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La mano de uno

Gabriel Orozco

Impartida el 23 de septiembre de 2005, en el Paraninfo Enrique Díaz de León, Universidad de


Guadalajara, México.

El artista intenta establecer un vacío a su alrededor para conquistar un espacio donde poder moverse.
Establece así un territorio vaciado para desplazarse y poder actuar. El artista necesita, en su
inmovilidad, rodearse de vacío: Vacío de significado para ser llenado, vacío de objeto para ser
ocupado, vacío de nombre para ser nombrado, vacío de poder para ser libre.

Territorio de vacío, y suspenso, para actuar con libertad intentando un sistema geométrico que libere
nuestras acciones o que nos evite depender de las fuerzas en las que no creemos.

La novedad artística no consiste tanto en la demostración de una técnica inédita como en el


ejemplo de una actitud novedosa ante lo que nos rodea. Encontrar un sistema de geometría y de ética
que nos permita desear sin complejos de culpa, experimentar eso que llamamos realidad, y no solo
pretender la matemática ilusoria de los cubos blancos, de las creencias platónicas, del intercambio
monetario.

Sin un sistema geométrico nuestra liberación sería ansiosa, salvaje e inconsciente. Sería tan solo
un sueño, y aunque probablemente placentero, sería una ilusión de libertad, que es la forma del
esclavismo actual. Eso: la ilusión de libertad que nos vende el negocio de la democracia.

La experiencia organiza ese sistema geométrico. Porque la geometría puede ser una forma de
liberarnos de cualquier monoteísmo, aunque es cierto que el culto a la geometría se convirtió también
en monoteísmo para muchos artistas del siglo XX y que ahora solo profesan los arquitectos. Pero la
experiencia, en su accidentada, impredecible y constante manera de suceder, es la que realiza la idea
platónica en hecho concreto y lo hace organismo. Lo orgánico de una experiencia organiza ese orden
geométrico y le da existencia. Así la estructura y el lenguaje son convertidos en organismo al suceder
en una experiencia.

Organizar una experiencia, eso es el arte. El arte de experienciar un organismo. Quiero decir:
Experimentar a través de desarrollos geométricos existenciales, entre los charcos y la arena, entre los
coches y los pianos, entre las líneas de las piedras.
Es frecuente que una nueva técnica artística surja de un nombre común y de un apellido
cualquiera con una manera individual de actuar nombrando a las cosas en su
originalidad. Es frecuente también que al buscar los orígenes de ese individuo habitante de ese vacío
creado como territorio personal se le llame nómada, que es señalarlo como un desarraigado. Es
frecuente que después, debido al espacio que comienza a ocupar y que comienza a ocupar a los demás
en su vacío, se le llame un artificio, que es señalarlo como extranjero. Además de manera doble, porque
tanto para los locales que lo ven como una artificio del exterior (porque no saben que en realidad
proviene de su vacío interior), como para los internacionales, que creen que es un inmigrante que viene
de la nada a por su todo. Finalmente, la turbulencia que generó ese vacío que lo acompañó como una
nube de polvo se va disipando y se van revelando signos y objetos en ese territorio, antes ocupado por
la nada, y de esta forma se va revelando una nación y una identidad, tal vez mexicana, única y original,
como el individuo mismo.

Ninguna disciplina artística esta viviendo una transformación tan radical como las artes
plásticas en México en estos últimos diez años. Podemos pensar en cierto empuje en el cine, en la
música o en los caminos secretos de la literatura. Pero en ninguna disciplina se trata de un cambio
técnico y político tan radical como en las artes plásticas mexicanas de los últimos años. Esto además
tomando en cuenta el arraigo y el peso cultural de estas artes en nuestro país desde principios del siglo
veinte, solo comparable con la literatura y tal vez con la arquitectura y el cine de los años cincuenta.
Hace tan sólo diez años era impensable que la Pintura pasaría a un tercer plano de importancia, después
de la Instalación y de la Fotografía, en este país de pintores y escultores misticocromáticos.

