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Este libro sobre la cultura popular llanera tuvo un proceso de elaboración mayor
de diez años en los cuales pude seleccionar diversas y útiles fuentes.
Los escritores Octavio Paz y Miguel Angel Arguedas que analizan las
comunidades del desarraigo, los tomo en su esencia y de ellos se ha nutrido parte
fundamental del propósito particular de la obra.
Dos trabajos míos dieron pié al análisis en especial del primer y tercer capítulos.
Ellos los auspició el Banco de la República, Sucursal de Villavicencio, y la
Secretaría de Planeación del Departamento del Meta.
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JOROPO
Joropo recio
Joropo sabanero
y que enamora.
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joropo firme en las denuncias,
Joropo llanero
de la europa blanca
desarraigado e intacto
como un becerro...
en la vaquería,
en el ordeño,
en la arrería.
sabor a tiple...
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en verano.
y entendí su color
en los corríos,
cantos de guerra
de liberales en armas.
Creció a pocos
enraizado al paisaje
a la raza,
a las aves,
a la vida.
del hato-fundo,
en los torneos,
en las fiestas.
el bastón fálico
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De canción viajó al poema;
se afirmó en la vocación
romancera, bucólica
y sin embargo...
de la gente extraña,
de la gente andina,
de la gente rica.
la región, la tierra,
el hombre...
y las heridas
de olvido.
galopero...
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con el cuatro,
a ritmo pasitrotero,
de quirpa o pajarillo.
Hoy joropo,
asisto a la exégesis
es la orgía genuina
andinos y costeños.
se interpreta un joropo
muere y se sepulta
en nuestras almas
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que nos quedan.
Joropo, joropito,
joropo grande,
joropo niño:
pero...
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PROLOGO
Durante la década de los ochenta se publicaron unos setenta libros sobre los
llanos colombianos que tratan la historia regional, la evolución socioeconómica, la
producción poética, el ensayo, la narrativa. Este balance es altamente promisorio
si se toma en cuenta que los autores son hombres y mujeres de los llanos que se
echaron al hombro el compromiso de tratar los asuntos de la "Terra Nostra" por
fuera de patrocinios oficiales y al calor de un entusiasmo que no ha sido de buen
recibo entre los altos sanedrines de las letras nacionales y los depositarios de la
verdad revelada.
¿Por qué reaccionan los escritores llaneros en los años ochenta? La violencia
generalizada de mitad de siglo, alteró por completo la organización social y
económica de corte pastoril y tipo patriarcal que operaba en los llanos. Numerosas
familias se ven obligadas a buscar los centros urbanos para sobrevivir al desastre
y muchos jóvenes toman contacto con otra forma de cultura y con la educación
formal. La "revolución" de los cincuenta empezó a decantarse como hecho político
y del análisis de los factores aparecen tímidos bocetos sociólogicos que
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desembocan en la búsqueda de diferentes vertientes del pensamiento para
analizar, sin consuetas de por medio, las raíces y los acentos de la llaneridad.
Pero es indispensable partir de una base: antes que música y danza, el joropo fue
una institución social del medio rural y, más en concreto, del hato llanero. La
errancia del peón (atavismo imperfecto del indígena nómada y recolector) se
orientaba hacia la casa del anfitrión que organizaba el convite con motivo de un
acontecimiento religioso o profano. Concurrían los hateros vecinos con hijos e
hijas "en edad de merecer" y se daba paso a un ritual social: entrega de armas (el
dueño de casa era la primera autoridad), presentación de desconocidos,
requiebros a las muchachas, encuentro de cantores, musica, baile, libación, cierre
de tratos y negocios y comida... mucha comida. Estas prácticas, advertidas en
toda la comprensión llanera de Colombia y Venezuela, respondían a una
necesidad de integración de gentes que vivían aisladas, mas no como un
desfogue orgiástrico, malsanamente interpretadas así por autores despistados.
Estas reuniones sacaban indemnes la hospitalidad, la firmeza de la palabra
empeñada y la sociabilidad indiscriminadora del llanero.
Ahora bien, qué tipo de música y qué clase de instrumentos se empleaban para
ejecutar esa música en las fiestas del hato? Ese es otro problema. Para llegar a
esta cuestión es preciso rastrear los orígenes de la música llanera.
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como autor o ejecutante sino a reverenciar un poder superior para atraer sus
beneficios sobre la tribu. Es música animista hecha por una sociedad colectivista.
El hombre se hace individualista en la medida en que los medios de producción le
permiten ser autosuficiente.
El hato llanero de principios de este siglo, con excepción de los artículos donde
interviene la metalurgia, podía producirlo casi todo: alimentos, edificación, drogas,
menaje, prendas y miscelánea de consumo. "En esta casa —me decía un viejo
llanero araucano- no usé ni un clavo ni una cuarta de alambre!". Orgullosa
autosuficiencia!
La presencia del negro africano en los llanos de Colombia fue mínima si nos
atenemos a los datos de los cronistas. En sus épocas de apoco el hato jesuita de
Caribabare apenas sí llegó a contar con 18 esclavos, y el de Macuco con 6. Caso
contrario ocurrió en el alto llano de Guárico, donde se formaron rochelas al estilo
de los palenques de Colombia, como lo refiere José Antonio de Armas Chitty en la
historia de ese Estado venezolano.
"Pero es que entre los jesuitas que evangelizaron el llano colombiano no hubo
andaluces", se puede argumentar con validez. Esto es cierto como también lo es
que los curas Observantes de Granada y los Capuchinos andaluces si
desarrollaron un papel de primer orden en la aculturación del indígena llanero
venezolano. Posiblemente aquí se presenta el sincretismo cultural. Y siguiendo la
hipótesis, vale la pena recordar que bajo las administraciones de Guzmán Blanco
numerosos hateros del llano venezolano emigraron al colombiano y se
establecieron prósperamente en Arauca y norte de Casanare. Allí encontraron un
mestizo, un paisaje y un modus vivendi que en nada diferían del suyo propio y allí
prendió, por generación espontánea, la música y la danza traídas del otro lado del
Arauca.
Esta obra ofrece un panorama analítico más dispuesto hacia lo español como un
patrón íntegro que a lo Andaluz como la única huella matriz. Es decir, también
Andalucía, pero también Castilla, Navarra, Galicia, etc.
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El elemento negroide en la música llanera está representando en la percusión
rítmica impresa con las maracas, la cual también puede marcarse con el furruco,
la carraca de vaca etc. porque no es el instrumento sino la periodicidad la que
marca el ritmo.
Pero hay otro hecho: el joropo tuvo una célula geosocial germinativa pero en los
tiempos presentes en un aire binacional: el llano es una unidad geográfica y
cultural perfecta que, según Roncayolo, sólo se ve escindida por formulismos
políticos.
Pasemos ahora a otro punto. De qué argamasa surgió ese poema libertario,
vibrante e insumiso que es la letra que se canta en el joropo? Ramón y Rivera
señala como primer filón los galerones ultramarinos que se ponían en contacto
con las tierras campas venezolanas a través de la Guaira y Cumaná. También
estarían los cosmopolitas "corridos" o "corridillas" que se conocían en Méjico y en
el Mar del Plata. Y, finalmente, la más versátil de las composiciones llamada Copla
que parece tener cuna en las endechas mozárabes.
Alberto se duele con sobrada razón de los nuevos "aires" que se vienen
adueñando del llano al amparo del "capitalismo salvaje" que todo lo carcome y
todo lo salpica. Y propone —erguido sobre la alcaravanidad— rescatar las
instituciones más caras y genuinas para que la etnia llanera se convierta
realmente en alternativa de cambio en un país que dialécticamente agotó sus
argumentos, y estratégicamente melló sus espadas.
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PRESENTACION
Alberto Baquero Nariño es un estudioso que lleva metido en los poros un concepto
de historiador que se asoma a los recodos del pasado y asume con valentía la
evaluación de los hechos que marcan el Sistema y que no duda en descalificar
situaciones y en evaluar a los héroes y anti-héroes bajo una personalísima y
controvertida calificación, luego de que descifra documentos y analiza conductas
sin miedo y sin supuestos escrúpulos que muchas veces sólo sirvieron para
disfrazar y ocultar las verdades de los aconteceres que marcaron la vida del país.
Pero también lo inquietan muchas otras cosas que se relacionan con la cultura
colombiana y ha tenido que ver con la música popular en momentos que
podríamos calificar de estelares, codo a codo con personajes como Juvenal
Cedeño, por ejemplo y como ese incansable trovador que fue Gerardo Arellano,
cuando en sus años universitarios colaboró con aquella Estudiantina inmortal que
hace años marcó uno de los momentos cumbres del cancionero popular. Y lo
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motivan también, desde hace tiempo, las emociones y realizaciones del
conglomerado que en los Llanos Orientales definen una de las partes más
apasionantes del pueblo de Colombia, que estudió con cariño y competencia y
compartió en históricas jornadas.
El apellido del autor tiene que ver mucho con la historia de la música colombiana
por cuanto fue un Baquero, Eduardo, quien a dúo con Carlos Romero integró uno
de los primeros duetos que registró en el surco fonográfico las canciones de la
tierra, por allá por el año 11 y hasta se dió el lujo de poner música de pasillo a
varias de las "Rimas" de Gustavo Adolfo Becquer. Con la autoridad que le dan al
autor su vinculación íntima a los Llanos Orientales, sus músicos, sus poetas
populares y toda esa inmensa calidez que se desprende de sus cuatros, arpas y
maracas, nos pide que presentemos su estudio sobre el joropo, en la cual, no
solamente trata de su estructura melódica y de su historia lejana, casi perdida por
completo en la ausencia de fuentes de información y en la amnesia de nuestros
especialistas, sino que lo vincula a las transformaciones sociales de la región y lo
introduce en el devenir que forja la identidad del pueblo llanero, sus realizaciones
y sus frustraciones, a juzgar por los títulos con que llama a cada uno de sus
capítulos.
Dentro de nuestro largo caminar por entre los enigmas del cancionero popular
colombiano es más bien pocón lo que hemos logrado en torno al joropo, sus
intérpretes y su configuración dentro de ese cantar de la tierra que nos apasiona y
casi que justifica nuestra presencia en el mundo.
