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ICEBERG

Escrita por Eddy Janeth M.H.


(Agosto de 2015)
Personajes:

Silvana
Gabriela
Papá
Él
ACTO I

Gabriela se ejercita. En un televisor, el noticiero del medio día.

Periodista: “Un nuevo desorden alimenticio ha ido creciendo a pasos agigantados en los
últimos meses, se trata de Fatorexia, esta enfermedad a diferencia de la Anorexia hace que las
personas con sobrepeso se vean normales al mirarse al espejo, el riesgo está en que el paciente
no tiene conciencia de que se encuentra en un estado poco saludable; y por tanto, puede ignorar
síntomas que alerten sobre la presión alta, diabetes, y otras afecciones que se presentan como
consecuencia del sobrepeso y obesidad mórbida, pues para los fatoréxicos esos kilitos de más no
existen.
Gabriela apaga el televisor. Entra Silvana

Silvana: q’hubo
Gabriela: q’hubo
Silvana: esta casa apesta (va a la cocina) ¿no hizo nada?
Gabriela: ahí hay ensalada
Silvana: deprimente
Gabriela: ¿Silvana vos sabias que hay una enfermedad que se llama fatorexia?
Silvana: sí (pausa)
Gabriela: ¿por qué está caminando así?
Silvana: me caí en la Universidad
Gabriela: ¡mucha tonta!… ¿y fue al médico?
Silvana: no es nada, no hay nada roto
Gabriela: ¿no es nada? (intenta levantarle la blusa para mirar)
Silvana: ¡no!, no es nada… hasta mañana hay plazo para pagar los recibos, yo no tengo tiempo
de ir
Gabriela: pero el banco te queda en frente
Silvana: ahora te dejo la plata en la mesa
Gabriela: hay que visitar a mi Mamá
Silvana: ahí te busqué por internet unas ofertas de trabajo, envié tu hoja de vida. Te
programaron una entrevista para mañana a las ocho, cuando salgás de allá pasás al banco
Gabriela: pero mañana me iba a ir desde temprano a donde mi Mamá
Silvana: ahora busco qué prestarte para que vayás bien vestida. Te maquillás poquito, mejor yo
te maquillo antes de irme, pero eso sí te levantás temprano. No voy a llegar tarde por culpa tuya
Gabriela: Silvana, yo mañana no puedo
Silvana: al medio día te llamo, a ver cómo te fue, y a rezar para que te den ese trabajo.
Gabriela: Silvana…

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Silvana: Gabriela no tengo ganas de hablar, vaya acuéstese que usted es mala para madrugar
(Gabriela sale, Silvana se sienta en la cocina, luego va a la nevera, la abre, mira, la cierra, se
sienta nuevamente, toma un libro que está abierto boca abajo en el mesón, intenta leer, mira
recurrentemente el teléfono, va a él, intenta marcar varias veces pero se arrepiente cada vez
yendo y volviendo de la cocina al teléfono. Suena el teléfono, Silvana corre hacia él, lo mira
sonar, luego lo levanta y cuelga, al cabo de un momento vuelve a sonar, vuelve a levantar y
colgar sin contestar, esta acción se repite algunas veces más hasta que decide dejarlo
descolgado) Gabi… (Entra Gabriela, evidentemente estuvo mirando, se sienta junto a Silvana y
la abraza de forma maternal) quiero llorar
Gabriela: llore
Silvana: no me sale
Gabriela: no parpadiés… pues para que te salgan
Silvana: (sonriente) deje la bobada
Gabriela: no, en serio, de pronto cuando salga la primera forzada empiezan a salir las naturales
Silvana: llorar no sirve de nada
Gabriela: usted qué sabe
Silvana: me voy a dormir (va a salir)
Gabriela: Silvana mi Mamá está enferma
Silvana: mi Mamá siempre está enferma
Gabriela: ahora es en serio. Se está muriendo
Silvana: desde que tengo memoria se está muriendo
Gabriela: ¿y si se muere de verdad?
Silvana: no se va a morir
Gabriela: ¿y si se muere?
Silvana: pues se muere. ¿Qué podemos hacer?
Gabriela: no sé cómo haces para vivir. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
Silvana: ayer
Gabriela: (emocionada) ¿ayer?, ¿dónde?, ¿por qué?
Silvana: aquí con vos, viendo el programa ese de…
Gabriela: no, eso no cuenta, si estabas muerta de la risa
Silvana: pero hubo lágrima ¿no?
Gabriela: qué triste ha de ser, ser vos
Silvana: para fortuna tuya no sos yo
Gabriela: ¿qué sentirías si mi Mamá se fuera?
Silvana: cuando se muera lo sabré
Gabriela: Silvana es en serio. ¿Qué sentís cuando pensás en ella muerta?
Silvana: Gabriela, yo no pienso en eso. Mi Mamá está en su casa fingiéndose enferma, como lo
ha hecho toda la vida…
Gabriela: pero…

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Silvana: ¿por qué te gusta atormentarte con eso?
Gabriela: supongamos que mi Mamá está muerta, ¿qué sentís?
Silvana: siento que perdés el tiempo buscando la forma de hacerme llorar. Siento que te encanta
atormentarte del mismo modo que a mi Mamá pensando constantemente en la muerte, siento que
sos tan hipocondríaca como ella, y lo siento por ambas. Qué triste ha de ser, ser como ustedes
Gabriela: eso no es lo que sentís, es lo que pensás
Silvana: ¿Te acordás cuando mi Mamá te puso a dieta como quince días porque según ella te
estabas convirtiendo en una ballena a punto de reventar?
Gabriela: pues ella siempre me ha dicho ballena pero nunca me ha obligado a hacer dieta
Silvana: luego de esa vez claro que no
Gabriela: ¿cuál vez?
Silvana: ¿no te acordás? Tenías como ocho o nueve años y un domingo mi Papá nos hizo ¡señor
desayuno! Y mi Mamá se puso histérica “¿también querés convertirla en una niña gorda? A la
otra ya la dañaste, dejá que esta sea normal ¡¿por qué querés heredarle tu estómago de
camionero?!” (Ríe) mi Mamá entraba en unas histerias bien interesantes. ¿En serio no te
acuerdas?
Gabriela: no
Silvana: ese día te empezó a poner a hacer ejercicio todos los días, te entrenaba como si fueras a
ir a una maratón, sólo te dejaba tomar agua y comer ensalada, mi Papá y yo te llevábamos
comida de verdad a escondidas por la noche, hasta que mi Mamá se dio cuenta y se armó la de
Troya, luego se fue con vos como una semana, sabrá Dios a dónde, cuando volvieron estabas
muy enferma y empezó la pelea otra vez, mi Papá se enojó mucho… ¿Qué?... de la pelea si te
acordás...
Gabriela: mi Mamá siempre dijo que la gordura era sinónimo de piernas amputadas por la
diabetes
Silvana: (ríe) sí
Gabriela: no me acordaba. ¿De verdad no pensás en la muerte?
Silvana: cuando salgo pienso que voy a resbalar por la escalera, mi cabeza va a caer con fuerza y
se encajará perfectamente en el filo de un escalón, cuando termino las escaleras y noto que sigo
viva, pienso que me va a sonar el teléfono, voy a contestar, no miro el semáforo y me atravieso la
calle a mi voluntad, entonces un taxi me golpea con fuerza suficiente como para que mi cabeza
estalle contra el pavimento, tan frágil como un huevo. Y pienso en situaciones como esas todo el
día todos los días, podría escribir un libro “mil y un formas en las que podría estallarte la cabeza”
Gabriela: ¿y cómo te hace sentir eso?... por favor…
Silvana: (luego de pensarlo) expectante
Gabriela: ¿expectante? ¿Qué es eso?
Silvana: tengo curiosidad por saber cómo voy a morir
Gabriela: ¿temerosa?

