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Guía

Rápida y Breve
sobre el

Aceite de Coco
y su relación con la

Dieta Cetogénica
de Jessika Ero
Descargo de responsabilidad

El presente libro y toda la información contenida en él está orientada


a proporcionar información fiable y exacta sobre el tema que trata.
Todos los conocimientos incluidos en este ejemplar son
considerados divulgativos y como mera fuente de entretenimiento.
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cualquier dolencia, enfermedad o cualquier tipo de perjuicio o daño
ocasionado por la aplicación de los metodos contenidos en este libro.
Es imperativo que el lector visite a un profesional cualificado
(médico, nutricionista, etc...) antes iniciar cualquier cambio en su
régimen alimenticio. Con la compra y lectura de este libro, el lector
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Comencemos por el comienzo

Desde hace un par de años que el aceite de coco se convirtió


en la estrella del show nutricional. Personas alrededor de todo el
mundo empezaron a descubrir los beneficios de los TCM (luego te
explicaré qué son) y se convirtió en la rockstar de los
superalimentos. Pero, al igual que las estrellas del rock de verdad,
cuanta más gente te quiere, más gente te odia (haters gonna hate), y
empezaron a surgir detractores por todos los lados. De repente el
mundo nutricional había iniciado una guerra civil entre los milagros
del maravilloso Aceite de Coco y los estragos del terrible Aceite de
Coco. Y, ¿Quién ha ganado la batalla? Pues a día de hoy, ninguno de
los dos bandos ¿Por qué? Porque la realidad está, al igual que en las
guerras de verdad, en un punto intermedio. Ni los TCM son el
demonio, ni curan el cáncer con sólo mirarlos. “No existe el veneno,
sino la dosis” decía mi profesora de química del instituto (creo que
citaba a algún personaje histórico, pero no me acuerdo). Todo
depende del uso que le des al Aceite de Coco y con qué propósitos lo
uses. Y aquí es donde empieza mi trabajo, para informarte lo mejor
que pueda y que seas capaz de analizar por ti mismo/a los beneficios
y los contras del Aceite de Coco.

Así que, empecemos por el comienzo. ¿Qué es el Aceite de


Coco? El Aceite de Coco es una grasa saturada. “Saturada”
significa que las moléculas de éste alimento están completamente
rodeadas por hidrógeno ¿Qué sería lo contrario? Pues el Aceite de
Oliva, por ejemplo, el cuál está formado por moléculas que no tienen
todas sus extremidades hidrogenadas (esto suena complicado pero
¡no te preocupes!, yo te lo explico). ¿Qué pasa si pones un poco de
grasa de cerdo (grasas saturadas) en tu encimera de la cocina?
¡Nada! No se oxida (no se pudre) y puede aguantar muuuuuuucho
tiempo sin tener que estar en la nevera. ¿Por qué? Porque como es
una grasa saturada, las extremidades de su molécula están rodeados
de hidrógeno y, por lo tanto, el oxígeno del aire no puede penetrar
(No hace falta que te explique que el oxígeno es lo que hace que las
cosas se oxiden, ¿verdad? Oxigeno...Oxidar...).
Pero, esto no quiere decir que todas las grasas saturadas sean igual
de buenas o de malas. Es decir, no significa que, por ejemplo, la
grasa de cerdo sea igual al aceite de coco en lo que a beneficios se
refiere. Por ejemplo, entre estas dos hay una diferencia enorme si
hablamos de absorción digestiva. Y es que el Aceite de Coco es tres
veces más fácil de digerir para nuestro organismo que la grasa de
cerdo. Esto es un pelín difícil de explicar (¡Tranquilo, seguro que tú
puedes con ello!) así voy a simplificar la anatomía molecular a
niveles de parvulario, ¿vale? Imaginemos que las moléculas son
bichitos con brazos. Como ya sabes, en las grasas saturadas estos
bichitos tienen todos sus brazos ocupados con una bolita de
hidrógeno ¿Vamos bien? ¡Vale! Ahora, la molécula de la grasa de
cerdo tiene la friolera de 32 brazos, todos y cada uno de ellos con su
bolita de hidrógeno. La molécula del Aceite de Coco tiene solamente
8 bracitos. Fíjate en la diferencia tan grande entre los dos. Esto
significa que a tu organismo le va a costar muchísimo más digerir un
trozo de grasa de cerdo que un poco de Aceite de Coco. De hecho, a
las personas a las que se les ha realizado una operación de reducción
de estómago o alguna cirugía en el intestino, se les recomienda que
incluyan los TCM (ahora voy con los TCM) en su régimen tras la
operación, porque éstos se digieren tan fácil que no requieren de
ningún esfuerzo metabólico para su absorción. No era tan difícil,
¿verdad?

