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1.

Ámbito profesional del abogado:


1.1 abogado litigante :
Litigante, por otra parte, es el adjetivo que se aplica a quien litiga (es decir, a quien
entabla una disputa o un pleito. Por su tarea, el abogado litigante debe conocer a
la perfección la doctrina, las leyes y la jurisprudencia que se aplican a su caso. Es
imprescindible que este profesional, antes del juicio, realice un estudio detallado de
todo aquello que le permita defender su postura ante el tribunal o el juez. Una vez
en el juicio, estos conocimientos constituyen la base de su trabajo.
1.2 el abogado como servidor público:
artículo 3 que nos establece que: “serán Funcionario Público toda persona natural
que del nombramiento expedido por la autoridad competente, se desempeñen en el
ejercicio de una función pública remunerada y con carácter permanente”.
¿Que Es El Funcionario Publico?
Es aquel trabajador que desempeña funciones en un organismo, ya sea el
legislativo, el ejecutivo o el judicial. Habitualmente estos organismos son el
Gobierno, el Congreso o Parlamento, los tribunales, la Administración pública y, en
general, todos aquellos organismos que no pertenezcan al sector privado.
1.3 la figura fiscal:
fiscal también es el sujeto que actúa como representante del ministerio público en
un tribunal. Cabe destacar que el Ministerio Público (también conocido como
Procuraduría General o Fiscalía General, según el país) es una institución estatal
que representa los intereses de la comunidad a través de la investigación de delitos
y del resguardo de los testigos y las víctimas.
Fiscal: que recauda impuestos
: Un fiscal, por lo tanto, es un funcionario público que dirige la pesquisa criminal y el
desarrollo de las acciones penales de carácter público
1.4 la profesión del notario
“El profesional del derecho con carácter de fe pública, autorizado por el Estado para
hacer constar la creación, transmisión, modificación o extinción o resolución de
actos, contratos y asuntos o negocios en que intervenga a requerimiento o petición
de los interesados o por disposición de la Ley”.
El notario es un funcionario público del Estado que debe proporcionar a los
ciudadanos la seguridad jurídica que promete la Constitución en su artículo 9º en el
ámbito del tráfico jurídico extrajudicial. Al tiempo es un profesional del Derecho que
ejerce en régimen de competencia. Esta doble cualidad garantiza su
independencia.
Garantía de seguridad y legalidad: su objetivo es que el contrato, negocio o
declaración esté ajustado a la legalidad y sea inatacable. La escritura pública es
fehaciente ante los tribunales de Justicia: nadie pone en duda su veracidad.
Tranquilidad: firmar cualquier documento ante notario aporta la tranquilidad de que
el negocio o contrato es definitivo, inamovible y eficaz.
Cercanía: por su distribución territorial siempre tendrás un notario cerca que podrás
elegir con total libertad.
Un profesional altamente cualificado: el acceso al Notariado exige estudios intensos
y profundos, que se comprueban con un mecanismo de selección duro y objetivo.
Los notarios actualizan de forma constante sus conocimientos profesionales en los
ámbitos nacional e internacional.
Independencia: los notarios sólo están condicionados por la Ley.
Modernidad: Los notarios tratan de adelantarse y prevenir los nuevos
requerimientos sociales y tecnológicos y adaptan sus funciones de forma
permanente a cualquier innovación.
Eficiencia: El coste de la intervención notarial es muy inferior a los costes sociales
y económicos que evita. Sólo una pequeña parte de lo que se paga en la notaría
pertenece a la factura del notario. La mayor parte es una provisión para hacer frente
a impuestos, honorarios de registradores y otros gastos generados que el notario
abona en nombre del cliente.
1.4.1 el instrumento publico
Son instrumentos públicos notariales los que el notario, por mandato de la ley o a
solicitud de parte, extienda o autorice en ejercicio de su función, dentro de los límites
de su competencia y con las formalidades de ley.
Instrumentos Públicos Protocolares

Son instrumentos públicos protocolares las escrituras públicas, instrumentos


y demás actas que el notario incorpora al protocolo notarial; que debe conservar y
expedir los traslados que la ley determina.

Instrumentos Públicos Extraprotocolares

Son instrumentos públicos extra protocolares las actas y demás


certificaciones notariales que se refieren a actos, hechos o circunstancias que
presencie o le conste al notario por razón de su función.

