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UNIVERSIDAD DE BAJA CALIFORNIA

DOCTORADO EN EDUCACIÓN

CIENCIA Y FILOSOFÍA.
JOSÉ A. DE AZCÁRRAGA.

ASIGNATURA:
FILOSOFÍA DE LA CIENCIA.

ESTUDIANTE:
ADRIANA PATRICIA MUÑOZ ZAPATA.

NOMBRE DEL DOCENTE:


DR. REINALDO GIRALDO DÍAZ.

Medellín, Colombia; Enero 22 de 2018.


INTRODUCCION
La búsqueda de conocimientos que le permitan al ser humano reconocerse,
reconocer su entorno y moldearlo a su conveniencia, ha sido uno de los motores
más grandes de la humanidad; poniendo a nuestra especie en una situación
novedosa frente a las demás, dedicarse a trabajar por algo más allá de su
subsistencia.

Tan pronto el ser humano tiene unos mínimos para su supervivencia, aparece la
pregunta por el ser, y se incentiva nuevamente el deseo de saber. Así nace la
filosofía, que lleva al ser humano a encontrar fuentes de conocimiento a partir de
la reflexión e introspección; pero, conforme se da la ruptura con el paradigma del
conocimiento estático e incuestionable, motivado por el surgimiento de la ciencia,
se abre la pregunta: ¿Sobrevivirá la filosofía al surgimiento y desarrollo de la
ciencia?

DESARROLLO TEMÁTICO
Al observar los últimos avances de la ciencia, como instrumento de creación del
conocimiento humano, versus la filosofía, como método tradicional e histórico
para producir conocimiento por la vía de “la pura reflexión e introspección del
filósofo, ambas inevitablemente motivadas y condicionadas por lo que podría
llamarse su experiencia vital” pág. 2. Es fácil apreciar que por la cantidad de
producción, y los efectos que tiene esta en la vida de las personas y las
comunidades, “la filosofía no atraviesa hoy su época de mayor esplendor”, Pág.
1.

Y es que la ciencia y de la mano la tecnología, avanzan a pasos agigantados,


produciendo gran cantidad de teorías, algunas basadas en la experimentación y
otras, desde el modelo teórico, contrastando, complementando, apoyando y
expandiendo los límites de un conocimiento que cada día encuentra mayor
validez a la hora de explicar el mundo que nos rodea.

El origen del pensamiento científico

El ser humano, en la medida que ha desarrollado su mayor instrumento para


valerse en el mundo: “el pensamiento”, ha tratado de dar explicaciones a lo que
ocurre con su existencia, al trato que recibe de otros, a los acontecimientos de la
vida social y natural. Esa herramienta distintiva del pensamiento, le ha permitido
en alguna medida tomar ventaja frente a los demás habitantes del planeta, en la
medida en que puede explicar lo que sucede, experimentar, predecir y reconocer
la naturaleza de lo que le rodea.

El desarrollo del pensamiento, en primera instancia permite la sobrevivencia de


la especie humana; pero, conforme se desarrollan las culturas, le permite al ser
humano pensarse más allá del mito, del temor por el poder inconmensurable de
las fuerzas de la naturaleza que no podía explicar; y surge el pensador en la polis
griega, que se desarrolla en una cultura con un dominio de la naturaleza relativo,
pero suficiente para poder ocuparse de algo más allá que la subsistencia. Así,
aparecen algunos pensadores o filósofos, algunos de ellos con gran renombre
como Sócrates, Platón y Aristóteles, que se plantearon asuntos relacionados con
la naturaleza del ser humano, del conocimiento, de la vida en sociedad… y con
estos planteamientos iniciales dieron las bases para el surgimiento de la filosofía,
la ética, la política, y todos los estudios sociales fundamentalmente.

Los aportes de los filósofos de la antigüedad, se plantearon como saberes


irrefutables, basados en el razonamiento y la introspección, que en últimas, son
el producto de su cultura y de las experiencias vitales que han tenido.

