Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El horizonte histórico
El arte no es propiedad de una cultura, época o franja social, sino que le pertenece a un espacio y tiempo,
esto permite que el hombre se beneficie del arte de su mundo, y cuanto más experimentado sea el hombre,
su acceso al arte será más rico y provechoso.
El hombre tiene necesidades primarias y secundarias. Estas últimas son denominadas humanizantes:
pertenecer, tener conciencia de tiempo y espacio, poder crear ideas a partir de las múltiples experiencias.
Estas necesidades incluyen los signos artísticos como medio para ser parte de una comunidad y ser
reconocidos por ella. Pertenecer al mundo cuyos signos se plasman en el arte otorga bienestar,
sentimiento de superioridad y grandeza. También posibilitan la comunicación y permite la interacción. El
arte se hace presente en la interrelación entre el hombre y el paradigma.
El paradigma
El paradigma no es un fenómeno concreto, sino una abstracción. Lo entendemos por medio de sus tres
componentes fundamentales:
Edificación cognitiva:
Se refiere a todo lo que conocemos y sabemos. Desde lo más básico hasta los saberes
académicos, complejos.
Estos conocimientos se entretejen para contener la sujeto como parte de un contexto donde
puede vislumbrar el por qué y para que de su existencia.
Heredera de los conocimientos de humanidades anteriores, cada generación aporta, cambia y
olvida también lo que sabían aquellas que la han precedido.
El hombre es configurado por el saber del momento determinado en el que irrumpe en su ámbito
para ir luego configurando su mundo.
Sistema axiológico
Se establece a través de la estructuración de los valores y los establece. Marca lo que vale y lo
que no en el ámbito económico, cultural, simbólico, y en los horizontes morales y éticos (el bien
y el mal). Su validez se comprueba en la vida cotidiana y en las abstracciones de las leyes.
Universo simbólico
Es el que da cuenta de los saberes y valores, gracias la cual pueden ser enseñables y
comunicables.
No hay valor ni conocimiento accesible sin su representación simbólica.
Se sabe que crear cultura es generar sucesivos sistemas de desplazamiento simbólico, entre los
cuales el fundamental es el lenguaje articulado. Pero todos los lenguajes y medios colaboran en
su estructuración.
Contar sobre el mundo y sus acontecimientos como testigo es una constante del arte.
Su tarea principal no es testimoniar lo sucedido sino participar por medio de la creación simbólica en la
construcción de la realidad.
Los tres integrantes se entrelazan de forma que es imposible pensar en uno sin la presencia del otro.
Si tomamos el caso del arte: debido a la esencia simbólica su lenguaje habla sobre aquello que no hay
pero que podría haber, porque en las fronteras de su mundo, en los límites de la palabra, el artista decide
crear.
Su gesto creativo, instala saberes sobre algo y funda valores al mismo tiempo.
La fuente energética capaz de originar nuevo conocimiento y nuevo valor es la pregunta inquietante sobre
la vida, el hombre y su destino.
Al surgir un nuevo conocimiento, repercute inevitablemente sobre la ética y la moral y puja por ser dicho
a través de lo simbólico. Cuando sucede una ruptura en el sistema de valores se genera un impacto sobre
los saberes; todo nuevo saber demanda nuevos símbolos.
Estas representan la idea de albergar, contener y amparar y a la vez encerrar, impedir y limitar. Es para su
ser, para poder constituirse y sostenerse como ser, para dar sentido a su vida, no precipitarse en la nada.
Es un sistema defensivo con rango ontológico2.
Religión
Se constituye como tal solo si dispone de un código moral (con sus premios y castigos) y de una
relación con el mundo sobrenatural. Sin el primero sería hechicería o practica oculta y sin el
segundo una recopilación de normas.
Como fruto de la religión el hombre recibe la posibilidad de convivir y ser un ente social y una
finalidad para sus actos, buenos o malos y para toda su vida.
Arte
1
Es el estado o situación en un cierto momento
2
Parte de la metafísica que estudia el ser en general y sus propiedades.
Durante años, el arte fue la materialización de la fe y sus consecuencias religiosas. Pero como
fenómeno en si no promete la prolongación de la vida hasta la eternidad sino que posibilita
acercarse a los limites.
Al echar luz hacia los registros oscuros de la vida individual, sobre el alma y la existencia, la
interpretar y nombrar un gesto de la sociedad, el arte colabora con la construcción del mundo del
hombre.
El artista articula aquello que ya existe con lo que todavía no es, pero que quiere surgir.
Ciencia
El principal interés de la ciencia es la voluntad consciente de mejorar las condiciones de
sobrevivencia y convivencia del hombre.
Con cada solución con que responde a sus nuevas necesidades creadas por los pasos anteriores,
el hombre irrumpe en la naturaleza la cual no sabe de sus carencias o fortunas.
La ciencia debe forjar el hombre y a partir de ahí tiene que negarse a sí misma para comenzar
nuevamente a cumplir con su tarea.
Bajo la responsabilidad del científico suceden los avances hacia lo desconocido y los
entrelazamientos con aquello que esta fuera de nuestro destino asignado.
Filosofía
Tiene la tarea de mirar hacia la no existencia ya fuera del lenguaje, pero que sugiere, provoca la
pregunta para avanzar y dominarla.