Como imagino que ya intuyes, el Aceite de Coco y los TCM son


conceptos relacionados entre si. Ya sabemos lo que es el Aceite de
Coco. Pero, ¿Qué son los TCM? Los TCM son los Triglicéridos de
Cadena Media. Esto suena a chino, pero te explico: La mayoría de
las grasas que consumimos en nuestro día día son Triglicéridos de
Cadena Larga (TCL) que son las grasas que tanto conocemos y
tanto evitamos ¡Las grasas malas, vamos! Los TCM suelen
sintetizarse a partir de aceite de coco y normalmente están presentes
en nuestra dieta en cantidades muy pequeñas y hay pocas fuentes
naturales que los contienen. Osea, abreviando, TCM es el nombre
técnico y Aceite de Coco es el nombre común de calle. Para que lo
entiendas, es como el ácido acetilsalicílico y la aspirina (nombre
técnico/nombre de calle). Los estudios más recientes están
demostrando una correlación importante entre los TCM y la pérdida
de peso.
Beneficios del Aceite de Coco

Ahora, durante muchos años se ha vendido la idea de que las grasas


saturas son malas. Tanto, que la gente ya ha adquirido el hábito de
evitarlas. No se toma grasa de cerdo, no se comen grasas fritas, etc...
Y ahí empezaron a surgir miles de sustitutos apoyados y
subvencionados por las grandes multinacionales para sacar tajada
económica de la mala imagen de las grasas saturadas. Surgieron los
aceites de maíz, aceites vegetales, etc... que trajeron nuevas formas
de perjudicar la salud (pero esto es tema de otra mini-guía).
La verdad es que el Aceite de Coco tiene ciertos compuestos que son
muy beneficiosos para la salud y nuestro metabolismo. De hecho,
éste se compone mayoritariamente de tres ácidos, a saber, el ácido
láurico, el écido céprico y el ácido carpilico. ¡Vamos con ellos!

Ácido Láurico

El ácido láurico es un componente del Aceite de Coco y supone


alrededor del 60% de la composición de éste. La característica que
hace especial a este ácido es que forma parte de los llamados aceites
funguicidas, es decir, que tiene la propiedad de matar hongos.
Además, es también un ácido antiviral, es decir, que combate los
virus. Y, por si no fuera poco, es también un ácido bactericida que
ataca a las bacterias. Si sumamos todas estas propiedades, es obvio
que el ácido láurico goce de tan buena reputación. Hasta el día de
hoy, hay estudios científicos que prueban su eficacia contra el
herpes, la influenza, el citomegalovirus e incluso el VIH (éste último
todavía está en investigación).
Ácido Cáprico

Aunque actualmente se sigue investigando las propiedades del ácido


cáprico, éstas no están tan comprobadas y ratificadas como las del
ácido láurico. Se tiene nociones de que el ácido cáprico también es
antibacteriano y funguicida, además de mejorar los trastornos
digestivos y la mala absorción de lípidos. Independientemente de
sus beneficios para la salud humana, la importancia del ácido cáprico
es reconocida por otras industrias ya que es usado ampliamente en la
producción de perfumes, sustancias aromatizantes, agentes
humidificadores y aditivos alimentarios.

Ácido Caprílico

El ácido caprílico es el tercer componente del Aceite de Coco, y el


que se encuentra en menor medida (alrededor de un 10%). El ácido
caprílico ha sido reconocido como antibiótico y antifúngico y en el
organismo se encarga de mantener alejados los patógenos de la
leche. Actualmente es un ácido muy utilizado para la candidiasis, la
infección causada por el hongo candida. Esta afección actúa tanto en
la piel como en las mucosas y genitales.
Dosis recomendadas del Aceite de Coco

¡Hala que sobredosis de arco iris y unicornios! Ahora va a resultar


que el Aceite de Coco es la fuente de la juventud que buscaba Ponce
de León y nosotros aquí perdiendo el tiempo con el aceite de oliva.
¡Pues no! El Aceite de Coco esconde una parte malvada que puede
hacer mucha pupa a nuestro organismo. Y es que, esas mismas
propiedades anti bacterianas, fungicidas y anti virales pueden pasar
de matar bichitos malos en nuestro organismo a matarnos a nosotros
en cuestión de horas. ¿Y cómo es eso? Recuerda la frase de mi
antigua y sabia profesora de química “No hay veneno, sino dosis”.
Un paracetamol puede quitarte el dolor de cabeza; veinte pueden
llevarte al hospital. Pues esto es exactamente lo mismo.