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Silvana: expectante, curiosa, un tanto ansiosa. Si me dijeran que voy a morir mañana, me
entusiasmaría, como pelaito esperando el Niño Dios en diciembre
Gabriela: no me asustés
Silvana: uno podría suicidarse sí, pero así no es tan interesante, uno vive… bueno yo vivo
direccionando mis acciones hacia una muerte
Gabriela: la muerte que te merecés
Silvana: la muerte que cala con tu historia, según las acciones de tu vida, la muerte que te va
bien. Puede estar llena de dolor, y remordimiento, y miedo, pero debe calar con tu historia, debe
ajustarse. El cierre perfecto.
Gabriela: ¿y qué hay de esas muertes horribles, como la de la señora que violaron en Bogotá y
tiraron en el Parque Nacional? ¿Ese era el cierre perfecto para ella?
Silvana: esas muertes no cuentan porque son impuestas
Gabriela: me voy a dormir
Silvana: ya se enojó
Gabriela: ¡nada te conmueve!
Silvana: (ríe) no voy a llorar por supuestos
Gabriela: qué poca imaginación
Silvana: si se muere lloraré, tal vez, rezo para que yo me vaya primero (ríe)
Gabriela: mi Mamá sí está enferma, mi Papá está con ella. Llame si quiere (sale)
Silvana: (toma el libro, intenta leer, está distraída, toma el teléfono) ¿aló?, bendición… sí
Gabriela me contó. ¿Y qué tiene?... y no ha querido comer… ¿también escuchó lo de la
fatorexia?... sí, con esas me saludó… ¿y ella qué dice?... (Ríe) exagera… yo no puedo ir…
porque tengo parcial en la mañana… pues a esa hora estoy trabajando… no me queda espacio
para almorzar… Gabriela va cuando se desocupe porque tiene una entrevista en la mañana…
no… no señor… Pá’ pero es que la enfermedad de mi Mamá no es responsabilidad mía… ¿y qué
hago?, ¿voy a rogarle que coma? Si se quiere morir es problema de ella, ¿quién soy yo para
atravesarme?... Pá’ voy a colgar… bendición… (Cuelga, enciende un cigarro y luego el
televisor: comercial de prevención contra el cáncer)
Mujer calva: es que a uno no le importa, no es que yo desconociera sus efectos, yo los conocía
todos, buscaba por internet para ver si algo lograba asustarme pero nada me causaba mayor
preocupación, con cada cigarrillo te estas metiendo alquitrán, nicotina, monóxido de carbono,
4.027 químicos, 200 venenos conocidos, 60 cancerígenos, sí yo sé todo eso. Una vez un amigo
me preguntó: “¿te querés morir?” Yo sólo pude sonreír e irme. Ese es el punto, en el fondo a
uno no le importa si se va a morir en cinco años o en cincuenta, da igual, uno está seguro de que
no será en ese instante. Y ahora… yo no soy de las que mira hacia atrás, así que ya qué. (Apaga
el televisor)

Silvana: no hay nada interesante (entra Gabriela, evidentemente estuvo escuchando, pausa)
Gabriela: ¿y no vas a dormir?

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Silvana: se me espantó el sueño con tanta habladera tuya
Gabriela: ¿sabés de qué me acordé?
Silvana: ¿de qué?
Gabriela: de cuando jugábamos rayuela en la casa, con las llaves…
Silvana: rayábamos el piso con ladrillo, mi Mamá nunca se dio cuenta ¿cierto?
Gabriela: no sé, no creo, o se habrá hecho la pendeja
Silvana: sí, como si ella fuera de las que prefieren hacerse las pendejas
Gabriela: mirá lo que tengo (le muestra un trozo de ladrillo)
Silvana: (emocionada) esperate me voy a cambiar (Gabriela empieza a dibujar la rayuela,
vuelve Silvana en pijama de pantalón y con una moneda) ¿cara o sello?
Gabriela: sello (Silvana lanza la moneda) ¡sí! empiezo yo
Silvana: tramposa
Gabriela: ¿por qué?
Silvana: eso no es sello, sello es el escudo
Gabriela: el escudo es cara
Silvana: es sello
Gabriela: es cara
Silvana: ¡sello!
Gabriela: bueno…
Silvana: dale, empiezo
Gabriela: ¡no señora! Piedra, papel o tijera
Silvana: también con esa vas a hacer trampa
Gabriela: ¿ahí cómo?
Silvana: o sea que sí hiciste trampa
Gabriela: Silvana nadie sabe cuál es cara y cuál sello deje la bobada (juegan piedra, papel o
tijera, gana Gabriela, inician el juego de rayuela)
Silvana: (luego de un rato) no me acordaba que esto era tan aburrido
Gabriela: (riendo aliviada) yo pensé lo mismo pero no dije nada porque pensé que era yo la que
se había hecho aburrida (pausa)
Silvana: si quiere llamar a mi Papá llame
Gabriela: ¿querés que llame?
Silvana: a mí me da igual, si no quiere no llame
Gabriela: no quiero
Silvana: de repente no importa si mi Mamá se muere
Gabriela: ¿no dijiste que no está enferma? (Pausa) ¿Es grave?
Silvana: pues es verdad (Gabriela se mira en un espejo de cuerpo entero, se viste con excesiva
cantidad de ropa deportiva)
Gabriela: es que hoy no hice ejercicio (Silvana va a la cocina, empieza a preparar algo para
comer mientras fuma otro cigarrillo) ¡perra egoísta!

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Silvana: vaya duerma
Gabriela: ¡frígida fastidiosa! (Gabriela salta la cuerda, Silvana sigue cocinando)
Silvana: mi Papá estaba llorando
Gabriela: mentirosa
Silvana: él todavía la quiere… dijo que ella estaba triste, igual que siempre…
Gabriela: ¿qué? (deja de hacer ejercicio)
Silvana: cuando mi Mamá se conoció con mi Papá, ella estaba triste. Mi Papá dice que ella
siempre fue depresiva, que ha intentado suicidarse varias veces, que la han internado varias
veces…
Gabriela: ¿antes de que naciéramos?
Silvana: y después
Gabriela: ¿yo por qué no sabía?
Silvana: a él le daba miedo que alguna de nosotras fuera como ella. Hoy fue la segunda vez que
lo escuché llorar. Por eso me fui de la casa. La agonía de mi Mamá hace que uno quiera
morirse
Gabriela: ¿yo soy como ella?
Silvana: sí. Increíble que seamos hijas de los mismos Papás pero mi familia sea diferente a la
tuya
Gabriela: deberíamos ir
Silvana: yo ya me salí de allá
Gabriela: ¿entonces por qué no se va a dormir?
Silvana: porque no tengo sueño
Gabriela: está preocupada
Silvana: no
Gabriela: tengo hambre
Silvana: ¿si no va a comer para qué habla de comida?
Gabriela: (reinicia la rutina aérobica) de pronto me lleno con las palabras
Silvana: uno sabe que es imposible
Gabriela: vos nunca has tenido problemas con la comida
Silvana: yo no estoy hablando de comida
Gabriela: hay una gente de yoga que dice que llegará el día en que uno logre alimentarse del sol
Silvana: como las plantas
Gabriela: cuando muera quiero reencarnar en un árbol
Silvana: cuando muera se la comerán los gusanos y pare de contar
Gabriela: sin boca, sin cerebro, sin corazón, sin manos…
Silvana: finalmente estará en los huesos…
Gabriela: sin medios para auto flagelarme…
Silvana: será por eso que mi Mamá se quiere morir…
Gabriela: sin boca para comer…

