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Serie de Sermones – El carácter de los ciudadanos del Reino de Dios

Sermón N°2 – Bienaventurados los que Lloran


Por: Jorge Betancur

Es necesario recordar que el alcance de la enseñanza del Sermón del Monte es para todo aquel que está
en el Reino “discípulo”, el cual ha de manifestar las condiciones personales que acrediten esa realidad
espiritual.

Por ello, en resumidas cuentas, el alcance de esta enseñanza, encierra tres aspectos importantes de
destacar.

Primeramente, las bienaventuranzas no son cosas por hacer, sino que ellas representan el carácter del
cristiano, y estas cualidades deben ser manifestadas aquí ahora.

En segundo lugar, es necesario decir que cuando Jesús habla acerca de los pobres, los mansos, los que
lloran, no se refiere a ocho diferentes tipos de personas, sino que, a las características que debe poseer
todo discípulo de Cristo.

En tercer lugar, las bienaventuranzas no dependen de la biología, es una cuestión espiritual, no se trata
de que una persona tenga la tendencia natural a ser pobre, manso o llorar, cada una de estas
característica son dadas por gracia por medio de la obra regeneradora Espíritu Santo.

Es así, que para beneficio de aquellos que no estuvieron en la primera entrega de esta serie, hablamos
sobre los bienaventurados que son pobre en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mateo
5:3). Aprendimos que la palabra Bienaventirado “makarios” en el NT, significa “gozo, feliz, dichoso”, por
ello, ser bienaventurado proviene del gozo del creyente por ser salvo.

A su vez, en la primera bienaventuranza hablamos sobre la característica de los pobres en espíritu.


Pobre “ptojos” (a. pobre, necesitado) (b. pobre, desvalido), Es digno de notar que, a distinción de (a),
que se refiere a los que son pobres y tienen que trabajar para vivir, el significado (b) se refiere a la
indigencia total que reduce a las personas a la mendicidad.

Pues bien, ahora comenzaremos con la segunda entrega de esta serie, la cual es “Bienaventurados lo
que lloran, porque de ellos recibirán consolación”.

Mateo 5:4 “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.”

Dentro de este sermón, desarrollaremos tres aspectos de esta bienaventuranza.

1.- La causa, somos pecadores

2.- El carácter, llorar en arrepentimiento

3.- Nuestra promesa, consolación de Dios


1.- La causa, pecadores
Las personas lloran por muchas razones: enfermedad, dolor, luto, pérdida material, orgullo herido, etc.
Las lágrimas son el resultado de la aflicción. Estas son experiencia habitual en la vida del salvo.

El creyente en la adversidad, en medio de la prueba y de la soledad, llora buscando a Dios. El creyente,


que llora en aflicción ante Dios, buscando la ayuda y el consuelo divino, refleja fielmente las palabras del
salmista en:

Salmos 42:1 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma
mía.”

En ocasiones las lágrimas se producen al ver la aflicción de nuestros hermanos en la fe, en donde vemos
que su fe es puesta a prueba, como fue el caso de Timoteo.

2 Timoteo 1:3-4 “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin
cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas,
para llenarme de gozo”

En otras ocasiones, son las lágrimas que riegan el ministerio del evangelista al ver los muchos que se
pierden, mientras va sembrando la semilla, como la ilustra la aplicación del sembrador en.

Salmos 126:5-6 “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que
lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.”

Pero es necesario en esta tarde recalcar que este lloro, al cual se refiere esta bienaventuranza, ocurre
debido a dos manifestaciones del pecado.

El primero de ellos, es causado por los pecados que comentemos diariamente.

Salmos 51:4 “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas
reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.”

Y el segundo de ellos, es causado por los pecados que vemos en el mundo.

Salmos 119:136 “Ríos de agua descendieron de mis ojos, Porque no guardaban tu ley.”

El cristiano que ha sido verdaderamente regenerado, aprende a amar a Dios a un grado tal, que el
comenzará a llorar a causa del pecado que mora en él y en el mundo. Le apena que Dios, su propio Dios
a quién ama, sea deshonrado y no sea glorificado.

De la misma forma, Jesús lloro por el rechazo continuo del pueblo de Israel hacia su persona.

Lucas 19:41 “Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella”

Entonces, para resumir este primer punto, el poderoso brote emocional que comienza en el corazón del
cristiano y toma posesión de toda la persona, llegando a manifestarse exteriormente, se debe al pecado
que mora en uno y en el mundo.
2.- El carácter, llorar en arrepentimiento
La pregunta que debemos hacernos en este punto es ¿Cómo debe ser el carácter de este llano?

Para desarrollar esta pregunta, debemos primeramente entender lo que Jesús quiso decir con el tipo de
llano que deben tener los cristianos.

