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Introducción
Traducir es algo más que la descodificación de un mensaje emitido en una
lengua original o de partida y su posterior codificación en la lengua materna. 1 Esta
aseveración es un principio aceptado universalmente por todos los especialistas en
materia de Traducción e Interpretación, hasta el punto de que también aquellos
dedicados a la enseñanza de la traducción se plantean qué método es el más adecuado
para enseñar a traducir.2 En efecto, no resulta fácil encontrar un método “ideal” y
genérico para la enseñanza de la traducción, fundamentalmente porque no todos los
textos susceptibles de ser traducidos exigen las mismas competencias y destrezas
lingüísticas y extralingüísticas.
No en vano existe una clasificación fundamental entre traducción general y
traducción especializada; traducción humanística y traducción científico-técnica; y, en
función del las especialidades o los ámbitos temáticos o conceptuales a los que
pertenezcan el texto original y el texto meta,3 hablaremos de traducción literaria,
traducción jurídica, traducción económico-administrativa, traducción médica o
biosanitaria, traducción periodística, traducción audiovisual, etc.
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En este sentido, cabe señalar lo expuesto por Amparo Hurtado Albir (1996: 34): “Si la traducción fuera
un mero proceso de transcodificación de una lengua a otra, para aprender a traducir bastaría con aprender
lenguas y confrontarlas, y por consiguiente los objetivos de aprendizaje de la traducción serían
meramente objetivos de tipo lingüístico […] traducir es resolver problemas, y estos problemas no son
únicamente de índole lingüística”.
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Muchos de los especialistas en Didáctica de la Traducción coinciden en que para enseñar a traducir el
docente ha de planificar cuidadosamente una metodología, no siendo adecuada la tradicional entrega de
textos por parte del docente a los alumnos, para que éstos traduzcan y la posterior revisión de las
traducciones resultantes en clase. Lejos de este planteamiento, y coincidiendo con Delisle y Bastin (2006:
18), hemos de plantearnos lo siguiente: “¿Se puede hacer algo mejor que entregar a los estudiantes textos
para que los traduzcan y luego corregirles los errores? ¿Cuántos de estos errores se deben a la falta de
método? ¿No se podría enseñar a traducir y a redactar al mismo tiempo? […] Además de las aptitudes
lingüísticas, ¿cuáles son las aptitudes fundamentales que se requieren para lograr una buena traducción?
¿Qué posibilidad existe de desarrollar estas aptitudes?”.
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En lo sucesivo emplearemos las siglas TO y TM.
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Al margen de estas primeras consideraciones, cualquier tipo de traducción exige y
presupone una “competencia traductora” por parte de aquel que lleva a cabo el acto de
traducción. Dicha competencia, señala Hurtado Albir (1996: 34 ss), viene determinada
por las siguientes subcompetencias:
1. Competencia comunicativa en el par de lenguas de trabajo (LO y LM)
2. Competencia extralingüística, de índole cultural o temático.
3. Competencia productora y comprensora de textos.
4. Competencia translatoria, que permita el cambio de una lengua a otra sin
interferencias.
5. Competencia profesional, en la que se domine los recursos y herramientas para
ejercer la traducción, y donde prime el conocimiento del mercado laboral.
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En este sentido, afirma Hurtado Albir (1996: 31) “Hay que señalar, en primer lugar, que la
denominación “texto general” entra en conflicto con el funcionamiento real de los textos, es decir, su
carácter no neutro y siempre marcado en mayor o menor grado; por otro lado, si se contemplan
únicamente textos informativo-divulgativos […] La clave de la cuestión reside […] en que la “traducción
general” hay que concebirla como la iniciación a la traducción real, que por naturaleza suele ser siempre
“especializada” en uno u otro ámbito”.
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Muchos traductólogos opinan que cualquier encargo de traducción es especializado, ya que
siempre se sitúa en unas condiciones comunicativas específicas y particulares, por lo que
difícilmente se puede hablar de la traducción general como un fenómeno opuesto a la traducción
especializada. Otra cosa distinta es que desde un punto de vista pedagógico interese hacer esta
distinción.