Y, ¿Cómo hacer para no intoxicarnos de tanto beneficio? Con una


dosis gradual. Esa es la clave. Incorporando poco a poco el Aceite
de Coco en nuestra dieta, vamos a permitir que desintoxique nuestro
organismo y que le de tiempo a expulsar a todos esos bichitos malos
que se acaba de cargar. Así evitamos efectos secundarios y
reacciones nefastas. Ahora, escúchame porque esto es muy
importante. ¡Debes visitar a tu médico antes de empezar algún
cambio en tu dieta personal! Ya sea tomar aceite de coco o empezar
una dieta a base de zanahorias como los conejos. TODO cambio en
tu dieta debe estar supervisado por un profesional. Las dosis de
Aceite de Coco que tú puedes tomar deben estar guiadas por tu
médico de cabecera. ¿Por qué? Porque las dosis van a variar
dependiendo de tu organismo, actividad física, historial clínico, sexo,
edad, etc... Nadie, Nunca, Ever podrá decir “los adultos pueden
tomar X ml de Aceite de Coco al día”. Si alguien te dice eso está
mintiendo (y hay muchos libros y “profesionales” que pecan de
ello).
¿Cuando llegan los problemas? Cuando Federico que lleva 20 años
con sobrepeso quiere perder 10 o 20 kilos en un par de semanas
(¡cosa que no es posible!) y alguien le dice que tome cierta cantidad
al día de Aceite de Coco porque eso le ayudará a adelgazar. O
cuando Federica tiene tal enfermedad o afección y un amigo le ha
recomendado que tome Aceite de Coco porque eso le saneará el
problema. Pues el cuento acaba, en el mejor de los escenarios, con
Federico y Federica en la planta 3 del Hospital Clínico de la Virgen
de las Dietas Milagro.

Dicho esto, os muestro aquí una tabla ORIENTATIVA (no me


hagas repetir la necesidad de visitar a tu médico) sobre las dosis de
Aceite de Coco respecto al peso de cada cuerpo:

Más de 11 Kg: 1 Cucharada al día


Más de 23 Kg: 1 1/2 Cucharadas al día
Más de 34 kg: 2 Cucharadas al día
Más de 45 Kg: 2 1/2 Cucharadas al día
Más de 57 Kg: 3 Cucharadas al día
Más de 68 Kg: 3 1/2 Cucharadas al día
Más de 79 Kg: 4 Cucharadas al día
Perjuicios del Aceite de Coco