Efectos

El notario cumplirá con advertir a los interesados sobre los efectos legales
de los instrumentos públicos notariales que autoriza. En el caso de los instrumentos
protocolares dejará constancia de este hecho.

Idioma

Los instrumentos públicos notariales se extenderán en castellano o en el


idioma que la ley permita.

Limitaciones en la aplicación

Quedan exceptuadas de lo dispuesto en el artículo anterior las palabras,


aforismos y frases de conocida aceptación jurídica.

Aplicación de Otros Idiomas

Cuando alguno de los interesados no conozca el idioma usado en la


extensión del instrumento, el notario exigirá la intervención de intérprete, nombrado
por la parte que ignora el idioma, el que hará la traducción simultánea, declarando
bajo su responsabilidad en el instrumento público la conformidad de la traducción.

El notario a solicitud expresa y escrita del otorgante, insertará el texto en el


idioma del interesado o adherirlo, en copia legalizada notarialmente, al instrumento
original, haciendo mención de este hecho.

Forma de Extender un Instrumento Público

Los instrumentos públicos notariales deberán extenderse con caracteres


legibles, en forma manuscrita, o usando cualquier medio de impresión que asegure
su permanencia.

Espacios en Blanco

Los instrumentos públicos notariales no tendrán espacios en blanco. Éstos


deberán ser llenados con una línea doble que no permita agregado alguno.

No existe obligación de llenar espacios en blanco, únicamente cuando se


trate de documentos insertos o anexos, que formen parte del instrumento público
notarial y que hayan sido impresos mediante fotocopiado, escaneado u otro medio
similar bajo responsabilidad del notario.

Equivocaciones en un Instrumento Público

Se prohíbe en los instrumentos públicos notariales, raspar o borrar las


equivocaciones por cualquier procedimiento. Las palabras, letras, números o frases
equivocadas deberán ser testados y se cubrirán con una línea de modo que queden
legibles y se repetirán antes de la suscripción, indicándose que no tienen valor.

Los interlineados deberán ser transcritos literalmente antes de la


suscripción, indicándose su validez; caso contrario se tendrán por no puestos.

Redacción de un Instrumento Público

En la redacción de instrumentos públicos notariales se podrán utilizar


guarismos, símbolos y fórmulas técnicas.

No se emplean abreviaturas ni iniciales, excepto cuando figuren en los


documentos que se inserten.

Fechas del instrumento público

La fecha del instrumento y la de su suscripción, cuando fuere el caso,


constarán necesariamente en letras.

Deberá constar necesariamente en letras y en número, el precio, capital,


área total, cantidades que expresen los títulos valores; así como porcentajes,
participaciones y demás datos que resulten esenciales para la seguridad del
instrumento a criterio del notario.

Artículo 17.- De la utilización de tecnología digital

Respecto a lo establecido en el segundo párrafo del artículo 24 del Decreto


Legislativo, el notario sólo podrá emplear para el ejercicio de sus funciones, firmas
y certificados digitales que sean emitidos por la Junta de Decanos de los Colegios
de Notarios o de cualquiera de los colegios de notarios a nivel nacional, de manera
directa o en virtud a los convenios que puedan tener celebrados con empresas o
instituciones nacionales y/o extranjeras, de conformidad con la ley de la materia.

la matricidad

La matricidad de los instrumentos públicos protocolares a los que se refiere


el artículo 25 del Decreto Legislativo, implica que las escrituras públicas, actas, y
otros instrumentos notariales extendidos en el Protocolo Notarial, sean llevados bajo
la forma de registro físico en soporte papel, con la sola excepción del medio
magnético en el caso del Registro de Protesto, cuando así se utilice.

En el caso del registro de protestos, cuando se lleva en soporte magnético,


las condiciones para su formación y conservación serán establecidas por cada
colegio de notarios, con conocimiento del Consejo del Notariado.

No está permitido que el notario utilice papel que no sea autorizado por su
respectivo colegio.

De los instrumentos extraprotocolares


En el caso de los instrumentos extraprotocolares a los que se refiere el
artículo 26 del Decreto Legislativo, el notario no tiene la obligación de conservar en
su archivo copia del instrumento o documento que lo originó. La redacción de los
instrumentos y la utilización de medios de seguridad se sujetan al criterio de cada
notario, sin perjuicio de los lineamientos que determine cada colegio de notarios, de
conformidad con el artículo 14 del Decreto Legislativo.