¿Que pasó en los últimos años que la pintura dejo de ser la principal fuente de expresión de
nuestro entorno? De donde surgió la nueva técnica con mayor capacidad de reflexión y proyección para
expresar la realidad que la pintura. Sabemos que una nueva técnica no surge sola, por generación
espontánea. Sino por la mano de uno. Y aunque uno quisiera pensar que por la mano de muchos, o que
entre todos, sabemos que el origen es uno solo, indivisible, como un átomo.

El átomo necesita del vacío para moverse. Sabemos que cuando se pensaron los átomos se
pensó en el vacío, los dos invisibles, en aquel entonces griego donde por cierto también se pensó en la
democracia por primera vez. Ese átomo individual, para moverse y conocer, necesita vaciarse de
nacionalidad, de manera de ser, de prejuicios, de estatus, de herramientas, de materiales, de artisticidad
y de clase. Las grandes palabras como Guadalajara, Arte, Nación, Identidad, Cultura, Mercado,
Democracia, Libertad y Globalización se le imponen al individuo (sin mayúscula, claro esta, ya que la
palabra Individuo también puede llevar mayúscula y convertirse en fanatismo del individualismo…).
Pero ¿Cuál es la relación que puede establecer este individuo creador (creador, otro término grande que
debemos usar sin mayúsculas, sobre todo si somos ateos….) atómico con esos términos que en su
generalidad abarcadora han terminado por apretar tan poco? El individuo tiene que desmenuzarlos para
convertirlos en arena y polvo para su campo de acción, átomos donde establecer nuevas y propias
reglas de juego, donde desarrollar una base para su ética política y su estética personal con la que el
individuo se relacione con la sociedad.

¿Como relacionarse personalmente con la palabra globalización? Que de hecho no es ni siquiera


tan gran palabra, es más bien un término menor de la palabra Imperialismo, pero bueno. ¿Qué hace el
individuo con minúsculas para habitar en la Globalización? Es decir, ¿Qué puedo hacer uno viviendo
en este Imperio? Entonces se me ocurre una pregunta simple: ¿Soy un esclavo del imperio? La
respuesta obvia es decir que no, pero mejor veamos en que sí somos esclavos. En lo que consumimos,
en lo que de mano de obra aportamos a la producción de Capital, en nuestro posible miedo a la
represión económica, política o sexual de los aparatos del Imperio. Entonces tal vez sea mejor asumirse
como esclavos potenciales para comenzar inmediatamente a trabajar como liberadores potenciales
(aunque sea otra palabra grande) de esa posible esclavitud que padecemos. Creo que es mejor no dar
por hecho que somos tan libres, ni tan individuales, ni tan poderosos e ilimitados en esta democracia,
otra palabra que le queda muy grande al mundo en el que realmente existimos.

Pienso que la palabra “experiencia” tiene que ver con la palabra “existencia”. Entonces el
desarrollo de esta práctica tiene que ver con una necesidad existencial de realizar ese tiempo real
presente de conciencia que provoca una iluminación momentánea y tal vez memorable. Experienciar y
existenciar podrían ser dos verbos adyacentes en mí práctica artística (entre realizar y existir, o realizar
uno mismo la existencia de algo, en relación a nuestra existencia). Aunque ahora se me ocurre un tercer
verbo, muy mexicano por cierto, que seria “apersonarse”. Esto significaría, aplicado a mi caso, algo así
como: “presentarse en persona a presenciar el fenómeno estético que uno realiza para experienciarse
existencialmente”… Orale! Entonces lo que uno expone es el resultado de una experiencia, de una
experiencia a través del lenguaje también, pero no solo de su juicio o del resultado de un experimento
que se diseñó a partir de una hipótesis preconcebida.

