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Comienzos

Hipocrates.

La primera escuela de medicina conocida de la Antigua Grecia abrió en la ciudad de Gnido cerca
del año 700 a. C. Alcmeón de Crotona, autor del primer trabajo conocido de anatomía, trabajó en
esta escuela y además fue el lugar donde se estableció la práctica de la observación de pacientes.
Hipócrates, el padre de la Medicina estableció su propia escuela de medicina en Cos.

Muchas de las sustancias que usaban los antiguos egipcios en su farmacopea, fueron exportadas
a Grecia y su influencia aumentó tras el establecimiento de una escuela de medicina griega en
Alejandría.

Hipócrates y la medicina hipocrática


Hipócrates fue el primero en afirmar que las enfermedades eran causadas por elementos
naturales. La existencia del juramento hipocrático implica que esta «medicina hipocrática» era
ejercida por un grupo de profesionales médicos vinculados, al menos entre ellos mismos, por un
estricto código ético. Los aspirantes a estudiante de medicina, que normalmente pagaban una
tasa para su formación, y entró en una relación virtualmente familiar con su maestro. Esta
capacitación incluía algunas instrucciones orales y, probablemente, una experiencia como la de
ayudante del profesor, ya que el juramento da por supuesto que el estudiante tenía cierta
interacción con los pacientes. El Juramento también pone límites a lo que el médico puede o no
hacer y sugiere la existencia de otra clase de profesionales especialistas, tal vez similar a los
cirujanos.

Los tratados hipocráticos o Corpus hippocraticum contiene los textos esenciales de su escuela de
medicina. Aunque muchos de los textos no fueron escritos por Hipócrates, en la actualidad
muchas estudiantes creen que esos textos fueron escritos por una serie de autores de diversas
décadas y tal vez siglos. Pero es imposible de determinar que textos fueron escritos por
Hipócrates y cuales por otros autores.
Una de las características de la medicina hipocrática es la teoría de los cuatro humores, que
esta relacionada con la teoría de los cuatro elementos (propuesta por Empédocles).
También, Hipócrates y algunos contemporáneos acordaron que las enfermedades se
encontraban en la sangre, por lo que empezó la práctica de extraer un poco de sangre de
los brazos de los pacientes, pero en la mayoría de los casos se les recetaban diferentes
hierbas, algunos ejemplos son:

El equilibrio entre los cuatro humores es igual a salud, según Hipócrates.

• Eufrasia: era utilizada para enfermedades ópticas.

• Hisopo: Hipócrates la prescribía para la tos, la bronquitis y otras infecciones.

• Candelaria: se usaba para combatir la tos (todavía se sigue usando).

• Agripalma: se pensaba que aliviaba las enfermedades cardíacas y el dolor producido


por el parto.

• Cerraja lisa: supuestamente aliviaba los malestares del estómago y las picaduras de
escorpión.

También en Grecia surgieron las primeras operaciones, que eran poco comunes y se
realizaban sin anestesia (y con instrumentos simples). Eran muy dolorosas y casi todos los
pacientes morían por infección o conmoción.

A pesar de todos los avances de en medicina y la práctica de deportes en los gimnasios, el


promedio de vida era muy bajo; los hombres vivían, en general, hasta los 44 años y las
mujeres hasta los 35.

Hipócrates es considerado el primer médico que rechazó las supersticiones, leyendas y creencias
populares que señalaban como causantes de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales o
divinas.[19] Los discípulos de Pitágoras lo consideraban el hombre que unió la filosofía y la
medicina.[20] Separó la disciplina de la medicina de la religión, creyendo y argumentando que la
enfermedad no era un castigo infligido por los dioses, sino la consecuencia de factores
ambientales, la dieta y los hábitos de vida. De hecho, no hay ni una sola mención a una presunta
enfermedad mística en todo el Corpus hipocrático.[21] [22] Pese a estos avances, Hipócrates trabajó
con muchas convicciones basadas en lo que hoy en día se sabe que era una anatomía y una
fisiología incorrectas, como por ejemplo la creencia en los cuatro humores.[23] [24] [25]
Las escuelas de medicina de la Grecia Clásica estaban divididas en dos tendencias fundamentales
respecto a cómo se tenían que tratar las enfermedades. Por una parte, la escuela de Cnido se
concentraba en el diagnóstico, mientras que la de Cos se centraba en el cuidado del paciente y el
pronóstico. En general, la medicina de la época de Hipócrates desconocía muchos aspectos de la
anatomía y la fisiología humanas, a causa del tabú griego que prohibía la disección de cadáveres.
[19]
Por lo tanto, las enseñanzas de la escuela cnidia, que tenían una gran valía en el tratamiento de
enfermedades comunes, no eran capaces de determinar qué provocaba enfermedades con
síntomas poco conocidos.[26] Por su parte, la escuela hipocrática o de Cos tuvo más éxito
aplicando diagnósticos generales y tratamientos pasivos y fue capaz de tratar enfermedades de
manera eficaz, lo que permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.[27] [28]