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Silvana: no habrá mucha diferencia…
Gabriela: sin cerebro para pensar…
Silvana: mismo asunto…
Gabriela: sin corazón para sentir…
Silvana: eso nos vendría bien
Gabriela: (incisiva) sin puños para golpear…
Silvana: no vas a empezar…
Gabriela: sin sangre para derramar…
Silvana: ¡ojo con lo que dice!…
Gabriela: sin boca para grita (se detiene) ¡ah, perdón! No será mucha la diferencia (pausa)
Silvana: ¿hamburguesa con doble carne?
Gabriela: no. Me voy a dormir (no se mueve) Silvana…
Silvana: ¿qué?... fue una caricia violenta (sonríe)
Gabriela: un golpe nunca es una caricia
Silvana: y una palabra nunca es una comida (Gabriela abraza a Silvana) ¡ay no!, quite de aquí
ya va a empezar con la melosería… ¿va a comer o no?
Gabriela: ¿y usted me va a cuidar luego que coma?
Silvana: ¿Gabi no has empezado a comer y ya estás pensando en eso?
Gabriela: es que siempre que le hago caso y empiezo a comer…
Silvana: ¿¡no está escuchando cómo está mi Mamá!? ¡Coma! Y luego se va a dormir
Gabriela: no voy a comer
Silvana: haga lo que se le dé la gana
Gabriela: ¿Por qué me pidió que me viniera a vivir acá?
Silvana: porque sí
Gabriela: ¿Si usted se fue de la casa para no tener que soportar a mi Mamá, por qué me pidió
que me viniera a vivir acá?
Silvana: vos no sos mi Mamá
Gabriela: ¿no pues que soy igualita a ella?
Silvana: pero no sos ella
Gabriela: ¿mi Papá le pidió que me sacara de allá?... respóndame
Silvana: mi Mamá me lo pidió, quería estar sola, pero a la gente le cuesta entender cuando uno
quiere estar solo y no la han dejado en paz
Gabriela: porque está enferma
Silvana: cuál enferma, se quiere morir, querer morirse no es estar enfermo, es una decisión como
renunciar a un trabajo o a una relación
Gabriela: estás hablando de mi Mamá, no de un gamín del centro
Silvana: estoy hablando de la gente en general, si uno se quiere morir lo más sensato es que le
dejen (En adelante Silvana y Gabriela se concentrará cada una en su acción sin prestar
atención ni escuchar los pensamientos en voz alta de la otra)

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Gabriela: (se quita el exceso de ropa y se sube a una báscula) ¿cada día un kilo más? Esto se
dañó. Tengo hambre. Me comería una pizza entera, no, una hamburguesa. Será comerme esa
ensalada antes de deprimirme. Ensalada, ¡esa es una palabra deprimente!, ¿qué me como?
Silvana: ensalada… deprimente… tocó la ración diaria de pan y café
Gabriela: (vuelve a subirse a la báscula), pero es que yo no me veo gorda
Silvana: (comiendo) “un golpe no es una caricia”… como si no lo supiera…
Gabriela: (Como si descubriera algo) Por Dios, tengo fatorexia, ¿será?
Silvana: lo mejor es que no lo vea más, si lo veo caigo redondita otra vez
Gabriela: ¿Qué tal que yo sea muy, muy gorda y no me dé cuenta? Uno se puede morir de gordo
Silvana: pero no creo que lo haga con intención de lastimarme
Gabriela: ¿Y si estoy bien, pero bajo de peso porque creo que tengo fatorexia y termino
teniendo anorexia porque trataba de curar la fatorexia?
Silvana: igual ya no duele tanto como antes
Gabriela: No, no me voy a preocupar, ayer Andrea me dijo que estaba flaca
Silvana: ¿será que sí es una buena decisión? Tal vez si lo hablamos…
Gabriela: ¡qué idiota!, si Andrea es una gorda gigante de doscientos kilos, obvio que al lado de
ella me veo flaca, por eso no me doy cuenta de que estoy gorda
Silvana: si le explico cómo me siento…
Gabriela: tengo que cambiar de amigos
Silvana: si al menos me hablara y me dijera por qué lo hace…
Gabriela: ¿Será que yo soy amiga de Andrea sólo para sentirme bien conmigo? ¿O soy tan
gorda como Andrea?
Silvana: qué bobada…
Gabriela: seguramente
Silvana: el tiempo pondrá las cosas en su sitio
Gabriela: ¿ella tan gorda al lado de una flaca? No, se sentiría mal. Tengo fatorexia, es un hecho
Silvana: ahora hay cosas más importantes de qué ocuparse
Gabriela: ¡Me van a amputar las piernas! (está llorosa, empieza a saltar lazo)
Silvana: como el suicidio de mi Mamá
Gabriela: (saltando la cuerda) a ver, yo bajé dieciocho kilos en tres meses, o sea, seis kilos por
mes, kilo y medio por semana, hacía ejercicio entre una hora y hora y media diaria, pero ya no
tengo la máquina, o sea, que debería intentar saltar por… dos horas seguidas, o… tres veces al
día cuarenta minutos por vez (se lanza a un sillón derrotada, hunde la cabeza en las rodillas)
¡qué mierda ser mujer!
Silvana: esto es una mierda, ¿por qué no puedo dejar de pensar en eso? Definitivamente no
puedo verlo más, Gabriela tiene razón, ¿quién lo diría?, la tonta esa a veces me aterriza… no
pensé que me iba a convertir en una de esas mujeres idiotas que justifican este tipo de cosas, para
nada, yo no soy así

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Gabriela: (mirándose en el espejo de cuerpo entero, dialoga con su reflejo) a mí me gusta cómo
me veo, y quiero una hamburguesa
- hazte una hamburguesa de carve
- pero yo quiero una hamburguesa de verdad
- pero el carve es más saludable y así engañas al cerebro
- no me engañaría, el carve sabe raro, prefiero un plato de lentejas
- bueno hazte un plato de lentejas
- no voy a cocinar ahora
- ¿entonces qué vas a hacer? (pausa) volverme vegetariana, no conozco ningún vegetariano
gordo. ¿Yo conozco vegetarianos?
- no importa, los vegetarianos no pueden ser gordos, sólo comen pasto
- por Dios, ¿voy a dejar de comer carne, para alimentarme como vaca?.. las vacas son
gordas, ¡entonces la pendejada de los vegetales tampoco funciona!
¿O será que es distinto con las vacas? Tengo que dejar de pensar en esto. (Silvana va por el
teléfono) ¿Vas a llamar a mi Papá?
Silvana: no (Gabriela le arrebata el teléfono) deje la bobada pase…
Gabriela: no lo va a llamar
Silvana: pase el teléfono Gabriela… en serio, pásemelo… no te vas a hacer golpear Gabriela por
favor
Gabriela: el que con la mierda se junta…
Silvana: ¡pase carajo!
Gabriela: eso, pégueme, y cuando esté ahí tirada llorando me dice cómo se siente, así se da
cuenta cómo se siente el malparido ese cuando…
Silvana: al menos no intento un suicidio lento como usted y mi Mamá, pase
Gabriela: claro, es que usted lo tiene a él, dele un poquito de tiempo y la mata antes que mi
Mamá se muera
Silvana: lastima ya no sabrá cómo me sentiré cuando finalmente se muera (Gabriela solloza,
pausa) no se ponga así Gabi, lo voy a llamar para decirle que ya no lo quiero ver más, y lo voy a
hacer por teléfono porque en persona no podría, pásemelo
Gabriela: si quiere lo llamo yo
Silvana: no tranquila, yo lo hago
Gabriela: ¿segura?
Silvana: segura… (Gabriela le entrega el teléfono, marca) Hola… bien… no tranquilo no fue
nada (Gabriela le da una palmada) bueno… en realidad…
Gabriela: (acercándose a la bocina) ¡malparido!
Silvana: (apartándola) no sea metida, váyase de aquí (Gabriela no se mueve) aló… nada,
Gabriela que… sí… pues no tenía que contarle es evidente… ¿y por qué le voy a decir
mentiras?... pues si no quería que se dieran cuenta no lo hubiera hecho ¿no? Simple… en fin…