Como en todas estas cosas que se refieren a la canción nativa, nos hemos visto
obligados a recurrir a la desmemoriada evocación de viejos cantores populares
que es más lo que equivocan que lo que ayudan cuando de historiar se trata. Y a
lo que, definitivamente, conforma, si no exactamente, considerando el
exactamente como algo indiscutible y aferrado a la exigencia del folclorólogo, por
lo menos con aproximaciones de mucha importancia por cuanto aportan un
invaluable ya veces seguro valor documental, es el disco fonográfico, que nacido a
finales del siglo anterior aporta en el primer cuarto del que estamos a punto de
enterrar, realizaciones que permiten por lo menos comparar y definir con respecto
a la tradición oral.
Lo anterior nos permite situar por los finales de los años veinte su llegada al
interior del país, cabalgando en las máquinas parlantes que reproducían los
legendarios discos de alma de cartón y frágil pasta gruesota, que resonaban a 78
revoluciones por minuto mediante la ayuda de las "cuerdas" de acero que
movilizaban los platos mágicos que enloquecían a las gentes, lo mismo en los
estirados salones señoriales que en las turbias cantinas veredales.
Hasta donde hemos podido averiguar fueron las estrofas de aquel "Corrido
Llanero" o "galerón" como lo definieron los cantores Alcides Briceño y Jorge Añez,
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el de las coplas de Ladislao que grabó también como producto llanero el barítono
chileno Francisco Fuentes Pumarino, lo primero que se conoció por estas regiones
como muestra típica de la música regional de los Llanos Orientales. Alguien
remitió desde Caracas o desde Bogotá, la partitura y los versos de esta canción
que, para efectos del disco de Briceño y Añez por lo menos, se presentaba como
colombiana. Pensamos incluso que como ya el "joropo" se estaba promoviendo,
como aire venezolano, se quiso vender con otro nombre a los colombianos. Eso
pensamos, por supuesto, sin más fundamento que nuestro conocimiento de las
formas que, en todas las épocas, se ha producido, la música de consumo. Por los
mismos años se publicaron unos "Cantos Llaneros" del maestro Guillermo
Quevedo Zornoza que, suponemos también son una especie de producto de
laboratorio. De "inspiración" citadina que se realiza con la mejor buena fe del
mundo y un innegable talento musical, pero con destino al consumo popular. Sin
absolutamente nada que consulte la perfección folclórica.
Alejandro Wills, quien llegó a triunfar en Venezuela, fue, con su compañero Alberto
Escobar, uno de los primeros intérpretes discográficos del célebre "Alma Llanera"
de Pedro Elías Gutiérrez, que grabó por allá por 1919 en Nueva York y es posible
que haya traído a Bogotá joropos y otros ritmos caraqueños para sus históricas
presentaciones en los principios de la radio nacional. Pero lo que definitivamente
lo incorpora al historial que nos ocupa es la fundación, junto a los hermanos
Andrade, del conjunto "Los Llaneros", que aparece en los finales de su vida,
cuando, muerto en sus brazos Alberto Escobar, comenzaba a derivar en figura
mitológica de nuestra música popular.
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araguato y se convierte en un aire citadino, de recordación y de una muy discutible
autoctonía.
Es éste el primer gran momento del joropo en el interior del país, tal y como lo
recuerda un hombre de sesenta años, con unos 45 de vivir inmerso en la música
del país. El otro es cuando Emilio Sierra graba con su orquesta con la
colaboración vocal de Luis Dueñas Perilla, el joropo "El Sanjuanero" que se
convertiría con los años y con el respaldo total del pueblo opita, en un himno
sentimental de aquellas candentes regiones, y llega a hacerle sombra al
mismísimo bambuco que se alza como la gran estrella de sus festividades del mes
de junio, que es precisamente el día 24 del 90, cuando estamos recordando cosas
con destino a las notas preliminares del presente libro.
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Después, mucho después, comenzamos a entender, ya sí, definitivamente, el
joropo en colombiano porque asistimos a impresionantes tenidas con Luis Ariel
Rey, con su hermano Gil, con los del grupo Los Galanes de Manuel Ramírez y
apreciamos las triunfales creaciones de Miguel Angel Martín con esa "Carmentea"
que entre nosotros, aquí en el interior, gozamos mucho más en la versión no muy
pura pero sí sabrosísima de Omar Ramírez, y finalmente con el grupo de
Fernando Lizarazo y las evocaciones sublimes de ese astro imponderable que se
llamó Arnulfo Briceño, en quien hallamos sonidos nuevos y decisiones tremendas.
Este amigo que por amable indicación del autor se atreve a meterse un tanto en
tales expresiones, es uno de los muchos que en su apasionado recorrer por el
mundillo del musiquerío nacional, halla en sus recuerdos, vacilaciones y olvidos, la
necesidad de su presencia, lo espera con avidez y sabe que tendrá un puesto
preferencial en sus estantes.
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NOTAS PRELIMINARES
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El documento es síntesis de informaciones obtenidas en los pueblos con algunos
protagonistas y usuarios de la cultura, más de usuarios o gente común, que con
cultores de quienes se conoce y comprende —vaya pretensión— la magnitud de
su obra y su entendimiento del fenómeno de la cultura, desde luego, más allá de
su particular problemática.
Debo advertir que el hecho del irrestricto apego ancestral a la cultura vernácula
que profesa el autor de este documento, es un elemento adicional para observar
de cerca su fenomenología y la de sus protagonistas, y la de advertir en forma
tajante, los elementos más sensibles de su debilidad contemporánea.
Por esta razón el análisis deberá ser escueto, directo y en ocasiones doloroso. Se
evalúa el conjunto de organizaciones, el total de actores y protagonistas; pero se
hace el esfuerzo de establecer un marco teórico para erradicar la puerilidad que
suele presidir la reflexión en tan delicada materia.
3. Podremos señalar que en poblaciones antiguas como San Martín, Meta (1585)
y Arauca, Arauca (1780) el joropo fué un ausente histórico?
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5. Sería prudente concluir que en el escenario sabanero, el caballo, la vaquería,
blancos y mestizos andinos por sí solos no crean históricamente el joropo?
7. ¿En qué dimensión los componentes étnicos africanos enriquecen y perfilan los
elementos fundamentales del joropo, en el valioso acento mágico de su
cosmovisión?
9. ¿Es España toda la que llega a América y es Castilla con su romancero, su voz
e idiosincracia la que preña el Llano?
Otra motivación del presente análisis radica en ir a la rica fuente del trabajo
Llanero, la vaquería, que en la consolidación mestiza del criollo se convierte en la
progenitora de los cantos: de arrería, de ordeño, de vela.
Y el caballo, sin el cual no hay ritmo, consolida los diversos golpes. Caballo de
trabajo, caballo compañero en el arte de vivir.
Son los componentes bióticos que señala el escritor venezolano Adolfo Rodríguez
El tránsito del texto por el elemento organológico —en el aspecto musical- recoge
la versión, ya aceptada por connotados investigadores, del aporte de las tres razas
—la europea trae el arpa feudal, la vihuela, la bandurria, el bandolín y de ellos
surgen el cuatro, la bandola pin-pon y la actual llanera; el bandolín se queda
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intacto. La aborigen aporta los capachos, la sirrampla, el furruco. Lo demás es
conjugación rítmica de las razas, sucesivamente enriquecida por "el padrote" en
esta tierra del caballo. La magia, el mito, la leyenda llegan también junto al negro y
su presencia es clara en los cantos de angelitos en esa conjugación de lo real y lo
religioso como en los eventos paganos de la religiosidad como puede ser un San
Pascual Bailón
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día a día se diluye más y más. La pérdida de las raíces, el olvido a las huellas, el
cotidiano rechazo a los mayores, es el fenómeno contemporáneo, la enfermedad
social de la época, en un país donde esta porción olvidada es frente desenfrenado
y aluvional de migraciones, escenario del capitalismo salvaje.
Esto no es casual: Ocurre porque son los efectos de la evolución del modelo de
crecimiento que adoptó el país y que en su concepción excluyó de un tajo algo así
como el 30% del territorio, en el caso orinocense.
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Es, como señala con acierto el escritor Eduardo Mantilla Trejos, la magnificación
de la entropía social, en el reino de los antivalores.
La vehemencia del análisis presente que comparten los cultores llaneros se podría
sintetizar así:
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CONTEXTO DE CULTURA POPULAR
LATINOAMERICANA
b. Durante el siglo XIX el proceso cultural adquiere los tintes criollos como
resultado directo pero intangible de la emancipación colonial, proceso guiado por
las clases populares de los núcleos urbanos y de los estratos campesinos. Las
clases dominantes detentan los valores metropolitanos que conservan y
reproducen, incluso de modo antagónico con los vestigios de lo popular y
vernáculo.
Las huellas de la colonia se conservan; al fin y al cabo son los tintes indelebles de
la historia. Se rinde culto al vireinato y a sus valores, un culto secreto. Es
característica de la República Señorial.
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c. El desarrollo de las definiciones de los aires musicales ha sido desigual: unos se
hallan signados por el empirismo, otros camino de la escritura musical con lo cual
se institucionaliza su enseñanza y se erigen escuelas interpretativas. El
empirismo, es obvio, es el modo interpretativo de los asentamientos rurales, o de
los lupanares urbanos. Existe correspondencia entre evolución económica y
desarrollo cultural. Así, la marginalidad socioeconómica implica marginalidad
cultural.
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Pero es el bolero el que llega a todos los corazones enamorados; es el
sentimiento guitarrero, el ritmo suave y acompasado, el amacice de novios, la
serenata. Posee la mayor dosis armónica entre los cuatro.
Los desarrollos de cada uno de ellos van a la par con los movimientos y
necesidades del cine y de la discografía que inunda a todos los países
atornillándose de diversas maneras en muchos rincones de la amplia y agreste
geografía continental.