El quehacer filosófico no cuenta con la posibilidad de la experiencia empírica, su haber es el
pensamiento abstracto y su territorio es la incertidumbre.
El filósofo mira hacia los abismos y pelea por imponer su pregunta.
Al indagar sobre su origen se indaga sobre su objetivo. En las causas están las finalidades.
Se necesita saber sobre el origen del arte no solo para descender a los tiempos arcaicos sino también para
entender recorridos y objetivos procurados.
El arte participa en la producción de la realidad, la cual es la historia creada por el hombre. Suya es la
tarea de partir de lo dado e interpretar, inventar y ampliar la realidad. Su libertad, no infinita sino
condicionada, reside en este proceso.
La realidad surge en nuestro horizonte como el horizonte mismo, que ya existe a priori para el hombre
quien tiene que ubicarse en ella, escrutarla, reconocerla y conocerla.
El hombre necesita formar conciencia sobre el mundo en el que vive, donde está parado, hacia donde
puede dirigirse y a partir de que puede pronosticar y proyectar su siguiente paso para crear su futuro. El
temor a la incertidumbre refuerza esta voluntad de confiabilidad de la empíria, es decir, aquello que es
accesible y comprobable sensitivamente.
Necesita verificar este horizonte y verificar lo que allí sucede para alimentar esta incertidumbre.
Mientras el hombre esta tutelado por la presencia de los dioses, la realidad responde a la comprobación y
demostración de su voluntad divina. Bajo su tutela, haya lo que haya, todo es una demostración de lo
divino, como don, premio, castigo, interpreta todos los fenómenos. La fe, como verdad, se antepuso a la
comprobación y a la demostración.
A partir del surgimiento del pensamiento científico, la exigencia de la comprobación formo la base de la
realidad y el empirismo sustituyo la fe. Llegando a no otorgar la condición de realidad a aquello que no es
demostrable empírica y racionalmente.
El arte siempre tuvo ambas vertientes a la vez, pero en proporciones diferentes. Desde la eterna presencia
de lo intangible de la música y su efecto, que sin materialidad aparente, concreta atraviesa y sacude el
cuerpo y el alma del oyente hasta la aparición de la cámara fotográfica que se convirtió en la posibilidad
de capturar la realidad, olvidando otra vez que nuestro horizonte no es la única palabra ni la última.
Según Nietzche la verdad es un “tratado de paz”. Esta definición puede ser llevada también a la realidad,
ya que la verdad es aquello que concuerda con lo que hay.
Si no existe este tratado, ni la sociedad en general ni el hombre en particular podrían desarrollar su vida,
convivir con los otros grupos o con otros individuos.
Actualmente se considera, desde la filosofía, la ciencia y el arte, que la realidad es construcción del
hombre. El tiempo y el espacio como matrices de la realidad, son definiciones culturales, pues en el
universo no hay tiempo y espacio, solo eternidad infinita.
Pero sin agentes no pueden existir estos factores tiempo-espacio. Los agentes somos nosotros y nuestro
devenir o historia y nuestros actos y obras, buenas o malas, son los que lo estructuran. El arte no solo
participa en su organización sino que también los presenta y los representa.
Esta conciencia desencantada plantea una nueva forma de la percepción de la realidad. Ya no se reduce a
la comprobación y percepción sensitiva, aunque tampoco la descarta, sino que sabe que la empíria es solo
uno de los componentes de la realidad.
Sin la presencia del hombre igual hay montañas, cielo, mar. Pero sin el hombre no se configura como
realidad, pues solo a partir del lenguaje puede empezar su construcción. Nuestro mundo se extiende hasta
donde llega el lenguaje. O sea, la realidad está marcada por el lenguaje.
Por medio de este proceso de la configuración del imaginario, el arte interviene en la génesis de la verdad,
en lo que una vez fue creado e inventado, luego convenido, es avalado y representado.
Igual que la ciencia de la historiografía, el arte no solo documenta sino que tiene la tarea de convertir los
acontecimientos en hechos históricos.
Cada sujeto del mundo parte desde un capital cultural. Luego surgen las circunstancias, y los
acontecimientos desde el exterior y la respuesta de cada uno.
El código compartido es lo que define la pertenencia. Cada uno podrá comunicarse por medio de la
porción heredada y adquirida dentro del código.
No se puede renunciar a esta hoja de ruta. Tampoco se puede, de forma sigilosa, cambiarla por algo
diferente.
A partir del capital cultural heredado, desde nuestro nacimiento somos definidos por un trayecto de
socialización que nos toma por medio del lenguaje; nos moldea, nos excluye o nos incluye según las
circunstancias dadas. A la vez también somos agentes determinantes de los sucesos, realizadores de una
trayectoria con que estructuramos y amoldamos las condiciones externas. Inseparablemente somos
estructurados y estructurantes.
El sujeto ya no se encuentra con aquellas circunstancias que sin su participación existían, pues su
actividad provoco cambios, mayores o menores, pero integrados para siempre.
El arte ni enfoca ni representa anda desde un punto de vista estático, su tarea tampoco es fijar su enfoque
en el punto A o B. Desde un lugar de constante movilidad pone su cámara sobre fenómenos de incesante
dinámica. Su recorrido es esta línea zigzagueante. Mientras estructura se estructura y la estructurarse, a su
vez estructura.