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sí… sí… yo también te quiero pero… (Gabriela le vuelve a dar una palmada, Silvana tapa la
bocina. A Gabriela) no quiero hacer esto
Gabriela: Silvana…
Silvana: no, esto no está bien… yo lo conozco, no creo que lo vuelva a hacer
Gabriela: no sea bobita, escúchese…
Silvana: (volviendo al teléfono) aló… ¿nos vemos mañana para que hablemos?... bien… no, yo
puedo faltar a esa clase no hay problema… bien… nos vemos mañana… chao, te quiero… besos
(cuelga. A Gabriela) ¿qué?
Gabriela: y yo soy la tonta
Silvana: usted no lo conoce
Gabriela: gracias a Dios
Silvana: pues no sé… mañana veremos qué pasa
Gabriela: yo no tengo tiempo para pagar esos recibos mañana, vaya usted o dígale al baboso ese
que los pague
Silvana: no mezcle las cosas…
Gabriela: ¡no estoy mezclando nada!… mañana me voy para donde mi Mamá, mejor dicho,
mañana me voy a vivir donde mi Mamá, que duerma
Silvana: no se ponga así
Gabriela: (llorosa, alterada) yo no me voy a quedar aquí a ver cómo ése la vuelve mierda en un
momentico (va a salir, suena el teléfono, se regresa y contesta) ¡aló!... (Con el rostro mudado)
¿Ahorita?... sí señor… (Cuelga)
Silvana: ¿qué pasó?

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ACTO II

(La casa está revuelta y el televisor está encendido sin señal. El Papá de Silvana y Gabriela
está organizando, entra Gabriela con un balde de agua, una escoba y un trapeador para limpiar
algunas gotas de sangre del piso. Todos visten de luto)

Papá: ¿y dónde está?


Gabriela: durmiendo (pausa, se nota que ha llorado) en lugar de limpiarla deberíamos hacerle
un marco a ver si no se le olvida
Papá: ¿y cuánto llevan juntos?
Gabriela: yo qué voy a saber… perdón… es que se me pega la grosería de Silvana… Pa’ usted
termine aquí ¿sí? Yo tengo que hacer una vuelta
Papá: no
Gabriela: ¿entonces qué? ¿Que se quede tranquilo después de la golpiza que le dio?
Papá: sí (pausa)
Gabriela: le voy a poner su demanda
Papá: no diga bobadas, ellos arreglarán sus cosas
Gabriela: ¿arreglar qué? A ese hay que mocharle las manos y castrarlo con un cortaúñas
Papá: (sonríe) estuvo bonito ¿no?
Gabriela: ¿ah?
Papá: el entierro, estuvo bonito (silencio) ¿usted la vio?
Gabriela: no señor
Papá: la hubiera visto, estaba tranquila, hace años no la veía tan calmada
Gabriela: pues claro, estaba bien vestida, maquillada y muerta, cómo no se iba a ver tranquila;
ningún muerto se ve estresado después de que lo disfrazan de vivo
Papá: (ríe) vamos a comer
Gabriela: no tengo hambre
Papá: bueno, pero hasta que no coma no se va a poner a hacer ejercicio
Gabriela: Pa’…
Papá: hay que evitar que a usted también me la disfracen de viva (silencio. Entra Silvana)
Gabriela: a este zombie es al que hay que disfrazar
Silvana: nombre de Dios
Papá: Dios la bendiga. ¿Va a comer?
Silvana: no tengo hambre
Gabriela: con esa boca toda reventada, así tenga hambre, no puede comer
Silvana: más tarde me como algo ¿bueno?
Gabriela: hágale una sopa con harta sal Pa’, a ver si así se le curan esas llagas
Silvana: ¡bueno ya Gabriela!, su veneno no ayuda

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Gabriela: ah, ¿es que hay que ayudar en algo? A ver, cuente qué hay que hacer, ¿le paso el
teléfono para que lo llame y le pida disculpas?, ¿cuál es el número?
Silvana: Gabriela…
Gabriela: no, tranquila, yo le hago el favor, porque a usted no se le entiende lo que dice, luego
le entiende al revés y viene y la acaba de deformar
Silvana: usted no entiende lo que pasó
Gabriela: ¡yo entiendo lo que hay que entender! (llora. Va a abrazarse a su Papá) yo no puedo
estar más en esta casa, Silvana también se quiere morir, ¿por qué todas en esta familia somos
suicidas? (se levanta decidida. Sale hacia la calle)
Silvana: ¿para dónde va? ¿Pa’ para dónde se fue?
Papá: (calmado) a demandarlo supongo
Silvana: ¿a quién?... ¡Gabriela!, ¡Gabriela! (entra Gabriela corriendo)
Gabriela: éntrese, éntrese
Silvana: ¿qué pasó?
Gabriela: shhh que la escucha
Silvana: ¿quién?
Gabriela: (susurrando) ¡que se calle carajo!
Él:(desde fuera, tocando) Silvana (Gabriela va a la cocina y toma un cuchillo)
Gabriela: (explicándose) por si tumba la puerta
Él: ¡Silvana!
Silvana: qué va a andar tumbando ninguna puerta (se dirige a abrir)
Gabriela: (atravesándose) y por si a usted le entra la estupidez
Silvana: deje la bobada
Gabriela: es en serio, a usted le gusta que la traten así, entonces yo la trato así para que
entienda; esa puerta, no se abre
Él: Silvana yo sé que usted está ahí, ábrame
Silvana: permiso que le voy a abrir
Gabriela: (amenazante) cuidado
Silvana: ya le entró la bobada; Pa’ dígale a Gabriela que me deje pasar
Gabriela: Pa’ dígale a Silvana que se vaya a dormir. ¡Váyase a dormir!
Silvana: (a su novio) mi amor….
Gabriela: (le da una cachetada a Silvana, esta cae al piso sangrando; Papá se levanta. Pausa)
Pa’… qué pena… Silvana… yo no quería, es que… (Papá se dirige a la puerta, abre, Él entra)
Él:(al ver a Silvana en el piso) ¿qué pasó?
Silvana: nada
Papá: bien pueda, siéntese
Él: Silvana ¿podemos hablar?
Gabriela: hable
Papá: Gabriela…

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Silvana: no Pa’, está bien
Él: ah usted es el Papá… mucho gusto yo soy…
Papá: el que la golpeó (silencio) tranquilo, yo entiendo que esas cosas pasan
Gabriela: yo no entiendo, así que hable
Él: bueno… ya que están todos aquí… falta su esposa para que esto sea oficialmente una reunión
familiar
Gabriela: mi Mamá está muerta
Él:… lo siento, no sabía… Silvana ¿usted por qué no me contó?...
Gabriela: es difícil hablar mientras a uno lo estropean (silencio)
Papá: ¿quiere tomar algo?
Él: no, gracias así estoy bien (pausa)
Gabriela: bueno si no va a decir nada váyase
Papá: Gabriela ya
Gabriela: (amenazando a Él con el cuchillo) diga lo que vino a decir y váyase
Silvana: tranquilo, ella no te va a hacer nada
Gabriela: usted no sabe Silvana así que no hable por mí. ¿Entonces?...
Él:(va a sentarse) permiso (mueve el brazo de Gabriela para pasar)
Gabriela: no me toque
Él: perdón. Veo que ustedes están un poco tensos (silencio) yo quisiera… pedirles disculpas,
obvio yo sé que no estuvo bien… del todo… irrespeté a Silvana y a ustedes
Gabriela: qué disculpa más falsa
Él: yo… no pude dormir, no me reconocí a mí mismo, estaba algo tomado… eso no me justifica
pero yo no sabía que tu Mamá se había muerto, si me hubieras llamado, si me hubieras avisado
que no podías verte conmigo, si no me hubieras dejado fuera en una situación como esta… ¿por
qué no me llamaste?
Silvana: lo siento
Gabriela: qué tal este atrevido. Primero, usted no es parte de esta familia, no sea tan iluso; y
segundo, no intente voltear la torta, (le pone el cuchillo cerca al cuello) ¿por qué la estropeó así?
Silvana: ¡ya deje la bobada con ese cuchillo!
Gabriela: ¡Déjeme! A ver, responda ¿por qué lo hizo? (silencio)
Papá: es mejor que responda
Él: no se… me cegué… pensé… no estaba pensando
Gabriela: ¿por qué le pegó antes?
Él:…reconozco que tengo un problema
Gabriela: eso no fue lo que pregunté
Él: no, no sé
Gabriela: ¡responda!
Él: porque…
Gabriela: ¿por qué?

