desde la colina
¿puedo ir yo tambien? Dijo jadean-
do.
Poder poder si puedes pero tendras
que portarte como dios manda. – claro
que si lo prometo.
Dando brincos, presudosa, llego la
cabra, nerviosa. - ¿ puedo ir yo
tambiem? Poder poder si que puedes
pero te tendras que portarte como dios
manda – Claro que si lo prometo.
Al galopa,sin rebuelo llego al caballo
corriendo . - ¿puedo ir yo tambien?
-poder poder si que puedes pero
tendras que portarte como dios man-
da.
- claro que si lo prometo.
- Despacito , jadeando llego al gay
rumiando.
- - ¿ puedo ir yo también?
- Poder si puedes
- Pero tendrás que portarte como dios

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manda.
- claro que si lo prometo
- estaban todos apretados en el globo
que iba muy cargado cuando apare-
ció la mosca. Por miedo a que la es-
pantase porque era muy molesta pi-
dió permiso y se quedó allí, quieta. Se
quedó a un lado disimulando.
- Y cuando el globo empezó a subir,
pegó un brinco, y se instaló en medio
de todos.
- Levaban poco tiempo viajando,
cuando el ratoncito decidió preparar
la comida sin esperar a que fuese la
hora.
- Cuando el goloso ratón iba a dar el
primer mordisco, la mosca voló y se
puso a su lado, por si pescaba algún tro-
cito.
- El gato la espantó enfadado:
- ¡Largo de aquí, a usted nadie la ha
invitado! ¡Váyase a molestar al buey!
Como a la mosca le encantaba moles-
tar y dar la lata se fue y se pasó por el
lomo del buey, y tanto le molestó que
al final se cansó, y una cornada lan-
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zó. Pero como la mosca era muy pe-
queña, el buey no acertó ¡Y haya jabo
el que se armó! Porque le dio una cor-
nada al caballo que se asustó y le dio
una coz a la cabra que se asustó y le dio
una trompada al perro, que se asustó y
le dio un mordisco al gato que se asustó
y dio un zapataco al ratón que se asus-
tó y empezó a roer el ofobo. Y tanto re-
vuelo se armó, que la abuelita al final
se enfadó:
- ¡Bromistas que os íbais a portar como
dios manda! Pero no consiguió nada.
En a poco lentamente, harta que se
posó en el suelo pero...¿sabes una cosa?
Pues que a los pocos días continuaban
todos el viaje nuevo, magnífico con
mucho más espacio y cada viajero en
su sitio. La habían construido los ani-
males mientras la abuelita descansa-
ba ¿ Qué lo habían?
- Si dentro de unos días no tengo un
globo nuevo, os vendo en el mercado y
ganaré mucho dinero. Son el dare la
vuelta al mundo en avión ¡os lo pro-
meto! Los animales despegaron de lo
lindo , porque la abuelita siempre

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cumplía lo que prometía. Pero tam-
bién porque querían quedarse cn ella
porque en el fondo donde iban a en-
contrar a una abuelita tan aventure-
ra.
-
- Paula González Bollullos
6ºC
-

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Érase una vez una despensa con
queso , embutidos, harina, mentes, ce-
reales y frutas, sin tesoro para los rato-
nes los aromas de la despensa atraían
a los ratones, asomaban las cabezas des-
de sus agujeros, pero ninguno se atre-
vía a salir. La culpa es del gato muy
listo con ganchos afilados cuando me-
nos se lo esperaban los ratones apare-
cía el gato en la bodega sigilosamente
como una sombra.
Los ratones pasaban hambre esto no
pudo seguir así. Haremos un congreso
y pensaremos una solución propuso
un ratón decidido. Acudieró a él mu-
chos ratones para crear el congreso de
ratones aunque había mucho griterío
y todos hablaban al mismo tiempo y
encontraron una solución para el
problema del gato.
Hasta que un ratón con fama de listo
pidió la palabra:

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-Yo tengo la solución, pondremos un
ratón falso y mientras nosotros coge-
remos la comida.
¡Todos los ratones felicitaron al ratón
listo! ¡Se acabarón los problemas, a co-
mer! Entonces hablo el raton mas her-
mano
-¿Y cómo narices un ratón de men-
tira?
Los ratones asomaron un trozo de
morcilla y enpezarón a tambalear
con sus dientes , para pintarlo y sa-
lieron a fuera por un tunel secreto y
lo llenaron el borro y con un trozo
de queso que le quedaba lo restregaron
por el muñeco para darle calor al queso
los ratones consiguieron desproteger al
gato y conseguierón la comida

José Antonio Ruíz Arroyo


6ºC

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Erase una vez un caballo muy muy
presumido y cuando se orga- izaba al-
guna fiesta y no le invitaban se ponía
furioso y armaba algunas de la suyas.
Un día que era el cumpleaños de
la yegua Clara, que por cierto Jamel-
go que era como se llamaba el caballo
quién quería.
No lo invitó. Cuando se enteró Ja-
melgo fue corriendo a la fiesta
Y la estropeó tirando las cosas por el
suelo, gritando y además cuando Cla-
ra lo vio, corrió para él y le dio una
coz en toda la cara.
Y se quedo inconsciente y mientras
no respondía a la llamada alarman-
te de Clara soñó, un sueño muy ago-
biante.
Iba por un largo camino que con-
ducía a un gran estanque, mientras
dudaba, iba poniéndose guapo para ver
si estaba Clara en el estanque de re-
pente se encontró con una rana y esta

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le dijo. Hola, porque te pones tan gua-
po, si solo vas a ver en el estanque un
sapo. El caballo se le quedó mirando
que desprecio a la rana y le pregunto.
-¿Por qué dices que voy a ver solo un
sapo?

Tú sigue en tu camino y ya me en-


tenderás.
Cuando llego al estanque vio a clara
de espaldas y le dijo: Hola clara, ¿qué
tal? Te tengo que decir una cosa muy
importante.
- Yo también jamelgo.
- Vale, yo primero, te quiero y me
gustaría mucho que fuéramos novios. Y
ahora que tienes que decir tu.
Clara se vuelve despacito y se quedo
mirando a Jamelgo.
-¡¡A, Socorro!! ¡Que fea eres, tienes cara
de sapo!¡ Ya no quiero ser tu novio!
En ese momento Clara le dio una
gran patada en la boca y se le cayeron
todos los dientes y se quedo ¡Mellado!
En ese momento Jamelgo despertó
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y vio la linda cara de Clara en ese
momento le dijo que la quería mucho
y que le perdonara, que cambiaría. Y
Clara le dio un beso.
Se casaron y fueron muy felices.

Marta Manosalvas de Lucas


6ºC

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Manuel,un niño alegre y gran de-
portista, le gustaba difrutar de su bici-
cleta en su pequeña aldea
cuando Manuel salia del colegio, lle-
gaba a casa, soltaba la cartera daba un
beso a su madre y se
recorria junto a sus amigos las calles
de su pequeña aldea, era un niño fe-
liz.
Hasta que un dia, sus padres tuvie-
ron que abandonar la aldea y
transladarse a una gran ciudad,
por asuntos de trabajo de sus
padres.Una vez ya en la ciudad a
manuel como salia hacer en su aldea
le gustaba cojer su bicicleta
despues del colegio, pero aqui ya no
era lo mismo, en la ciudad solo habia
muchos coches,y
pocasbicicletas ni estaba la ciudad
preparando con para panern bici-

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cletas
Manuel se dio cuenta que en aquella
ciudad, no se regiraba aire limpio, sino
que todo era produccion
.Entonces Manuel,
penso que tenia que hacer algo para
acaban con aquello , para jhkwgeid

Entoces pensó que tenia que hace


algo para acabar con ello para que la
iba a ser su ciudad, se
continua en un lugar con
menos contaminación
.Resumo a todos los niños del colegio y
con ayuda del profesor
,escribieron una bonita carta al
alcalde de la ciudad para aquello
se convirtiera en un lugar con me-
nos contaminación. Reunió a todos los
niños del colegio
y con ayuda de sus profesores,
escribierón una bonita carta al alcal-
de de la ciudad a la que le
pidierón solidaridad, para con aque-

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llas personas a las que le asustaba res-
pirar aire puro
y que sus obligación como alcalde y
como persona era fomentar le uso de
las bicicletas, el
uso del transporte publico. Arreglar
las calles dejando un carril bici para
que todos usen mas
las bicicletas que es limpia y sana.
El alcalde vió la idea muy intere-
sante y se puso manos a la obra; al cabo
de unos mases,
la ciudad de Manuel se habia
comvertido en una ciudad mucho mas
limpia.
Manuel ahora se encuentra orgullo-
so del trabajo que realizadoy tambien
de su ciudad.
El alcalde le a regalado a Manuel
una nueva bicicleta, ahora ya es casi
un heroe para todos.
¡Usa la bicicleta!

Paulina Horcajada Cabrera


6º C

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El cumpleaños de
Luis, el niño travieso

El niño travieso se llamaba Luis y


ese día era su cumpleaños y sus padres
Luis y su madre Luisa. Le regalaron
un perro de raza pastor Alemán. Luis
le puso de nombre Kuki. Y Luis quería
hacerle una casita la sorpresa de sus
abuelos era una casita de madera un
cajón muy camado para Kuki. Y vino
la novia de Luis que le regala una cama
para que Kuki durmiera con el en su
cuarto. Su amigo Pepe regaló unas za-
patillas de estar en casa y unos platos
uno de comida y otro para el agua para
Kuki. Y llega la gran sorpresa era de su
tía era un patinete a motor que se la
regaló su tía Raquel.

