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El Recurso de Apelación
Texto
Contenidos
• I. Generalidades
• II. Interposición del recurso de apelación
• III. Efectos del recurso de apelación
• IV. Tramitación del recurso de apelación
• V. De la adhesión a la apelación
• VI. Pruebas, incidentes y notificaciones en la alzada
• VII. Extinción del recurso de apelación
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I
Generalidades
482. Concepto. Etimológicamente la palabra apelación deriva de la voz latina
"appellatio", que quiere decir citación o llamamiento y cuya raíz es "appello",
"appellare", habiendo conservado dicho origen en la mayoría de los idiomas. Así, en
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expresamente ordenados por la ley. Esta apelación sólo podrá interponerse con
el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que ésta no
sea acogida".
En consecuencia, las resoluciones judiciales susceptibles de apelación son las
siguientes:
g. Las sentencias definitivas de primera instancia. Sabemos que sentencia
definitiva es la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que
ha sido objeto del juicio (art. 158, inc. 2º, CPC); y de primera instancia, aquella
que, precisamente, es susceptible de recurso de apelación (art. 187 CPC).
h. Las sentencias interlocutorias de prime-ra instancia. También sabemos que
senten-
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cia interlocutoria es la que falla un incidente del juicio, estableciendo derechos
permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite que debe
servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria
(art. 158, inc. 3º, CPC); y de primera instancia, aquella que, precisamente, es
susceptible de recurso de apelación (art. 187 CPC); y
i. Los autos y los decretos de primera instancia, siempre que alteren la
sustanciación regular del juicio o recaigan sobre trámites que no están
expresamente ordenados por la ley. Recordemos que se llama auto la resolución
que recae en un incidente no comprendido en el caso de las interlocutorias; y
que es decreto el que, sin fallar sobre incidentes o trámites que sirvan de base
para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o
arreglar la sustanciación del proceso (art. 158, incs. 4º y 5º, CPC).
Ejemplo de un decreto que altera la sustanciación regular del juicio: interpongo
una demanda en juicio ordinario de mayor cuantía, y el tribunal provee citando
a comparendo, en vez de conferir traslado.
Ejemplo de un decreto que ordena un trámite no establecido expresamente en
la ley: en un juicio ordinario de mayor cuantía, evacuado el trámite de dúplica,
el tribunal confiere nuevo traslado al demandante para que se haga cargo de
este último escrito.
Ahora bien, la apelación que se deduzca en contra de los autos y decretos, en los
casos en que ella es procedente, presenta una particularidad muy especial.
Debe interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición, y
para el caso que ésta sea denegada. En otros términos, el legislador desea que si
el tribunal se ha equivocado, dictando un auto o decreto que altera la
sustanciación regular del juicio o que ordena trámites no establecidos
expresamente por la ley, sea él mismo quien subsane el error, reponiendo la
resolución respectiva y evitando así la concesión y tramitación de una
apelación inoficiosa.
486. Resoluciones judiciales inapelables. A contrario sensu de lo expuesto
en el párrafo precedente, tenemos que no son susceptibles de apelación las
siguientes resoluciones judiciales:
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II
Interposición del recurso de apelación
487. ¿Quién puede apelar La ley ha sido minuciosa al determinar el objeto del
recurso de apelación, las resoluciones susceptibles de tal recurso, los efectos del
mismo, etc., pero nada ha expresado en
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orden a quien puede apelar. Ante este silencio sólo cabe recurrir a los principios
generales del derecho y a la opinión de los autores.
Según éstos, para apelar se requieren dos condiciones fundamentales: ser parte y,
además, ser parte agraviada.
Ahora bien, sabemos que las partes en juicio pueden ser directas e indirectas o
terceros. Son partes directas el deman-dante y el demandado, y las partes indirectas
o terceros pueden ser coadyuvantes, excluyentes e independientes.
En consecuencia, la calidad de deman-dante o de demandado nos da derecho a
apelar, como igualmente la de tercero. Respecto de estos últimos, su derecho a
apelar está consagrado expresamente en la ley (arts. 16, 22 y 23 CPC).
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Todavía más, si son varios los demandantes o varios los demandados, pueden apelar
todos ellos, e incluso pueden hacerlo el o los demandantes y el o los demandados, a
la vez; de suerte que es exacto afirmar que pueden interponerse tantas apelaciones
como partes haya o figuren en el proceso.