Hasta donde se sabe hoy en día, no existen contraindicaciones en el


consumo de Aceite de Coco más allá de los perjuicios ocasionados
por no cuidar las dosis (que ya te he mencionado antes). ¿Esto que
quiere decir? Que el consumo responsable y racional del Aceite de
Coco no representa ningún peligro para nuestra salud.
Más allá de esto, podríamos hablar (y lo haremos) de si el Aceite de
Coco cura el alzhémire, de si su uso en el tratamiento del cáncer está
recomendado o no, de si sube el colesterol y todas esas historias
(muchas de ellas puros mitos) que circulan por la red sobre el Aceite
de Coco.
Entonces, ¿por qué, si no existe parte negativa en el consumo de
Aceite de Coco, éste goza de tan mala reputación? Bueno, que
conste antes que nada que no pretendo justificar nada ni a nadie.
Como te expliqué en la introducción, yo no estoy aquí para venderte
humo ni convencerte de lo super-guay que es el Aceite de Coco. Yo
sólo quiero que tú, querido lector, estés informado. Y, basándonos en
los hechos, a día de hoy no hay ningún estudio científico que
identifique alguna contraindicación en el consumo de Aceite de
Coco.
Partiendo de esta premisa, es de suponer que existen ciertas razones
no científicas que explican la mala reputación del Aceite de Coco.
La más obvia y lógica de estas razones son las presiones de las
industrias de los otros aceites. Es, para que lo entiendas, como las
grandes multinacionales automovilísticas que presionan a los
gobiernos a poner trabas a los coches eléctricos. O las empresas de
luz esforzándose en que no se permita la instalación de paneles
solares en las casas. ¿Por qué nadie, en su sano juicio, querría tirar
piedras a su propio tejado? Las automovilísticas quieren seguir
vendiendo coches, las eléctricas siguen queriendo cobrarte la luz y,
por lógica, las empresas dedicadas a la producción, empaquetación y
distribución de los aceites más usados (oliva, semilla, soja...) van a
querer convencerte que cualquier otra opción es tan mala como un
mismísimo villano Disney.
Otra razón poderosa es, con perdón, la ignorancia del populacho
(¡que nadie se me ofenda!). Como ya sabes, el Aceite de Coco se
categoriza dentro de las grasas saturadas y, como también sabes, hay
diferentes tipos de grasas saturadas (la grasa de cerdo y el aceite de
coco, por ejemplo). Por norma, siempre se ha señalado a las grasas
saturadas como culpables de hacer engordar a la gente, y, hasta
cierto punto, esta afirmación es correcta. Por ejemplo, ¿recuerdas la
molécula de la grasa de cerdo con sus 32 bracitos? Esos 32 bracitos
suponen una carga gigantesca que digerir para nuestro organismo, y
mucha de esa grasa acabará, si o si, en las cartucheras. Pero el Aceite
de Coco es un TCM, por lo que sus 8 bracitos se absorbe al instante
y se digiere sin necesidad de digestión. Entonces, el Aceite de Coco
no engorda. Por lo tanto, la afirmación de que las grasas saturadas
engordan, es un mito. Pero la gente de a pié no se interesa por estos
detalles y el gentío acaba haciendo una simple regla de tres: El
Aceite de Coco es una grasa saturada y a mí me han dicho que las
grasas saturadas engordan, luego el Aceite de Coco engorda. Si ya lo
decían los romanos... la mujer del César no ha de ser buena, sino
parecerlo. O como decimos por estos lares, crea fama y échate a
dormir.
El Aceite de Coco y la Dieta Cetogénica

Parte de la importancia del Aceite de Coco se debe a que es una


parte importante de la dieta cetogénica (o Dieta Keto). La dieta
cetogénica es un régimen alimenticio que se basa en la reducción de
ingesta de carbohidratos para conseguir un estado de cetosis en el
cuerpo y que el organismo queme grasa en vez de la glucosa.
Aquí podría explicar qué es la cetosis, la glucosa y todo lo
relacionado con la dieta keto, pero eso me tomaría días y días para
explicártelo todo. Mas o menos me tomaría el mismo tiempo que
tardé en escribir “La Guía Definitiva de la Dieta Cetogénica”, un
libro donde explico de pé a pá todo lo que hay que saber sobre la
dieta keto y te ayudo a iniciarte en ella paso a paso. Si estás leyendo
esto es porque, imagino, ya estás familiarizado con la dieta
cetogénica y no necesitas que te lo vuelva a explicar. Si no tienes ni
pajotera idea de lo que te estoy hablando, echa un vistazo al libro o
escríbeme a jessikaero@yahoo.com y responderé a todas las
preguntas y cuestiones que tengas. De hecho, si durante la lectura de
este libro te surge alguna duda sobre el Aceite de Coco, no dudes en
escribirme.
Bueno, continuemos. ¿Recuerdas los TCM? Vale, pues como
recordarás, los TCM se absorben muy rápido porque tienen pocos
bracitos y por lo tanto no requieren de ningún tipo de digestión.
Cuando los TCM son recibidos por el organismo, son llevados
directamente al hígado, donde pueden ser usados como energía o
convertidos en cetonas. De hecho, consumir aceite de coco es una de
las mejores maneras de aumentar los niveles de cetonas en personas
con Alzheimer u otras enfermedades del sistema nervioso (pero eso
te lo comento más tarde).
Además, ¿recuerdas que, de los tres componentes del Aceite de
Coco, el ácido láurico representaba más del 50% de éste? Pues
algunas investigaciones indican que las grasas con un mayor
porcentaje de ácido láurico producen un nivel sostenido de cetosis
porque son metabolizadas más gradualmente que el resto.
Todo esto resalta la estrecha relación entre el Aceite de Coco y la
dieta keto. Es decir, el objetivo básico de la dieta cetogénica es
llegar a un estado de cetosis y el Aceite de Coco no sólo ayuda a
alcanzar la cetosis más rápido, sino que nos ayuda a mantenernos ahí
más tiempo. Es por esto que en mi libro “La Guía Definitiva de la
Dieta Cetogénica” te ayudo paso a paso a iniciarte con la dieta keto,
proporcionándote tablas con las raciones de alimentos y TCM que
debes comer para el desayuno/comida/cena dependiendo de el tipo
de dieta cetogénica que quieras empezar.
Cáncer y Aceite de Coco