Pero, entonces, ¿Cual es la preparación requerida para encontrar o provocar, y así realizar,
alguna experiencia en lo real imprevisible? Pienso en el vacío. Pienso que es la preparación para el
estado de vacuidad. El vaciarse de prejuicios, de hipótesis y de diseños experimentales con sus
herramientas posibles. Esa labor de vaciado muchas veces puede lograrse a través del arte: dibujando,
escuchando música o escribiendo. Haciendo deporte o viendo la tele incluso.
Leer me vacía de mi mismo y un buen libro nos da energía para comenzar de nuevo, de cero
Yo, lo cual es muy saludable, aunque sin exagerar, porque entonces nos ponemos a hacer lo que dicen
los libros y la verdad eso, que es muy frecuente entre artistas, tampoco es muy bueno). También tener
hambre es muy motivante. El vacío del estomago justo antes de comer -claro que si uno tiene la fortuna
de poder comer- hace que el cuerpo este en un estado de vacío que estimula mucho mi mente.
Otra manera de vaciarme es manejar mi automóvil sin destino fijo. Así también jugar lo
que sea (billar, ping pong) o limpiar mi escritorio. Barrer me gusta especialmente: cuando barro, siento
que estoy esculpiendo y cuando trapeo siento que estoy pintando. Barriendo quitando el polvo para
revelar una superficie, trapeando desopacando la luz que se refleja en el suelo plano limpio.
Vaciarse haciendo todo lo conocido y de la manera conocida, incluso haciendo arte (es
decir arte conocido) para después, al estar vacíos, aventurarnos limpios en lo desconocido, si es que eso
es posible
Estos son unos ejemplos de sistemas personales que puede generar ese vacío interior
necesario para liberarnos del deseo, de la ansiedad y prepararnos para acceder, como el Satori en el
budismo zen, a un momento de comprehension. Al vaciarnos de nosotros mismos recibimos lo real, y
al aceptarlo lo disfrutamos, con su caos y su accidentada e incomprensible pero constante manera de
suceder. El arte como una actividad que parte del vaciamiento para (dejar espacio a lo ...) contener lo
real o, mejor dicho, para realizar eso que llamamos realidad, y que antes parecía vacía, pero que en
realidad nuestra llenez (saturación) impedía el espacio para lo real en nuestra mente…..
El individuo es esa entidad que sucede en el colapso entre dos unidades. La unidad o
identidad del individuo es la turbulencia entre dos cuerpos encontrados. El espacio de turbulencia de
esa dualidad en fricción es el individuo. Aquello que llamamos unidad es en realidad la suma o colapso
de dos unidades o entidades en encuentro constante. El individuo que descubre eso que acontece, se
realiza en la turbulencia entre lo que es y lo que está. Ese individuo erosionado por la nación y sus
pequeñas religiones o por la religión y sus pequeñas naciones, ese individuo insultado por el miedo de
los medios y por la aprehensión de la prensa, ese individuo exiliado es el que descubre, el que nos
recuerda los reflejos posibles de los charcos de nuestro territorio, es el que abre las puertas y ventanas
de nuestros edificios en ruinas y el que hace rodar las piedras de nuestros monumentos. Ese individuo
que comienza como un don nadie, que con el tiempo se realiza en algo, y que al final en nada termina
dejando su silueta como una estela en el agua, o legando la huella de su mano vacía. Ese individuo
cualquiera es nuestra identidad posible, expuesta como una olla vacía. La idea de identidad es
simétrica, como las banderas, las plazas de armas y los grandes bulevares conmemorativos con sus
arcos y edificios simétricos que la rematan. Pero el cuerpo que transita asimetriza con su andar y
organiza como organismo y naturaliza como natural al nacionalizar las plazas y sus banderas con su
cuerpo vivo. Simplemente los parte en dos al cortarlos con sus pasos. A la simetría (a esa identidad
arquitectónica estructurada) se la pasa entre las piernas el que camina.