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Sirva como ejemplo de la complejidad del lenguaje literario el caso de la traducción al español de la
novela de Elfriede Jelinek, Lust. La autora austríaca, ganadora del Premio Nobel de Literatura en el año
2004, plantea, ya desde el mismo título, una importante decisión para su traducción. En efecto, el término
Lust tiene múltiples acepciones, entre las que se encuentran “deseo, ganas, placer, gozo, ansia,
sensualidad, apetito, gusto” y muchas otras, la mayoría de un contenido eminentemente erótico. Este
título, que en alemán lleva implícita esa carga erótica, lleva al lector a la confusión, quien al leer la novela
observa que, precisamente, lo que Jelinek plasma en su obra es una férrea crítica a la violencia sexual
ejercida sobre las mujeres. Tal vez por ello, su traductor, que en la primera traducción de 1993 emplea el
título El ansia, en una segunda traducción lo cambia por Deseo. De forma parecida, la traducción al
español o al inglés del título de la novela de Bernhard Schlink Der Vorleser también presenta pérdidas de
significado, pues ni en español –El lector – ni en inglés –The Reader – se percibe la acción de “leer en
voz alta” que está presente en el título alemán. En este sentido, cabe señalar que, en muchos casos, la
especialización lingüística depende directamente de las características propias del lenguaje literario, y de
otros factores que, aún siendo extraliterarios, influyen de manera directa en el lenguaje que emplea el
autor del texto, y que, por ende, ha de emplear también el traductor.
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Así, al enfrentarnos como traductores a un texto de la época cortesano-caballeresca, encontramos el
primer escollo en la LO, esto es, el Mittelhochdeutsch. Ese estadio de lengua tan anterior confiere a la
actividad traductora una extraordinaria dificultad, dificultad que no emana, por tanto, del hecho de
trabajar con dos lenguas tan distintas como el alemán y el español, sino precisamente de trabajar con
estadios de lengua distintos. Esto hace que existan términos o locuciones que no presenten la misma carga
semántica en alemán medieval que en alemán actual. Tal es el caso del término vrouwe, que si bien se
corresponde con el actual Frau, no presenta la misma carga semántica en Mittelhochdeutsch que en
Neuhochdeutsch.
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traducción que requiera de una serie de conocimientos especiales por parte del
traductor. Así, en el caso de los textos literarios, el traductor habrá de conocer en
profundidad aspectos como la vida y la obra del autor del TO, el contexto histórico y
social en el cual se enmarca y se gesta la obra literaria, el movimiento literario o la
escuela literaria a la cual pertenecen autor y texto, etc. Es decir, desde un punto de vista
no exclusivamente lingüístico, el traductor ha de poseer un conocimiento especializado:
funciones del lenguaje, historia de la literatura de la cultura de origen, autores,
acontecimientos históricos, culturales y sociales, historia de la lengua de partida, figuras
literarias, y otros aspectos extraliterarios que conforman el texto que ha de traducir.
[…] Je weniger in der Urschrift der Verfasser selbst heraustrat, je mehr er lediglich als
auffassendes Organ des Gegenstandes handelte und der Ordnung des Raumes und der Zeit
nachging, um desto mehr kommt es bei der Übertragung auf ein bloes Dolmetschen an. So
schließt sich der Übersetzer von Zeitungsartikeln und gewöhnlichen Reisebeschreibungen
zunächst an den Dolmetscher an, und es kann lächerlich werden wenn seine Arbeit größere
Ansprüche macht und er dafür angesehen sein will als Künstler verfahren zu haben.
