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El abuso y la violencia doméstica

Kerby Anderson

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Introducción
Cada año, hay vidas de mujeres (y hombres) que son alteradas o destruidas por alguien que
abusa de ellas. Las cicatrices emocionales y físicas, así como la destrucción resultante,
aparecen claramente en estadísticas sociales y criminales.

Si bien el abuso se denuncia poco, las estadísticas actuales de crímenes al menos


comienzan a contar la historia. El Informe Uniforme de Crímenes del FBI indica
rutinariamente a la violencia doméstica como la principal causa de lesiones para mujeres de
entre 15 y 44 años de edad en Estados Unidos. Estas lesiones superan a las de los
accidentes automovilísticos, los ataques callejeros y las violaciones combinadas.

El abuso puede ser manifiesto, flagrante y descarado. Pero puede ser también sutil y artero.
Puede hacer explosión o introducirse gradualmente en una relación. Si bien las mujeres son
las principales víctimas del abuso, los hombres también pueden serlo.

Uno de los primeros pasos para tratar con el abuso es identificarlo. Esto suele ser difícil
porque puede manifestarse de distintas formas. Esta es una breve reseña de los distintos
tipos de abuso.

Abuso emocional es el uso de estrategias mentales o juegos psicológicos. Esto podría


incluir cosas como ira, agresión, humillación, intimidación, asecho, temor, poder y control.
El objetivo es causar daño emocional a la otra persona.

Abuso físico incluye el uso de partes del cuerpo o armas para amenazar, castigar, dominar,
contener, controlar o lesionar a otra persona.

Abuso sexual es el uso de acciones sexuales forzosas que pueden dominar, manipular,
amenazar, lesionar, corromper o controlar a otra persona.

Abuso social involucra otras formas de abuso para dominar, manipular o controlar las
relaciones sociales de otra persona.

Abuso financiero es el uso de dinero o cuestiones relacionadas con lo financiero para


dominar, amenazar o controlar. Esto puede hacerse para dañar a otra persona o sacar
provecho financiero de esa persona.

Abuso espiritual es el control de los intereses o prácticas religiosas de otra persona. Puede
causarse daño espiritual al criticar las convicciones religiosas de una persona o al
distorsionarlas con propósitos religiosos.
Si bien el abuso puede asumir diversas formas, suele haber elementos comunes. Por
ejemplo, a menudo existe la tendencia de culpar a la víctima del abuso. A una mujer, por
ejemplo, tal vez un pastor o un miembro de la iglesia le diga que "se someta" o que "ore
más por su matrimonio". Y, a menudo, las mujeres vuelven a involucrarse en relaciones
abusivas, para sorpresa de muchos.

En este artículo intentaremos brindar algunas respuestas y una perspectiva sobre este tema
importante. (Quisiera señalar también que ya tenemos artículos en el sitio Web de Probe
que tratan con temas como el abuso verbal y el abuso espiritual.)

Tipos de abusadores
Si bien el abuso y la violencia doméstica se encuentran entre los problemas sociales más
acuciantes de nuestro tiempo, la mayor parte de la sociedad (incluyendo las iglesias) sigue
considerando a esta crisis como un asunto privado. A las mujeres abusadas los pastores y
los miembros de la congregación suelen aconsejarles que "oren más" o "intenten ser una
mejor esposa".
El abuso ha sido ignorado no sólo por la iglesia sino a menudo por la profesión médica. En
su estudio del abuso, Evan Stark y Ann Flitcraft encontraron que, de un millón de mujeres
que solicitaron tratamiento médico por lesiones sufridas de esposos y novios, los médicos
identificaron correctamente las lesiones como resultado de golpizas sólo el cuatro por
ciento de las veces.{1}

Frecuentemente el abuso infantil y la violencia doméstica van de la mano. Los hombres que
abusan de su esposa abusan a menudo también de sus hijos. La investigación demuestra
que, en hogares donde ocurre la violencia doméstica, los hijos son abusados en una
proporción de 1500 por ciento superior al promedio normal.{2}

A menudo este abuso comienza antes que nazca el niño siquiera. Un estudio de 1200
mujeres embarazadas blancas, latinas y africanoamericanas encontró que una de cada seis
informó que hubo abuso físico durante el embarazo.{3}

Los investigadores ahora concluyen que hay dos tipos de abusadores. Neil Jacobson y John
Gottman lo documentan en su libro When Men Batter Women.{4} Su estudio de más de
200 parejas en relaciones peligrosas ayudó a destruir mitos y arrojó nueva luz sobre las
relaciones abusivas.

Ellos describen dos tipos de golpeadores: los "cobras" y los "perros Pit Bull". Los "cobras"
son los más severamente violentos de los dos. Golpean velozmente y ferozmente,
manteniendo siempre el control y sintiéndose con derecho a todo lo que desean.

