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El descubrimiento de América: factores que posibilitaron el descubrimiento

Fue un acontecimiento histórico de extraordinaria importancia por las consecuencias


tan profundas que trajo consigo. Es considerado el hecho que marcó el advenimiento
de la época moderna por las repercusiones económicas, políticas y sociales que
transformaron al mundo. La culminación de proceso de la expansión atlántica de la
Corona de Castilla fue el descubrimiento de América en 1492, debido a los factores
geográficos y científicos.

Antecedentes científicos y económicos del Descubrimiento de América

Los factores que intervinieron se deben a una serie no interrumpida de motivos e


intereses económicos que nacen con las Cruzadas y terminan con las actividades
geográficas del siglo XV.

1. Los factores económicos fueron el comercio entre China, India, Persia, Arabia,
Costas de Fenicia, Palestina y Asia Menor, con Europa, teniendo el Monopolio
comercial los puertos de Génova y Venecia; se comerciaba con productos como, las
especias (canela, clavo, nuez moscada, pimienta, etc.) así como las sedas, tapetes,
tejidos, marfiles, joyas y perfumes orientales.

Las ciudades medievales dejaban una economía cerrada (producir lo que se


consume), para abrir paso a una economía comercial: La expansión de los turcos
otomanos en el Asia Menor, Costas del Mar Negro y el Mediterráneo oriental, que
interrumpió los caminos del comercio europeo con el oriente. Los europeos buscaron
un camino más corto a la India.

2. El afán aventurero del hombre en busca de gloria, fortuna y prestigio en una


Península Ibérica donde la reconquista había terminado y las fórmulas de
enriquecimiento rápido, por ende, también.

3. La expansión del cristianismo, como regla evangélica impulsada por las órdenes
religiosas.

Los factores científicos que influyeron en los descubrimientos fueron:

1. Las doctrinas acerca de la esfericidad de la tierra de la tierra (Toscanelli, Pedro de


Aliaco).

2. El descubrimiento de la longitud de la circunferencia de la tierra entre los sabios de


la Antigua Grecia.

3. Elementos náuticos como la burbuja, la carabela, el compás y el astrolabio (para


guiarse por la noche sin navegar cerca de la costa).

4. Narración y viajes de Marco Polo.

5. Acumulación primitiva de capital, metales preciosos.


6. El progreso de la economía monetaria.

7. La expansión del crédito, de los bancos y de las bolsas.

8. La revolución de precios en Europa.

9. El comercio en las nuevas tierras estimuló el rápido crecimiento de la burguesía


mercantil (inicio del capitalismo mercantil) y la declinación de la antigua nobleza
territorial.

10. Aceleró las investigaciones científicas; en la biología, física, la química, la


antropología al contacto con las nuevas razas descubiertas.

11. Se estableció el mestizaje en algunas regiones descubiertas, con las mezcla de


europeos y tribus indígenas.

12. Los progresos experimentados en la cartografía, como el Imago Mundi, obra


escrita por el cardenal Pedro D´Ally en 1410, en la que se intuía la redondez y las
medidas aproximadas de la Tierra.

13. La construcción de navíos como la carabela, barco de alta borda y grandes velas
cuadradas que permitía adentrarse en la mar con ciertas garantías.

Pero, tal vez, la caída de Constantinopla en 1453 en manos de los turcos, sea la causa
final. Se había cerrado el comercio para los europeos por la tradicional vía terrestre de
abastecimiento de las apreciadas especias, perlas preciosas y sederías, que discurría
a través de Asia. Para traerlas a Europa no había más remedio que encontrar nuevas
rutas marítimas para llegar al Lejano Oriente, desde donde se importaban. A esa labor
se aplicaron las cortes portuguesa y castellana. En Portugal, el infante Enrique el
Navegante (1394-1460) impulsó los viajes de exploración por la costa africana a
mediados del siglo XV. Los portugueses conquistaron viejas ciudades y fundaron
fábricas en la costa africana para utilizarlas como base de sus expediciones. En 1487,
Bartolomé Díaz dobló el cabo de Buena Esperanza y, en 1498, Vasco da Gama
consiguió llegar hasta la India navegando por la costa de África. Los portugueses
crean un imperio marítimo defendido por fortalezas costeras, como Goa en la India, y
Macao en China; desde ellas comerciaban con las tierras del interior, consiguiendo oro
y esclavos en África y especias en la India.