Al día siguiente Luisa está preparan-

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do la equipación de Luis para su pri-
mer partido si ganan estarán a me-
dio paso de conseguir la copa de Anda-
lucía y si pierden eliminaran el equi-
po de Luis y la perderán. Tienen que
salir por la noche por que el partido lo
juegan en Granada y tienen que lle-
gar a tiempos y poder jugar. Lo malo
es que tenía que llegar pero lo dejaron
con el abuelo Andrés que tenía mala
cabeza pero como era muy pequeña y
cambiaran en el y al final se la deja-
ron. Y si fueran a Granada....
Kuki ha desaparecido.
Cuando llegaron del partido que Luis
perdió 2-1 están eliminados. Kuki ha-
bía desaparecido. Y el abuelo estaba dur-
miendo en el sofá Luis estaba llorando
por Kuki por que le quería mucho. Luis
hija la buscaba por todos los lados a la
que iba Kuki pero no la encontraron
llamaron a su veterinaria para que
la ayudaran pero Luis y Luisa seguían
llorando por la perrita Kuki.
Luis encuentra a Kuki.
Luis cogió su patinete y fue a buscarlo
a toda pastilla. Luis a sus amigos. Luisa
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llamó a sus amiga por que si la habían
visto su padre pondrá carteles de se
busca. Luis con su patinete y lo encon-
tró en un árbol atada violentamente.
Luis lo mando a su patinete y se la
llevo a su casa.

falta firma

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El lobito malo

Érase una vez un lobo muy feroz ,


vivía en un bosque, que había al lado
de un pueblo pequeño, llamado
Villafranca. El lobo que se la reconocía
como
« lobfe», que significaba: lo = lobo, fe =
feroz, se alimentaba de los animales
que se encontraba por el bosque, era el
más feroz animal del bosque, incluso
superaba al león, siempre que paraba
por al lado del pueblo, todas se escon-
dían en sus casas, y los contenplaban
desde la ventana, una vez tubo la suerte
de pillar a persona, y se la comió, des-
de aquella vez, ya le llamaron «lobo».
Una vez, llegaron al pueblo muchas
personas que llegaban de la ciudad, es-
taban sin trabajo. Entonces un día el
lobo paso por el pueblo, pero los que
venían

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de la ciudad no sabían nada del lobo,
entonces el lobo, se puso detrás de ellos,
y cuando se dieron la vuelta......
-¡Hola! Me llamo Caperucita roja.
-¡Hola! Me llamo David Bisbal.
-¡Hola! Me llamo Chenoa.
-¡Hola! Me llamo Hércules.
Entonces el lobo empezó a ladrar, y
ellos contestarón, ¿que tal estas?
¿cómo te llamas? El lobo empezo a
aullar y luego intentó atacar a Hércu-
les, pero Hércules la paró con una sola
mano.
El pobre lobo, estuvo intentandolo 2
horas, pero no pudo y acabó echado en
el suelo.
Los «nuevos», vivían juntos, enton-
ces se la llenaron a su casa, y allí lo
atendieron .......Al día siguiente, el lobo,
apareció encima de un colchón, con
comida y agua en un cacharro, en casa
de las «nuevas».
Desde aquel día el lobo se fue
convertiéndose cada vez más bueno, no
se comía la gente, ayudaba en la casa y
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en el pueblo.
Una vez fuerón a pescar al río, el
pobre lobo no sabia pescar ni cazar pe-
ces, entonces ninguna vez pesco nada,
y tuvierón que comer sopa. Ellos co-
mieron un manjar de aventuras. La
cambiarón el nombre para el lobo,
que significaba: lo=lobo bu=bueno...
Entonces un día se rompio la presa
y el pueblo se estaba inundado, enton-
ces, se tuvierón que ir todos a Cordoba
(la ciudad). Entonces, cuando llegarón
a Córdoba, bajarón del autocar y se
encrontaron y se fuerón para la an-
tigua casa dedonde producian los nue-
vos. Entonces vivierón felices y
comierón narices.

Gonzalo Toledano Portal


6ºC

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La familia rica

Érase una vez una familia muy


rica que tenia de todo, oro, plata etc.
era una familia muy feliz. Un día por
la mañana,22 de octubre murieron
sus padres en un accidente y le deja-
ron a los 3 niños toda su herencia
los niños salían a la calle presumien-
do de su nueva ropa y su dinero . Los
niños de su calle se morían de envi-
dia por que ellos eran pobres y no
tenían todo lo que querían. Un día
por la tarde uno de los 3 niños le dijo
a su mejor amiga llamada María le
dijo si quería ir con ella de compras
luego fueron de compras y la niña
rica se compra unos zapatos, ropa y
la amiga se quedaba mirando.
Cuando pasaron unos pocos de
años la niña se quedo pobre y ya no

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podía presumir de que era muy rica.
Luego su mejor amiga se hizo rica y
ahora ella era quien presumía de todo.
Después la niña que era rica se peleo
con la niña porque tenia mucha en-
vidia y María siempre pasaba por al
lado de su puerta para presumir. Ma-
ría ,se compro una casa en el campo
y para el verano una piscina para
bañarse e invitar a todas sus amigas
para bañarse menos a la que era su
mejor amiga .
Allí jugaban a la pelota y se divertian
y reían. Llegó es temporada de ir a la
feria y también invitaba a sus mejores
amigas y ella se lo pagaba todo.
En la feria se encontraban con las
niña, y las niña se quería ir con ella
y María no lo dejaba y la niña se quedó
llorando fue María para hablar con ella
y le dijo que eso que pasó por presumir
de todo el dinero que tenía. Se hicie-
ron o través amigas pero en la feria se
lo tenía que pagar ella, pero ella no
tenía dinero.
Luego María se fue en un viaje en
avión que le invitaron su familia que
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estaba lejos y sus amigas se morían de
envidia.
Cuando se fue estaban todos echán-
dole de menos y hasta que se volvieron
a ver.

Azahara Fernández Serrano


6ºC

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La araña
imprudente
Erase una araña que estaba aburri-
da en donde vivía y decidió mudarse
a otra casa , cogió todas sus cosas y co-
menzó a caminar después de estar tres
horas buscando una casa, al final la
encontró, era una casa muy antigua
y vivía una familia. Miró por la habi-
taciones, pero decidió vivir detrás del
frigorífico.
El primer día no pudo dormir por-
que el frigorífico hacia mucho ruido.
Al día siguiente decidió cambiarse de
lugar y fue a la habitación del bebe, y
dijo:

-este será el lugar apropiado es muy


calientito y confortable

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Pero se equivocó por la noche el bebe
empezó a llorar y tampoco pudo dor-
mir. Al día siguiente se fue a la habita-
ción de los padres, pero con los ronqui-
dos no pudo dormir. Llevaba tres días
sin dormir.
Después de explotar toda la casa pensó
de meterse en el ojo de la cerradura.
Este es un refugio ideal –se dijo-. Aquí
nadie podría encontrarme.
Desde la cerradura podré mirar a
todas partes sin riesgo alguno.
Desde el refugio empezó a formar sus
planes.
Allí, en el muro de piedra, tendré
una red para las moscas y en aquel
escalón ,otra para los gusanos; y aquí
cerca, en el marco de la puerta una
trampa pequeña para los mosquitos.
Cuando más ocupada estaba con sus
pensamientos, le llegó al oído un ru-
mor de pasos.
Prudentemente, se retira al fondo de
su refugio.
Alguien estaba, a punto de entrar

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en la casa.
Tintineó una llave, enfila el ojo de
cerradura y la aplastó.
Si hubiera reflexionado más profun-
damente, escogiendo otro lugar, pudie-
ra haber conservado la vida.

Celso Ojeda Castañeda


6ºC

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La Princesa Muda
Había un rey que se sentía viejo para
gobernar y deseaba dejarle su corona a
un heredero pero solo tenía una hija
que era muy caprichosa, a la que no
había modo de casar. Como seria de
caprichosa que dijo a sus doncellas
mientras la peinaba:
- Todo el mundo tiene un piojo me-
nos yo.¡ Yo quiero un piojo!
Su doncella se lo cogió a una niña
que pasaba y se lo dio a la princesa. Y
en ver de ponérselo en la cabeza le
hizo un cuartillo y le dio de comer.
Estaba tan gordo que parecí un perro.
Cuando se entero el rey,
se puso hecho una fiera:
-¿ A eso te dedicas, en vez de buscarte
un novio? ¡ Pues ahora verás!

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Mandó matar el piojo y curtir su piel.
Cuando ya estuvo cerca un pandero y
lo colgaron en la puerta del palacio.
- Ahora dictaré un bando para que
vengan todos, y aquél que adivine de
qué esta hecho el pandero, se casará con-
tigo,
¡Tanto si te gusta como si no!
Fueron mucha gente pero ninguno
se imaginaba que fuese de piojo.
Todos eran muy feos y un día vino
un apuesto príncipe y le dijo la prin-
cesa desde su balcón:
¡Escúcheme, caballero!
¡De piojo es el pandero!
El que le escuchó no fue el príncipe
sino un vagabundo que pasaba más
viejo que el andar de pie.
Y cuando tuvo que contestar dijo:
- De piojo es el pandero.
Acertó y los dos sin más remedio se
tuvieron que casar.
Se fueron y se encontraron con un
río no había más remedio que cruzar-

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lo pero el nuevo príncipe no sabía
nadar y se ahogó y la princesa se quedó
sin habla.
La princesa salió de la orilla y se dio
cuenta enseguida de que no podía ha-
blar. Tampoco quería volver al palacio
así que decidió seguir hasta encontrar
el palacio de aquel príncipe tan gua-
po que a ella le había gustado tanto y
que ya no pudo acertar de qué estaba
hecho el pandero.
Llamó a las puertas y por señas pi-
dió que la admitieran de criada y le
dijeron que sí. Por aquel tiempo esta-
ban preparando las bodas del prínci-
pe.
A la muda le dio mucha pena pero
qué iba a hacer ella.
Por fin llego el día de la boda y la
princesa que era la criada le tenía que
llevar cenas velas y sin darse cuenta le
chorreaba la cera de la vela y dijo la
novia :
- a ver esa bombilla, que se le man-
che la manga amarilla.
Le dio tanta rabia a la muda que de
46
pronto empezó a hablar . Y le dijo que
era la hija del rey del castillo.
El príncipe al oír eso se quedo mara-
villado y se caso con ella. Que nunca
mas volvió a ser caprichoso.
Y colorín colorado este piojoso cuento
se ha acabado.