Je mehr hingegen des Verfassers eigenthümliche Art zu sehen und zu verbinden in der
Darstellung vorgewaltet hat, je mehr er irgend einer frei gewählten oder durch den Eindruck
bestimmten Ordnung gefolgt ist, desto mehr spielt schon seine Arbeit in das höhere Gebiet der
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Schleiermacher, F., “Über die verschiedenen Methoden des Übersetzens”. Citado por E. Torre (2001:
227-231): “[…] Cuanto menos se haya mostrado personalmente el autor en el escrito original, cuanto más
se haya limitado a obrar como órgano receptor del objeto y más se haya ceñido al orden espacial y
temporal, tanto más se acercará la traslación a una simple interpretación. Así, el traductor de artículos
periodísticos y de descripciones de viaje corrientes está muy cerca del intérprete, y puede resultar ridículo
que su trabajo tenga mayores pretensiones y que por él aspire a ser considerado como artista. En cambio,
cuanto más haya prevalecido en la exposición la manera de ver y combinar propia del autor, cuanto más
se haya ajustado a un orden libremente elegido o determinado por la impresión, tanto más se eleva ya su
tarea a la esfera superior del arte, y también el traductor tiene que aplicar entonces a su trabajo otras
fuerzas y destrezas, y conocer a su escritor y la lengua de éste en otro sentido que el intérprete […]”.
Traducción de Esteban Torre.
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Kunst hinüber, und auch der Übersetzer muß dann schon andere Kräfte und Geschikklichkeiten
zu seiner Arbeit bringen und in einem anderen Sinne mit seinem Schriftsteller und dessen
Sprache bekannt sein als der Dolmetscher […]
(1) Jener Lorbeer wand sich einst um Hilfe, / Tantals Tochter schweigt in diesem
Stein, / Syrinx’ Klage tönt’ aus jenem Schilfe, / Philomelas Schmerz aus diesem
Hain. / Jener Bach empfing Demeters Zähre, / Die sie um Persephone geweint, /
Und von diesem Hügel rief Cythere, / Ach, umsonst! dem schönen Freund.
(Friedrich Schiller, Die Götter Griechenlands)
(2) “Das ist die Dame”, sagte er, “die Ihr in dem schönen Garten gesehen habt,
sie kehrt soeben von der Jagd nach ihrem Schlosse zurück” Florio blickte
hinaus. Da sah er das Fräulein auf einem schönen Zelter unten über den grünen
Anger ziehen […] “Das Fräulein ist nur selten zu Hause”, sagte Donati, “wenn
es Euch gefällig wäre, so könnten wir sie noch heute besuchen” […] Und bald
saßen beide draußen zu Pferde. (Joseph von Eichendorff, Das Marmorbild).
(3) Es gäbe natürlich auch Schulen in den großen Kästen. In diesen Schülen würden
die Fischlein lernen, wie man in den Rachen der Haifische schwimmt. Sie
würden z. B. Geographie brauchen, damit sie die großen Haifische, die faul
irgendwo rumliegen, finden könnten. Die Hauptsache wäre natürlich die
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moralische Ausbildund der Fischlein. Sie würden unterrichtet werden, dass es
das Größte und Schönste sei, wenn ein Fischlein sich freiwillig aufopfert, und
sie alle an die Haifische glauben müßten, vor allem, wenn sie sagten, sie würden
für eine schöne Zukunft sorgen. (Bertolt Brecht, Wenn die Haifische Menschen
wären).
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Ninfa del cortejo de Artemisa, osó burlarse del dios Eros, quien para vengarse hizo nacer en Apolo una
gran pasión. Perseguida por el dios, y ya casi perdida, Dafne pide auxilio a Zeus, quien para liberarla del
acoso de Apolo la transforma en laurel.
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Madre de siete hijos, Níobe se burló de Leto, quien sólo había tenido dos hijos, Apolo y Artemisa. Para
vengar la ofensa a su madre, Apolo asesina a los varones de Níobe y Artemisa a las hembras. Zeus la
transforma en roca, de la que posteriormente nacerá un manantial, que no es otra cosa que las lágrimas de
Níobe.