En las actividades humanas y, de manera específica, el arte, las herencias representan un papel formador,
Estructurante, que la usarlas, al valerse de ellas, en lugar de gastarse, se enriquecen.
La matriz del enigma es la paradoja. Esta condición es la que genera la metáfora que hace tangible el
surgimiento de algo. Desde su estado larvado hasta la existencia de la misma. La fuerza motriz de este
proceso no es la verdad, pues la verdad es verdad mientras pueda ser albergada dentro del paradigma que
la produjo. Su real gestor es la paradoja, criatura inquietante de los quiebres y las alteraciones
paradigmáticas.
A pesar de que las paradojas son infinitas, dependientemente de la capacidad creadora del observador y
de su época, se puede considerar que para percibir compleja y profundamente el arte y entenderlo
vigorosamente, ahora y siempre, debemos considerar las tres paradojas siguientes: la otredad, la
repetición y diferencia y la memoria. Las tres están ligadas con fuerza a la construcción del tiempo y el
espacio. Así se puede entender la íntima relación entre la creación, la paradoja y el tiempo y el espacio.
Paradojas
La otredad
Hoy, precisamente por saber del Otro, este Otro hace saber que nadie puede suponer que un
conocimiento o una ley moral sean universalmente validos ni superiores a otros. Solo se puede
entender qué es útil o no, en determinados tiempos, lugares o circunstancias.
Somos habitantes de un mundo cada vez más globalizado, pero a su vez fragmentado en
cosmovisiones muy diversas, con frecuencia estallado en dramáticas contradicciones.
Vivimos en un mundo donde no solo cada casa es una isla, sino también cada país, cada región
cada cultura quiere serlo. Junto a la tendencia de homologación, el Otro se hace más presente y
demanda por su derecho a ser reconocido como diferente, por la necesidad de no diluirse en la
voluntad igualitaria de nadie, de adquirir y sostener su entidad autónoma. El individuo es
portador de diferencias. Y porque lo diferente es perturbador, es visto como amenazante,
peligroso.
Sin embargo, la identidad solo es pensable frente a lo que es diferente. Y la condición de que un
sujeto o una sociedad puedan lograrla reside “en no cerrarse en sí misma y avanzar
ejemplarmente hacia lo que no es”.
Repetición y diferencia
(Carta de Juan José Saer, pág. 45)
…”He visto gemelos muy parecidos entre sí, pero nunca tan parecidos como Sibylla Sambetha y
la chica de la costa. Y sin embargo ¿Puede haber dos personas más diferentes? Nada me hizo
pensar que eran tan diferentes como el hecho de verlas tan parecidas.”
La esencia de la diferencia, solo puede diversificarse por poder repetirse a sí misma. La
diferencia y la repetición se oponen solo cuando existen y se realizan una en la otra. Diferencia y
repetición son las dos potencias, las dos condiciones realizadoras de la esencia. Son inseparables
y correlativas. El ser es sujeto solo en la incesante repetición de su permanente diferenciación.
Sin ello lo actuado no será creación, pues cuando la repetición no recorre la vía de su auto-
diferenciación, el hecho se reduce a un cumulo de clones.
Memoria
La memoria no es la facultad de recordar y tampoco la de olvidar. La memoria es la dinámica de
la estructura relacional constituida entre ambos actos. El hombre graba y graba perpetuamente en
su soft, provocando en su disco rígido surcos, algunos más o menos profundos. En estas huellas
esta todo lo que el sujeto recuerda. No obstante qué pasaría si este disco rígido nunca se aliviara
de ningún surco, de ninguna huella. El olvido es el que puede socorrernos ante esta sobrecarga.
El olvido es el que faculta la otra tarea. Inunda con mayor o menor vehemencia el soft y lo que
se lleva ya es parte suya. Alivia y libera la existencia del recuerdo, permite la grabación de
nuevas huellas. Pero si se diera el caso del triunfo del olvido, es decir, una total anegación del
soft, el hombre dejaría de existir como tal, perdería la palabra y se hundiría en lo amorfa 3.
La calidad de la memoria se define por la trama de lo que queda y de lo que puede arrastrar el
olvido, de lo que se diluye y de o que en caso necesario vuelve a ser recuerdo.
Solo por medio y a través de esta dinámica mnémica podemos acercarnos a la imagen de nuestro
propio contexto, dentro de un universo tan ampliado y globalizado. Lo que configuramos, lo que
construimos y guardamos en nosotros, lo que nos define y nos moldea, lo que transmitimos.
Nuestra herencia y nuestro legado, nuestro lenguaje y nuestro habitar.
Cuando hablamos sobre definición del arte, de ninguna manera tratamos de establecer una definición
exacta, solo esbozamos ideas sobre la existencia artística, en base a experiencias elaboradas
conceptualmente (por uno mismo y por saberes anteriores), y dejar abiertas las preguntas y también las
respuestas.
Ni nuestros juicios ni los de otros tienen validez para todos y para siempre. Pero renunciar a este intento
significaría abandonar los fenómenos artísticos a un área de lo inaccesible, indescifrable y el arte quedaría
relegado a un “lo siento o no lo siento”. Lo que se vería dañado ante todo, es nuestra vida y nuestra
posibilidad de enriquecerla.