Los "perros Pit Bull" son violentos porque son inseguros. Tienen una mayor probabilidad
de perder el control, y dejan que sus emociones se caldeen lentamente hasta que explotan
de ira.
Jacobson y Gottman estudiaron intensamente unas 60 de las 200 parejas viendo cintas de
video de discusiones no violentas de golpeadores severos con su cónyuge. Para eliminar
parte de la subjetividad, monitorearon también los signos vitales (ritmo cardíaco, flujo de
sudor) de las parejas.

Encontraron que los "cobras" se asemejan a la serpiente de la que toman su nombre.


Permanecen inmóviles y concentrados justo antes de atacar a su víctima. Se vuelven
internamente serenos durante el abuso. Mientras que el ritmo cardíaco de los "perros Pit
Bull" aumenta durante el abuso, el ritmo cardíaco de los "cobras" llega a disminuir.

Los "perros Pit Bull" son impulsados por una profunda inseguridad y suelen tener una
dependencia insalubre de la compañera abusada. Temen perder a su esposa, así que intentan
controlarla mediante el abuso físico y emocional. Los "cobras" a menudo han sido abusados
ellos mismos físicamente o sexualmente (frecuentemente en la niñez), y tienden a
considerar a la violencia como una parte inevitable de la vida.

Límites
A menudo las víctimas del abuso sienten que merecen el abuso que reciben. Han sido
convencidas (por su pareja o tal vez por la sociedad en general) de que el abuso es culpa de
ellas. No lo es. Para reforzar esta afirmación, estas son ocho cosas que nadie merece:{5}

Nadie merece ser empujado, abofeteado, magullado ni pateado. No hay ninguna excusa que
justifique este tipo de acciones, sean drogas, alcohol, problemas financieros o problemas
familiares.

Nadie merece ser abusado verbalmente. Nadie debe ser insultado o tratado a los gritos sin
ninguna razón aparente.

Nadie merece que le dañen sus posesiones (arrojando platos, desgarrando ropa) o que le
destruyan regalos. Estas cosas no se vuelven automáticamente "de él" simplemente porque
pagó por ellas de una cuenta corriente conjunta.

Nadie merece que interfieran con su posibilidad de ir de un lado a otro. Usted no necesita
que le digan cuándo puede y cuándo no puede salir de la casa, ir de compras o ir a la
escuela.

Nadie merece ser seguido, acosado o espiado. Como adulto, usted tiene derecho a ir donde
usted quiera, y pasar el tiempo de la forma que usted escoja.

Nadie merece ser ridiculizado, denigrado, menospreciado, ni que se burlen de ella. Esto se
aplica tanto en el hogar como en público.

Nadie merece ser privado emocionalmente. Todos tienen necesidades emocionales: de


amar, de ser amado, de cuidar y ser cuidado, de necesitar de otros y de ser necesitado por
otros. Esto involucra más que una sola persona que exige su tiempo y atención.
Nadie merece ser aislado. Usted merece tener una comunidad de personas alrededor suyo
además de sólo un cónyuge que domina su vida.
Toda persona tiene derechos que deben ser afirmados para impedir que tenga lugar el
abuso. Esta es una breve lista de esos derechos:

Usted tiene derecho a ser tratado con respeto. Todas las personas son creadas a la imagen de
Dios (Génesis 2:26, 27) y tienen valor y dignidad. Usted merece respeto
independientemente de su condición económica, raza, religión o sexo.

Usted tiene derecho a ser escuchado. Usted tiene ideas y opiniones, y debe tener la libertad
de expresarlas.

Usted tiene derecho a un sistema de ayuda. Usted no debería tener que depender de una
persona en su vida para que satisfaga todas sus necesidades emocionales y que lo separa del
resto de la sociedad.

Usted tiene derecho a ir de un lado a otro libremente. Usted debe poder tomar decisiones
con relación a lo que hace con su tiempo libre.

Usted tiene derecho a tener privacidad y espacio propios. Usted no renuncia a esos
derechos cuando se casa o cuando comienza a tener hijos.

Usted tiene derecho a mantener una identidad separada.


Cada uno de estos derechos es importante para establecer límites en una relación. Estos son
los componentes clave para impedir el abuso.

Mitos del abuso


Veamos ahora algunos de los mitos acerca del abuso.{6}
Un mito es que las víctimas del abuso vienen de familias de menores ingresos. En realidad,
las víctimas de la violencia doméstica vienen de todas las condiciones sociales. La raza, la
religión, el trasfondo socioeconómico no son predictores del abuso. Las víctimas del abuso
pueden ser personas de buena o mala educación, profesionales o trabajadores comunes.

Un segundo mito es que las víctimas permanecen en relaciones abusivas porque les gusta
ser abusadas. Esto no es cierto sencillamente. Muchas han sido condicionadas para aceptar
las golpizas porque son culpadas por sus abusadores, pero no les gusta ser golpeadas.
Muchas víctimas en realidad "aceptan el abuso como habitual en las relaciones". {7}

Entonces, ¿por qué no se van las víctimas? La respuesta a esto suele ser bastante compleja.
Muchas mujeres creen que no pueden irse porque "él no puede vivir sin mí". Temen que
tendrá una crisis nerviosa, se suicidará o perderá su trabajo.
Tal vez crea que los hijos necesitan un padre, racionalizando que un padre abusador es
mejor que no tener ningún padre. Y ella tal vez piense que no podrá mantenerse por su
cuenta en el mercado laboral.