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Él: porque…
Gabriela: ¿por qué?
Él: yo…
Gabriela: siente placer (Gabriela acerca más el cuchillo)
Él: (nervioso) ¿qué? ¡No!, de ninguna manera yo… a mí me duele cada vez que ella me obliga
(con el cuchillo más cerca) ¡lo juro! Me duele más a mí que a ella… pero, necesita aprender
ciertas cosas de pareja que…
Gabriela: ¿qué cosas?
Él: no sé…
Gabriela: ¿qué?
Él: (habla rápido y con nerviosismo) a ser más atenta, más cariñosa, más preocupada por mis
cosas, menos egoísta, menos coqueta, más salvaje, más obediente, a quitarle la mancha café a los
calzoncillos blancos, a reportarse, a priorizar nuestra relación, a no gritarme, a sonreír aunque
esté enojada, a no discutirme, a complacerme, a no provocarme (Gabriela le hace una cortada
superficial en el brazo) ¡loca de mierda! (Silvana corre a revisarle la cortada, Papá le quita el
cuchillo a Gabriela)
Gabriela: ya lo provoqué ¿me va a pegar? (Él se dirige agresivo hacia Gabriela, Papá se
impone. Silencio corto)
Él: usted me entiende ¿verdad?, es una cosa de hombres (sonríe nervioso. Silencio)
Papá: sí
Gabriela: ¡Mentira!
Papá: (dominante a Gabriela) ¡sí! (Gabriela solloza) por qué no se pasa por acá en la noche,
Silvana nos cocinará algo (Gabriela solloza más alto), tranquilo, yo le aseguro que sabrán
comportarse
Él: si esconde los cuchillos…
Papá: (sonriendo) tranquilo (le abraza)
Él:(a Silvana) nos vemos esta noche (le da un beso en la frente. Sale)
Papá: Gabi…
Gabriela: ¡no me toque! (sale hacia su cuarto. Papá empieza a armar un cigarrillo)
Silvana: ¿qué tengo que cocinar?
Papá: (riendo) ¿tiene hambre?
Silvana: no, pero…
Papá: entonces nada, más tarde veo qué tienen y algo me invento
Silvana: bueno señor, me voy a acostar (va a salir. Devolviéndose) Pa’, eso es tabaco ¿cierto?
Papá: no
Silvana: ah… bueno (va a salir)
Papá: ¿quiere?
Silvana: no, no señor, yo no fumo… eso
Papá: puede que le ayude con el dolor (sonríe)

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Silvana: bueno señor (pausa. Fuman) ¿usted desde cuándo fuma?
Papá: ya no me acuerdo
Silvana: qué poco de tiempo
Papá: ¿y entonces?
Silvana: ¿qué?
Papá: ¿qué va a hacer cuando ese novio suyo vuelva?
Silvana: no sé, pues es una buena oportunidad para que lo conozcan, para que entiendan un
poquito… bueno, si Gabriela lo deja hablar (sonríe)
Papá: todas las relaciones tienen sus problemas
Silvana: sí
Papá: su Mamá me pegó una vez
Silvana: (riendo sorprendida) ¿por qué?
Papá: se le metió en la cabeza que yo estaba encontrándome con alguien más
Silvana: ¿y no era verdad?
Papá: no, no era verdad. El punto es que un día ya no se aguantó más, me reclamó, gritó… ya
sabés cómo se ponía tu Mamá…
Silvana: ¿y cómo le pegó?
Papá: un puño en la cara
Silvana: (riendo) mi Mamá estaba muy loca
Papá: su Mamá se hacía respetar
Silvana: ¿hago lo que dice Gabriela? ¿Le mocho las manos y lo castro con un cortaúñas? (ríen)
Papá: toca despertar Silvana
Silvana: ¿por eso fue que ustedes se separaron?
Papá: sí
Silvana: y ¿no era verdad?
Papá: no
Silvana: mi Mamá era una mujer muy insegura
Papá: las relaciones son de dos Silvana, si ella creyó que yo tenía a alguien más, algo debía estar
haciendo mal ¿no cree?
Silvana: deje de hacer eso Pa’
Papá: ¿qué?
Silvana: no todo tiene un lado positivo, no todo se hace por una razón, a veces uno sólo… hace
Papá: nada es porque sí
Silvana: si la sinrazón es una razón entonces sí (ríen hasta el agotamiento. Pausa)
Papá: ¿usted cómo está Silvana?
Silvana: no sé… no sé… (Con ira) ¡No sé! (ríen) necesitaba gritar
Papá: eso no fue un grito
Silvana: funciona igual
Papá: qué hija más conformista tengo

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Silvana: cosas que pasan (silencio)
Papá: ya me hace falta su Mamá (sonríe)
Silvana: ¿cuál? (silencio) a mí hace años me hace falta (entra Gabriela)
Gabriela: si eso fuera verdad habríamos ido a verla antes de que se muriera
Silvana: ¡ay no! Qué vino a hacer acá, ¿me va a pegar otra vez?
Gabriela: Silvana discúlpeme ¿sí?, ¿me disculpa? Yo no le quería pegar pero es que usted se
puso…
Papá: eso mismo dijo el novio (silencio)
Gabriela: (molesta) ¿Pa’ usted desde cuándo fuma eso? (Silvana y Papá ríen) Los vecinos van a
oler esa porquería y van a llamar a la policía, con esa sí acabamos de completar el día,
enterramos a mi Mamá, a esta la golpean y todos terminamos drogados durmiendo en una
inspección de policía, apaguen esa maricada…
Papá: venga fume y deje da alegar
Gabriela: no…
Papá: (firme) venga fume y no hable más
Gabriela: bueno señor (Silvana ríe) parece boba, ¡cállese!
Silvana: Gabriela debió haberse ido a vivir con usted no conmigo
Papá: su Mamá no quiso
Gabriela: ¿por qué?
Silvana: porque él es un alcahueta
Gabriela: usted no es alcagüeta
Papá: le hubiera dicho eso a su Mamá
Gabriela: con ella no se podía pelear
Papá: sí se podía, lo que no se podía era ganar (ríen)
Silvana: (imitando a su Mamá) ¿por qué carajos tenés que hacer lo mismo siempre? ¿No te he
dicho que ella no puede estar comiendo porquerías? ¿A quién, a quién por Dios bendito se le
ocurre traerle un pastel entero a una gorda? Va a terminar como esa gente que pasan por
televisión, gordos los hijuemadres, que uno siente que apenas dan un paso se les van a partir los
tobillos. ¿Y por qué esa gente es así? ¿Por qué?, diga, dígame, ¡sí señor!, porque tuvieron Papás
como vos, alcagüetas. Y mi Papá le decía todo parsimonioso: mujer son los cumpleaños de la
niña… (Imitando nuevamente a su Mamá) a quién le importa que esté cumpliendo años, ni
siquiera tiene amigos, bien sabés que va a terminar encerrada en esa pieza embutiéndose ese
pastel como marrano
Gabriela: yo no me lo comí (silencio) en serio, yo no me lo comí
Silvana: mi Mamá se lo comió… y luego lo botó por el inodoro (Silvana y Papá ríen)
Gabriela: pues tenía razón, a quién se le ocurre traerle un pastel…
Silvana: vea Pa’, ¿le hacía falta mi Mamá? Ahí la tiene (Silvana y Papá ríen. Silencio)
Gabriela: en nada me parezco a mi Mamá