No se puede generar una sola definición, porque el fenómeno arte, como todos los fenómenos, es
demasiado complejo para mirarlo desde un solo ángulo. Su definición debe ser múltiple y compleja.
Definir es, en una instancia, resumir experiencias elaboradas y crear un orden en ellas que sirve solo para
abrirlo a otras, para que estas nuevas experiencias provoquen y posibiliten una nueva, por ello, diferente
definición.
El arte es algo que surge de una confluencia entre el compromiso consciente con el mundo y la
sublimación.4 Nunca estas dos instancias están presentes en la misma proporción sino más bien, en
distinta medida. Si falta una o la otra, deja de ser obra de arte.
El poder
Para imponer algo hacen falta aquel que impone y aquel que acepta esta imposición. Y al mismo
tiempo quien acepta, también puede imponer. Esta reiteración de imposiciones, pautas y reglas
constituye la reproducción de la ideología y de la práctica del poder. Todo el que interviene es
parte del poder; con sus consecuencias correspondientes.
Detrás de todos los decretos prohibitivos o de imposición, hay un motivo más o menos
entendible, que siempre representa una voluntad de adaptación a un sistema sociocultural y a las
condiciones que surgen de la interrelación entre el hombre y su contexto. Estas pautas escritas u
4
Enaltecimiento o engrandecimiento de las cualidades o méritos de una persona o de una cosa.
5
Poseer una cosa, disponer de ella o atribuírsela de forma ilegítima o indebida; especialmente poseer o
atribuirse el poder.
orales son necesarias para el ordenamiento institucional para sus funciones básicas, es decir, la
producción y la reproducción.
Para mantener el orden social establecido de tal manera, se genera el espíritu de cuerpo, que
podrá formularizar y fundamentar la ideología del grupo.
De primera instancia podría aparecer este proceso como motivo para renunciar a todo lo nuevo.
Pero con una mirada más responsable y comprometida, nos damos cuenta que eso es la fuerza
motriz de los cambios históricos. Hoy no vivimos en la misma ignorancia y subsumision que
antes, siempre y cuando renunciamos a una visión romántica y falsificada sobre la historia.
Si comparamos lo que somos ahora nosotros con los hombres de antes, tenemos más ventaja
nosotros. El resultado es producto de este infinito movimiento que pasa por la estructuración de
la rebeldía, el castigo y así sucesivamente.
El artista con su creación le da forma material artística y a su vez simboliza a esta realidad tan
compleja y contradictoria.
La sublimación
La psicología se propone internarse en la investigación de la vida psíquica y con ello se ponen de
manifiesto dos niveles de estudio: la conciencia y el inconciente que corresponden a dos tipos de
complejos fenoménicos propios del psiquismo.
o La conciencia
Es el conjunto de los fenómenos llamados comúnmente estado de vigilia y de los cuales
se tiene experiencia directa.
Permite llegar a la reflexión, al pensamiento, a elaborar la responsabilidad y generar
decisiones en base a ello. Capacita, permite la auto observación y conocerse a sí mismo.
En latín es “saber que sabe”.
El animal no tiene conciencia sobre sus actos, el humano, en una u otra medida, sí.
La conciencia realiza una serie de actividades que entre si conforman una estructura
completa:
La memoria
La imaginación
La actividad pensante, que elabora conceptos, juicios raciocinios
Los fenómenos primarios de la aprehensión son:
La sensación
La percepción
La imagen
La conciencia mira, observa, tanto su intimidad como su mundo exterior que lo rodea,
tanto el pasado proyectado para el futuro, como el presente.
Son las diferentes actitudes respectivas, fenómenos y capacidades pertenecientes
exclusivamente al humano:
Introspección: observación que una persona hace de su propia conciencia o de
sus estados de ánimo para reflexionar sobre ellos.
Extrospección: observación del mundo exterior por parte de una persona.
Retrospección: Mirada o examen que se hace de un tiempo pasado para
evocarlo o recordarlo.
Prospección: Estudio de las posibilidades futuras.
o El inconciente
Es el mundo de aquellos fenómenos de los cuales no se tiene experiencia directa, sino
indirectamente, a través de su repercusión sobre la vida conciente y en general, la
conducta.
Freud elaboro un método propio, el psicoanálisis. Él observo que en los pacientes había
resistencia a volver concientes algunos acontecimientos del pasado, debido a su carácter
penoso, pero necesitaban, para mantener ese olvido, una energía, una fuerza permanente
que llamo represión. Esta represión es consecuencia de un conflicto que no se resolvía
por decisión conciente y era por ello reprimido. Lo reprimido mantiene su energía y
presiona sobre lo conciente. La conciencia mantiene una especie de censura que impide
que se lleve dicho recuerdo la plano conciente, a través de rodeos, disfraces, símbolos.
Para la aplicación del psicoanálisis Freud se vale de las asociaciones libres y de la
interpretación de los sueños.
Los sueños la no tener que luchar contra la censura, se manifiestan con mayor libertad
como expresión de lo reprimido. Muchos sueños parecen construir la satisfacción
directa y a la vez simbólica de los deseos reprimidos.