El segundo requisito para apelar es ser parte agraviada. Éste es un concepto jurídico
y significa que la resolución contra la cual pretendemos alzarnos nos ha
perjudicado, en razón de haber negado, en todo o en parte, lo que habíamos
solicitado. Ejemplos: la sentencia que da lugar a la demanda agravia al demandado;
la sentencia que niega lugar a la demanda agravia al demandante, y la que acoge la
demanda en parte, perjudica a deman-dante y demandado, a la vez.
488. ¿Ante quién y para ante quién se apela La apelación es un recurso
esencialmente de inferior a superior en grado jerárquico. Debe, por consiguiente,
inter-ponerse ante el mismo tribunal que dictó la resolución contra la cual
pretendemos alzarnos y para ante el tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico.
El juez que dictó la resolución recurrida recibe el nombre de juez a quo y el que va a
conocer del respectivo recurso de apelación el de juez ad quem. Ejemplo: se dicta
una sentencia definitiva de primera instancia por un juez de letras y se apela de ella
ante este juez (juez a quo) y para ante la Corte de Apelaciones respectiva (juez ad
quem).
Ahora bien, la interposición del recurso de apelación ante el mismo tribunal que
dictó la resolución recurrida se funda en una evidente necesidad de orden procesal;
porque si se entablara, en cambio, ante el tribunal que va a conocer del recurso, el
tribunal a quo podría llevar adelante el procedimiento, o sea, la ejecución del fallo
apelado, por no tener noticias de su interposición.
Tampoco este sistema infiere perjuicio a la parte recurrente, en el sentido de poder
resistirse el tribunal a quo a que su resolución sea revisada por el tribunal superior,
negando lugar a la concesión del recurso de apelación; porque también el legislador
ha puesto otro recurso en manos de la parte que se siente perjudicada por
semejante resolución, o sea, el de hecho, que estudiaremos oportunamente.
Por último, el conocimiento del recurso de apelación por parte del tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico, es una consecuencia legítima y
natural de la organización judicial, a base de jerarquía o gradación de inferior a
superior, la cual entrega la primera instancia de determinados negocios judiciales al
tribunal inferior, y la segunda, al tribunal inmediato y superior en grado jerárquico.
489. Plazo para apelar. El artículo 189 del Código de Procedimiento Civil señala
que "La apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco días, contados
desde la notificación de la parte que entabla el recurso, pero tratándose de
apelación de sentencia definitiva se aumentará el plazo a 10 días".
En doctrina el término para apelar no debe ser ni muy largo ni muy corto; ni muy
largo, porque deja inciertos los derechos reconocidos por la sentencia por
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mucho tiempo; y ni muy corto, porque un plazo breve impide a las partes analizar la
sentencia y estudiar si conviene recurrir de apelación o no.
El legislador nacional, en nuestra opinión, empleó una fórmula acertada: cinco días
fatales, a contar desde la notificación de la parte que entabla el recurso (art. 189, inc.
1º, CPC), para toda resolución que no sea sentencia definitiva, pues tratándose de
ésta, el plazo será de 10 días (art. 189, inc. 2º, CPC). Sin perjuicio de esta regla
general, hay plazos especiales para interponer recurso de apelación. Ejemplos: los
contemplados en los artículos 319, 664 y 666 del Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien, el término para apelar en nuestra legislación positiva presenta las
siguientes características:
a. Se trata de un plazo fatal, pues si dentro de este plazo no se deduce el recurso
de apelación, el derecho a ejercitarlo se extingue al vencimiento del mismo;
b. Es un plazo individual, o sea, se comienza a contar desde la notificación de la
resolución recurrida a la parte que interpone el correspondiente recurso de
apelación (arts. 65 y 189 CPC);
c. Es un término de días; luego, se entiende suspendido durante los feriados, salvo
que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto expresamente lo
contrario (art. 66 CPC);
d. Es un término legal; en consecuencia, no admite prórroga, porque solamente
los términos señalados por el tribunal gozan de esta franquicia y siempre que
concurran determinados requisitos legales (art. 67 CPC); y
e. Es un plazo que no admite suspensión, ni por la solicitud de reposición a que se
refiere el artículo 181, ni por la solicitud de aclaración, agregación o
rectificación de la sentencia definitiva o interlocutoria mencionada en el
artículo 182 (art. 190 CPC).