Del intérprete

En la intervención de intérprete a que se refiere el artículo 30 del Decreto


Legislativo, no se requiere que el mismo tenga la calidad de Traductor Público
Juramentado. El intérprete no está sujeto a impedimento de parentesco o relación
conyugal en relación con el otorgante que lo designa.

De los espacios en blanco

La excepción a la obligación de llenar espacios en blanco a que se refiere el


segundo párrafo del artículo 32 del Decreto Legislativo, no autoriza a dejar espacios
en blanco antes del inicio o después del final del texto escaneado o fotocopiado, por
lo cual el notario cuidará que la inserción de lo escaneado o fotocopiado encuadre
exactamente dentro del texto restante del instrumento público notarial.
Del uso de números y letras

La exigencia prevista en el artículo 35 del Decreto Legislativo, respecto a


aquellos datos que deben constar en letras o en números y letras, es aplicable a
todos los instrumentos protocolares, en los que el notario formalice la voluntad de
las partes. La fecha de suscripción que necesariamente deberá constar en letras,
es la de la suscripción o autorización por notario respecto al instrumento protocolar
y no la de la suscripción por cada uno de los otorgantes.

En el caso que en una minuta no se haya consignado, tanto en números


como en letras, algún dato de los señalados en el segundo párrafo del artículo 35
del Decreto Legislativo, el notario, al momento de la transcripción en la escritura
pública, completará la equivalencia en números o letras, según corresponda.

1.4.2 deberes del notario:


Pdf

file:///C:/Users/monse/Downloads/10.pdf
1.4,3 cualidades del notario
1. Justicia: Debe pretender que, en el ejercicio de su profesión, se logre la justicia.
2. Honestidad: Actuar con probidad, en todos los actos en que intervenga. Probidad,
de la voz “probitas”, que significa bondad, rectitud de ánimo, hombría de bien,
integridad y honradez en el obrar, sinónimo de honorabilidad.
3. Veracidad: Ser veraz en su actuación, esto es, debe proceder de tal manera que
el instrumento que elabore refleje la verdad de lo sucedido y planteado al Notario;
para lo cual deberá agudizar sus sentidos a fin de captar, fielmente, el planteamiento
que se le formule.
4. Imparcialidad: Ser “imparcial”, o sea, debe actuar libre de todo nexo que le impida
aconsejar a las partes y redactar los instrumentos con intereses distintos a los de la
equidad, justicia y seguridad jurídica; y su imparcialidad y probidad debe extenderse
a todos los actos en los que intervenga de acuerdo con la ley.
5. Dignidad: Actuar con respeto y estima a sí mismo, a su labor y hacia los demás
quienes, igualmente, deben respetar y estimar, en su justa dimensión.
6. Calidad Profesional: El quehacer profesional, como todo oficio que conjugue la
teoría con la práctica, es de difícil desempeño, requiere experiencia, que solo el
diario contacto con el hecho puede dar y pide también una sólida formación jurídica,
difícil de adquirir; autoridad moral para lograr que las partes se sometan a su
consejo que, en ocasiones, es o parece ser contrario a la voluntad primitiva de los
que solicitan su intervención.
7. Independencia: el Notario es el confidente de las partes (del latín confidens, -
entis, participio activo de confidére, confiar. Adjetivo que significa fiel, seguro, de
confianza. Persona a quien otro fía sus secretos o le encarga la ejecución de cosas
reservadas. Diccionario de la Lengua Española); es en la exposición que se le
presenta, donde hace una auscultación del negocio, de las verdaderas intenciones
y deseos de los contratantes, de tal modo que su ánimo no debe, en lo mínimo,
estar violentado por circunstancia, jurídica o extrajurídica, alguna. Debe tener una
libertad absoluta para discernir de la mejor manera y apreciar en su justo contexto
el interés en el negocio que se revela a sus sentidos.
8. Lealtad: El Notario, en el ejercicio de su función, debe conducirse con “lealtad”
con todos; con los solicitantes de sus servicios, colegas, colaboradores, la
autoridad, los legisladores, jueces, en fin, con toda la gente; no puede darle la
espalda a nadie, no puede traicionar la confianza depositada en él por su trayectoria
de vida basada en su formación teórica y deontológica.
9. Preparación: Deber primordial del Notario es el de conocer la ley, pues el
conocimiento de la ley es la única herramienta con la que cuenta para garantizar la
seguridad jurídica en el ejercicio de la función de autenticidad que le corresponde y,
solo así, el Notario puede recibir, interpretar y dar forma legal a la voluntad de las
personas que ante él acuden, y conferir autenticidad y certeza jurídicas a los actos
y hechos pasados ante su fe, mediante la consignación de los mismos en
instrumentos públicos de su autoría.
10. Saber escuchar:
1.4.5 incompatibilidad
La incompatibilidad, es la imposibilidad de realizar dos acciones en un mismo
tiempo”. El notario en el desempeño de su función debe ser imparcial esto es, “falta
de designio anticipado o de prevención a favor o en contra de personas o cosas”,
de que resulta poderse juzgar o proceder con rectitud.