La personalidad del tango con las orquestas a la europea, desde los años 20
incorpora el bandoneón como sustrato interpretativo junto al piano e instrumental
del viejo continente y son los barítonos populares como Carlos Gardel los que se
encargan de exponer sus formas finales de adultez. A él ya se había sumado una
coreografía de golfos y busconas que no tienen inconveniente alguno en
adelantarse varias décadas al "destape" y a la voluptuosidad del movimiento en
búsqueda del mensaje erótico, en este caso demasiado evidente. El tango es
desde entonces algo de milonga y de compadrito, algo de tango andaluz y de
cuplé.
Méjico penetra en el alma rural del Continente Mestizo mediante sus rancheras
que llenaron los espacios vacíos del corazón sencillo de los campesinos. La obra
la construyeron Jorge Negrete, Pedro Infante, Luis Aguilar que luego pincelaron
José Alfredo Jiménez, Miguel Aceves Mejía y Vicente Fernández, entre otros.
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La faz urbana del México Cosmopolita crea de la mano de Agustín Lara el portento
musical del bolero y son sus tríos los protagonistas del mensaje tierno del amor:
Los Panchos, los Tres Ases, los Tres Reyes, los Tres Diamantes; Johny Albino y
su Trío San Juan, viajando a Puerto Rico para evocar a Rafael Hernández y al
Trío Vegabajeño. Su derivación a la orquesta en razón a su rica armonía y
posibilidades melódicas y temáticas, encontraron a Olga Guillot, a Toña La Negra,
a Virginia López. Cuba que también crea en la música romántica sonera los
primeros boleros, nos entregan a Benny Moré, al jefe Daniel Santos y a tantos
otros. Los arreglos orquestales para el bolero de mayor fuerza interpretativa los
lleva la Sonora Matancera que llega a varias generaciones y aún está vigente. El
bolero con sus exigencias armónicas penetra todos los corazones pero está
vedado a la interpretación generalizada. Es exclusivista para manos de
instrumentista (piano, guitarra) experto y de vocalista excelso. Pertenece desde su
origen a las ciudades.
El mejor intérprete es Pedro Vargas, sin olvidar a Alfredo Sadel ni a Hugo Romani.
En Colombia Lucho García y Víctor Hugo Ayala.
Los ritmos populares del Caribe tienen casi por lo general su territorio de influencia
en la órbita propia y casi siempre permanecen enclaustrados. El Merengue y el
Reggae son ejemplos. El Son se expandió y plantó las primeras semillas para que
su hija prendiera en el Valle del Cauca preferencialmente y allí evolucionara lo
mismo que en Panamá, Puerto Rico y Nueva York: La Salsa.
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2.2 CARACTERISTICA COMUN EN SU INCORPORACION
COLOMBIANA
Bajo esta denominación se encuentran los otros ritmos que conservan su sello
nacional (de cada nación), pero que no superaron la escala de país, ni tampoco
viajaron a otras latitudes para transformarse o derivarse en otros.
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El Joropo que en el contexto latinoamericano y mundial figura como venezolano,
en Colombia es apenas el aire de una región marginal, cuya aparición en la
escena local llega retrasada por lo menos 20 años, a pesar que la presencia es
compartida en razón a la realidad histórica y geográfica de los Llanos.
Los aires del litoral y los isleños por el contacto permanente con el mundo exterior
presentan en su panorama expresivo ciertos problemas que creemos comunes.
Veamos:
a. Tendencia a la adopción de los esquemas y los gustos del consumo febril del
turismo que se traduce en cambios en la organología, en las formas interpretativas
atadas a la necesidad del "show", y en los contenidos que se vuelven
cosmopolitas, con las concesiones éticas que ello exige. Las hoteles al fin y al
cabo proponen fórmulas simples de divertimiento que requiere comodidades
máximas y poca desadaptación del usuario a los esquemas internacionales de
vida.
Quizá en esto actúa el deseo de competir como caballo entero, ya que la tradición
sólo da categoría de centauro.
La Salsa es otra expresión corporal que se elitizó de tal manera que sólo expertos
pueden usufructuarla a plenitud, de acuerdo a los cánones del escenario salsero.
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Pero en este caso existe una predisposición natural e histórica de la gente del
litoral a ritmo duro que exige una ductilidad en los movimientos.
b. Su presencia actual se sostiene por las voces del recuerdo. Es la música vieja.
c. Evolucionan muy poco y por esa razón se suele afirmar que son anacrónicos.
h. La apatía de las nuevas generaciones frente a los aires típicos de sus países o
de sus regiones de origen es motivada por el predominio sociológico de las formas
extranjeras que se promocionan a través de los medios de comunicación masiva,
como mecanismos impulsores del consumo propio de un tipo de sociedad
diferente.
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i. La supervivencia de los aires típicos corresponde al oculto deseo de la dirigencia
de no evidenciar públicamente el grado de descomposición al que se ha llegado y
a los resortes indelebles de defensa de las comunidades. Pero esa supervivencia
cumple un papel en el divertimiento de las élites, en su satisfacción íntima y
sensorial, por ello también es secundario y marginal el respaldo para su
sostenimiento.
j. Los aires vernáculos son objeto permanente de debate que se polariza en tres
direcciones. La primera que afirma la necesidad de su defensa y desarrollo. La
segunda enarbola toda clase de banderas para su destrucción, su desprestigio y
su deformación. Una tercera se inclina por aceptar su permanencia siempre y
cuando se modernice.
Lo extraño en la República Señorial, en medio del atraso, a finales del siglo XX, es
la fortaleza de las vertientes tradicionales que se niegan a abandonar el escenario
de los vivos y los muertos.
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de aquellas de las demás regiones y de las culturas indígenas, hasta nuestros
días arrasadas.
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Dos ejemplos ilustran el panorama en cabeza dedos de los escritores sobre la
música colombiana como son el padre José Ignacio Perdomo Escobar y Guillermo
Abadía Morales, en ambos casos con ideas incompletas sobre el Joropo. Veamos:
en su libro Historia de la música en Colombia el padre Perdomo cita a Abadía...
"Joropo es el baile de los Llaneros. Se canta en una nota larga que va muriendo
lentamente hasta extinguirse..."
..."Los bailes más comunes cuando se para un Joropo son el Galerón, el Joropo
propiamente dicho y la guabina llanera". Cual Guabina Llanera? El Galerón
llanero?
Como puede analizarse, las expresiones son por lo menos parciales en razón a
que se originan en los errores de Abadía Morales que se evidenciaron en el
Concurso Folclórico de Polímeros a finales de los años 60, donde él pretendió
demostrar la validez de argumentos mal copiados del verdadero inspirador del
libro "Compendio General del Folclor Colombiano", el maestro Jesús Bermúdez
Silva.
Otra mención sobre el Joropo la aporta Fray Pedro Fabo, llamado por él con gran
acierto como música Casanareña, en las primeras décadas del siglo XX:
La copla en casi todos los pueblos nuevos de América es algo natural, incluso en
Brasil de habla portuguesa, lo cual es herencia de las formas idiomáticas feudales
del tiempo de la invasión y del período colonial, formas que por méritos que le
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endilguemos al Romancero Español a veces emotivos, obedecen a períodos
primitivos de la expresión oral que por esa misma razón se incrustan en el habla
popular. Eso ocurre con la gran mayoría de las naciones colonizadas por
europeos. Los países africanos sometidos por Francia, adoptaron maneras del
período de la más rancia aristocracia de la época una de ellas el hablar y cantar
en verso consonante. Méjico con Maximiliano alcanzó a participar de esa
influencia aunque ésta fué más a la burguesía criolla.
Muy pocas fueron las familias con abolengo y cultura que vinieron a las colonias.
Estas fueron pasto de aventureros y bandidos que llegaron solos, con desaforada
sed de oro y de lujuria. Así, pretender que el régimen feudal con su cultura que se
fermentaba en España llegó a América es sólo un sueño mentiroso de clérigos y
de partidarios de los valores esclavistas del Virreinato en América, que en menos
de cien años causaron un holocausto cercano a los 12 millones de indígenas,
descuajaron brutalmente de Africa a 10 millones de negros y violentaron las
comunidades en busca de riqueza.
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Y es ingenuo afirmar que por el hecho de no hablarse piapocoñol o Achauhuañol y
si Español, existió a plenitud el transplante cultural del romancero español a los
Llanos.
Afirmar que el Romancero Español se trasplantó al Llano, es tanto como decir que
el Cante Jondo es el Joropo y que ni más ni menos catalanes, andaluces,
castellanos, vascos y gallegos habitan puros en estas tierras.
Las fuentes para esas afirmaciones equivocadas son Fray Pedro Fabo y el padre
Ricardo Sabio en sendas publicaciones, al igual que el misionero José Gumilla, de
quienes es indispensable reconocer su valioso aporte subjetivizado por el
fanatismo inherente a su convicción cristiana y las épocas en que visitaron la
región del Orinoco.
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1. LA GENOESTRUCTURA Y EL PROCESO
HISTORICO
En este período se efectúa una gran síntesis del origen o génesis de la cultura
Llanera y su evolución respecto al proceso histórico nacional. En la primera etapa
se produce el violento y desgarrador encuentro del mundo feudal europeo con el
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mundo de los aborígenes que en unos casos transitaban —según Lewis Morgan—
en estadios medios del salvajismo, unos casi superaban los momentos superiores
de la barbarie y otros habían evolucionado hacia la sociedad de clases con
grandes ciudades en piedra, esclavos, gobierno colegiado, calendario
astronómico, etc.
Este encuentro violento se incrementa con los Africanos que fueron descuajados
brutalmente de su continente. Cada quién aportó en la medida de las
circunstancias sus propios valores que en el contado histórico e intemporal fueron
creando nuevas formas: Es la Síntesis durante la Invasión. Esta Síntesis se
produce de modo diferente en cada región del continente y en los Llanos
Colombo-Venezolanos adquiere dimensiones especiales que con el tiempo
edifican la cultura del joropo. Esto se produce durante el siglo XVI y la primera
mitad del siglo XVII, bajo el rigor de la inquisición.