Mucho se está hablando últimamente de la relación entre el Aceite


de Coco y el cáncer, y no es para menos. Los estudios más recientes
están comprobando como el Aceite de Coco ayuda a frenar el
desarrollo del cáncer y a matar las células cancerígenas sin dañar a
las células sanas (algo que sí pasa con los tratamientos
convencionales contra el cáncer).
¿Cómo puede ser esto posible? Pues veamos un poco de biología.
Hace muchos años, los investigadores descubrieron que las células
del cáncer no pueden producir energía a través de una respiración
celular normal como el resto de células. Esto significaba que las
células cancerígenas debían alimentarse de energía por otra vía, y
algunos años más tarde se descubrió que esta vía era la glicosis (la
oxidación del azúcar). Las células normales también usan la glicosis
como fuente de energía pero a un nivel ínfimo Ahí va la diferencia:
las células del cáncer tienen niveles de glicosis hasta 200 veces más
altos que las células normales. ¿Por qué? Porque las células
normales pueden “respirar” (respiración celular) para obtener
energía y las cancerígenas no.
Por lo tanto, una célula cancerígena necesita azúcar para sobrevivir
¿Y dónde está el meollo? Pues que que si la dieta de una persona
contiene una gran cantidad de azúcar o carbohidratos, la célula
cancerosa va a estar siempre bien alimentada y va a crecer todavía
más. Justamente, en estado de cetosis (que es la base de la dieta
cetogénica y la consecuencia de la ingesta de Aceite de Coco), las
células sanas no necesitan más glucosa, ya que utilizan las cetonas
como combustible. Como ya sabes, las células del cáncer no saben
usar las cetonas (porque sólo saben respirar con la glicosis) y, como
resultado, mueren de hambre.
Obviamente, esta matanza de células cancerígenas no supone el fin
de la enfermedad. Actualmente son muchísimos los estudios que se
están llevando a cabo para medir científicamente el poder del Aceite
de Coco contra el cáncer. Eso sí, independientemente de los
resultados de estas investigaciones, no cabe duda que existe motivo
para el regocijo y la ilusión de un horizonte sin cáncer cada día más
cercano.
Alzhéimer y Aceite de Coco

En el cáncer hemos visto cómo se alimentan las células del cuerpo


(las buenas y las malas). Pero ¿Cómo se alimenta nuestro cerebro?
Pues uno de los principales combustibles es la glucosa. Con la edad
(y muchas otras causas), el nivel de glucosa disminuye por lo que,
literalmente, el cerebro comienza a morir de hambre. Esto es, de
forma muy simplificada, lo que les ocurre a los pacientes de
alzhéimer.
La parte positiva es que nuestro cerebro es capaz de utilizar otras
fuentes de energía, no sólo la glucosa, para alimentarse. Una de esas
fuentes es el cuerpo cetónico (también llamadas cetonas). El cuerpo
cetónico puede alimentar e incluso restaurar las conexiones
neuronales de nuestro cerebro si han sufrido algún daño. Y,
¿Adivinas de donde salen las cetonas? ¡De los TCM!
Como ya sabes, los TCM no necesitan digestión, sino que se dirigen
rápidamente al hígado donde son convertidos en cetonas y son
enviados al torrente sanguíneo. De ahí se distribuyen al cuerpo,
pasando por el cerebro y alimentándolo. Así que, aunque el cerebro
no pueda comer glucosa, la cetona lo sigue alimentando y los
efectos del alzhéimer disminuyen.
Hay que tener en cuenta que, al igual que con el cáncer, esta relación
entre el Aceite de Coco y el alzhéimer todavía está en fase de
investigación. Faltan muchos años y muchos estudios para que se
determine de forma fiable la efectividad del Aceite de Coco en la
cura del Alzhéimer. Porque, ojo, los beneficios observados hasta el
día de hoy son a nivel preventivo o compensativo. Es decir, el
Aceite de Coco ayuda a prevenir o disminuye los estragos del
alzhéimer pero no lo cura de una forma definitiva.
Al igual que en el cáncer, la efectividad del Aceite de Coco reside en
el estado de cetosis. A este estado se llega, de forma natural, cuando
no se consumen carbohidratos, es decir, cuando se sigue un régimen
cetogénico. Para más información, echa un vistazo al libro “La Guía
Definitiva de la Dieta Cetogénica”.

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