La medicina hipocrática y su filosofía se alejan bastante de la medicina actual, en la que el


médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado, tal como lo promovía la
escuela de Cnido. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha
provocado que el médico de Cos recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos, siendo la
pasividad del tratamiento hipocrático el objeto de algunas denuncias especialmente críticas; por
ejemplo, el médico francés M. S. Houdart se refirió al tratamiento hipocrático como «una
meditación sobre la muerte».[29

Los Tratados Hipocráticos (Corpus hippocraticum), son un conjunto de unos cincuenta escritos
médicos que abarcan más de mil páginas y que se han atribuido clásicamente a Hipócrates, el
padre de la medicina contemporánea. Están escritos en dialecto jónico y su gran heterogeneidad
de estilo y teorías médicas han llevado a pensar que se trata de una compilación perteneciente a
la "escuela hipocrática", más que a un sólo hombre. la mayor parte de estos escritos fueron
redactados entre los siglos V y IV a. C.

Son una recopilación de los 70 escritos de Hipócrates realizada por sus discípulos. Actualmente
se sabe muy poco de estos escritos, debido a que se perdieron en la historia y solo se conoce de
su existencia gracias a Sorano de Éfeso.
LA MEDICINA EN LA GRECIA ANTIGUA

La medicina de la Grecia antigua tenía una base mágico-religiosa, como puede verse en los
poemas épicos La Ilíada y La Odisea.
En ambos poemas los Dioses están conviviendo con los humanos, de tal manera que
compiten, pelean, e incluso se enamoran entre si. El dios griego de la medicina era

Asclepíades y gran parte de la medicina antigua de Grecia se basaba en rendirle culto.


Algunas de las mejor conservadas y más majestuosas ruinas griegas se relacionan con este
culto. En Atenas y en otros muchos sitios más existen recintos, templos y museos enteros
que con su pura existencia demuestran la gran importancia que los griegos antiguos daban
a este Dios. Los pacientes acudían a los centros religiosos dedicados al culto de Aslepíades,
en donde eran recibidos por médicos sacerdotes que aceptaban las ofrendas y otros
obsequios que traían, anticipando su curación o por lo menos alivio para sus males.

En Pérgamo y en otros templos los enfermos dejaban sus ropas y se vestían con túnicas
blancas, para pasar al siguiente recinto, que era una especie de hotel, con facilidades para
que los pacientes pasaran ahí un tiempo. En Epidauro las paredes estaban decoradas con
esculturas y grabados en piedra, en donde se relataban muchas de las curas milagrosas que
había realizado el dios; los pacientes aumentaban sus expectativas de recuperar su salud
con la ayuda de Asclepíades. Cuando les llegaba su turno eran conducidos a la parte más
sagrada del templo, el abatón, en donde estaba la estatua del dios, esculpida en mármol y
oro. Ahí se hacían las donaciones y los sacrificios, y llegada la noche los enfermos se
dormían, sumidos en plegarias a Asclepíades en favor de su salud; en otros Santuarios los
enfermos llegaban directamente al recinto sagrado y ahí pasaban la noche.

En este lapso, conocido como incubatio por los romanos, se aparecían Asclepíades y sus
colaboradores (sus hermanas divinas, Higiene y Panacea, así como los animales sagrados,
el perro y la serpiente) se acercaban al paciente en su sueño y procedían a examinarlo y a
darle el tratamiento adecuado para su enfermedad. En los orígenes del culto prevalecían los
encantamientos y las curas milagrosas, pero con el tiempo las medidas terapéuticas se
hicieron cada vez más naturales: las úlceras cutáneas cerraban cuando las lamía el perro,
las fracturas óseas se consolidaban cuando el dios aplicaba férulas y recomendaba reposo,
los reumatismos se aliviaban con baños de aguas termales y sulfurosas, y muchos casos de
esterilidad femenina se resolvieron favorablemente gracias a los consejos prácticos de
Higiene.