Álvaro Torres Delgado


6ºC

47
La bella sirena
Érase una vez una sirenita llama-
da Natalia, que tenía 15 años. Había
una ley que prohibía salir al exterior
para ver a los humanos, ella estaba
triste porque siempre lo había deseado.
La bella sirena una vez entra en una
cueva muy oscura y se encontró con
una preciosa estrella de mar. Ella la
cogió para adornar su casa. Una vez se
dio cuenta de que hablaba al principio
estaba asustada, la estrella de mar le
dijo que se llamaba Rosita. Natalia esta-
ba asombrada de lo que había dicho, no
se lo podía creer le dijo:
Yo me llamo Natalia.
Rosita le explica que un hechizo le
convirtió en una estrella de mar y
que ella era humana. Natalia conocía
a un hada que podía ayudarla y fue
en busca del hada, aunque tuvo que

48
recorrer un largo camino, pues vivía
muy lejos de allí.
Tardó en encontrar al hada 5 días.
Natalia llevaba a Rosita en la mano,
estaban cansadas y hambrientas des-
pués de tan largo camino. Natalia le
contó al hada lo que le había pasado a
Rosita. El hada buena le hizo un hechi-
zo con el que volvía a ser humana para
siempre.
Rosita le agradeció a Natalia todo lo
que había hecho por ella y la premió
ayudándola a conocer su mundo y a
los humanos. Desde entonces Natalia y
Rosita cada una en su mundo siempre
fueron amigas, y todos los años por la
misma fecha quedaron para
Contarse sus cosas a la orilla del mar

Sara Núñez Hurtado


6ºC

49
La ovejita Marcelina
Marcelina es una oveja muy mo-
derna. Su lana es larga y muy
suave.
Como le aburre llevarla siempre
del mismo color, ha devido teñírselas
unas veces de verde, otras de rojo y
otras de azul cielo, ese azul que
vemos, tan bonito, cuando no hay
nubes.
Dos grandes pendientes de metal
adornan sus orejas y en su cabeza
luce un enorme lazo con el que
sujeta una coleta.
Sus ojos son... ¡ay va, pues no lo sé!
Claro, como siempre lleva gafas de
cristal oscuro...
Siempre va masticando un chicle
especial para ovejas, llenado Bum-
Bum, que le permite hacer unos

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globos sensacionales. Todos los que la
conocen, dicen que si hubiera algún
concurso de globos de chicle, sería la
campeona.
Marcelina, además de ser moder-
na, de teñirse la lana, de lucir un
gran lazo, llevar gafas y masticar
chicle, tiene una manía: Conseguir
Ser la oveja más delgada del
mundo. Para conseguirlo, apenas
come y mata el hambre masticando
continuamente el chicle Bum-Bum.
Un día, mientras hacía footing
delante de la casa de Morito, la oveja
Marcelina cayó al suelo desmaya-
da. Morito,al verla, corrió hacia ella y
cuando estuvo cerca exclamo:
-¡Oh pobre Marcelina, que delgada que
estas¡ Parece una sardina aplastada.
Como no pescaba casi nada, Morito la
cogió en brazos y la llevo corriendo al
doctor; la acostaron en una cama y le
dieron a oler sales para ovejas. Poco des-
pués Marcelina se despertó.
¡Ay, ay¡ se quejo Marcelina. El doctor,
asombrado de lo delgada que estaba, le
51
pregunto: ¡criatura¡, Casi no te conoz-
co. ¿Es que no comes? !Naturalmente
que como, doctor¡ Suelo tomar una taza
de té sin azúcar por las mañanas y
unas tostadas por las tardes. ¡Marcelina,
Marcelina!, pero ¿Qué barbaridad es
esta? Tu eres una oveja, y las ovejas de-
ben comer.
Pero , doctor protestó Marcelina...
Ni doctor ,ni nada .Los alimentos
existen para algo. En adelante, si
quieres curarte debes cumplir lo que te
voy a decir. Por atencista.
Al levantarte, no olvides tomar le-
che con tostadas con mantequilla o
mermelada sopa macarrones, estofa-
do o canelones.
Por las tardes, la merienda bollitos
con chocolate, bocadillos con jamón o
ensalada con tomate
Y por la noche, en la cena una sopa
de pescado y un trozo de carne asada.
Las frutas, a cualquier hora plátano,
pera o naranja, melocotón o manza-
na Marcelina a partir de aquel día hizo
caso al doctora y no volvió de tomar ni
52
una sola comida
Si la viciáis ahora pondrías compro-
bar que esta preciosa. No esta gorda n
delgada tirándose el pelo lleva coleta
sujeto con un lazo unas gafas oscuras
mastica chicle bum bum y hace con el
globo mas grandes que podáis imagi-
nar
Manoli Mesores Ortiz

53
Elena y su amiga
“rara”
Érase una vez una niña llamada
Elena.
Un día de verano salió de su casa para
dar una vuelta.
Al poco rato se encontró con una ve-
cina nueva a la que no conocía. Era
flaca, guapa y muy arreglada... era
negra.
Elena no quería ser su amiga sola-
mente porque era negra.
Elena se fue sin jugar ni hablar con
ella.
Al llegar a su casa sus padres se ente-
raron de lo que había hecho y la casti-
garon.
Elena, arrepentida, salió por la
puerta de atrás y buscó a la niña ne-
54
gra, hasta que la encontró.
Muy arrepentida se disculpó y las dos
se hicieron muy amigas.
Desde entonces siguen juntas, a pe-
sar del color de su piel.

Antonio Arrabal Capilla


3ºB

55
¡Qué miedo!
Pancheta era una bruja normal y
corriente. Sin ser demasiado lista, pero
tampoco era tonta:
Al igual que muchos niños, vivía con
sus padres. Y al igual que otros, no te-
nia hermanos.
“¡ Que lata!”, Pensaba Pancheta, pues
muchas veces no tiene con quien ju-
gar.
· Cuando vayas a la escuela, tendrás
muchos amigos-, la tranquilizaba su
madre.
· ¿ Y cuándo podré ir?- preguntaba
ella, impaciente.
· Cuando tengas seis años.
Durante el invierno cumplió los seis
años. Pero aún tubo que esperar a que
acabara el invierno y el verano.
Entonces, sí. ¡ Ya podía ir a la escue-
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la!
Pancheta estaba tan nerviosa, que
hasta la nariz le temblaba y, no era
para menos. ¡Al fin iba a dejar de ju-
gar sola! . Tu madre le puso en una
mochila lápices, libretas y un bocadillo
para el recreo. Mientras tanto,
Pancheta metió en su bolsillo canicas,
una peonza, la cuerda de saltar y...¡Se
marcho al colegio entusiasmada! Se fue
sola, montada en su escoba. Aunque
deseaba llegar cuanto antes, no vuela
demasiado deprisa. Temía que el viento
se llevara su enorme sombrero.
Tampoco quería despeinarse su tier-
na melena, ni ensuciar su negra ves-
timenta.
Deseaba tener un aspecto impecable
el primer día de clase. Cuando por fin
divisó la escuela, el corazón le empezó
a latir con más fuerza. Y sin poder con-
tenerse por más tiempo, se dirigió ve-
loz hasta el patio en el patio había un
buen numero de niños cuando la vie-
ron aparecer se armo un terrible re-
vuelo. ¡Mirar ¡ ¡Es una bruja¡ -dijo uno
gritando . -¡Aiva ,es verdad¡ -dijo otro.

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Y antes de que fuera tarde ,echaron
todos a correr. Cuando Pancheta puso
pie en tierra la por allí no se veía a
nadie .
¡Estan jugando al escondite ¡,penso
la bruja y los ojos le brillaron de ale-
gría .Puesto de que aquel era uno de sus
juegos preferidos ,rápidamente hábil
,no le costo no le costo mucho esfuerzo
encontrar a unos y otros .
Pero, cada vez que pillaba a uno, el
niño huía espantado .¡
- O una cuña.
- Deja de hacer muecas Pancheta- le
regañó la maestra.
Entonces, Pancheta se empezó a dar
cuenta de que hacer nuevos amigos no
era tan fácil. Bueno pero ella no esta-
ba preocupada, tarde o temprano con-
seguiría hacer amigos-((Y llegó ese mo-
mento)) La señorita preguntó:
-Isabel, ¿cuánto es uno más uno?
-Yo...dudo- la niña no tenía ni idea.
- Y Pancheta le dijo al oído, pero no
lo pronunció demasiado bien claro que

58
le faltaban varios dientes.
Entonces Isabel entendió tor.
-Isabel le dijo a la profesora – toz
-¿Qué? –exclamó la profesora.
-Uno y uno son ¡toz! – repitio la niña.
-Y tú tienes un cero- dijo la profeso-
ra, y sonó la sirena del recreo.
En el recreo no hizo muchos amigos,
pero ella se comió su bocadillo y jugo a
la canicas.
Pasaron las horas y se acabó el colegio
y se fue a su casa la escoba y los niños
le ocultaba a sus padres que había
una bruja en su colegio cuando
LLEGO
El día siguiente con su escoba ha-
bía mucha gente, eran padres gri-
tando ¡No queremos brujas!
Pancheta se metió en el colegio y des-
de la clase lo veía todo y de pronto se
oyó un grito, y era el padre de Ana se
habría montado a un árbol y se habría
enganchado en una rama, le dijo la
niña a “Pancheta”, sálvalo por favor
Pancheta, sálvalo, ella dijo vale.
59
Cogio su escova y volo hacía él, se acerco
y le decía no, no te acerques a mí,y
Pancheta,le dijo, no quiero que te cai-
gas.
Entonces se dejo coger lo subio en la
escoba y todos bien¡Viva, viva Pancheta!
Desde entonces fueron amigos de ella.

Maria José Pérez González

60
El jajilé azul

En un inmenso y oscuro bosque, vi-


ven unos jabalíes grises, grandes y gor-
dos.
Unos de estos jabalíes está siempre solo.
No le gustan los demás jabalíes.
Piensa, que son feísimos.
Duerme solo en un pequeño charco
de fango. Por la mañana, él corre soli-
tario hasta el lago, está tan claro y tran-
quilo que el jabalí se refleja en el agua.
Él no quiere ser igual que los demás,
gordo y gris. Él quiere ser tan bonito
como dos peces de colores, de color azul
como una piedra preciosa.
El jabalí se queda dormido y sueña
que se ha vuelto muy azul, tan azul
como aquel bonito pez grande.