“Esa experiencia vital tiene dos vertientes, social y natural, resultado


de nuestra interacción con los demás seres humanos (incluyendo
educación y formación) y con la naturaleza. Puesto que las ideas de
las personas dependen de su experiencia vital –tanto más
acusadamente cuanto más estrecha es– no es sorprendente que la
filosofía que construyeran dependiera de ella”. Pág. 2.

Estos aportes filosóficos, sostuvieron los ideales de la cultura occidental durante


mucho tiempo, dictando la manera en como las sociedades se debían conformar,
en la que las personas debían vivir acorde a unos principios éticos y morales,
que establecían unas formas determinadas de relacionarse unos con otros, y en
última instancia como coexistir con el entorno natural y utilizar los productos de
la creación humana y los bienes “prestados por la naturaleza”.

A partir de ello, surgió lo que se conoce hoy día como ciencia y filosofía.
Azcárraga (2003), menciona que el pensamiento filosófico surgió a partir de las
vivencias de los sentidos, es decir, que inicialmente se podían explicar las cosas
que se podían percibir con los sentidos biológicos, esto se denominaba
experiencia vital y fue la base del pensamiento científico que se tiene hoy día; y
que aunque la ciencia actualmente aún utiliza esos sentidos como forma de
aproximación a la naturaleza, no se agota en ello, pues mediante la utilización de
diversas instrumentos tecnológicos y conceptuales, se trata de verificar con la
experimentación que los productos de conocimiento que se generan no sean un
simple asunto de creencia, dogma, o saber sin posibilidad de ser comprobado,
mínimamente, en el contraste de diversas teorías.

Los planteamientos construidos a través del razonamiento y la introspección,


fueron la base irrefutable para todo el conocimiento producido hasta el siglo XVII,
cuando Galileo se atreve a desafiar las lógicas de los sentidos enunciando como
parte de la naturaleza fuerzas invisibles a los sentidos y sólo deducibles por sus
efectos. Dando pie a un razonamiento lógico, que podía comprobarse en
cualquier lado, y que su ejecución no dependía del razonamiento del autor o de
su “experiencia vital”.

La utilización de instrumentos capaces de percibir aspectos de la naturaleza


antes inalcanzables e insospechados, como el telescopio, ha llevado a la filosofía
tradicional a perder terreno, obligando al filósofo moderno a ir más allá del
desdén y el señalamiento del vacío de las ciencias, y de su exacerbada
racionalidad y objetividad, que olvida al ser; para verse obligada a crecer a la par
de las nuevas teorías que surgen en todos los campos del saber.

Además, es imposible olvidar, que en la historia del desarrollo del pensamiento


y del conocimiento, la filosofía ha sido fuente obligada, y que, aunque se enfrente
a la tarea de reformarse, replantearse y crecer a la par de los desarrollos
científicos, ella está presente en el desarrollo del conocimiento actual, porque
algunos de los hitos para el desarrollo del pensamiento científico han tenido
orígenes en la filosofía, dando rumbo a sus investigaciones como el caso de
Newton (1846) con en su trabajo de física clásica, y el comportamiento de los
objetos en movimiento que se valió de planteamientos filosóficos para finalizar
su teoría; o Darwin (1859), quien antes de publicar su trabajo y las evidencias
que demostrarían su teoría científica, desarrolló una línea de pensamiento que
le indujo al trabajo sobre la evolución y origen de las especies.