En la Grecia antigua, el médico o iatros era un sacerdote del culto al dios Asclepíades, y su
actividad profesional se limitaba a vigilar que en los santuarios se recogieran las ofrendas y
los donativos de los pacientes, se cumplieran los rituales religiosos prescritos, y quizá a
ayudar a algún enfermo incapacitado a sumergirse en el baño recomendado, o a aconsejar a
una madre atribulada sobre lo que debía hacerse para controlar las crisis convulsivas de su
hijo. Aunque el iatros era el equivalente del brujo o chamán de la medicina primitiva, del
asu asirio, del snw egipcio y del tícitl azteca, sus funciones estaban mucho más restringidas
que las de sus mencionados colegas, porque él pertenecía a una sociedad mucho más
estratificada y a una disciplina profesional mucho más rigurosa.

En los museos de Éfeso, Pérgamo, Epidauro y Atenas (y en muchos otros museos griegos),
y también en el Museo del Louvre, en París, en el Museo Británico, en Londres, en el Museo
Alemán, en Munich, en el Museo de San Carlos, en México, y seguramente en muchos otros
museos de otros piases del hemisferio occidental, hay hermosas estatuas de Asclepíades, el
antiguo dios griego de la medicina, que se conoció como Esculapio entre los romanos. En mi
efigie favorita aparece como un hombre atlético y maduro, con pelo y barba rizados, apenas
cubierto por su túnica y recargado en un caduceo en el que se enrosca una gruesa
serpiente. Su imagen es claramente primitiva y no hay duda de que pertenece a un mundo
ya desaparecido desde hace muchísimo tiempo.

Sin embargo, su influencia en el ejercicio de la medicina duró más de 1 000 años, en vista
de que se inició en el mundo antiguo y se prolongó en la Grecia clásica, se mantuvo en la
época de Alejandro Magno, siguió durante Imperio romano y con él llegó hasta el Medio
Oriente, en donde persistió hasta los principios de la Edad Media, después de la caída del
Imperio bizantino y con la conquista de Constantinopla por los árabes. Durante todo este
prolongado lapso las ideas médicas mágico-religiosas de los asclepíades y las práctica
asociadas con ellas prevalecieron en el mundo occidental, o por lo menos coexistieron con
otros conceptos y manejos diferentes de las enfermedades, que fueron surgiendo con el
tiempo pero que no tuvieron la misma fuerza para sobrevivir. Uno de ellos fue el sistema
médico asociado con el nombre de Hipócrates de Cos, quien vivió a principios del siglo V
a.C. y revolucionaría la medicina a una ciencia.
LA MEDICINA EN LA GRECIA CLÁSICA

Platón se refiere a Hipócrates como un médico perteneciente a los seguidores de


Asclepíades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contemporáneos, eso es
todo lo que se sabe de él. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia
Con uno de los descubrimientos más importantes en toda la historia de la medicina: que la
enfermedad es un fenómeno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se
basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicería, o la
posesión del cuerpo del paciente por un espíritu maligno, o la pérdida del alma, o varias
otras cosas mas, que tienen todas un elemento común: se trata de fenómenos
sobrenaturales. De hecho, ésa es la razón por la que 105 antropólogos la conocen como
medicina primitiva. Pues bien, la tradición ha consagradas a Hipócrates como el defensor del
concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se
encuentran en el ámbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el
sitio geográfico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que
data del siglo V a.C., el autor dice:

Voy a discutir la enfermedad llamada "sagrada". En mi opinión, no


es más divina o más sagrada que otras enfermedades, sino que
tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la
inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su carácter
peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son
incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al
emplear el método sencillo para su curación que adoptan, que
consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a
considerarse divina nada más porque es asombrosa, entonces no
habrá una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostraré
que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y
sin embargo nadie las considera sagradas.

La postura de la escuela hipocrática, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las


enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurrió en el vacío. Desde un
siglo antes algunos filósofos del mundo griego habían empezado a intentar responder
preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como
precedieron a Sócrates se les conoce en su conjunto como los filósofos presocráticos. Los
primeros surgieron en Mileto, un próspero puerto en el Egeo (hoy en Turquía), que entonces
poseía una población internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos,
egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterráneo. Los filósofos eran hombres
libres, estudiosos de la astronomía, la geografía y la navegación, e interesados también en
la política. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus
causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero excluían a
la mitología, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien
predijo el eclipse del año 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A
la pregunta: "¿De qué está formado el Universo?", Tales respondió: "De agua."