Así, en muchos lugares del Llano, los valores adquieren patrones diferentes: los
blancos (grandes hacendados y burócratas) siguen las pautas de la República
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Señorial, los mestizos de abajo o sea la peonada ya ejercen su derecho Llanero:
La vaquería y lo que ello implica. Esta situación del siglo XVIII llega intacta al siglo
XIX.
Los usos y costumbres del Llano se incorporan en los hatos y hacen parte de toda
la vida cotidiana. Incluso, transpasan las nuevas fronteras ideológicas que trajo el
predominio inglés y que en 1850 transforma las estructuras coloniales e impone el
liberalismo económico, herencia de los clásicos de la revolución industrial. Los
testimonios históricos ya hablan de formas mestizas musicales, coreográficas,
artesanales y literarias que se presentan en el Llano y que se consolidan a lo largo
del siglo XIX.
a. La colonización.
e. El surgimiento de la descomposición.
Los llanos son durante el siglo, objeto de los más crudos conflictos políticos y
migratorios.
Sin embargo, la cultura mestiza de los Llanos, la del joropo, emerge sola desde su
histórica marginalidad y se defiende desde sus núcleos rurales con la constante
creatividad y fuerza expresiva.
37
El concierto del abuso del poder con sus connotaciones de corrupción
administrativa generalizada, impulsa el cambio vertiginoso de los valores basados
en el respeto a tradiciones, herencias y a códigos naturales de equilibrio.
La gran mayoría ignora sus raíces, subvalora a sus ancestros, intimida a sus
progenitores, porque sólo exite para ellos el valor del dinero, sólo interesa lo
material, lo suntuario.
Pero le aterra el futuro el cual lo mira con la óptica omnipotente del dinero "que
hay que conseguir a cualquier precio". Las masas aspiran al consumo que es la
amalgama del comportamiento individual, familiar y colectivo.
La fuerza del ataque artillado de los medios de comunicación sobre las mentes de
los migrantes y sobre las mentes de los mestizos llaneros es incontenible. Ellos
mismos —los medios— son consumo masivo; es su definición. En la región se
instaura una época de seudomodernidad, en la cual su economía de ensamble,
agropecuaria de ensamble, agroindustrial de ensamble, es relegada frente a la
modernidad de la sociedad postindustrial aunque se surte de ella en lo material y
en lo espiritual. Por eso se vuelve extranjerizante.
38
Es la dualidad de los valores, el mismo proceso de fusión de culturas en el yunque
del trabajo de vaquería, guiado por el caballo. Por otra parte sugiere el análisis del
tipo de infraestructura existente para enseñar artes y literatura, y el examen de la
concepción con la cual se realizan los diseños pedagógicos. Vemos entonces que
como era obvio, el virreinato impuso sus valores frente al desconocimiento
absoluto de los valores de africanos y aborígenes. Estos eran considerados
inexistentes o profanos.
Así, desde la Invasión donde comienza la síntesis étnica que es brutal se llega a
un sincretismo cultural que se produce por intercambio de valores que conducen a
unas nuevas formas culturales.
Para los unos, el modelo a seguir es el que exporta la metrópoli —cualquiera que
sea— a través del tiempo; para otros, el modelo se circunscribe a la manifestación
cotidiana de su propia existencia, plasmada en cosas tangibles como las
artesanías que son utensilios de uso diario, en usos, costumbres, tradiciones,
versos, cantos, etc.
Ello facilita el medio para que el país y sus hombres deambulen por sendas
diferentes preguntándose quiénes son, de dónde vienen y hacia dónde van, en el
grito angustioso del desarraigo.
39
mayores accidentes sociales, desde la delincuencia común y la prostitución, hasta
la droga y el sicariato.
3. LA FENOESTRUCTURA CONTEMPORÁNEA
40
El Contrato Social, el que firmó la sociedad con su Estado para que éste
administrara su devenir en justo equilibrio, ha caducado, o por lo menos avanza
insatisfactoriamente, tortuosamente.
Los Llanos también son presa de tal modelo. En una primera etapa fueron
territorios marginales en donde se premiaba a los hombres por vivir allí. La
marginalidad es su significado frente a la nación.
La violencia política empujó hacia los Llanos familias enteras con lo cual los odios
anteriores se trasladan al Alto Ariari y allí siembran cosechas de muertos desde
1950. También siembran odios. La naturaleza pródiga brindó sus tierras y sus
aguas, su clima y sus vientos para que se eliminara el hambre de la faz de la
tierra, empezando por los Llanos y por Colombia.
El estallido del país del Orinoco hizo que el país Andino lo volviera a mirar con la
displicencia con la que se mira a un hermano bobo. Una sonrisa tierna, salida de
un sentimiento superfluo preside las decisiones sobre esta tierra.
41
Ello implica que el conjunto de la producción estética sea precaria y las
circunstancias para superar el empirismo —muchas veces necesario— sean
escasas.
Este desfogue no es otro que la búsqueda de los patrones ancestrales que nos
puedan definir e identificar ante nosotros mismos y ante las demás circunstancias.
La psicología colectiva capta de esa tremenda realidad los valores del ascenso
social, los fundamentos prácticos para el beneficio personal que otorga el ejercicio
del poder, y adapta de forma rápida la conducta y la interpretación de esa
42
acumulación originaria de capital obtenido de esa manera. Hay que escuchar, a
las esposas de aquellos delincuentes esgrimiendo la defensa de esas prácticas.
El dilema de nuestra sociedad orinocense todavía con un gran sello rural gravita
entre el desconcierto frente a la avalancha de las formas culturales de la sociedad
post-moderna, la del punk, el rock, la droga y el porno, aspectos asimilados por las
élites enriquecidas reciente y antiguamente, frente a un panorama bucólico de la
gente del campo y de la sabana llanera. (Ver la Segunda Parte).
43
consecuencia refuercen, con su acción, la entronización de los valores estéticos.
Es la ética de un "mass media" superficial y clientelizado por fuerza de la
deshonesta manipulación de la propaganda, en la que se "se repta, en vez de
caminar, cual sierpes", como lo afirma un ilustre comentarista deportivo local.
Las excepciones son escasas pero ellas suelen caer en manos de "filantrópicos"
individuos que voltean el circuito hacia el culto a la personalidad de aquellos
"indiferentes benefactores".
44
Otro aspecto que incide en la conducción de un proceso cultural de modo certero
se debe a que son muchos los cerebros fugados de la región, que cumplen un
importante papel difusor en otros sitios, pero su compromiso y presencia en la
región se diluye paulatinamente, en aras de la comercialización, el espectáculo, en
fin, del estereotipo extranjerizante y del culto a la personalidad.
45
1. EL DILEMA CULTURAL
La "cultura en el atraso provincial" y su antítesis la "subcultura de la
deseomposición", parecen conformar la unidad dialéctica que señala el actual
momento del tema que nos ocupa, y es a la vez el dilema que se presenta tanto a
actores como a consumidores o usuarios del arte y la literatura. Dicha dicotomía o
antagonismo entre las dos se resuelve en la práctica, con el refuerzo sistemático
de los valores de una subcultura surgida de prácticas gansteriles, que en corto
tiempo se yergue como dominante, frente a una latencia de los valores de la
cultura universal y de la cultura regional que cada día pierden más terreno, en aras
de la comercialización y de la cantinización (cantina, bar) con su temática
lumpenesea y cosmopolita.
a. Bajo nivel de conocimiento sobre las grandes tendencias universales del arte y
la literatura, de sus eseuelas y protagonistas, y de su dinámica evolutiva.
f. Sin conexión con los movimientos culturales, nacionales y menos con los del
exterior.
46
h. En el atraso cultural son eseasas las revistas, los foros, los conciertos, los
programas radiales, las publicaciones, etc.
47
ultramodernos electrodomésticos, el sibaritismo, el porno, el rock, el punk. La
adopción de patrones y eseenarios de consumo de último modelo.
f. La alta burguesía del país es la querendona del modelo extranjerizante pues son
sus mayores usufructuarios.
48
Goya, o Rubens presidan los mingitorios. Son además sus temas de inversión de
alto rendimiento para quien posee excedente de capital.
49
De las barriadas de los pueblos de Antioquia, de Boyacá, (Casanare) y Santander
(Arauca) y de la colonización paisa asentada en las ciudades, llega una nueva ola
de colonización que ya trae la evolución del tango y la milonga con su temática de
cantina, golfos y putas.
El tango que nutrió el alma paisa se mezcla entonces con el ritmo de ranchera, y
el lumpen urbano crea una temática en torno a su cruel realidad de hambre,
privación, abortos, niños echados a la vida "porque hay que tenerlos", disputas
marchitas donde el juez es un puñal, desigualdad, revancha, injusticia. Esto nutre
la idiosincracia colectiva donde el amor es obligatorio porque "si no me querés te
corto la cara". Parece un chiste pero lo terrible es que ello es una conducta, donde
la amistad, la solidaridad, la vida no valen nada. Todo lo justifica "el Señor",
porque eso sí, "cristianos a morir si somos, él siempre bendice las armas de la
muerte".
Es la cuna sicarial, con esta idiosincracia, forjada en ese ámbito de miseria "del
cual sólo se puede salir con el dinero del crimen".
50
El tipo de sugerencias violentas que contiene esta música alimenta las decisiones
idem de todos sus consumidores. Entender el rock no es fácil pero lo atado a él,
es obvio.
Sin duda la barbera y los dados tienen que ver con la entronización del espíritu
sicarial en Medellín que por esa razón es el centro del cartel más poderoso de la
droga en el país.
51
2. LA CULTURA EN LOS LLANOS A PARTIR DE LA
MITAD DEL SIGLO XX
2.1 VERTIENTES CULTURALES
En los años 50 los Llanos, particularmente el Departamento del Meta, una gran
región de confluencia de flujos migratorios, de dos vertientes culturales, comienza
a perfilar sus rumbos guiado por la cultura llanera que llega desde el fondo de la
gran planicie. En ese entonces, la mayoría de los habitantes eran foráneos, en la
mayor parte de los asentamientos: Villavicencio era un pueblo de migración del
Oriente de Cundinamarca. Restrepo surgió de la evolución paulatina de la colonia
penal a comienzos del siglo XX (presos del interior); Acacias también crece años
después, como producto de la evolución de otra colonia penal con presos no
llaneros. Cumaral, era la punta de lanza al llano por el piedemonte como lo era
Puerto López hacia la altillanura y hacia el Orinoco. Y los pueblos de Ariari, son
hijos de Colonos Tolimas y Cundinamarcas, fundamentalmente expulsados por la
violencia liberal-conservadora de la época. Todos estos pueblos se formaron de
migraciones andinas y una base mestiza llanera. Solamente San Martín emerge
como el único asentamiento con el ancestro propio anclado en la historia regional
como una ínsula. Cumplió 400 años en 1.985.