Estableció dos tipos de instintos fundamentales y en constante conflicto:
El instinto erótico: Busca el placer, la conservación y la vida
El instinto tanático: Es agresivo destructivo y se resume en la muerte.
Uno existe porque existe el otro, sin uno o sin el otro no podríamos sobrevivir. Si el
instinto de la vida nos impulsa al placer, el instinto de la muerte nos llama desde el,
desde la promesa de la satisfacción del deseo, del equilibrio, donde el placer se torna en
displacer, momento en que surge nuevamente la necesidad de satisfacer el deseo por el
placer.
Se establecen dos realidades:
La realidad psíquica: Es el orden del deseo
La realidad material: Es la realidad histórica, es decir, de lo que uno,
concientemente sabe que sabe, se acuerda.
El ello es la fuerza que impulsa los dos instintos, eros y tanatos, y estos deseos van a
emerger con fuerza, a través de los significantes. Aunque el deseo intente emerger a la
conciencia, la conciencia genera una fuerza en contra: eso es la represión.
Freud mismo equipara el yo con la reflexión, con la razón. Y el ello con la fuerza
generadora de las pasiones. El yo se determina por las percepciones y el ello por los
instintos.
En esta lucha librada entre el yo y el ello, la represión, actúa de tal manera que aquello
que no es soportable porque era traumático, porque no es posible o permitido, se refugia
en el inconciente.
“Todo lo reprimido es incociente pero no todo lo inconciente es reprimido”.
Aquí es donde aparece la tercera instancia, el súper yo. Freud lo llama “abogado del
mundo interior, o sea del ello, se opone la yo, verdadero representante del mundo
exterior o de la realidad.”
El súper yo, también llamado ideal del yo, trae demandas; los valores del mundo
exterior, los transforma como propios del sujeto psíquico, y con ello genera una
ineludible tensión porque el yo no puede contestarle satisfactoriamente – satisface de
una u otra manera pero siempre es insatisfactoria esta satisfacción – y esta diferencia va
a generar culpabilidad.
A través del filtro del yo, llega el ello la mundo exterior. El yo funciona de alguna
manera como una máscara que defiende lo de adentro, pero mira hacia afuera e intenta
mostrar aquello que el mundo exterior espera o por lo menos sobre lo que supone que
espera. Lucha con el ello y lucha con el súper yo. Freud lo llama “residencia de la
angustia”.
6
Del sueño o relacionado con las imágenes y sucesos que se imaginan mientras se duerme.
Esta sublimación y precisamente porque es sublimación, es un proceso no dominado y
no dominable por la conciencia, o sea, es un proceso inconciente.
El creador no domina este proceso sino que con este curioso juego de descubrirse
cubriéndose, descarga la angustia soportada y a su vez generada por esta realidad
tripartita (ello, yo y súper yo) de la existencia humana.
Qué formas va a generar, qué significantes va a dar a esta realidad interior, depende
también ya del mundo exterior y del lenguaje imperante en el momento. Por ello cada
época y cada lugar tiene otra posibilidad para ofrecer y el sujeto creador, va a usar de
ello para poder expresarse y comunicarse. Toma el lenguaje preexistente y lo llena con
su propio contenido.
Cuando observamos una obra podemos hacer dos lecturas convergentes. Una parte
desde lo conciente, social, sociológico. Allá vamos a poder leer, entender el
compromiso conciente del artista con su mundo. Así podemos comprender su apología
o su cuestionamiento frente al mundo en el que vive; su identificación o rechazo frente a
fenómenos determinados; su programa y su propuesta (positiva o negativa) frente a las
estructuras cosmovisiones, ideologías.
La otra lectura debe partir de nuestro conocimiento sobre los resortes y realidades
psíquicas. Aquí surge el dilema ¿La realidad psíquica de quién? ¿Del creador?
¿Podemos acceder a ello? ¿Qué hacemos con los artistas anónimos de culturas remotas
en el tiempo y espacio? O quienes se hundieron en el anonimato.
¿La realidad psíquica nuestra? ¿Solo quienes logran un suficiente conocimiento sobre su
mundo interior podrán acceder a esta lectura? O ¿Se trata de un conocimiento teórico y
un reconocimiento general hacia toda la creatividad artística?
Planteada de esta manera la triple pregunta, segmentada entre sí, no va a permitir la
respuesta. Solo podemos acercarnos a ella, si consideramos las tres como una unidad
inseparable.
La teoría del Einfülung: su traducción es “autogoce”. Sabemos que el goce no
es solo placer sino también dolor. También se explica como empatía, simpatía
simbólica o auto proyección del yo sobre el fenómeno, el autogoce en
cuestión.
El artista proyecta la objeto creado, su realidad psíquica, de una manera
simbólica, estableciendo una mediación entre lo de adentro y lo de afuera. Al
mismo tiempo este Einfülung surge también desde el receptor, cuando frente a
una obra de arte, se proyecta a si mismo sobre ella. El placer encontrado en
ella, surge de nuestra realidad psíquica y el dolor encontrado en ella, surge
también del mismo lugar.