Era una respuesta basada en su experiencia, pues había estado en Egipto y observado la
forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto.
Tales asoció el agua con la vida y le pareció que era el elemento que podía dar origen a
todo lo demás. Una generación más tarde, Anaximandro contestó a la misma pregunta
señalando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia más
primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al
aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro filósofo
contemporáneo, su discípulo Anaxímenes, opinó que la sustancia que forma todas las demás
del Universo es el aire, y que lo hace a través de los procesos de condensación y
rarefacción.

Había otras muchas teorías para explicar varios fenómenos naturales, como los truenos y
los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre sí pero
todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y
sin la participación de los dioses. De modo que cuando los médicos hipocráticos empezaron
a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales
ideas ya no eran extrañas.

Pero hay otro antecedente histórico del concepto natural de las enfermedades, que
probablemente también influyó en la postura opuesta a lo sobrenatural de los médicos
hipocráticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 años antes para
explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se
generaba un principio patológico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a través
de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre sí, y de
producir trastornos más o menos graves en ellos.
Este principio se conoció como wdhw y quizá representa el primer intento en la historia de
la cultura occidental de explicar varios síntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda
de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente
imaginario, pero en este caso la imaginación se mantuvo dentro de lo posible en el mundo
de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes
basaron gran parte de sus medidas profilácticas y terapéuticas en ella: los snw
recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la
aparición de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con
mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pasó de Egipto a la Grecia antigua, y sus
resonancias influyeron a los médicos hipocráticos.

HIPÓCRATES

Tradicionalmente se considera a Hipócrates de Cos el "padre de la medicina" y se le atribuye


la autoría del llamado Juramento hipocrático, de un popular libro sobre Aforismas, de cierto
número de los textos que forman el Corpus Hipocraticum, así como el hecho de insistir en la
observación como base de la práctica clínica, o sea el método hipocrático. Pero la verdad es
que se sabe muy poco del Hipócrates histórico, excepto que vivió en el siglo V a.C., que era
originario de Cos, que era un médico reconocido y miembro de los asclepíades, que tomaba
alumnos y les enseñaba el arte de la medicina; todo lo demás que se dice de Hipócrates es
leyenda. Desde luego, el Juramento hipocrático es un documento de origen pitagórico, los
Aforismas son una colección de consejos y observaciones médicas que se han ido
acumulando a lo largo de siglos, y el Corpus Hipocraticum es una colección de cerca de 100
libros sobre medicina que se escribieron en forma anónima durante los siglos V y IV a.C.,
algunos hasta probablemente después.
El contenido de estos textos es muy variable, algunos son teóricos y muy generales, otros
tratan de distintos aspectos especializados de la práctica médica, otros de cirugía, y otros
más son series de casos clínicos breves sin conexión alguna entre sí. Como era de esperarse
en una colección tan heterogénea, hay distintas teorías para explicar los mismos fenómenos
y numerosas contradicciones, no sólo entre distintos libros sino hasta en un mismo texto.
Hasta el siglo pasado se creía que varios de ellos (los más antiguos) habían sido escritos por
el propio Hipócrates o sus discípulos directos, pero investigaciones más recientes han
demostrado que tal creencia es infundada. Lo que el Corpus Hipocraticum sí representa es
un resumen del ejercicio entre los griegos de un tipo de medicina, que puede llamarse
racional, a partir del siglo V a.C. y hasta el ocaso del helenismo.

Al mismo tiempo que la medicina racional, en la Grecia clásica persistió la práctica de la


medicina primitiva o sobrenatural, ejercida por los iatros especializados en los templos de
Asclepíades, y al mismo tiempo otra medicina todavía más primitiva, a cargo de magos y
charlatanes itinerantes, demiurgos que iban de ciudad en ciudad anunciando sus pócimas
maravillosas y prometiendo toda clase de curaciones y milagros. De hecho, algunos de los
libros del Corpus Hipocraticum fueron escritos para combatir a los que practicaban esa
forma de medicina, ya que en Grecia no había reglamentación alguna del ejercicio
profesional. Tampoco había escuelas de medicina, de modo que si un joven deseaba
hacerse médico buscaba a un miembro distinguido de la profesión que lo aceptara como
aprendiz; la regla era que fuera admitido a cambio de una remuneración, con lo que el
maestro quedaba obligado a impartirle su ciencia y su arte al alumno durante el tiempo que
fuera necesario.

http://html.rincondelvago.com/hipocrates.html

http://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20070529171933AA8oCIq

http://www.portalplanetasedna.com.ar/medicina01.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_en_la_Antigua_Grecia

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