1.4.6 honorarios:
ARTICULO 1.- Los Notarios Públicos percibirán como honorarios los establecidos en este Arancel.
ARTICULO 2.- Los honorarios previstos en este Arancel comprenden los gastos que se generen con
motivo de la organización y funcionamiento de la prestación del servicio profesional que el Notario
debe proporcionar, incluyendo el estudio y revisión de documentos; la elaboración y presentación
de proyectos; notas, avisos y comunicaciones; recepción de firmas en las Notarías y la autorización
del Primer Testimonio.

ARTICULO 3.- Las partes contratantes y en general los usuarios del servicio notarial, serán
solidariamente responsables para con el Notario del importe total de los honorarios; los convenios
que los interesados celebren al respecto solamente regirán entre ellos.

ARTICULO 4.- El Notario puede rehusar el ejercicio de sus funciones si los interesados no le anticipan
el 50% de los honorarios e impuestos, salvo el caso de Testamentos que deban otorgarse
urgentemente.

ARTICULO 5.- Son horas ordinarias para el desempeño de la función notarial, de las ocho a las veinte
horas en los días hábiles.

ARTICULO 6.- Los Notarios fijarán en lugar visible al público una copia de este Arancel, señalando
que cualquier información o queja relacionada con la aplicación de este Arancel será atendida en el
Departamento del Registro Público de la Propiedad y del Notariado.

ARTICULO 7.- Siempre que exista desacuerdo entre el Notario y los interesados con respecto al
monto de los honorarios, estos serán determinados por el Departamento del Registro Público de la
Propiedad y del Notariado conforme este Arancel.

ARTICULO 8.- El cumplimiento del presente Arancel será vigilado por el


Departamento del Registro Público
de la Propiedad y del Notariado.
ARTICULO 9.- Las bases consignadas en el presente Arancel se modificarán en la
misma proporción en que
modifique el salario mínimo.
ARTÍCULO 10.- El Departamento del Registro Público de la Propiedad y del
Notariado dará a conocer,
mediante Circular, las modificaciones que se hagan al presente Arancel, en un plazo
máximo de cinco días
contados a partir de la fecha en que se modifique el salario mínimo

http://www.ordenjuridico.gob.mx/Documentos/Estatal/Chihuahua/wo22470.pdf
1.4.7 responsabilidad de los notarios
Todas estas situaciones conllevan además la dilación excesiva de los trámites y en
muchos casos las personas se encuentran impedidas de realizar nuevos actos con
relación al inmueble susceptible de registración, lo que genera graves perjuicios.

Aún cuando la legislación notarial prevé que cuando los errores u omisiones sean
imputables al Notario, la tarifa correspondiente al acta o Escritura aclaratoria será a
su cargo o de la Notaría, lo que será determinado mediante dictamen emitido por la
Dirección de Registros y Notarías del Ministerio de Justicia, en la práctica no se
cumple, considerando que en muchos casos se le da al acta un uso inadecuado.

Y si bien, la Resolución No. 249/05, en su artículo 46 establece que contra la


decisión del Registrador de la Propiedad de suspender o denegar la inscripción, se
puede interponer Recurso de Alzada ante el Director Provincial de Justicia o del
Municipio Especial Isla de la Juventud, considero que no es esta la vía adecuada
para dar solución a las aludidas situaciones.