No se puede separar la obra de quien la percibe, porque en esta percepción
(aceptación, rechazo, dolor y placer) esta lo que lo detono y esta lo que
permitió ser detonado. El valor de la obra desde este punto de vista no es la
imposición de la existencia interna del creador sobre el receptor sino el papel
del catalizador quien hace posible el encontrarse con algo hasta entonces, por
mil motivos, no reconocido, no conocido, pero propio. El conocimiento de esta
realidad a nivel teórico como una constante en todas las obras artísticas hace
posible establecer esta relación, reconocerla y sacar de ella el provecho
cognoscitivo7 hacia nosotros mismos y hacia nuestro mismo.
7
Que sirve para conocer.
y libre y relacionado con este significado, la duración es la expresión de las
riquezas de la memoria inagotable. La vida interior de cada uno es una
creación incesante y al mismo tiempo, indeterminable, indefinible, a priori. El
hombre es una realidad que dura; la duración es la realidad más profunda, más
nuclear. La realidad humana individual o social es un incesante perpetuo
devenir. Es la sustancia del hombre. Es ese permanente movimiento, cambio,
duración.
La duración es como una bola de nieve que arrasa a su paso lo que encuentra,
crece indeteniblemente y con ello va a ir enriqueciéndose también. Porque
cada hombre tiene una historia diferente, su respuesta la fenómeno siguiente va
a ser diferente y su mirada va a ser diferente. La duración conserva el pasado,
pero es creación y da su sustancial consistencia a nuestro ser, que permite por
ello ser diferente de sí mismo perpetuamente y permite también la creación. En
el fondo existe el impulso, origen de toda la vida.
Aquí también sucede lo mismo que con el Einfülung. La obra es el producto de
la duración de un artista y su percepción y principalmente la manera de
percepción producto de la duración del receptor. Lo que veo y como lo veo en
una obra depende de mí duración, de mi devenir. Y precisamente con ello
podemos explicar por qué hoy interpreto de una manera una obra o mañana ya
mi duración es otra. Este cambio puede suceder a nivel empírico como a nivel
teórico, o algunas veces ambas cosas.
Simbología
¿Qué es la bandera? La patria ¿Qué es la patria? La bandera. La expresión por definir aparece en la
expresión mediante la cual se la define.
Si una persona, y se trata de millones, a lo largo y a lo ancho del mundo y en la historia, desde chiquito se
encierra en esta definición, interpretación, explicación circular nunca va a preguntarse: Y para numo ara
aquí, para ahora, ¿qué es la libertad, que es la patria, que es el amor la paz y una infinidad de fenómenos?
Lo tomamos, pero no lo pensamos por lo tanto no nos apoderamos de ellas sino que estas palabras son las
que se apoderan de nosotros. Sucede lo mismo con las expresiones llamadas coaguladas.
Se podría traer infinitos ejemplos sobre el fenómeno donde el aparente símbolo no es otra cosa que “una
definición circular”, un ejercicio de retomar infinitamente lo determinado y determinar con ello lo
determinado y desde donde se excluye tanto el movimiento del tiempo, como la condición subjetiva del
individuo, de una sociedad particular, de una cultura o directamente de un pueblo.
Hegel logro encontrar el núcleo profundo del símbolo, según el cual el símbolo sugiere el significado pero
no lo descubre. “El símbolo es ante todo un signo. Pero en el mero signo, la conexión mutua que existe
entre el significado y su expresión es un vínculo arbitrario. Esta expresión, cosa sensible o imagen, está
lejos, pues de representarse a sí misma, porque más bien lleva ante la representación un contenido extraño
a ella, con el cual no necesita tener nada en común”.
Un significante ya existente, va a llenarse con un contenido nuevo, generado por el acto creativo artístico,
que precisamente por serlo, no puede carecer de este proceso. No puede existir arte que a su vez tenga
simbología. Eso quiere decir que no vale cuando el significante toma un significante ya elaborado por
otro.
La alegoría es un signo que una vez nació como símbolo, pero que se socializo, se generalizo y se
petrifico. Su significante ya no apela a algo recientemente intuido o concebido del mas allá, del orden y
de saberes sistematizados sino a lo que ya es parte del discurso y de la estructura del poder, como algo
que ya incorporo y se reproduce. La alegoría siempre se ancla en lo avalado, permitido e incluso
necesario para el poder. Por eso, por ejemplo, las esculturas puestas por entidades oficiales en las plazas y
en los edificios públicos, se caracterizan como alegóricos y no simbólicos.
El símbolo no es una llave universal que sirve para abrir todo, de igual manera, sino un signo que articula
lo desconocido, lo que no está dicho, lo brumoso, con lo que ya es sabido, o sea, la palabra.
Cuando el inconciente toma forma a través del desplazamiento, en los sueños y en la obra de arte entre
otros, surge el fenómeno de simbolización, por lo que el símbolo jamás puede tener una motivación
conciente en su totalidad. El inconciente atravesó la voluntad y el control del yo, del conciente, pero no se
expresa desnudamente y con inmediatez, en su imposibilidad de subordinarse a las reglas, de identificarse
con las leyes, sino que se disfraza de otra cosa, siempre de otra cosa. Eso es el símbolo.