52
Las huellas culturales de San Martín, sin saber por qué causa, no irradiaron más
allá de su casco urbano y de algunas veredas aledañas, a pesar de la enorme
tradición y arraigo.
Son tres hijos de Arauca, los compositores e intérpretes del llano araucano, Miguel
Angel Martín, Héctor Paúl Vanegas, y David Parales quienes consolidan los
primeros trabajos de cultura llanera en Villavicencio y el Meta. Esto supone que en
Arauca, particularmente en Tame se anclara su gran germen mestizo para el
joropo: Por supuesto que Casanare siempre fué el fortín de la música llanera y
pueblos como Maní auténticos baluartes.
Por esos tiempos lo conocido en los pueblos bajaba del cerro y la bandola, el tiple
y la guitarra, llenaban de pasillos y bambucos las nostalgias de los habitantes.
Incluso la acción de los serenateros que tocaban guitarra fué la callada forma de
llenar de arpegios llaneros, aquellos años. Recordamos la famosa "Rondalla
Llanera", en Villavicencio.
Luis Ariel Rey fué el juglar de la época que viajó por Colombia mostrando la
música del Llano, en una versión que ahora podemos signar como de transición
entre lo Andino y lo Llanero.
53
Las coreografías de la danza también se llenaron de influencias cosmopolitas al
punto de llegar a la minifalda y las botas en la pareja y un baile abambucado en el
hombre.
En este ambiente, un tanto indefinido, surgen los festivales, los torneos, los
reinados que se extienden por los pueblos como pólvora, todo ligado a una
expresión músical.
Las fiestas patronales y los aniversarios eran esporádicas, sin continuidad y sin
transcendencia.
54
2.3 OTRAS MANIFESTACIONES CULTURALES
Hacia los años 50 la presencia cultural se limitaba a los planteles educativos, cuya
irradición hacia la literatura y el arte en general era precaria. En Villavicencio, por
ejemplo los colegios de secundaria carecían de bibioteca: Caldas, la Salle, la
Sabiduría y el Técnico Industrial. Existía la biblioteca pública municipal en las
inmediaciones de Caldas con mil volúmenes al servicio ciudadano.
El Instituto Roberto Franco, asi llamado desde 1947 (antiguo Instituto Finlay), de
biología tropical, desarrollaba su labor investigativa desde Villavicencio en forma
aislada, como parece ser la constante en su tarea. Sin embargo, en esta época
era el abanderado de la lucha contra el flajelo de la malaria, la fiebre amarilla y las
enfermedades tropicales, y desde ese punto cumplió con eficiencia.
La banda Santa Cecilia, que venía desde 1917 bajo la batuta de la misión católica,
tuvo una presencia discreta y participaba de los actos ceremoniales de caracter
oficial; la banda funcionaba con grandes penurias y fueron muchos los años en
que tuvo que clausurar labores.
Era muy pobre la presencia cultural en el Meta y en ciudades del Llano Araucano y
Casanareño. La orfandad en este aspecto era total.
Anotábamos que son los años 60, la época de difusión o primera apertura de la
cultura en el llano y del paulatino arraigo de las formas básicas de la llanera. Lo
existente en el pié de monte metense eran los conjuntos de cuerdas andinas,
donde sobresalian Carlos Riveros, Joaquín Medina, Mercedes Murcia de Lara, el
55
médico Navarro, Fideligno y Gregorio Baquero Guerrero, Manuel Iregui y los
músicos profesionales de las serenatas y las cantinas, Benjamín acha, Pulgarín, el
negro Mesa, Eustacio Rosso, Luis Ariel y Gil Arialdo Rey, el Zurdo, Ismael
Cabrera, el Cachicamo Galindo, Francineth Rincón, Jaime Roncancio. Todos ellos
integraron el conjunto de "Cantares del Lano" que luego fue "la Rondalla Llanera.
Las primeras arpas llegan de la mano de David Parales quien lo llevó el maestro
Miguel Angel Martín para que enseñara en la recién fundada academia en 1962.
En San Martín no se conocían los instrumentos llaneros y era usual la
interpretación de la música del interior con tiples, bandolas y guitarras.
A ello se sumaban los valses, las polkas, los pasodobles, las mazurcas, música
que interpretaban los conjuntos típicos del interior, liras y estudiantinas. El
compositor Héctor Paúl Vanegas también llegó para dirigir el conjunto de danzas
por los años de 1963 con minifalda y botas. Antes tampoco existía tal
manifestación. Para ese entonces ya funcionaba la oficina de extensión cultural—
Secretaría de Educación— la cual se encargó también de la banda Santa Cecilia y
nombró al maestro Pedro Ladino como su director. Hasta 1963, la banda funcionó
bajo la batuta del clero monfortiano.
Por qué si San Martín es el pueblo más antiguo de los Llanos, el joropo no surgió
allí? Queda esa pregunta para resolverla pronto. Quizá el tipo de asentamiento
que discriminó e incluso expulsó a los indígenas de la región, quienes en
sucesivas ocasiones incendiaron el pueblo. Sin duda en San Martín no actuó el
sentido de los Jesuitas que produjo la formidable economía de las "reducciones"
particularmente en Casanare, sino el papel misionero de los franciscanos que
aportaron otros elementos. Es necesario mencionar que el proceso de
consolidación de San Martín como pueblo fué violento contra los piapocos quienes
en represalia incendiaron varias veces la aldea. Esto explica la ausencia de un
56
elemento escencial en el mestizaje para la conformación del joropo, la raza
indígena, que fué excluida violentamente. Su incorporación fué paulatina, selectiva
y esporádica.
57
3. EVOLUCION RECIENTE. (El caso del Meta).
Si se toma como base analítica la evolución de los festivales y torneos, de las
casas de cultura, de los programas apoyados por Colcultura, de las asociaciones
de folcloristas ó de artistas, de los grupos culturales independientes, también se
evaluará la actividad de las instituciones oficiales de la cultura, según el orden que
se menciona enseguida:
Los festivales y/o torneos que se han consolidado como realidad histórica son:
3.4 EVALUACION
Estos festivales y torneos se vienen realizando bajo unos parámetros que son
comunes (tomamos de base aquellos consolidados).
c. Objetivos imprecisos
58
d. Ausencia de los organismos culturales de nivel nacional
f. Burocratización
i. Escasa financiación.
3.5.1 Evaluación
Esta labor se halla limitada por los factores que a continuación se mencionan:
e. Ausencia de publicaciones.
60
3.6 PROGRAMAS APOYADOS POR COLCULTURA
3.3.1 Bibliotecas
Acá aparece el programa del "biblio-jeep" que es una biblioteca ambulante con un
experto para servicios en barrios y en pueblos. En la actualidad lo auspicia la
Cámara de Comercio de Villavicencio.
61
documentación especializados que tampoco se hallan relacionados con las
actividades de Colcultura. Son espacios cerrados.
3.6.1.1 Evaluación
Los demás miembros carecen de injerencia legal para intentar una convocatoria.
De lo que también carecen es de iniciativa y voluntad, por lo menos hasta ahora.
Son varias las asociaciones de artistas que se han creado para defensa del
trabajo de pintores, escultores y de intérpretes de música llanera; en este sentido
varios intelectuales conformaron también la Fundación Archivo Fotográfico FAFO
y desde 1972 se crea la Academia de Historia Departamental. La Asociación de
Artistas llaneros ASALL, surge como la más activa de los pintores y la Asociación
Nacional de Folcloristas como aquella de mayor actividad entre los intérpretes del
folclor llanero. En uno o en otro caso han recibido algún apoyo estatal. Un
incipiente movimiento literario se mueve en torno a la Revista Entre-Letras y su
intermitencia define su problemática.
a. Funcionan sin tener sede propia y la mayoría en sedes ambulantes; dicen tener
domicilio en Villavicencio. Una de folcloristas en San Martín, y pare de contar.
63
e. Sin expresión pública, ni crítica alguna sobre el estado global de la cultura.
g. Ninguna recibe apoyo estatal o privado estable y suficiente. Los pocos auxilios
han sido coyunturales y canalizados para alguna actividad, en algunos casos
colectiva.
3.7.2 PROBLEMATICA
Estos grupos en términos globales poseen las características anotadas para las
asociaciones, aunque son más activas y en la práctica existen; cumplen una tarea
en la difusión de la cultura.
64
3.7.4 Evaluación
El Estado carece de visión para interpretar los deseos del desarrollo espiritual de
la comunidad que gobierna. Es el síndrome de la época donde prima la cultura del
cemento y el apetito hacia la obra pública. Por ello es obligación de los
trabajadores del arte proporcionarle elementos filosóficos y prográmaticos en la
materia, y empujar a los funcionarios para que activen resortes como las casas de
la cultura y de los consejos regionales de la cultura.
65
4. LA ACTUAL SITUACION (Evaluación)
Para abordar este tema es preciso dividir el análisis en instituciones estatales,
Casas de la Cultura, organizaciones de artistas y de intelectuales, protagonistas
de la cultura, actividades.
66
sus programas y por lo tanto anula su permanencia; su credibilidd queda
maltrecha con semejante parsimonia, de expectativas truncas, debido a
cancelación de programas o a la subsistencia anémica de los mismos. El balance
en sus 20 años en la región es en extremo pobre.
Sería de importancia tomar contactos con la Subdirección Cultural del Banco para
precisar formas posibles de trabajo. A nivel local es difícil. Ya se ha probado.
a. El perfil del cargo del Director no coincide con el perfil profesional de quienes
han ocupado este cargo.