490. Formas de apelar. El recurso de apelación se interpone por escrito, por ser
esta la forma general de nuestros procedimientos, y por las exigencias establecidas
en el art. 189, inc. 1º, CPC.
Sin embargo, la apelación verbal tampoco está excluida de nuestro derecho. Así, el
art. 189, inc. 3º, preceptúa que en los procedimientos o actuaciones para los cuales
la ley establezca la oralidad, se podrá apelar en forma verbal siempre que
someramente se señalen los fundamentos de hecho y de derecho del recurso y se
formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta
respectiva. Por ejemplo, en el procedimiento sumario (art. 682 CPC).
El escrito de apelación deberá contener los fundamentos de hecho y de derecho en
que se apoya y las peticiones concretas que se formulan (art. 189, inc. 1º, CPC); pero
en aquellos casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de
la solicitud de reposición, no será necesario fundamentarla ni formular peticiones
concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla con ambas exigencias (art.
189, inc. 3º, CPC).
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491. Resoluciones que pueden recaer, una vez interpuesta la apelación. Una
vez interpuesto el recurso de apelación, el tribunal "a quo" tendrá que pronunciarse
sobre él, dictando una resolución concediéndolo o denegándolo, o sea admitiéndolo
o no a tramitación.
Dictará la primera resolución siempre y cuando la apelación se haya deducido en
tiempo y en forma, esto es, dentro del plazo señalado por la ley y debiendo ser
fundada, conteniendo peticiones concretas (art. 189 CPC), y en contra de
resoluciones judiciales susceptibles de tal recurso; en caso contrario dictará la
segunda resolución, denegando el recurso.
Estas resoluciones deberá dictarlas de plano, o sea, con el solo mérito del escrito de
apelación, sin necesidad de oír a la parte contraria; y, como toda resolución judicial,
para que produzcan efectos deberán ser notificadas en la forma dispuesta por la ley,
en este caso concreto, por el estado diario (arts. 38 y 50 CPC).
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Obsérvese que el tribunal "a quo" al pronunciarse sobre la apelación que se ha
interpuesto no analiza para nada el fondo del recurso, pues se limita a hacer un
simple examen de carácter formal; correspondiéndole, en cambio, aquella
fundamental misión al tribunal "ad quem", conociendo ya del respectivo recurso.
Si el tribunal "a quo", al conceder o denegar la apelación, comete un error o
injusticia, la parte agraviada tiene en sus manos el recurso de hecho para obtener
que se subsane aquel error o injusticia, tal como lo veremos en momento oportuno.
III
Efectos del recurso de apelación
492. Concepto. En general, entendemos por efectos de un recurso procesal la suerte
que corre la resolución recurrida, en cuanto a su ejecución o cumplimiento,
pendiente el fallo del respectivo recurso.
Tratándose de la apelación, su inter-posición y concesión por el tribunal "a quo" no
produce en todos los casos iguales efectos, no obstante ser siempre la misma, en
cuanto a su esencia y objeto. Unas veces suspende la jurisdicción del tribunal
inferior para seguir conociendo de la causa, y en otras no opera esta suspensión, si
bien, en ambos casos, se defiere al tribunal "ad quem" o superior el conocimiento y
fallo de la cuestión apelada.
Esta diversidad de efectos se designa en el tecnicismo jurídico con los nombres de
efectos suspensivo y devolutivo, cuyo origen se remonta al Derecho Canónico; lo cual,
posteriormente, fue consagrado por el uso constante en el foro y aceptado por la
mayoría de las legislaciones procesales.
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IV
Tramitación del recurso de apelación
497. Remisión de los autos originales o de las compulsas, según el caso, al
tribunal superior. Concedida la apelación, deberá elevarse el proceso al tribunal
superior, a objeto de que conozca de ella, remitiéndole los autos originales o las
compulsas o fotocopias, según el caso.
Se entiende por compulsas las copias autorizadas de las piezas que rolan en los autos
originales y que permiten al tribunal inferior que continúe conociendo de la causa
hasta la ejecución de la sentencia definitiva, o bien, al tribunal superior que conozca
y falle el respectivo recurso de apelación. Hoy tras la modificación del art. 197 del
CPC, por la Ley Nº 18.705 de 24 de mayo de 1988, el legislador exige que se utilice la
fotocopia y solo cuando exista imposibilidad material de obtenerlas en el lugar de
asiento del tribunal, se utilizará la compulsa, debiendo dejarse constancia en el
expediente, por el secretario del tribunal, de ese hecho.