61
Cuando se despierta se da un paseo
por el bosque y se encuentra con unas
preciosas jirafas, que tienen la cabeza
tan alta que ni si quiera, ven al jabalí.
El jabalí piensa que le gustaría tener
el cuello tan alto y esbelto como esas
preciosas jirafas, sigue dando un paseo
y se queda dormido y sueña, que se des-
pierta y que tiene un cuello largo como
el de la jirafa. El jabalí esta muy con-
tento y orgulloso y piensa que tiene
que ver lo bonito que está con el cuello
alto y de color azul del pez. De pronto
se acerca un león entre las hierbas y su
melena resplandece al sol. El jabalí se
imagina a él de color azul y el cuello
esbelto y una gran melena que se
mueve con el viento. Él va a buscar a
todos los animales para que lo admi-
ren. Pero los animales se asustan y sa-
len gritando y corriendo, porque no
saben que animal es. Regresa corrien-
do a su pequeño charco de fango negro.
Se pasa todo el día pensando en su
nuevo nombre que es el jajilé azul.
Javier Ortega Torres
6ºC

62
La princesa y el
guisante
Había una vez un príncipe que, como
casi todos los príncipes quería casarse
con una princesa. Pero no era fácil
encontrar a una verdadera princesa.
El príncipe conoció a muchas donce-
llas que querían ser princesas, todas
iban vestidas como princesas pero nin-
guna lo era. El rey y la reina también
estaban preocupados porque querían
que su hijo se casara enseguida.
Por su suerte había una princesa cerca
de allí. Pero no tenía palacio, ni lleva-
ba vestidos lujosos, y vivía con sus ma-
jestades, que eran su padre y su madre,
en una casa normal y corriente. Sus
padres eran reyes del país vecino, pero
el tesorero real se había fugado con todo

63
el tesoro y se tuvieron que cambiar de
casa y vender el palacio.
La princesa quería casarse con el
príncipe, así que partió hacia palacio.
Cuando iba por la mitad del camino
le sorprendió una gran tormenta y
cuando llegó al palacio estaba empa-
pada y con el pelo chorreando, pero
de todas formas llamó a la puerta. Le
abrió el rey la puerta y le dejó pasar, la
pobre estaba calada hasta los huesos, pero
le dijo al rey que era una verdadera
princesa.
La madre del príncipe no se creyó
ni por un momento que era una ver-
dadera princesa, y se hizo una prue-
ba. Así que la invitó a pasar la noche
en el castillo.
Mientras la princesa se calentaba los
pies, la reina subió a los aposentos de la
princesa y primero quitó las sábanas
de la cama y después puso un guisante
pequeño.
Luego colocó 20 gruesos colchones, y
20 edredones de plumas. Y allí era don-
de la princesa dormiría aquella no-
che.
64
A la mañana siguiente, la reina le
preguntó que tal había dormido. La
princesa se quejó amargamente:
-He pasado muy mala noche. Casi no
he pegado ojo, no se qué había en la
cama, pero notaba una cosa dura y…
¡Tengo todo el cuerpo magullado!
Pues bien, esa fue la prueba definiti-
va.
La reina enseguida se dio cuenta de
que la doncella era la verdadera prin-
cesa, porque había notado un disimu-
lado guisante colocado bajo 20 colcho-
nes y 20 mantas de pluma.
Sólo una verdadera princesa podría
ser tan delicada.

El príncipe le dijo a la princesa que


si quería casarse con ella y le dijo que sí.
Y todos vivieron felices.
FIN

Al-zahara Aparicio Figuerola


6ºC

65
Hipo Canta
Esta historia ocurre en una aldea
donde vive Bongo, cerca de esta hay
una laguna azul con cataratas. Aquí
vive un gran hipopótamo y la gente
le quería mucho y le llamaban Hipo.
Hipo cuidaba de la laguna, que no
hubiera cocodrilos y lo estropearan
todo. A Hipo la gustaba cantar, pero su
voz era gruesa, áspera y ronca. Por la
noche cantaba pero se quejaban las ji-
rafas, se reían los monos, gruñía el ti-
gre y se enfadaba el león.
¡Cállate Hipo! ¡Cállate! Bongo bajó
a la laguna
para ver a Hipo, pero se encontró
todo destrozado y que él no estaba. El
león dijo que Hipo se había ido con una
serpiente llamada Cobra, la serpiente
engaño a Hipo diciéndole que cantaba
estupendamente. Hipo se fue con la
66
serpiente dejando atrás sus verdade-
ros amigos. Pronto se acabó la selva y
llegaron estepa, el sol era muy fuerte y
no había agua. Escondido tras unas
rocas se encontraba un leopardo muy
viejo que apenas tenía dientes y estaba
hambriento, nunca había visto a un
hipopótamo pero le pareció muy ape-
titoso. Hacia que Hipo no comía hierba
tierna ni tocaba el agua. Pronto seguía
buscándolo hasta que por fin lo encon-
tró casi moribundo. La astuta Cobra al
ver a Bongo lo abandono y lo dejó tira-
do en el desierto. El leopardo que se-
guía vigilando y pendiente de todo lo
que ocurría a Hipo se planto delante
para poder por fin comérselo. Bongo,
se puso delante y le dijo al leopardo
¡Tú no sabes que un hipopótamo seco
no se puede comer! ¡Ayúdame a lle-
varlo al río!
Lo remojaremos para que se ablande
y puedas comértelo. Lo echo al agua,
Hipo dejo de estar tieso. Sus arrugas des-
aparecieron y se puso el doble de grande
y de fuerte.
Hipo tendió su mano para darle las

67
gracias y este gruñó porque deseaba
atrapa aquella mano para devorarla.
Sus antiguos amigos se dieron cuenta
de lo que Hipo necesitaba, era una com-
pañera. Un elefante le busco una com-
pañera llamada Hipa, se casaron y
volvieron a su bonita laguna y los dos
juntos volvieron a cuidar de ella para
mantener las flores y ahuyentar los
cocodrilos. Hipo estaba tan contento que
quería cantar.
¡ Y por supuesto que lo hizo! La fiesta
duro varios días y todo el mundo fue
feliz, hasta los cocodrilos.

Javier Ortega Torres


6ºC

68
La infección de la
garganta

Era una bonita tarde de primave-


ra.
Ana, disfrutaba en el parque jugan-
do y tomándose su helado preferido.
Hasta que su mamá le dijo que había
llegado la hora de volver a casa.
Ana, abróchate la chaqueta que está
empezando a refrescar.
¡Mamá! Siento un picor en la gar-
ganta y me duele mucho ala tragar.
Seguro que no te abrigaste bien y te
has resfriado.
Creo que tengo un medicamento en
el botiquín de cuando tu hermano es-
tuvo enfermo. Aquí está.
¡OH! La fiebre te ha subido. Ese medi-

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camento no ha podido curarte. Tene-
mos que llevarte a tu médico.
¡Hola Ana! Vamos a ver que tienes.
Saca la lengua y di AAA......
¡Caramba! Tienes la garganta muy
irritada, y con placas pus por culpa de
la infección de los terribles cocus.
Ya le dije que no le diera ningún
medicamento sin consultarme.
En este caso se trata de una infección
bacteriana, y vamos a luchar contra
unas bacterias muy listas que se defien-
den disparando unos proyectiles: Los
“Betalak”, y por eso no te curas.
Te voy ha recetar una medicina a la
que los cocus y sus veloces betalak no
podrán destruir: El antibiótico.
Zinny que te curará.
Te vas a tomar una cucharadita que
te va a dar mamá: una por la maña-
na y otra por la tarde.
Zinny va directamente al lugar
donde tienes la infección y allí comen-
zara la batalla.
¡Zinny¡ Ten cuidado con los mísiles
70
Betalak, porque si te alcanzan no po-
drás seguir luchando. Muchos lo
intentado antes y han fracasado.
¡No te preocupes ¡tengo un potente
escudo ,capaz de resistir el impacto de
los proyectiles Betalak.
Zinny se presenta tranquilamente
frente a los cocus , sabe que va ha ganar
la batalla .
Su escudo especial detiene a todos los
mísiles betalk que le lanza las bacterias
enemigas.
Y cuando las bacterias se quedan sin
muyiciones
Zinny las vence y acaba con la in-
fección de lña garganta de Ana.
Zinny ha luchado bien y ha triun-
fado.
¡ Gracias Zinny¡ tu victoria nos ha
salido, tu escudo defensor es fantástico.
Ana tambien ha aprendido unas
cuantas cosas para evitar que las bacte-
rias vuelvan a molestar:
- Evitar los cambios de temperatura
bruscos y las bebidas o las comidas frias.
71
- Y siempre consulta con tu medico
antes de tomar ningún medicamen-
to.