“… la componente humana y social de la experiencia vital siempre


estuvo presente en la génesis de la filosofía, pero también aquí ha
sido ajena, en gran parte, al conocimiento científico. Los sucesores de
Platón y Aristóteles deben –o deberían– enfrentarse hoy con los
rudimentos de la fisiología, la etología, la psicología evolutiva, las
redes neuronales, y quién sabe si hasta con la física cuántica –como,
por ejemplo, intentó en España Xavier Zubiri en los años treinta– para
abordar algunos aspectos del conocimiento y de la naturaleza
humana”. Pág. 2.
Esa necesidad de que la filosofía del siglo XXI se apegue a los avances de la
ciencia para producir sus reflexiones sobre el hombre, la naturaleza, la vida en
sociedad y sus relaciones; está dada cuando la genética habla de mutaciones y
características heredadas, cuando a través de un gen se puede cambiar la
posibilidad de un comportamiento, de pensar o de desarrollar o no una
enfermedad, cuando la neurología explica qué químicos intervienen en el
desarrollo de la conciencia, en el aprendizaje, en la toma de decisiones; “cuando
algunos aspectos de la ética del comportamiento pueden analizarse también
desde una perspectiva biológica por medio de la sociobiología” pág. 2, la
neurología, la psicología…, cuando lo que somos como humanos es replanteado
cada día con los avances en diversas áreas del saber.

En la medida en que la comprensión del mundo y del ser humano cambia, es


necesario que las reflexiones sobre su esencia, sus posibilidades, sus
relaciones… sobre todo lo que implica la complejidad humana, cambien para
integrarse a estas nuevas realidades. Así, la mera reflexión e introspección,
pierden valor cuando se quedan exclusivamente en el orden del pensamiento sin
comprobación para intentar producir saber, pues será un saber inútil a toda vista.

“Por ello, y rememorando el universalismo del renacimiento, la


filosofía del s. XXI deberá incluir en su bagaje el conocimiento
científico o no será filosofía, es decir, amor a la sabiduría. Decía
Einstein que “en estos tiempos materialistas en que vivimos, la única
gente profundamente religiosa son los investigadores científicos
serios”. Quizá se podría afirmar también que los auténticos filósofos
de hoy son los que no ignoran la perspectiva científica”. Págs. 2 -3 .

El debate: Popper vs. Wittgenstein

En 1946, Wittgenstein, docente de la King’s College de Cambridge, suponía que


las dificultades lingüísticas eran el obstáculo primordial que impedía que el
pensamiento filosófico fuera de carácter “verdadero”, sosteniendo que si el
lenguaje era claro y explicaba las cosas de una forma certera, se podría
considerar como verdadero; además, afirmaba que no habían verdaderos
problemas filosóficos. Su actitud frente al saber era claramente dogmática, y así
mismo sus seguidores tenían hacia él “una gran fe”. Uno los grandes detractores
de su postura fue su contemporáneo Karl Popper (, que bastante más joven y
con otras experiencias vitales teniendo en cuenta su labor como docente de la
London School of Economics, plantea que “sí había genuinos problemas
filosóficos; entre otros, la propia tesis de Wittgenstein” pág. 3. Popper es uno de
los padres del pensamiento científico racional de hoy en día, y sus
planteamientos se siguen en muchos procesos industriales e investigaciones de
carácter académico y científico.

“Por lo que se refiere a la ciencia, Popper, defensor de su racionalidad,


consideraba que ésta es probablemente la única actividad humana en
la que los errores son criticados sistemáticamente y, finalmente,
corregidos. La refutación de las teorías por medio de la observación
de la naturaleza y de la experimentación constituye la esencia, y la
garantía de éxito, del método científico. Una teoría que no es refutable
tiene muy escaso valor: tan poco, que ni siquiera es falsa”. Pág. 3.

Este carácter de racionalidad que Popper le imprime a ciencia, la acompaña


hasta el punto hallar en la naturaleza un “juez imparcial” que “determina la posible
supervivencia de una teoría” pág. 3. En consecuencia, la ciencia tiene carácter
universal, porque no depende de creencias personales, culturales, “políticas,
religiosas o filosóficas de los científicos. Esta característica de la ciencia la hace,
realmente, única”. Pág. 3.

