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Análisis a la sentencia 256-14 del Tribunal Constitucional Dominicano

De la observación de la sentencia 256-14 del Tribunal Constitucional Dominicano se puede


deducir, como la misma sentencia se interpone en su considerando 9.16 “…En ese entorno,
conviene asimismo tomar en consideración dos particularidades con incidencia en el
problema: de una parte, que la presente acción de inconstitucionalidad no pone en tela de
juicio la adhesión del Estado dominicano a la Convención Americana de Derechos
Humanos, que fue debidamente adoptada por sus poderes públicos mediante Resolución del
Congreso Nacional núm. 379, del veinticinco (25) de diciembre de mil novecientos setenta
y siete (1977).

“Que, si bien es cierto que luego del Estado dominicano comprometerse internacionalmente
no puede alegar normas del Derecho Interno para incumplir tal obligación, no menos cierto
es que ningún acto que vincule a la República Dominicana en el escenario internacional
puede asumirse sin observar los procedimientos establecidos en el Derecho Interno del
Estado” (SENTENCIA TC/0256/14)

Con la referida sentencia el tribunal constitucional al momento de establecer como


parámetro obligatorio el cumplimiento de un trámite administrativo y burocrático dígase el
envío al congreso de la República del mecanismo para la aprobación de la corte, como país
violamos el principio de efecto útil de las disposiciones internacionales reconocidas y
ratificadas por la República Dominicana.

El tribunal al momento de realizar la referida sentencia también violó el principio de


derecho internacional ampliamente conocido denominado pacta sunt servanda el cual busca
que los tratados internacionales se cumplan por parte de estados que se obligan respecto al
cumplimiento de los mismos al suscribirlos y ratificarlos de manera voluntaria.

Al emitir la (SENTENCIA TC/0256/14) los magistrados del tribunal constitucional


desconocieron el hecho de que, independientemente de que no se hubiese agotado el trámite
para la promulgación de la competencia mediante el Congreso Nacional, eso no es
suficiente para que la República Dominicana prescinda de la competencia de la corte en
materia de Derechos Humanos por una sencilla razón, y es que si estamos adscritos a la
corte mediante un tratado general que fue ratificado por el Congreso Nacional, no es menos
cierto que mientras sigamos en la convención que es el género, vamos a seguir teniendo la
incidencia de la corte que es la especie. Para que la República Dominicana no tenga la
intervención de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, es necesario agotar un
proceso similar al que está agotando Venezuela para salirse de la convención y solo así
dejaríamos de recibir mandatos de la corte, por lo que, el tribunal constitucional en dicho
fallo desconoció uno de los principios básicos de la lógica del pensamiento dígase el
principio de identidad porque una cosa no puede ser y no sera la vez, confundió el género
con la especie y nos hizo quedar en ridículo a nivel internacional.

El tribunal constitucional violó el control de convencionalidad con la (SENTENCIA


TC/0256/14) y a su vez irrespetó el ordenamiento jurídico interno y externo, y pretendió
dejar en estado de indefensión el catálogo de derechos humanos contenidos en la
constitución de la república, dado que según el tribunal ya no pueden protegidos por la
Corte Interamericana De Los Derechos Humanos.

Lo dicho por el tribunal constitucional dominicano no es óbice para reconocer que el


control de convencionalidad es una herramienta poderosa que está llamada a asegurar la
primacía de los derechos humanos en el ordenamiento jurídico de cualquier país que, como
República Dominicana haya suscrito y ratificado la convención interamericana de los
derechos humanos.

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