María de los Ángeles Gutierrez


6ºC

72
Los cuatros
hermanos ingeniosos
Erase una vez una vez un hombre
pobre que tenia cuatro hijos cuando
fueron mayores le dijo:
- hijos míos, ya es hora de que os mar-
chéis y aprendáis un oficio para abriros
camino en vuestras vidas.
Los muchachos se despidieron de su
padre pero marcharon hacia la in-
dependencia.
Cuando llegaron a un cruce de cua-
tro caminos, decidieron separarse, e
irse cada uno por un camino tomó
cada cual una dirección distinta y an-
tes de despedirse decidieron volver de-
trás después de 1año a visitar a su pa-
dre.
Al año siguiente se volvieron a en-

73
contrar en el cruce y antes de ir al
encuentro de su padre comentaron a
que se dedicaban cada uno.
El primero era ladrón, el segundo
astrólogo, el tercero cazador y el cuarto
sastre.
Cuando volvieron a su antiguo ho-
gar y después de besos y abrazos y tras
contar al padre sus hazañas, el padre
le dijo:
- voy a ponemos a prueba, quiero ver
de lo que sois capaces.Miro hacia arriba
y señalando al astrologo le dijo:
- en la copa del arbol, en lo mas alto
hay un nido. Dime cuantos huevos tie-
ne
el astrologo cogio su telescopio y
añadio.- cinco.
Despues el padre miro al ladron y le
dijo:
-roba los cinco huevos sin que el pajaro
cuando este incubando lo note.
El muchacho asi lo hizo, cogio los
huevos y se los entrego a su padre.
Luego en la mesa del jardin puso un
74
huevo en cada esquina de la
mesa y el quinto en el
centro,mientras le decia el cazador :
-De un solo disparo, as de partir en
dos los cinco huevos .
El muchacho asi lo hizo , y el padre
añadio :
-Ahora tú, el sastre , los coseras con
los polluelos dentro .
El padre, satisfecho y orgulloso, les fe-
licito.
A los pocos días se produjo un revuelo
en el reino. Un dragón había raptado
a la hija del rey; y este ordenó que quien
consiguiea rescatar a su hija se casaría
con ella.
Los cuatro hermanos dieron una
gran oportunidad para demostrar
Sus habilidades. El astrólogo cogió su
telescopio y diviso donde se encontraba
la princesa. Era un lugar hinóspito,
una isla muy pequeña. Tomaron el
barco rumbo a la isla donde se encon-
traba la hija del rey .
Cuando llegaron el dragón dormia

75
y la princesa se encontraba liada en
su rabo.
En ese momento le toco al ladrón
cogió a la princesa del rabo
Del enorme monstruo sin que se
diera cuenta.
Corrieron toda asta el barco pero
antes de embarcar el dragón despertó
y salió furioso en su persecución. cuan-
do estaba muy cerca el cazador dispa-
ro al dragón y le dio en el corazón
haciendo que muriera causado cayó al
suelo dio tal coletazo que el barco se fue
a pique. Los hermanos y las princesas
empezaron a agobiarse porque estaban
en una isla desierta sin poder ni co-
mer ni beber. Pero el sastre sin asus-
tarse fue cogiendo todas las tablas y co-
siéndolas con su aguja especial asta for-
mar otra vez el barco. El rey se puso
muy contento al ver a los cuatro mu-
chachos y a su hija. Y les dijo: - solo uno
de vosotros podra casarse con un hijo.
Decidid quien será. Empezaron a dis-
cutirlo y se dieron cuenta de que sin
sus habilidades de cada uno no
podrian haber rescatado a la pricesa
76
entoces el rey dijo..
- como la princesa no puede ser
de los cuatro no ser de ninguno asi
que cada uno les dio un trozo de
reino y vivieron felices con su viejo
padre .

Marta Manolsalva de Lucas .

77
El hacha de oro
Una vez un hombre que era leña-
dor estaba en su casa cortando made-
ra cuando un amigo suyo le dijo que
fuera a su casa para ayudarle a cortar
un tronco de árbol enorme y el leña-
dor fue con su hacha más vieja. Cuan-
do estaba allí no
Podía creer que existiera un árbol tan
alto y tan gordo. Al final después de
tanto esfuerzo no consiguieron cortar
el árbol ese que el leñador se fue a su
casa. Al día siguiente se fue al bosque a
coger leña para la chimenea porque
estaba haciendo mucho frío. Tanto que
las ventanas no se podían abrir de lo
congeladas que estaban. Cuando fue al
bosque después de una larga caminata
la espesa niebla del bosque le impide
correr. Por eso el leñador se perdió en-
tre los árboles y sin saberlo se alejaba
cada vez más y más de su casa.

78
Vio un lago no mas grande se sentó
y espero a que la niebla cese. Pero ese
momento no llegaba y el leñador se
estaba durmiendo y se le cayó el hacha
al lago.
Al caerse el hacha algo estaba salien-
do del lago, era su dios el dios del lago y
le preguntó si se le había caído un ha-
cha al agua y le dijo entonces le dijo
que le pidiera el hacha que quisiese y le
respondió que quería la suya y por de-
cir la verdad en vez de pedir la mejor
hacha pedía la suya y por eso le dio un
hacha de oro, todo era de oro. Así que ya
sabéis que siempre que decir la verdad.

Álvaro Torres Delgado


6ºC

79
¡Estoy más harto!
Estoy hasta la coronilla de oír siem-
pre las mismas cosas.
Por las mañanas, cuando suena el
despertador y yo no me levanto, apa-
rece mi madre en mi dormitorio y,
sin tener cuenta los delicados que son
los oídos, me dice con un tono de voz
muy poco agradable:
¡Ricardito! ¿Aún no te has levanta-
do? Venga, ¡fuera de la cama inme-
diatamente!
Y yo que me muero de sueño, tengo
que hacer un gran esfuerzo para le-
vantarme, aunque no tenga ganas.
Cuando estoy en el cuarto de baño,
me encanta lavarme con tranquili-
dad sin misas, y mirarme al espejo y
pensar que soy tan fuerte como Tarzán,
y que mi mona me señala un tigre

80
con ganas de jugar.
Sin embargo, nunca me dejan se-
ñas estoy un momento dentro, oigo la
voz de papá que me dice:
¡ Ricardito!¿Se puede saber que haces
tanto tiempo ahí dentro?
Date prisa que llegarás tarde al cole-
gio. Sal rápidamente que el desayuno
está preparado y yo tengo que salir co-
miendo y olvidar que soy Tarzán, para
desayunar un vaso de leche con tosta-
das.
Cuando estoy a punto de salir de casa
para ir al colegio, oigo de nuevo la voz
de mamá haciéndome la misma pre-
gunta de todos los días.
¡Ricardito!¿Has puesto todas las cosas
en tu cartera?
Ya ves tú, ni que fuera tonto o algo
así…Hombre, alguna vez se me olvida
algo, pero tampoco es para tanto, ¿no
te parece en clase para lo mismo? Y
eso que me gusta estar allí, pero cuan-
do pasa un ratito trabajando, lo que
necesitas es descansar y no escuchar
aún más órdenes, ¿verdad? Pues nada,
81
no cuentes de salir al patio, el profe,
que me cae muy bien, nos suelta siem-
pre el mismo rollo:
¡Sacad los almuerzos de las carteras y
no olvideís echar los papeles a las pa-
peleras! Vale, vale, pero tampoco hay
que ponerse así total por que algunas
veces no acertemos y caigan fuera…
cuando llego a casa, por la tarde me
esperan papá y mamá con la misma
orden:
¡ Ricardito! Coge la merienda y luego
te tomas un vaso de leche la botella está
dentro del frigorífico sácala para que
no esté tan frío.
Pero no creas que ya he terminado,
¡claro que no! Luego tengo que sacar el
cuaderno y los libros de la cartera. ¡Y
hacer los deberes! Más tarde preparar
la mesa para cenar y bañarme antes
de meterme en la cama, y… así me
paso la vida.
¡Estoy más harto…!
Les voy a decir a mis papás que no
aguanto más. Siempre están pidien-
do que haga cosas.

82
- Papá, mamá, hoy no pienso hacer
nada.
¿Sabéis lo que me contestaron? Que
ellos van a hacer lo mismo, que no van
a levantarse, ni van hacer el desayu-
no y que no piensan sacarme de casa.
¿Te imaginas no poder ir al parque?
Me parece que voy a hablar otra vez
con ellos y que lo han dicho es terrible
porque todos tenemos que hacer algo
de tareas en la casa para que no le to-
que a las mismas personas las mismas
cosas.
¿Estás de acuerdo?

Manolo Mesones Ortiz

83
La montaña
prohibida
Érase una vez, un niño llamado
Santi, vivía con sus abuelos en una
pequeña granja, como todos los gran-
jeros, su abuela tenía un rebaño de
ovejas con un pastor, pero ese mismo
día el rebaño y el pastor, bajaron de la
montaña, antes de lo habitual. El abue-
lo, le dijo al pastor: ¿Por qué has bajado
hoy de la montaña? ¿Acaso se ha aca-
bado la hierba? – No, la hierba sigue
igual de tierna, lo que pasa, es que yo
me encuentro mal. Bale por un tiem-
po dejare el rebaño.
Cuando el pastor se fue, el abuelo dijo:
Pero ahora que voy ha hacer, el re-
baño es la, única fuente para ganar
dinero. Yo lo cuidaré abuelo. Dijo Santi.
El abuelo respondió:
Bien, pero no te vallas a la monta-

84
ña que tu ya sabes.
Mi abuelo dijo eso porque en esa mon-
taña fue donde mi padre murió res-
balando en el barranco.
Desde aquel día todos trabajamos más,
yo trabajaba en la casa, pero como el
pastor está malo, yo debo cuidar de las
ovejas.
Comienza mi primer día de reba-
ño. Estaba en la zona con prado, más
alta. De pronto, me da por contar a
las ovejas.
¡Me faltan dos ovejas! Volví a contar-
las y volvían a faltar dos. Empecé a
buscarlas por todo el prado, pero no
había ni rastro de las dos ovejas.
Desde aquel momento empece a pen-
sar el sermón que me echaría mi abue-
lo. Tuve una idea. Volví por la noche a
mi casa. Mi abuelo, al verme sin las
ovejas, me dijo:
- Y las ovejas. – Y le conteste:
- Se las he dejado a Marcelino, por-
que necesita ayuda con el estiércol.
Mi abuelo se puso rojo como un to-

85
mate, y me dijo:
-¿Por qué lo has hecho sin avisarme?
Al día siguiente fui a la “Montaña
Prohibida” a buscar las ovejas. Estuve a
punto de caerme, pero gracias a una
piedra me sujeté. Busque por todos la-
dos y a lo lejos se veían a dos ovejas
moviéndose, las llevé con las demás
ovejas y llegué a mi casa, mi abuelo me
dijo que sabía que yo era un buen pas-
tor.
Gonzalo Toledano Portal

86
La Princesa Muda
Había un rey que se sentía viejo para
gobernar y deseaba dejarle su corona a
un heredero pero solo tenía una hija
que era muy caprichosa, a la que no
había modo de casar. Como seria de
caprichosa que dijo a sus doncellas
mientras la peinaba:
- Todo el mundo tiene un piojo me-
nos yo.¡ Yo quiero un piojo!
Su doncella se lo cogió a una niña
que pasaba y se lo dio a la princesa. Y
en ver de ponérselo en la cabeza le
hizo un cuartillo y le dio de comer.
Estaba tan gordo que parecí un perro.
Cuando se entero el rey,
se puso hecho una fiera:
-¿ A eso te dedicas, en vez de buscarte
un novio? ¡ Pues ahora verás!
Mandó matar el piojo y curtir su piel.

