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El día más helado en lo que iba del año llegaba a su fin en Amauronia, el reino del invierno eterno,

ubicado en los cielos, gobernado por Locria, Diosa de los Hielos, capaz de forjar armaduras usando
el poder del invierno eterno. Locria tenía un aspecto joven, tez blanca y un cabello ondulado y negro.
Amauronia era protegida por hidalgos aprobados y designados por Locria, ellos eran conocidos como
los Caballeros de Locria o Caballeros de los Hielos, cada uno tenía un símbolo protector, ellos no
usaban armas, porque de un golpe causaban tantos daños como un meteorito y de un puntapié podían
mover montañas, eran los poseedores de las grandiosas armaduras de Locria. "Por el pueblo, por
Amauronia y por Locria" era su lema. Los Caballeros de los Hielos cumplían misiones, como ir a
inspeccionar en otros reinos o lugares vírgenes para observar si había algún peligro para Amauronia
y sus habitantes, que eran Semidioses y seres de hielo, estos últimos era conocidos como los "Golems"
.Todos los habitantes de Amauronia, sean Golems, Semidioses o los mismísimos Caballeros de los
Hielos, Locria siempre se preocupaba de sus necesidades lo más que podía, llegando hasta a reparar
las armaduras de sus Caballeros, esto le costaba mucho, ya que la Diosa de los hielos había forjado
las armaduras de los Caballeros de los Hielos hacia miles de años*, por lo menos.

Lograr ser un Caballero de Locria era muy complejo, hasta para los mejores. Cada vez que un
Caballero moría o ascendía de armadura, nacía alguien digno para estar en el lugar del anterior y
proteger Amauronia, para que la decisión fuera tomada, se hacían torneos en el que el vencedor
conseguía una armadura forjada por Locria, y se volvía un Caballero de los hielos.
Tiempo después de la muerte de un Caballero de los Hielos sufrida en combate, se está disputando la
última batalla en la Tierra por la armadura del Zorro Ártico, que atraía a mucho público. Uno de los
contrincantes era Óliver, él era gigante, fornido, tez levemente oscura, calvo y su cuerpo se asemejaba
al de un toro furioso, su rival era Aarón, una persona delgada, joven, de baja estatura para su edad,
de un aspecto débil, pálido y de un cabello levemente largo siempre desordenado. El réferi vestido
con una túnica y una máscara, dijo muy serio.
-. Cientos han participado y ustedes han vencido, muchos combatieron, pero ustedes sobrevivieron -
El réferi respira hondo y continúa con su discurso, serio como en velorio -. Ahora se disputará la
última batalla por la armadura del Zorro Ártico. -
-. ¡Oh! ¡La armadura del Zorro Ártico! ¡Desde que tengo memoria que he deseado ser el poseedor
de tan maravillosa armadura! – Exclamó Aarón ansioso y nostálgico.
-. ¡No mientras yo te lo impida, enano!- Respondió Óliver eufórico y furioso.
-. Que gane el mejor... y... ¡Que empiece el combate! – Anunció el réferi.
Una vez iniciado el combate, Óliver atacó furiosamente a Aarón y lo agarró del cuello -. ¡Tú no eres
rival para mí! ¡Además te queda muy grande esa armadura! - Decía Óliver mientras ahorcaba a su
rival. -. Pero para que el público disfrute, te haré sufrir lentamente - Óliver apenas dejaba respirar a
Aarón -. Entonces... mmmh... ¡Empecemos con las manos!- Se escucha el sonido de un corte, Óliver
y Aarón salen volando como si la causa fuera una explosión y un par de manos cae en medio de la
zona de combate.

*: Locria forjó 3 diferentes tipos de armadura: la armadura tundráica, la boreal y la polar, la armadura
tundráica era la que se ganaba en los torneos y era la armadura más básica. La armadura boreal y polar deben
ser conseguidas por mérito, la armadura polar la poseen los más experimentados.
-. Creo que eso, se te fue de las manos – Dijo Aarón, poniéndose en guardia.
El público se asombró al ver ese acontecimiento.
-. ¡¿Cómo demonios hiciste eso!? – Decía Óliver adolorido, poniendo sus brazos en la arena para que
estos dejen de sangrar. -. ¡Me las pagarás! -. Exclama Óliver muy furioso mientras intentaba atacar a
Aarón con los muñones que le quedaban.
-. ¿Acaso tú no sabes? – Dice Aarón, agarrando el muñón de Óliver.
-. ¡¿Saber qué!? – Exclama eufórico y dudoso Óliver.
-. Tal vez tú tendrás el cuerpo de los Caballeros, pero ¿Acaso tú has sentido el poder del invierno
eterno correr por tus venas? – Responde Aarón, soltándole el muñón a Óliver
-. ¿Tú, el poder del invierno eterno? ¿Correr por tus venas? – Dice Óliver incrédulo y riendo a
carcajadas -. Si realmente posees el poder del invierno eterno... ¡Demuéstralo! – Exclama Óliver muy
provocador.
-. Si tú lo pides, yo te lo voy a demostrar, pero no te preocupes, te perdonaré la vida. – Responde
Aarón muy calmado, poniéndose en guardia.
-. ¿Qué estás haciendo? – Pregunta Óliver Aburrido mietras su rival hacía extraños movimientos con
sus extremidades.
-. ¡Esto no puede ser posible! - Exclamó alguien del público. -. ¡Está haciendo los 15 trazos que
conforman el Símbolo del Zorro Ártico! – Dijo anonadada la persona del público.
-. Ya me aburrí – Rezonga Óliver muy aburrido. - ¡Enano! ¡Se te acabó el tiempo! – Grita muy furioso,
corriendo hacia su rival.

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