Frente a la ruta portuguesa, existía otra alternativa, basada en la convicción de la


redondez de la Tierra: atravesar el Atlántico rumbo al oeste. Suponía perder de vista la
costa durante casi toda la travesía, de ahí que el rey Juan II de Portugal la rechazara.
En 1486, Cristóbal Colón, un marino genovés, se trasladó a Castilla y presentó a los
Reyes Católicos su propuesta, que aunque bien acogida por los marinos andaluces,
no tuvo mucha acogida en la corona. Según él, la ruta oeste era más corta que la ruta
africana; calculó que la distancia entre las Canarias y Cipango (Japón) era de 2.400
millas, y que se podía hacer en un mes de navegación (aunque la distancia real era de
10.600 millas). Aunque los científicos de la corte castellana no negaron la posibilidad
teórica del proyecto, sí de su duración y de la distancia calculada por Colón. De hecho,
Colón tuvo que esperar siete años, parte de ellos pasados en el convento de La
Rábida (Huelva) donde entablará amistades con navegantes y nobles cercanos a los
Reyes Católicos, hasta que, por fin, los monarcas accedieron a financiar su viaje. Una
vez terminada la conquista de Granada, la reina Isabel, alentada por el tesorero Luis
de Santángel (judío valenciano encargado de las cuentas reales), accedió a firmar con
el marino genovés las Capitulaciones de Santa Fe (17 de abril de 1492), que daban la
pauta al proyecto de Colón. Por este tratado, éste recibía el título de almirante de las
tierras que descubriera y obtendría el 10% de las posibles ganancias y el título de
Almirante del mar océano. Todos los territorios descubiertos quedaban bajo la corona
de Castilla.

La expedición estaba compuesta por las carabelas Pinta, Niña y Santa María, tres
embarcaciones que no medían más de 30 metros de largo y 8 de ancho, y con 150
hombres de tripulación, la mayoría soldados que habían participado en el proceso de
reconquista. Tras varios retrasos, la compañía de barcos salió del puerto onubense de
Palos al 3 de agosto, y tras reparar La Niña en las islas Canarias, se adentra en el mar
Tenebroso y tras varios intentos de motín y 33 días de penoso viaje, llegó el 12 de
octubre de 1492 a la isla caribeña de Guanahaní (San Salvador). Días más tarde
salieron otra vez al mar y llegaron a un puerto que llamaron San Nicolás y a otra isla
que llamaron La Española, hoy isla de Haití o de Santo Domingo. Los habitantes de La
Española los recibieron muy bien y los obsequiaron con oro. Más tarde, en la noche
del 24 de diciembre, encalla "la Santa María" y, a pesar de la ayuda de los nativos, no
pueden recuperarla y Colón edifica el "Fuerte Navidad " con sus restos. Esta fue la
primera Colonia española en el Nuevo Mundo El 4 de enero Colón salió con "la Niña" y
“la Pinta” rumbo a España y el 15 de marzo de 1493 llegó al Puerto de Palos. Los
Reyes Católicos, que a la sazón estaban en Barcelona, celebraron triunfalmente la
hazaña. A su regreso trae consigo unos indios, que fueron bautizados en el
monasterio de Guadalupe, convencido de que había llegado a las “Indias”. Colón
realizará cuatro viajes en total. En el segundo (1493) se organiza ya una expedición de
diecisiete buques y mil quinientos hombres. En el tercero (1498) se llega a las costas
continentales de Venezuela. En el cuarto viaje (1502) fue acompañado por su hijo
Fernando, de 13 años, sufrió, de nuevo, graves descalabros entre sus barcos,
regresando en 1504 enfermo. Morirá pobre y olvidado en 1506 en Valladolid sin saber
que ha descubierto un nuevo mundo. El nombre de América lo recibió por Américo
Vespuccio, un navegante italiano al servicio de Castilla, quien difundió que el territorio
encontrado no eran las Indias si no un nuevo continente. La carrera naval emprendida
entre las coronas ibéricas provocó numerosas embajadas diplomáticas entre ellas. El
Papa español Alejandro VI trató de mediar y redactó la bula Inter Caetera (1493)
delimitando las respectivas áreas de influencia de ambas monarquías, en una línea
situada a cien leguas al oeste de las islas Azores. Pero las reticencias de Portugal a
aceptar esa delimitación llevaron, poco después, a que en 1494, al Tratado de
Tordesillas, en el cual se establece una línea divisoria situada a 370 leguas al oeste de
las islas de Cabo Verde, entre los dominios transatlánticos de uno y otro reino. Ello
posibilitaría los derechos portugueses sobre Brasil.
Tema principal de Diario a bordo de Cristóbal Colon (viernes, 14 de diciembre a
miércoles 26 de diciembre)