87
Cuando ya estuvo cerca un pandero y
lo colgaron en la puerta del palacio.
- Ahora dictaré un bando para que
vengan todos, y aquél que adivine de
qué esta hecho el pandero, se casará con-
tigo,
¡Tanto si te gusta como si no!
Fueron mucha gente pero ninguno
se imaginaba que fuese de piojo.
Todos eran muy feos y un día vino
un apuesto príncipe y le dijo la prin-
cesa desde su balcón:
¡Escúcheme, caballero!
¡De piojo es el pandero!
El que le escuchó no fue el príncipe
sino un vagabundo que pasaba más
viejo que el andar de pie.
Y cuando tuvo que contestar dijo:
- De piojo es el pandero.
Acertó y los dos sin más remedio se
tuvieron que casar.
Se fueron y se encontraron con un
río no había más remedio que cruzar-
lo pero el nuevo príncipe no sabía

88
nadar y se ahogó y la princesa se quedó
sin habla.
La princesa salió de la orilla y se dio
cuenta enseguida de que no podía ha-
blar. Tampoco quería volver al palacio
así que decidió seguir hasta encontrar
el palacio de aquel príncipe tan gua-
po que a ella le había gustado tanto y
que ya no pudo acertar de qué estaba
hecho el pandero.
Llamó a las puertas y por señas pi-
dió que la admitieran de criada y le
dijeron que sí. Por aquel tiempo esta-
ban preparando las bodas del prínci-
pe.
A la muda le dio mucha pena pero
qué iba a hacer ella.
Por fin llego el día de la boda y la
princesa que era la criada le tenía que
llevar cenas velas y sin darse cuenta le
chorreaba la cera de la vela y dijo la
novia :
- a ver esa bombilla, que se le man-
che la manga amarilla.
Le dio tanta rabia a la muda que de
pronto empezó a hablar . Y le dijo que
89
era la hija del rey del castillo.
El príncipe al oír eso se quedo mara-
villado y se caso con ella. Que nunca
mas volvió a ser caprichoso.
Y colorín colorado este piojoso cuento
se ha acabado.

Álvaro Torres Delgado


6ºC

90
Segunda Parte
Los compañeros del colegio

91
RECORDANDO A MARIA

Don libro está helado


Don Libro era un tío muy sabio,
Que sabía de luna y de sol,
Que sabía de tierras y mares,
De historias y aves,
De peces de todo color.

Estaba el señor don Libro,


Tiritando de frío en su sillón
Vino un niño, lo cogió en sus manos
Y el libro entró en calor.

Maria Ángeles Raya Bueno


Lidia Ramos Moreno
Infantil 5A

92
Recordando a María

Don libro está helado


Don Libro era un tío sabio,
Que sabía de luna y de sol,
Que sabía de tierras y mares
de historias y aves,
de peces de todo calor.

Estaba el señor don Libro,


Tiritando de frío en su sillón
vino un niño, lo cogió en sus manos
y el libro entró en calor.
Lorena Campos Día
Clara Soler Serrano

93
01Ana y sus amigos

El baúl de la abuela
Ana , era una niña muy tímida , y
tenía muy pocos amigos . Hasta que un
día fue , a visitar con su madre a su
abuela , y su abuela le enseño un baúl
lleno de ropa antigua y Ana paso toda
la tarde disfrazándose , y se divirtió
mucho y no le daba vergüenza . Ala
hora de irse le pregunto a su abuela si
podría venir otro día con sus amigos a
jugar a su casa para enseñarle el baúl
y su abuela le dijo que si que no habría
problema. Ana ya no fue tímida nun-
ca más, todos los días se iva a jugar con
sus amigos a casa a casa su abuela y el
pasaba toda la tarde disfrazándose ha-
cían teatro inventaba mil aventuras
imaginaban mil historias de castillos
con princesas y reyes y

94
Duendes y hadas por eso Ana y sus
amigas.
Ana ya no estaba sola tenia muchos
amigos y comprendió
Lo divertido que era jugar con otros
niños desde ese día
Ana fue muy feliz y colorin colorado
este cuento se ha acabado.
Luisa González Mansilla
1ºA

95
Un Día en casa de
Javier
Érase una vez un niño que se lla-
maba Javier y le dijo su padre:
-Hijo, ven que han venido los primos
para jugar contigo todo el día.
Cuando llegaron se saludaron y le
dice Javier
-¿Nos vamos al jardín a jugar?
Y gritaron todos muy contentos:
-¡Siii!
Salieron al jardín para jugar con
todos los juguetes de Javier, la pelotas,
los coches y las bicicleyas. Cuando le
enseñó todos los juguetes, sus primos y
él empezaron a jugar. Llegó la hora de
la merienda, su mamá le puso bocadi-
llos, batidos, zumos y pasteles. Cuando
merendaron siguieron jugando, llegó

96
la noche y se tuvieron que marchar.
Se lo habían pasado genial.
Juan Francisco Chaparro Molina
1ªA

97
Los oficios
Pin, pan, pin, pan,
El herrero golpea el metal.
Pin, pan, pin, pan,
Con su martillo sin parar.
Pin, pan, pin, pan,

Tris, tras, tris, tras,


El peluquero corta el pelo
Tris, tras, tris, tras,
Con sus tijeras y su peine nuevo.
Tris, tras, tris, tras,

Poemas colectivos
1ºB

98
99
El burro triste

Érase una vez un burro muy tonto


y estaba muy triste y sus amigos le lan-
zaban globos de agua y no le dejaban
en paz y se puso y se puso a correr y de
pronto encontró una casa solitaria y
se metió rapidísimo en ella y se cerro
la puerta cerrada con pestillo y vio una
burra que estaba durmiendo y el bu-
rro le dio un beso y se despertó y se
casaron y colorin colorado este cuento
se ha acabado.

Irene Godino Sánchez


2ºA

100
El paraguas mágico
Erase una vez una niña llamada
Conchita que tenia un paraguas má-
gico. Un día la niña utilizo el para-
guas para comprar un paquete de
alcaparrones y el paraguas dijo
¿Conchita quieres una bolsa de
alcaparrones si a hablado. Yo soy tu
paraguas. Conchita mira ¿Quien eres?
El paraguas le dijo millones de veces
que era él y por fin se entero. Mi para-
guas es mágico. Toma la bolsa. Muchísi-
mas gracias, pero ¿me puedes explicar
lo que esta pasando? Me llevas debajo de
un tejadillo y te lo explico. La niña lo
entendió y fue con él y le enseño todo
el mundo y como la niña no sabia
nada le enseño muchas cosas: a escri-
bir, leer, etc. Y colorín colorado este
cuento se a acabado.

Marina Cortes Fontiveros


2ºA

101
El árbol mágico

Érase una vez, un grupo de niños


.Una ancianita les dio
a los niños una semilla mágica. Al
día siguiente, los niños fueron al jar-
dín a plantar la semilla. Pasados tres
meses ya había crecido.
El árbol abrió su enorme boca, los
niños asustados entraron en ella. Allí
por dentro todo era maravilloso. Cuan-
do salieron estaban tan, tan conten-
tos que decidieron ir todos los días. Y
fueron felices

Lidia Serrano Santiago


2ºB

102
El niño bueno
Erase una vez un niño muy bueno
que siempre ayudaba a su mamá y que
siempre hacía las tareas. Un día estaba
comiendo y le dijo su madre, ayúda-
me a tender la ropa y le ayudó, en-
tonces acabaron las tareas. Luego se puso
a hacer las tareas que le mandó el pro-
fesor de su colegio. Cuando acabó de ha-
cerlas se puso a jugar y a vio un poqui-
to la tele. Después le ayudó a hacer la
cena por la noche, depuse ceno y se
acostó.

David Fernández Sánchez


2ºb

103
La niña
que no tenía papás
Érase una vez, una niña que no te-
nía papás y vivía en un bosque. La
niña se llamaba Sheila. A Sheila le
gustaba mucho la música.
Como no tenía papás hacía lo que
quería, se levantaba a las l2:30 o por
ahí, comía de todo, jugaba con las
ardillas...Tenía mucha suerte, pero un
día vino una familia y le dijeron:
-Como no tienes papás te adoptamos,
pobre niñita; te llamarás Cristinas.

Sheila, bueno Cristina, se fue a vivir


a una mansión muy cursi, con mu-
chos mayordomos y le pusieron un
vestido como el de una novia: blanco,
con volantes y florecillas.

Para su cumpleaños le regalaron


muchas cosas, pero ella solo quería a sus
animales. Ella no quería vivir como
una reina, sólo como una niña nor-

104
mal. Todas las noches se iba al bosque y
empezaba a llorar. Un día cuando iba
al bosque uno de sus mayordomos la
vio, la siguió y se lo dijo a sus padres.
Sus padres hablaron con ella, y le dije-
ron:
-¿Qué te pasa, hija mía? ¿No estás a
gusto aquí?
Y le respondió:
-No. Quiero vivir como una niña
normal, no como una reina.
Después de varios días, sus padres
decidieron hablar con ella:
Después de varios días, sus padres de-
cidieron hablar con ella:
-¿Quieres volver al bosque?-Pregun-
taron.
-Me gustaría mucho.-Respondió.
ddeY entre llanto y llanto se despi-
dieron.
-Adiós, que vivias muy, muy feliz,
Cristina, ¿o te deberíamos llamarte
Sheila?
-Me llaméis como me llaméis siem-
pre seré vuestra hija.
105
Y dicho esto se marchó corriendo ha-
cia el bosque, donde le esperaban sus
mejores amigos:

Los animales.

Elena Felipe Pineda.