68
UN SUEÑO LLANERO
1. EL MENSAJE
Y son muchos los intelectuales que en el extenso territorio aludido divagan en sus
poemas, pinturas, esculturas, crónicas y ensayos por los adustos vericuetos y
dilemas de lo regional, contrapuesto a lo nacional y a lo universal. El hombre
común también divaga. Este, que parecería ser un problema de las grandes
concentraciones, hijo del cosmopolitismo, es también un asunto regional, por el
impacto de una constante colonización en unos casos ligada al desarraigo violento
en la región andina, en otros movida por la economía del arroz y recientemente de
la palma, en su gran medida por las decisiones estatales sobre Reforma Agraria,
particularmente en el Ariari Medio (Avichure y Canaguaro) y a partir de 1975,
impulsadas por el tremendo poder económico que generó el auge de las empresas
coceras del Meta (Macarena) del Guaviare y parte del Caquetá por los lados del
Yarí y del Vichada, llano adentro.
Esta gama nacional, al viajar hacia su nueva posibilidad vital perdió mucho en el
camino: carrieles, ruanas, ponchos, paisaje y rutas montañeras, fondas camineras,
cultivos maiceros o de chontaduro, naipes y dados, canciones bambuqueras y de
serenata, tiples y guitarras, el escapulario, mitos y leyendas, secretos de abolengo
y raza. Algunos conservaron el sombrero como símbolo.
69
La nueva tierra les otorgó la amplitud del horizonte, caballos, la vaquería, nueve
meses de invierno, paludismo, sol y luna, el Arú viento del Llano, el río explayado,
otra fauna y otra flora, otros secretos, otros mitos.
Los únicos pescadores eran los del nororiente del Vichada. La mayoría cazadores
recolectores nómadas; los asentados en Arauca, Casanare y en los ríos
mencionados del Meta cultivaban la tierra, sin ser sedentarios.
70
Estas características facilitan en Casanare principalmente el establecimiento de
las más prósperas unidades productivas de la colonia en los llanos, la cual fué
base del encuentro racial, del surgimiento del criollo y de la aurora de su nueva
cultura, la del joropo: Las reducciones de los Jesuitas. Así, los acentos
casanereños pueden ser más Achaguas que muchos acentos de herencia de los
Betoyes o de los Chibchas (Tunebos) de Arauca, porque en la cultura popular o en
la sabiduría popular (demosofía) existen matices bien marcados, aún dentro del
mismo contexto.
El poblamiento criollo del Meta -en la era colonial- ocurrió más por los lados del
sur del Meta que por el Guayabero o el Duda, a pesar de la antigüedad de San
Martín y de San Juan de Arama, quizá por la presencia de las fiebres y la lejanía a
Santa Fé o a Tunja. También, creemos, porque el tipo de parroquia (Reducción)
fué distinta entre los jesuitas, los franciscanos y los dominicos. Los jesuitas no
llegaron a San Martín ni a San Juan. En estas condiciones, los grupos indígenas
mencionados conformaron la base real sobre la cual surge el llanero en el violento
y feraz encuentro étnico del siglo XVI.
En el avance del tiempo, este mestizaje inicial del cual surge el llanero, viene a
nutrirse de uno nuevo bajado del altiplano cundiboyacense y de Santander por
varios motivos: el destierro de muchos criollos patriotas a partir de la Revolución
de los Comuneros, hasta 1819, el envio de gobernantes y funcionarios con sus
familiares hacia los llanos, el empuje de las empresas de la quina, la dedicación
de los misioneros.
Por último se hallan las migraciones colonizadoras del Siglo XX cuyo origen es
más político, a diferencia del económico del siglo XIX (1830-1899), y muy parecido
al de finales del siglo XVIII y comienzos de la pasada centuria que culmina con la
derrota del imperio español en 1819.
71
Ante todo ello y a pesar de ello, la flor del hombre llanero construyó un modo de
ser, su forma de cantar, la manera de ver lo hermoso de la tierra y particularmente
el proceso del trabajo que se forjó en la vaquería y montando a caballo, una
cultura, su propia e indeleble huella. el joropo, único estandarte eficaz contra la
desnaturalización de las comunidades del Orinoco, un epicentro sobre el cual gira
la cultura popular de la región e irradia un sentido de pertenencia en esas tierras,
de esos hombres y sus circunstancias.
72
2. UN SUEÑO LLANERO DE ESCALINATAS
2.1 ALGO MAS ALLA DE LA MUSICA Y DEL POEMA
73
El trabajo presente se aleja de la paternidad andaluza del joropo, la cual se
controvierte con argumentos de interpretación histórica y musical basados en un
profundo análisis de estructuras, expresiones, formas y contenidos, que las
distancia, sin desear con ello ser peyorativo con la cultura musical de Andalucía, a
la cual se profesa una sincera admiración. Ante versiones anteriores, —de
expertos ilustres y de copiadores impenitentes— que derivan el joropo del
flamenco, se supone que la presente argumentación suscite una enriquecedora
polémica a la cual se estará presto. Desmostrarlo es sencillo, con ayudas
audiovisuales, o con simples comparaciones en vivo y en directo.
74
Supongo que sería adecuado hablar de cultores populares, de intérpretes
populares, y de expertos en cultura popular.
¿Por qué hasta entrados los años de 1950, el joropo, el cuatro y el arpa aún no
llegaban a San Martin? ¿Tampoco a Villavicencio? Allí reinaban el tiple, la bandola
y la guitarra; se interpretaban aires andinos y música europea: mazurcas, valses,
polkas, pasodobles. Y si algún joropo andino "rebalaba", era del estilo del galerón
llanero, de corte bambuquero. Explicable en Villavo; ¿pero en San Martín? Acá se
afirma que la forma violenta como sucede la instalación del asentamiento San
Martinero, genera un tipo de relaciones que excluyen al indígena; sólo el lento
tránsito del tiempo efectúa el mestizaje étnico, mas el cultural se retrasa, frente a
los portentosos logros de mestizaje Casanareño, —Achaguas—, en el cual
influyen, los dos tipos de acceso a las almas de los "irracionales" por parte de las
comunidades religiosas (católicas) que llegaron a los llanos. (Se menciona
Casanare por ser uno de los polos de desarrollo en América de los Jesuitas).
En este caso mucho vá de los hijos de San Ignacio de Loyola a los hijos de San
Francisco de Asís. Los primeros comprendieron que la colonización era
fundamentalmente un problema económico, en tanto que los segundos
consideraron a la inquisición como la única manera de conquistar almas, es decir,
los Franciscanos y Dominicos, a diferencia de los Jesuitas, creyeron que la
conquista era una empresa de clérigos y de militares. (José Carlos Mariátegui,
Perú, Lima 1952).
75
También hubo reducciones Jesuitas en el actual territorio de Arauca en el
Piedemonte (Tame) y en cercanías a las confluencias entre el Cravo Norte y el
Casanare. Allí también surge el joropo, de manos del guahibo.
Es curioso encontrar que en Arauca (ciudad) entrados los años de 1950 tampoco
existiera un vínculo con la cultura mestiza de los Llanos, la cultura del joropo,
como si en Cravo, Tame —Betoyes— y Arauquita -Tunebo- (Miguel Angel Martín
1990). La razón es la misma; Santa Bárbara de Arauca es convertida en misión en
1780, sin mediación ni acciones de la compañía de Jesús. Allí como en San Martín
se instaura un notablato terrateniente al estilo inquisidor de los primeros años de la
colonia, notablato con los valores propios de la corona española, influidos por el
auge del comercio Orinoco-Meta a Europa. En ambos casos el indígena no se
integró al proceso.
EL GENESIS LLANERO
3. JOROPO HIJO DE LA VAQUERIA Y DEL CABALLO
76
caliente, esta danza exquisita y el trabajo cotidiano del costeño? Ninguna; refleja
sí, todo un modo de ser, al igual que ocurre con el bambuco, el torbellino o la
guabina, en la Región Andina de Colombia. El joropo, en cambio, explícita un
modo de ser, un modo de trabajar y de vivir. Lo anterior significa que las
expresiones de la cultura popular no siempre son producto de relaciones de
trabajo predominantes o sobresalientes en las comunidades, lo cual las diferencia
en sus orígenes, pero no las hace mejores o peores. Las surgidas del diario
quehacer tienen un sello particular, una característica y una dinámica que impulsa
la inspiración permanente en la cantera del trabajo y en el acto de vivir bajo ese
designio; allí también ocurren relaciones afectivas de todo orden, que traducen y
alimentan la temática, los ritmos, las coloraturas, el sentimiento interpretativo.
Los aires populares mestizos de los litorales surgen por lo general del predominio
del ritmo, herencia negra, transculturación africana, en ocasiones intacta, pura
desde sus raíces tribales. Por ello su estructura se desarrolla a partir de unos
pilones rítmicos. La interpretación parte del sonido de los tambores, donde el ritmo
es lo esencial, lo primero, lo primigenio, lo originario. Después se sumará la letra y
si es preciso algún mensaje que podrá ser relato de acontecimientos o crónica
lugareña. La voz, los coros, son complementos.
La síntesis, en estos casos, tiene huellas de algún canto indígena o de algún canto
europeo sin que ellos se proyecten intactos, pero que determinan sus particulares
derroteros en el cancionero popular del nuevo mundo.
Así, en la vaquería surge la inspiración con la cual la tarea se vuelve amena, con
la que se construyen versos y coplas, es la cantera de los cantos criollos.
Con el caballo, surge el ritmo llanero, el joropo: sus cascos cuando apenas trotan,
cuando se viaja despacio, cuando se llega, cuando llego, marcan el nacimiento del
ritmo sentimental llanero, tonada o el vals pasaje; con él enamoro; el trote lento
alumbra el romance canción: es el pasaje rítmico; el galope, cuando voy de prisa,
sin afán, queriendo llegar, entonces nace el joropo: y en el galope tendido, surgen
"a golpe" los cantos recios, lo más criollo, es el momento en que voy a ganar, a
demostrar que mi alazán es el más veloz, el mejor para ganadería, el único
compañero de mi fortaleza épica, mi "yo" de macho, de hombre, de llanero. Los
temas son del paisaje sabanero, de la mata del monte y de las distintas
situaciones de los habitantes en contacto con sus semejantes, con los animales o
con la propia naturaleza. La rica temática, muy ligada a lo regional, es infinita. Y
por supuesto, el amor.