El oro americano

Para la Corona española el “oro de Indias” era un simple medio de conservar la unidad
europea del Imperio, que el azar y la antigüedad habían depositado en sus manos, y
de expandir la Cristiandad. No obstante, los filones americanos fueron importantes
para la consolidación del capitalismo europeo, en un contexto (siglo XV) de escasez
de metales preciosos y de subdesarrollo de la letra de cambio y la compensación
bancaria. El aumento de la producción y la riqueza motivaban la sustitución del
trueque y de las prestaciones personales de tipo feudal por el pago en metálico (oro y
plata) que la producción minera europea no podía cubrir. El oro portugués africano,
cuya búsqueda fue el primer incentivo para las exploraciones de ese país, era
indispensable, pero dejaba pocos excedentes al invertirse en la compra de especies
asiáticas. Al finalizar el siglo la situación deflacionaria provocaba la caída de los
precios ante el aumento constante del precio del oro. El Descubrimiento tuvo una
importancia crucial para la economía europea. El siglo XVIII vería una recuperación
enorme hasta alcanzar los máximos anteriores, como fue confirmado por los cónsules
extranjeros. El oro seguiría descendiendo sin embargo, hasta la aparición de los
yacimientos brasileños.

Moneda de plata acuñada en el reinado de Felipe II (1597), y mineral con vetas de


plata. En un principio, la llegada de los metales preciosos americanos dinamizaron la
economía española, especialmente las ciudades y zonas exportadoras, pero luego se
impuso la competencia extranjera en el terreno industrial. Se dio una subida de precios
(aunque combinada con el crecimiento demográfico) que se multiplicó por cinco a lo
largo del siglo XVI. Desde luego no enriqueció a la Corona, que lo gastó todo en las
empresas exteriores (Flandes, Italia, turcos...), pero estimuló el comercio europeo,
llegando hasta Oriente, especialmente India y China. De manera que América sólo
tuvo una aportación significativa a finales del siglo y del reinado de Felipe II,
aproximadamente menos de una cuarta parte. Con todo, en la llamada “revolución de
los precios” del siglo XVI, relacionada con la llegada de los metales preciosos, hay que
considerar el propio crédito como estímulo a la inflación, el alza de la tasa de inflación
ya antes de la llegada de los metales y el crecimiento demográfico que estimulaba la
demanda. Castilla sola debió de sostener el esfuerzo financiero, ante una amplitud de
los compromisos imperiales que no podía sostener el débil capitalismo local, con lo
que se integró en el circuito capitalista internacional (dominado por Génova y
Amberes) como fuente de ingresos, lo que se sancionó con el permiso para exportar
metales directamente en 1566. Y no sólo comerciantes y financieros franceses,
italianos, flamencos o alemanes se aprovecharon del intercambio americano, sino
aragoneses y catalanes, que desde 1524 negociaban libremente desde Sevilla. Los
vascos se beneficiaron grandemente, por ejemplo el 80 % de los barcos que hacían la
travesía atlántica entre 1520 y 1580 se construyeron allí. Con la creación de los
monopolios por Felipe V, los vascos y catalanes controlarían casi todo el comercio
americano.

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