Se da así un dialogo entre la simbología del creador y la del receptor: el receptor toma los símbolos del
artista, como significante y estimulado por este profundo e infinito mundo insinuado por la obra, los llena
con sus propios contenidos.
Eso es lo que explica por que en una pintura de riqueza simbolica muy alta el espectador puede reconocer
infinitos significados propios o por qué el Eifuhlung surge con tanta fuerza frente la arte de mayor peso
simbolico.
La persona que de una u otra manera se dispone a hacer una obra, pero no se cntacta con el mundo
objetivo y no sabe sus significantes, como tampoco sabe tomarlos y articularlos con los suyos, no va a
poder crear arte. (El enfermo mental y el niño pequeño; uno todavía no aprendio y el otro porque
abandono para refugiarse en la locura). Sin una minima participación del conciente como contacto con el
mundo real, no se puede generar símbolos. Solo el hombre que puede traer un nuevo saber, desde el
abismo, lo que allí descubrió y puede nombrarlo y asi entregarlo al mundo puede crear.
Ejemplo
El balcón, prolongación del interior la exterior ¿Es para prolongarse, protegerse, subordinarse, para ser
visto? La escalera, unicon entre un mas abajo y un mas arriba ¿Es para triunfar o perder, para subordinar
o subordinarse, es para ver o ser visto?
Las respuestas a estas preguntas en cuanto a arquitectura, dependen fundamentalmente de tres instancias:
de la duración del comitente, lo que él no puede simbolizar, por no ser arquitecto; de la duración del
arquitecto, lo que él, por ser arquitecto, esta capacitado para simbolizar, pero al mismo tiempo, tiene que
conjugar con la duración del comitente; lo que el debe simbolizar y finalmente, de los significantes
existentes ofrecidos por su época, por la historia y por las condiciones técnicas, tecnológicas. ¿Y el
interior? ¿Se puede diseñar un exterior sin interior? Einstein afirma que el aespacio no es una cajita donde
ponen y sacan unas bolitas sino un complejo entretejido de relaciones temporal-espaciales. El arquitecto
es quien con su lenguaje especifico-artistico y con sus cnocimientos técnico-cientificos simboliza esta
complejidad. El arquitecto no es creador de espacio sino de símbolo del espacio. La obra arquitectónica
simboliza nuestras realidades interiores y exteriores, tal como las otras artes, pero la mismo tiempo
contesta a las necesidades inmediatas del hombre y su sociedad.
Entonces, es lógico pensar que el diseño no puede tener como objetivo la determinación de un volumen
medible con unidades preestablecidas sino que su finalidad es generar un signo simbolico de nuestra
existencia individual y social, donde el presente se conforma por el pasado. Hacia afuera y hacia adentro.
Sin ello, el arquitecto seria solo el constructor de aquella cajita y en este caso el llamado diseño interior
seria el encargado de poner las bolitas adentro.
Desde el instante de iniciar el diseño, o sea, este proceso simbolizante, genera posibilidades de expresar la
usuario, para que el pueda expresarse a través de su hábitat. Alli esta su historia, su deseo, su duración.
Subjetivización y objetivización
Los pintores Chagall (Vitebsk 1887 – Paris 1986), Soutine (Similovitcchi 1894 – Campigny
1943) y Segall (Vilna 1891 – San Pablo 1957) nacieron en ciudades rusas, los tres murieron en el
extranjero. Los tres vienen de familias de bajo nivel socio-economico, los tres eran judíos y los
tres se veian obligados, por los pogroms9, por el racismo y sus consecuencias, a emigrar. Si el
artista no fuera otra cosa que una maquina de estampar el mundo objetivo, o sea, una especie de
espejo sin propia existencia, Chagall, Soutine y Segall hubieran tenido que responder de la
misma manera, con la misma producción. Pero no se dio este fenómeno, pues de este modo,
podríamos hablar de una computadora y no sobre arte, aunque existen tendencias, como por
ejemplo la estética positivista o la llamada sociología vulgar que quiere reducir la zona de
análisisa una teoria de reflejo negando con ello toda la realidad y la posibilidad generadora,
autentica, cognocitiva, ontológica del arte; negando asi totalmente el factor subjetivo de la
creación artística, con lo que, en ultima instancia tambien niega la realidad objetiva. De tal
manera, el arte, para ellos no es otra cosa que una documentación conveniente y por ello, ya
nosotros lo sabemos, distorsionada.
¿Cómo contesta cada uno de los tres pintores a la tragedia del mundo exterior?¿Con quñe
realidad psíquica? ¿Cómo va a ir formando su duración? ¿Cómo es su manera de simbolización
Segall elige otro camino. Llega a America, Brasil, trayendo logros de la pintura moderna
europea. Toma la dinámica de este pueblo y de sus multiples expresiones vitales, pero no dedica
su arte a los alegres volúmenes de las mulatas o la folclorismo carnavalesco. Bucea en la
realidad dolorosa algunas veces disfrazada de la pobreza en las áreas marginadas de las ciudades
brasieñas, se identifica con el drama social y existencial de sus representados y con eso renueva
o quizás funda la pintura brasileña.
Chagall huye la mundo infantil donde todo es posible porque no imperan las leyes, donde el
sueño es la realidad objetiva, y el mundo exterior se somete a la realidad psíquica. Genera un
refugio con lo infantil frente a la guerra.