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(Vuelve la señal al televisor. Una mujer muy pálida y delgada está dando una clase de
aeróbicos; los tres quedan como hipnotizados mirando el televisor. La mujer se detiene, parece
mirarlos)
Mujer: me alegra verlos juntos
Papá: te ves bien
Mujer: gracias. Estás fumado (sonríe)
Papá: sí
Mujer: ¿te vas a quedar con las niñas?
Papá: no sé
Mujer: deberías
Papá: no quiero
Gabriela: Pa’
Silvana: shhh
Papá: necesito vacaciones de ustedes (ríe)
Mujer: no seas cobarde
Papá: sos una hijueputa… ¿sabías?
Mujer: (sonríe) sí
Papá: no las soporto… son…
Mujer: como tú
Papá: frágiles…
Mujer: como tú
Papá: cobardes…
Mujer: como…
Papá: ¡no!
Mujer: todo irá mejor ahora
Papá: ¿si estuvieras aquí qué harías?
Mujer: mocharle las manos y cortarle el pene con un cortaúñas (ríen)
Papá: lo mismo dijo Gabriela
Mujer: lo sé
Papá: (exageradamente sorprendido) ¿lo sabés?
Mujer: (riendo) lo sé porque vos lo sabés
Papá: (confundido) ¿qué?
Mujer: eso
Papá: ¿por qué?
Mujer: ¿qué?
Papá: ¿qué?
Gabriela: ¿qué de qué?
Papá: (a Gabriela) ¿cómo?
Gabriela: ¿qué pasa?

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Papá: nada
Mujer: la estás asustando
Papá: no
Gabriela: Pa’…
Papá: (a Gabriela) ¿¡qué!?
Mujer: está asustada
Gabriela: ¿¡qué pasa!?
Papá: ¡nada!
Mujer: (alterada y agresiva) ¿¡no podés hacer una puta cosa bien!? ¿Qué estás haciendo ahí? (la
imagen se congela en una expresión agresiva de la mujer, luego se pierde la señal)
Papá: ¿ustedes quieren que yo me vaya? (Gabriela niega con la cabeza) ¿Silvana? (Silvana mira
al televisor sin moverse) Silvana… ¡Silvana! (va a salir)
Gabriela: ¿para dónde va?
Papá: a acostarme
Gabriela: ¿y Silvana?
Papá: no le va a pasar nada (Gabriela va a la cocina, toma una jarra con agua de la nevera y la
vierte sobre Silvana. Papá ríe a carcajadas)
Silvana: (como si no hubiera sentido el agua) mi Mamá se murió
Gabriela: ¿Silvana?
Silvana: mi Mamá está muerta (silencio. Silvana llora, Papá se acerca a consolarla)
Gabriela: déjela
Silvana: (reponiéndose de repente, sonríe) ya estoy bien. No se imaginan cómo duele llorar con
la cara golpeada (sonríe) hay que cocinar ¿no?
Gabriela: yo llevo tres días sin comer
Silvana: bueno
Gabriela: ¿bueno?
Papá: bueno
Gabriela: bueno

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ACTO III

Silvana está recostada en las piernas del Papá, ambos dormitan. Gabriela camina lentamente
por la sala mientras navega en internet desde el celular, está evidentemente débil.

Gabriela: (leyendo) “si tienes hambre, cuenta hasta mil” (empieza a contar) –esto no sirve. “Si
tienes hambre, piensa en otra cosa, puedes ver televisión o chatear, recuerda que la depresión
quita el hambre” –falso. “Si tienes hambre, fúmate un cigarrillo” –mala idea. “Si tienes hambre
moja algodón en agua y trágatelo, así engañarás al cuerpo sin consumir calorías” –no creo que
me pase nada sólido. “Si tienes hambre cómete un tomate, te aseguro que no tiene muchas
calorías” –pero igual es comida. “Si tienes hambre… atún con piña… lechuga… un huevo sin
yema… agua… pepino…” –básicamente dice: si tienes hambre, come, esto parece más una
trampa para engordar a la gente que recomendaciones para calmar el hambre. “Si tienes hambre
mastica hielo” (va a la nevera saca una gaveta de hielo, los vierte en un tazón y continua
caminando, al tiempo que los come)
Silvana: (despertando) Gabi… ¿estás bien?
Gabriela: sí
Silvana: ¿otra vez con el hielo?
Gabriela: las demás opciones no son realmente opciones
Silvana: ¿porque son comida?
Gabriela: esto es comida
Silvana: eso es agua
Gabriela: estoy masticando, si se mastica, es comida
Silvana: tan bobita. ¿Qué hora es ya?
Gabriela: no sé, ¿está impaciente?
Silvana: si tiene hambre no descargue su rabia conmigo hágame el favor
Gabriela: mi rabia no es de hambre usted sabe
Silvana: Gabi… (Silencio)
Gabriela: ¿qué?
Silvana: no, nada
Gabriela: ¿qué?
Silvana: nada, nada
Papá: (despertando, mira fijamente a Gabriela como si no la reconociera, luego ríe) pensé que
estaba viendo a su Mamá
Gabriela: ¿todavía está fumado?
Papá: Gabi a usted con hambre no se la aguanta nadie, por eso no tiene novio (ríe)
Gabriela: que chiste más bobo (pausa)
Silvana: Pa’… invitarlo fue una muy mala idea
Papá: ya lo invité, ya qué

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Gabriela: lo invitó, lo abrazó… ¡mejores amigos!
Silvana: Gabi… no lo vaya a provocar otra vez ¿bueno?
Gabriela: ni que fuera manca
Papá: lo peor que podía pasar ya pasó
Silvana: no entiendo para qué lo invitó
Papá: usted quería que lo conociéramos. ¿O ya no quiere?
Silvana: no sé
Gabriela: ¿va a terminar con él?
Silvana: no diga bobadas. Gabriela, míreme… usted está muy pálida
Papá: a ver
Gabriela: no es nada, yo estoy bien
Papá: Gabi… por favor
Gabriela: usted debería irse a su casa Pa’
Silvana: ¡no!
Gabriela: usted está feliz porque mi Papá anda de compinche con el baboso ese ¿cierto?
Silvana: cómo se le ocurre
Papá: (sonríe) las cosas no son así Gabi
Gabriela: usted, hoy se me salió Pa’
Papá: (ríe) ¿qué quería que hiciera? ¿Que le pegara? Si a Silvana no le importa, por qué tendría
que importarme a mí
Gabriela: porque usted es el Papá
Papá: pero ella ya tomó una decisión
Gabriela: esa ya no puede ni pensar
Papá: dese la oportunidad de conocerlo, eso es lo que su hermana quiere
Gabriela: ya entiendo por qué mi Mamá no quiso que me fuera a vivir con usted
Silvana: Pa’ y si lo llama y le dice que mejor no venga
Papá: llámelo usted
Silvana: no, Pa’ yo le marco y usted le habla ¿sí?
Gabriela: yo le digo
Silvana: bueno
Papá: ¡no! Si va a cancelar, le cancela usted Silvana (silencio. Gabriela y Papá se miran)
Silvana: le voy a marcar y vos le hablás Gabriela
Gabriela: no. Háblele usted
(Tocan a la puerta. Silencio, Silvana se dirige a su cuarto)
Papá: Silvana… (Tocan nuevamente) tranquila… (Papá le da un beso en la frente. Va a abrir;
Él entra)
Él: buenas noches
Papá: noches (silencio. Abraza a Silvana)
Silvana: cuidado