Muchas mujeres temen ser muertas si dejan una relación abusiva. Y ese temor puede estar
justificado. Los estudios demuestran que las mujeres golpeadas tienen una mayor
probabilidad de ser muertas después de dejar una relación abusiva.{8}

Las víctimas del abuso también se autoconvencen de que las cosas van a mejorar. "La
esperanza nunca muere", y siempre hay esperanza de que, con los cambios adecuados y el
trabajo duro, el abuso desaparecerá. Lamentablemente, no lo hace.

Un tercer mito es que la violencia ocurre mayormente entre extraños. En contra de la


opinión popular, el mayor riesgo de ataque de una mujer viene de un compañero íntimo.
Las estadísticas del Departamento de Justicia indican que las mujeres son atacadas siete
veces más frecuentemente por ofensores con quienes tienen una relación íntima que las
víctimas masculinas de la violencia.{9}

Un cuarto mito es que el abuso no es un problema importante. La violencia doméstica es


uno de los principales problemas de salud hoy. Como hemos mencionado, afecta a cada uno
de los segmentos socioeconómicos de la sociedad. "Los funcionarios federales estiman que
la violencia doméstica cuesta a las empresas estadounidenses 4.000 millones de dólares al
año en menor productividad, rotación de personal, ausentismo y el uso excesivo de
beneficios médicos".{11}

Primero, los pastores y miembros de la iglesia deben ser conscientes del alcance del
problema. He brindado algunas estadísticas sociales para demostrar cuán extendido está el
abuso en nuestra sociedad. No es un problema que podamos ignorar o tratar mediante
simples frases hechas.

Segundo, los pastores y consejeros necesitan ayudar a las víctimas del abuso a fijar límites
en su vida. Las mujeres golpeadas suelen encontrar que les cuesta decidir cosas porque otro
ha estado tomando decisiones por ellas. Muchas mujeres que viven en hogares violentos
fueron de la casa de su padre directamente a la casa del abusador. Nunca han tenido
demasiada experiencia en hacer sus propias elecciones personales.

Si usted quiere ayudar a una víctima del abuso, debería alentarla a tomar sus propias
decisiones. Resista la tentación de rescatarla y asumir el control de su vida. Ella necesita
sentir que está facultada para actuar y no sentirse inútil. Al mismo tiempo, usted puede
brindar sugerencias sobre cómo encontrar un consejero familiar o una agencia que se ocupa
de la violencia doméstica.

Tercero, si usted es un pastor, un consejero o simplemente un amigo compasivo, puede


brindar consejos y consolación. Ella necesita oír de usted que no merece ser abusada.
Reconozca la seriedad de la situación, y no deje que se autoconvenza de que el abuso
desaparecerá.

Cuarto, esté preparado para una intervención en caso de crisis. Puede ser necesaria una
rápida acción para protegerla a ella y a sus hijos. Pídale que describa las circunstancias de
las últimas dos o tres golpizas. ¿Qué ocurrió antes del ataque (droga, alcohol, discusión)?
¿En qué estado se encuentra la relación de ella en este momento?

Un pastor o consejero que recibe una llamada de crisis sólo tiene unos pocos instantes para
discernir el alcance de la amenaza, y deben tomarse acciones adecuadas. ¿Puede llegar ella
a un lugar seguro inmediatamente? ¿Tiene usted un lugar para que ella vaya, de ser
necesario?

A veces la crisis llega a su oficina o a su hogar. Un pastor, consejero o amigo compasivo tal
vez necesite buscar atención médica y un lugar seguro lejos del abusador.

Si la pareja está separada, ella podría ser asechada por su abusador. Ella necesita saber
quién puede protegerla y cómo ponerse en contacto con servicios legales.

Quinto, la iglesia debe abordar este importante tema del abuso doméstico. Al hablar del
tema, rompemos el silencio que rodea el abuso y lo confrontamos con principios bíblicos.
La iglesia debe hacer que los abusadores se hagan cargo de sus acciones. La intervención,
la confrontación y el amor firme deben ser las herramientas usadas para combatir el abuso
en nuestras comunidades.

Si el golpeador es un miembro de la iglesia, entonces Mateo 18 brinda un modelo para


confrontar a los "ofensores" dentro de la iglesia. Gálatas 5:22-25 habla del fruto del
Espíritu, que incluye amabilidad, bondad y dominio propio. Estos y muchos otros
versículos brindan un modelo para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en
la justicia (2 Timoteo 3:16). Los cristianos tienen un papel importante en tratar con el abuso
dentro de nuestra sociedad.

Notas

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