Las compulsas o fotocopias, en consecuencia, se confeccionan cuando se ha
concedido apelación sólo en el efecto devolutivo; pues cuando comprende ambos
efectos, el suspensivo y el devolutivo a la vez, existe solamente un expediente, o sea,
los autos originales en los cuales el tribunal superior tramita y falla el
correspondiente recurso de apelación.
De ahí que cuando el tribunal inferior concede la apelación sólo en el efecto
devolutivo, hará sacar a costa del recurrente copia del fallo apelado y de las demás
piezas que estime necesarias para la marcha del juicio, para lo cual aquél deberá
depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero necesario, a juicio del
secretario del tribunal, para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas
respectivas, dentro del plazo fatal de cinco días, dejándose constancia de ello en los
autos, a fin de confeccionar dichas copias o compulsas (art. 197 CPC).
Ahora bien, para saber cuándo procede remitir al tribunal superior los autos
originales o las compulsas o fotocopias, se precisa tener en vista si la apelación ha
sido concedida en ambos efectos o sólo en lo devolutivo.
Si la apelación ha sido concedida en ambos efectos, como queda en suspenso la
jurisdicción del juez a quo respecto de la continuación del procedimiento, a virtud
precisamente del efecto suspensivo de la misma, no existe razón alguna para que
este tribunal retenga los autos, los que deberá remitir al tribunal superior al día
siguiente de la última notificación (art. 198, inc. 1º, CPC).
Si la apelación, en cambio, ha sido concedida sólo en el efecto devolutivo, la
resolución que la conceda deberá determinar las piezas del expediente que, además
de la resolución apelada, deban compulsarse o fotocopiarse para continuar
conociendo del proceso, si se trata de sentencia definitiva, o que deban enviarse al
tribunal superior para la resolución del recurso, en los demás casos (art. 197, inc. 1º,
CPC).
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segunda instancia (art. 200, inc. 1º, CPC); pero cuando los autos se remitan de
un tribunal de primera instancia que funcione fuera de la comuna en que reside
el de alzada, se aumentará este plazo en la misma forma que el de
emplazamiento para contestar demandas, según lo dispuesto en los artículos
258 y 259 (art. 200, inc. 2º, CPC).
En consecuencia, el plazo para comparecer ante el tribunal de segunda
instancia, a proseguir el recurso de apelación, es el siguiente:
c. Si el tribunal a quo tiene su asiento en la misma comuna en que funciona el
tribunal ad quem, dicho plazo es de cinco días (art. 200, inc. 1º, CPC);
d. Si el tribunal a quo funciona en una comuna diversa a aquella en que funciona el
tribunal ad quem, dicho plazo es de cinco días más tres días y más el aumento
de la tabla de emplazamiento. Ejemplo: se apela de una resolución dictada por
el juez letrado de la comuna de Los Andes para ante la Corte de Apelaciones de
Valparaíso y el emplazamiento entre ambas comunas es de dos días; luego el
término para comparecer será de diez días (art. 200, inc. 2º, en relación con art.
259 CPC).
Este término para comparecer al tribunal de segunda instancia presenta las
siguientes características:
e. Es un término de días; luego, para computarlo, se descuentan los feriados (art.
66 CPC);
f. Es un término fatal para el apelante. No obstante para el apelado, aun cuando
quede rebelde por el solo ministerio de la ley, siempre puede comparecer (arts.
64 y 202 CPC); y
g. Es un término que se cuenta desde el ingreso de los autos a la secretaría del
tribunal de segunda instancia (art. 200, inc. 1º, CPC).
Las partes comparecerán personal-mente o por medio de abogado habilitado o
de procurador del número (art. 398, inc. 1º, COT); pero el apelado rebelde sólo
podrá hacerlo por medio de abogado habilitado o de procurador del número
(arts. 398, inc. 2º, COT y 202, inc. 2º, CPC).
La forma de hacerlo será presentando escrito y manifestando su voluntad en
orden a hacerse parte; o bien, notificándose en secretaría de la resolución que
ordena traer los autos en relación.
502. Sanción por la incomparecencia de las partes. Hemos expresado que la
comparecencia a proseguir el recurso de
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apelación ante el tribunal de segunda instancia es una verdadera obligación y
que, como tal, su infracción lleva consigo la correspondiente sanción.