Tres pintores en un mundo tan compartido, pero tres respuestas tan diferentes. El artista mira
hacia el mundo objetivo, de donde saca estimulos, temas, formas, realidades exteriores y su
encadenamiento pero este mundo objetivo va a ir pasando por el filtro de su subjetividad, y no es
que este filtro funcione como censor, sino que actua como fuerza creadora y recreadora.
Con este proceso, el de la subjetivizacion del objetivo y la mismo tiempo, el artista genera y
recrea el mundo objetivo tambien. A partir de una creación, ya nada es igual que antes. Aunque
este cambio, de pronto, no sea percibido, pero ya algo cambio. Por ello, otro creador va a partir
de otro mundo objetivo
8
Sistema filosófico fundado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel, según el cual «lo absoluto», que
también llama «idea», se manifiesta evolutivamente bajo las formas de naturaleza y de espíritu.
9
Linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado, de un grupo particular, étnico, religioso u otro,
acompañado de la destrucción o el expolio de sus bienes
La totalidad intensiva
El arte es la totalidad intensiva. Frente a la totalidad extensiva de las ciencias, o sea que describen
extensivamente el mundo, el arte, opera con suma intensidad.
En una obra de arte esta el mundo. El mundo interior del artista y el mundo exterior. Su pasado y su
presenta. La posibilidad de verlo depende de nuestra capacidad y predisposición. De nuestra capacidad de
preguntar a la obra. Lo difícil es hacer la pregunta, mas fácil es responderla. Cada obra va a contestar en
la medida en que le podemos preguntar.
El arte expresa todo lo que es humano y lo que la humano es inherente. El instinto de eros y el instinto de
tanatos están presentes en el con el mismo derecho y con la misma.
Lo que no puede ser considerado como obra de arte es lo que causa la muerte, que genera la muerte, o que
participa en su generación.
Debido a que el arte expresa la vida de uno y de su mundo, en su mundo tiene que estar presente con el
mismo derecho de ciudadanía lo bello y lo feo. Mostrar solamente lo bello, es mostrar solamente la parte
buena de la existencia humana por lo tanto falsificarla.
La antropología se ocupa del hombre en sentido integral, partiendo desde dos estratos: ki biológico y lo
cultural. Llamamos antropología física la área de la antropología que estudia los caracteres físicos de la
especie homo , tambien es definible como “la rama de la zoología que se ocupa de la historia natural de
los homínidos” y la estudia al hombre como zooser. Colaboran con esta parte de la antropología distintas
ramas de la biología, la geología, paleontología.
La antropología cultural estudia al hombre como generador de la cultura y como ser que esta capacitado
para la constitución de la vida social. Estudia las agrupaciones humanas o etnias y entidades
determinadas, geográficamente localizadas, sus movimientos a lo largo de la historia, las causas y efectos
de sus desplazamientos y de la misma manera, se ocupa de la cultura de estas agrupaciones, de los rasgos
que las caracterizan, de las relaciones que establecen el entretejido social y la evolución y
transformaciones operadas en el transcurso del tiempo.
Su objetivo no es estudio de lo exótico, de lo raro, sino que es estudiar la inmensa variedad y versatilidad
que puede generar el ser humano en cualquier parte del mundo.
Precisamente porque estudia la antropología la hombre como productor de cultura y por lo tanto como
productor de arte, la estética necesita de sus logros, de sus conocimientos, para varios objetivos. Uno,
entender mejor el porque y el para que de la creación artística en nuestra sociedad occidental. Pero
tambien para permitirnos mirar mas lejos y reconocer la obra artística de otros pueblos.
El otro aporte de la antropología aprovechable por la estética es conocer las leyes de la convivencia
humana, en un estado natural, mas puramente capturables y coprobables.
La cultura
La cultura es el conjunto de conductas y productos de la conducta humana. Las primeras son las
leyes, las costumbres, los habitos, las reglas de etiqueta, mientras que las segundas son las
herramientas, las obras de arte, las creencias, los conocimientos, los sistemas religiosos.
Estas conductas y sus productos no forman una acumulación al azar, desordenada, sino que se
configuran sistematizadamente, forman un sistema, de tal manera que todos sus componenetes se
interrelacionan y se interdeterminan. Estan estructurados, todos los elementos componenetes se
ubican en una situación jerarquica y la alteración de cualquiera de ellos entraña inevitablemente
la modificación. Mientras que el sistema esta fuerte esta capacitado para tal reestructuración y a
cualquier efecto exógeno puede contestar positivamente. Esta dinámica permite precisamente la
subsistencia de la cultura, en cuanto puede reaccionar a los permanentes cambios.
El arte, uno de sus multiples componentes, tiene la característica de reacción diversa.
La cultura no es hereditaria sino que es adquirida. El hombre la nacer se ve totalmente
desprovisto de todos los elementos de la cultura.
La adquirria a través del grupo en el que vivirá. Lo único con que nace el hombre, a diferencia
del animal, es la capacidad de adquirir cultura, o sea el proceso de endoculturalizacion. Este
proceso empieza con el nacimiento pero durará toda la vida entera del individuo.
Ningun componente de la cultura es hereditario biológicamente por la sangre.