3ºA

106
La música
encantada
Frecky Mall es un niño que vi-
vía en New York. Se tuvo que mudar a
California porque su padre estaba de
negocios. Alli habrá un niño motero,
que estaba enfadado con el abuelo de
freckly. Él repartía periódicos, y cuan-
do el niño le veia, le daba una paliza.
Un dia, frekly descubrió que en el sóta-
no havia un cuartillo. En ese cuartillo
vivia un fantasma que se llamaba Gosth
pero Freckly no lo sabía. El primer
día que los vio comprendió todo: ¡Era
la música de su abuelo!
Su abuelo solía escuchar esa música.
Esa mañana el motero persiguió a
Freckly y de repente se escondió tras
un árbol y no lo pilló. Al día siguiente
Freckly puso altavoces en el sótano co-
nectados a la música de su abuelo. Él se
escondió detrás del árbol, pero el niño
creyó que se había escondido en el sóta-
no. Empezó a sonar la música y el fan-
107
tasma apareció, y el motero no puedo
escapar. Desde ese día no se supo más,
ni del fantasma ni del motero.

Ana Magro Morillo


3ºA

108
Elena y su amiga
“rara”
Érase una vez una niña llamada
Elena.
Un día de verano salió de su casa para
dar una vuelta.
Al poco rato se encontró con una ve-
cina nueva a la que no conocía. Era
flaca, guapa y muy arreglada... era
negra.
Elena no quería ser su amiga sola-
mente porque era negra.
Elena se fue sin jugar ni hablar con
ella.
Al llegar a su casa sus padres se ente-
raron de lo que había hecho y la casti-
garon.
Elena, arrepentida, salió por la
puerta de atrás y buscó a la niña ne-

109
gra, hasta que la encontró.
Muy arrepentida se disculpó y las dos
se hicieron muy amigas.
Desde entonces siguen juntas, a pe-
sar del color de su piel.

Antonio Arrabal Capilla


3ºB

110
El perrito que se
quedó solo
Erase una vez un perrito que vivía
muy feliz con sus dueños, y estaban
muy enfermos.
Un día se los tuvieron que llevar a
una residencia y el perrito se quedó
muy solo y triste.
Al día siguiente, el perrito, se quedó
esperando a sus dueños.
Pasaron varios días y el perrito se dio
cuenta de que ya no volverían.
Entonces se fue andando a la ciudad.
Cuando iba a cruzar una carretera,
un coche lo atropelló y lo dejó tirado
en el suelo.
Un niño, que pasaba por allí, lo en-
contró y lo llevo a su casa.

111
La madre le dijo que se lo podía que-
dar hasta que se curara.
Pero cuando se curó, la madre vio que
el niño era feliz con el perrito y le dijo
que se podía quedar con él para siem-
pre.

Virginia Reyes González


3ºB

112
LARAX
Estamos en Grecia, en la ciudad de
platea en el año 491 A. C. nuestro
protagonista es un joven plateo que
ronda los 20 años, de cabello castaño,
ojos grisáceos y de estatura media. Vi-
vía entre batallas entre los Atenienses
y los persas.
Un día llegaron a su casa unos hom-
bres que decían ser del ejercito y se lle-
varon a su padre como recluta, pues
no superaba los 55 años. Él se salvó de
que no le reclutaran, ya que estaban
en la llanura donde solía reunirse con
sus amigos. El día 29 de diciembre del
año 491 A .C., se presentaron en su
casa unos soldados, para entregarle a
él y a su madre el casco ,espada y ar-
madura de su padre, pues había caído
en batalla . Desde ese preciso instante
Larax empezó a sentir una furia tre-
menda contra los persas, y comento a
su madre que había decidido alistarse
113
en el ejército .
A lo que su madre respondió:
-¡En el jamás de los jamases¡
Larax no contesto con eso, esa mis-
ma noche decidió ponerse la armadu-
ra de su padre , el casco de su padre , el
casco de su padre ,la espada de su padre
y montar a lomos de su caballo galope
y salió rápido y veloz hacía el campa-
mento situado en el pueblo de Maraton.
Al día siguiente se alisto y entablan-
do conversación descubrió que con quien
estaba hablando, había presenciado la
muerte de su padre y que decía que a
su padre lo había matado Darío.
Larax en ese momento sólo pensa-
ba en vengarse.
Al dia siguiente era fin de año y
como celebración no hicieron entre-
namiento ese día.
Asi pasaron muchos meses entre gue-
rrillas y

El día 5 de septiembre del año 490


A.C. Se empezaron a oír rumores de
114
que habría una batalla cerca de
Maratón, y así era el 11 de septiembre,
por la noche llego el comandante
Milcíades y se llevó a casi todo el cam-
pamento, entre ellos a Larax.
Estuvieron caminando toda la no-
che y al llegar al lugar indicado, mon-
taron unas tiendas de campaña y a
eso de la media tarde llegó al campa-
mento la madre de Larax, que sabía
dónde estaba su hijo porque un arriero
lo vio salir del pueblo. Su madre le lle-
vaba una cota de mallas que le había
comprado en el mercado. La madre
de Lara pasó en el campamento todo
el día y se fue por la noche. Al día si-
guiente, al despertar, todos vieron una
flecha con un pergamino clavado. Al
abrir el pergamino el comandante
leyó en voz alta:
-Iremos a media mañana. Prepa-
rad vuestras armas o moriréis.
Darío i. Comandante del Ejército Per-
sa

Tenían poco tiempo, pero se organi-

115
zaron rápidos. Y a media mañana
estaban en el campo de batalla. Espe-
raron. Y cuando menos lo esperaban,
una lluvia de flechas cayó sobre ellos.
¡Eran los persas! En esa lluvia murie-
ron medio centenar de hombres. En
el horizonte por encima de las mon-
tañas había, por lo menos, medio mi-
llón de hombres. Los persas venían a
toda velocidad. El general dio la orden
de ataque. El cielo se veía nublado de
un manto de flechas. Muchos intenta-
ron matar a Larax, pero él, tan ágil
consiguió esquivar. Cuando visualizó a
Darío I, el supuesto asesino de su pa-
dre, vio un camino entre la multi-
tud, y salió corriendo. Esquivó varios
golpes y cuando estaba frente a Darío,
gritó:
-¡Por mi padre!
Y atravesó con su espada el cuerpo de
Darío I, todos los persas se quedaron ató-
nitos, y los compañeros de Larax apro-
vecharon la ocasión para acabar con
los persas.
En ese instante, Larax, sintió que algo
le pinchó en la espalda. Cayó al suelo,
116
y todos sus compañeros pensaron que
estaba muerto.
A la media hora o cosa así, Larax abrió
los ojos y todos sus compañeros empe-
zaron a felicitarle.
Larax descubrió que no había muer-
to gracias a la cota de malla que le ha-
bía comprado su madre.
Larax, en el camino de vuelta, dur-
mió en una cueva. Oía ruidos extra-
ños, y por la mañana decidió explo-
rar la cueva. Al fondo de ella se oían
lamentos. Larax los siguió y al final
vio la silueta de un hombre, que ten-
dría unos 53 años. Al acercarse vio que
era su padre, y él no se lo creía. Pensa-
ba, que estaba en un sueño.
-¡Larax!¡Hijo mío! –exclamó el hom-
bre al verlo.
-¡Padre! –exclamó Larax con lágri-
mas en los ojos-
-¿Cómo has sobrevivido?
-Gracias a la buena acción de un sa-
maritano.
Padre e hijo salieron de la cueva;

117
montaron en galope y fueron hacia
Platea.
Dos días duró el viaje.
Entraron en la casa de Larax, y vie-
ron a su madre bordando en un pa-
ñuelo el nombre de Larax y el de su
padre, dándoles por muertos.
Al verles se le saltaron las lágrimas y
fueron rápidamente a abrazarse los
tres juntos.
Felices vivieron y felices murieron.
David Fernández Caravaca
4ªA

118
Las amapolas son rojas,
las margaritas amarillas,
y en medio del campo,
una flor brilla.

La noche llegó,
y la luna la embrujó,
y en tu corazón,
el amor nació.

El día es tan feliz


y la noche tan triste para mí,
si tú no estás junto a mi.

Tienes que ser positiva,


positiva para ti,
si no eres positiva,
nuca serás feliz.
Noelia Ortega Pareja
4ºA
119
La niña, el arco iris
y el bosque
Érase una niña llamada Violeta.
Tenía mucha ilusión por ver el arco
iris y una noche se lo contó a su papá.
Su mamá que le oyó estuvo hablando
con ella y le dijo: el mejor lugar para
verlo es en el bosque y después de una
gran lluvia.¡Tendrás esperar mucho
para que esto ocurra! Y Violeta se fue a
la cama.
Al día siguiente llamo María a su
mejor amiga que la invitaba a me-
rendar y violeta se puso muy conten-
ta porque María vivía cerca del bosque.
Y por la tarde Violeta se marchó a casa
de su amiga. Comieron leche con ga-
lletas de chocolate.
Después de la merienda salieron a
pasear y caminando llegaron al bos-
que y empezó a llover y se metieron
120
en una cueva para no mojarse .Llovió
y llovió y una gran tormenta calló.
Violeta y María estaban muy asustada
por que la tormenta no paraba.
Cuando dejó de llover salieron de la
cueva y se llevaron una gran sorpre-
sa porque vieron el arco iris, se pusie-
ron muy contentas y se abrazaron ,
rieron saltaron de felicidad. Nunca
podrían olvidar ese día tan especial.

Violeta Barbudo García


4ºB

121
Un día en el campo
En un precioso prado
Verde y no esperado,
Iba una chica
con su perra Lica
iba a la playa
con una barca chica
los árboles preciosos
con los troncos hermosos;
un pájaro jugando
otro volando
y todas las abejas
están trabajando.

y todas las abejas


están trabajando

122
¡Que flor tan bonita
todas son iguales
unas margaritas
y otros tulipanes¡
El cielo con sus nubes
su sol y sus pájaros
y el señor viento
siempre está soplando.

Marta Morales Morillo


4ºB

123
El vagabundo
y sus aventuras
Érase una vez un niño llamado
Kevin que Era vagabundo no tenía
ningún amigo, y vivía en una casa
antigua y abandonada. No tenía nada
de dinero y el poco que conseguía tenía
que pagárselo a un hombre con barba y
muy viejo,
Pero un día que no consiguió dinero:
-Lo siento no tengo nada de dinero -
decía Kevin casi llorando-.
-¡Cómo que no has conseguido nada!
-decía el hombre con voz en grito-.
-No me han dado nada, no he podido
ni comer.
-Que sea la última vez - decía el hom-
bre mientras le echaba a patadas como
si de un perro se tratase-.