Substrato filosófico de las teorías científicas

Algunos planteamientos filosóficos han influido en la creación de teorías


científicas como el caso de Descartes en las teorías de “Newton, y después en
la teoría del electromagnetismo de Michael Faraday y de James Clerk Maxwell
(1864) […] pero el lastre que suponía el éter desapareció de la física al llegar la
teoría de la relatividad especial de Einstein en 1905 y la noción de la propagación
del campo electromagnético en el vacío”, pág. 4. Sin embargo, en otras
ocasiones, la ciencia desvirtúa por completo un planteamiento filosófico, como
en el caso de la teoría de la relatividad general de Einstein, que destruyó los
conceptos de Immanuel Kant “sobre el espacio y el tiempo, que suponían su
existencia previa en nuestras mentes” pág. 4. Al Einstein descubrir que “la propia
geometría del espacio-tiempo está íntimamente ligada a la distribución de
materia en el universo”. Pág. 4.

En esta vía es posible afirmar que la ciencia ha estado de la mano con la filosofía.
La filosofía ha aportado al desarrollo del pensamiento científico ayudándole a
formar bases epistemológicas, y a definir el proceso investigativo que se usa hoy
día. La ciencia ha avanzado de tal manera que descarta la filosofía vista como
producto de la reflexión y la introspección, pues el avance de la tecnología
permite ir más allá de sí mismo, de su propia y limitada experiencia, de lo que los
sentidos nos ofrecen, para abrirnos a una nueva realidad, inabordable desde
otras lógicas diferentes a la experimentación y comprobación.
El positivismo científico es una corriente filosófica cuya tesis principal sostiene
que “la ciencia sólo debe ocuparse de lo que es directamente observable” pág.
4. Esta corriente influyó en las posturas de varios científicos del siglo XX como
en algunos de los creadores de la mecánica cuántica, “Heisenberg, en especial
en el análisis de sus relaciones de indeterminación (1927), así como en el
Einstein de la primera época, en la formulación de la teoría de la relatividad
especial. El positivismo no está lejano del operacionalismo de Percy W. Bridgman
(The logic of modern physics, 1927) según el cual un concepto debe definirse a
través de la operación que ha de efectuarse para contrastarlo; recuérdese la
insistencia einsteiniana en la ‘definición operacional’ de simultaneidad en la
relatividad especial. Después, Einstein renegó del positivismo –y criticó a Mach,
“buen físico y pésimo filósofo” – pero, una vez más, el punto de vista filosófico es
completamente ajeno a la validez de la relatividad o de la mecánica cuántica”.
Pág. 4

Como ellos, muchos otros autores pretendieron que la ciencia sólo se


direccionara a estudiar lo observable; pero era inevitable que con el avance de
las teorías de la física cuántica siguieran la misma línea; y más, teniendo en
cuenta que la mayoría de sus avances eran teóricos y que apenas en los últimos
años se pudieran demostrar en laboratorios con alta tecnología.

Desde la epistemología, se intenta unir el desarrollo del conocimiento científico


con la investigación, para resolver problemas esenciales de nuestro entorno.
Asunto que se ha intensificado en los siglos XX y XXI, logrando mayor cantidad
de avances en el último tiempo, que lo alcanzado en toda la historia de la
humanidad.

El pensamiento científico moderno, ha posibilitado resolver muchos problemas


de índole matemático, físico y filosófico, los procesos de racionalidad y lógica en
la búsqueda de soluciones ha permitido crear máquinas y generar avances en
las áreas del conocimiento que antes no se habían podido dar, la investigación
científica ha podido brindar trabajos de índole académico o científico que
permitan que los pensadores de las nuevas generaciones puedan seguir
trabajando en doctrinas que fueron propuestas por pensadores antiguos.

Actualmente, las herramientas tecnológicas como el internet permiten acceder a


gran parte de la información que ha producido durante siglos la humanidad, lo
que permite que muchos investigadores avancen en sus trabajos, creen nuevo
conocimiento y lo compartan con los demás; facilitando procesos de aprendizaje
colaborativo, que es otra de las características de la producción del conocimiento
científico actual, que al dar a conocer los avances en temas teóricos o
experimentales, los científicos pueden recibir comentarios de sus pares,
contrastar puntos de vista o productos de investigación, contribuyendo a la
generación de un nuevo conocimiento y la solución de problemas específicos.

