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Es hora de ser Martiano

Por: L. Fedemarx Gamboa

Buenos días a todas y todos. Ante todo un cordial y respetuoso


saludo Bolivariano y Martiano, Fidelista y chavista para todos y
todas las presentes, dirigentes, militantes, colaboradores cubanos,
personalidades, aquí congregados y congregasas para honrar a José
Martí, apostol de la libertad cubana y nuestraamericana. Y muchas
gracias al Comité de Solidaridad Cuba-Venezuela por
encomendarme la honrosa misión de dar estas palabras.
Les prometo que no haré un discurso solemne, aunque la ocasión del
natalicio de Martí bien que lo amerita. Ni haré un discurso
rimbombante y altisonante. Mas bien, quiero expresar desde una
perspectiva personal, vivencial, lo que creo yo que puede hacer
Martí por la patria venezolana y por toda Nuestra América, y con él
todos y todas las patriotas sobre los que el apóstol de la Libertad
nuestramericana ha influido.

Yo conocí a Martí, por allá por el año 2001, en el auditorio del


Instituto Pedagógico de Maturín, como quien saluda a alguien por
primera vez y tan solo estrecha su mano, oye su nombre, y quizá le
escucha comentar alguna idea de manera tan convencida y con tanta
propiedad que le queda a uno la impresión de haber conocido a una
gran persona, y partir de esa primera impresión, busca estrechar
amistad con ella para obtener de esa relación enseñanza y guía.

Recuerdo que estábamos cerrando un congreso de estudiantes de


ciencias sociales y el famoso Profesor de Filosofía, José Natividad
Bruzual, cumanés por cierto, mejor conocido por su apodo de “El
Pájaro Bruzual” pidió un derecho de palabra y fuera de todo
protocolo empezó a reflexionar sobre algunos de los temas del
congreso.
Confieso que no recuerdo casi nada de lo que habló en específico
sobre dichos temas, y más bien lo que se quedó en mi memoria es
que “El Pájaro” recordara con mucha nostalgia a todos sus
compañeros de lucha que habían sido perseguidos y asesinados
durante la dictadura burguesa de la cuarta República.

Era José Bruzual, hoy lamentablemente fallecido, un verdadero


revolucionario, y en esos años iniciales de la revolución Bolivariana,
muchos profesores de izquierda aprovechaban cualquier ocasión
para abonar la semilla revolucionaria que Chávez estaba sembrando
en nosotros y que hoy todavía germina y florece a lo largo de la
patria.

Me acuerdo muy bien porque, siendo “El Pájaro” uno de los


profesores más temibles, académicamente hablando y también por su
controversial carácter, ese día se quebrantó notablemente,
produciendo con eso un ambiente realmente muy conmovedor. Y en
medio de ese ambiente, con todo y su quebranto, con todo y unas
cuantas lágrimas, que se limpiaba de cuando en cuando con un gesto
rústico y enérgico de uno de sus dedos pulgares, empezó a cantar...,
una canción que años después supe que se llamaba “Clave a Martí”,
la cual fue compuesta en la segunda década del siglo XX como
protesta a la traición de las élites en el poder en Cuba al legado
martiano. Y es de resaltar que después de al menos 12 años pude
encontrar esa canción porque seguía retumbando en mi memoria una
frase: “Martí, no debió de morir”.

Aquí falta, señores, una voz (bis) / de ese sinsonte cubano,


de ese mártir hermano / que Martí se llamó, ay, se llamó.
Pero falta el clarín de mi Cuba / pero falta su voz, que se apagó.
Martí no debió de morir, ay, de morir. (bis)
Si fuera el maestro del día / otro gallo cantaría,
la patria se salvaría / y Cuba sería feliz.

Así fue que yo conocí a Martí, y por ello le estaré eternamente


agradecido al “Pájaro Bruzual”.

Después, la Revolución bolivariana, a la que tantos estamos


dedicando nuestras vidas, me ha dado muchas ocasiones de seguir
conociendo a Martí, bien por leer su obra, conocer su biografía o
bien por las referencias de otros, especialmente de los gigantes y
eternos comandantes Chávez y Fidel.

De Martí, por ejemplo aprendí que “honrar, honra”: una frase tan
sencilla, tan cortita... y cuánta enseñanza encierra, ¡cuán genial es
Martí! También me impresionó la coherencia vital de José Martí,
respecto a “querer echar su suerte con los pobres de la tierra” por los
que dijo estar dispuesto a morir de cara al sol, y así, al pie de la letra
lo cumplió. Definitivamente honró su palabra siempre, y
definitivamente “honrar, honra”.

Bien, he comenzado estas palabras diciendo que es hora de ser


Martiano, y dedicaré el resto de esta breve intervención a desarrollar
esa idea, orientado por la convicción chavista de que no hay nada
mas poderoso que una idea a la que le ha llegado su época, y de que
el tiempo de las ideas de Martí ha llegado.

Y figúrense la importancia de las ideas Martianas hoy para nosotros,


que nuestra Revolución es esencial y primeramente bolivariana, es
decir inspirada en Bolívar, como inspirada en él fue la acción y la
obra de Martí, que dio impulso a la revolución victoriosa que logró
la primera independencia cubana; Luego esta gesta inspiró al
comandante Fidel en 1953 a las quijotescas acciones de la toma de
los Cuarteles Mocada y Céspedes, a propósito del centenario del
natalicio del apóstol, cuando era necesaria a Cuba una segunda y
definitiva independencia.

Recordemos que a propósito del juicio por estas acciones, en su


defensa Fidel aseguró que aun cuando era él uno de los autores
materiales, la autoría intelectual correspondía únicamente al maestro
José Martí; y particularmente yo asocio ese hito con el juramento
ante el Samán de Güere, del comandante Chávez de darnos también
una segunda y definitiva independencia, con ocasión del
bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar.