78
HUELLAS DE OTRAS RAZAS
4. LOS RASGOS DEL DOLOR
"Changó Changó?
la Loba blanca
un collar de vidrio
un rebaño de hombres" ( 1 ).
79
aborígenes, caribes, guaraníes, incas, mayas, aztecas, chibchas o arawak,
conjugados con castellanos, navarros, gallegos, vascos, catalanes o andaluces, y
enriquecidos con bantús, congoleces, zulús, muntus...
"Pero América
con su sangre
sudores
y sus gritos
—revelóme Changó—
parirá un niño
hijo negro
hijo blanco
hijo indio
mitad tierra
mitad árbol
mitad leña
mitad fuego
La crueldad del desarraigo negro y su impresión inicial de América como una tierra
para su prisión y destierro, eran semejantes a la percepción indígena que nada
80
tenía de mítico cuando contemplaba el holocausto, la violenta expansión del
blanco sobre la naturaleza por siempre en equilibrio hasta su llegada... El aborigen
exclama:
"Cuando los búfalos sean todos masacrados, los caballos salvajes todos
amansados, y los rincones secretos de los bosques inundados por el aroma de
muchos hombres, en dónde estará el matorral? Desaparecido. En dónde estará el
Aguila? Desaparecida. Y qué es decir adiós a los prados y a la casa, el fin de la
vida y el comienzo de la subsistencia? Nosotros tal vez entenderíamos si
supiéramos qué es lo que el hombre blanco sueña, qué esperanzas le transmite a
sus niños en las noches largas de invierno, qué visiones le queman la mente para
que pueda desear el mañana. Pero, nosotros somos salvajes. Los sueños del
hombre blanco están ocultos para nosotros. Y porque tales sueños están
escondidos, nosotros iremos por nuestro propio camino" ( 3 ). El indio entonces,
huyó, se refugió en los bosques de galería, en la selva, deambulando, víctima de
la cacería de hombres, tétrica herencia del colono, voz penosa y secreta de la
hacienda llanera en "la Guahibiada".
Una pregunta que surge de inmediato, es la manera como los indígenas y negros
desposeídos por la Invasión y la Colonia, logran hacer subsistir sus creencias, sus
dioses, sus milenarias tradiciones, y conservar sus usos, frente a la tremenda
81
espada de la inquisición española. Cómo hacen para no perder su identidad? En
"América Latina, largo viaje hacia sí misma", el Mexicano Leopoldo Zea describe
el pensamiento de la Aristocracia Europea y/o española, respecto a la fusión de
culturas: "Mestizar es reducir, contaminar. Por ello las culturas supuestamente
inferiores, como las que esta colonización encuentra en Norteamérica, serán
simplemente barridas y sus hombres exterminados o acorralados. Y lo que no
puede ser barrido, por su volumen y densidad, como en la otra América, Asia y
Africa, será simplemente puesto abajo, en lugar que imposibilite contaminación" (
4 ).
"A partir de estas tres razas, la fusión étnica se expande en todas direcciones,
cada fruto ha bebido agua de tres fuentes,...", sin embargo, y pese a todo, la
realidad que es propia de esta América, se irá ya expresando en los intentos de
yuxtaposición o imitación servil de los modelos impuestos. En los templos
cristianos, levantados sobre teocalis, el demonio que se intentaba desterrar se
mostrará en la interpretación que darán los artesanos indígenas a las órdenes de
conquistadores y evangelizadores" ( 6 ).
82
adorna aún las iglesias levantadas, se hace ver los rostros, y el gusto, por el color
de sus artistas, intérpretes nativos. No hay aquí un panteón para los dioses
Mayas, Aztecas e Incas y otros muchos más; sin embargo, éstos, de una u otra
forma, se hacen expresos y se mezclan en diversas formas de cultura colonial" ( 7
).
Pero Cómo rechazar la verdad del resultado de los cruces raciales? El pigmento
genético de gentío materno o paterno carecería de controversia. Las evidencias
marcadas en las nuevas conformaciones antropomorfas se reflejaban en dejos,
inflexiones, gritos, cantos y bailes también nuevos: otros, los de hoy. Ya en
América, el criollo esculpido con el tiempo, no era ni el español, ni el aborigen
americano o de Africa. Por ello cuando cantó, lo hizo con acento criollo, el nuevo y
maravilloso canto del mestizaje uno para cada paisaje de la geografía. El indígena
que se pudo librar de látigo invasor se aisló, se marginó, se fue a su escencia, al
bosque. Huyó de la barbarie; sus ancestros entregaron huellas y raíces. Y con los
años el campesino americano, fue cantando más duro, elevó su voz con mayor
personalidad; surgieron así muchos cantos, pero cada canto era uno con sellos
indelebles y todos juntos uno solo: La voz autónoma del mestizaje. Europa fue
entonces un importante pero terrible recuerdo y Africa germinó en América. Los
nuevos pueblos iban definiéndose, quitándose el miedo, la pena de reconocerse
como nación —naciones americanas, desafiando con la hermosura de su acento
la violenta represión inicial de la colonia. Las herejías de su alma se tradujeron en
variadas creaciones populares y de un momento a otro, indefinido e intemporal,
adquirieron madurez, un sello de comunidad mestiza, un tatuaje regional único e
indeleble; lo cantarán, lo bailarán primero los hijos de la tierra y lo enriquecerán
sus hijos y los hijos de sus hijos, sin deformarlo, llevándolo hacia formas
universales, permitiéndole interpretaciones urbanas, armonizándolo mejor con
modernos artificios de la música y de la electrónica, pero eso será luego, mucho
después en los albores del siglo de las galaxias, época en la cual las formas puras
de aquel mestizaje originario son cada vez más exóticas, por lo tanto más amadas
y buscadas por los defensores de la cultura pupular y menos comprendidas por el
83
público irredento y masificado de la sociedad de consumo, núcleo urbano
mayoritario amorfo e indefinido.
__________
84
LA EPOPEYA CULTURAL
5. APORTES DE LAS RAZAS
Las razas no arribaron solas. Traían sus propias nostalgias, sus tradiciones
culturales, sus idiomas, recuerdos imborrables de otros sitios, sus mitos antiguos
y/o medievales forjados en distantes territorios, desde aquellos de Mongolia, de
los visires, de los vikingos o de Atila.
Logró así vestigios marcados de identidad que se afirmarán de la mano del joropo
que se esboza -rítmico aún infantil, a fines del siglo XVIII. Al correr el tiempo, en
las noches frías, en los días cálidos, con tormentas o sin ellas, el joropo definirá su
rumbo. En sus letras quedará para siempre el romance castellano.
85
5.1 INSTRUMENTOS MUSICALES
No es cierto como afirma Carpentier "que todas las arpas de América descienden
de un arpa sola que trajo un tal Maese Pedro a Cuba"( 2 ), porque lo primordial fué
la llegada del fabricante y del intérprete, así también ocurrió con los demás
instrumentos. La ruta de acceso fue doble por Venezuela y por Tunja. En "Los
pecados de Inés de Hinojosa" el escritor Próspero Morales Padilla, relata como se
tañía la vihuela y la forma en que llegó a Tunja pasada la mitad del siglo XVI. Esta
vihuela se convierte en el cuatro llanero al llegar a Casanare. Pero naturalmente,
no fué esa la única que llegó, ni Jorge Voto el único intérprete.
La bandola llanera, que hoy se conoce con sus cuatro cuerdas que se ejecutan
como "instrumento mayor" ("melódico") evolucionó de la bandurria y del bandolín
españoles e italianos. Primero fué encargada de dar los bajos de
acompañamiento; de ahí su nombre, pin-pon. Luego llegó la forma llanera de
interpretarla combinando melodías y bajos con ayuda de plumilla de gran
86
resistencia. Su evolución física le proporcionó como pin-pon dos aberturas
circulares en la tapa (una más grande que la otra) y luego los constructores les
colocaron una sola y le agrandaron la caja de resonancia.
Igual ocurrió con los capachos que antes eran las maracas indígenas, más
grandes y como sus pepas interiores. Su ejecución también evoluciona hasta
límites de la exhibición de habilidades y esta evolución es relativamente próxima
porque ocurre en los últimos 30 años.
Existen otros instrumentos de poco uso: el furruco (en el Huila es la puerca) que
es de percusión y semeja un bajo mixto entre cuerda y tambor; su sonido se
produce por fricción. El guitarro con sus cuatro órdenes encordado de modo
diferente e interpretado con plumilla como instrumento mayor. El bandolin se
conserva intacto, al punto que para adquirirlo es preciso importarlo de Europa. Es
un instrumento mayor y su ejecución es parecida a la de la bandola llanera,
aunque con sonido diferente, metálico (tiene encordado metálico), con cuatro
órdenes.
Por ello el joropo no se crió de torbellino, como tampoco los ecos del "cante jondo"
Andaluz —como se cree y se pregona-. son sus progenitores. Nada tienen que ver
las sevillanas, de corte romántico renacentista, las "seguiriyas" flamencas, con un
pasaje o un pajarillo y menos con el "escubillado" compañero de una llanera. Acá
el zapateo pata al suelo o cotiza es casco de caballo, relinchar de potra en celo,
arranque de potro coleador. Allá el ritmo responde a herencias moras, a giros
gitanos, venidos de tiempos remotos y lugares árabes desconocidos. Acá es ritmo
de caballo, tarea de la vaquería, jornada sabanera.
88
Sus argumentos son simplistas y se limitan a un enunciado, a una afirmación sin
sostén alguno, producto de la flamencología esnobista. ¿De cuál aire musical
andaluz tiene la herencia? ¿De todos? Entre ellos existen diferencias sustantivas
de tonalidad, cromatismo, modulación, etc. Veamos una versión española
importante que a juicio de este contexto es dudosa, lo cual no significa que el libro
del padre Ricardo Sabio carezca de mérito y de valía, como descripción y
recopilación.