El futuro de la ciencia. Necesidad de la filosofía

Siempre queda abierta la pregunta: ¿hasta dónde puede llegar la humanidad en


la comprensión del mundo circundante y de la propia naturaleza del ser humano?
Si bien, la ciencia se alimenta de esa pregunta incesante por el origen y
funcionalidad de las cosas, que desde un enfoque racional tiende a buscar cada
día nuevas y mejores explicaciones a los fenómenos ya conocidos; ¿hay un límite
para esa búsqueda? Tomando de base las limitaciones propias del ser humano,
de un lado, y de otro su insaciable búsqueda de saber con la sutil esperanza de
controlar lo que sucede con su vida y su alrededor; quizás sea imaginable que
no; y mucho menos, ahora que se han logrado avances en el desarrollo de la
inteligencia artificial, que será quizás una de las más grandes esperanzas para
“ver el mundo con otros ojos”

“En cualquier caso, la actitud científica debe ser de permanente


insatisfacción ante las preguntas que aún no tienen respuesta y de
curiosidad por conocerla”. Pág. 6.

Al retomar el concepto de filosofía según la RAE: “Conjunto de saberes que


busca establecer, de manera racional, los principios más generales que
organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar
humano.”; unido al concepto etimológico de la palabra: “amor al saber”, y el de
ciencia según De Azcárraga (2003), retomando la RAE: “‘la esencia,
propiedades, causas y efectos de las cosas naturales’ y, también, de nosotros
mismos, de lo que somos y de nuestras acciones” pág. 1. Es posible afirmar que:
“la ciencia es también filosofía” pág. 6.

Quien quiera saber de ciencia, habrá de conocer su historia; y con ella la de la


evolución del pensamiento humano.

Así como la filosofía ha contribuido al avance de la ciencia; es hora de que la


ciencia nos guíe hacia nuevas reflexiones filosóficas que permitan comprender
la naturaleza de las acciones humanas, y con ellas entrar en los campos de la
ética, la política, la educación y las ciencias sociales. Pues retomando a Sanchis,
Filosofía griega y Ciencia moderna (ediciones ACDE, 2002), citado por De
Azcárraga (2003): en realidad no existe “dicotomía entre las culturas científica y
humanista –ambas son parte de una única cultura–” pág. 6.
CONCLUSIONES
La búsqueda de saber es parte esencial del ser humano; y bien sea por vías de
la reflexión e introspección, como tradicionalmente había obrado la filosofía; o
retomando los avances teóricos y experimentales de la ciencia, para generar
reflexiones contextualizadas al momento, bagaje conceptual e histórico, y
atendiendo los aportes de la tecnología; la filosofía, sigue vigente y presente
como forma de conocer el mundo, la propia humanidad y las relaciones que se
establecen entre los humanos con ellos mismos, con los otros y con la
naturaleza.

En la actualidad es imposible concebir la filosofía sin la ciencia; porque no sólo


la filosofía se plantea como origen de las ciencias; sino, que la ciencia cuestiona
e invalida algunos conceptos filosóficos.

Todo futuro posible de la filosofía, como amor al conocimiento, estará atado al


reconocimiento de los avances científicos de su momento.

La ciencia se ha constituido como base en el desarrollo y funcionamiento del ser


humano; cada día es utilizada a diario por las personas en todas partes del
mundo; aunque en ocasiones no sean conscientes de ello; son beneficiadas por
todo tipo de conocimiento y creaciones tecnológicas que facilitan su vida.

BIBLIOGRAFIA
DE AZCÁRRAGA, JOSÉ. (2003). Ciencia y Filosofía. Revista Mètode, Revista de
difusión de investigación de la Universidad de Valencia, Anuario 2002/03, págs.
40-46.

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