El Notario en el ejercicio de sus funciones interviene en las relaciones entre terceras


personas, entendiéndose por terceras personas, quienes requieren la prestación del
servicio notarial con la finalidad de buscar asesoramiento legal y colaboración
técnica. El actuar negligente del Notario ocurre cuando éste deja de adoptar las
medidas necesarias y requisitos legales establecidos para la correcta prestación de
sus servicios, o sea la responsabilidad civil en que incurre nace de la abstención o
actuación ilícita, culposa o dolosa que da lugar a uno de los aspectos siguientes:

Por causar daños y perjuicios al abstenerse sin causa justa de autenticar por medio
de un instrumento público un hecho o un acto jurídico.
Por provocar daños y perjuicios en virtud de una actuación notarial morosa,
negligente o falta de técnica notarial.
Por causar daños y perjuicios al realizar un cálculo erróneo de las participaciones
en situación de copropiedad o consignar erróneamente el precio legal que funge
como base para el cálculo del impuesto.
Por causar daños y perjuicios por la declaración judicial de nulidad o inexistencia de
un Acta o Escritura Pública.
Por causar daños y perjuicios dados por el deficiente asesoramiento en cuanto a las
consecuencias del acto notariado.
Por el daño material y moral causado a la víctima o a su familia en la comisión de
un delito.
Concluyendo, los elementos que conforman la responsabilidad civil del Notario son
tres, a saber:

la violación de un deber legal,


la producción de un daño y
el nexo causal entre la acción y omisión del Notario, violando ese deber legal y el
daño o perjuicio producido.
La doctrina se debate en cuanto al carácter de la responsabilidad civil del Notario,
contractual o extracontractual, dependiendo de la causa que la origine; aunque
existen criterios de que tienen los dos elementos, entre los afiliados a este último se
encuentra el Notario mexicano Bernardo Pérez Fernández del Castillo, citado por la
Licenciada Liansy Brito Venegas, Notaria de nuestra provincia. Al decir de este autor
"Es contractual, por tratarse de un contrato de prestación de servicios profesionales
cuyo clausulado si no se establece en cada contrato es suplido por el Código Civil,
el arancel y la ley del Notariado. Es una fuente extracontractual en relación con uno
de los sujetos que contrata con su cliente, que no ha celebrado un contrato de
prestación de servicios con el Notario y sin embargo lo recibe de parte de él".

Nosotros en cambio nos afiliamos al criterio de la profesora puertorriqueña Cándida


Rosa Urrutia de Basora, citada por la referida Notaria, quien afirma que "la
responsabilidad del Notario es de origen extracontractual siempre que se haya
limitado a la esfera de sus deberes como funcionario, pues si bien la relación
Notario-cliente dimana de un contrato de prestación de servicios basándose en el
principio de rogación, la complejidad y tecnicismo de la función notarial tiene un
arraigo estrictamente legal".
Los Códigos Civiles modernos no distinguen entre la responsabilidad civil
contractual y extracontractual bajo la consideración de que sus efectos son idénticos
al traer siempre consigo la obligación de reparar los daños e indemnizar los
perjuicios.

El artículo 89.1 del Código Civil nuestro establece que las personas naturales están
obligadas a reparar los daños o perjuicios que causen; pero da la posibilidad de que
el Tribunal, a su arbitrio, si el responsable es un trabajador sin bienes propios
conocidos para satisfacer totalmente el importe del daño o perjuicio, pueda adecuar
la cuantía de la indemnización a un veinte por ciento del salario sin que pueda
exceder del término de diez años, independientemente del contenido económico de
la responsabilidad.

En México, España, Alemania, Austria, Francia, Italia, entre otros, la reparación del
daño civil está garantizada para el Notario. La Ley del Notariado lo obliga a otorgar
fianza en una compañía debidamente autorizada. La garantía notarial se aplica
entre otros, al pago de la indemnización derivada de la responsabilidad civil,
denominado por lo general, "seguro de mala praxis".

En nuestro país no existe ningún tipo de garantía al respecto, quizás la gran


demanda de los servicios notariales en las condiciones actuales y el déficit de
Notarios contribuye al alto riesgo de incurrir en responsabilidad civil y si se exigiera
la misma, en los términos establecidos, existe gran posibilidad de que caiga en
estado de insolvencia, lo que sería causa inmediata del cese en el ejercicio de su
profesión; pero es real y nos preocupa la situación en que se encuentran muchas
personas que poseen suspendidas las inscripciones por padecer sus títulos
domínicos de faltas causadas por el actuar negligente o ilícito del Notario.