"En Andalucía se fundieron muchas razas. Conoció las más antiguas culturas de
Europa. Gaditanos, Iberos, fenicios, romanos, árabes, pasaron por allí. Andaluces
fueron los que poblaron los Llanos Orientales de Colombia. Y los bailes de Llano
son el aire, la gracia, el salero, el calor de los bailes de Andalucía. Un joropo es
todo el jaleo de las danzas gitanas de los corrales de Albaicín y de las Cuevas del
Sacromonte" ( 3 ). Con anticipación Fray Pedro Fabo había dicho: "Cuando ola
estas composiciones llaneras, que por lo general, son cortas, recordaba yo el
romance morisco... el carácter soñador y el chispeante donaire que legó a los hijos
de Andalucía"( 4 ).
Para ello hay que convivir en esos pueblos y compartir con sus gentes la vida
durante algún tiempo.
Estas versiones son repetidas —con la simple cita— como válida, por algunos
autores e intérpretes colombianos. En definitiva, aún no nos hemos librado del
peso de la colonia; no nos hemos atrevido a escribir nuestra propia historia.
Permanecemos perplejos ante el mundo. Los argumentos siguientes controvierten
la aseveración de la paternidad andaluza del joropo.
Eran las voces de los califas, de los visires, de los judíos, de los árabes. No eran
de Africa rítmica, ni de Africa negra. Eran de España? Sin duda alguna, pero no
venían de Andalucía, estoy seguro; esa sospecha nos la confirmaron varios
colombianos andinos y costeños a quienes les invité a escuchar aquella canción y
otras más también gitanas "Ciganski"
Para muchos visitantes, los viajes por Andalucía, los incita a ser flamencómanos
incipientes —pienso, iluso, que mis conocimientos son más maduros que los de
90
miles de turistas que por allá deambulan con la fantasía siempre frustrada de una
aventura erótica con alguna gitana— jamás les harán sentir aquellos gritos
heróicos de las canciones del mestizaje yugoslavo en la interpretación de un
gitano. Quizá esas canciones vengan de fuentes más puras que las del mestizaje
español que vino a América. Y confieso, que comprendemos de modo peculiar y
con experiencia musical el Cante Jondo, el Cante Grande... Hondo
verdaderamente hondo, más que todos los pozos y todos los mares que rodean el
mundo, mucho más hondo que el corazón actual que lo crea y la voz que lo canta,
porque casi es infinito. Viene del primer llanto y del primer beso"( 5 ). Es quizá lo
más andaluz dc Andalucía, lo más conocido y universal, lo más difícil de
interpretar sino se es gitano andaluz, porque aquellos de Yugoslavia o de Hungría
ignoran el Flamenco o Cante Chico y los cantos populares andaluces; la primera
como interpretación menos pura aunque popular —del cante jondo, la segunda
como una versión diferente y mas «culta" de Andalucía, cantes que con el tiempo
se ala-menearon y cuya raíz es particular. Algo así-raíces distintas— como
Torbellino y Bambuco en relación a la Cumbia o al Porro, en Colombia. Se trata
pues de ubicar el flamenco, sin denigrar de él, para ilustrar el lector respecto a sus
particulares influencias, hacer notorias sus peculiaridades con el propósito de
perfilar los cantos llaneros, en lo referente a su origen.
__________
91
(1) Manuel Zapata Olivella.Fragmento de "Changó el gran putas".Editorial Oveja
Negra.
92
6. DE CASTILLA AL LLANO
La empresa de la llamada conquista fue obra de la nobleza de Castilla, de Navarro
y de Aragón. Para los americanos de entonces fue una Invasión. Hoy se reconoce
la validez del argumento. Los frailes misioneros que viajaron al Orinoco como
Gumilla, eran catalanes, vascos o extremeños, no andaluces.
Los jesuitas que llegaron a los Llanos y constituyeron las Reducciones tampoco
eran andaluces. Es posible que algunos miembros de la soldadesca de Federmán,
o Quesada lo fueron. Pero en manera alguno los 70 soldados de Hernán Pérez de
Quezada ni los 500 de Ordaz en 1531, iban a realizar el fenomenal transplante
cultural de una comarca sometida en el proceso de consolidación del reino
español como lo era Andalucía, a los llanos del Orinoco. La mayor parte de los
españoles se asentaron en la zona Andina y casi ninguno viajó a los Llanos. Con
el tiempo, algunos criollos se fueron allí, huyendo de persecusiones del Virreinato.
7. JOROPO Y FLAMENCO
93
mover con ductilidad sus manos; vestidos de luces y colores que ciñen las formas,
y la danza, casi copiando rituales árabes, no europeos. La hembra zapatea, sí la
hembra de Andalucía.
En el baile del joropo hombre y mujer están sujetos jamás sueltos. La mujer
sumisa, escubilla, acompaña y el hombre zapatea a galope tendido si es un aire
recio y a trote si es un pasaje o un joropo lento. El hombre se viste con traje de
vaquería, la mujer como una campesina corriente, sin lujo alguno, sin mostrarse.
Las manos juntas, sin arabescos. El bandolín y el arpa que se asentaron en el
Llano vienen de la otra Europa (Alemania?) y de España feudales, más no de la
España andaluza, donde la reina es la guitarra fuerte, melódica, con escalas
simples, coronadas por arpegios seguros, rasgueando todas las cuerdas.
Guitarras y palmas, instrumental flamenco. La voz, el padre. El ritmo del Cante
Jondo es bien distinto al joropo.
Algunos autores, entre ellos el Maestro Miguel Angel Martín y Guillermo Abadía
Morales, afirman que la voz "Joropo" viene del árabe, pero carecen dc razones
sólidas para afirmarlo.
El fenomenal drama del mestizaje puede retratarse en el episodio que relata Uslar-
Pietri: "Un niño como el Inca Garcilaso, que había de ser uno de los mayores
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escritores de lengua castellana de su tiempo, nació y se formó en una casa del
Cuzco donde su padre, el capitán Garcilazo de la Vega, con sus compañeros de
armas, sus frailes y sus letrados, ocupaba un ala de la casa hablando de cosas de
Castilla y de Almería desde un punto de vista de castellano viejo transplantado,
mientras en la otra ala su madre, la ñusca incáica Isabel Chimpu Ocio, estaba
reunida con sus familiares, miembros de la familia real del último Inca, que en
quechua rememoraban sus anales y sus pasadas grandezas" ( 2 ).
10. LA MAGIA
"Se pensaba que cada acto y cada gesto ponían en juego las fuerzas invisibles de
la vida... Los actos -que eran generadores de fuerzas— no podían ser sino rituales
para no perturbar en lo más mínimo el equilibrio de las fuerzas sagradas del
universo, del cual el hombre, según la tradición, era al mismo tiempo gerente y
garante" ( 3 ). Los indígenas llaneros como todos los pueblos americanos, tenían
concepciones míticas del tiempo, del espacio, de los fenómenos naturales, de las
plantas y los astros. Lo sagrado afroindígena se manifiesta en la imaginaría
popular ritualizada en diversos actos cuyo caracter une lo profano con lo sagrado
lo cotidiano con lo mágico: Rezar el ganado con lo cual se le quitan las gusaneras;
cortar el agua -pesca- con un machete posterior al uso del barbasco (sombra de
guahibo); los velorios de santos propios de la fiesta pagana-religiosa mestiza de
San Pascual Bailón; las lloras de difuntos característicos de velaciones de adultos;
los cantos polifónicos de angelitos para velar a niños, sin ninguna duda polifonía
extraeuropeos afro-indígena mestiza "similar a la usada por los negros del Chocó
95
y del litoral Pacifico", afirma Octavio Marulanda ( 4 ), tintes africanos. Algunos
"joropos-rituales" llevan instrumentos. Los cantos —Sin acompañamientos y a
garganta limpia—, los de becerreo y los de cabresteo, denominados globalmente
cantos de vaquería y los de ordeño y vela en el encierro, tienen sabores míticos,
colores mágicos, huellas del burundú burundá y del "guahibo". En ello nada—
salvo el idioma-es europeo. Creencias y rituales son africanos e indígenas y
podríamos afirmar que tienen huellas negroides más marcadas.
Todos esos cantos y rituales son joropo, se hacen en un joropo o dan lugar a un
joropo. De ahí surge la idea en el joropo viajaban las voces de los dioses
escondidos de los indios y los negros, como en el barroco de las iglesias
coloniales donde el artesano incluyó a los dioses incas o mayas. Un ritual
completo se expresa en las Cuadrillas de San Martín. Las cuadrillas son de origen
europeo; allí eran juegos medievales muy coloridas y sonoras; hoy se conservan
en España, Alemania, Italia y otros paises. Pero como balet ecuestre, acá se
convoca cada 11 de Noviembre.
El aspecto musical del joropo reúne muchos golpes según las combinaciones
tonales que son múltiples y que pueden en la improvisación incrementarse más.
La copia romancera, copla relancina se resuelve en el golpe con rima consonante
bajo cualquier terminación y la puede cantar un coplero o más en el contrapunteo.
Los golpes más conocidos son: Gaván, Seis por derecho, San Rafael, Pajarillo,
Quirpa, Seis corrío, Merecure, Periquera, Zumba que Zumba, Juana Guerrero,
Chipola y joropo propiamente dicho.
Otros golpes criollos son: Pájaro, Araguato, Guacaba, La Mala, Vaca Cachicama,
Los Diamantes.
Existen otros golpes que podríamos señalar como llaneros, entre ellos la Gaita
Zuliana y el Polo Magariteño, de usos más extendidos en Venezuela con múltiples
variaciones.
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Los ritmos suaves de pasaje no son considerados como golpes, a pesar de ser
hermanos. El golpe alude a lo criollo, a lo necio, a lo apretado.
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furruco o la zambomba entendieron que su función de persecusión la asumía con
lujos el capacho y los bajos de la pin-pon, de la bandola llanera o del arpa. Por
todo ello, el joropo es grande, también pequeño. Y en toda circunstancia es una
palabra mayor.
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