124
Un día mientras andaba por la ca-
lle conoció a otro niño vagabundo que
tenía su misma edad (10 años) y se lla-
maba Bros, éste no tenía casa, vivía
debajo de un puente y lo que comía
era lo que robaba.
Entonces Kevin le dijo que si quería
irse con él fuera de París ( que era la
ciudad en la que estaban) en busca de
aventuras, entonces Bros aceptó y le
dijo que se podían ir en sus dos bicicle-
tas que tenía robadas.
Entoces al día siguiente al amane-
cer emprendieron marcha en busca
de aventuras. Por el camino iban ha-
blando y dijo Bros:
-¿No tienes intriga por saber cuál va
a ser nuestra primera aventura?
-Sí, un poca -dijo Kevin con entu-
siasmo-.
-Entonces vamos a ir más rápido y
así lo sabremos más pronto -dijo Bros
mientras aceleraba-.
-Espera que yo no sé ir tan rápido -
gritaba Kevin-.
125
-Está bien -respondió Bros mientras
iba cada vez más despacio-.
Cuando Kevin alcanzó a Bros vieron
a un hombre que parecía que estaba
buscando algo y le preguntó Kevin
mientras se bajaba de la bicicleta:
-Oye, ¿qué haces?
-Estoy buscando a mi rebaño de ove-
jas que se me han perdido.
-Si quiere podemos ayudarle.
-Si muchas gracias, si las encontráis
os recompensaré, reuníos conmigo en
aquella granja.
-Después de una larga búsqueda de
más de una hora. Gritó con alegría
Bros:
-¡Kevin mira allí está el rebaño!
-Sí, es verdad.
Entonces condujeron al rebaño has-
ta la granja. Cuando llegaron el hom-
bre les vio y salió como una bala mien-
tras les decía:
-¡Muchas gracias, veníd os prepararé
comida!

126
-No, por favor aceptarlo, también os
daré ropa nueva.
-Bueno está bien lo aceptamos, mu-
chas gracias
-Es vuestra recompensa.
Al día siguiente volvieron a empren-
der sus aventuras, pero ahora con ropa
nueva y estómago
lleno. Y dijo Kevin:
-¡Qué hombre más agradable!
-Sí,es verdad.
Después de una larga charla llega-
ron a una ciudad llamada Marsella.
Entonces vieron a una mujer que
estaba en la puerta de su casa llorando
y le preguntaron:
-¿Qué la pasa?
-Me han robado todas mis joyas.
- Nosotros le ayudaremos, hemos vi-
vido mucho tiempo en la calle y sabe-
mos todos los escondites.
-Muchas gracias, pero,¿cómo lo
consegiréis?
-No se preocupe.
127
Y entonces empezaron a buscar al
ladrón de joyas.
Se metieron por muchas calles hasta
que encontraron una casa sospechosa,
y dentro había alguien hablando de
joyas que había robado.Entonces llama-
ron a la policía y capturaron al la-
drón. Luego la mujer les ofreció que se
quedaran a vivir con ella, ellos acep-
taron y vivieron muy felices y con una
familia.
Luis Camino Ruiz
5ºA

128
La leyenda del
espíritu
de los cautivos
No hace mucho tiempo, creo que unos
diez años, en el pueblo de Lorca (Mur-
cia), vivia un niño de apenas cinco
años, en las tierras más bien cuidadas
de la comarca. Vivía con su madre en
una chabola cercana al río. Cuentan
que el niño, todas las noches, veía a
alguien en su habitación. La madre
no lo creía. Decía que eran las sombras
de los árboles, pero allí no había ni un
solo pino.
Todos los días, al atardecer, la
madrsolía pasar por las tyierras que
había heredado de su difunto esposo,
mientras que Álvaro, (el niño), se que-
daba solo en su casa. Un jueve del mes
de octubre, a las siete y cincuenta (jus-
129
tamente el mismo día y a la misma
hora en la que murió su padre), lla-
maron a la puerta. Álvaro recordó las
palabras de su madre:
-¡Por nada del mundo, abras la puer-
ta a nadie mientras que sea de noche
y yo no esté!
Álvaro preguntó extrañado:
-¿Quién es?
No respondió nadie. Entonces dijo
Álvaro tratamudeando:
-¿No se qui qui en eres pe pe me da i
igual!¡ Di ss so la men men te te lo que
qui quie eres de es es ta ca sa y yo te te lo
da da ré!
Una voz misteriosa dijo:
-¡Dame lo que dejé hace tres años!
Álvaro exclamó y preguntó a la vez:
-¡¿Papá!? ¡¿Qué dejaste?!
-A tu ... ¡MADRE!
-¡Noooo!¡No te la daré! ¡Es lo que más
quiero y no dejaré que me la quiten de
la noche a la mañana!
-Pues, no te dejaré vivir y vivirás con
130
el remordimienro de conciencia has-
ta que la muerte te pase a recoger.
-¿Qué quieres de mí?¿Qué me ha-
rás? Pasa y hablamos.
-No, ya ma voy. No quiero que tu
madre me vea. ¡Pero tú vienes conmi-
go.
Y entre un polvo gris se llevó delan-
te de su madre lo que más quería. A
Álvaro. Y desde entonces a las 7:50 de
un jueves, en Lorca reina el pánico.
Maria del Carmen Morillo Reigón
5ºA

131
Los primeros
mordiscos y vuelo de
mi vencejo Casi
Casi es un vencejo que me encontré
en la calle. Era negro y blanco, era
chiquito y con unos ojos marrones,
muy tranquilo.
Cundo me lo encontré yo estaba ju-
gando con un amigo, se llamaba Car-
los y yo Silvia. Entonces, su nombre es
la unión de las primeras letras de los
dos. Me llevé casi a cuidarlo. Un día lo
puse a volar despacito. Movió las alas y
lo lancé para arriba. Voló, pero como
mi salón no hay mucho sitio, cayó al
suelo. El día que decidí soltarlo me iba
dando mordisquitos. Me despedí de él y
lo vi volar. Se dio una vuelta y se
marchó. Espero que esté bien.
Silvia Gómez Nadales
5ºB

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La abuelita
aventurera
Erase una vez una simpática vieje-
cita que vivía en las montañas y te-
nía muchas ganas de viajar. No tenía
dinero para ir en avión y tampoco
para viajar en camión ¡pero si mu-
cha imaginación! Entonces....¿sabes
que? Decidió fabricarse un enorme glo-
bo como un balón y cosió una gran
tela, y tejió una cesta. ¡Ya estaba pre-
parado! Reunió comida y despegó. El
ratoncillo que estaba por allí se acercó
y preguntó ¿puedo ir yo también?
- poder ...poder... si puedes. Pero ten-
drás que portarte como Dios manda
- claro que si lo prometo. Cuando
van a despegar el ratón dijo:
- iré a preparar la maleta
Iba andando y vio vió una cosa co-
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rrer como si el tren fuese a perder
Yentonces llego el perro , corriendo
desde la colina
¿puedo ir yo tambien? Dijo jadean-
do.
Poder poder si puedes pero tendras
que portarte como dios manda. – claro
que si lo prometo.
Dando brincos, presudosa, llego la
cabra, nerviosa. - ¿ puedo ir yo
tambiem? Poder poder si que puedes
pero te tendras que portarte como dios
manda – Claro que si lo prometo.
Al galopa,sin rebuelo llego al caballo
corriendo . - ¿puedo ir yo tambien?
-poder poder si que puedes pero
tendras que portarte como dios man-
da.
- claro que si lo prometo.
- Despacito , jadeando llego al gay
rumiando.
- - ¿ puedo ir yo también?
- Poder si puedes
- Pero tendrás que portarte como dios

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manda.
- claro que si lo prometo
- estaban todos apretados en el globo
que iba muy cargado cuando apare-
ció la mosca. Por miedo a que la es-
pantase porque era muy molesta pi-
dió permiso y se quedó allí, quieta. Se
quedó a un lado disimulando.
- Y cuando el globo empezó a subir,
pegó un brinco, y se instaló en medio
de todos.
- Levaban poco tiempo viajando,
cuando el ratoncito decidió preparar
la comida sin esperar a que fuese la
hora.
- Cuando el goloso ratón iba a dar el
primer mordisco, la mosca voló y se
puso a su lado, por si pescaba algún tro-
cito.
- El gato la espantó enfadado:
- ¡Largo de aquí, a usted nadie la ha
invitado! ¡Váyase a molestar al buey!
Como a la mosca le encantaba moles-
tar y dar la lata se fue y se pasó por el
lomo del buey, y tanto le molestó que
al final se cansó, y una cornada lan-
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zó. Pero como la mosca era muy pe-
queña, el buey no acertó ¡Y haya jabo
el que se armó! Porque le dio una cor-
nada al caballo que se asustó y le dio
una coz a la cabra que se asustó y le dio
una trompada al perro, que se asustó y
le dio un mordisco al gato que se asustó
y dio un zapataco al ratón que se asus-
tó y empezó a roer el ofobo. Y tanto re-
vuelo se armó, que la abuelita al final
se enfadó:
- ¡Bromistas que os íbais a portar como
dios manda! Pero no consiguió nada.
En a poco lentamente, harta que se
posó en el suelo pero...¿sabes una cosa?
Pues que a los pocos días continuaban
todos el viaje nuevo, magnífico con
mucho más espacio y cada viajero en
su sitio. La habían construido los ani-
males mientras la abuelita descansa-
ba ¿ Qué lo habían?
- Si dentro de unos días no tengo un
globo nuevo, os vendo en el mercado y
ganaré mucho dinero. Son el dare la
vuelta al mundo en avión ¡os lo pro-
meto! Los animales despegaron de lo
lindo , porque la abuelita siempre

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cumplía lo que prometía. Pero tam-
bién porque querían quedarse cn ella
porque en el fondo donde iban a en-
contrar a una abuelita tan aventure-
ra.

- Paula González Bollullos

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