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Brooks después de su participación en el Sundance 2001)
- Fernando Zamora NY –
El cine es también un asunto de moda. Los grandes
estudios norteamericanos luchan cada temporada por
atrapar los gustos siempre cambiantes de ese veleidoso
monstruo cinéfilo conocido como “la audiencia”. Muchas
veces se equivocan y muchas otras, tienen que aceptar que
los placeres del “respetable” se gestan en el cine que no
pertenece a la gran industria. Es por eso que el
festival de cine independiente más importante del mundo,
el Sundance se vuelve de trascendencia fundamental no
sólo para los estudios, también para los amantes de este
arte que marca a veces rumbos inciertos.
Si, el Sundance es un escaparate donde se prueban temas
nuevos que quizás (sólo quizás) el día de mañana sean la
moda de los grandes estudios.
Cada año, el equipo del Instituto Sundance revisa más de
3000 aplicaciones para seleccionar 100 o más
largometrajes y cuando menos sesenta cortos para su
exhibición. Más de 20,000 personas alrededor del mundo
asisten al festival y millones otros aprecian estos
mismos a través de diversos programas patrocinados por el
Instituto. En México, por ejemplo, tienen un exitoso
Laboratorio de guión patrocinado junto con la Fundación
Toscano que ha producido, entre otros, los libretos de
Santitos, De Tripas Corazón (cortometraje de Antonio
Urrutia que estuvo en competencia por el Oscar en su
categoría), Un Embrujo y muchos otros filmes
latinoamericanos que por desgracia no han sido
distribuidos en nuestro país a pesar de haber sido
gestados aquí mismo (tal es el caso del film argentino
Esperando al Mesías del realizador Daniel Burman).
Este año, por cierto, la mexicana María Novaro (quien ha
participado también en el laboratorio Sundance/Toscano)
fue galardonada con premio del jurado del Sundance en la
categoría de cine norteamericano por su film “Que no
quede huella” (2000).
Por desgracia, algunas de estas obras se quedan sólo como
“película de festival” pero algunas otras logran colarse
por fin al mundo de la distribución en masa.
Tal es el caso del film Invisible Circus, del cineasta
Adam Brooks. Entre otras cosas, la película cuenta con
un reparto bastante llamativo que incluye a Cameron Díaz
y a la hermosísima Jordana Brewster. El hecho de que
estas dos estrellas hollywoodenses hayan accedido a
participar en filmes de bajo presupuesto, habla mucho de
lo importante que es para un actor consagrado, seguir en
contacto con el mundo del cine independiente.
A continuación una entrevista realizada en la ciudad de
Nueva York al director de Invisible Circus, la cual se
encuentra ya en la tirada comercial y que esperamos
llegue pronto a nuestro país.
- ¿Cómo fue que este material llegó a tus manos? ¿Cómo
fue que te interesaste de pronto en llevar a la
pantalla un libro sobre el movimiento hippie en la
década de los sesenta y setenta?
- El tema siempre me interesó. Entre otras cosas quizás
porque yo mismo viví esta época. Un amigo leyó el libro
y –conociéndome me lo prestó “te va a gustar” me dijo
y efectivamente, desde las primeras páginas me atrapó
la relación de estas dos hermanas que crecen creyendo
en los ideales de su generación. Por otra parte, por
esos mismos años (los setenta) viajé mucho por Europa.
En este sentido me siento muy relacionado con el papel
de Jordana, somos como una especie de generación
perdida entre la psicodelia y el disco. Una generación
marcada por la partida de Nixon, y por el fin de los
ideales de los que vendrían siendo nuestros “hermanos
mayores”.
- Podemos decir que de entrada te atraparon los
personajes.
- En particular, como decía, el de la hermana menor. La
que quiere saber qué sucedió con su familia, dónde se
perdió el camino. Igual que ella siempre me he sentido
atraído por personalidades como la de Faith (Cameron
Díaz). Son gente que no tiene miedo a nada… un poco
como Kurt Cobain ¿Sabes? O James Dean… cuando trabajaba
con Cameron para la construcción del personaje me
inspiré mucho en un amigo que tuve precisamente por
aquellos años. El hombre tenía todo: era guapo ¡Tocaba
la guitarra como los dioses! Tenía una novia que era la
envidia de toda la escuela. Parecía feliz y sin
embargo, un día se suicidó. Tenía 21 años. Creo que
este amigo es un poco el paradigma de mi generación y
esto es algo de lo que he querido poner aquí.
- En muchos sentidos Invisible Circus es también un “Road
Movie” (película de viaje)
- Si, es un viaje no solo en el sentido más textual de la
palabra. Es un viaje en el tiempo, hacia la moda, la
música de aquellos tiempos. También es un coming of
age (fin de la infancia)… aunque me choque el término
también es un film que habla de crecer, de hacerse
adulto en el mejor sentido de la palabra… Cuando
Jordana está en el risco… Cuando habla de todo lo que
piensa de su hermana, está creciendo, haciéndose mujer.
- Hay también un poco de amor… digamos incestuoso
- Si, también. Tiene matices de historia de amor y no
podemos olvidar que cuando Jordana busca conocer el
pasado de su hermana está también realizando una labor
detectivesca.
- ¿Cuáles fueron los principales problemas en la
adaptación?
- Sobre todo me costó mucho trabajo decidir qué hacer con
las reflexiones personales de Jordana. Decidí utilizar
la Voz en Off porque aunque no es algo muy bien visto
desde el punto de vista estilístico, me gusta la voz en
off ¿Sabes? La mayoría de las adaptaciones que he hecho
tienen una buena cantidad de voz en off.
- Bueno, grandes directores utilizan la voz en off
- Si, claro, Scorsese, por ejemplo, aunque siempre hay
como esta idea de que todo tiene que verse, no decirse
en el buen cine… pero yo no estoy completamente de
acuerdo. Esta voz que viene de adentro da un ritmo…
puede ser lírica, como al principio de la película o
una especie de staccatto como en música…
- Tu editora te ayudó en la adaptación cinematográfica
¿No es cierto?
- Si. Creo que en muchos sentidos el cine es edición.
Ella estuvo ahí incluso desde los ensayos con Cameron y
Jordana. Discutimos mucho sobre qué podía y qué no
podía decirse y verse… Al final decidimos quitar muchas
voces en off, pero las más importantes, las más
profundas, esas se quedaron.
- Cómo fue que una artista consagrada como Cameron Díaz
accedió a separarse de sus compromisos en Hollywood
para hacer esta película de bajo presupuesto.
- Originalmente había escrito el papel de la hermana
mayor para Uma Thurman, pero ella estaba embarazada en
ese momento. Entonces la mandamos el guión a Cameron y
le encantó. Accedió inmediatamente. Fue cosa de
ajustar horarios y ¡Ya está!. Cuando trabajábamos el
personaje Cameron me dijo que le encantaba la idea de
ajustarse con su Chip hippie (risas) parece que todos
tenemos uno cuando lo buscamos.