Es evidente la estrecha relación de trabajo que existe entre la labor del Notario y el
Registrador de la Propiedad, el primero como funcionario fedante encargado de
redactar el documento notarial, quien debe observar los requisitos de forma y
solemnidades establecidas por la legislación sustantiva, profundizar en la relación y
aceptación de los documentos aportados y en el rigor de la redacción, como
manifestación de la seguridad jurídica que ofrece el Estado y que en su momento
aportará al Registrador, funcionario investido por la Ley de la facultad de calificar la
legalidad de las escrituras, en cuya virtud se solicita la inscripción para el único
efecto de admitir, suspender o negar la inscripción o anotación del documento, lo
que significa que la titularidad que no se inscriba no ha alcanzado su total legitimidad
y eficacia jurídica.
Nuestro objetivo fundamental es que se trabaje por la perfección del instrumento
público, permitiendo así el acceso sin dificultad de este en el Registro de la
Propiedad, hecho que coadyuva al aumento de la profesionalidad de nuestra labor
y a la garantía de la protección de los derechos ciudadanos.

Como bien expresó Manuel Martínez Escobar y algo que siempre tengo muy
presente: "No es la misión del Registrador dificultar el acceso de los títulos al
Registro, sino facilitarla por cuantos medios legales tenga a su alcance, a fin de que
toda la propiedad territorial y los derechos sobre ella impuestos queden bajo el
amparo del régimen de publicidad y disfruten de sus beneficios".

2. Ética de la función judicial y transedencia


3.2.1 deberes del juez

a
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3.2.2 certeza motivida y certeza personal

Tiempo y justicia
Un juez tiene la responsabilidad sobre el presente y el futuro de una persona al
juzgarla sobre algún delito. Por eso debe mirarle a los ojos cuando emita su
sentencia, de otra manera no tendría conciencia de lo que está haciendo ni de sus
alcances. Debe tener la plena convicción de que se ha comprobado su culpabilidad
o no, porque su decisión afectará no sólo al acusado, sino a una o dos generaciones
de su familia.

Eso lo escuché desde la infancia. La gran responsabilidad de emitir sentencias y


por ello lo medular que representa tener los estándares más altos de ética y servicio,
que deben regir el ser y el actuar de un juez, magistrado o ministro. Se trata de la
mística de servir aplicando la ley, interpretándola en busca de la justicia.

En los últimos días he revisado un gran número de audiencias en juzgados penales,


y en la mayoría de ellas hay enormes déficit. Ministerios públicos sin el arrojo y
audacia de defender sus casos, y poco preparados, pero también jueces sin haber
estudiado los expedientes, leguleyos y sin autoridad en las audiencias.

Después de más de una decena de sesiones en sólo tres se puede ver cómo una
juez y dos juzgadores estudiaron, cuestionaron, ejercieron su potestad sobre los
fiscales y defensores, y fueron tajantes en aplicar la norma.

Preguntarle a miembros del Poder Judicial de la Federación, que conocen las


entrañas, es confirmar que la mística de servir a través de la aplicación de la ley se
ha ido diluyendo. Que el crecimiento de oficinas jurisdiccionales ha deteriorado la
selección de quienes se integran a los juzgados y magistraturas. Y las canonjías
que se han ido acumulando los han alejado de los ciudadanos, convirtiendo una
parte importante del espacio jurisdiccional en un club de amigos en el que sólo ellos
pueden decidir, en el que se cuidan y hacen un ejercicio limitadísimo de
transparencia, acompasado de herramientas limitadas para supervisar, investigar y
sancionar las anomalías e irregularidades de los integrantes de este poder.

Su salario incluye, por ejemplo, recibir dinero por “ayuda” para renta, gasolina,
comida, despensa, compra de lentes, libros y automóvil; así como pago de celular,
de seguro de vehículo a titulares y a sus hijos, chofer; además de su aguinaldo y
bonos por productividad y riesgo, entre otros. Esto ha provocado que sea un botín
que muchos quieran alcanzar y conservar. Pero además su inamovilidad, la
imposibilidad de investigar sus criterios y la falta de denuncias por parte de la
Procuraduría General de la República (PGR) los ha colocado en un lugar muy
cómodo y protegido.