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Ninfa de los montes de Arcadia, Siringe es perseguida por Pan, que intenta hacerla suya. Las náyades
del río Landón la ayudan a librarse del acoso del dios convirtiéndola en caña. Desde entonces, cuando Pan
oía el sonido del viento entre las cañas, pensaba que era la voz de Siringe. Filomela, también perseguida y
violada por su cuñado, es transformada en ave para librarse del acoso. Deméter es la diosa de la tierra
cultivada. Çon el permiso de Zeus, abandona el Olimpo para buscar a su hija Perséfone. Citerea es otro de
los apelativos de Afrodita, diosa del amor y de la belleza.
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cortesía Ihr ha de encontrar un referente en español que implique la caballerosidad y la
cortesía propias de los protagonistas. Finalmente, y puesto que la joven que aparece en
el fragmento pertenece a una clase social elevada, como se deduce del propio texto,
pues vive en un castillo o palacio, la traducción literal de zu Hause sein daría lugar a un
anacronismo impropio del discurso de la época en la cual transcurre la historia.
Las traducciones resultantes, una vez contemplados todos estos aspectos, podrían
ser las siguientes:
(a) Aquel laurel se retorcía antaño pidiendo auxilio, / la hija de Tántalo calla en esta
roca, / La queja de Siringe sonaba en cada caña, / El duelo de Filomela
emanaba de aquel bosquecillo. / Aquel arroyo recibe las lágrimas de Deméter /
quien llora por Perséfone / y desde aquella colina Citerea llama/ ¡Ah, en vano!
al bello amante.11
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No pretendemos llevar a cabo una traducción poética aquí. Dado el carácter de nuestro estudio, se ha
optado por una traducción del contenido de los versos, a fin de especificar aquello que se pretende reflejar
en los ejemplos.
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(b) “Esta es la dama”, dijo, “que habéis visto en aquel hermoso jardín, justamente
regresa de la caza a su castillo”. Florio miró hacia fuera. Entonces vio a la joven
sobre un bello palafrén atravesar el verde prado. […] “La dama rara vez está en
palacio”, dijo Donati. “Si os complaciese, podríamos visitarla hoy mismo” […]
y al poco ambos caballeros montaban a lomos de sus caballos.
(c) Naturalmente, también habría escuelas en las grandes jaulas. En estas escuelas
los pececillos aprenderían cómo nadar entre las fauces de los tiburones.
Necesitarían, por ejemplo, conocer la Geografía, para poder encontrar a los
tiburones grandes, que están holgazaneando por doquier. La cuestión principal
sería lógicamente la formación moral de los pececillos. Se les enseñaría que lo
más importante y lo más bello es que un pececillo decida voluntariamente
sacrificarse, y que todos deben creer a los tiburones, especialmente cuando
éstos afirman que se preocupan por un futuro mejor.
(d) PAULET. Yo la entregaré. ¡Mirad! ¿Qué es esto que asoma aquí? (abre un resorte
secreto y saca de un cajón oculto una joya). ¡Una tiara real, llena de piedras
preciosas, y adornada con las lilas de Francia!
Conclusiones
A tenor de lo expuesto a lo largo de este estudio, cabe señalar las siguientes
conclusiones:
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de su traducción, ya que ha de concebir la acción que tiene lugar en los huecos
que presenta el TO del mismo modo que lo haría su autor. Sólo así el resultado
podrá ser un TM que recoja todos los elementos lingüísticos, culturales e
intencionales que están presentes en el TO, garantizando, mediante la
traducción, que el efecto del TM será idéntico al que el TO provoca en los
lectores de la lengua y la cultura de partida. En definitiva, el traductor es, en
primer lugar, y antes de iniciar la traducción del texto, un lector sui géneris.
3. Para que la traducción resultante sea fiel al sentido del TO, y para que produzca
en el lector de la cultura meta el mismo efecto que el texto alemán tiene sobre el
lector de la cultura origen, es imprescindible la formación filológica del
traductor, sin la cual el análisis del texto de partida, y la comprensión de
aquellos elementos paratextuales que pueden acompañar al TO y de los factores
extralingüísticos y extraliterarios que conforman la obra literaria resulta
prácticamente imposible.
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