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Él: perdón
Silvana: no importa (silencio)
Papá: ¿cervecita?
Él: bueno, gracias (Papá va a la cocina y vuelve con cuatro latas de cerveza) gracias (la bebe
casi completa de un sorbo. A Silvana) vos no deberías beber
Silvana: bueno
Gabriela: (calmada) uno no debería hacer muchas cosas pero las hace igual
Él: es verdad (silencio. Silvana bebe. Intentando salir de la incomodidad) ¿y qué vamos a
comer?
Papá: pues acá no se hizo nada, ¿qué se le ocurre?
Él: (disimulando el malestar) no… nada
Papá: ¿ya se indispuso? Tranquilo mijo, a veces las cosas son como son y no como uno quiere
que sean
Él: no, yo no estoy enojado ni nada de eso ¿cómo se le ocurre? (sonríe)
Papá: Gabriela no come hace como tres días, si le cocina es posible que se la gane (ríe)
Silvana: él no sabe cocinar
Papá: pues le tocó pedir algo entonces, porque hambre sí está haciendo, o que lo diga Gabriela
(ríe. Silencio)
Él: yo creo que es mejor que me vaya
Papá: deje la bobada. Gabriela cambie esa cara que está poniendo nervioso al muchacho
Él: no, no es eso… yo entiendo, si yo viera a alguna de mis hermanas como está Silvana
seguramente reaccionaría igual o peor que Gabriela
Gabriela: ¿usted tiene hermanas?
Él: sí
Gabriela: (como para sí) increíble
Silvana: dos menores que él
Papá: ¿y qué hacen?
Él: la más grandecita está empezando la universidad; y la otra… pues… ahí en la casa
Papá: tiene que aconsejarla para que se ponga a hacer algo, ahí en la casa se le llena la cabeza de
cucarachas con tanta televisión, sino vea (por Gabriela) Gabi, vos deberías cocinar
Gabriela: ¿para él?
Papá: para todos
Silvana: no, yo voy (Papá la detiene)
Papá: (a Él) y entonces no hace nada
Él: ¿cómo?
Papá: su hermana la chiquita, no hace nada
Él: ah no, no señor, por ahora no
Papá: ¿nada, nada? ¿Ni un deporte?, ¿nada?
Él: no, no señor

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Papá: a Gabriela le gusta el deporte, nunca lo ha hecho profesionalmente porque le da pena que
la vean sudar. ¿Sabe qué es lo mejor de que usted esté aquí? Que no se puede poner a hacer
ejercicio como loquita (sonríen)
Él: pero ¿en serio no ha comino nada?
Papá: eso dijo
Él: pues qué raro (a Silvana) ¿no dizque lo que tiene es bulimia? (por la cara de Silvana) ¿qué?
Gabriela: (confundida) ¿qué cosa? (Sonriendo a Silvana) ¿yo soy bulímica? (ríe) yo soy
bulímica. Bueno, gracias por decirle a este antes que a mí
Papá: con eso de no comer en tres días suena más a anorexia (ríen)
Gabriela: hombre pues también (a él) ¿vos qué pensás? Yo digo que soy fatoréxica, ella dice
que soy bulímica y mi Papá que soy anoréxica, asumo que la respuesta depende de cuán gorda
esté, así que… ¿cuán gorda estoy?
Él: no… no sé
Gabriela: sí, sí sabe porque al parecer Silvana le ha contado toda mi vida ¿o no?
Él: no
Gabriela: responda entonces
Él: a usted le gusta llamar la atención (silencio)
Papá: ¿y usted qué hace?
Él: soy psicólogo
Gabriela: (va a la cocina y vuelve con un tazón, un plato, un paquete de galletas, uno de papas,
dos latas de atún y un sobre de mayonesa. Vierte las papas en el tazón y el atún en el plato junto
con la mayonesa) ya cociné
Él: gracias
Gabriela: tranquilo, aquí estamos para servirle, ¿otra cerveza?
Él: no gracias
Gabriela: (tomando la lata de Él, vacía) igual se la voy a traer (va a la nevera, vuelve con la
otra lata de cerveza)
Él: gracias
Gabriela: con mucho gusto
Silvana: (se le escapa una carcajada) perdón, es que esto es muy raro (silencio, Él la besa en la
frente)
Él: ¿y de qué murió?
Gabriela: se suicidó
Él: ¿de verdad?
Silvana: pues nos dijeron… palabras más, palabras menos, que fue la anorexia; pero eso es igual
que suicidarse ¿o no?
Él: no necesariamente, la anorexia es una enfermedad…
Gabriela: se suicidó y estamos felices de que finalmente esté muerta
Papá: Gabriela no hable así

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Gabriela: Silvana piensa igual; cuando me salió con esas a mí también me dio rabia; pero, tiene
razón, por eso hoy hay que celebrar su muerte. (A Él) Y esperamos que en unos meses usted esté
aquí con nosotros celebrando la de Silvana. Gracias por ayudarla (Gabriela y Papá ríen, Él se
une a la risa por mera cortesía. Gabriela pone alguna canción popular y empieza a cantar; al
cabo de un rato Silvana canta también casi sin darse cuenta; al llegar al coro, todos están
cantando a viva voz)
Papá: ¿y qué plan tienen ustedes?
Silvana: ninguno
Él: ¿cómo que ninguno? Hemos estado hablando de que Silvana se vaya a vivir conmigo
Papá: ¿ah sí?
Silvana: hablado nada más
Él: ella no quiere porque yo vivo con mi Mamá y mis hermanas; pero la verdad, me parece que
convivir con mi Mamá puede ayudarle bastante
Papá: ¿ayudarle a qué?
Él: pues, con todo respeto, yo creo que a Silvana le hizo falta una verdadera figura femenina
Gabriela: porque mi Mamá era de mentira
Él: no, no quise decir eso…
Gabriela: era un chiste, cálmese. Yo sé lo que quiso decir
Papá: y su Mamá es un buen modelo…
Él: yo sí creo
Gabriela: podrían venirse a vivir acá, yo igual me voy a ir con mi Papá
Papá: no me diga
Gabriela: (sonriendo) sí le digo
Silvana: eso es una mala idea
Él: ¿por qué?
Gabriela: sí Silvana ¿por qué? (silencio)
Papá: cuando su Mamá y yo nos fuimos a vivir juntos, eso fue sin pensarlo. A veces es bueno
dejarse llevar por el instinto
Silvana: mi instinto me dice que es mejor que Gabriela se quede conmigo
Gabriela: tranquila que yo ya no tengo bulimia, vea (toma una galleta la mete en el atún y se la
come, abre la boca y saca la lengua para mostrar que se la tragó) y no tengo ganas de vomitar,
ya estoy curada (Papá y Gabriela ríen)
Él: decidido entonces
Papá: (abrazándolo) en esta familia ya hacía falta otro hombre, con tantas mujeres hay mucha
locura junta
Él: (riendo) me imagino
Papá: no, la imaginación no le alcanza. Cuando yo vivía con estas tres eso era un infierno, pelea
por la comida, por la ropa, por el maquillaje
Él: por el oficio

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Papá: por el teléfono
Él: por el baño
Papá: por las salidas
Él: por los novios
Papá: por las amantes (ríen cómplices) pero cómo sabe el muchacho
Él: también vivo con tres mujeres
Papá: ah es verdad… pero vos sí las debes mantener a raya ¿o me equivoco?
Él: (riendo) hago lo que puedo
Gabriela: diga la verdad
Papá: A vos te va a costar bastante meter a esta en cintura, yo me di por vencido hace rato
(susurrando) es más difícil que Silvana (ríen) ¿vos fumás?
Él: ¿qué? (ríen. Papá le pasa la hierba y el papel, Él arma el cigarrillo)
Gabriela: ¿otra vez?
Papá: shhh… tranquila. Silvana venga, si su novio es un hombre tan amable, ¿usted qué fue lo
que hizo para que le volviera la cara así?
Silvana: Pa’…
Papá: no, venga, venga, mírese la cara ¿usted ya se vio la cara?
Silvana: Pa’ ya, eso no es chistoso
Papá: (a Él) ¿y su Papá y su Mamá qué? ¿Se llevaban igual?
Él: no, no sé, a mi Papá no lo conocí
Papá: ah, lo aprendió de su Mamá entonces (ríe)
Él: pues sí
Papá: su Mamá es todo un varón entonces, en ese caso no es mala idea que se vaya a vivir allá
Silvana, si esa mujer le enseña a pegar así, este no le vuelve a poner la mano encima (Papá y Él
ríen)
Él: yo tuve una novia así, pegaba duro la hijueputica esa, hasta me demandó la descarada
Gabriela: ¿y por qué terminaron? Eran tal para cual
Él: no, nadie quiere vivir con una mujer tan agresiva, tan igualada. Yo prefiero a mi Silvana (la
besa)
Gabriela: sumisa
Él: esta como que no conoce a la hermana. Lo bueno de Silvana es que está dispuesta a aprender,
si no fuera así ya me habría dejado (A Silvana) ¿sí o no? (Silvana asiente. Gabriela empieza a
comer con desespero) pues como que sí se curó
Papá: o sí era bulimia (ríen)
Él: pero hablando seriamente, ¿le puedo confesar algo?
Papá: dígame
Él: yo estoy enamorado de su hija (Papá ríe) no, no, es en serio. Mi intención nunca ha sido
lastimarla, Gabriela créame. Silvana es… es lo mejor que yo tengo; y que ustedes lo sepan… y
que lo entiendan para mí es muy importante. Que ustedes hoy hayan decidido aceptarme como