Esta sanción difiere según sea el apelante o el apelado, el que no se ha hecho
parte en la oportunidad legal debida.
En efecto, si no comparece el apelante oportunamente, el apelado pedirá que se
declare desierta la apelación (art. 201, inc. 2º, CPC).
Del fallo que se dicte, podrá pedirse reposición dentro de tercero día, cuando se
funde en un error de hecho (art. 201, inc. 3º, CPC).
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Deberá pronunciarse dentro de los treinta días, contados desde que termine la
vista de la causa (arts. 19, Ley Nº 3.390, de 15 de julio de 1918, y 82 y 90, Nº 10,
COT).
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V
De la adhesión a la apelación
504. Concepto. Adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia apelada
en la parte en que la estima gravosa el apelado (art. 216, inc. 2º, CPC).
Se trata, en consecuencia, de una nueva y verdadera apelación interpuesta por el
apelado, que no dedujo apelación en tiempo y forma, y utilizando el recurso
deducido por su contrario.
La adhesión a la apelación supone, pues, que el fallo de primera instancia agravia en
parte al apelado, y que éste, prima facie, se contentó con él; pero que,
posteriormente, al ver que su contrario ha apelado, desea también que dicho fallo
sea enmendado en conformidad a derecho en aquella parte o partes en que lo
perjudica.
Sus fines o propósitos, por consiguiente, son los mismos que los de todo recur-so de
apelación, o sea, obtener del tribunal superior la enmienda, en conformidad a
derecho, del fallo pronunciado por un tribunal inferior.
Hay razones de justicia y de conveniencia que justifican la institución de la adhesión
a la apelación, llamada también por algunas legislaciones extranjeras apelación
incidental.
En efecto, no siempre que un litigante deja de apelar de un fallo judicial significa que
con su actitud está demostrando que dicho fallo es justo, pues muchas veces ella
tiende a evitar los gastos y las dilaciones propias de la segunda instancia; pero si
advierte que el contrario ha apelado, desaparecen las razones que él mismo tenía
para no apelar y no habrá motivo alguno de justicia que demuestre que no pueda
seguir el mismo camino del adversario, pidiendo también la reforma de la sentencia
en aquella parte que la estima gravosa a sus intereses.
Se agrega que la adhesión a la apelación es también conveniente para la pronta
marcha de los juicios. En efecto, dictada una sentencia que puede ser desfavorable
para ambas partes litigantes, si no existiere la adhesión a la apelación, ambas partes
apelarían de inmediato; en cambio, mediante la adhesión a la apelación cada parte
espera la actitud del otro litigante. Si apela, podemos adherirnos a la apelación, y, si
no lo hace, también nos conformamos, con lo cual, a la postre, gana la celeridad del
procedimiento.
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VI
Pruebas, incidentes y notificaciones en la alzada
508. Pruebas en la segunda instancia.
Sobre el particular dispone el artículo 207 del Código de Procedimiento Civil: "En
segunda instancia, salvo lo dispuesto en el inciso final del art. 310 y en los arts. 348
y 385, no se admitirá prueba alguna.
No obstante y sin perjuicio de las demás facultades concedidas por el artículo 159, el
tribunal podrá, como medida para mejor resolver, disponer la recepción de prueba
testimonial sobre hechos que no figuren en la prueba rendida en autos, siempre que
la testimonial no se haya po-dido rendir en primera instancia y que tales hechos
sean considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la acertada
resolución del juicio. En este caso, el tribunal deberá señalar determinadamente los
hechos sobre que deba recaer y abrir un término especial de prueba por el número
de días que fije prudencialmente y que no podrá exceder de ocho días. La lista de
testigos deberá presentarse dentro del segundo día de notificada por el estado la
resolución respectiva".
El actual art. 207 del CPC sienta la idea que la producción de pruebas en la segunda
instancia es algo excepcional. En efecto, en el inciso 1º establece que no es admisible
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la prueba en segunda instancia, salvo los casos contemplados en los arts. 348 y 385
del CPC, en los cuales encontramos reglas especiales sobre la opor-
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tunidad para rendir prueba documental y confesional en segunda instancia. En
consecuencia, las únicas pruebas a iniciativa de parte admitidas en segunda
instancia, son la instrumental y la confesional. En lo demás reconoce este precepto la
facultad que tiene el tribunal de segunda instancia de decretar medidas para mejor
resolver, puesto el proceso en estado de sentencia, con lo cual no introduce ninguna
novedad ya que el artículo 159, al establecer esta clase de medidas, no distingue
entre el tribunal de primera y el de segunda instancia.