Cuando el nuevo sistema penal acusatorio estaba a punto de extenderse por todo
el territorio, en una reunión regional celebrada en el norte del país, entre los
representantes de la PGR, de las Fuerzas Federales y del Poder Judicial Federal,
para coordinar esfuerzos en la implementación, los jueces advirtieron al resto:
serían en extremo garantistas, por lo que debían hacer su trabajo de manera
impecable el resto, de lo contrario los juicios se desecharían.

Un día una juez que tenía poco en el cargo liberó a unos coreanos acusados de
delitos graves porque los agentes investigadores no llevaban un traductor, a pesar
de que sabían que harían un cateo con la intención de detener a los presuntos
delincuentes de origen asiático; eso, dijo la juzgadora, violó sus derechos. No
consideró que sabían hablar un poco el idioma y horas más tarde, una vez que
fueron interrogados accedieron a un intérprete.

Bajo el manto de los derechos humanos, los jueces han dejado de buscar justicia.
Si bien en la ecuación los policías y los fiscales tienen una responsabilidad mayor,
los que menos se sienten responsables de la enorme impunidad y la ausencia de
justicia en el país son en gran medida los jueces y magistrados, sin reparar en que
también, muchos de ellos, han dejado de hacer su trabajo escudándose en la
protección de los derechos, la vía más fácil para convertirse en héroe y no en villano.
Certeza :
10.3 Certeza motivada y certeza personal. El juez ante la norma positiva
injusta. El ejercicio de la acción pública por el Fiscal.
Certeza: el juez debe fallar según lo alegado y probado en el proceso, no según los
conocimientos alcanzados fuera de él (conocimiento privado). No puede éticamente
un juez dictar sentencia basándose en una probabilidad puramente experiencial, es
decir, si el juez sabe que una persona es completamente inocente o
inequívocamente culpable pero no lo sabe como resultado de la valoración de lo
alegado y probado en el proceso tendría que condenar a un inocente o absolver a
un culpable. La solución ética a estos casos sería:
a) Que el juez personalmente aporte pruebas que demuestren la inocencia o
culpabilidad en caso debe inhibirse y abstenerse de juzgar y actuar en el otro
proceso como testigo de cargo o descargo;
b) si no puede aportar pruebas porque no existen o porque la ley no lo permite
jurídicamente no es posible hacer nada. En este caso no le queda otra solución que
sentenciar en contra a su propia opinión subjetiva, pudiendo utilizar los atenuantes
o agravantes.
Ante la ley injusta: se refiere a su actitud ante una ley que nace ya injusta por ser
contraria a exigencias fundamentales de la justicia, es decir, del derecho natural,
por ejemplo una ley que legalice el aborto, la eutanasia o el uso de drogas. El juez
no puede lícitamente con sus sentencia obligar a nadie a realizar un acto
intrínsecamente inmoral aunque este mandado o permitido por la ley, ya que se
convertiría en cómplice de los autores de ella. Para que sea lícita esa cooperación
se requiere un motivo grave que puede ser la amenaza de su inhabilitación temporal
o perpetua que además de suponer en ciertos casos la ruina económica personal y
familiar, significa dejar la magistratura en poder de otras personas favorecedoras de
acciones inmorales.
Fiscal: los fiscales al igual que los jueces deben actuar con imparcialidad. Su misión
no consiste únicamente como acusador, sino que ejerce la función peculiar
apreciando el resultado de averiguaciones del sumario, pidiendo sobreseimientos o
una vez abierto el juicio la absolución de las personas injustificadamente acusadas,
etc. Está obligado a ejercitar la acción penal apenas llegue a conocimiento de que
existen indicios de delito. En su actuación el fiscal puede encontrar delicados
problemas de conciencia sobre todo en aquellos delitos que por presión de grupos
de opinión pública se pretende que dejen de serlo como sucede en el caso del
aborto dónde es loable la actuación del fiscal a afrontar un proceso impopular, sin
embargo tiene obligación jurídica y moral de oponerse claramente a ese hecho. El
fiscal puede también pecar por omisión y de esta forma preparar el camino para que
un mal moral se convierta en legal.
El juez y el matrimonio
El Juez encargado del Registro Civil y el Alcalde del municipio donde se celebre el matrimonio o
concejal en quien delegue. 2.º En los municipios en que no resida dicho Juez, el Alcalde o el delegado
designado reglamentariamente. 3.º El funcionario diplomático o consular encargado del Registro
Civil en el extranjero.

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