La palabra griega para lloro es “pentheo” que en su raíz principal significa “sufrir pena, estar triste”

En el cristianismo primitivo esta palabra significa el pesar que se expresa en el lamento, especialmente
el duelo por los muertos.

Entonces, para el cristiano, el carácter de este llanto debe ser producido al entender que, el pecado que
mora en nosotros, es aquel que produce muerte. Es aquel llanto del cristiano por la muerte de la
santidad, de la relación íntima con Dios, de la deshonra de un Dios tres veces Santo. Es el llanto al saber
que la permanencia en mi pecado me lleva a la muerte.

Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.”

Hoy en día, algunos cristianos viven continuamente en pecado y en los placeres del mundo y no
derraman ni una sola lágrima por los actos cometidos, sus mentes están tan sometidas al pecado, que
no pueden ser sensibles a su condición de muerte.

Sin embargo, en el verdadero cristiano, las lágrimas son por la tristeza que el Espíritu Santo produce en
el corazón del creyente que se ha extraviado de la senda y camina lejos de Él. Son lágrimas que expresan
la tristeza de lo acontecido y manifiestan la sinceridad del arrepentimiento, de un volverse a Dios.

El apóstol Pablo, al escribir a la iglesia en Corinto, les habla sobre su regocijo al escuchar que el lamento
de la iglesia, estuvo acompañado de arrepentimiento sincero al enfrentar la corrección.

2 Corintios 7:6-9 “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo
con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros,
haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me
regocijé aun más. Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté;
porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque
hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido
contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte”

Tito fue enviado a Corinto probablemente para llevar la apenada carta de Pablo y seguramente, para
interpretarla. Cuando Tito volvió donde Pablo, este le realizo una importante pregunta con relación a la
reacción que tuvieron los corintios ante la dolorida carta que les escribió.

Es importante notar, que la reacción de la iglesia en corinto fue de tristeza, fue de tristeza que produce
llanto al ser confrontado con su pecado. Pablo, al escribir la carta, sabía que su contenido entristecería a
los corintos.

Ejemplo del Padre que corrige.

Hebreos 12:5 “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;”
3.- Nuestra promesa, consolación de Dios
La pregunta que debemos hacernos en este punto es ¿Cómo se manifiesta la consolación en los
cristianos que lloran en arrepentimiento?

Para desarrollar esta pregunta, nuevamente debemos entender lo que Jesús quiso decir con serán
consolados.

La palabra griega para consolar es “parakaleo” que significa “exhortar, consolar”.

Estas dos palabras tienen una amplia gama de significados, donde el primer sentido es el de «llamar a»,
ya sea literalmente o con matices tales como llamar pidiendo auxilio, invitar y convocar.

Un segundo sentido es el de «exhortar» o «animar», e incluso a veces «ganarse» a alguien para un plan.

El sentido final es el de «consolar», principalmente en la forma de dar exhortación y estímulo en


momentos de dolor.

Las palabras en el NT, reciben su contenido principal del acontecimiento neotestamentario de la


salvación, es el consuelo que Dios trae por medio de su salvación presente y futura.

En este sentido los términos expresan la ayuda de Dios a las iglesias en la aflicción presente, sobre la
base de la obra salvífica de Cristo y con miras a la liberación final. Por eso el pedir presupone que la
salvación de Dios se manifiesta en Jesús, el exhortar presupone que es efectuada por el Espíritu, y el
consolar presupone que llegará a ser consumada finalmente por el Padre.

En 2 Corintios 7:10 “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de
que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”, vemos un contraste en el
verdadero arrepentimiento versus remordimiento.

La tristeza que Pablo menciona se refiere a la tristeza por el pecado cometido; tal pena causa que el
pecador arrepentido derrame lágrimas de amargura. Este arrepentimiento nos lleva a la salvación, la
cual es nuestra consolación.

Sin embargo, la tristeza que solo causa remordimiento en el ser humano, lo lleva a la muerte eterna, el
cual, no recibirá consolación.

Apocalipsis 3:1-3 “Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las
siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé
vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas
delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no
velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”

Es necesario entender que la consumación de esta consolación, será cuando recibamos nuestros
cuerpos glorificados y estemos eternamente con nuestro Padre.

Apocalipsis 21:4 “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más
llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
Conclusión
Lucas 18:35-43 “35 Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino
mendigando; 36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Y le dijeron que
pasaba Jesús nazareno. 38 Entonces dio voces, diciendo:! !Jesús, Hijo de David, ten misericordia de
mí! 39 Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: !!Hijo de
David, ten misericordia de mí! 40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y
cuando llegó, le preguntó, 41 diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
42 Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. 43 Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el
pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.”

Hermanos de Iglesia Casa de Amor, a la luz de esta palabra, debemos ser como este hombre ciego, que
al entender su condición de pecador, solamente debemos exclamar a Dios que nos perdone de nuestros
pecados, es la única forma de poder ser consolados.

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