26
parte de su familia, a pesar de lo que pasó, para mí es… (Silvana le da una cachetada, Él queda
de frente a Gabriela quien le escupe en la cara, Él arremete contra ella. Papá no encuentra
cómo ayudarla)
Gabriela: suélteme… ¡suélteme! (forcejean)
Silvana: (con un cuchillo en la mano) soltala,
Papá: ¡suéltela hombre a ver si nos vuelve la cordura!
Silvana: ¡que la soltés te estoy diciendo!
Él: (soltando a Gabriela) Silvana…
Silvana: callate (pausa)
Gabriela: (mirando los platos vacíos) ¿yo me comí todo eso?
Él: mi amor…
Silvana: vos no te vas a venir a vivir acá
Gabriela: Pa’ ¿yo me comí todo eso?
Él: podemos hablarlo, no tiene que ser ya
Silvana: Gabriela vos no te vas a ir a vivir con mi Papá
Gabriela: ¿yo de verdad me comí todo eso?
Silvana: andate. ¡Que te vayás!
Él: ¿¡qué putas fue lo que pasó!? Soltá ese cuchillo
Gabriela: ¿¡yo de verdad me comí todo eso!?
Silvana: ¡sí Gabriela, sí! Andá a vomitar y dejá de joder (Gabriela corre al baño, se escuchan
sus arcadas)
Silvana: andate
Él: soltá ese cuchillo
Silvana: andate
Él: no me voy a ir
Silvana: ¿ah no?
Él: no
Silvana: Pa’
Papá: esto se salió de control
Él: mi amor, vos no sos así…
Silvana: callate
Él: nena…
Silvana: Pa’ dígale que no se acerque
Papá: esto se salió de control (empieza a armar otro cigarrillo, los nervios se lo impiden)
Silvana: ¿no te vas a ir?
Él: no (se acerca rápido a Silvana, presiona fuerte la muñeca de la mano en la que tiene el
cuchillo al tiempo que la agarra del cuello, Silvana deja caer el cuchillo; Papá logra separarlo
de Silvana y dominarlo, Él llora. Entra Gabriela; le toma las manos y le envuelve las muñecas
con esparadrapo, luego le amarra a una silla)

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Papá: ¿y ahora qué?
Silvana: (dejando el cuchillo) yo necesito hablar con él
Papá: ¿segura?
Gabriela: está bien amarrado Pa’, no le puede hacer nada
Papá: eso no es lo que me preocupa
Silvana: llévese los cuchillos si quiere (sonríe. Gabriela y Papá salen)
Él: ¿qué me va a hacer?
Silvana: nada (va a la cocina, empieza a preparar sándwiches) con todo este asunto de mi
Mamá no pagamos los recibos ¿en tu casa saben que venías para acá?
Él: no
Silvana: ¿querés llamar?
Él: no
Silvana: si te ajusta mucho las muñecas me avisás ¿bueno?
Él: ¿no sería mejor si me soltás?
Silvana: (ríe) tan güevón, eso no es una buena idea vos sabés
Él: no te voy a hacer nada
Silvana: pues no sé, yo te conozco y esos ojitos que tenés son de: “te voy a dar como a rata”
(ríe). Cuando yo te mire y me sienta segura, te suelto y te vas
Él: es mejor si me soltás ya
Silvana: ¿mejor para quién?
Él: mi amor… no entiendo qué te pasó
Silvana: yo tampoco (sonríe, se sienta frente a él, intenta darle de comer pero él no recibe)
bueno, tenés que comer, sólo Dios sabe cuánto tiempo vas a estar ahí (entra Gabriela) Gabi,
¿podés darle de comer? Yo me voy a bañar
Gabriela: bueno
Silvana: perdón por haberle dicho que sos bulímica
Gabriela: creo que sí lo soy
Silvana: (sonríe, la abraza) vas a estar bien (sale)
Gabriela: ¡Pa’!... ¡Pa’, venga hágame un favor! (entra Papá) dele de comer ¿sí?
Papá: ¿y es que lo piensan dejar ahí?
Gabriela: yo no sé, Silvana dijo que había que darle de comer, ella sabrá lo que hace
Él: no hablen como si yo no estuviera aquí
Papá: ¡Silvana!
Gabriela: se fue a bañar. Pues démosle de comer y ahora le preguntamos cuál es el plan
Papá: el plan es dejar que se vaya (se dirige hacia Él)
Él: gracias
Gabriela: si lo suelta capaz que lo ataca
Él: no soy un animal (Gabriela y Papá le miran. Silencio)
Gabriela: ¿por qué no deja que Silvana se encargue de eso?

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Papá: (a Él) ¿qué le dijo Silvana?
Él: que me iba a dejar ir
Gabriela: ¿sí ve? Nada más hay que esperar. Pá’ hace mucho tiempo yo no la veía tan tranquila,
realmente tranquila, yo creo que hay que dejarla. Finalmente que esté ahí amarrado no es peor
que lo que él le ha hecho a ella
Él: los voy a demandar
Papá: ¿ve por qué hay que dejarlo ir?
Él: por secuestro e intento de asesinato
Papá: no exagere hombre
Gabriela: ese no va a demandar a nadie, le mostramos la cara de Silvana a la Policía y ya está
Papá: no sea ingenua Gabriela
Gabriela: pues entonces con mayor razón no lo podemos dejar ir
Él: (gritando) ¡Ayuda!, ¡Auxilio! (Silvana le cubre la boca, Papá busca algo con qué
amordazarlo. Pausa. Entra Silvana)
Silvana: ¿por qué estaba gritando?
Papá: dice que nos va a demandar
Silvana: tranquilo Pa’ eso se le pasa. ¿Le dieron de comer?
Gabriela: no ve que se puso a gritar
Silvana: bueno (sale y vuelve con una sábana, lo cubre con ella -a Él- de la cabeza a los pies)
Pa’ no se preocupe, apenas se le pase la rabia lo dejo ir ¿bueno?
Papá: ¿segura?
Silvana: segura (silencio) usted fue el que me dijo que tenía que despertar (sonríen)
Gabriela: vaya acuéstese Pa’, mañana todo será más fácil
Papá: eso decía su Mamá
Gabriela: me parezco a ella ¿no?
Papá: en algunas cosas nada más (sale)
Silvana: acuéstese usted también Gabi
Gabriela: Silvana… se me olvidó pagar los recibos
Silvana: no importa
Gabriela: nos van a cortar la luz
Silvana: y el agua, y el teléfono
Gabriela: no se vaya a quedar despierta hasta muy tarde (le da un beso en la frente) la quiero
mucho ¿oyó?
Silvana: yo igual (Gabriela sale. Silvana recoge los platos, los lleva a la cocina, apaga la luz y
sale)

FINAL

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