En cuanto se refiere a la prueba testimonial, también es facultativo para el tribunal
de segunda instancia decretarla; siempre que concurran los siguientes tres
requisitos: 1º) que dicha prueba testimonial no se haya podido rendir en la primera
instancia; 2º) que recaiga sobre hechos que no figuren en la prueba rendida, o sea,
debe tratarse de hechos nuevos alegados en el proceso; y 3º) que esta prueba
testimonial sea estrictamente necesaria en concepto del tribunal para la acertada
resolución del juicio.
509. Incidentes en la segunda instancia. Así como en la primera instancia se
suscitan cuestiones accesorias que requieren especial pronunciamiento del tribunal,
las cuales se conocen con el nombre de incidentes, también pueden promoverse esas
cuestiones estando el proceso en la segunda instancia.
Cabe, por consiguiente, preguntarse: ¿quién resuelve estos incidentes y ¿en qué
forma
Las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en segunda
instancia, se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán apelables (art. 210
CPC).
En cuanto a la forma o manera de resolverlos tenemos que, por regla general, se
fallan de plano, esto es, sin oír a la otra parte, a menos que el tribunal estime
conveniente tramitarlos como incidentes, o sea, oyendo a la parte contraria (art.
220, parte 1ª, CPC).
En este último caso, con la respuesta de la parte contraria o sin ella, todavía el
tribunal de alzada tiene dos actitudes que asumir: puede fallar el incidente en
cuenta; o bien, puede ordenar que se traigan los autos en relación para resolver (art.
220, parte final, CPC).
Resolverá en cuenta el incidente cuando lo hace con el solo mérito de las
informaciones proporcionadas por el secretario o el relator, según el caso; y lo
resolverá, en cambio, previas las formalidades de la vista de la causa cuando ordena
traer los autos en relación.
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VII
Extinción del recurso de apelación
511. Mediante el fallo de segunda instancia. La manera normal y corriente como
puede terminar o extinguirse el recurso de apelación es mediante la dictación del
fallo de segunda instancia.
Este fallo podrá ser, ya lo expresamos anteriormente, confirmatorio, revocatorio o
modificatorio, y tendrá que dictarse ajustándolo a los requisitos formales también
antes indicados.
Participará de la naturaleza procesal de la resolución recurrida, y se notificará por el
estado diario.
Si este fallo de segunda instancia no es impugnado por vía de casación, se devuelven
los autos al tribunal inferior, para la ejecución o cumplimiento de lo resuelto, con lo
cual habrá terminado el aspecto declarativo de la controversia, y pasará a la etapa
ejecutiva o de apremio.
A la inversa, si el fallo de segunda instancia es impugnado por medio de recurso de
casación, los resultados finales del juicio sólo se conocerán una vez resuelto este
recurso.
Pero también hay medios anormales o indirectos de extinción o terminación del
recurso de apelación, y que son: el desistimiento, la deserción y la prescripción, los
cuales, en atención a su importancia, pasamos a estudiar a continuación.
512. El desistimiento. Desistirse del recurso de apelación es manifestar
expresamente voluntad en orden a que no se desea continuar en la tramitación de
un recurso de apelación ya interpuesto.
Nuestra legislación procesal no contiene una reglamentación adecuada de esta
institución: sólo se refiere a ella en forma incidental a propósito de la adhesión a la
apelación y de las causales de casación de forma (véanse arts. 217, incs. 2º y 3º, y
768, Nº 8º, CPC).
No cabe confundir el desistimiento de la apelación con la renuncia de la misma.
Mientras en la primera, el litigante manifiesta su voluntad en orden a no continuar
con el recurso que ya interpuso y que le fue concedido; en la segunda, el recurso aún
no se ha interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa voluntad en el sentido que
no lo interpondrá.
Interesa distinguir claramente una y otra institución, por cuanto el procurador, para
desistirse del recurso de apelación basta que esté premunido de las facultades
ordinarias del mandato judicial y, en cambio, para renunciar a dicho recurso,
necesita la facultad especial (art. 6º CPC).
El desistimiento podrá formularse tanto en la primera como en la segunda instancia:
dependerá de la situación material en que se encuentren los autos. No requiere de
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