Es decir, Bolívar inspiró a Martí; Bolívar y Martí inspiraron a Fidel;


Bolívar, Martí y Fidel inspiraron a Chávez, y hoy cuba y Venezuela
viven la continuación de revoluciones iniciadas en el siglo XIX y
que después de tantas traiciones de las burguesías allá y acá, fueron
reiniciadas en el siglo XX, para consumarse en este siglo XXI
redimiendo a ambos pueblos a través de la construcción heroica de
sociedades socialistas, de un socialismo bolivariano y martiano y,
por tanto, fidelista y chavista.

Ahora bien, hoy la revolución bolivariana pasa por momentos muy


difíciles por voluntad del imperialismo norteamericano, que la tiene
cercada y sitiada económica, comercial y financieramente, por lo que
la situación nos impone la tarea de vencer ese cerco, y además de
hacerlo en la tradición bolivariana y martiana de pensar con cabeza
propia y caminar con los propios pies.

Llevados, pues, a ese plano, una vez más Martí resulta


imprescindible, al decir de Beltor Brech, no solo porque luchó toda
su vida sino porque aún después de la vida siguió y sigue luchando
por nuestra América.
Y qué proponía Martí respecto a la la base económica que debía dar
sustento y viabilidad a sociedades libres e independientes: una
estrategia de desarrollo para América Latina, que partiera de la
necesidad de una “segunda independencia”, la independencia
económica, cuyo centro era un modelo agroindustrial que requería
una adecuada infraestructura educacional y científico-técnica.

En su análisis acerca del papel que desempeña la economía, en


especial la actividad del trabajo, de donde provienen los medios de
vida que el ser humano necesita, apunta que “...la educación es la
habilitación de los hombres para obtener con desahogo y honradez
los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin
rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales
de la mejor parte del ser humano”, lo que implica hacerse de
habilidades para la producción de medios de vida, tanto materiales
como espirituales, expresando a su vez el sentido ético-moral de la
actividad laboral, cuyo producto final es crecimiento humano
sustentado en valores como laboriosidad, justicia social, equidad,
cooperación, racionalidad en el consumo, solidaridad y
responsabilidad, todos ellos desarrollados aún de manera insuficiente
en nuestra país.

Decía Martí que “...debiera (…) negarse consideración social y


mirarse como a solapados enemigos del país (...) a los que practican
o favorecen el culto a la riqueza: pues así como es gloria acumularla
con un trabajo franco y brioso, así es prueba palpable de incapacidad
y desvergüenza, y delito merecedor de pena escrita, el fomentarla
por métodos violentos o escondidos, que deshonra al que los emplea,
y corrompen la nación en que se practican”. También estaba
convencido Martí del papel del Estado en la meta de vencer los
desequilibrios económicos como requisito para superar todos los
demás desequilibrios que aquejan a las sociedades capitalistas y en
general a cualquier sociedad dividida en explotados y explotadores,
a través de la educación, pero también directamente mediante el
gobierno de la economía.

Entonces, para que Martí, y con él Bolívar, Fidel y Chávez vengan


una vez más en nuestro rescate es necesario educar a la gente, en el
espíritu martiano y, más allá del sistema educativo formal, a través
de todos los medios disponible, en valores morales que muevan a los
individuos a producir lo que necesita la sociedad para sostenerse
material y espiritualmente, superando las divisiones entre el trabajo
manual y el intelectual, y aplicar políticas y acciones concretas,
efectivas, enérgicas y eficientes del Estado para lograr que nuestra
economía se rija por la lógica del trabajo y no por la del capital.

Veamos que si como sociedad administramos el factor productivo


representado por los recursos naturales estratégicos y además
administramos el factor que realmente produce valor, es decir el
trabajo, estaremos sentando bases para reducir sostenidamente la
hegemonía material e ideológica que sigue ejerciendo el capital en
Venezuela. Solo así estaremos atendiendo de manera radical las
causas de nuestras principales debilidades estructurales. Radical en
sentido martiano, es decir, desde las raíces.

En tal sentido, propongo al Comité de Solidaridad Cuba Venezuela


abrir una línea de producción de contenido inspirada en el
pensamiento económico martiano, para su posterior difusión entre la
población y muy especialmente entre los educadores, así como para
ser compartido con las autoridades competentes en materia
económica, como modesta contribución para la orientación colectiva
en medio de esta tormenta que el imperialismo ha desatado sobre
nosotros aprovechando nuestras principales debilidades. Hagamos
esto para que la voz de Martí no siga faltando, como decía la canción
que mencioné hace un rato, para que no nos falte Martí como
maestro del día.

Una vez el apóstol, con ocasión de su estadía en nuestro país


escribió: “Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”.
Tomémosle, pues, la palabra en este preciso y urgente aspecto
económico. Y ese mismo Martí, que al llegar un día a Caracas al
anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó donde se
comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de
Bolívar, y luego ahí, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza,
lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre
cuando se le acerca un hijo, también una vez escribió:

“¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo,


sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de
banderas a los pies; así está él calzadas aún las botas de campaña,
porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía!”.

Yo diría con él, que lo que no dejaron hecho Bolívar, Martí, Fidel y
Chávez, sin hacer está hoy; Busquemos pues en ellos las
orientaciones que bien que se preocuparon en dejarnos, pongámonos
serios en eso y hagámoslo.

¡Viva el Libertador Simón Bolivar!


¡Viva el Apostol libertario José Martí!
¡Vivan los martianos Fidel y Chávez!
¡Independencia y patria socialista, Viviremos y Venceremos!

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