La simetría nos sorprende al sentirla físicamente. En un espacio arquitectónico o mecánico simétrico


(como una calle o un coche, por ejemplo), nuestro cuerpo es el que realiza el eje simétrico al
desplazarse en su interior. Pienso que nuestro amor por la velocidad es por nuestro amor a la simetría,
porque la velocidad nos hace sentir la simetría en la frente.
Punto centrifugo, Punto de fuga y Punto gravitacional:
La mirada es el punto, el cuerpo es el círculo, la conciencia es la esfera.
El dedo es el punto, la mano es el círculo, el cuerpo es la esfera.
La mano, el cuerpo y el paisaje.
La mano se proyecta en el espacio como las ondas de una piedra en el agua
La estela después de la acción. La turbulencia y el vacío. Como la estela de un barco, la estela
de un abrazo.
¿Por qué pensar en la identidad como algo sólido y pétreo, cuando somos más que nada agua?
Fluimos a través de eso porque eso somos en nuestra mayoría de identidad sin color, que toda luz
atraviesa. Por su casi completa transparencia.
En México, nuestra frontera es de espuma. El mar y la arena delinean el territorio de nuestro
país. Sabemos que la espuma de la ola que toca nuestros pies es lo otro que nos visita, que nos
sorprende entre los dedos. Es el horizonte que siempre llega. Esa superficie de agua que se desborda a
nuestros pies es el nuevo o el mismo territorio que pisamos o que se mete bajo nuestras plantas. Porque
el mar es extranjero, excepto para los marineros y los pescadores, que son extranjeros de la tierra.
La arena es la nación pulverizada, erosionada de tanta ola y donde podemos relajarnos
construyendo castillos de arena o pozos o tumbas frescas para el cuerpo. El agua ha visitado más
naciones que nadie. Del mar vienen las conquistas. Cuantas naciones se han forjado entre marea y
marea.
El juego es inventar reglas momentáneas de conducta en cualquier espacio. Modificar nuestra
relación con el tiempo en un lugar determinado. Tiempo de espera o tiempo de trabajo. Tiempo muerto
o vivo. Tiempo de acción o de contemplación. En la modificación del tiempo podemos modificar un
espacio, transformarlo para nuestro juego en un campo de acción. El camellón, la banqueta, la esquina,
la playa. La mesa, la cocina. En los lugares de trabajo o de tránsito, el juego establece sus propias
reglas y el individuo se ve realizado momentáneamente.
Me pregunto que he hecho los últimos cinco años después de dar mi ultima conferencia en el
año dos mil: Colectar pelusa de las secadoras de ropa y colgarla en hilos extendidos para mostrar los
residuos del cuerpo y las fibras de nuestra ropa que se entretejen al desprenderse y forman tramas de
cabello, hilo y piel que pueden leerse como un libro de historia.
Recrear con espuma expansiva la historia del universo, desde una burbuja que explota hasta
unos peces y alguna ballena, encontrando en el proceso que nuestra historia cósmica no pudo ser mas
que azarosa y que el destino no esta escrito para nadie absolutamente….
Dibujar y pintar con colores primarios y oro desarrollos de estructuras circulares entre ejes y
campos divididos conformando diagramas u organismos que se comportan como árboles o enredaderas
o charcos y que muchas veces terminan por ser insignificantes, como las ramas y las gotas.
Descubrir que con las manos podemos tocar un vientre y tomar a un ser vivo en su interior,
moviendo su cuerpo con nuestra palma para sentir su respuesta como si pateara la puerta y así esperar
su salida y la llegada de Simón, nuestro primer hijo, y cortar su cordón umbilical, que es duro y
correoso, como un cable de uso rudo….
Reencontrarme con el barro húmedo y la ceniza ardiente y juntarlos en el vapor y el polvo para
descubrir como se hacen el carbón y los diamantes y como al final se opaca la llama …..
Manejar un convertible lo más rápido posible para intentar librarme de la gravedad del ser y
del planeta tierra.
Encontrar en Venecia una sombra de más de cincuenta años, abandonada a su suerte y
recuperarla para la memoria de madera.
Pasar unas vacaciones fuera del imperio, especialmente del mío.
Evitar fotografiar como una manera de provocar imágenes posibles, como cuando se disimula
que no se desea lo que más se quiere con la esperanza de que se nos acerque y así poder disfrutarlo.
Coleccionar balones de fútbol usados para observar sus diferencias o acelerarlas con cortes y
líneas para después regresarlos a algún patio donde redescubrirlos.
Disfrutar mi amor por Francia con la vergüenza y la sonrisa del que disfruta el placer y el
secreto más famoso del mundo….
Evitar pensar en la destrucción de Nueva York, mi biblioteca, por los republicanos y su dinero
mal habido.
Calzar a México como se calza a un hermoso huarache, de esos que siempre terminan por
sacarnos ampolla por algún lado.

¿Pero acaso existe la realización permanente del individuo? Hay alguien que se pueda
considerar a si mismo ya realizado? O es que necesitamos buscar la frecuencia de esos momentos de
realización…. La tendencia a cosificarnos es para cualquiera y al final la lucha por la descodificación,
por la realización se tiene que dar y se da, en todas las edades y a todas horas en cualquier individuo.
Entonces el arte es una manera de establecer ciertas reglas de juego accionar nuestro entorno….
Y en eso pienso en el espacio individual y el espacio publico, en la posible escultura
individual que se hace publica.
¿Porqué hacer escultura pública, para conmemorar qué? Nada. ¿Como signo urbano?, ¿como
semáforo inútil? Como monumento al escalímetro o al coyote y al grillo que han desaparecido.
Monumento a los rascacielos (como las torres de satélite) ¿o a los ángeles? Y el tema de los materiales
que son tan limitados porque tiene que resistir a la intemperie y al vandalismo. Tenemos entonces el
bronce, el concreto, el mosaico. Materiales de construcción que conmemoran, al final, la construcción,
al ingeniero, al albañil tal vez. Por eso la arquitectura de hoy en día se auto conmemora y trata de
sustituir al arte en su función de escultura y símbolo fálico público. Una especie de efecto Torre Eiffel,
que es un edificio que es una escultura que también es un faro y un mirador que sirve para ver la ciudad
y para que la ciudad se vea en ella. Tenemos pirámides que antes eran plataformas para rituales y
sacrificios, y también vista panorámica del territorio que dominaban pero que ahora son solo
recipientes para turistas, aunque para algunos mexicanos significan algo todavía.

¿Qué tenemos en las ciudades? ¿Cuáles son sus centros y sus plazas?, ¿dónde están sus signos
de identidad? ¿En sus edificios? Me parece que no…todos los edificios son iguales. La identidad,
nuestra identidad esta en los transeúntes, caminando buscando signos, pateando basura, entre los
charcos y la banqueta rota, entre los árboles con sus raíces que levantan la banqueta, entre los graffitis
que realmente hacen la escultura de lo público, el ciudadano en rebeldía, ¿Aceptaremos esta verdadera
escultura pública? La lucha entre los espectaculares en el cielo y los graffitis en el suelo. Las clases
sociales en su lucha por conquistar o reclamar el espacio urbano. La manipulación mercadotécnica en
el cielo, en las alturas, pagando renta a los de abajo. Contra la manifestación de incomodidad,
marcando la territorialidad de la negación, del la resistencia al consumismo tal vez. Vendedores
ambulantes de signos a gran escala contra los signos de ambulantes callejeros que ocupan las bardas,
como esculturas planas para las calles oscuras.
Porque en realidad la palabra economía quiere decir adecuación de acciones, costos y medios
de producción a una realidad concreta individual social para logar, o encontrar, una lógica entre el
sistema de producción individual y su efectividad social contra lo establecido por los medios de
producción impuestos.
Aunque mi obra puede hablar del desperdicio, de la pobreza o de lo que llamamos basura, la
idea del desperdicio al hacer mi trabajo no es motivante para mí. Me inquieta cuando algo sale
demasiado caro, o en el proceso de intentos se desperdicia demasiado material en “experimentar”. El
no querer gastar demasiado dinero en hacer arte es una postura ética. En realidad prefiero quedarme
quieto, calculando en mi mente los posibles experimentos físicos con un objeto y una situación
determinada, sin tener que manipular y desperdiciar energía y materiales. Después de ese proceso de
concentración actuó casi siempre con rapidez cuando realizo. Muchas veces el gesto final, para hacer
una obra dura unos cuantos segundos, aunque el proceso de pensamiento haya durado un día entero o
años.
El artista se puede convertir en dueño de los medios de producción y explotar la mano de
obra barata, reproduciendo el sistema de producción capitalista. Tenemos la idea del taller renacentista,
del maestro con aprendices. Es cierto que hoy en día seguimos teniendo aprendices y estudiantes a
nuestro alrededor. Pero no pocos artistas ambicionan cierto poder de producción y distribución de su
obra y tienden a formar una fábrica con estudiantes como obreros que producen a destajo los objetos
del patrón. Esto no es solo es una cuestión que concierne a lo moral, es interesante observar que
también es una cuestión que influye en la cuestión estética. Porque vemos que ese sistema de
producción afecta no solo la forma del proceso creativo sino también la forma final de la obra. No
tengo asistentes, no tengo fábrica de producción, no tengo herramientas, no tengo un estudio definido,
no tengo técnica y no tengo una sola manera de hacer mi trabajo. Entonces no es fácil vislumbrar como
se producen mis obras.

Tampoco cuánto cuesta producirlas. Mi obra no es sobre el dinero o el poder de producción o la


capacidad tecnológica. Eso no es lo que se ve cuando se ven mis obras. Si acaso se reconoce una
economía de recursos, y esto en relación a su posible impacto comunicativo. Sin embargo no
presupone para su impacto un presumir de su costo de producción, y sabemos uno de los secretos del
arte y de su mercado es que la relación entre costo de producción y precio de venta final no sucede de
la misma manera que en cualquier otra mercancía del capitalismo. Es cierto que no hay una teoría
marxista de mercado del arte y es cierto que no seria tan fácil aplicar las reglas de las demás
mercancías, incluyendo el proceso de mano de obra, a la mercancía de la obra de arte, pero sabemos
que el arte en el capitalismo es una industria particular y que en los últimos años a crecido
enormemente.

Así como la inversión de dinero en la producción de una obra afecta la forma y contenido
del resultado final, también invertir capital político en un objeto afecta su presencia final como signo
terminado y expuesto al diálogo. Lo político en el arte es un sistema de inversión en su tipo de
producción y distribución y cuando es desmesurado, altamente especulativo, manipulador y oportunista
de las instituciones que lo pagan, se convierte en una estrategia de espectacularización y de
entretenimiento, que tiene la misma autoridad moral que el dinero, es decir ninguna y se convierte en
una forma de hedonismo político.

Aquí se tocan lo económico y lo político en el sistema de producción del arte. Muchas


veces el arte de denuncia política establece para su realización, los mismos sistemas de explotación y
violencia que sostienen el sistema político autoritario que denuncian. Hemos visto muchos seres
explotados, comenzando por el espectador, en nombre de un arte que se dice libertario o de denuncia.
Hemos visto también los dinosaurios de bronce en nuestros camellones expuestos por nuestros políticos
tanto de izquierda como de derecha y estamos viendo crecer a los edificios corporativos especuladores
de bienes raíces e invadirnos con su política especulativa y sus monumentos mitológicos abstractoides
del monoteísmo monetario.
Pero el artista, como cualquier político, se auto-heroiza denunciando, y esa imagen de héroe
misionero me parece algo patética, porque mezcla lo peor de dos mundos, es decir, lo peor de la
manera católica, con sus procesiones evangelizadoras y lo peor de la manera del fascismo con su
manipulación de masas sin sueldo. Las dos para provocar su hipotética liberación o realización a través
de una catarsis comunicativa, pero siempre logrando ganancia económica y poder político, al artista
que se dedica a manipular al Público, con el objetivo de servir al Príncipe y al Papa.

El verdadero artista, el individuo navega creando entre los especuladores de bienes raíces, la
industria del espectáculo, las aspiraciones del mundo de la moda, y las demandas del hambre política
de los que necesitan alimentar su estatus con la clase artística?, los nuevos y los viejos ricos? El
individuo artista es jaloneado por todos, Público, Príncipe y Papa y ¿Qué hace? Evita sucumbir ante la
Popularidad, el Poder, el Patrimonio.

El estilo de un artista esta delimitado por sus limitaciones como ser humano: su visión limitada
del mundo con la cual se compromete y explora y, como especifica y única, se convierte en lo que
llamamos después estilo. Pero también es verdad que el estilo de un artista esta conformado por los
otros artistas que se le acercan y lo complementan con obras que dialogan con su obra. Y en esas obras
nuevas que partieron de los accidentes de un artista primero, se comprueban o desechan hipótesis de
uno mismo a través de los demás. La mano de uno estrechada por la mano de otro. Entonces se afirman
conceptos, se revisan políticas, se analizan estéticas. Porque al final cada artista es un ser único, y
aunque su obra se vea influenciada por otro, su experiencia será personal, a menos que evite la
experiencia y se conforme con la de otro, lo cual lo hace un seguidor y entonces, aunque parezca que
está caminando, en realidad está persiguiendo a alguien lo que en el arte es una manera de huir de si
mismo.

En ese dialogo los artistas que se acercan a la obra de otro confirman, establecen y ayudan a
delimitar ese estilo personal, y al mismo tiempo van estableciendo de una manera natural, casi
orgánica, lo que llamamos una escuela, como una manera artística que se expande entre varios artistas
de una región, un país y del mundo. Porque hoy en día, desde el año de 1993, me parece observar que
lo que hace un artista mexicano influye en el mundo.
Si la obra a dejado su estela en diferentes países, ¿Qué es lo que define esta corriente? ¿Será
una posición política parecida? ¿Será una clase social con posturas y actitudes económicas parecidas?
Será un grupo de autoexiliados en transito constante entre fronteras que encuentran en este sistema de
trabajo una manera de trabajar en movimiento? ¿Podríamos definirlo por sus materiales? Tanto los que
utiliza como materiales encontrados, desechos urbanos y naturales, objetos y tiempo cotidiano, etc.
como los que rechaza, por ejemplo el bronce, material que yo relaciono con la armadura violenta de la
conquista española, así como con cualquier invasión y sus tanques, así como con la creencia en la
nueva tecnología y el mito de su vanguardia y novedad estilística o en las estrategias económicas de
producción que rechazan, por ejemplo, el uso de mano de obra barata o de la utilización de masas de
invitados voluntarios en algún país subdesarrollado para denunciar en un desfile político lo que de
hecho se reproduce económicamente. Vemos como el fin no justifica los medios en el arte. Los medios
de producción ejercen una influencia enorme en el resultado final de la obra.

Economía de medios, en sentido literal, economía de medios para un resultado efectivo. La


idea de que cualquiera puede haber hecho ese objeto artístico y que no dependía del poder económico
para su grado de efectividad es un reto que me interesaba explorar a principio de los noventa después
del crash del los ochenta con todo ese exceso de producción en la época de especulaciones de la bolsa.
Al mismo tiempo quería alejarme de la utilización de productos naturales, salvajes, autóctonos y
artesanales que no resolvían ningún problema. Me interesaba conseguir la obra de arte más efectiva con
los medios de producción más económicos y banales. En una ciudad como México, con materiales
urbanos contaminados, que caso tenia intentar una pureza de materiales de alta tecnología, de suma
pureza o encontrar caparazones de tortuga (aunque los encontré en los mercados de desecho, como esas
reliquias que se encuentran en las grandes urbes que vienen de la costa, de la sierra, del acampo). En
esa década de los noventa la serpiente hecha de cuchillas de arado, la mascar de catcher, el hule
vulcanizado, los ladrillos y las tortillas etc, se convertían en los materiales híbridos de mis
exploraciones entre la ciudad y la periferia y sus campos, entre lo superficial y lo mitológico, entre el
plástico y el barro. Ya en Nueva York, mi primera exposición en un museo fueron unas naranjas, mi
primera exposición en una galería fueron cuatro tapas de plástico y mi primera participación en una
bienal fue una caja de zapatos, y aquí estoy con ustedes. (Aunque creo que mi afición por dibujar los
boletos de avión en los que viajo para hacer mi obra tiene que ver con ese acto de conciencia del costo
del transporte hacia un lugar para colocar una caja de zapatos y al dibujarla en el billete o era una forma
de exorcizar el dinero, con mi mano de obra barata.)
Grado de efectividad artística política en relación con grado de inversión económica. Así
las cosas, vemos que para definir una nueva escuela o estilo de arte hay que empezar por definir sus
estrategias de producción, no solo a nivel económico (que seria su especie de teología de los medios de
producción de capital o mas bien ateología, en mi caso) sino también su geometría, en donde
necesitamos analizarla no solo desde un punto de vista formal (cuadros, círculos y triángulos, sino con
las implicaciones políticas que esto lleva, es decir geometría política, geometría social, geometría
económica. Porque ahora(….) no es una cuestión de cambio de perspectiva física solamente, sino un
cambio de perspectiva social también. No es una cuestión de cambio de visión del mundo subjetivo,
sino del cambio de visión del mundo objetivo, de la realidad, a través de los nuevos signos artísticos.
La pintura es una actividad con una excesiva carga de catolicismo, que funciona como un
sistema de adoctrinamiento incluso en el caso del Muralismo que, aunque frecuentemente anticatólico,
utilizo a la pintura como un sistema de adoctrinamiento de un modo muy parecido al de la pintura
colonial católica. Cuando pienso que la posible tradición escultórica mexicana se vio interrumpida por
la conquista y que de la gran síntesis cosmológica en piedra pasamos a la reproducción de ilusión de
realidad religiosa.

Aunque mi desconfianza también va hacia la escultura contemporánea donde, aunque no es


fácil o evidente un posible adoctrinamiento, si se hace evidente su contundente imposición. Lo que
vemos en México y en el mundo es una imposición casi fascista de la escultura corporativa abstracta,
que en su pretendida neutralidad mínima pretende simbolizar un ideal democrático evitando las
personalizaciones de un individuo heroico, no se diga de un dios concreto, pero que en realidad por su
estética y su escala solo habla de lo que representa, del dinero y la mano de obra que costo producirla.
Representa explotación capitalista, disfrazada de geometría teológica, pretendiendo una ampliación de
su significado hacia espectros amplios e incluyentes, que abarquen a la religión católica, la cultura
prehispánica, la modernidad racional geométrica, el misticismo naturalista pretendidamente indigenista,
el surrealismo animalesco, para acabar en obras que parecen de jurassic park en bronce en frente de un
banco o de un edificio de gobierno.
Así en la escultura pública contemporánea, el monumento se impone al individuo como
conmemorativo del éxito corporativo, conmemorando a la empresa explotadora, tanto gubernamental
como privada.
Sabemos que el arte en México había desaparecido de la escena internacional por más de
cincuenta años. Sabemos que por lo que reapareció no fue por las palabras mayúscula México ni
Latinoamérica ni Muralismo, ni el nombre de alguna empresa poderosa, sino por una empresa
individual, no privada, pero si íntima que se expuso al público en su vacío. Que generó su propio
espacio posible, después de imponer su vacío. Desde hace unos años hay una intensa discusión
alrededor de ese trabajo y esto que tal vez haya esbozado ciertos lineamientos posibles y establecido las
diferencias entre lo que se puede hacer hoy en día y lo que se hacia antes en México. Puede ser que
otros artistas hayan establecido o confirmado reglas y sistemas de la manera de actuar de un artista
interesado en una manera particular de ver el mundo. La realización del individuo es con los demás, la
mano de uno con la de los demás contra la mano de obra barata explotada en su anonimato. Uno es la
realización de los demás, uno es la realización de un país y uno es la realización del mundo entero con
su nombre.

Gabriel Orozco

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